Continuación del anterior.
13 de Enero de 2000
A. F. A.:
Hoy es el día de la Rosa Mística, o sea, de Tu Mamá con ese nombre. Señor, al levantarse, uno piensa: ¿por qué es tan terrible cada día que pasa?... Pero disculpa, Señor, me pongo a hablar yo en vez de hacerlo tú. ¡Habla, Señor, habla!
Dice JESÚS:
Mientras Yo no te diga que algo está mal, considera que está bien. Mientras Yo no te salga al paso para decirte o aclararte algo, es porque no hay necesidad. No quiero entrar en el juego de responder preguntas. Ser hombre es ya un inconmensurable interrogante.
¿Aquí hay algo básico, esencial? Sí: que lo que Me disponga a decir sea recibido con ganas... ¡Y felizmente es siempre recibido con muchas ganas!
¿Qué es lo que pretendes? ¿Qué te propones? ¿Que te diga diariamente todo lo que haces, todo lo que puedes hacer, y que el meridiano de la historia está pasando por esta casa, mejor dicho por ti, desde hace bastante tiempo? ¿Te lo tengo que repetir todos los días? No creo que haga falta, porque en el fondo lo sabes, pero como es grande la idea y no tienes la tendencia a acometer las ideas grandes porque siempre vivieron martillándote la cabeza, entonces, si piensas un poquito, aquí ocurren las cosas más grandes que puedas imaginar, pero no las percibes. Y tal vez sea mejor así.
La estructura mental del hombre ni remotamente está preparada para procesar cosas como ésta, por ejemplo, y cuando te acercas a esa pieza en la que hay pájaros, cientos y cientos y cientos de almas están esperando el momento para que ese pequeño sacrificio tuyo sirva para salir de allí o para adelantar la salida.
Se ora por todo el mundo, pero sobre todo se tiene el deseo de que todo el mundo viva bien, con justicia, y lo que ocurre es que no llegas a enterarte de todo lo que sucede. Si te llegaras a enterar, tu mente no podría procesarlo y eso tal vez te haría daño.
Así de simple es todo. Es posible que Yo sea un poco escaso en el afecto que te doy; es posible, pero lo decido así, por ahora. Todo este movimiento o cruzada del Espíritu Santo, que quiere Mi Mamá, se está llevando a cabo y muy bien. Ocurre que si los ministros de la Palabra se dieran cuenta de cuánto podrían hacer ellos colaborando, entonces sería maravilloso, pero cuando se den cuenta, ya va a ser demasiado tarde. ¿Qué es tarde para Mí? Fuera del tiempo; que algo debió hacerse y no se hizo.
Y estos diálogos, así, con pocas personas, Me van a permitir decir muchas cosas que a veces no decía, o que a veces la situación impedía decirlas. El que quiera orar, va a orar igual. Cualquiera que sea el lugar en el que se encuentre, ya sea que asista o no a las reuniones, y cualquier cosa que haga (siempre con rectitud), quien se disponga a orar, orará igual. No propicio exclusivismo alguno. ¡Lo que quiero es que Mi mensaje llegue!
Muchas veces se Te cruza por la cabeza entregar el Testimonio a otro para que siga la carrera. Yo no me ofendo, ¡pero debería ofenderme! ¡Debería! Obras así porque, aunque toda la potencia del Espíritu Santo influya sobre ti, en la vida te fue de una manera, ¡y la vida marca a fuego! Entonces, un hombre se siente incapaz de despojarse de su idiosincrasia, la cual incluye todo, ¡hasta sus defectos!
Ahora bien, no quiero que te tomes tan a pecho lo que voy a decirte, pero no veo defectos en tu persona. No los hay. Al contrario, advierto que a veces tendrías que ser más duro, más exigente, más cortante, más incisivo, menos complaciente. Siempre tuviste la tendencia a magnificar un poco las cosas. Entonces por ejemplo, para ti la humildad no es solamente la humildad. Es un poco más; por eso te pasas de la raya y no haces exactamente lo que corresponde. No digo que esté mal sino que obras de una manera particular..
Pero no voy a decirte lo que sabes muy bien. El problema no eres tú sino la voluntad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, pero no te llames a engaño: estás administrando lo del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y cuando uno tiene en sus espaldas semejante peso, la cosa no es tan sencilla, ¿no es cierto?
¿Cómo lograr el equilibrio? ¿Cómo? Porque además de celoso custodio de Mis mensajes, sigues siendo un hombre que come, duerme, tiene sus necesidades naturales, sufre dolores, enfermedades, etcétera. Entonces, muchas veces tus cuestiones personales se juntan con Mis Palabras, pero eso no me disgusta sino que me parece que es todo muy humano. Tienes la santidad verdadera, porque ni remotamente crees que tienes la santidad, y te lo digo así, tan directamente, porque eso no te altera ni inmuta para nada. Acabo de decírtelo y es como si no te lo hubiera dicho. ¡Pero te lo digo!
Además, en la historia del Cristianismo, en estos dos mil años, nadie recibió tantos mensajes como los que recibiste y estás recibiendo. ¡Nadie! Hay, sí, de muchos hombres que casi en su totalidad están en los altares, con cuyas biografías se han llenado volúmenes y volúmenes y volúmenes, pero que contienen testimonios, pareceres y otras tantas cosas de los hombres. En cambio, ¡aquí!, lo que tú recibiste y estás recibiendo está colmado de Revelaciones personales, o sea, ¡Mías personales!
No te debe importar en absoluto si esto va a ser creído o no, o si esto va a ser aceptado o no. Cuando una cosa la dice el Señor, tarde o temprano va a ocurrir. Así que eso te tenga totalmente sin cuidado. ¿O crees que los ultra-recalcitrantes podrían aceptar de repente muchísimas cosas de las que digo acá? Por supuesto que no, y muchos morirán sin aceptarlo aunque lo legalice la máxima autoridad eclesiástica.
Pero en ese sentido la Iglesia siempre es prudente y sabe esperar. Es probable que eso esté bien, pero no es de tu gusto, Artemio. Tu gusto es que se logren los objetivos, porque tu mentalidad es la de un educador que, como tal, se esmera con ahínco en lograr lo que se propone. Estás limitándote a poner en práctica lo que siempre te pareció lógico...
Las ideas tienen que "estar"; después el viento las echará a rodar hasta hallar eco en los demás, pero no olvides esto: nunca antes se dijo lo que se está diciendo acá, y a quienes pudieran sugerir que siempre fuiste muy florido para decir las cosas y, en consecuencia Me volverías también florido (porque estoy hablando a través de ti), les propondría que pensaran esto: ¿por ventura, creen que una mente humana, durante cinco años ininterrumpidos, puede expresarse sin repetir las cosas? Que en tus palabras, que pronuncio por tu intermedio, haya cierto giros o modismos, más vale que es así, porque perteneces a un ámbito cultural y te manejas dentro de ciertos esquemas. Entonces eso es muy lógico, pero quien quiere ver y tiene un poquito de criterio se da cuenta de que aquí no hay nada florido porque hayas pretendido serlo... ¡Y si hubiera algo florido, es porque al Espíritu Santo le gustó serlo!
¿Para qué dije todo esto? Para que quien tenga oídos para oír, que oiga, y para quien tenga ojos para ver, que vea, porque estas revelaciones personales, mediante estas locuciones personales, como ocurre aquí y como ocurrió siempre, tienen un sentido y hay que saber interpretarlas. Hay que darles tiempo, pero quienes vayan a revisar estos escritos, tengan presente que dentro cinco años (porque estoy hablando ahora, después ya lo diré de otra forma, no sé, vamos a ver), repito, dentro de cinco años, las palabras dichas tendrán el mismo valor y el mismo sentido en aquel momento que en éste. Ninguna mente humana podría efectuar semejante síntesis.
En todas estas revelaciones hay mucho que aceptar y poner en práctica, muy poco de preocuparse y mucho de ocuparse. Para ello es suficiente un mediano discernimiento.
Dice MARÍA:
Primero me voy a sentar, aunque no es mi estilo.
He oído con atención todo lo que dijo Mi Hijo, y está muy bien. No es que Yo tenga que aprobar o desaprobar las palabras de Mi Hijo, pero quiero decir que estoy pensando lo mismo.
Y con referencia a "ocuparse": las cosas se están haciendo muy bien porque día tras día van apareciendo distintos sectores de la humanidad sobre los cuales se trabaja y ante los cuales se presenta y dignifica al Señor. Y así se seguirá obrando.
Pregunto: ¿alguien podría negarse a escuchar a San Martín de Porres, a la Madre Teresa o a cualquiera de los Santos que aparecen acá? La verdad es como un estilete. No es preciso ser vehemente con ella: ¡se clava con suma facilidad!
¿Alguien podría decir que la Beata Faustina exagera en sus conceptos? Si Mi propio Hijo se los reveló, ¿en qué va a exagerar? ¡Al contrario, debería gritarlos con más fuerza! Y en cuanto a las revelaciones, la tarea se ha vuelto sencilla. ¿Por qué? Primero: porque todos hablamos mucho, entonces hay mucho material, y las cosas son explicadas desde distintos ángulos para que todos las mentalidades pueden captarlas. Y además de decir mucho, se habla con claridad.
Si algo distingue a estas revelaciones es que en ellas no existe la autocensura. No. ¿Cómo te irá, Artemio, con ellas? ¡De eso nos encargamos nosotros! Pero sin temores ni autocensura. Habría que hacer memoria sobre si en la historia alguien pudo hablar tan libremente como lo estamos haciendo aquí. ¡Libremente! A nadie se rinde pleitesía aquí. Se dicen las cosas como deben ser. Algunas dolerán, pero nadie podrá negar que son verdades.
Los remito a todos estos años de revelaciones. Alguien puede pensar, tal vez, que podrían usarse distintos métodos. Pues claro, ¿quién les dijo que es el único? ¿Y además, ya en el año mil novecientos noventa y seis, no les dije que debían ser sumamente creativos?
El hecho de haber hablado mucho –Mi Hijo, Yo y los Santos– implicaría dos cosas: que fácilmente existan contradicciones, o bien, la certeza total y definitiva de que todo lo que se dice es verdad. Porque cuando una revelación es pequeña y cortita se puede tejer mucho alrededor de ella, pero cuando una revelación es esbozada, ampliada, sintetizada y, al poco tiempo, dicha de otra manera pero queriendo decir lo mismo, quien es entendido en todas estas cosas ya no tendrá más remedio que aceptar. Podrán odiarlas, podrán ignorarlas, podrán dejarlas de lado, pero no podrán decir que no son verdad. ¿Acaso una gran mayoría no deja de lado todas las enseñanzas del Concilio Vaticano Segundo? ¿Cuántos cristianos de toda la tierra conocen las cartas y/o encíclicas papales? Si las conocieran, hubiera visto un cambio de rumbo en muchísimas personas, pero es de buen tono comprarlas en una librería para después archivarlas en una biblioteca.
Aquí hay una realidad bien concreta: montones de cosas que ocurrieron y ocurren en el mundo deben ser reparadas, deben ser corregidas, deben ser tenidas en cuenta, y todos los que hablamos en las revelaciones hemos sido siempre muy claros. Sería una pena por vuestro futuro (esto no es amenaza) que haya mala memoria de todo esto o querer ocultar de alguna manera estas revelaciones. Quien las haya leído y aprobado de corazón, es bueno que diga lo que siente sobre ellas. Es probable que se trate de ocultar las verdades, pero cuando salen a la luz producen el mismo efecto que cuando nacen esas semillas potentes que resquebrajan sin piedad la tierra para ver el sol. Es decir, se produce una conmoción, porque Mi Hijo es la Verdad, y a la Verdad no se la puede ocultar. Tengan bien en cuenta todo esto.
Dice EMILIANO TARDIFF:
Te estoy acompañando en cada instante en todo lo que haces. Siempre. Siempre estoy a tu lado, y te indico muchas cosas, te sugiero otras y pongo en tu camino personas. Eso indica que todo esto es de mi agrado. Maravillosamente de mi agrado, y me encanta que el Señor te haya encomendado esta misión.
Cuenta siempre conmigo en todo.
Dice SAN MARTÍN DE PORRES:
Tal vez llamó tu atención que el otro día yo te dijera: Bienaventurado por tomarte tan a pecho todas estas cosas. Hoy sólo quiero decirte esto: me quedé corto con la alabanza. Tendría que haber dicho algo mayor.
Cuántos siglos hace que nadie habla de los negros. Sí, por ahí alguno hizo oír su voz, pero cómo le fue también, ¿no?, y tú repites sin ningún tipo de problemas lo que yo te digo. Por supuesto, lo que te digo es lo que el Señor quiere. Jesús o María podrían decir todo lo que nosotros decimos, pero como todo esto es diferente a lo anterior, a lo que se oyó, entonces parecería que cada uno es portavoz de algún sector: la Madre Teresa de Oriente, yo de Occidente, San Artemio de los tiempos antiguos y Emiliano Tardiff de los tiempos actuales.
Nunca te desalientes porque a veces no se vean tan rápidamente los resultados o ni siquiera se vean. Una vez que una idea echó rodar, no hay quien la detenga. Nadie. ¿No lo dice la Sagrada Escritura: nadie puede detener a un hombre cuando el Señor le dio la fuerza para caminar? Nadie.
Dice SAN ARTEMIO:
Últimamente estoy hablando poco. En general, siempre tengo que estar aclarando que hablo de otros tiempos, de una Iglesia que ustedes ni por casualidad imaginan cómo fue. Ahora bien, pero esa Iglesia era hermosa y había tanta autenticidad en todas las formas de proceder de los cristianos que ustedes tendrían que informarse más para ver hasta qué punto esas comunidades realmente eran maravillosas en su estilo de vida, en su conducta, en su forma de proceder.
Había una especial atención al hermano, fuera quien fuese, había una especial atención a todos. Se compartía todo. Claro, había mucha ignorancia también, porque muchos principios del Cristianismo no eran transmitidos en forma genuina, pero era tal la nobleza de quienes los transmitían que tenían siempre un efecto maravilloso.
No es que todo tiempo pasado haya sido mejor, pero la candidez, la ingenuidad y la forma tan humilde de ser de esos primeros tiempos eran realmente conmovedoras. ¿O por ventura creen ustedes que, sin haber visto todo eso, me hubiese convertido? Por supuesto que Dios lo hizo, pero me habló por medio de todos esos hombres, por medio de los ejemplos de todos esos hombres.
Esto también significa que la verdad es una, aunque se la diga en el siglo I, II, III o XXI. La verdad es una y debe prevalecer, les guste o no les guste, pero claro que les gusta, porque ustedes están de parte de la persona, ustedes están de parte del hombre, ustedes están de parte del prójimo. Es decir, ustedes están de parte de Jesús.
Dice la MADRE TERESA:
Hoy se han dicho muchas cosas, muy interesantes y lindas. Por supuesto, en todas coincido, pero yo agregaría algo más: he sido siempre muy impaciente porque quienes se hallaban alrededor de mí no tenían tiempo. Un hombre que se muere de hambre no tiene tiempo, debe que tener comida en su estómago. Un hombre que se muere de hambre no puede esperar a mañana o pasado o dentro de unos días, cuando alguien se decida a llevarle un poco de comida. Un hombre que tiene hambre quiere comer, y punto. No le busquen más vueltas, es así de simple.
Por eso fui siempre muy impaciente, todos en las manos de Dios, sí, claro, pero a caminar, a recorrer, a pedir, a hacer. ¿Que sabía yo si me iba a salir bien o mal?, pero cuando uno lleva impresas en lo más recóndito de su ser las palabras justicia, hermandad y otras tan bellas por el estilo, entonces tiene fuego en el corazón y se maneja de otra manera.
Todo lo que dijeron está perfecto. Yo ampliaría un poquito diciendo: hace falta, más que fuego en el corazón, un incendio. Un incendio. Nunca me expliqué cómo la gente puede dormir tranquila cuando sabe que cerca, no tan cerca y lejos, las injusticias prevalecen, las cosas más horribles se perpetran, las cosas más atroces ocurren y se vive como en un limbo donde parece que todo está bien. ¿Por qué repiten sin pensar: "ojos que no ven, corazón que no siente"? Vamos, eso a mi no me gusta. Deben decir: "ojos que no ven, corazón siente igual".
El corazón debe sentir igual. Si no tienen datos suficientes, imaginen la situación. ¿O hay que hacer mucho esfuerzo para imaginar el hambre que se padece en todo el territorio africano? ¿Ah, ustedes creían que iba a decir en la India, je, je, je? ¿Hace falta tener muchos audiovisuales, videos y esas cosas de ahora, que muchas veces se usan y programan, para beneficiar a los que sufren de veras? Vamos, no hace falta que nadie les diga qué es lo que ocurre en el África, pero el África como algo que está allá, al final. ¿Y todo lo que sucede en América, en medio de esas selvas de cemento del Norte?
Un negro no puede caminar tranquilo porque no sabe lo que puede ocurrir en la calle. ¿Y ustedes pueden dormir tan tranquilos sabiendo eso? No quiero seguir enumerando cosas, pero podría hacerlo, y no solamente de los negros; también todos los inmigrantes, en todos los países, sufren atrocidades. ¿O ustedes qué creen que los bolivianos que están en Rosario la pasan muy bien? ¿Creen que los chilenos que entran por el Sur a trabajar la pasan muy bien y que se les paga lo que corresponde? No tienen servicios sociales, no tienen seguridad para el futuro. Son mano de obra super-barata.
No nos vayamos lejos, ¿eh?, cerquita de ustedes tienen muchas atrocidades. No se tapen los ojos, ¿eh? ¡No, eh! Oí lo que dijiste la otra noche: que en provincias como la de Jujuy, en toda la Argentina pero sobre todo en Jujuy, tenían el mayor índice de mortalidad del mundo en una nación con el mayor número de médicos por habitante. ¿Ustedes qué creen; que todos esos son argentinos? Son inmigrantes que vienen, cruzan las fronteras para traer a sus hijos de este lado. ¿Y con qué beneficio? Ninguno.
En todos los países los inmigrantes no son bien vistos. Tienen que pasar a veces toda una vida para que sean aceptados... relativamente.
Se habló, sí, de los prejuicios raciales, pero quiero insistir en eso: ¡cuán difícil le resulta al humano aceptar de buen grado que el prójimo sea de otra raza, de otra lengua, de otra religión, o pertenezca a otro grupo. No se llamen a engaño. No duerman tan tranquilos. Claven las rodillas en el piso e imploren justicia al Señor por las maldades que se cometen sobre la tierra, aunque esa justicia les duela.
Dice SAN MARTÍN DE PORRES:
Por cada lágrima que derramen por aquellos a quienes aman de verdad, lloverán sobre ustedes espléndidas bendiciones del Cielo. No olviden esto nunca.
Dice SAN ARTEMIO:
Lo repito: por mi formación recia y austera nunca podría usar las palabras de Martín de Porres, de la Madre Teresa o de otros Santos, pero no piensen que mi corazón carece de sensibilidad como para entender todo esto. Si no fuera así, no estaría donde estoy, lo cual no es por mis méritos sino porque el Señor lo quiso.
Y porque el Señor lo quiso, soy intercesor ante Él para que les conceda valentía, arrojo, paciencia y energía sin vacilaciones, virtudes todas estas de un buen guerrero.
¿O acaso no son ustedes diariamente guerreros del Señor? ¿O en el mundo en que viven no están continuamente empeñados en luchar para sobrevivir, para que no les quiten lo que es legítimamente de ustedes, para que puedan conservar su casa, para que cuenten con lo elemental para subsistir, para que tengan el pan de cada día? ¿No es eso una guerra constante?
Entonces, no duden en pedirme todas aquellas virtudes propias de un buen guerrero. Soy soldado de Jesús, y es mucho lo que entiendo sobre estas cosas. Amén.
F. A.:
Como siempre, está todo lleno, la pared ha desaparecido y hay mucha gente. Él está aquí como Jesús de la Misericordia; de ahí el fervor de todos nosotros. ¡Cuánta la luz que hay aquí adentro! Habla, Señor, que tu siervo escucha.
Dice JESÚS:
Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida. Quien Me sigue no anda en tinieblas.
Sé que al oír todo lo que han oído, ustedes creen hallarse en un sitio irreal, en el que lo que se dice parece más bien un delirio que una información.. Están tan acostumbrados a que las cosas vayan mal y a no ver más allá de sus narices que es posible que, al ver un poco más lejos, se desorienten un poco y piensen que se encuentran en una situación irreal. Esto todos los días irá creciendo, dentro de un proceso gradual, porque tampoco quiero que sus mentes tengan que procesar datos tan tremendos como los de esta noche, si es que los procesan.
Todo esto no es nada más que ir cumpliendo lo anunciado desde comienzos del año mil novecientos noventa y seis, teniendo en vista el Jubileo y la entrada al Tercer Milenio.
Cuando se anunció que iban a ocurrir prodigios de todo tipo, ustedes creyeron que a lo mejor esos prodigios eran lejanos, y que ni se enterarían, ¡pero ustedes son los protagonistas de esto! ¿Acaso Mi Madre no los nombró Hijos de la Luz? ¿Qué es un Hijo de la Luz? Ella se los dijo: un protagonista del Tercer Milenio. No hace falta aclarar qué es el término protagonista porque se entiende muy bien.
Tal vez lo que vivan les parezca un proyecto, digámoslo con sinceridad, un poco loco, ¿pero acaso ya no dijo Pablo, en Grecia, que la Cruz era locura para los que no creen? No es nada nuevo.
¿Cuándo el ser humano entra realmente en una dimensión prodigiosa en su accionar? Cuando sin ningún temor le da la mano al Creador para que lo conduzca, y que Yo sepa ustedes han hecho un ofrecimiento total esta noche; entonces, deben asumir que el Señor les muestre aparentes saltos al vacío, que solamente es posible soportar si existe abandono total en el Amor. Pero el Amor en su total dimensión: no en el nivel humano sino en el divino.
Además, no sólo ustedes se hallan en esta situación sino todos aquellos que ingresan a este lugar. Aquellos cuyos nombres están anotados, ¡cientos de miles! Todos esos nombres están incluidos en Mi Proyecto, en Mi Plan. ¿O acaso alguno cree que los traigo aquí con otro fin?
Nada ocurre porque sí. Todo responde a una causalidad. Quien entra en este lugar no sale de la misma forma con la que entró.
Dice MARÍA:
En los primeros tiempos de los mensajes predominaba mi voz, pero a medida que fue pasando el tiempo predominó la de Mi Hijo. En todo caso es lo mismo: piensen que soy Co-Redentora con Mi Hijo, y lo que dice Él, lo digo yo, y lo que digo yo, lo dice Él, y lo que dicen los Santos que intervienen, también lo dice el Señor. Para el caso, todo es lo mismo.
A lo largo de esta noche he estado presente en los planos personal, local, nacional y de los cinco continentes con mi Llama de Amor que surge de mi Corazón para confirmar lo que ha estado haciendo mi Hijo. La solución de los grandes problemas se concreta con el calor de la Llama del Amor que sale de mi Corazón.
TESTIMONIOS
La siguiente nómina, que no es exhaustiva, corresponde a quienes pueden dar fe de la persona y actividades Don Artemio Félix Amero.
Aguilar, Nancy (Justiniano Posse);
Aguilar, Rosana Patricia (Justiniano Posse);
Aguilera, Miguel Ángel (Ucacha);
Alarcón, Oscar (Justinian Posse, Zona Rural);
Amero, Jorge Alberto y Señora (Justiniano Posse):
Amero, Luis Agustín (Justiniano Posse);
Amero, María Elena (Justiniano Posse);
Amero, Emilio Roberto y Señora (Justiniano Posse);
Amero de Williner, Patricia (Rafaela, Provincia de Santa Fe);
Andrenelli de Amero, Irene (Justiniano Posse);
Andrenelli de Corsi, Adelia (Camilo Aldao);
Asencio, Estefanía (Ucacha); Astudillo, Ramona (Justiniano Posse);
Ávila, Mirella (Tucumán); Ballestrini, Luis (Justiniano Posse);
Baquiel, Orlando (Justiniano Posse); Biga, Silvia (Justiniano Posse);
Biga, Susana (Justiniano Posse); Binante, Analía (Justiniano Posse);
Bluma, Elías (Justiniano Posse);
Bluma, María Ethel (Maritel), (Justiniano Posse);
Bonino de Salguero, Liliana (Laborde);
Bravo de Riscer, Liliana (Catamarca);
Brizuela, Fernando (Corral de Bustos);
Bonna, Agustina Anahí (Leones); Brugnoni, Aurelio (Justiniano Posse);
Brugnoni, Oder (Justiniano Posse); Brugnoni, Rosa de (id. ant.);
Bulich, Renzo (Inriville); Cabrera, Isabel (Justiniano Posse);
Casalanga, Claudia (Justiniano Posse); Casalanga, Cristina (id. ant.);
Capella, Juan (Justiniano Posse); Caverzan Miguel (id. ant.);
Caverzan, Angel Roque (Laborde); Caverzan, Gladys (id. ant.);
Cerratto, Gerardo y familia (Justiniano Posse);
Cirigliano, Gustavo (Buenos Aires);
Colombari, Adriana (Justiniano Posse); Corsi, Raúl (Camilo Aldao);
Corsi de Renzi, Silvia (Camilo Aldao);
Chiappe, Nené y Martín (Tanti); Chuard, Alberto (Justiniano Posse);
Da Silva, Josefina Itatí (General Ordóñez);
Dos Santos, María del Carmen (Justiniano Posse);
Domini, Jorge (Córdoba); Dutto de Ellena, Rosa (Justiniano Posse);
Ellena, Rubén (Justiniano Posse); Fernández, Marcelo (Ticino);
Ferrari, Josefa (Laborde); Frascaroli (familia), (La Laguna);
Funes, Julio (Córdoba); Gauna, Silvina Laura (Córdoba);
Giacomini, Liliana (Justiniano Posse); Giordanino, Alan (Chazón);
González Navarro, Carlota (Córdoba);
González Pajares, Juanita (Córdoba); Gustavo (Córdoba);
Lastra, Bárbara (La Carlota);
Lezcano, Graciela (Justiniano Posse, Zona Rural);
Lingua, José (Ucacha); Lingua, María Cristina (id. ant.);
López, Georgina (Córdoba); Macco, Guadalupe (Bell Ville);
Macco, Martín Sebastián (id. ant.);
Marilongo, Mirta (Justiniano Posse);
Mamá de Rocío Battellini (Wenceslao Escalante);
Mandrile, Rosa (Justiniano Posse);
Mendietta, señora de (General Ordóñez);
Manavella, Ana Esther (Justiniano Posse);
Marangoni, Enzo, María Laura y Matina (Justiniano Posse);
Martino, Marisa (id. ant.); Mattos, Luis (Ucacha);
Mariotti, Norma (Justiniano Posse);
Mazza, Roque Osvaldo (Marcos Juárez);
Medrano, Carlos Alejandro (Córdoba);
Moretti, Jorge (Justiniano Posse); Moretto, Alba (Milán, Italia);
Murúa, Carlos (Ucacha); Nardi, Litta (Justiniano Posse);
Nicanezuck, Marta de (id. ant.); Núñez, Nicolás David (Ticino);
Otero, Susana (Córdoba); Oviedo, Fernando Eugenio (La Carlota);
Pajares, Francisco José (Buenos Aires);
Parodi, Ana (Justiniano Posse);
Pedernera, Juan (Andalgalá, La Rioja);
Pelagagge, Marcelo (Justiniano Posse); Piatti, Viviana (Laborde);
Picón, Epifanía Carmen (Justiniano Posse);
Postigues, Alberto, Máximo y José Alberto (id. ant.);
Quevedo, José Luis (id. ant.); Renzi, Tato (Camilo Aldao);
Reynoso, Margarita (Justiniano Posse); Ricciardi, Mabel (id. ant.);
Rinaldi, Claudia (id. ant.); Riscer, Ricardo (Catamarca);
Rodríguez, Brian y Fabián (Etruria); Rosso, Elba (Justiniano Posse);
Rodríguez, Faustino (Santa Eufemia);
Rodríguez, Nelly (Justiniano Posse);Rosa, María José (Bell Ville);
Rossi, Agustín (Córdoba); Rosso, Hugo (Justiniano Posse);
Rubino, María Esther de (id. ant.); Salvador, Fabián (Catamarca);
Sanna, familia (Rosario de la Frontera, Salta);
Sánchez, María Cándida (Villa María); Sappene, Martín, Bell Ville;
Sereno, Beatriz (Río Cuarto); Spurio, Rosa (Justiniano Posse);
Tamborini, Elba (id. ant.); Torri, José Carlos (Camilo Aldao);
Torti, Marta (Justiniano Posse); Utrilla, Alexis (Ucacha);
Vanderhoeven, Jorge y Aly (Justiniano Posse);
Williner, Ricardo (Rafaela, Santa Fe);
Zapata Miguel (Wenceslao Escalante)
INDICE
Introducción. . .
El Señor responde. . .
Locuciones. . .