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Mensaje del 21 de Junio de 2009

Nos tomamos del origen de la vida, que es nuestro papá con mamá nos dieron, volvemos a ser apenas una célula pequeñísima que ni se ve en la panza de mamá, empezamos a vivir ahí, todavía papá y mamá no sabían pero ya vivíamos en su panza, ¿por qué?, porque ellos habían tenido una relación íntima y de esa relación surgimos nosotros, alegrémonos por esto, el resto no importa, el resto no interesa, el resto se lo ofrecemos al Señor, lindo o feo, terrible o no ofrecido está al Señor, que en su infinita sabiduría sabe perfectamente todas las cosas por qué sucedieron como sucedieron.
Mensaje del 21 de Junio de 2009

Habla Artemio:

Buenas tardes.

Como todas las cosas que hacemos en la vida, lo hacemos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Bueno, con el cuadernillo de cánticos saludamos al Señor y decimos humildemente: que viva Cristo…, a ver lo decimos de nuevo con un poco más de fuerza: que viva Cristo…. Bueno, tenemos en cuenta que hoy es el día del padre, todos los días debería ser como el día de la madre ¿no?, pero hay un día en especial, entonces aunque no sea miércoles, lo mismo decimos que queremos el patrocinio de San José, el Padre Adoptivo de Jesús, Patrono de la Iglesia Universal y Patrono de tantas cosas, entre ellas de la virilidad, para todos aquellos que tienen problemas para tener hijos, invocándolo a San José, bien.

Entonces, si bien nos acordamos de todos hoy ponemos allí en primer lugar a los que lo tienen vivos y los que no lo tienen vivos y los que hace tantos años no los tenemos, pero número 23 estamos diciéndole al Señor y diciéndonos a nosotros mismos: los que esperan, los que esperan en Jesús….

Ahora teniendo en cuenta que estamos conmemorando el día del padre vamos a hacer la renovación de las promesas del Bautismo, por medio del Bautismo la persona pasa a formar parte de el Cuerpo Místico de Cristo, es decir, hijo del Señor y heredero de su Gloria, por eso, cerramos los ojitos y con nuestra fe, nuestro corazón abierto, tratemos de recordar un poquito la vida que hemos pasado junto a papá, ese ser que no importa cómo fue ni qué nos dio, no, no, no, lo que importa es que por él y por mamá tenemos la vida. Cuidado con esto, la Sagrada Escritura es muy, muy clara cuando dice que dichosos aquellos que respetan y aman a sus padres, por una razón muy simple, porque les dio la vida y hayan hecho lo que hayan hecho, nos hayan dado todo el amor o no tanto, nos hayan amado nada, mucho, poco, algo, pero es nuestro padre, si él no hubiese sido nosotros no seríamos.

Entonces nos hacemos la idea, con un poquito de imaginación, nos hacemos la idea cuando papá y mamá decidieron, esperamos que así sea, tenernos, ellos tenían la esperanza de una vida, tenían la ilusión de un hijo, tenían la alegría, toda la alegría que una vida nueva puede traer, no fue así tal vez, no importa, nosotros lo imaginamos así, porque si no fue así no es porque no hayan querido sino tal vez porque, bueno, hay tantos problemas a veces en los seres humanos, tantas cosas, hay que mirar, pensar y callar, no es día hoy de reproches ni día para lamentarse por el pasado que pudimos haber tenido, no.
Nos tomamos del origen de la vida, que es nuestro papá con mamá nos dieron, volvemos a ser apenas una célula pequeñísima que ni se ve en la panza de mamá, empezamos a vivir ahí, todavía papá y mamá no sabían pero ya vivíamos en su panza, ¿por qué?, porque ellos habían tenido una relación íntima y de esa relación surgimos nosotros, alegrémonos por esto, el resto no importa, el resto no interesa, el resto se lo ofrecemos al Señor, lindo o feo, terrible o no ofrecido está al Señor, que en su infinita sabiduría sabe perfectamente todas las cosas por qué sucedieron como sucedieron.
Somos una pequeña célula que ni se ve, pero ya tenemos vida, falta desarrollarse nomás pero está todo allí, está el color de nuestros ojos o los dedos meñiques o el corazoncito latiendo, todo está, y ¿por qué?, porque papá y mamá se decidieron hacerlo y si no se decidieron no importa, de eso no nos queremos acordar, ahora estamos pensando en las consecuencias de todo esto, que hermoso.
Ese largo tiempo de la cero hora hasta los nueve meses, cero hora nueve meses u ocho o siete o seis según los casos, no importa, la cantidad no interesa y entonces nos ponemos a pensar que ni bien nacidos ¿eh?, es decir ya dentro de la panza de mamá, ni bien hemos nacido, empezamos a crecer al amparo de su fuerza, su poder, por un lado el Señor mirándonos a los ojos, llamándonos por nuestro nombre e infundiéndonos un alma inmortal, eso pasó según la cantidad de años que cada uno tenga ¿eh?, desde la cero hora hasta hoy, bien.
Nos cuesta pensar una vida tan pequeñita que se desarrolla, que nace, que empieza a crecer y empiezan a pasar los años, pero antes de eso pensemos que ni bien nació el niño, cada uno de nosotros, papá y mamá empezaron a pensar: ¿qué día lo bautizamos?, se supone que esto no solamente lo pensamos los católicos sino también lo pensarán los protestantes, los budistas, los mahometanos. Es decir, el Bautismo representa la entrada para formar parte de ese mundo ¿verdad?, de esa gran familia del Señor.
Ahora, y si el Bautismo no se hace ¿qué pasa?, ese niño queda en un lugar, sea aborto o lo que sea, queda en un lugar donde ni goza ni sufre, pero tiene el tremendo deseo de gozar de la Luz del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Papá y mamá entonces piensan: cuándo lo bautizamos, ¿qué padrinos elegimos?, entonces buscan más vale personas jóvenes, aunque no se sabe muy bien cuáles son las funciones de un padrino, se entienden un poquito pero no mucho ¿mmm?. Un padrino reemplaza al padre cuando el padre no está o aunque esté si no funciona como padre, ese es el padrino. Entonces se pide un turno para el Bautismo, yo no sé si se entiende lo que es, pero ahora lo tenemos que entender sí o sí ¿verdad?, bien.
Somos pequeñitos y todos se dirigen hacia la Iglesia más cercana adónde van, adonde quieran ir para, como decían antes las abuelas: cristianizar al niño, bueno, muy bien. Y para allá parten todos llevándonos a nosotros con un montón de ropa nueva, linda y hay personas que se esmeran durante meses, durante el embarazo para hacer como una capa o lo que sea por ese Bautismo.

Pero lo fundamental no es la ceremonia en sí sino lo que representa esa ceremonia. Cuando el que bautiza derrama agua y los demás elementos sobre la cabeza del niño les preguntan a las personas que son padrinos si tienen noción de lo que eso representa, todos dicen que sí, aunque andá a saber ¿no?, si tienen
noción, bien.

Entonces empieza la ceremonia, nosotros somos tan pequeñitos, vomitamos, chupamos el chupete, estamos allí, alguno llora, otro se sonríe, otro duerme y entonces al empezar la ceremonia el ministro, el que oficia el Bautismo hace que los padrinos y también los padres están ceca, renuncien a una vida que no es buena, todo lo que puede darnos el demonio ¿no?, renuncian entonces todos, sabiendo lo que hacen o no, no importa, renuncian y aceptan creer en un solo Dios, que es Padre, es Hijo y es Espíritu Santo, para ratificar esta ceremonia se reza el Credo. El Credo fue armado en el Concilio de Nicea, hace tantos siglos, entonces están en el Credo los principios básicos de la religión católica y entonces después de renunciar a Satanás, después de prometer creer en Dios se reza el Credo, que es una manera de hacer entrar a la pequeñita criatura a ese
mundo.

Entonces, ahora pensemos en los padrinos que tuvimos, a lo mejor alguno no se acuerda, no importa, Dios sabe, porque a lo mejor confunden con la Confirmación o bueno. Entonces somos pequeñitos, estamos allí, nuestros padrinos están contentos de estar en esa ceremonia, han renunciado ya y han pronunciado el amor hacia el Señor ¿verdad?, pero lo vamos a repetir. Somos pequeñitos, muy chiquititos, pero estamos oyendo que el sacerdote dice o el ministro: ¿renuncian a satanás, sus obras y sus seducciones?, y entonces todos ustedes dicen: ¡renunciamos!, con más ganas, a ver: ¡renunciamos!, somos bebés pero ahora tenemos voz fuerte. Ahora: ¿creen en un solo Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo?, ¡sí creemos!. Desciende sobre nosotros que somos tan chiquitos el Espíritu Santo con todos sus dones y carismas, todo y entonces el auspiciante dice: para entrar a formar parte de la Santa Madre Iglesia dice y nosotros ahora, en aquél momento lo dijeron los padrinos, ahora lo decimos nosotros: Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Nació de Santa María Virgen. Padeció bajo el poder de Poncio Pilatos, fue crucificado, muerto y sepultado. Descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos. Subió a los Cielos, está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso, desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna, Amén.

En aquél momento, se besan, se felicitan, se desean cosas buenas y nosotros somos pequeñitos allí, entonces con todo nuestro fervor pero ya criados, con número 27 decimos: cantemos al amor de los amores….

Festejamos aplaudiendo el haber entrado a formar parte, hemos revivido nuestro Bautismo, hemos renovado las promesas, es decir desechar lo malo y creer en un Dios, estamos recién bautizados, imaginamos a nuestros padrinos que no saben, pero se sienten bien, ¿y qué nos dio el Espíritu Santo al llegar hasta nosotros a través de la ceremonia?, nos dio todos los dones y carismas. Los dones son condiciones especiales, lo mismo que los carismas, ¿qué pasa?, el mundo después nos recibe y esos dones que debieron haberse desarrollado, en algunos sí, en otros no, ¿y esas promesas del Bautismo y esos regalos del Señor?, muchos sobreviven, otros van desapareciendo de acuerdo al mundo en que nos tocó vivir, pero no importa, el sello está para siempre.

Entonces, cuidemos los niños pensando en nosotros, cuidemos todo, ¿para qué?, para que todo ese conjunto de dones, esas condiciones que nos dio el Señor puedan desarrollarse; ustedes dirán: ¿qué es un don, qué es un carisma?, hay tantos carismas y dones diferentes, por ejemplo, la sanación es un don, es un carisma ¿eh?, el dar un consejo, el decir la verdad, el ser fiel a la palabra que uno empeñó, el no andar con mentiras, hay tantos carismas, hablar en lenguas, en las lenguas que habló Jesús, los Discípulos desde hace dos mil años, tomar conciencia de la justicia, tomar conciencia de la hermandad, tomar conciencia de cada una de las cosas esenciales que van a formar parte de nuestra vida, que hermoso ¿eh?.

Nosotros no podemos ser egoístas y pensar solamente en nuestro Bautismo, sino que vamos a pensar en todos los niños que han sido abortados o por pérdida o bien aquellos niños que en los lugares adónde hay guerras no pudieron ser bautizados. Nos vamos a hacer cargo como padrinos de todos esos millones de niños que están sin gozar ni sufrir, están allí esperando que se los bautice para formar parte del Reino de Dios y ustedes serán, son los padrinos de esos millones de niños, ustedes dirán: ¿y qué nombres se le pondrá?, bueno, vamos a buscar los nombres de ustedes que pueden repetirse o de todas las generaciones que los precedieron, es decir, que vivieron antes ¿eh?, en base a eso ahora hacemos el Bautismo de millones de criaturas desde la última vez, que será diez días o quince, no me acuerdo que se hizo.

Esto no lo hago porque a mí me guste, me gusta también, pero el Señor quiere que se haga, para que todos esos seres que están allí sin gozar ni sufrir empiecen a ver la Luz del Padre y ustedes son los padrinos ¿eh?, ustedes son los padrinos, no les parezca extraño si durante la noche o mañana o dentro de unos días algún angelito se les aparece por ahí ¿no?, pero piensen: por el hecho de ser padrinos esos niños pasan a ser protectores de ustedes por toda una eternidad ¿eh?, ¿entendieron?, bueno, muy bien.

Entonces, en mi mano yo tomo los millones de niños abortados o por pérdida o porque en guerras, distancias o que se yo han muerto sin recibir el agua del socorro, siéntanse padrinos de millones de chicos porque son tantos en toda la Tierra, de un extremo hasta el otro, todo, siéntanse padrinos porque lo son.

Entonces yo seria el auspiciante y digo para todos esos millones: Señor de la Misericordia, mirá a estos millones de niños, que tienen padre, como tenemos nosotros pero no han podido nacer, por las causas más diversas o a lo mejor por nuestra responsabilidad también, usé la palabra responsabilidad no culpa ¿eh?, nuestra responsabilidad, bien. Señor, para esos millones de niños, guerras o lo que sea ¿eh?, ustedes preguntarán: ¿y los que son budistas, mahometanos y protestantes o lo que sea?, con todo el respeto, si esos niños quieren también los bautizamos, si ellos no quieren no, así que no solamente de católicos sino de mahometanos, budistas, brahmanes, calvinistas, protestantes, luteranos, millones, millones y millones y millones y ustedes son los padrinos y si creen sentirse ricos pero ricos en serio, hoy pueden hacerlo, ¿por qué?, porque son padrinos de millones de criaturas ¿verdad?.

Yo los bautizo a todos, en presencia de sus padrinos y con los nombres de estas personas y de todos sus antecesores, para que nos alcancen los nombres, yo los bautizo en presencia de los padrinos a todos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. Y como en toda ceremonia de Bautismo, teniendo el agua y el fuego, como en toda ceremonia de Bautismo, renunciamos a Satanás, todas sus obras y seducciones, ¡sí, renunciamos!, y creemos en un solo Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, ¡sí, creemos! Y para entrar a formar parte de la Santa Madre Iglesia, decimos: Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Nació de Santa María Virgen.
Padeció bajo el poder de Poncio Pilatos, fue crucificado, muerto y sepultado.
Descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos. Subió a los Cielos, está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso, desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna, Amén.

Como en toda ceremonia de Bautismo terminamos en el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. Y por supuesto felicitaciones a todos los padrinos de estos millones de niños; alguno dirá a lo mejor: y yo no soy digno de ser padrino por las cosas que hice, por esto o por lo otro, nada, nada, todo eso piensen: estamos en el Santuario del Señor de la Misericordia y su Misericordia alcanza para todo, para borrar todos los errores y las cosas que uno no hizo bien, el Señor pasó borrando todo, siéntanse muy bien de ser padrinos, a pesar de que a veces todos tenemos algo, pero como dice el Señor: allí donde abunda el pecado, sobreabunda la gracia de Él.

Con la alegría enorme de ser padrinos de tantos niños, no tiene precio esto mis queridos, si ustedes vieran el jolgorio que hay acá dentro de aquellos que estaban en la oscuridad sin gozar ni sufrir, porque no gozan ni sufren por el hecho de no haber hecho nada ni malo ni bueno, ahora pasaron todos a la Luz del Padre, y esos niños de los cuales ustedes son padrinos, mientras están adorando al Padre los acompañan a ustedes, ¿por un día o dos?, no, para siempre, es hermoso esto, preciosísimo y si vieran el jolgorio, es decir la alegría que tienen, si ustedes vieran cómo lo festejan ¿eh?, como lo sienten. Y ustedes, cada uno de nosotros, sintámonos así también, que hermoso, me he prestado con gusto para que tantos seres vayan a la Luz del Padre, a gozar por toda una eternidad. El día que pasemos al otro lado junto a María y a Jesús todos esos niños nos van a estar recibiendo ¿eh?, todos, con seguridad se los digo, porque lo he visto, con seguridad.

La alegría de nuestra alma no tiene límites, no tiene límites, porque con un acto tan simple y sencillo pero tan extraordinario hay sido posible poner en la Luz, para siempre, en este día del padre, a todas esas almitas pequeñas. Millones de padres esto no lo saben, claro, pero nosotros sí lo sabemos y dentro del plan del Señor, de su Misericordia, diríamos que llueve, desciende la gracia como si fueran torrentes enormes, siéntanla, siéntanla porque está descendiendo sobre todos ¿eh?.

Con 22 nos unimos a todos esos millones de niños y decimos: alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor…. ¿Está Fanny por ahí?, ¿no está Fanny?, ¿has participado de toda la belleza?, contanos, para que no solamente sientan una campana y cualquiera que haya visto puede decir ¿eh?... (habla una señora que cuenta lo que vivió: bueno, cuando empezó a hablar inmediatamente se hizo como una bola de cristal, yo digo acá el centro)… (se dio vuelta la cinta)…, de vida fácil pero él logró mantenerse muy bien a pesar de toda la gente que lo rodeaba.

El Evangelio es de Marcos 4, 35-41, por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. Del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. El Evangelio de hoy nos muestra lo que les voy a leer: “al atardecer de aquél mismo día, Jesús dijo a sus Discípulos: crucemos hasta la otra orilla del lago. Despidieron a la gente y lo llevaron a la barca en que estaba. También lo acompañaban otras barcas. De pronto se levantó un gran temporal y las olas se estrellaban contra la barca, que se iba llenando de agua. Mientras tanto Jesús dormía, en la parte de adelante, sobre una almohadita. Lo despertaron diciendo: Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?. Él entonces se despertó. Se encaró con el viento y dijo al mar: cállate y cálmate. El viento se apaciguó y siguió una gran calma. Después les dijo: ¿por qué son tan miedosos?. ¿Todavía no tienen fe?. Pero ellos estaban muy asustados por lo ocurrido y se preguntaban unos a otros: ¿quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?”. Perdonen si dije alguna palabra no tan bien pero ocurre que estos lentes no son para leer cerca, pero el Señor permitió leer lo mismo el Evangelio, bien.

Entonces revivimos el acontecimiento ¿no?, Jesús duerme en la barca, es interesante ver eso sobre una almohadita, un cojín, duerme profundamente y se desata un enorme temporal de viento y olas, claro, ocurre que las barcas chicas con el oleaje se van llenando de agua y ellos empezaron a tener miedo, lo despiertan a Jesús y le preguntan si no le importa a Él que ellos se hundan ¿no?, entonces Él mira a las olas y al viento y les ordena calmarse y los mira a los Discípulos y les preguntó: ¿por qué tienen miedo?, ¿tan poca es la fe que tienen?.
Ustedes dirán: claro, ellos no, como todavía no sabían muy bien quién era Jesús, porque recién después de la Pasión el Espíritu Santo desciende sobre los Apóstoles, sobre todo los que estaban cerca, los que vieron algo, porque la mayoría se había hecho humo ¿no?, pero Juan por ejemplo no, se había quedado, en el momento del lanzazo es cuando muchos reciben el Espíritu Santo ¿eh?, bien, pero el resto no, no tenía el Espíritu Santo.

Para aclararles así con exactitud con quién estaba, lo habían visto a Jesús hacer milagros, habían visto tantas cosas hermosas de Él pero en todas las cosas espirituales el ser humano tiene que ir evolucionando, es un proceso, así como uno planta una semillita y la tierra necesita calor y agua para nacer y crecer, también nos pasa a los seres humanos que necesitamos que esa fe que empieza en nosotros, además de tener todo lo necesario para crecer, pero hay necesidad de un tiempo ¿eh?, un tiempo. Los problemas de la fe o las gracias de la fe, que es un regalo del Señor, no se dan así a borbotones, de golpe, puede que en algún caso sí pero en general tenemos que ser como lo suficientemente abiertos para que el Señor pueda infundir en nosotros ese regalo de la fe.

Es cierto, si nosotros conocemos más cosas del Señor, si la Sagrada Escritura es el libro habitual de la lectura en la casa, nosotros y con la familia, por supuesto que a mayor conocimiento mayor regalo de la fe del Señor. Es decir, uno puede como motivarlo al Señor para que le regale más ¿verdad?, es como cuando uno cultiva bien un pedazo de tierra, entonces hace que esa tierra sea más propicia para que al poner la semilla nazcan las plantas y no se sequen ni se marchiten de nada ¿mmm?.

Es decir, es un regalo, sí, pero que nosotros podemos hacer posible que el Señor nos regale y además preparar ese terreno fértil en nosotros para que Él siembre las semillitas de la fe ¿mmm?, también es cierto, por eso, a mayor conocimiento mayor amor, valga esto para el conocimiento de las cosas de Dios o incluso porque hay que reconocerlo también entre los seres humanos, más conocemos a alguien más lo amamos, a veces puede pasar lo contrario pero ese es un tema aparte.

Ahora bien, nos encontramos entonces ante unos Discípulos que da la impresión de que no creen mucho o casi nada, pero ¿vos querés que nos hundamos?, entonces pero ¿cómo, no tienen fe?, ¿por qué tienen miedo? ¿eh?.

Entendamos el Evangelio, la barca es la vida, nosotros somos los Discípulos, el que está siempre en nuestra barca, pero no atrás sino adelante, en la parte del frente, la popa, proa perdón, bueno, es el Señor. Cuando uno quiso, porque dice: lo llevaron del otro lado del lago ¿eh?, es decir, le hicieron conocer el mundo donde ellos pescaban o donde vivían, ellos quisieron llevarlo, nosotros podemos decirle: Señor, vení a nuestra vida, a nuestra barca, porque al venir a nuestra barca estamos tranquilos, pero no es el caso de los Discípulos que lo despiertan asustadísimos porque creen que se van a morir, siempre el agua así y sobre todo de esta manera asusta ¿no?, bueno.

Perdonen que yo tome agua y ustedes no, bien.

Entonces, vemos como ellos lo increpan a Jesús, ¿querés que nos muramos?, noo dice Él, cómo voy a querer eso, cuando nosotros estamos llenos de problemas, cuando tenemos enfermedades, cuando la mayoría de las cosas que tenemos entre manos no están bien y tantas cosas por el estilo ¿mmm?, entonces es como si le reprocháramos al Señor: pero ¿qué pasa, te olvidaste de mí?, ¿no me tenés en cuenta?. Allí el sueño del Señor, más que sueño es como un momento en que el ser, Dios, Jesús, se deja estar ¿verdad? para ver que pasa, no como prueba, sino como una forma de hacernos ver hasta qué punto somos capaces de afrontar todas las cosas que tiene la vida y que no son simples ni sencillas ¿eh?.

Hombres de poca fe les dice Él y sí, la verdad es que las veces que Jesús les habla fuerte a los Discípulos es para recordarles que no tienen la fe suficiente, claro, a ellos les faltaba el Espíritu Santo que les dijera pero nosotros lo tenemos el Espíritu Santo. Por eso hoy al comenzar a renovar las promesas del Bautismo nos recordamos a nosotros mismos de las promesas del Señor al entrar a formar parte de ese Cuerpo Místico de Cristo, es decir la comunidad del Señor ¿mmm?.

Es decir, el Señor no es que esté dormido, para nosotros está dormido, por otra parte el Señor si bien era humano todavía porque no había muerto, especialmente humano ¿verdad?, pero tenía noción de lo que pasaba, entonces se levanta y dice: que se calmen las olas y que pare el viento, claro y los Discípulos se preguntaron una vez más, a pesar de haber visto todos los milagros que Él había hecho ¿no?, dijeron: pero ¿quién es éste, que hasta el viento y la naturaleza le hacen caso?, ¿quién es? ¿mmm?

Ahora, cuando nosotros vivimos así simplemente nos encontramos tantas veces con situaciones parecidas ¿verdad?, y muy parecidas, primero las situaciones cuando tenemos alguna enfermedad, cuando las cosas no van como uno quisiera, porque uno se hizo planes y después salieron de otra manera. Es decir, todo aquello que contradice un poco nuestros deseos, porque nosotros queremos nos hace reaccionar un poco mal o muy mal y muchos también se apartan del Señor, si vos no sos capaz de esto, entonces ¿qué?. Es decir, nuestra relación con el Señor es bastante difícil, ¿por qué?, porque estamos siempre pidiendo y en ese pedido hay un trueque, ¿por qué digo trueque?, porque normalmente hacemos esto ¿no?, rezamos algo, hacemos una promesa o lo que sea pidiéndole tal cosa, no decimos por ejemplo: necesito Señor tener esto porque me hace falta para mí, para mi familia, para los que amo, lo necesito Señor, ¿me lo darías?. La palabra necesito la escuchan con frecuencia, decir: necesito algo siempre lleva involucrado o tiene dentro de sí la virtud de la humildad ¿mmm?, yo necesito esto, ¿me lo darías? ¿mmm?, bien.

Entonces, ven esa relación, Jesús parece que duerme ¿no?, y así lo vemos en la barca de nuestra vida como si no nos oyera, de repente el Señor se levanta y calma las aguas y detiene el viento y ellos se preguntan: ¿quién es éste, que hace este tipo de cosas?, ¿no nos pasa igual a nosotros?, cuando sentimos en nuestro cuerpo que una enfermedad nos está invadiendo, que cada día los médicos hacen planes para hacernos las drogas, los rayos y otras cosas y siguen haciendo planes y cosas y entonces creemos que el Señor está dormido también, que no nos tiene en cuenta, es una pena, ¿por qué?, porque directamente es como si rompiéramos las relaciones con Él, porque nosotros no aceptamos que nos contradigan ¿verdad? las personas y las cosas.

Por ejemplo, en este momento miramos el Cielo y decimos: pero ¿cómo, por qué no llueve?, nosotros no aceptamos que no llueva porque lo estamos necesitando, le pedimos al Señor pero más que pedido es como un reproche: por qué no llueve, y así en todo, el ser humano es un pedido constante al Señor y cuando el Señor nos da lo que buscamos nos pasa como a los Discípulos en la barca, dijimos que la barca es nuestra vida, el Señor va adelante siempre, dice: se admiraron o se extrañaron o se quedaron como asustados pensando ¿quién es éste, que hasta el viento para y ya las olas se calman?, ¿quién es?. Ocurre exactamente igual cuando vos saliste de tu casa con una enfermedad terminal o cualquier cosa que te pase en tu cuerpo o en tu alma ¿verdad?, venís aquí, saliste de tu casa con el objetivo: voy al Santuario porque yo quiero sanarme, bien, venís acá y cuando el Señor te sana no reaccionás y muchas veces no querés aceptar que Él sacó de vos tus dolores y tus enfermedades, no, entonces uno pregunta: pero ¿cómo?, ¿no viniste para esto?, lo mismo que en la barca, primero: Señor, nos morimos, bueno, cálmense las olas y el viento, y yo reacciono y digo pero: ¿y quién es éste que calma el viento y las olas?, si primero le piden que se están muriendo quiere decir que sabían que Él era capaz de detener la tempestad, sin embargo reaccionan: y ¿quién es éste que hace esto?.

Somos iguales mis queridos, el ejemplo es de dos mil años atrás pero lo revivimos diariamente con toda esa actitud, pedimos pero cuando nos dan decimos: y pero ¿qué es esto?, ¿por qué?, Señor, el viento y el agua nos van a hundir, el Señor lo calma, decimos en su Santuario: Señor, mi cáncer me está matando, quiero sanarme o estoy tullido, quiero caminar y cuando el Señor dice: andá a tu casa en paz que te he sanado ¿verdad?, hay una palabra que me suena un poco pesada ¿no?, cuando dicen: ojalá, como queriendo decir: y bueno, puede ser que Él, ojalá, cómo ojalá, si Jesús te dice: Yo te sano, ese ojalá me cae allá por no sabés donde, ojalá, cómo ojalá, viniste a pedir, lo mismo que los Discípulos: Señor morimos y Él detiene el agua y el viento, y sin embargo: ¿y quién es éste que hace las cosas?, pero si le pediste quiere decir que sabías de alguna manera quién era por qué después decís: ¿quién es éste?.

Es lo mismo que acá, ya estás sano porque Jesús entró en tu vida y pasó sanando, perfecto, pero vos decís: ojalá, como queriendo decir: y bueno, puede ser que así sea. Es decir, no aceptás la idea, ahora ¿eso es falta de fe?, no sé, no nos preocupemos tanto si es falta de fe o no, pero en todo caso si no tenemos fe no seamos tan pedigüeños ¿no es cierto?, quiero sanarme, en vez de decir: Señor, necesito estar bien, tengo una familia que criar, una esposa que necesita tener a su marido y estos hijos pequeños, necesito Señor sanarme ¿eh?, pero ante esa respuesta el Señor hizo el milagro de la sanación, me parece una descortesía con Él decir: ojalá, me suena pero a veces montones, en montones de oportunidades, el ojalá ¿no?, puede ser que así sea, con tal que no sea por hoy y mañana me vuelve, bueno entonces ni hablemos porque no resiste ningún diálogo esa forma de pensar.

Y ¿cómo debe ser entonces el ser humano?, ¿cómo debe ser?, porque quien más quien menos todos creen en Dios, sí, aceptan y sí, Dios está porque algo tiene que haber te dicen muchos ¿no?, pero el problema no está en creer que Él está, el problema está en creerle lo que Él te dice, si te dice que te sanó listo, te sanó; vos decís: ¿pero eso es tan importante?, y tan importante que en tu mente la idea: Jesús me sanó, nuestro cuerpo tiene un montón de partecitas que se llaman glándulas que envían un mensaje a todas las partes del cuerpo como avisándoles: che, basta de enfermedad porque ya esto ya no corre más, el Señor entró en mí y puso orden, ese sería el razonamiento ideal, no ojalá o pueda ser que así sea, esperemos que mañana no me vuelva ¿verdad?.

Entonces, nuestra fe como la vemos en los Discípulos con la barca es exactamente a la de ellos, primero: Señor, por qué no hacés nada, mirá que nos morimos, el Señor hace, calma todo y yo digo: ¿y quién es éste que hasta el viento para y calma las nubes?.

No sé si soy lo suficientemente claro pero nosotros estamos siempre en esa situación, ¿saben por qué?, porque dije recién: hay un trueque, nosotros llevamos al nivel de Dios la vida de todos los días, y ¿cómo es la vida de todos los días?, tengo tanto dinero, puedo ir al kiosco, sacar alguna mercadería que necesito, volver a mi casa y si son fideos cocinarlos y si es esto o lo otro hacerlo ¿eh?, pero antes de retirarme pagué la mercadería, pero ¿qué pasa?, la reviso a la mercadería, si son tomates a ver si hay alguno podrido o si son fideos para ver si tiene algún gorgojo o está vencido, estamos acostumbrados al trueque, es decir, te doy me das, me das te doy. Es cierto, el Señor está para darnos pero de otra forma ¿eh?, no así, tenemos que levantar la puntería en cuanto a que pedirle al Señor no es como ir a comprar algo, pedirle a Él viene como una consecuencia de un ordenamiento de nuestra vida, no mucho ¿eh?, no hace falta conocer grandes cosas ni ir a la escuela ni nada, nada, nada, nada, hace falta un corazón abierto, un corazón que tiene que tener en cuenta cuáles son sus necesidades y entonces pensar: yo si necesito algo voy de un amigo que sea sincero y que me escuche, en otro nivel más elevado puedo decir: Señor, necesito esto y yo sé que vos me vas a escuchar y vas a tener una respuesta adecuada, no me voy a admirar como los Discípulos: ¿quién es éste, que calma la tempestad y para el viento?, sino directamente cuando me empiezo a sentir bien, mi enfermedad disminuye, la fiebre cesó y ya puedo andar; gracias Señor, gracias porque has visto las necesidades que tengo y como un buen amigo me has dado lo que necesito, como un Padre o un como un hermano o como un compañero, es decir el que come el mismo pan, cuando digo así no el pan solamente de trigo que se pone en la mesa sino el pan del afecto, del consejo, de la palabra justa, adecuada, oportuna.

Entonces mis queridos, acostumbrémonos a vivir con el Señor en esta relación adulta ¿verdad?, yo te amo Señor, yo, o bien: enseñame Señor cómo es amarte, tampoco podemos decirle: yo quiero pagarte todo lo que has hecho por mí, no, no hagas ese razonamiento, ¿por qué?, porque la Misericordia de Dios es tan inmensa que uno se queda con las ganas, uno quisiera devolverle pero es tanta la Misericordia que uno no puede devolver ni siquiera uno en un millón, entonces gracias Señor, yo sé que no te amo tanto como vos debieras ser amado sino te amo a lo que puedo, lo que está a mi alcance, de lo que soy capaz, más no puedo Señor porque no sé, en todo caso enseñame y además también me dijeron Señor que solamente te vamos a poseer plenamente cuando estemos frente a frente en la otra vida.

Que nos deje entonces un razonamiento a nivel corazón de los Discípulos conduciendo la barca y Jesús durmiendo en la parte de adelante, bien, y pensemos también: ¿somos como los Discípulos, que lo despiertan al Señor porque se están por morir?, y cuando el Señor calma todo, se pregunta: ¿y éste, quién lo conoce?, no, no dijeron así, dijeron: ¿y quién es éste que calma las olas y detiene el viento?.

Pensemos, todos los días tenemos que crecer un poco, así como esa semillita en la tierra con calor y humedad que va creciendo

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