LOCUCIONES
LOCUCIONES
30 de Setiembre de 1998
A. F. A.:
Sin que pidiera que venga, Jesús ya está aquí entre nosotros. Viene hacia acá y se arrodilla. Se arrodilla una vez. Se arrodilla otra vez. Se arrodilla otra vez.
Hoy es treinta de Setiembre. Señor, tu presencia aquí nos inhibe para hablar con soltura. No es fácil hablar delante de Ti, Señor. Es cierto que Tu presencia se ha hecho familiar, Señor, pero eso no quiere decir que uno deje de inhibirse en tu presencia.
Lo que Te podemos decir, Señor, es que Te amamos, confiamos en Ti y, a pesar de nuestros dolores, de nuestra incertidumbre, de nuestro largo día lleno de cosas lindas y cosas feas, es una forma de servirte. No sabemos cómo será mañana, Señor, pero de una cosa estamos seguros, que Te amamos. Entonces, ni hace falta que Te digamos qué necesitamos, porque Tú lo ves todo, lo sabes todo.
Te amamos, Señor, Te glorificamos, Te alabamos, Te alabamos Señor, Te alabamos Señor, Te alabamos. Te alabamos, Señor, Te alabamos, Te alabamos Señor, Te alabamos, Te alabamos, Señor, Te alabamos.
Habla Señor, que tu siervo escucha, todos tus siervos escuchan. Habla, Señor, habla.
Dice JESÚS:
Han quedado un poco desorientados por la lectura que tuvieron que escuchar del Libro de los libros, un pequeño episodio de Ruth. Si continuaban leyendo había algo más, pero con lo que se leyó ya es suficiente.
Ruth significa, dentro del pueblo elegido para la revelación de Jesús, la mujer que deja de lado sus planes personales para seguir el llamado del Señor. Ruth pudo haber hecho muchas cosas, pero sabía que una vez el Señor ya la había elegido para que de ella naciera, y de su descendencia siguieran apareciendo los profetas que irían anunciando la venida del Señor.
Para decirlo en pocas palabras, Ruth representa a la obediencia, Ruth representa a la mujer que deja sus planes personales para seguir los planes del Señor. No es fácil entender a Ruth, mucho más si se sabe que el odio que había entre su raza y la raza hebrea era total; sin embargo Ruth, por una misión, deja de lado sus intereses personales.
¿Qué relación tiene todo esto con ustedes? No es con ustedes directamente, sino con todos aquellos que leerán estas revelaciones. Es decir, Yo puedo tener Mis planes personales pero, en todo caso, debo hacer o debo preguntar: Señor, ¿qué quieres que haga? Es decir, todo está muy bien, pero está mucho mejor cuando lo que hacemos es un mandato del Señor.
Que esto sirva todos los hombres, de todas las latitudes. Tal vez Ruth sea un antecedente de Mi Madre, cuando dice "He aquí la esclava del Señor, hágase en Mí según Tu palabra". Ruth, de alguna forma, es un antecedente de Mi Madre, y eso significa que el gran secreto de seguirme a Mí es dejar de lado mi voluntad, o lo que a mí me gusta, para empezar a hacer lo que le gusta al Señor.
¿Y esto involucra un montón de sacrificios? No, para nada. Cada uno puede tener entre manos todo lo que quiera pero, al tenerlo, está sirviendo al Señor, porque ha dicho sí a sus intereses personales, y al mismo tiempo, ha dicho sí a lo que Dios quiere hacer con los intereses personales de cada uno. Digo esto para que vean que la libertad no es vulnerada en absoluto.
Viene también esto a colación por lo que dijiste esta mañana a ese joven que se ha convertido. Sinceramente te digo que la conversión de ese muchacho ha producido, de este lado, una conmoción porque, a pesar de saber que él estaba navegando en otras aguas, se seguía insistiendo con las oraciones para que él se convirtiera, aunque nadie creía que se iba a convertir, y ahora, tal como Pablo era alguien que me perseguía, así este muchacho esta noche, al irse a dormir, hará lo mismo que hizo Pablo al preguntar: "Señor, ¿qué quieres que haga?".
Entonces, ven que el Libro de los libros tiene, en Ruth, relación directa con lo que pasó esta mañana. Ustedes le dan poca importancia, pero yo le doy una importancia extraordinaria, porque son signos evidentes de cómo empieza a cambiar el mundo con la presencia del Espíritu Santo.
"Señor, ¿qué quieres que haga?". En muy poco tiempo, cinco meses en la vida de un hombre para girar ciento ochenta grados; pero esas cosas y otras muchas se consiguen cuando hay una oración sincera, profunda, y no con el ánimo de ganar uno sino con el de esperar que gane el Señor, porque detrás de esa conversión, que es justamente lo que Yo busco de los hombres, ocurrirán, por esa conversión, un montón de conversiones porque, cuando alguien descubre un Tesoro, está esperando que lleguen a él personas para contarle: "Tenía yo esto en mi casa y no lo sabía, por eso te lo muestro con orgullo, placer y satisfacción". En este ejemplo, ustedes tienen, con caridad, lo que significa la conversión, y esta palabra la pronuncio bien fuerte porque justamente, para que el mundo cambie en todos los órdenes, hace falta la conversión de los hombres.
Hoy han tenido un ejemplo de cómo se produce, pero, ¿se han dado cuenta del papel que ocupa Mi Madre en la conversión de los seres humanos? ¿Se han dado cuenta? ¿Se han dado cuenta, también, que ustedes ni remotamente imaginaron que ese manto de la Virgen, que parecía sobrar en el cuadro porque es distinto a todos los otros mantos, está justamente puesto así, como esperando, a montones de seres que se cobijen debajo de él?
Yo creo que he sido suficientemente claro, y todos han llegado a entender qué es lo que hoy pasó. Que esto, que parece una anécdota, sirva a todos los hombres para que puedan o sepan manejar sus vidas.
Además, no quiero agotar hoy el tema de la conversión, pero todo ser humano debe aspirar a la conversión cada día, porque cada día podemos ir convirtiéndonos más, más y más. La conversión no es un lugar adonde se llega y uno se detiene, sino un camino por donde se va transitando y todos los días pueden aparecer cosas nuevas en esa conversión diaria, y esto también tiene relación con la lectura que se leyó, referente a que hay que vivir el hoy, y el mañana dejárselo al Señor.
No olviden una cosa, mis queridos, que nada conmueva tanto al corazón del Padre, a Mi corazón y al Espíritu Santo como cuando alguien se convierte, o alguien empieza su camino de conversión, y Yo diría que la eficacia de vuestros rezos, de vuestras reuniones, de todo lo que hacen, tienen que medirla siempre sobre la base de las conversiones que producen, porque cuando hay conversiones, algo realmente es verdadero, y aunque cincuenta se paren delante de la puerta para decir no, ante la evidencia de una conversión ustedes no hagan caso a nadie, porque saben que han estado, y están, delante de la verdad.
Dice NUESTRA SEÑORA:
Yo sigo hablando de la conversión, porque es algo que ustedes deben pensar mucho, pero pensar con el corazón, no con la cabeza, porque el que se convierte es el corazón, de que deja de querer algo para empezar a querer otra cosa.
Les quiero explicar. Cuando alguien anda por caminos torcidos y, de repente, la Providencia le toca porque alguien ha orado con insistencia y ha puesto sus mejores esfuerzos en lograrlo, entonces, la Providencia produce ese estado tan maravilloso del hombre cuando, yendo por caminos torcidos, de repente, empieza a ver todo de otra manera.
No sé si ustedes alcanzarán a medir la profundidad de esto, y la alegría que produce en el corazón de la Trinidad, y en Mi corazón, cuando alguien se convierte. Por eso, para pensar en la conversión de alguien no discutan nunca ni traten de meterle las ideas por la fuerza. Lo que más arrastra a la conversión a un hombre es el ejemplo y la palabra dulce y generosa y, sobre todo, la generosidad en el trato, porque cuando alguien se pone a decir cosas y uno calla y guarda silencio, entonces, la otra parte dice "¿Qué es lo que está pasando acá?", y empieza como a producirse, dentro de sí, una escisión, que va a terminar en una rotura con un pasado y el comienzo con un tiempo nuevo.
Todo esto que ustedes están oyendo de Mi Hijo y Mío, han podido darse cuenta que es realmente maravilloso, y además, que esto les sirva para ver que nunca han llegado a la conversión total. Siempre el hombre, diariamente, es susceptible de seguir convirtiéndose.
Porque aquí hay algo importante que hay que tener en cuenta; me refiero a las palabras de San Agustín, cuando dijo: "Hay muchas zonas dentro de Mí que no sé si son cristianas". Entonces, la conversión involucra ver esas zonas que hay dentro de nosotros, que no están lo suficientemente exploradas, y que no obedecen al sentir y al pensar cristiano.
Toda la vida existe para ir convirtiéndose más, más, más y más. Ese ha sido siempre el camino de los Santos, la conversión diaria. Incluso, pídanmelo a Mí, y pídanselo a Mi Hijo, para que les dé discernimiento, discernimiento en vuestros corazones para que logren avanzar cada día en este proceso de conversión.
Puede ser que les haya parecido un tema un poco difícil hoy, pero no. Es simplemente volver a empezar cada día diciendo: ¿cuánto más Te puedo amar, Señor? ¿Cuánto más puedo entrar dentro de Tu Plan? ¿Cuánto más, Señor, puede entender algo de Tu amor?
Entonces no resulta una cosa difícil sino necesaria para practicar todos los días y preguntarse por la noche: ¿en qué avancé hoy, Señor? ¿Cuánto avancé hoy, Señor? Y habrá días en que la respuesta será: mucho, y otros en que la respuesta será: muy poco, y otros en que la respuesta será: nada. Pero no se preocupen, mis queridos, que el Señor sigue esperando, porque Su paciencia y Su Misericordia nunca tuvieron límites ni los van a tener.
Dice la MADRE TERESA:
No quiero desentonar hablando de otra cosa, porque si Jesús y María hablaron de la conversión, no tengo por qué yo incursionar en otros temas.
En consecuencia, les digo que nunca subestimen a los demás en cuanto a la posibilidad de conversión que tengan, porque en la persona más dura y empedernida, en un instante, puede encenderse dentro de ella, como una chispa, como un fuego que empieza a transformarla. Nunca subestimen a nadie. Siempre crean que en cualquier hombre todo es posible, en cuanto a conversión se refiere, ya que de eso estamos hablando.
Además, ya lo dijo Nuestra Madre pero Yo agrego alguna cosa: si hay algo erróneo es ponerse a discutir con alguien este tipo de cosas.
Nunca discutan ni se enojen. Digan su palabra y déjenla como si fuera una semilla depositada en la tierra. No se preocupen, que el Señor se encargará de darle humedad y calor para que germine.
No discutan ni entren en pleitos con nadie para este tema. Nadie se convierte después de una discusión agria. Nadie. Cuando alguien se convierte es porque su corazón se abre y deja, por fin, entrar la luz del Señor, que le da un calor especial y le hace, o le empieza a hacer ver la vida desde un ángulo totalmente diferente de cómo antes lo veía.
Mis queridos, todo está muy bien. Cada uno, con sus problemas y sus cosas, piensen que todo está bien encaminado y todo tiene solución y que, tanto Jesús como Su Madre tienen una especial preocupación por seguirlos siempre, estar siempre al lado de ustedes para orientarlos, dirigirlos, conducirlos, en la vida y, sobre todo, amarlos tiernamente como pueden ellos amar.
Todo esto es maravilloso. Todo lo que ha pasado hoy es maravilloso. No se pongan a pensar qué, ni en qué, ni donde, ni cuándo, ni de qué manera. Solamente tengan presente que es maravilloso. Amén.
26 de Enero de 1999
A. F. A.:
Todo lo que hicimos, Señor, fue una revisión total de nuestra vida, y has pasado sanando todo: nuestro cuerpo y nuestra alma; has echado de nosotros y de nuestras casas y de todos lados el poder de las tinieblas, en esta meditación, que es la más completa que hemos hecho últimamente. Todos los aspectos están contemplados, Señor. Todos: desde nuestra limpieza general, la sanación de todas nuestras cosas, físicas, psíquicas y espirituales; la expulsión de Satanás y, además de eso, toda la acción de gracias que estaba contenida en nosotros, Te la hemos dado, Señor.
Señor, nos inspiraste estas palabras tan hermosas y esperamos que se reproduzcan y puedan ser escuchadas en los hogares porque pienso que pueden ser de mucho valor.
Es decir, por más que hoy estemos bien, eso no indica que no tengamos que estar siempre a la expectativa de que algo podría sucedernos, sin amargarnos por eso, pero manteniéndonos siempre alertas.
Ven, Señor Jesús, ven, ven. Ven, Señor, ven, ven a darnos Tu mensaje. Aunque estás ya entre nosotros y no Te veamos, has permanecido recién detrás de cada una de las palabras que hemos escuchado.
Es cierto que fueron dichas con demasiada rapidez, pero Tu Misericordia, Señor, hace posible que cada una de esas palabras cale hondo dentro de nosotros. No por un día o dos, sino para siempre.
Gloria a Ti, Señor, por todo lo que escuchamos. El Señor ya está en medio de nosotros como Jesús de la Misericordia. Todo es fuego acá dentro. Todo. Toda la corte celestial está acá adentro. Los santos pasan por ustedes, les tocan la cara, les tocan la cara, los acarician, les tocan el pelo, tienen una alegría bárbara ¿Quién dijo que el Señor es triste? ¿Quién dijo que el Señor es serio? No, da la impresión de que mirar Su rostro es una fiesta por todo lo que hoy ha pasado.
Gloria a Ti, Señor. Gloria a Ti. Los rayos que salen del corazón de Jesús, del Jesús de la Misericordia, están llegando a todos ustedes. Es como si estuvieran tostándose al sol, y los ojos sufren, ya sé, sufren porque arden, pero Gloria a Dios porque los ojos nos ardan a causa del fuego que sale del corazón del Jesús. Gloria a Dios. Que nos lagrimeen los ojos, no importa, por toda la luz que sale de Su Corazón. ¡Enhorabuena!. ¡Gloria a Ti, Señor!
Pensamos, Señor, que tenemos que darte doblemente gracias, porque no importa que nuestros ojos sufran si Tú estás aquí y tenemos el privilegio de que la luz que de tu Corazón emana casi nos ciegue
¡Nunca alcanzaremos, Señor, a darte las gracias por todo esto que nos das!
Habla Señor, que tu siervo escucha.
Dice JESÚS:
Que esto que digo para ustedes sirva como mensaje para todos los hombres que quieran oírme: esta es una noche de fiesta porque no hubo, en la invocación, nada que no se hubiese tocado, en el sentido de que se vieron todos los aspectos de la persona, y además, se hizo la expulsión del espíritu de las tinieblas, del siniestro. No solamente de ustedes sino de vuestras casas, de todos vuestros lugares. ¿Eso quiere decir que el siniestro ya desapareció? No, está siempre al acecho.
Por eso, no se dejen atrapar por el siniestro de la tristeza, de la amargura, de la ansiedad, del desvelo. No se dejen atrapar nunca por la falta de esperanza, por andar mezquinando la fe que tienen y no demuestran.
Es decir, yo les pido siempre, mis queridos, un acto sincero y genuino en todo momento. Para eso, hay que hacerse nada, hay que tener una humildad total, y entonces para Mí es posible que pasen todas estas cosas. ¡Qué hermoso que es!
La humildad, por centésima vez les digo, es madre de todas las virtudes y, en este caso, para liberarse de cuanto sea incorrecto e inadecuado para vuestro proceso espiritual, la humildad debe ser el cimiento. Y cada vez que la expresen y vivan de corazón, descubrirán nuevas connotaciones y verán que la humildad tiene cada día aspectos nuevos y diferentes, de acuerdo a cómo ustedes se internen en la Llama del Amor que sale de Mi corazón y también del corazón Inmaculado de Mi Madre.
No es que Yo quiera siervos a Mis pies. No, ocurre que aquel que se nutre con toda la humildad posible llega a escalar esferas tan altas dentro del amor del Señor que de otra forma jamás lo lograría.
Quiero que vuestra humildad sea proverbial. Quiero que vuestra humildad sea lo que más adorne vuestro espíritu. Todas las cosas bellas se irán dando por añadidura cuando en ustedes se arraigue, con toda la fuerza, la humildad.
Dice MARÍA:
No solamente quema vuestros ojos la luz que sale del el corazón de Mi Hijo sino también la Llama de Amor que sale de Mi Inmaculado Corazón.
Ustedes se preguntarán: ¿qué diferencia hay entre uno y otro, entre uno y otro fuego? Las mismas diferencias que hay entre un hombre y una mujer, y en este caso, una mujer que es madre, y aún más, Madre de Dios.
¿Ustedes creen en un privilegio más grande que ser envueltos en la Llama de Amor que sale de Mi Inmaculado corazón? ¿No creen que, al decir Inmaculado Corazón, estoy expresando con dos palabras toda la redención del hombre en los miles de años por venir?
En este corazón, de donde surge Mi Llama de Amor, empezó a vivir el Hijo de Dios, y aquí empezó a aparecer vuestra redención. Eso es tan grande, tan enorme, tan terriblemente importante, que tal vez solamente cuando estén de este lado van a entender.
Dice la MADRE TERESA: (Ignoro por qué se ha puesto de rodillas.)
Me he puesto de rodillas esta noche porque era un gesto muy característico en Mí. Cuando veía que ocurrían grandes cosas, grandes prodigios del Señor, yo caía de rodillas, y como esto ha ocurrido aquí esta noche, también lo hago acá.
Dice SAN MARTÍN DE PORRES:
Tal vez con tanta luz no se vea la negrura de mi rostro. Ustedes dirán que insisto demasiado en mi color, pero no hablo yo, sino que hablan millones de seres humanos que tienen este color en su rostro, y es para recordárselos que está todo aún por hacerse. Todo por hacerse. Salvo contadas excepciones, el color de mi rostro llama la atención hacia el amor.
Cada uno sabrá entender esto.
Dice SAN ARTEMIO:
Como dije muchas veces, recuerdo siempre a los primeros cristianos: cuando pasaba el carro que recogía hombres como prisioneros, ellos abrían las puertas de sus casas y chistaban al conductor para decirle: "Llévame; quiero morir por Dios y mi Señor". Y subían al carro tan felices que realmente todas aquellas cosas fueron conmoviéndome hasta que de general famoso en el ejército del César pasé a revistar como simple soldado del Señor.
¡Entonces tuve la suerte de contemplar aquellos rostros! ¡Nunca podrán ustedes imaginar cuán gozosa era la mirada de quienes ofrendaban sus vidas por Dios y su Señor!
Dice la BEATA FAUSTINA:
Sólo quiero decir esto, mis queridos hermanos: cada una de las palabras que están diciendo sobre la Misericordia del Hijo de Dios, las estoy apuntalando yo.
Me encanta todo lo que dicen de Él. No se cansen nunca de hablar de la Misericordia del Señor. No se cansen nunca. En vuestra familia, en el lugar que sea, al menos digan: "Jesús de la Misericordia, en Ti confío", para que esta invocación se haga carne en todos los hombres. "¡Jesús de la Misericordia, en Ti confío!"
27 de Enero de 1999
A. F. A.:
Esta noche es muy especial en todo sentido, pero me puse a pensar, desde la primer palabra que dijimos sobre la Misericordia sobre los sufrimientos del confesor de Sor Faustina, sobre los sufrimientos ella misma, y luego sobre la palabra de Jesús, que parece que no conocemos a Dios.
Después en la invocación aparentemente todo parecía ser una continuidad de lo anterior en este sentido: cuando uno conoce el amor de Dios, entonces todo lo entiende, todo lo comprende, todo lo tolera, todo lo soporta.
Bien, Señor Jesús, ven y esta noche. Hace tiempo que somos así, poquitos, Señor.
En Tu nombre, Señor, estamos esperando Tu presencia acá.
Está Jesús con nosotros con el Sagrado Corazón, y ya ingresaron todos. Está lleno. Jesús se adelanta. Se queda ahí en el medio. Se da vuelta, los mira a todos.
Dice JESÚS:
No tomen lo leído en la sagrada Escritura en forma dramática. Solamente piensen en la invocación, cuando se les dice allí que cuando uno conoce el amor del Señor las cosas son diferentes. Quise decirles que cuando me tienen a Mí, entonces las protestas, las quejas o consentirse estar mal no sé hasta qué punto se justifican. Se explican en el sentido de que son humanos y porque no conocen cómo es Mi amor.
Pero no se preocupen demasiado por eso porque llegarán al último día de vuestra vida y aún les faltará aprender sobre Mi amor: esto lo completarán cuando se encuentren de este lado.
Ahora bien, no quiero ensayar palabras de consuelo ni confortar a niños llorones. No es eso lo que quiero hacer porque ustedes no son criaturitas lloronas sino simples seres humanos que tambalean ante los vendavales que deben afrontar en su existencia.
Entonces, cuando les sucedan todas esas cosas, no se amarguen y piensen: esto forma parte de la totalidad, forma parte de las relaciones que tengo con el Señor. Digan así, y además nadie dijo que uno siempre tiene que estar floreciente en el amor al Señor. Sería mucho pedir.
Por supuesto que Me encanta cuando a pesar de todo siguen amándose, pero ¿acaso creen que no entiendo lo que a veces les pasa a todos? ¿Acaso no tengo una parte de naturaleza humana?
Lo importante es que no se preocupen demasiado y se dejen llevar, pues estoy llevándolos de la mano. Ya sea que estén alegres o tristes, preocupados o despreocupados, sigo llevándolos de la mano. Entonces piensen: estoy preocupado, estoy triste, estoy dolorido, pero Jesús me lleva de la mano, así como estoy.
¿Esto que indica? Que hay que pensar que no siempre se puede estar en plenitud en el amor del Señor. Esa es una aspiración que no corresponde. Por eso una vez dije que todavía no me conocen.
Les llevo siempre de la mano. Ustedes me la han extendido. Entonces no tengan temor, ningún temor.
Además, si Mi Madre y Yo les consideramos Hijos de la Luz, entonces ubíquense como tales, pues ni Ella, ni mi Padre, ni Yo ni el Espíritu Santo los abandonaremos jamás. A pesar de todo y siempre Yo los tengo bien tomados de la mano.
Dice NUESTRA SEÑORA:
Entre todos los mensajes que he ido, estos tienen algo que los diferencia. Ustedes pueden ver que, lo de Medjugorje y lo que yo pueda decir en otro lado, en cualquier lado, son mensajes muy cortos, casi una pequeña exhortación y luego un saludo; pero si ustedes quieren armar un cuerpo de doctrina con esto que Yo digo en otros lugares no tienen tanto material; pero si quieren hacerlo con todo lo que estoy diciendo aquí, a través del tiempo, tienen todo lo que ustedes busquen.
Es decir, entrar en el Tercer Milenio no es simple, porque es necesario preparar todo eso para recibir incluso una mayor cantidad de Gracia del Señor. De ahí que los mensajes sean largos, donde se dicen tantas cosas. Por supuesto que se podría quitar alguna palabra o redondear algo, pero todas las cosas que Mi Hijo, Yo y los Santos dicen son esenciales. La única pena es que no puedan conocerse en forma inmediata, porque en este último caso harían mucho bien.
Comprendan que las grandes cosas tienen cuna chica. Por eso, todo a su tiempo. Todo a su tiempo. Piensen que si muchas de Mis palabras las oyeran o las leyeran muchas personas, éstas no tendrían la madurez suficiente para interpretarlas; prueba de esto es que, al escuchar algunas cosas, la gente dice "Sí, sí", pero no entiende de qué se le habla, por más que se le explique bien.
Entonces, no sean impacientes: Tengan claro que todo se irá revelando a su debido tiempo. Además, se necesita la Gracia del Señor para que las personas entiendan un mensaje. No cualquiera entiende cualquier cosa en cualquier momento. Tengan muy bien en cuenta todo esto.
Además el Señor ha programado todo. "Déjense llevar por Él", nada más. Nadie les pide otra cosa. Déjense llevar. Déjense llevar, y el Señor va a ir acomodando todo. Si el Señor los ama, como han oído esta noche, Él no podría querer vuestro mal.
Entonces, desde lo más simple a lo más complejo, piensen: el Señor está en esto, y de una u otra forma el Señor resuelve.
Hay algo que hay que destacar: en todas estas revelaciones personales el problema fundamental que hay que entender es que está dirigido a una persona y a un grupo; entonces, no se pueden aislar los mensajes ni de la persona que los recibe ni del grupo, porque un grupo humano tiene sus dolores, sus inquietudes, sus penas, sus alegrías y todo. Entonces, muchísimas veces los mensajes, tanto de Mi Hijo como Míos, como de los Santos, tienen prácticamente una relación directa con la vida de ustedes.
Eso no quiere decir que no pueda aplicarse al resto de los hombres, pero entiendan eso. Entiéndanlo.
No voy a hacer nombres, porque si no después tienen que sacarlo de las revelaciones porque pasa a ser algo privado, pero estoy mirando los rostros de cada uno de ustedes, y tengan la plena seguridad, como que la Madre de Dios se los está diciendo, no hay nada en vuestra vida que no esté especialmente controlado por Mi Hijo y por Mí y que no haya sido tenido en cuenta por Mi Hijo y por Mí. ¿Oyeron? Nada. Absolutamente nada. Todo está dramáticamente establecido y, como ustedes han cedido vuestra libertad amablemente, entonces, Mi Hijo, Yo y todos los Santos los guiamos como corresponde.
No crean que todas las respuestas son positivas, porque como nosotros vemos las cosas sin pasado ni futuro, y siempre en presente, entonces, si algo no conviene, por más que nos lo pidan con mucha fuerza no podemos concederlo, y si bien algunas cosas que pidan ya podrían tenerlas, habría que considerar otras cuestiones: ustedes no saben que cuando piden reiteradamente algo y nosotros no lo concedemos, en todo ese proceso de peticiones hay un crecimiento en la vida de ustedes, todo un crecimiento hacia la santidad.
Entonces, en medio de cuanto ustedes hagan, tengan o sufran, piensen: "El Señor está en todo esto", pues por este camino Él los está llevando hacia la santidad. No sólo a ustedes sino a todas las personas a las que ustedes aman, y también a las que no aman. Por eso, muchas veces me dicen: "¿Pero cómo tal persona puede vivir en paz habiendo sido tan maldita?". ¿Ustedes olvidaron una cosa? Olvidaron que mi preocupación es que todos se santifiquen: no sólo ustedes sino incluso vuestros enemigos.
La Madre de Dios no se puede poner a la altura de cualquiera para hacer las cosas. Tiene que hacerlas bien, y aunque tal vez no les guste del todo que un enemigo triunfe al menos momentáneamente, estoy aprovechando todo eso para ir corrigiendo a esa persona. ¿O prefieren ver el día de mañana a sus enemigos en la oscuridad eterna cuando ustedes estén gozando de la Bienaventuranza aquí junto todos los ángeles y a todas las almas de vuestros parientes y seres queridos? ¿No les gustaría mucho más tenerlos cerca para que incluso ellos entiendan hasta qué punto ustedes no solamente se preocuparon por aquellos a quienes ustedes amaban sino también por aquellos a quienes no querían y que les habían hecho mucho daño?
¿Se imaginan viviendo en el mundo del Señor viendo continuamente en la oscuridad a aquellos que no nos amaron? ¿Sería terrible, verdad? Entonces, esta Madre del Señor se preocupa por todos, porque también se preocupó Mi Hijo al morir en la Cruz por cada uno de los seres humanos.
Entonces, no razonen así: "¿Cómo, siendo tan malo, le va tan bien?". Lo que ocurre es que el Señor está esperando y viendo que si te ama, entonces quiere tu bien, aquí y del Otro Lado; en consecuencia, si quiere tu bien, también quiere que el día de mañana, cuando estés gozando la Bienaventuranza eterna veas, aunque no sea tan cerca de ti pero también en la luz, a aquellos que te hicieron mucho daño. No es lo mismo gozar la luz del Señor teniendo, aunque lejos, a aquellos que no te amaron, que verlos en la oscuridad total para siempre.
Porque todo, de este lado, es para siempre. Entonces, Mi Hijo y Yo, la Madre de Dios, trabajamos para "para siempre". No trabajamos para hoy, mañana, pasado, otro día, dos días, cinco días. Trabajamos "para siempre", y este "para siempre" a veces ustedes no lo entienden; por eso nosotros hacemos muchas cosas que ustedes no logran entender totalmente. A eso se refería, en gran parte, la Epístola que leyeron, en cuanto a que no conocen al Señor. Él quiere el bien de todos, incluso el bien de vuestros enemigos, y que pase el tiempo necesario para que el hombre pague en la tierra muchas cosas antes de terminar su vida. Algunos quisieron ver muertos a sus enemigos. No es el caso de ustedes, pero sería muy simple eso. ¿No creen que viviendo sobre la tierra pueden escarmentar y mejorar, e incluso sufrir lo necesario, para pagar las deudas que tienen?
Ocurre que miran sólo una fachada. Nadie mira el corazón de las personas. Allí es donde se pagan realmente las deudas, y tengan la seguridad, la total seguridad, de que todo se paga. No porque el Señor quiera castigar sino por una elemental ley de la compensación: quien siembre rosas no espere cosechar tomates y a quien siembre trigo ni se le ocurra pensar que cosechará otro grano.
Entonces creo que esto está bastante claro.
Dice la MADRE TERESA:
No se preocupen demasiado cuando vean que las cosas no funcionan bien. A mí me sucedía lo mismo, y a veces tenía mis palabras duras con el Señor, como reprochándole. Yo le pedía y Él no me lo concedía, y entonces me enojaba y a veces gritaba: "¿Por qué, Señor? Reconoce que es una injusticia que no me des esto, lo otro o lo de más allá".
Bueno, era mi forma de conversar con el Señor. En consecuencia, si dicen que soy santa (y habría que verlo) piensen: si una santa tuvo sus problemas, entonces, ustedes o son santos o están en camino de serlo.
Así tienen que pensar. No lo vean por el lado negativo. No.
Hoy, al leer el icono, vieron cuánto premia Jesús la pena. Acuérdense de eso: cuánto premia Jesús la pena. Y hay seres que viven y mueren en su congoja por todo los que ocurre sobre la tierra. Y hoy han visto a varios de esos seres.
¿Qué prefieren, un poquito de aridez espiritual en algún momento o el moretón, y todo lo que rodea el moretón de esa mujer, esta mañana, en su brazo, provocado por su esposo? ¿Qué es peor?
Ese moretón surgió por toda una forma de vida, donde ese no es ni el primero ni el último de los golpes, aunque le aseguraste que nunca más la iban a golpear, y Dios te va a hacer caso, pero ¿qué es peor: toda una vida esperando golpes o a veces tener un poco aridez espiritual o pena por alguna cosa?.
Por eso, no se dejen tentar por la tristeza ni por todas aquellas cosas de las que el Mal saca partido.
MENSAJES DE NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA
13 de Mayo de 1999
Dice NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA:
Esta es la segunda vez, después de las apariciones en Portugal, que aparezco como Nuestra Señora de Fátima. Lo hice el trece de octubre del noventa y siete en Tucumán, y lo hago hoy aquí en Justiniano Posse. Los otros mensajes son conocidos por todo el mundo. (Aquí la Señora hace referencia de manera concreta y precisa al Mensaje de Tucumán y a éste, de Justiniano Posse. En lo que concierne a esto último, fue cumplido estrictamente.)
Cuántas cosas se dijeron durante el año pasado y muchos años atrás respecto de mis mensajes en Portugal. Sobre todo, muchos me utilizaron como una figura un poco oscura y tenebrosa que anunciaba cosas horribles para el mundo. Pero nada de eso era cierto. Esa última carta, que no fue conocida por el mundo, estaba dirigida a la organización interna de la Iglesia, quienes conocen el último mensaje que yo he dado en Tucumán, y ahora doy aquí éste como Nuestra Señora de Fátima, es decir, la Virgen María en la advocación de Fátima.
No es tanto lo que tengo que decirles, pero sí importante. Todo lo referente al Tercer Milenio se está preparando como corresponde. Todo está previsto, todo está programado, y lo que dije en Tucumán podría repetirlo exactamente ahora, pero agregaré algunas cosas.
Muchos creyeron que se estaban preparando, de parte del Señor, cosas terribles para castigar a los hombres por sus grandes desvíos y pecados. Pero olvidaron que Mi Hijo es el Señor de la Misericordia, y que no estamos aún en los tiempos en que Él vendrá con gran poder y gloria para llamar a todos al Juicio.
Mientras tanto, sigue en forma permanente lo prometido por mi Hijo: estamos en la Era de la Misericordia y la salvación personal y colectiva está al alcance de todos. Totalmente al alcance de todos.
Cuando se inaugure el Templo de Jesús de la Misericordia y de Nuestra Señora de los Dolores o Esposa del Espíritu Santo, o como se pongan de acuerdo en llamarme, porque soy única como Virgen María, vuelvo a decirles que ese Templo será el símbolo de la Nueva Alianza de Dio