Es hermoso ver pensar la parte en que le dicen: quedate con nosotros porque ya anochece y la noche está cargada de peligros, esa expresión quiere decir: vení Jesús, entrá en nuestra alma porque tenemos toda la noche de la vida por delante y es muy difícil vivirla solo, tenemos que tenerte a vos. Mensaje del 15 de Abril de 2009
Habla Artemio:
…, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Hoy es día miércoles y nos estamos preparando para el próximo domingo, hoy miércoles 15, el próximo domingo es el domingo de la Misericordia, el Papa estableció siempre que después del domingo de Pascua, el domingo próximo es el domingo de la Misericordia, donde se festeja también la Santidad de Faustina, Santa Faustina, esa Santa que está en la puerta ¿vieron?, ahí con Jesús y la novena de la Misericordia empezó el Viernes Santo ¿eh?, bueno.
Número 11 vamos a alabar al Señor: cuando el pueblo alaba a Dios suceden cosas…, buscamos número 12, todos venimos con problemas, otros esperamos muchas horas, la cuestión es que la mayoría está un poco triste pero estando en el Templo del Señor parecería que eso está de más ¿no es cierto?, ya vamos a ver por qué, 12: no puede estar triste el corazón que alaba a Cristo….
Vamos a pedir el Espíritu Santo que venga a darnos el auxilio para poder dejar penetrar en nosotros la palabra del Señor, que es la única forma por la cual podemos sanarnos, la única, por eso humildemente con toda nuestra prudencia, nuestra templanza, nuestra sabiduría, poco o mucha, la que tengamos, le decimos: ven, ven, ven, Espíritu Divino, ven, ven, ven, acércate a mí….
Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. Del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. El Evangelio de hoy es de el San Lucas, acuérdense que San Lucas es el Apóstol de la Misericordia, el Evangelista de la Misericordia, Lucas 24, 13 a 35, este hermoso Evangelio dice: “mientras conversaban, Jesús se les acercó y se puso a caminar con ellos, pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran. Acuérdense que Jesús ya había resucitado, entonces estos dos muchachos van camino de Emaús y Jesús se les pone al lado y ellos no se dan cuenta. ¿De qué van discutiendo?, les dijo. Uno de ellos llamado Cleofás, le contestó: ¿cómo?. ¿Vos sos el único peregrino en Jerusalén que no está enterado de lo que ha pasado aquí estos días?. ¿Y qué pasó?. Todo el asunto de Jesús Nazareno. Que era un Profeta poderoso en obras y en palabras, reconocido por Dios y por todo el pueblo. Pero nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes renegaron de Él, lo hicieron condenar a muerte y clavar en la cruz. Nosotros pensábamos que Él sería el que debía liberar a Israel. Pero todo está hecho, y ya van dos días que sucedieron estas cosas. Al llegar cerca del pueblo al que iban, hizo como que quisiera seguir adelante, pero ellos le insistieron diciendo: quédate con nosotros, ya está cayendo la tarde y se termina el día. Entró, pues, para quedarse con ellos. Y mientras estaba en la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se los dio. En ese momento se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero Él desapareció. Entonces se dijeron el uno al otro: ¿pero cómo, no sentíamos arder nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?” . Esta es palabra del Señor, te alabamos Señor y te damos gracias.
Entonces van dos muchachos camino a Emaús, un pueblo llamado Emaús y se les acerca un hombre, ellos no comprendieron ni por casualidad que era Jesús y entonces le pregunta: ¿y qué están discutiendo?, no, no, estamos hablando, pero ¿cómo, sos el único que hay por estos lugares que no conoce lo que pasó en estos días?, ¿y qué es lo que pasó?, y sí de Jesús el Nazareno que lo crucificaron, etc., y dicen, porque piensen ustedes que las personas no tenían el Espíritu Santo y no entendían montones de cosas ¿eh?, por lo tanto le dijeron: sí, nosotros esperábamos la liberación del pueblo de Israel, de manos de los romanos pero no fue así y Él muere en una cruz, estaba clarito que ellos esperaban a un liberador terrenal, un hombre que tuviera o tomara en sus manos un ejército y liberara al pueblo de Israel, pero Jesús venía a otras cosas, no a eso.
Siguió caminando con ellos y se puso a explicarles las Sagradas Escrituras, les habló de todas las cosas y ellos escuchaban, cuando llegan hasta Emús los muchachos van a entrar, los compañeros y Jesús hizo como que seguía el camino y entonces ellos le dicen: pero quédate, entra y quédate con nosotros porque ya oscurece y la noche está cargada de peligros. Cada uno de los Evangelistas lo dice de formas diferentes, alguno dice por ejemplo: ya se está haciendo tarde, entrá con nosotros, pero la cuestión es que directamente lo invitan a quedarse con ellos en Emaús y Jesús entra al pueblo a quedarse con ellos. Siguen sin reconocerlo, cuando estaban cenando Jesús toma el pan, lo parte y entonces ahí se dan cuenta que realmente era el Señor, ya había muerto pero como había aparecido ya en varios lugares también aparece a estos compañeros pero ellos no se dan cuenta. Cuando Jesús desaparece entre ellos dicen: pero ¿cómo, cuando veníamos caminando no nos dimos cuenta que era Él?, ¿cómo es posible?, ¿no sentíamos en sus palabras arder la verdad y todas las cosas maravillosas de Dios?, cómo es posible que lo hayamos tenido a nuestro lado y no nos dimos cuenta, pero ya era tarde porque el Señor había
desaparecido.
Esto de los compañeros de Emaús es una hermosa Parábola, parábola quiere decir comparación ¿verdad?, una comparación entre Jesús, la vida de Jesús y las cosas que pueden pasarnos a nosotros, muchas veces ocurre que tenemos tan próximo a nosotros al Señor, porque, partamos de la base, Jesús está siempre a nuestro lado, delante y detrás, a derecha e izquierda, arriba y abajo, siempre, lo que pasa es que no queremos verlo o no podemos verlo, no queremos porque Él hizo las promesas de quedarse siempre con nosotros, hasta la consumación de los siglos, es decir los seres humanos somos muy lerdos para entender, sobre todo las cosas divinas y siempre nos quedamos razonando con pequeñas cositas, pero lo esencial no lo vemos, se pasa el tiempo, se pasa la vida y después nos preguntamos: y esto ¿qué?.
Es hermoso ver pensar la parte en que le dicen: quedate con nosotros porque ya
anochece y la noche está cargada de peligros, esa expresión quiere decir: vení Jesús, entrá en nuestra alma porque tenemos toda la noche de la vida por delante y es muy difícil vivirla solo, tenemos que tenerte a vos, es decir, ellos no se daban cuenta quién estaba con ellos pero intuían tal vez, le dice: quédate porque es tarde y la noche está cargada de peligros. Traducido entonces repito quiere decir: vení Señor a mi corazón porque tengo todo una vida por delante y la vida de por sí está llena de peligros, amenazas, enfermedades, muertes, cincuenta cosas ¿verdad?, dice: y Él entró a quedarse con ellos.
Es una actitud habitual en Jesús, si uno no le dice: vení, Él no viene, si uno no le dice: entrá Él no entra, si uno no le dice: quiero que estés en mi corazón Él no está, ¿por qué?, por una razón muy simple, la aceptación o no del Señor involucra o tiene en cuenta o pone en juego nuestra libertad, Jesús nunca haría algo para violentarnos, así como una persona no se mete en la casa de otra porque sería violentarla y además es contra de la ley ¿no?, y como el Señor nos creó libres entonces respeta nuestra libertad, puede entrar en nosotros, Él quiere entrar en nosotros pero nosotros tenemos que invitarlo para eso: vení, entrá, quedate con nosotros porque ya anochece, porque la vida que tengo por delante es larga y difícil, porque la vejez ya carcome mis entrañas, porque está lleno de peligros, lo que sea, pero quedate con nosotros ¿eh?.
Todo esto es preciosísimo si nosotros a esta altura de la vida podemos hacer lo mismo con Él, hemos pasado la Pascua de Resurrección, el domingo, muy bien, pero ¿qué ha quedado en nuestra alma, qué ha quedado dentro de nosotros?, una reunión familiar donde vinieron o no vinieron los hijos, ¿qué ha quedado en nosotros?, ¿la alegría del Jesús que resucitó?, Él siempre estuvo resucitado, nada más que hemos conmemorado la fecha de la Pascua, entonces ¿qué hay dentro de nosotros?, ¿una enorme alegría porque el Señor triunfó sobre la muerte?, ¿qué hay?, ¿qué quedó de la Pascua?, ¿qué quedó en nosotros?.
Por eso, habrá que recapacitar sobre esto y con toda la humildad decir: Señor, necesito que te quedes conmigo, que te quedes con nosotros, la palabra necesito siempre les digo es una expresión de humildad, no: quiero, te digo que vengas, no, no, necesito tu presencia en mi vida, no solo para aquél que está sano o en apariencia está sano porque todos tenemos algo, todos necesitamos en nosotros la presencia del Señor ¿verdad?, ¿seremos capaces como los compañeros de Emaús de decirles: Señor, mirá, necesito tanto que entres en mí para traerme todo lo que me hace falta, la sanación de mis enfermedades, el arreglo de mis problemas, el que saques de mi corazón todos los rencores, todas las cosas viejas que no me dejan vivir en paz, necesito poder perdonar aquellos que me hirieron o me hacen daño todos los días, necesito Señor tantas cosas, están mis hijos que crecen, un futuro por delante, no sabemos qué va a pasar con ellos en un mundo difícil lleno de problemas y de cosas, vení Señor, necesitamos que te quedes con nosotros porque sino la vida es imposible, ¿seremos capaces de hacerlo?. Muchas personas a veces dicen: y sí pero yo rezo tanto, yo soy muy devoto, yo estoy, yo lo otro, pero hay una distancia muy grande entre cumplir, rezar, la comunión dominical o diaria, la Misa, sí, sí, está muy bien, pero a veces con todas esas cosas todavía nuestro corazón no se ha llenado del Señor ¿eh?.
No hay peor cosa que decir: sí, porque como yo rezo mucho ya está, lo tengo todo, no hay que olvidar algo, la conversión del hombre todos los días se da un poquito más, un poquito más, ¿por qué?, lo que ayer yo conocía y amaba tal vez hoy tenga que conocer más para amar, no me puedo quedar con algo que pasó hace años o pasó una semana, no, no, no, yo todos los días tengo que volver a empezar, volver a empezar, con una base de antes pero otra vez tengo que volver a empezar, no me puedo decir: bueno, ya llegué hasta acá, se terminó, yo ya estoy bien, no me hace falta nada, no, todos los días hay que empezar de nuevo, ¿o alguno tiene seguro el día que está por delante?, ¿o alguno tiene seguro si va a amanecer mañana si no se queda esta noche por ahí?.
Por eso, somos capaces nosotros de decirle al Señor: entrá a quedarte con nosotros, porque mi vida es difícil, nuestra vida no es fácil de llevar, todos los problemas que hay que resolver, las cosas que hay que renunciar a veces a lo que tenemos que perdonar, porque el perdón es algo incluso que hay que elaborarlo durante mucho tiempo porque algunos dicen que perdonan ¿no?, pero la memoria les recuerda demasiado las ofensas y entonces siempre están allí a flor de piel para aparecer de nuevo como un reproche, sí, te perdono pero, el pero ese, pero esto, pero lo otro, es decir, incluso el perdón hay que elaborarlo a través del tiempo, dándose cuenta hasta qué punto quien a uno le hizo daño puede ser lejano o cercano ¿verdad?, ha dejado en uno una huella difícil, tremenda, que a veces uno se demora años en cerrar esas heridas abiertas.
¿A qué me refiero especialmente?, sobre todo a las estafas del amor, es decir ser engañado, un amigo que se fue traicionándonos, la esposa que nos dejó por cualquiera que pasó, el esposo que picotea en todos lados y también en su hogar, es decir, todas situaciones difíciles donde el amor no es del todo en serio, no es en serio, donde hay directamente falsedades, donde hay estafas como dije recién, ¿qué nos hace falta los seres humanos?, podemos vivir el hoy muy bien pero mañana no sabemos cómo se nos presenta.
Por eso, no hace mucho leíamos el Evangelio que decía Jesús: las aves del campo tienen sus nidos para pasar la noche, hasta las fieras silvestres tienen sus madrigueras pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar su cabeza ¿eh?, es similar esto a los compañeros de Emaús, vení Señor, entrá porque la noche es larga y está cargada de peligros y Él entra a quedarse y en el caso del otro día que decíamos: y el Hijo del hombre, el Hijo de Dios no tiene dónde reclinar la cabeza, dije el Hijo el hombre porque Jesús es Hijo de la Virgen María, por eso se le dice el Hijo del hombre, pero es Dios también.
Esto tenemos entre manos en este día después de haber vivido la Pascua de Resurrección y yendo hacia el domingo de la Misericordia, ustedes dirán: ¿es importante esto?, y piensen que es la Misericordia, usemos las mismas palabras del Señor, el amor obrando, quién no necesita la asistencia, quién no necesita sentir el afecto constante de familiares, de amigos, pero sobre todo del Señor para no sentirse realmente huérfano en el mundo, podemos ser muy fuertes, muy autosuficientes, muy desafiantes de todo pero en el fondo somos como niños, somos como bebés que ante cualquier peligro temblamos, ante cualquier dificultad se nos viene todo abajo, ante cualquier problema ya se nos oscurece el día, ante cada dolor parecería que ya nada es igual y cuando aparece una enfermedad entonces por más que a veces confiamos en el Señor pero está siempre aquella duda: y si no pasara esto, y si no me sano, claro, ¿por qué?, porque el ser humano cuando está enfermo lógicamente no tiene tantas fuerzas pero cuando ocurre eso está cerca su familia para mantenerlo en pie. Por eso que los enfermos mejoran o desmejoran, se sanan o no y la mayoría de las veces depende de cómo es atendido, está bien por los médicos pero sobre todo por la familia cuando no lo hacen sentir una carga, cuando no lo hacen sentir como alguien que está sobrando, que no trabaja, que no trae el pan, etc.
Entonces, esa es nuestra situación, estamos en el mundo, somos muy fuertes, en apariencia poderosos, tenemos dinero, posesiones, trabajo o no tanto pero ¿qué pasa esta noche, sobreviviré a esta noche, me despertaré mañana, abriré los ojos?, no sé, no lo sé.
Entonces, toda la seguridad que el mundo puede darnos es tan relativa y vale tan poco, como aquél hombre que decía: bueno, voy a ser graneros muy grandes, voy a almacenar mucho cereal para así tener para muchísimos años, vivir en paz, feliz, sin preocuparme porque he amontonado un montón, grandísimo, pobre, esa misma noche se le pide que cierre los ojos porque la muerte llegó, ¿de qué vale amontonar si estamos huérfanos?, ¿de qué vale prevenir si no estamos confiando en alguien que tenga fuerzas?. Los hombres siempre nos dan una mano, una ayuda pero, piensen: todo el mundo nos pone condiciones, son contadas las personas que no nos ponen condiciones, tenemos que estar siempre una pinturita porque sino ya no tienen el mismo trato con uno, no entendiendo que los seres humanos pueden equivocarse y todo lo que quieras, entonces cómo es posible que tengamos tan poca seguridad sobre el afecto humano: me amás y me amás mucho pero ¿hasta cuándo?, hasta que se te cruce algo en la cabeza, a que se cruce cualquier defecto o cualquier chisme o cualquier cosa y ya dejás de amarme.
Entonces, la seguridad humana no tiene ningún valor, nada, absolutamente, es relativo todo, si vos sos ahorrativo seguramente vas a tener algo pero aún así nunca se sabe, entonces el hombre tiene que apelar a alguien que es superior, entonces el trabajo de sus manos, el trabajo de sus manos se va a santificando y puede amontonar todo lo que quiera honestamente y está muy bien que lo haga por precaución, para prevenir el futuro de sus hijos, para dejar a los demás en paz, para eso están los seguros de vida, para eso están los ahorros y todas las cosas por el estilo pero ¿alcanza esto?, ¿alcanza?, no, no alcanza, todo eso está muy bien pero tenemos que ver qué ocurre con nosotros.
Estamos viendo hoy en los compañeros de Emaús que quieren convencer al que se acerca a ellos de todo lo que había pasado en esos días en Jerusalén y quien les habla les dice tantas cosas hermosas pero ellos estaban tan sujetos a sus ideas que no lo escuchan, pero de cualquier forma lo invitan a entrar pero recién se dan cuenta que era el Señor cuando parte el pan. Parecería siempre que la mesa, la mesa es el gran lugar para descubrir los afectos, afianzar los afectos, entenderse mejor, por eso a través de los tiempos aquellos que se reunieron para resolver grandes problemas de las naciones o pequeños problemas primero almorzaban o cenaban y después hablaban de lo que tenían que hablar ¿verdad?, ¿por qué?, porque en la mesa hay algo que es fundamental, como se participa del pan ¿verdad?, de la comida, entonces el hombre se relaja, el hombre es más dócil y deja entrar en su ser la palabra del otro en un diálogo ¿verdad?.
Entonces, en la mesa es cuando, justamente hoy en el Evangelio se ve que estos hombres entienden que el que los había acompañado siempre es el Señor en todo ese camino y se reprochan: pero ¿cómo no nos dimos cuenta?, ¿qué pasó en nosotros que no ardía en nuestro corazón cuando Él hablaba?, pero ¿cómo no hemos podido dejar de tener la experiencia de estar con Dios en nuestro camino y no lo conocimos.
Y ¿qué pasa con nosotros mis hermanos?, ¿está Dios en nuestro camino, en nuestra casa, en nuestra vida, está y lo dejamos pasar de largo?, ¿está?, ¿está el Señor en nosotros o toda la fuerza que tenemos por nuestra juventud hace que no miremos para otro lado y creamos así que somos autosuficientes, que todo lo podemos?, total tengo tanto amontonado, puedo hacer con esto lo que quiero, no mi querido, no sabés si pasás esta noche, si llegás a mañana, no, esto no debe ser un pensamiento feo sino algo hermoso de decir: tengo que estar preparado ¿mmm?.
Todas las cosas que corresponde que debe hacerse hay que prepararse para ellas y decir como en el Evangelio los compañeros dicen: vení, entrá, la noche está cargada de peligros, no te quedes en la calle, vení, entrá con nosotros y en la mesa como les dije, en el diálogo Él parte el pan, Él parte el pan y allí le conocen pero cuando se dan cuenta el Señor ya se había ido.
Aunque el Señor estuvo esta mañana a las seis, de seis a siete conmigo quiere estar de nuevo, es decir estar, está siempre pero quiere de nuevo hablar, quiere usar Mi voz para decirles lo que tiene que decir, por eso humildemente todos tengamos un tremendo respeto, sobre todo si es posible un tremendo amor porque el Señor se va a manifestar.
Habla Señor que tu siervo escucha y te presta su voz para decirles a estos hombres que, y mujeres y niños por supuesto, que han venido de lejos, muy lejos y no tan lejos, querés estar con ellos. Entiendan esto, Jesús dice: el único lugar donde me manifiesto y hablo a todos los hombres, porque todos los días habla el Espíritu Santo en nosotros, en cada uno, pero así un Mensaje a todos los hombres es el único lugar en la Tierra, no hay otro, entonces piensen ustedes, las palabras de Él ¿no?, cuando dice: quien escucha Mi voz, quien siente el calor de Mi cuerpo, quien tiene sobre sí los rayos de Mi Misericordia ya si su corazón está disponible toda enfermedad pasó, todo problema se resolvió, toda situación difícil se tornó simple, todo lo duro se hizo más maduro.
Habla Señor.
Dice Jesús:
En este día quiero que todos tengan Mi voz y Mi palabra en vuestros oídos pero sobre todo en vuestros corazones.
Ustedes Mis queridos son los compañeros de Emaús, que van por el camino de la vida avanzando y avanzando, Yo voy siempre con ustedes y les pregunto: cuántas veces a Mí me dijeron entrá a quedarte conmigo, vení a vivir a mi casa, tomá bajo tus responsabilidad mis hijos, mis cosas, todo lo que me pertenece, que en primera y última instancia es Mío, porque soy el Creador de todas las cosas.
Que ansioso estoy Mis queridos, que ansioso que estoy de que me abran el corazón para que en este día pueda entrar en la casa de vuestros afectos, que es el corazón, ¿les resulta muy difícil abrir el corazón para recibirme?, pero para eso Mis queridos hay algo muy simple y elemental, hay que olvidarse de uno, y ¿cómo?, sí, dejar de pensar en los problemas que uno tiene, en las enfermedades que está carcomiendo su interior, hay que dejar de pensar en que quisiera esto, quisiera lo otro, hay que dejar de lado las cosas del mundo, no porque sean malas sino porque primero hay que ordenar el corazón y la mente y después con las cosas del mundo se pueden hacer maravillas, siempre y cuando el corazón esté ordenado y la mente sepa discernir, ver con claridad.
Quiero entrar en ustedes, así como entré a Emaús, ese día con los compañeros de Emaús, quiero entrar y vuelvo a decir: olvídense de ustedes, de vuestros problemas, de todo, un momentito por lo menos, para ponerse así delante de Mí con toda la pureza del alma, no piensen si les parece que están en pecado o no, ya nadie que escucha Mi voz está en pecado, nadie. El solo hecho de escucharme los libera de todo mal que han hecho a lo largo de vuestra vida, aunque no es tanto, pero Yo ya lo he perdonado hace mucho, que esas cosas que no se han hecho bien no sea motivo de tener broncas, resentimientos, dolor,
incertidumbre, enojo, nada, nada, dejen de lado todas esas cosas, porque quien se entretiene en acomodar sus juguetes, las cosas que el hombre tiene normalmente, no puede recibir al Señor porque está en las cosas pequeñas y no en las grandes, ya podrá amontonar sus juguetes pero primero tienen que ordenar vuestro corazón, vuestra vida, ¿y es tan difícil todo esto?, no, escuchen, pongan el corazón y la mente en blanco, quédense como en silencio con los ojos cerrados, el corazón palpitante diciendo: Señor, necesito tanto de tu Misericordia, necesito tanto tu amor Señor para reparar todo el amor que no tuve, las cosas que me faltaron, los reproches que me hicieron, las injusticias que viví, el dolor que sentí, la luz que no vi, el fuego que no ardía, vení Señor a mi corazón díganme, Yo iré y cenaré con ustedes como con los compañeros de Emaús.
Entonces, están liberados de todo pecado y de toda mala intención que pudieron o pueden tener, porque Mi Misericordia como siempre les dije, alcanza para todo, absolutamente para todo y ya vuestros problemas, vuestras cosas mal hechas han sido perdonadas.
Quiero habitar en vuestros corazones, quiero estar allí, en este momento en que oyen Mi voz, sienten Mi respiración, tienen el calor de los rayos que salen de Mi Corazón, de Mi Misericordia ya nada les puede faltar, nada, nada, porque hasta las cosas más difíciles se vuelven simples, hasta las cosas más tremendas dejan de ser trágicas para tornarse buenas.
Y ahora, ofrézcanme también a vuestros hijos, a vuestra pareja… (se dio vuelta la cinta)… , momento de afecto por alguien porque muchas veces los afectos se confunden y el hombre dice sí a muchas cosas que después se arrepiente porque no la sentía, entonces preséntenme vuestra pareja, es decir aquél ser que ustedes aman, esa es vuestra pareja, no las legalizadas en la ley humana y en apariencia divina, a quienes aman y son amados esa es la pareja, no otra, no hay papeles ni compromisos delante de nadie que pueda tenerlos atados en el amor que ustedes se tienen, sean adultos Mis queridos, sean adultos y entiendan que el lenguaje del amor es uno solo y no tiene sustitutos, entiéndanlo y no solo ustedes sino todos aquellos que tienen la dirección del culto en tantos lugares, el amor es lo que vale, el resto papeles y más papeles y compromisos ante las personas todo se vuelve tan relativo y tan sin valor.
Luego ofrézcanme a vuestros hijos, los problemas que ellos tienen, las dificultades para criarlos, los problemas que presentan, preséntenme a vuestros hijos o vuestra esposa o esposo que toma demás, a vuestros hijos que ingieren drogas, a vuestros hijos que no solamente tienen esas cosas que muchas veces se heredan, porque las adicciones se heredan sino otras cosas, vuestros hijos que son un poco desalmados, irritantes, pendencieros, soberbios, cosas que no sirven para el ser humano y en un corazón soberbio o pendenciero Yo no puedo entrar porque no estoy bien allí ya demás un soberbio no pide: Señor vení a mi corazón, no, no lo pide.
Por eso, así de simple es todo Mis queridos y en lo más profundo de la noche cuando estén angustiados o les pase lo que les pase tengan una expresión tan simple como: Señor, tené compasión de mí, si lo decís con toda la confianza y toda la fe, todo lo malo que tenés entre manos desaparece y todo dolor ya no es y todo miedo se esfuma, qué fácil es vivir teniéndome en vuestros corazones, qué fácil, es cuestión de humildad, que es la madre de todas las virtudes, saliendo del amor por supuesto, la humildad de decir: necesito Señor que seas mi Papá, mi amigo, mi compañero, mi hermano, mi compinche, el que me sigue a todos lados, el que no va solo sino que va con tu Mamá Señor, la Virgen, quiero que siempre Mis queridos tengan en cuenta a Mi Mamá, que pena los seres humanos que no tienen en cuenta a Mi Madre, hay millones sobre la Tierra, siento pena por todos, porque cualquiera de ustedes piense: qué se puede creer de alguien que ama al Hijo y su Madre no es nadie, pues un personaje secundario, Mis queridos, que quede bien claro, se los dije hace años y se los repito, la sangre que derramé el Viernes Santo en el camino del calvario, la mitad de esa sangre era de Mi Mamá, la Virgen, piensen en eso, cómo podrían olvidarse de Mi Mamá sabiendo que la mitad de la sangre, aunque pagué las penas, los dolores y las injusticias de todos los hombres de la Tierra, la mitad es de Mi Mamá, ¿o no es ella quien me dio la vida?, cuando el Espíritu Santo la cubrió con su sombra.
Entonces, abran vuestros corazones y así como los compañeros de Emaús le dijeron a ese hombre que habían encontrado, que era Yo, entrá a quedarte con nosotros porque ya anochece y la noche está cargada de peligros, díganme ustedes: Jesús, entrá a mi casa, hacete dueño de todo, entrá en mi corazón, que sea propiedad tuya para siempre, ordená mi vida, mis cosas y todo lo que tengo entre manos y Yo entraré y cenaré con ustedes, que es decir, compartiré el pan, compartir es partir juntos el pan ¿mmm?.
Mis queridos, ya quiero que me inviten a entrar, es cierto que ustedes me necesitan pero Yo también necesito amarlos con toda Mi alma, ¿o acaso no son Mis hijos?, ¿o acaso no fueron creados a Mi imagen y semejanza?, ¿o acaso no tenemos una Madre en común que es la Virgen María?, entonces qué esperás Mi querido para abrirme tu corazón, qué esperás, dale, estoy necesitando de sentir correr de tu sangre, que unida a Mi sangre, se confundirá por todo el cuerpo e irrigará a todos los órganos para sanarlos de todas las enfermedades que tienen.
Los amo profundamente.
Habla Artemio:
Cantemos al amor de los amores….
Que cerca estás Señor de todos nosotros, que cerca estás Señor, tan cerca que te decimos: tan cerca de mí….
Antes de continuar les digo a los dos sacerdotes que hay adentro y uno que está afuera que vengan también acá así les dan la bendición ellos también, va a ser un gusto recibirlo, dense a conocer, total ya saben que sé que están.
Sáname Señor con tu Espíritu….
Quiero sentir el fuego de tu amor en mi corazón, he escuchado tu palabra Señor y entonces estoy tan contento porque sé que si yo te pido vas a entrar en mi corazón y vas a permanecer en él para siempre, sí Señor, para eso me trajiste Jesús, para estar viviendo en mí de aquí en más, siempre, por eso te amamos tanto Señor y te lo decimos, a ver: te amamos Señor, te amamos, qué débil está el amor este, a ver más fuerte: te amamos Señor, y si probamos a ver si sale más fuerte: te amamos Señor….
Tené compasión de nosotros Señor, entrá en nuestro corazón y permanecé allí para siempre: sáname Señor con tu Espíritu….
Levantamos todas las fotos que trajimos de nuestros familiares, amigos, parientes, el Señor ya lo ha visto y los ha sanado pero nuevamente le pedimos que derrame sobre todos los que ustedes piensan, los que ustedes quieren, los que ustedes aman, sobre todos y cada uno y entiendan que aquél que escuchó la voz del Señor de aquí en más nada le puede faltar, nada, piensen Mis queridos que el único lugar en el mundo en que el Señor se dirige a todos los hombres es en este, no porque esté yo aquí ni mucho menos, sino porque Él con su Mamá eligió este lugar, ¿será porque habrá necesidades?, no sé, Él sabrá.
Bendecí Señor todas las fotos, todas y cada una, sanalos a todos, a los presentes también, a cada uno, además saná la herencia Señor para que siete generaciones hacia atrás y siete hacia delante, descendencia, no hereden ninguna enfermedad, esto para que tenga valor tienen que sentirlo en vuestro corazón sino es lo mismo que decir salió el sol.
Pasá sanando Señor la herencia de cada uno, siete generaciones hacia atrás y siete hacia adelante, la descendencia, siete en la Biblia significa siempre, el Señor santifica todo siempre y si uno se enferma o le pasa algo es por algo circunstancial pero no porque venga ya en la familia, todos tenemos factores hereditarios que a veces destruyen nuestra vida sin darnos cuenta y a veces hablamos de la mala suerte, la mala suerte no es otra cosa que heredar de los que vivieron antes cosas que uno no tiene ninguna culpa pero paga deudas, no porque el Señor castigue sino por una simple compensación natural, cuando uno se desprende de algo bueno vuelve multiplicado y si se desprende de algo malo también vuelve multiplicado.
Reciban del Señor entonces todas las sanaciones y gracias, con toda la fuerza y poder de Jesús que es Padre, es Hijo y Espíritu Santo, Amén.
Esta ceremonia terminó, demos gracias a Dios.
Nadie dice que no pueden quedarse pero creo que Jesús fue suficientemente claro cuando dijo: quien escuchó Mi palabra tiene todas sus cosas resueltas, enfermedades, problemas o lo que sea, así que ya lo saben.
… los testimonios, pero ya hoy una señora de Arteaga ya nos habló que su hijo había sanado de su tumor en la cabeza, y es conveniente dar los testimonios porque se le agradece al Señor, por eso esta señora quiere hacerlo… (Una señora da su testimonio: bueno, yo voy a hablar por mi nieta, ella quiere dar el testimonio que pidió por el otro abuelito que vive en Cruz del Eje, que se le caían los ojitos y ella pidió y sanó y está muy bien y el deseo de ella de manifestarlo. Gracias)… , sobre todo es interesante que escuchen este testimonio porque la gente que tiene diabetes dice: es para siempre, porque eso es lo que dicen los médicos, claro, lo que pasa que la diabetes es incurable para los médicos pero para el Señor no, véanlo con este hombre que le va a decir, ¿de dónde sos?, Alejo Ledesma… (Otro señor da su testimonio: hola, quiero agradecerle a la Mamá María por todo lo que hizo por mí. Yo tenía 300 de diabetes y fui y vine acá que me curaron y Mamá María y Jesús me curaron. Yo el 27 llevé los análisis, yo esa mañana antes me había hecho el control y tenía 94 y ella a las cinco de la tarde me tomó el control y tenía 82 y ahora me siguen 97, 100 y así, 88. Yo le doy las gracias a Jesús, a la Virgen María, como al Espíritu Santo también lo nombro y a Diosito y acá quien puso las manos para que yo siga adelante. Gracias)….