Mensaje del 12 de Agosto de 1998
“Yo soy el camino, la verdad y la vida, quien me sigue no se perderá”.
Mensaje del 12 de Agosto de 1998
Habla Artemio:
12 de Agosto de 1998, decíamos que cada uno siente sus dolores como los más grandes dolores, aunque sean muy pequeñitos, pero es su dolor y no podemos conciliar Señor fácilmente por eso a veces uno no es que se confunda sino que uno no puede explicarse y explicarlo por qué pasan tantas cosas, por qué a mí dicen la gente, ahora nadie dice: por qué no a mí, pero todos dicen por qué a mi, entonces viene todo el lineamiento de que yo tengo mala suerte, Señor yo no tengo mala suerte, a mi me va de una manera, en todo caso estoy pagando cosas viejas de otros pero en esa mala suerte, buena suerte no tiene nada que ver vos Señor, a vos te dolerá tanto como a mí aquellas cosas que no me salen a mí. Por qué a mí me tocó dos niños infradotados, por qué, cómo analizar Señor que ese niño infradotado también es un fruto del amor, cómo plantear el matrimonio Señor para decir este niño también fue concebido por amor y nació en esas condiciones, entonces el problema sería hasta dónde alcanza mi amor.
Y así en todo Señor, se vuelve muy confuso, teóricamente no pero en la práctica Señor, ante el dolor concreto de alguien, no es que uno quiera darle un soncuelo, lo que uno quiere hacer es decirle lo que vos le dirías Señor, eso es lo importante, cómo alguien hoy le dice a la señora: salí afuera que quiero hablar en privado con el Señor, yo hace muchos años que tengo ganas de suicidarme, pero no dijo la palabra suicidarse, hizo como si se gatillara la sien y yo le dije: bueno, sentate, a ver decime por qué, ¿no te quiere tu señora, tus hijos?, sí, ¿tenés problemas, de qué tipo?, no, dice no tengo, yo solo tengo miedo de fundirme, le digo: ¿y sos propietario de muchas cosas?, y sí, tengo tres mil hectáreas, 1500 cabezas de ganado y siguió enumerando cosas, le digo: ¿y por qué tenés miedo de fundirte con todo eso?, y porque me costó tanto hacerlo que no podría tolerar vender un pedacito para pagar las deudas, entonces vos te preguntas: ¿cómo hacer para sacar de la mente de ese hombre esa escala de valores que durante tantos años lo vino carcomiendo, cómo hacer, entonces vos vas a tu mente y a tu corazón y decís: Jesús, qué le digo o qué le querés decir vos a este hombre, Dios por testigo que estoy diciendo la verdad y no estoy inventando un cuentito, no me puedo sacar esa idea de la cabeza de gatillarme porque tengo miedo de fundirme, todo lo demás no me importa, la salud, todo se arregla, bueno, yo ensayé las mejores palabras, no sé cómo se habrá ido, no tengo la menor idea pero Señor ahí está el problema fundamental, ¿qué decirle a un hombre Señor ante una proposición semejante?, ¿qué?, ¿qué decirle Señor?, entonces uno piensa en ese momento, cuántos tendrían que estar oyendo a los hombres que quieren y buscan a alguien para decirle un secreto de esa naturaleza y aunque uno nunca se cree indispensable pero uno se quiere un poquito y uno se pregunta: cuando yo no esté más ¿quién va a escuchar a estos hombres que quieren decirle algo a alguien que le tienen total confianza?, uno se quiere un poquito y piensa por ahí adentro: cuando yo ya no esté ¿quién va a escuchar?, porque este hombre lo que necesita es que alguien lo escuche porque ni siquiera su señora y lo guardó durante años, siempre, todos los días viendo la posibilidad de terminar con su vida. Entonces en ese momento uno piensa: Señor, multiplicame en cientos, es decir, que haya otros Señor también que hagan lo mismo que hace uno, no porque uno se considere indispensable sino porque uno quiere que haya otros también a la que la gente le tenga confianza como para revelarle un secreto de esa naturaleza.
La historia puede continuar con que él se suicide o no, ese es un problema aparte pero en ese momento el desafío del Señor es qué le decís a este hombre para que se vaya en paz, ese es el planteo y el planteo está no qué le digo yo sino qué le decís vos Señor a este hombre porque mi palabra es débil pero la tuya es la única que puede calar hondo y no es cuestión de dorar la píldora decir: pero no fijate, pero fijate, no, nadie es estúpido, nunca crean que los demás son estúpidos porque nadie hay estúpido, todo el mundo tiene la luz suficiente para entender si la persona que tiene adelante está dorando la píldora o le habla con el corazón, nunca consideren a nadie estúpido porque pueden llevarse serias sorpresas.
Por eso Señor, por eso y como conciliar eso Señor con todas las necesidades que uno tiene, de todo tipo, incluso necesidades para hacer una obra más completa con ese hombre, hasta el mismo tiempo es corto Señor, entonces vos te preguntás en lo más íntimo: tienen que reproducirse todas las personas que con amor escuchan a los demás, tienen que reproducirse, para que cuando uno el día de mañana cierre los ojos sepa que quedan otros que van a seguir escuchando ese tipo de confesiones, esto Señor se lo digo a mis hermanos como una invitación a largarse de cabeza a la pileta aunque no tenga agua.
Ten piedad de mí Señor, ten piedad de mí Señor, porque a pesar de toda mi nada Señor usarás mis ojos, mis manos, mi corazón y mi mente y todo para llevar tu mensaje a los otros, tené compasión de mí Señor porque vos sos como el sol y uno es como el prisma, dichosos si tenemos el prisma lo suficientemente claro como para que la luz que viene de vos salga de él y llegue a los demás como debe llegar. Ten compasión de mí Señor, ten compasión de mí Señor y no me abandones nunca Señor, cúbreme con tu Sangre Preciosísima para que nunca te defraude Señor, para que nunca puedan hacerme daño, para que nunca falte a tu palabra, para que nunca te falle Señor porque si hay algo que uno no quiere Señor es estafarte y qué sería la estafa Señor y es muy simple, vos nos das todo tu amor en tu Misericordia, todo y uno es posible que reparta nada más que pedacitos y no todo como lo das vos porque uno es torpe, uno es apurado, uno es imprudente, uno es orgulloso, uno tiene soberbia, uno es un ser humano Señor, cómo hacer Señor para que la luz que viene de vos y al pasar por mi prisma llegue a los demás tal como vos querés que llegue Señor.
Y para esto no es cuestión Señor de tanta cantidad de gente que pase por la vida de uno, no, a veces pueden ser uno o dos o cinco que son los que tal vez se relacionan con uno por ser familia o lo que sea, vos Señor ponés a mi alcance no una cuestión de cantidad sino una cuestión de qué le digo, qué hago con mi hijo, qué hago con mi esposo, cómo debo hablarle, qué debo decirle, en qué momento debo decírselo. Señor, ten compasión de mí Señor por las veces que te he estafado y no me presté a que tu amor se repartiera realmente como vos querés que se reparta Señor, ten compasión de mí Señor que soy poquito, precario, como vos decís un gusanito Señor, ten compasión de mi Señor, ten compasión de mí.
Jesús ya está acá, con su Madre, la Madre Teresa y Maximiliano Kolbe, Maximiliano es muchos más chico de lo que yo creía y mucho más delgado, Jesús todo lo nuestro gira alrededor de lo que vos venís a decir, tu palabra nos sustenta y nos alienta para continuar Señor, qué nos vas a decir hoy Señor, estás vestido con una túnica como en la estampa esa de Jesús que sana, no se ve tu Corazón ni nada, tu túnica es casi color crema.
Háblanos Señor, háblanos, vos nos has sentido hablar antes, durante y ahora. Me está diciendo Jesús que cada uno en silencio le presentemos todas nuestras necesidades.
Dice Jesús:
“Yo soy el camino, la verdad y la vida, quien me sigue no se perderá”.
Tal vez esperen que Yo diga algo respecto a lo que hablaban, normalmente los hombres tienen miedo cuando razonan y dicen las cosas claramente, tienen miedo de ofenderme o de que Yo lo tome a mal, ese es un prejuicio que han adquirido a lo largo del tiempo de vuestra educación, Yo nunca podría tomar a mal aquello que dicen y que les está preocupando.
Dejen de mirarme como un censor o justiciero para mirarme como un Padre, un amigo, un compañero, entonces si así lo hacen ya no tendrán temor de decirme todo lo que piensan, por otra parte, aunque no me lo digan Yo lo veo igual en vuestra mente, sin embargo conservo la distancia necesaria y llego hasta donde me permite llegar vuestra libertad pero basta de prejuicios, háblenme como un Padre, un hermano, un amigo, un compañero y díganme todo lo que le falta, todo lo que les preocupa, todo lo que se les ocurra decirme, no tengan temor, ustedes están viviendo dentro de una civilización del temor, el temor a Dios es una cosa pero el temor que la mayoría siente es totalmente otra, es el temor al Dios que tiene una espada en la mano y está siempre amenazante para caer sobre aquellos que no cumplen, mientras que Yo soy un Padre amoroso, un compañero servicial, un amigo del alma, véanme así sino nunca llegarán hasta Mí.
Anímense siempre a decir todo lo que sienten y lo que piensan, a Mí pueden decírmelo, tal vez a los demás no, porque hay una zona de vuestra alma, de vuestra vida espiritual, que hasta es conveniente que los demás nunca la conozcan, solamente Yo tengo que conocerla, porque esa pequeña tierra de nadie que hay en cada uno de los seres humanos, como es tan personal nunca se sabe hasta qué punto los demás llegarían a entender si uno les comunicara lo que tiene allí dentro, pero conmigo no se reserven nada y si les hace bien díganmelo a gritos, vayan en medio del campo y griten todo lo que sientan, tanto sea alabanzas, agradecimientos o reproches, que Yo me pondré al lado de ustedes para que tengamos un hermoso diálogo y de esa forma vaya produciéndose una conversión, no porque Yo les obligue sino porque ustedes se convencen que debe ser así.
Habla Artemio:
Señor, ¿cómo proceder con los que piensan de una forma tan extraña y diversa?, ¿cuánto tiempo irá Señor para convencerles de ciertas cosas que son esenciales?.
Dice Jesús:
Cada uno en cada momento haga lo que le parece oportuno, justo y necesario, el resto pídame que lo complete Yo, porque si ustedes me piden por alguien quiere decir que Yo ya tengo cierto permiso para entrar en su libertad, entonces de esa manera y de acuerdo al pedido que ustedes me hacen Yo podré de alguna forma influenciar a ese hermano para que vaya modificando o cambiando sus formas de ver las cosas o su concepción de vida. El problema está en nunca perder la paciencia, ni nunca enojarse con nadie porque piense de una forma determinada, cada ser humano es fruto de todo lo que trae y del mundo que lo rodeó, entonces mal haríamos en enojarnos porque alguien es de una manera. Acerquen a ese ser, vuestro hermano, todas las palabras que ustedes consideren oportunas y que me han pedido que Yo les inspirara, que les dijese, el resto déjenlo que lo hago Yo.
Detrás de estas expresiones tan necesarias para la convivencia cotidiana se oculta tal vez el gran secreto de la relación entre los hombres, acercarle a ellos todo lo que humanamente y por inspiración creemos que es lo lógico y necesario y justo y razonable, para el resto tener la actitud de pasarme a Mí el problema para que Yo me siga encargando del mismo, eso no quita de que ustedes pueden seguir orando mucho por toda esa situación y no traten de acordarse de todo, olvídense de la mayor cantidad de cosas posibles porque si me dan los problemas a Mí y ustedes lo siguen pensando demasiado entonces no me lo han dado del todo y vuestra mente se recarga excesivamente de cosas que no son necesarias, acordarse sí de lo que uno cree oportuno pero nada más. Cuando alguien pone toda su buena voluntad para remediar algo... (se dio vuelta la cinta)..., quédense en paz porque salgan como salgan las cosas Yo soy el responsable de lo que pasa.
Dos palabras sobre la reunión de ayer, Yo les hablé claramente sobre las intenciones del siniestro pero que todo lo que dije no sea motivos para asustarlos sino simplemente para prevenirlos, Yo tengo por ustedes un especial afecto y en consecuencia me pidan o no Yo estoy siempre cuidándolos, mucho más de lo que ustedes se imaginan, así que no tengan miedo porque el miedo produce pánico y el pánico siempre es mal consejero para tomar resoluciones, ofrézcanme todas las cosas, ofrézcanmelas, con toda la fe de que son capaces y dejen que Yo haga, que me encanta ayudarles en todo.
Dice Nuestra Madre, la Virgen María:
Mi Hijo siempre les habla en esta tercer parte del para qué todas estas Revelaciones, Yo también lo hago pero trato de decir alguna cosa que les aclare un poco el panorama de qué es lo que pienso sobre todo lo que se está haciendo y lo que se va a hacer. Me gusta como hablás con optimismo y esperanza a todos respecto al futuro y no te equivocás porque es así y mucho más todavía, mucho, mucho más, seguí infundiendo toda esa esperanza en un mundo nuevo porque así va a resultar, Yo no prometo las cosas porque sí sino que cumpliré totalmente aquello que he prometido, me refiero a las Revelaciones que te he dado a vos porque otras que andan por ahí dando vuelta muchas veces son interpretaciones personales o arreglos de las cosas que Yo he dicho, ¿y por qué?, no por mala voluntad sino siempre por temor a que Mi palabra pueda causar irritación en alguno. ¿Es posible que ustedes tengan tan poca confianza a aquellos que no me dejan decir lo que Yo quiero y lo transforman?, ¿tan poca confianza tienen en que Yo haga las cosas sin el criterio necesario de la Madre del Señor?. Tal cual como Yo las digo díganlas y como caen en los demás es un problema del que Yo me encargaré, ahora tengan presente que a lo largo de la historia y ahora no todas las cosas, ahora, tengan presente que a lo largo de la historia y ahora no todas las cosas siempre son aceptadas de primera intención porque Mi palabra por mucho amor que tenga siempre va en contra de los intereses de mucha gente, entonces aquellos que se sienten tocados es evidente que reaccionen mal pero en el fondo saben que tengo razón de lo que les estoy diciendo.
Así que, nada de ser pusilánimes en trasmitir lo que Yo digo. Además, creo que fui suficientemente clara cuando dije que Mi Hijo y Yo habíamos decidido nombrarte Celoso Custodio de estas Revelaciones, no es para cargarte un tren sobre las espaldas, solamente decirte que procedas con toda la simpleza del mundo y toda la honestidad del mundo para trasmitir aquello que Mi Hijo, Yo y los Santos te hemos dicho. Para decir las cosas igual que en otros tiempos no habría necesidad de molestarse porque ya están dichas, si se dicen de otra forma es porque hay una necesidad de avanzar y producir una mayor conversión en los hombres, rumbo a ese tiempo tal vez bastante lejano en que todos los hombres por fin serán hermanos y se sentirán hijos de un mismo Padre. Ustedes eso no lo verán desde este lugar, lo verán ya en nuestra compañía porque no pueden hacerse la ilusión de ver todo, porque muchas de las cosas que se están diciendo tal vez tengan plena vigencia dentro de cincuenta, cien o más años, entonces desde este lado miraremos juntos aquello que se va transformando y que vos has tenido la valentía de defender y custodiar, eso no quita que alguien pueda interpretar estas cosas de una manera personal, no te preocupes que como ya lo dije alguna vez será como un boomerang que volverá en contra de ellos y no para castigarlos sino para hacerles ver que con la palabra de Mi Hijo y Mi palabra no se puede jugar.
Creo entonces esta noche haber sido lo suficientemente clara en todas estas cosas.
Dice la Madre Teresa:
Vuelvo a repetirles que habrán notado un cambio bastante significativo en la forma de dirigirme a ustedes, es cierto, pero viéndolos actuar y viéndote actuar a vos me hicieron cambiar, no en sí las palabras sino tal vez el tono en que fueron dichas.
Normalmente se cree que al decir las cosas hay que hacerlo en una forma blandengue y quitarles mucho de la sal que tienen, es un gran error, digan las cosas, decí las cosas todo lo fuerte que quieras mientras vean que son pronunciadas con amor y para la conversión del hombre no hay ningún problema, la palabra que irrita a los otros es la palabra dicha con orgullo, con soberbia, con pedantería y falta de humildad pero toda palabra dicha con amor por muy dura que sea siempre es recibida bien por los demás y si alguno no la recibiese bien tal vez su reacción sea por fuera pero por dentro está sabiendo con claridad por dónde van las cosas.
Yo siempre tuve fama de decir las cosas en forma bastante enérgica, un poco dura o ásperas pero quien puede dudar que lo hacía con todo el amor de que era capaz, por todos aquellos que necesitaban todo, tal vez ustedes en mi lugar hubieran hecho exactamente lo mismo porque la indignación ante una situación triste y dolorosa y sintiendo la impotencia de no poder corregirla entonces se reacciona y quién dijo que esa reacción es mala, malo sería no reaccionar porque de esa manera sería confabularse un poco con el error o con la falta, entonces toda la carga de amor posible pero lo que hay que decir se debe decir.
No tengan miedo y si sale de un corazón amoroso, libre de egoísmo, orgullo, odio, bronca entonces es recibida bien por los demás, una misma palabra parece que tiene un significado diferente según el tono con que se la diga, eso sí, hay cosas que hay que decirlas en forma muy enérgica y muy vehemente para que eso ratifique que estamos plenamente convencidos de lo que estamos afirmando.
Dice Maximiliano Kolbe:
Por allí algunos han entendido el mensaje de mi persona y de mi vida pero tal vez reduzcan todo a una anécdota, terrible por cierto pero anécdota al fin, que es ofrecer mi vida para salvar la vida de un padre que tenía muchos hijos, pero hay que mirar en mi también otras cosas que puede servirles y es justamente todo lo que se desprende de la paciencia, la humildad, el heroísmo, el sufrimiento, el acompañar a los hermanos en su dolor, en su miseria y en su muerte, eso es importante tener en cuenta, virtudes tan olvidadas en nuestro tiempo, acompañar al hermano en el dolor que ese hermano tenga, compartir con el hermano ese dolor, sea lo que sea pero piensen que mi realidad en los campos de concentración fue espantoso, donde luchar no tenía ningún sentido para los ojos comunes, solamente se luchaba y era posible hacerlo porque se tenía el rostro sonriente de Jesús diciendo: estás extendiendo Mi Reino y te espera al final del camino toda la felicidad a la cual puede aspirar un alma.
Fijarse en todas esas cosas mis queridos hermanos, esto no es nada más que agregar palabras al Mensaje de Jesús y de su Madre, todo lo que hablamos siempre es decir algo de lo que dijeron Jesús y su Madre, sirva este dato no solamente para lo que yo diga sino cualquier Santo diga, aunque acá dentro no hay ningún devoto muy especial de mi, excepto vos, que estoy anotado como Santo Protector de todo esto, yo los tengo muy presente, los recuerdo con frecuencia y además los acompaño en todas vuestras cosas.
Amén.
Habla Artemio:
Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor. Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor. Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu de amor. Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu de amor. Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor. Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor.