Mensaje del 29 de Marzo de 2000
Hoy quiero que me den permiso para estar triste, recién decías que había toda una seguidilla de milagros y ocurrían tantas cosas que no alcanzaban a procesarlas, es cierto, pero les pido permiso para estar triste, ustedes dirán: ¿por qué el Hijo de Dios está triste si Él todo lo puede?, Yo todo lo puedo como el Padre y el Espíritu Santo pero necesito como ya dije otras veces de vuestra mente, de vuestro corazón, de vuestras manos, de vuestras piernas, todo vuestro ser, pero más aún, necesito de vuestra disponibilidad.
Mensaje del 29 de Marzo de 2000
Habla Artemio:
En este día 29 de Marzo del 00, día de San Onofre.
Hoy las intenciones dijimos que eran para donar y ofrecer el corazón nuestro y de todos los hombres de los cinco continentes, donarlos al Inmaculado Corazón de tu Mamá, de la Virgen María.
Tenés un aspecto bastante, no sé como decir, humilde, no sé si humilde pero, los pies están bastante maltrechos, la túnica a la altura de las rodillas está sucia, se nota que está sucia de sangre, está como salpicada de algunas cosas que parecen sangre, algunas son más oscuras. Se abre tu túnica para dejar ver tu Corazón, estás como delgado Señor, estás como si hubieras ayunado no sé cuántos días, el pelo está más negro Señor esta noche debe ser por la humedad. Y los ojos, siguen teniendo ese color azul, celeste azul o azul celeste que parecería tener el secreto, no parecería sino que es, deben tener el secreto de todo.
Estás como lánguido Señor ¿eh?, tus manos caídas, finas, por qué será Señor que a veces uno te ve con un cuerpo atlético, los brazos robustos y otras como hoy Señor parecería como si fuera una tela puesta sobre la mecedora, pero Señor eso no lo entenderemos nunca.
Alabado Señor y todo lo que dije antes Señor y comprendelo ¿no?, porque cada día parecería que somos más chiquito para entender todo lo que pasa o tal vez tomemos todas las cosas tan naturalmente que hasta las cosas más grandiosas a veces ni reaccionamos, no. Parecería como si uno las está esperando como lo más natural.
Habla Señor.
Dice Jesús:
Yo soy el camino, la verdad y la vida, quien me sigue a Mí no anda en tinieblas.
Hoy quiero que me den permiso para estar triste, recién decías que había toda una seguidilla de milagros y ocurrían tantas cosas que no alcanzaban a procesarlas, es cierto, pero les pido permiso para estar triste, ustedes dirán: ¿por qué el Hijo de Dios está triste si Él todo lo puede?, Yo todo lo puedo como el Padre y el Espíritu Santo pero necesito como ya dije otras veces de vuestra mente, de vuestro corazón, de vuestras manos, de vuestras piernas, todo vuestro ser, pero más aún, necesito de vuestra disponibilidad.
¿Y por qué estoy así?, ¿saben?, siento que me duele mucho en estos días que va a terminar, en la Semana Santa, repito, siento que me duele mucho, tanto el hambre, el pan y el hambre de amor. Es posible que haya hambre de pan porque hay hambre de amor, me duelen todos aquellos que ignoran a Mi Madre, cómo pueden amarme a Mí sin amarla a ella y pensar que dicen que el Espíritu Santo les ilumina, que grueso error, cómo les puede iluminar de esa manera.
Me duelen todos los marginados de la Tierra, porque pasa el tiempo y cada vez hay más y cada vez más marginados. No es Mi propósito enumerar toda una serie de cosas terribles pero piensen en un hogar donde hace frío, no hay luz ni calor, ni con qué taparse, el estómago vacío, sin trabajo, donde los sueños se fueron perdiendo en el tiempo y ya no hay razón para seguir viviendo, siempre la hay por supuesto pero aquél que está castigado con la vida y sus circunstancias cree que ya no.
Me duele el que espera, el niño que espera que aparezca el sol sin sentir nada por la presencia del sol, por su papá que no tiene trabajo o su abuelo que creyó en tantas cosas posibles y nada se le dio y piensa a su vez en sus antecesores, a sus antecesores les ocurrió lo mismo.
Piensen en todos los marginados de la Tierra, son un peso enorme dentro de Mi Corazón, marginados en todos los órdenes, por su raza, por su religión, por su sexo, por su condición social y por todos los motivos que ustedes conocen.
Como podemos dormir en paz sabiendo que esa realidad existe y Yo a los hombres los creé libres y organizamos mal las cosas y así están dadas las cosas y el hombre sufre y Yo también siento que Mi Corazón se comprime, se siente exhausto de tanto dolor.
Todo lo incorporo a Mi Pasión para completar lo que aún falta en ella pero eso no justifica tanto dolor, habrá siempre dolor porque el hombre al ser libre elige mal pero tampoco es posible todo lo que Mis ojos ven, Mi Corazón siente y de alguna forma ustedes también ven y sienten.
No se puede llegar a todos esos hombres y decirles que el mañana será feliz y que cuando estén en la otra vida podrán disfrutar de todo lo que aquí no tuvieron, eso es una blasfemia, totalmente una blasfemia decirle a un hambriento: no importa tu hambre, eso te hace ganar el Cielo, además de ser una blasfemia están ofendiendo si uno piensa así a todo el orden que debería existir en el universo.
Es por eso que al comenzar les dije: denme permiso para estar un poco triste, Yo sé que ustedes me aman y que participan de Mi tristeza y como les dije otras veces: mientras haya un hombre sin estar a la altura de su dignidad de persona aunque esté en el extremo del planeta está comprometiendo vuestra humanidad. Hay cosas que hay que repetirlas varias veces porque quedan así grabadas mejor en la mente de los hombres.
Dice Nuestra Señora:
Cuando el Ángel me visitó anunciándome que sería la Madre del Redentor, Mi alma se subió en un profundo recogimiento que me duró siempre a pesar de Mi naturalidad, porque el Padre enviaba el Ángel a anunciarme a Mí la venida de su Hijo para restaurar el Reino.
Y pasan los… (se dio vuelta la cinta)…, y ya han pasado dos milenios y tantas cosas están sin resolver. Es cierto que hasta que llegue esa unión en la totalidad de todos los hombres pasará mucho tiempo pero también es cierto que ya podrían estar aliviadas muchas penas.
Hoy comentabas que alguien te dijo que en lo que Yo hablaba y Mi Hijo y los Santos se lo podría encontrar en el Evangelio, que novedad, como si quisiéramos hacer algo o decir algo diferente pero Yo me pregunto: por qué esa dureza así sin límites para aceptar una palabra que puede decirles Mi Hijo, Yo o lo Santos, no condice con sus jerarquías, sus grados, sus títulos, sus roles.
Por qué tanta dureza, en última instancia qué es lo que Yo digo es cierto, todo está contenido en el Evangelio, pero el Evangelio hace dos mil años que lo leen y lo predican muchos pero parece que uno tiene que recordarles diariamente, ¿qué tiene que recordarles uno diariamente?, que las palabras del Evangelio van más allá de ser simplemente palabras que tienen, que tienen pegado a todo eso una actitud de vida, una forma de encarar todas las cosas y solucionar todos los problemas. Pero a pesar de que algunos dicen estar tan pegados al Evangelio y parecería que eso les basta y sobra pero Yo les preguntaría a ellos, a los que dicen eso si no les gustaría más que suprimiéramos las Bienaventuranzas, el Hijo Pródigo, el Buen Samaritano, cuántos darían algunos por suprimir algunas partes de la Sagrada Escritura y son aquellos que dicen amarme en profundidad y muchos haber consagrado su vida al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Como les cuesta aceptar que el Espíritu Santo puede soplar donde quiere, cuando quiere y como quiere, cómo les cuesta, no tanto explicar sino llevar a la practica la Parábola del Buen Samaritano, por decir algo nada más, en montones de cosas que tampoco quisieran llevar a la práctica. Y algunos parecería que tienen una especial aversión por el Evangelio de San Juan, el Discípulo predilecto de Mi Hijo, a quien fui encargada cuando Él murió, es porque no lo entienden, es porque no comprenden, es porque habla de muchas cosas que implican mayores compromisos.
¿Qué es lo que ocurre Mis queridos?, en Mí nunca fomentarán las iras pero sépanlo, aunque Mi Hijo no lo diga les causa un profundo dolor todos aquellos que dicen extender su Reino, pero no lo hacen en realidad y no quiero pensar que tengan mala voluntad pero muy escasa voluntad, esa forma de encarar las cosas también es una forma de ateísmo.
Sé que algunos tomarán estas palabras como una ofensa pero no es Mi propósito ofender a nadie sino llamarlos a reflexión.
¿Por qué insisto tanto con esto?, porque pasan los días, los meses y los años, los siglos y también dos milenios y hay tantas cosas que siguen exactamente igual. No hay nadie más peligroso que aquél que dice que ama a sus semejantes, que puede llegar hasta dar la vida por sus semejantes y tantas cosas por el estilo, pero en forma práctica y concreta nunca han dado ni darán la vida por nadie, ni siquiera las sobras, ni siquiera las migajas, nada, absolutamente nada.
¿Por qué tanta dureza Mis queridos?, si ustedes saben que es más fácil amar que ser indiferente u odiar, además, quien no sabe que el que ama siente un placer muy profundo dentro de su ser, siente una satisfacción muy grande, que sus días son maravillosamente plenos.
Por eso hombres de todas las latitudes que dicen amar a los semejantes, tanto como a sí mismos, Yo diría que hay que volver a revisar esos conceptos porque es tan poquito lo que Yo veo de bueno, es tan escaso todo, tan tremendamente escaso, que pone a Mi Corazón una congoja permanente, una congoja permanente y Mis ojos no pueden contener las lágrimas.
Hombres de todas las latitudes, cómo habrá que decirles que tienen un hermano a su lado, cómo habrá que decírselos, cómo.
Amén.