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Mensaje del 24 de Enero de 1998 - Madre Teresa

Yo sé que mi forma de decir las cosas es muy especial, ya lo sé y que a pesar de todo eso muchos me llaman Santa, ese es un problema que dejo al Señor, ni siquiera me importa opinar al respecto, ahora, sí de algo estén seguros, que si buscan la santidad que el Evangelio quiere no es justamente la santidad de un siglo, dos, diez o veinte siglos atrás, la santidad de hoy debe responder a las necesidades y a la realidad de hoy, de eso sí estoy convencida.

Mensaje del 24 de Enero de 1998

Dice la Madre Teresa:


Lo que dijeron Jesús y María me han producido a lo largo de toda mi vida una picazón en mi cuerpo que nunca me la he podido sacar porque el ver todas estas cosas yo somatizaba en mi organismo lo que estaba pasando y todo eso hizo que yo apareciese tantas veces como una mujer temperamental, de un carácter fuerte y a veces hasta agrio o agresivo y lo repito y lo repetiré hasta el cansancio, cuando uno ve que diariamente cientos de personas mueren de hambre, ya para esto les pido que se pongan una mano en el corazón para responderse a sí mismo, cuando uno ve a tantas personas que se mueren de hambre y pasa delante de palacios inmensos donde sobra la comida, entonces a uno le viene esa picazón en el cuerpo que yo tuve casi toda mi vida.

Esto no quiere decir que yo esté pregonando ninguna doctrina de ninguna naturaleza, solamente quiere decir y no me interpreten mal, quiere decir que falta sensibilidad en los seres humanos para que los bienes de esta tierra estén más equitativamente distribuidos pero para eso no es posible darle porque sí a aquellos que no tienen, es una cuestión que pasa por la educación más familiar que escolar, etc., para que si alguien consigue algo sepa administrarlo adecuadamente.

No vean detrás de mi palabra ninguna agitadora ni ninguna revolucionaria estúpida, nada de eso, solamente mi picazón siempre estaba en mi cuerpo por ver la insensibilidad de los seres humanos, allí reside el kid de la cuestión.

Ahora, cuando yo hablo de insensibilidad no solamente me refiero a una necesidad de llenar los estómagos de comida, de pan y los corazones de amor sino que apunta a todo el universo, a un ordenamiento general de todo lo que está sobre el universo, plantas, animales u elementos naturales que hay que usar con amor para su mejor distribución.

¿En qué han convertido el planeta?, ¿en qué lo han convertido?, han destruido montones de especies, tanto sea animales como vegetales, han roto el equilibrio ecológico y siguen atentando contra la naturaleza con las más diversas formas de elementos que si bien consiguen un objetivo a la corta o a la larga están destruyendo otras cosas.

No quiero precisar con ejemplos lo que ustedes me entienden demasiado bien, parecería que están en guerra con la naturaleza, en guerra con los animales, en guerra con las especies de todo tipo, en guerra contra los recursos naturales, adónde quieren llegar y todo por una dureza de corazón, todo por no querer organizar las cosas de otra forma, todo por no querer compartir, que es partir juntos y además en el fondo todo es una falta de amor porque si yo quiero a alguien no voy a romper el equilibrio ecológico seguramente.

Es decir, todo lo que yo digo no apunta solamente a aquellos que tienen hambre de pan y hambre de pan, sino apunto a todas las cosas y cuando muchas veces vos decís: está la Madre Teresa con sus franciscanas y sus pies sucios, lo hago a propósito para que vean que no me interesan los pies sucios, me interesa que los hombres tomen agua y no que yo lave mis pies, eso es lo que me interesa.

Yo sé que mi forma de decir las cosas es muy especial, ya lo sé y que a pesar de todo eso muchos me llaman Santa, ese es un problema que dejo al Señor, ni siquiera me importa opinar al respecto, ahora, sí de algo estén seguros, que si buscan la santidad que el Evangelio quiere no es justamente la santidad de un siglo, dos, diez o veinte siglos atrás, la santidad de hoy debe responder a las necesidades y a la realidad de hoy, de eso sí estoy convencida. Ya dije una vez: ¿cómo hago llenar la panza de mis hambrientos con un poema de San Juan de la Cruz?, eso no quita que yo no lo ame a San Juan de la Cruz y me sienta muy feliz al leer un poema de él pero la realidad me está diciendo que ese poema puede alimentar mi alma en algún momento si yo tengo el estómago lleno, de otra forma no me sirve, no me sirve, aunque sea una obra cumbre del misticismo o de lo místico.

Cada cosa en su lugar, cada cosa a su debido tiempo y en cada tiempo usar todo aquello que es necesario para ese tiempo.

No podemos andar en carreta cuando los aviones surcan los aires a velocidades temibles, digo carretas para ponerme a tono con el lenguaje de ustedes y basta por hoy porque creo que se entendió bien qué es lo que quise decir.

Los amo con todo mi corazón y no piensen que soy una anciana protestona y quejosa, no, en absoluto, sepan descubrir detrás de cada palabra dura que sale de mis labios todo el torrente de amor que he sentido y siento por los hombres.

Amén.

Fundación Jesús de la Misericordia y Corazón Inmaculado de María  |  Aprobada por Res. 139 A - Gob.de Córdoba – Sec. De Justicia – Dir.de Ins.de Pers.Jur.  |  Dirección: 9 de Julio 1162  |  Teléfono: 03537 – 431197 - 2553  |  Justiniano Posse – (Cba.)

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