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Mensaje del 12 de Julio de 2009

Entonces, ese amor del cual habla Jesús es una actitud del corazón, ya sé que montones de veces no vamos a solucionar el problema pero nuestro corazón lo está sintiendo, sin decir una palabra, sin decir nada: Señor, esto no lo como, o esto no lo hago y te lo ofrezco para que tu Misericordia lo aplique en lo que quiera, ¿y por qué uno dice eso?, por una razón muy simple, vos dijiste en el Evangelio que se nos va a conocer de acuerdo a cómo nos amamos ¿mmm?.
Mensaje del 12 de Julio de 2009

Habla Artemio:


Buenas tardes.

Como todas las cosas empezamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Buscamos en el cuadernito el cántico número 15 ¿mmm? y lo saludamos al Señor, lo saludamos al Señor que está viviendo entre nosotros siempre ¿eh?, entonces decimos: que viva Cristo…. Cuando decimos que viva Cristo estamos expresando que queremos que el Señor se manifieste dentro de nosotros, los seres humanos somos Templo de la Santísima Trinidad, si cada uno tiene que entender que dentro de sí tiene al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo desde el momento en que recibieron el Bautismo ¿mmm?.

Entonces, cuando uno ve que las cosas no funcionan, las enfermedades se apoderan, las cosas no van, uno dice: no tengo suerte, no es que uno no tenga suerte, pasa que el Señor está ahí dentro de nuestro corazón pero nosotros no lo dejamos hablar, no lo dejamos que oriente nuestra vida y nos de todo lo que necesitamos, porque Él nos habla a través del Espíritu Santo, cuando Él Asciende a los Cielos dice: Yo me voy pero les mandaré el Consolador, es decir el Espíritu Santo que estará siempre con ustedes, que pena que a veces estemos en medio del río y nos morimos de sed ¿verdad?; ustedes dirán: pero a veces estamos enfermos, tenemos tantas cosas, sí, es cierto, pero nuestras enfermedades, nuestros problemas, nuestra vida podría ser tan diferente, completamente distinta, completamente distinta si el Señor estuviera hablando con nosotros adentro ¿eh?, como si fuera ese compañero constante que nos acompaña en las buenas y en las malas, siempre ¿mmm?.

Pero cuando nos toca lo que nosotros llamamos: mala suerte ¿mmm?, decimos mala suerte pero es una forma de decirle al Señor que está adentro, sin que se lo digamos por supuesto: no te quiero oír, no me interesa lo que podés decirme.
Cuántas veces el Señor nos avisa de los accidentes, nos avisa de las enfermedades, nos avisa de todo: no hagas esto porque te traerá problemas, pero nosotros lo le escuchamos, habrá que acostumbrarse entonces a oír al Señor ¿eh? que quiere darnos siempre todo lo mejor y justamente por eso hoy los trajo acá a pesar del frío, a pesar de que todos los Templos están cerrados, aquí están todos ustedes, lleno todo, sin ningún temor de que haya microbios que van o que vengan o lo que sea ¿eh?, hay que acostumbrarse a vivir en manos del Señor, como diciendo: si vos lo podés todo, también podés solucionarme todos los problemas que tengo ¿mmm?, es cuestión de un poquito de, a veces de tenerse en la vida un momento para dejar hablar dentro de nosotros aquél que es nuestro Padre, nuestro amigo, nuestro hermano, nuestro compañero, pero estamos tan aturdidos por el mundo, por las cosas que pasan, estamos tan aturdidos de las mentiras que nos dicen, de las estafas que nos hacen, en los afectos y en lo material, estamos tan aturdidos que nos olvidamos de lo esencial.

Cada vez que hacemos algo pensemos: ¿es esto realmente lo que el Señor quiere que yo haga?, Él es nuestro Padre, nos creó a su imagen y semejanza y ningún Padre abandona a su hijo, ni le castiga, ni le prueba, olvídense de la palabra: el Señor me está probando, es una ofensa decirle a Jesús: me estás probando Señor, es lo mismo que pensar que el esposo o la esposa que se aman tiernamente le pone pruebas para ver si es fiel o no, no lo harían eso ustedes porque ofenden, me está poniendo pruebas para ver si soy sincero ¿eh?, y cuando piensan: y sí me pasó esto porque el Señor me puso pruebas, no lo ofendas de esa forma, si alguien te ama y te ama no un rato sino desde todos los tiempos cuando eras nada más que una idea en la mente del Padre ¿eh?, hasta que se concretó la vida en la panza de mamá, el Señor siempre te amó y te sigue amando, cómo podés pensar en las pruebas ¿eh?, nunca más pensés, por supuesto menos en los castigos, las pruebas no existen, la vida nos pone pruebas, la vida con su ir y venir, con todas las cosas que nos pasan nos pone pruebas pero no el Señor, no el Señor.

No lo hagan más eso de decir porque lo están ofendiendo seriamente, cómo, si Yo te amo con toda mi fuerza ¿cómo te voy a poner una prueba?, para ver si me amás más y además si el amor surge después de un golpe de cualquier naturaleza es un amor que no sirve, es un amor que nació del miedo ¿eh?, no, no, tengo que hacer esto porque sino el Señor me castiga, eso es una ofensa, no solo para Dios sino también para vos, porque no tenés idea de que sos hecho a imagen y semejanza de Dios y en consecuencia sos un pequeño diosito ¿mmm?, ¿o no estamos hecho a imagen y semejanza?, cómo decir: me ponés pruebas, como si de eso saliera un amor más puro después de una prueba, no, no, la vida nos hace a veces cosas, es decir las personas que van y que vienen y que molestan, que no hacen las cosas como corresponde pero sino es una ofensa al Señor decirle: me ponés pruebas ¿eh?.

Pensar todo eso y pensar que el Señor los trajo aquí para sanarlos, Él no tiene medias tintas, Él no tiene vueltas, no es ningún vueltero ¿eh?, si Él te trajo es para sanarte, si Él te trajo a su Santuario, que es el único lugar en el mundo donde Él habla, te trajo, porque quiere darle a tu vida un montón de cosas, algunas se reciben en forma inmediata, otros demoran ¿por qué?, porque cuando se manejan los sentimientos, los sentimientos no cambian de un momento para otro, tienen que tener un proceso, un tiempo ¿eh? para que se ordenen las cosas, los hijos vuelvan si se fueron, los padres se unan si están separados, las cosas que no funcionan empiecen a funcionar. ¿Se dan cuenta cuánto nos falta para vivir realmente como el Señor quiere?, como decíamos al comienzo: estamos en medio de un río de agua dulce y nos estamos muriendo de sed. Cada mañana, cada momento el Señor te está dando todo lo mejor, pensá un poco: ¿no será que yo no soy capaz de recibirlo porque no lo tengo en cuenta, porque, bueno, por tantas cosas? ¿eh?.

Entonces, pensá: viniste a buscar la sanación de lo que tengas, pero el Señor te trajo también para que haya una conversión, es decir, que dejés de pensar de una manera y empecés a pensar bien en todo lo referente al Señor por supuesto ¿eh?. Lo que hay que hacer entonces es abrir nuestro corazón, abrirlo así como si realmente escucháramos nada más que su voz y además cuando en este momento o después, sobre todo cuando está el Señor hablando no interrumpan ¿eh?, si hay un chico que quiere hacer sus cosas llévenlo a tomar aire o que se yo y no se distraigan cuando está el Señor porque es como negarlo ¿mmm?.

En el Evangelio de ayer hablábamos de eso, hasta qué punto nosotros podemos decir: Señor, yo confío en vos, si uno no puede confiar en Él quiere decir entonces que tiene todos globitos prendidos con alfileres nada más ¿mmm? y entonces de esa manera no podemos edificar ¿eh?, para eso necesitamos poner en nuestro corazón ese entusiasmo, ese fervor, todo ¿eh?, porque las palabras de nuestra boca son las que salen del corazón, las que rebozan en el corazón.
Por eso en el cántico número 20 le pedimos al Señor que ponga en nosotros la gracia necesaria para aprovechar todo lo más posible la venida a su Santuario, ¿han tomado conciencia que están en el Santuario del Señor de la Misericordia? y Misericordia quiere decir el amor obrando, ¿qué puede faltar cuando el amor sobreabunda?, nada nos puede faltar, pues bien, entonces abran el corazón; y ustedes dirán: y ¿cómo se abre esto?, y como los niños, vieron cuando las criaturitas nos dicen algunas cosas y son tan espontáneos, tan directos, tan sinceros, sin ningún ocultamiento, así como se abre una flor o cae una gota de agua ¿no?, entonces le decimos a ese Jesús que es nuestro Padre, nuestro compañero, nuestro hermano, le decimos que ponga aceite en nuestra lámpara, es decir gracia en nuestra vida, su gracia, su vida, Él es Dios y nosotros somos sus creaturas. Simplemente así: pon aceite en mi lámpara Señor…, le estamos pidiendo, rogando que nos de la gracia para entender, para comprender, pero entender no con la cabeza porque cuando uno razona estropea todo, sino con el corazón, es decir con los afectos, con los sentimientos ¿eh?. Cuando una madre le pregunta: ¿por qué amás a tu hijo?, no sé por qué lo amo, es mío, es fruto de mis entrañas, es decir el amor no se puede explicar y a nosotros nos pasa igual, uno no puede decir: y sí, yo vine porque yo creo en Dios, no, al Señor no es cuestión de decir: yo creo, hay que creerle lo que Él nos dice y dejar de armar todo eso, palabras y palabras, el hombre se aturde hablando pavadas ¿eh? y se aturde a sí mismo y cuando menos se quiere acordar el Señor ya pasó de largo, de nuevo pero con todo el fervor: pon aceite en mi lámpara Señor…, ¿por qué?, ¿por qué?, ¿por qué todo esto?: Señor Jesús tu eres mi guía…, con toda el alma: pon aceite en mi lámpara Señor….

Sí pero poné gracia en nuestra alma pero y nosotros ¿estaremos en condiciones de recibir todo eso? ¿eh?, ¿estaremos en condiciones?, pensemos un poquito y nos vamos al cántico 25 y ahí le decimos a Jesús que Él es el alfarero, ¿quién es un alfarero?, el que hace molduras con barro y luego las cocina y quedan cacharros, fuentes, lo que sea ¿no?, entonces para que Él ponga aceite en nuestra lámpara, pero no sabemos si en nuestra lámpara vale la pena, que se yo, uno cometió muchas cosas, uno no tiene en claro tanto ¿eh?, a veces cree que está cargado de culpas, de cosas malas, porque a veces parece que hay gente ¿no?, que está encargada especialmente de que nosotros sintamos culpa por cualquier cosa, es una pena, es una pena ¿mmm?, entonces con el cántico 25 le decimos al Señor esto ¿eh?: tu eres el alfarero que con tus manos me has transformado…, nos detenemos ahí: pasan los días, pasan los años, ¿no habremos perdido mucho tiempo ya?, no, no, porque hay que vivir cada día como si fuera el último día, lleno, completo, total ¿eh?, por eso, qué le pedimos al Señor entonces: rompe mi cántaro….

Si nos pasara entonces que vemos que no funcionamos bien porque le dijimos que abrimos nuestro corazón y no podemos y tenemos un montón de dudas entonces: bueno Señor, si vos me has creado a tu imagen y semejanza, sos como aquél que saca forma de un poco de tierra, hacé lo mismo conmigo, ¿mi cántaro qué es?, todo lo que contiene mi ser ¿eh?, mi copa, mi vida ¿mmm?, se lo decimos en serio ahora: tu eres el alfarero….

Suponiendo que viniste porque tenés un hijo con tantos problemas, enfermedades o conductas que no son buenas o con cosas extrañas que uno no entiende, entonces pensá también para ese familiar tuyo o la persona que vos quieras, es decir: rompé su vida Señor y hacela de nuevo porque así parece que las cosas no van, ojo, que eso no sea capricho nuestro ¿no es cierto?, porque me gustaría que se pusiera de novio con esta chica, no, no, eso es otra cosa, a lo que me refiero es a la vida respetando totalmente la libertad del hombre, no quitándosela ¿saben?, porque los hijos, los familiares no, se nos dan como prestados, tenemos la obligación de hacer que críen sus alas para que puedan volar solos pero la peor cosa que puede ocurrir es que uno quiera modificarle la vida; ustedes dirán: yo no hago eso, no sé, no sé, cuántas veces nos gustaría que fuera distinto pero es así ¿mmm?, es así, bien.

Entonces le pedimos al Señor que rompa nuestro cántaro, rompa nuestra copa, rompa nuestra vida y la haga de nuevo, ¿en qué orden?, cualquier cosa, no te pongas a pensar: y no, ya es tarde porque loro viejo no aprende a hablar dicen algunos, no, eso no, siempre es posible, siempre, hasta el último momento de la vida ¿eh? es posible ¿mmm?, como decía ese pastor protestante tan querido por todos Luther King: si mañana tuviera que morir, igual hoy plantaría mi manzano, ¿qué quiere decir eso?, que no importa el tiempo, que no importa nada, lo que tengo que hacer lo hago, aunque me muriera, igual hoy plantaría mi manzano, plantaría el árbol. Piensen no solamente en el árbol sino piensen en toda la vida, en todas las cosas ¿eh?, si mañana tuviera que morir igual plantaría mi manzano.

Cuando están medios así como, hay días que todos tenemos ¿no? y parecería que todo es negativo, que estamos mal, que ¿eh?, pensemos: que pena, si me tuviera que morir mañana por qué tengo que vivir este hoy tan difícil, tan tremendo, no, pensaré en Luther King cuando decía: igual plantaré mi manzano.

Vamos a leer la palabra después de esta introducción pero para que llegue a nuestra alma vamos a pedir al Señor el Espíritu Santo que nos auxilie: ven, ven, ven, Espíritu Divino, ven, ven, ven, acércate a mí….

Entonces vamos a leer la palabra y la vamos a explicar ¿mmm?, domingo 12 de Julio, por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. Padre, Hijo y Espíritu Santo, Amén. Cuando uno se hace la señal de la cruz no hay que estar en otro lado, hay que estar haciéndose la señal de la cruz pensando: por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, no es lo mismo empezar el día a tontas y a locas que empezarla creyendo que el Señor va a guiar todos los pasos ¿eh?. Hoy domingo 12 es San Juan Gualberto, el Evangelio es de Marcos, capítulo 6 y las partecitas o versículos van desde el 7 al 13, este preciosísimo Evangelio nos toca tan de cerca porque dice que: “Jesús llamó a los doce y comenzó a enviarlos de a dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus malos. Cuando uno habla de espíritus malos no crean que es necesariamente las maldades que hacen algunos por ahí o el demonio, a veces los espíritus malos son ser egoísta, soberbio, puente roto que nadie lo pasa ¿eh?, todo eso puede ser espíritus malos ¿eh?. Jesús les ordenó que no llevaran nada para el camino, fuera de un bastón, y porque el bastón sirve para sostenerse ¿no?, ni pan, ni bolsas , ahora diríamos la mochila, morral, la mochila, ni pan, ni mochila, ni dinero, nada, lleven calzado corriente y un solo manto. Y les decía: quédense en la primera casa en que les den alojamiento, hasta que se vayan de ese sitio. Si en algún lugar no los reciben ni los escuchan, no se alejen de allí sin haber sacudido el polvo de sus pies: con esto darán testimonio contra ellos”. Ahora si vamos a un lugar ¿no es cierto? y nos putean directamente le decimos otra más gorda ¿no?, no, Jesús dice: sacúdanse el polvo de los zapatos que es como decirle: váyanse bueno ¿mmm?, esto es para que vean como el Señor es realista ¿mmm?, no dice: díganle muchachos, fíjense, no, nada, nada, retírense nomás y sacúdanse hasta el polo de los pies, con esto darán testimonios en contra de ellos.

Es justamente lo que decía yo ayer, cuando pasaba esto en algunos pueblos, Juan, el Apóstol Juan, que tenía apenas diecisiete años, un poco más pero no los dieciocho cumplidos, cuando pasaba esto quería prenderles fuego a la población, por eso a Juan se lo conocía como: hijo del trueno ¿eh?, ¿por qué?, porque era tremendo para dar testimonio del Señor. Ayer lo decíamos para ver aquello: si me negás delante de los hombres Yo te voy a negar delante de Mi Papá ¿mmm?, bueno.

Entonces: ”fueron, pues, a predicar, invitando a la conversión. Expulsaban a muchos espíritus malos y sanaban a numerosos enfermos, ungiéndolos con aceite” . Esta es palabra del Señor ¿eh?.

Aquí dice: ungiéndolo con aceite, en aquél entonces se podía hacer la señal de la cruz con aceite ¿verdad?, después durante siglos y siglos y siglos solamente el aceite se daba a los enfermos de muerte, esos chicos se dejan de joder, vamos che, los padres por qué hacen que distraigan esas criaturas, son santos bebés pero que no jodan ¿eh?, bueno.

Entonces, después se lo conoce dentro de los preceptos de la Iglesia como extremaunción, es decir la unción de los enfermos es la última que se da, eso era pero después del Concilio Vaticano II 63, 65 ¿mmm?, se le puede dar la unción de los enfermos a todos, incluso a los niños, por ahí hay algún curita desubicado o será que alguno lo aconseja mal ¿no?: solamente los que tienen tantos años hay que darle la unción de los enfermos, debe ser porque no tienen ganas de trabajar porque la unción se les da a todos, incluso a un niño recién nacido, si uno cree que debe hacerlo porque ¿quien te asegura que mañana estás vivo?, nadie, y no los grandes solamente, pavadas, pavadas, son cosas que no tienen razón de ser, la unción de los enfermos es para todos, todas las personas, no solamente para los enfermos terminales, más aún, es aceite consagrado y todo lo que es consagrado sana el alma o el cuerpo ¿mmm?, lo haríamos todos los días de oración pero no es tan fácil porque se demora mucho tiempo ¿no es cierto?, no es por vagancia ¿eh?, por favor.

Bien, tenemos aquí planteado lo que dice Jesús: vayan de ciudad en ciudad, de a dos, en dos, se supone que de a dos en dos lo dijo para, se está siempre mejor acompañado que solo ¿no?, de a dos en dos, no lleven nada, muy bien, solamente bastón para apoyarse, ni mochila, ni dinero, nada, porque siempre en aquellos caminos o en cualquier camino el que tiene algo valioso arriba quieren quitárselo ¿no?, pero no es este el caso sino directamente el decir: no lleven nada era una forma de explicarles que deben confiar en las personas que le den alimento o que los recojan en su casa, pasen ahí la noche o el tiempo que sea necesario y sigan adelante y si alguno le hace mala cara, bueno, no los bendigan y cuando salen hasta sacúdanse los zapatos, las sandalias, para decir: de ustedes no queremos ni la tierra que pisan.

Ustedes dirán: ¿no es un poco dura esta expresión?, ¿sabés que pasa?, que tenemos los seres humanos cristianos, tenemos que hacer distinción entre la bondad, la humildad, la prudencia y la estupidez ¿no es cierto?, te ponen una puñalada y le decís: pobrecito, no tenés otra más, ponemela también así me muero más rápido, no, así no ¿eh?. Ustedes dirán: pero si Jesús dijo que hay que poner la otra mejilla, pará, aclaremos la cosa ¿eh?, Jesús dijo: pongan la otra mejilla cuando uno ve que realmente es necesario y que la persona no entiende otro vocabulario que ese pero cuando a Él lo toman preso y los soldados le pegan, en un momento dado lo mira a uno de ellos y le dice: pero ¿por qué me pegás?, ¿qué te hice?, ¿te hice algo malo?, ¿por qué me pegás?, decime por qué me pegás, eso es para ver que no es cuestión de ser blandengue: y bueno, me diste tres puñaladas, poneme otra más, ya que tres es poco, con una más me conformo, no, no, así no.

Es decir, es lo que en educación llamamos: poner límites, eso quiere decir ¿no?, poner límites, no se puede dar todo, hay que dar lo necesario nomás. No le puedo dar a un chico de diez años un arma porque seguramente la va a usar contra el vecino o contra alguien ¿verdad?.

Entonces, hay que distinguir esto, porque a veces se lo ve al cristiano como buenudo, y sí, total él todo lo perdona, cómo todo lo perdona, no, pará, si estás arrepentido y me vas a pedir disculpas sí te perdono pero sino te podes ir al carajo, no, pará, las cosas tienen que ser lo suficientemente claras. Cuando a Jesús le preguntan: ¿cuántas veces hay que perdonar?, siete veces, no, setenta veces siete, siempre, pero siempre y cuando la persona demuestre arrepentimiento sino es una tontería perdonar, si vos me prometés firmemente que nunca más entonces hay perdón, sino andate, bueno.

Que esto quede claro viste porque muchas veces cuando se habla de los cristianos dice: y bueno, hagámosle lo que quieren total ellos ponen siempre la otra mejilla, no, Jesús es muy claro cuando dice al soldado: ¿por qué me pegás?, ¿qué te hice, ¿decime por qué me pegás?, bueno.

Es decir, ni demasiado ni muy poco, hay que buscar siempre el equilibrio ¿no es cierto?, no sea cosa que ni ser bueno demás ni ser dañino ¿verdad?. La virtud siempre es algo, es un término medio, vamos a dar un ejemplo porque sino no se entiende, por ejemplo, yo veo un incendio ¿verdad?, y entonces sin tomar ninguna precaución me meto adentro para salvar los que están todavía ahí ¿no es cierto?, sin tomar ningún reparo y me quemo yo también, es ese es un extremo, y después está el otro que dice: allá hay un incendio, vaya, vaya, eso es el otro extremo ¿no es cierto?, es el que es cobarde y no haría nada, ¿cuál sería lo normal?, y aquél que entra a salvar pero protegido lo suficiente ¿verdad?, esa es la virtud, el término medio entre un exceso y el otro, ni demasiado ni muy poco.

Valga esto para las personas, para la educación de los hijos y para todo, yo te dije esto, no lo cumpliste, pues bien, ahora no te lo doy, vas a tener que hacer mérito sino no te lo vuelvo a dar ¿mmm?. Es decir, que se entienda que la virtud es el término medio, digo todo esto a propósito aquí cuando Jesús dice: si entran en una casa y los reciben mal, pues bien, sacúdanse los zapatos y váyanse a otro lado, es decir, de ustedes no queremos ni la tierra del piso que tienen ¿eh?.
Claro, Juan como les dije recién iba más lejos, quería prender fuego todo, pero era un muchacho todavía, no tenía dieciocho años y se supone que los jóvenes son intransigentes, blanco, blanco, negro, negro, no te gusta esto, a los golpes ¿eh?, no, bien.

Entonces, el Señor los manda de a dos en dos que vayan a decirle a todas las personas la Buena Noticia del Evangelio ¿eh?, Evangelio quiere decir eso, Buena Noticia, vayan y trasmitan la Buena Noticia. Ahora, antes de esto hay una expresión muy linda, cuando los Apóstoles le preguntan a Jesús: si, nos mandás a tierras lejanas a predicar el Evangelio, tu palabra y ¿cómo nos van a conocer que somos cristianos?, porque andan tantos por ahí, y de paso ¿los que están afuera no tienen frío?, hay lugar adentro ¿eh?, no se me van a enfermar, porque sino van a decir que aquí se agarraron la gripe, bueno. Digo, cada uno hace lo que quiere.

Entonces, ¿cómo nos van a conocer Señor que somos cristianos nosotros?, y Jesús simplemente le dice: y porque se aman, se ve que fue algo que nunca estuvo muy cotizado el amarse ¿no?, ya en aquél entonces, ¿cómo nos van a conocer?, y porque se aman, parece que no era tan común el amarse ¿no?, en aquél entonces y ahora también, bueno, y agrega: sanan a los enfermos, expulsan los… (se dio vuelta la cinta)…, puntos cardinales de todo el mundo conocido porque todavía América no había sido descubierta ¿mmm?, todo el mundo conocido, Europa, Asia, todo lo que vemos en el mapa que no sea América.

Ahora, ¿se lo habrá dicho solamente a los Discípulos Jesús o nos dirá a todos?, porque nosotros tenemos que ser ejemplos y en consecuencia imitar a los Discípulos y ¿nosotros nos amamos para que nos conozcan o somos peleadores, pendencieros, soberbios, egoístas, peleamos un lugar en la cola de cualquier lugar porque me pasó adelante?, tampoco es cuestión de que le hagan la bicicleta, no, no, pero somos peleadores, somos mal elemento a veces ¿vieron?, no somos tan buenas personas ¿eh?, qué lástima, una pena y a veces con, incluso con los que amamos no somos tan buen elemento ¿eh?, no porque seamos malos sino porque tenemos todo esa tendencia a buscar roña, a buscar pelea ¿eh?, qué te pensás, vos me vas atropellar, dejá de joder che, si sos un gurrumin, yo te volteo de una trompada. Es la forma que tenemos, es propio del ser humano ser pendenciero, en general ¿no?, pero el Señor nos manda de a dos en dos y les dice que los van a conocer porque se aman. Ahora, alguna vez en vuestra vida cuando le enseñaron el Catecismo de chiquitos o más grandes o en las homilías, ¿escucharon alguna vez que a los cristianos se los distinguir porque se aman?, me parece que poco o nunca sino el mundo andaría de otra forma.

Hace dos mil años que estas palabras andan por el mundo y sin embargo no cuajaron entre la gente ¿eh?, porque nosotros más que querer a los demás queremos lo que los demás nos pueden dar ¿eh?, el esposo piensa en la esposa, la esposa en el esposo pero ¿cuánto me va a dar?, es decir, de cariño, de respeto, de todo, está bien, por supuesto, pero ¿se han puesto a pensar cuánto pueden dar ustedes a Él?, porque a veces uno pide, pide, pide pero da poco y nada ¿no?, comprensión, respeto, después se originan montones de problemas pero ya no es tan fácil solucionarlos ¿eh?, no es tan fácil, nosotros pedimos, pedimos, pedimos, pero ¿damos? ¿eh?.

Por supuesto que no se puede andar predicando que uno es bueno, no, queda feo eso, pero tiene que notarse en nuestros actos, miremos al mundo por ejemplo, ¿quiénes están bien en todos los hombres que están sobre la Tierra?, un diez por ciento, el resto algo le falta, hay montones a quiénes les falta la comida, tres cuartas partes de la población del mundo, hay dos cuartas partes que no tienen el agua suficiente o no tienen agua o esa agua que no es potable, no se puede tomar ¿mmm? ¿verdad?, y nosotros cantamos bajo la lluvia del baño una hora, yo no digo que gastando menos agua vamos a solucionar problemas en la India o en Medio Oriente por la falta de agua, ya sé, pero eso es cuestión… (se corta la grabación)… ¿verdad?, si yo creo en la Misericordia del Señor tengo que pensar que no puedo derrochar el agua por ejemplo, en todo caso tengo que solidarizarme con aquellos que ni siquiera tienen agua para tomar y yo canto una hora bajo la lluvia porque me gusta y en verano tres veces por día. La Madre Teresa de Calcuta decía: yo cuando puedo me baño cada dos meses, y ¿por qué Madre tan poco?, y porque la gente la necesita para tomar, cómo yo la voy a desperdiciar para limpiarme ¿eh?, puedo limpiarme de otra forma y muchas veces para darle agua a alguien ella tomaba su propio orín, ahora, yo no pido que seamos la Madre Teresa de Calcuta ¿eh?, porque es un poco mucho ¿verdad?, son Santos ¿verdad?, pero una actitud diferente ¿verdad? de la comida y si tengo comida que tirar pues bien, la voy a ofrecer para las almas que están en el Purgatorio, que están en la oscuridad, tal vez se la coma el perro pero yo la ofrezco para las almas, si tengo agua demás porque no sé qué, también la ofrezco.

Es decir, el problema no es llevarle el agua a aquél que está a millones de kilómetros, el problema está en la actitud del corazón de decir: mirá, cómo yo voy a desperdiciar algo que a otro le está haciendo falta ¿vedad?, es una actitud del corazón, es decir, cuando uno es bien nacido ¿eh?, cuando es noble, cómo voy a tirar tanta agua si hay otros que no tienen siquiera para ¿eh?, ayer les decía en Irak por ejemplo, en los campos de concentración las personas esperan que alguien orine para tomarle el orín y se amontonan y se golpean para poder tomar un poquito de agua, yo he visto personalmente como los chicos se pinchan la punta de los dedos para tomar algo de agua que es la sangre que les sale.

Cuando estés derrochando el agua, acuérdense: mirá, no tan lejos hay chicos que se pinchan los dedos para tomar un poco de líquido, pensá, pensá, entonces vas a empezar a entender esto del Evangelio de hoy ¿eh?, y ¿por qué nos van a conocer?, y porque se aman, vos dirás: pero el agua, no se va a aprovechar el agua que yo economizo, pero sí la Misericordia del Señor la aprovecha, esa es una cosa no fácil de explicar pero yo si me tenés un chiquitín de confianza créeme lo que te digo, todo aquello de lo que te privás el Señor lo aprovecha para algún lugar, porque es Dios ¿verdad? y porque sabe distribuir las cosas.

Válgame Dios si no fuera un Dios de Misericordia lo que sería de los pobres hombres, ¿verdad que mal que estamos acostumbrados en todas las cosas?, desperdiciamos todo, tiramos todo, no nos importa ¿mmm? ¿verdad?, ¿no podemos aprovechar las cosas de esta manera?, Señor no puedo comer esto porque ya no está en condiciones pero yo lo ofrezco, lo ofrezco por las almas que todavía están en la oscuridad y necesitan hacer méritos, y lo ofrezco también por aquellos seres que están en el extremo de la Tierra que no tienen esto que yo tengo, ¿qué extremo de la Tierra?, en el Norte nada más, hay gente que no conoce nada más que harina de mandioca, un poco de maíz y pare de contar, jamás han visto una aspirina ni nada por el estilo, bueno, no hay que ir tan lejos ¿eh?, bueno.

Entonces, ese amor del cual habla Jesús es una actitud del corazón, ya sé que montones de veces no vamos a solucionar el problema pero nuestro corazón lo está sintiendo, sin decir una palabra, sin decir nada: Señor, esto no lo como, o esto no lo hago y te lo ofrezco para que tu Misericordia lo aplique en lo que quiera, ¿y por qué uno dice eso?, por una razón muy simple, vos dijiste en el Evangelio que se nos va a conocer de acuerdo a cómo nos amamos ¿mmm?.

Pero hay otras formas también, no solo los alimentos o el agua, yo pregunto pero no miro a nadie en la cara, miro para abajo, acá dentro hay muchas personas que tienen en su casa gente trabajando y les pagan una miseria, los tienen en negro, no tienen mutual ¿eh?, decime: podés acostarte tan tranquilo cuando sabés que los que dependen de vos ¿eh?, o la chica la hacés comer en la cocina porque no tiene buenos modales en vez de enseñárselos, ves, es una cuestión de actitud del corazón ¿verdad?, sí pero en la cocina puede comer lo que quiera, no, el asunto es que comparta la mesa con vos no que coma en la cocina ¿eh?, ¿o no?.

En el Norte, lo he visto con mis propios ojos, Salta, Tucumán, Jujuy, las mujeres
estas que no se pierden Misa y comulgan si pueden dos veces por día ¿verdad?, tienen en el fondo de la casa una especie de ranchito, entonces toman a las indias que vienen a ofrecerse para trabajar, entonces las miran, así como quien mira la mercadería, lo he visto con mis propios ojos y se le ve más o menos viste con un buen cuerpo ¿no?, miran que no tosa y que este sana ¿eh?, pero ¿para qué todo eso?, la ponen a trabajar, la mandan ahí a la casita que tienen adentro porque son esas casonas grandes del tiempo de la colonia todavía algunas ¿no?, ¿y qué va a pasar?, entonces buscan a varones bien puestos, altos, rubios, de ojos azules y los invitan a que tengan un hijo con la india, con la toba que vino a pedir trabajo, ustedes dirán: esto es un cuento, es un moco que se está echando, noo, le estoy diciendo la verdad, estoy hablando delante del Señor ¿mmm?. Entonces, como toda madre quiere al hijo que lleva en su panza ¿verdad? pero la dueña la va preparando, todo muy bien, todo muy bien, vienen las otras a ayudarles a hacerle el ajuar y todo al bebé que viene ¿no?, y cuando va llegando al final en el embarazo le dicen: y mirá, pero vos no lo vas a poder criar bien, vos no vas a poder porque esto, porque tenés que trabajar y le empiezan a hacer todo el trabajito ¿no? y el chico termina de una amiga que no puede tener familia, entonces se lo regalan a esa amiga y lo peor de todo es que la han convencido tanto a la india que todavía si no le da el chico tiene cargo de conciencia y lo repiten con otro y así para que sus amigas que no pueden tener hijos o no quieren tenerlos por algún motivo, porque se estropea el cuerpo, porque las mamas se agrandan demasiado, cincuenta cosas, no como voy a correr el peligro de un embarazo, entonces traen a las indias, las hacen fecundar y luego le retiran el chico, lo he visto con mis propios ojos, con los mismos ojos que lloré días seguidos al ver semejante injusticia.

¿Ese es nuestro cristianismo?, ¿esas son las matronas que van y comulgan dos veces por día?, no, es una deformación total del ser humano para no decir una palabra fea, pero es la deformación total del ser humano, yo no sé, ni siquiera se puede hablar de castigo, de la vida ni de nada, porque no habría castigo que le alcance sacarle un hijo a una persona para regalársela a la amiga que no tiene o no quiere tener familia para no estropearse el cuerpo, digo no sé, qué les parece a ustedes ¿eh?.

Los van a conocer los cristianos porque se aman y ¿así nos amamos? ¿eh?, esa realidad no está tan lejos y entre nosotros cuántos hay que tienen a sus empleadas en la casa pagándoles en negro ¿mmm?, sin mutual, sin ninguna seguridad, nada, nada, porque se aman nos van a conocer, bueno.

Entonces, mis queridos el Evangelio está clarísimo, el ser humano es el humano, es persona plenamente cuando piensa en los demás ¿eh?, es decir piensa todo para los demás sin dejar de ser uno ¿verdad?, sin declamarlo sin nada, tiene que verse ¿eh?, tiene que verse hasta en la mirada que tenemos para los que están cerca nuestro, tiene que verse, no hay que decir: yo, yo, no es cuestión de darse besitos en el espejo por la obra buena que hizo la madre al tenerlo, no, no, al extremo ese no ¿mmm?, pero.

Entonces Jesús

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