Cuando nosotros mis queridos empezamos a entender esto vamos a empezar a entender la Misericordia del Señor, nosotros estamos bajo el techo que cobija la Casa del Señor de la Misericordia, que no está solo sino con su Mamá, la Virgen, que viene como Mensajera del Espíritu Santo, ¿para qué?, para abrirnos la mente pero sobre todo el corazón para entender esto de la Misericordia y en este Evangelio de hoy cuando nos habla del dar sin alarde es la oportunidad de decir: que lindo es estar disponible. Mensaje del 17 de Junio de 2009
Habla Artemio:
Buenas tardes.
Como todas las cosas empezamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Bien, vamos a saludar al Señor, número 15 en el librito de los cánticos, número 15, ahí tienen el cántico que lo podemos decir sin mirar, entonces: que viva Cristo…. A ver lo hacemos con un poco más de fuerza, con entusiasmo para que realmente el Señor viva en nosotros ¿eh?, a ver: que viva Cristo….
Bueno una forma de alabar al Señor para comenzar, si alguno quiere dar algún testimonio puede hacerlo, levante la mano si alguno quiere de acá, aunque son la mayoría nuevos ¿eh?, ¿vos tenés que dar?, ¿quién más quiere dar un testimonio?, ninguno de aquí, son todos nuevos, vos también, dos, tres, ¿alguien más quiere dar testimonio? ¿mmm?, bueno, hay unos cuántos aquí afuera bueno, bueno muy bien, ¿quién, vos querías hablar?, no pedir no, testimonio, es decir lo que ya pasó ¿eh?, esos pedidos ahora lo hacemos ¿no es cierto?, a ver, vos queres agradecer en algo, es agradecimiento sabés bebé… (una señora da su testimonio: sí, yo le quiero agradecer al Señor que mi nietito, acá Leandro, cuando tenía 3 años no caminaba y no hablaba. Yo lo traje acá un fin de semana, me trajo mi cuñada de Bell Ville, llegué a mi casa y empezó a decir tata, no habla mucho ahora que digamos pero algo dice, alguna que otra palabra dice y al mes se largó a caminar, por eso quería darle gracias al Señor)… (otra señora da su testimonio: bueno, yo quiero dar las gracias porque la semana pasada estuve en este lugar cuando venía de terapia intensiva sin saber lo que me pasaba, con principio de compensaciones, no puedo llegar a mi pueblo Jovita, me quedo en Laboulaye en la casa de unos tíos y me punzaron médicos de Estados Unidos, estoy todo cuerpo abierto, estoy toda operada, no encuentran lo que tengo, me siguen internando y el miércoles Dios me dio la suerte de llegar aquí y esta semana no tuve descompensaciones, no supe lo que era cama, lo único que estoy tomando una medicación y el agua bendita de Justiniano Posse, por eso volví hoy, pero estoy todo mi cuerpo abierto, estoy toda llena de moretones, tengo catéteres porque últimamente me viven canalizando los médicos, entonces me salvé esta semana de volver a Córdoba a terapia intensiva. Gracias Señor, lo único que le puedo dar, gracias por mi salud)… ¿alguno de ahí afuera?, a ver… (un señor da su testimonio: yo quiero hablarle porque a mi, mi padre con una señora que llevó el agua para Laboulaye, yo tengo epilepsia desde los 6 años que me empezó a agarrar la epilepsia, bueno, cuando me dijo la persona ésta que tome cuando me fuera a acostar el agua y a mí me agarró y antes que me fuera a acostar que bueno, estaba muy entusiasmado, que me quería curar y le dije así al Señor, al Señor Cristo y a la Virgen de San Nicolás y a la Virgen que me dio usted y tengo mucha fe que me voy a curar y ahora me vengo muy mejorando en todo pero no puedo tomar ni vino ni nada de alcohol ni nada, ni café nada, me prohibieron todo eso, porque la coca también porque como trae cocaína también por eso me prohibieron de Río IV y quiero curarme. Gracias)… (la señora anterior a este testimonio vuelve a decir unas palabras: perdón, otra cosa de la que me faltó decir que me gustaría que escuchara el señor es que cada cruz que llevo en el cuerpo se me quiebra, así sea la cruz que lleva, la cruz que ponga en mi cuerpo se rompe y se quiebra, eso me faltó decirles) …, a partir de hoy nunca más querida… (otra señora cuenta su testimonio: bueno, yo quiero dar un testimonio, soy la abuela de un niño de 7 meses que estaba programada una operación de corazón hace un tiempo y bueno pidiendo a Dios, orando y pidiendo se fue postergando la operación, la última postergación ya estaba casi a entrar a cirugía y bueno pusimos mucha fe en Dios y en su Hijo Jesús porque sin Él nada podemos, nada, nada. Entonces, bueno, un día decidimos con mis hijos, nos enteramos de esto y lo trajimos el domingo y también teníamos la fecha para operarlo ahora el 19 pero como Dios no quiso hoy lo trajimos de vuelta y vinimos a dar gracias a Dios porque lo consideramos sano en nombre de Jesús y doy muchas gracias en el nombre de Jesús y tengan mucha fe hermanos porque sin Dios no podemos hacer nada en la vida, todos tenemos que agarrarnos de la mano de Jesús, de nuestro Señor y andar con Él y ser buenos de corazón, en el nombre de Jesús doy gracias y bendigo al hermano que está al frente de todo esto, Gloria a Dios, Amén)… ¿alguien más por aquí?... (otra señora da su testimonio: bueno, yo vengo en nombre de una señora amiga que acá está con una quebradura de cadera y postrada con muchísimo dolor, la hice curar acá ante Jesús, ante la Virgen, Dios, gracias Artemio esta señora a los pocos días, no a los pocos días, al rato que yo la hice curar no tiene más un solo dolor, ya camina y está muy agradecida, gracias al Señor Jesús, tengan mucha fe, vengan con el alma con una fe terminable porque acá nos llevamos muchas cosas buenas, que le hace bien a todos. También vino una amiga, muy amiga, con una nuera con un dolor de cabeza terrible, 15 días que la llevaron a Córdoba, no saben lo que tenía, le dijeron que era jaqueca pero enloquecida del dolor de cabeza, vino acá, no alcanzó a llegar a Bell Ville hasta el día de hoy no tiene más un solo dolor, está perfectamente bien, así que crean y tengan fe que Jesús, la Virgen y con la fe y el agua que tomamos de acá todos vamos camino adelante. Muchas gracias y gracias Artemio)… (otra señora da su testimonio: gracias, yo le tengo que agradecer a Artemio que hace 13 años que me diagnosticaron cáncer y gracias a la familia R. de Catamarca que me conectó y lo pude conocer, primero fue por teléfono, donde yo le contaba todo lo que me pasaba, todos los estudios que me hicieron y usted me dijo que no me dejara operar y no me operaron y después de 13 años gracias a Dios estoy bien, así que usted sabe todo lo que yo lo quiero, de todo lo que a mi me ha dado en cuanto a paz y ayuda espiritual, que es la única que me hace falta, así que gracias Artemio)… ¿algún otro quiere decirle gracias al Señor por lo que recibió?... (otra señora cuenta su testimonio: buenas tardes, hace un mes y medio estuve al borde de la muerte, ya habían llamado a todos mis familiares, tengo dos operaciones muy grandes del corazón, hoy me tenía que hacer unos estudios muy grandes pero una lucecita me decía que no, no me la hice porque mi vida corre peligro pero hoy le doy gracias a Jesús porque estoy con vida. Tengo al frente la cara de mis hijos llorando porque mi vida se iba y la cara de mis nietos llorando, no dejé de orar un minuto en terapia intensiva y yo lo único que le pido a Dios que me siga dando vida porque me la está regalando. Gracias Artemio)… (otra señora da su testimonio: yo vengo por mi hija que sufre mucho dolor de cabeza, muy fuerte, y por mi por la garganta y por la vista. Muchas gracias)… (otra señora: bueno yo vengo a agradecer especialmente porque yo tuve cáncer de vejiga en el 2004, muy mal, tuve tratamiento de quimio, rayos y gracias que conocí a Artemio, este lugar, que me ayudó muchísimo, muchísimo pude salir adelante y hoy gracias a Dios estoy bien y vengo a agradecer y muchas gracias, muchas gracias al Señor y la ayuda de Artemio. Gracias)… (otra señora da su testimonio: yo quiero dar las gracias por mi hija porque tenía un…, la situación que estamos pasando en mi casa con mi esposo, la he llevado a los médicos especialistas y no saben nada, la segunda vez que vinimos acá a los dos días no tenía más nada en su piernita, eran como todas verrugas que sangraban. Gracias a Jesús, la Virgen y a usted, muy agradecida)… ¿alguno más quiere decirle gracias al Señor por lo que el Señor le ha dado?… (habla otra señora: buenas tardes hermanos, siempre que puedo repito este testimonio porque es maravilloso y acontece solamente en este lugar creo. En el 2007, ya hace dos años, el día de la madre participé de una Misa en la Catedral de San Isidro en Buenos Aires, cuando salí de la Misa compré, pegado a la Catedral, hay una pequeña santería, compré allí una imagen de Jesús de la Misericordia pequeñita con la coronilla detrás y un pequeño Rosario, el que me la vendió la puso en una bolsita a la imagen, a la estampa con el Rosario, yo me olvidé la metí en la cartera. A la noche estaba en retiro y eso que hacemos todas las mujeres metemos la mano en la cartera, noté algo tibio pero dije: será idea mía y estaba tan cansada que me dormí. Cuando llegué a Río IV le pregunté a una persona que había en mi casa, dice: yo también la noto tibia. Bueno, todas las estampas que ustedes van a recibir aquí en este Santuario tienen el pecho caliente y cada vez lo tienen un poco más caliente. Así que fíjense hasta la fotocopia del agua pasa lo mismo con ella, así que miren que gracia maravillosa tenemos de vivencia eso ¿no?)… , suficiente por hoy, ¿o alguno quiere decir algo más?, bueno... (otra señora da su testimonio: hola, que tal, buenas tardes a todos, yo le quiero agradecer porque yo tenía problema para ir de cuerpo y desde que le dije y tomo el agua voy normalmente todos los días, tenía problemas desde chiquita. Y le quiero agradecer porque mi mamá era depresiva y ahora está muy bien, hoy no pudo venir pero me dijo que le diga que está muy bien. Gracias a Dios, gracias a usted)….
Le decimos entonces y lo hacemos todos: alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor…. Y si estamos alabando no podemos estar tristes, número 12 decimos: no puede estar triste el corazón que alaba a Cristo…, de nuevo: no puede estar triste el corazón que alaba a Cristo…. Bueno, antes de leer la palabra en este miércoles 17 de Junio vamos a pedir la presencia en nosotros, lo tenemos que hacer cada momento pero ahora porque vamos a leer la palabra: ven, ven, ven, Espíritu Divino, ven, ven, ven, acércate a mí….
Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En este día de San Ismael miércoles 17, como todos los miércoles honramos a San José, Padre Adoptivo de Jesús, Patrono de la Iglesia Universal, leemos hoy el Evangelio de Mateo 6 y los pedacitos o versículos 1 al 6 y 16 a 18, hay como un murmullo por ahí, hagamos silencio que es la palabra del Señor que vamos a escuchar ¿eh?, dice el Evangelio de hoy: “guárdense de las buenas acciones hecho a la vista de todos, a fin de que todos los aprecien. Pues, en este caso, no les quedaría premio alguno que esperar de su Padre que está en el Cielo”. Vamos a ir por pedacitos diciendo ¿mmm?, cuando hacemos algo bueno tratemos de no andar diciéndolo, en todo caso que el Señor vea y ya es suficiente. ”Cuando ayudes a un necesitado, no lo publiques; no imites a los que dan espectáculos en las sinagogas y en las calles para que los hombres los alaben” . Espectáculo, es decir se muestran ¿no es cierto?, sinagoga es el Templo de los judíos ¿eh?, y todo lo hace dice acá el Evangelio para que los alaben, que buenos que son, mirá todo lo que hacen, a eso se refiere. “Yo les digo, todos esos que buscan esas alabanzas ya han recibido su premio. Tú, cuando ayudes a un necesitado, ni siquiera tu mano izquierda debe saber lo que hace la derecha: tu limosna quedará en secreto. Y tu Padre que ve en lo secreto te premiará. Cuando ustedes recen, no imiten a los que dan espectáculos; les gusta orar de pie en las Iglesias y en las plazas, para que la gente los vea. Yo les digo: ellos ya han recibido su premio. Pero vos cuando recés, entrá en tu pieza, cerrá la puerta y orá a tu Padre que está allí, a solas contigo. Cuando ustedes hagan ayuno, no pongan cara triste, como los que dan espectáculos y aparentan palidez para que todos noten que están ayunando. Ellos han recibido ya su premio. Cuando vos hagas ayuno, lávate la cara, y perfúmate el cabello. No son los hombres los que notarán el ayuno, sino el Padre que ve las cosas secretas, y tu Padre que ve en lo secreto, te premiará”. Es decir, todo esto es palabra del Señor, te alabamos Señor y te damos gracias.
Tenemos que razonar respecto a lo que hemos leído ¿mmm?, es decir todas las cosas necesitan a veces una explicación o llenarlas con algún ejemplo, esto de hacer las obras buenas es un trabajo que debe hacerse en forma silenciosa, debe hacerse de una manera que no esté, uno no se esté mostrando a los demás ni tampoco haga lo que uno haga publicarlo para que los demás lo sepan, lo importante es que el Señor nos vea, que el Señor mire las cosas que estamos haciendo, vea como está nuestro corazón, vea como nosotros sentimos cuando alguien no tiene qué comer, no tiene techo, no tiene un consejo, no tiene una palabra que le saque de su estado de tristeza o depresión.
Entonces, a Jesús le gusta que uno vaya a su pieza, está bien su pieza o su interior y en ese interior que le diga al Señor todo lo que le pasa, todo lo que necesita, que le rece, que le hable, que le explique, como decimos en el cántico: le hablará al oído ¿eh?. Ahora, nosotros mientras nos criamos y somos niños hacemos cosas de niños ¿verdad?, pero cuando pasa el tiempo y somos adultos tenemos que hacer cosas de adultos, es decir no proceder de esa manera así tan simple de dar algo y andar publicándolo, porque en todo caso está revelando que nosotros de algo estamos enfermos, porque si queremos que los demás nos alaben en público, etc., es porque en el fondo estamos necesitando que alguien diga lo que hacemos para sentirnos bien. Los hombres tienen que estar orgullosos pero nunca de sí mismos sino de el Señor que los alienta y los sustenta.
Para los que vienen siempre, que no son muchos, algunas palabras pueden parecerles repetidas, parecerles repetidas pero las palabras del Señor nunca son repetidas, ¿por qué?, porque si algo lo escuché ayer o esta mañana y lo vuelvo a escuchar ahora yo ya no estoy de la misma forma y ni estoy sintiendo lo que sentía ayer o esta mañana, entonces la palabra del Señor siempre es nueva para mí, porque en el fondo es como si estuviéramos esperando que cada día se vaya elaborando así como quien teje un saco puntada a puntada o lazada con lazada, es para que veamos que todos los días tenemos que ir renovando ese proceso, esa forma de hacer, de acercarnos al Señor y esto ¿por qué?, ¿por que es más lindo?, ¿por que Él nos manda?, ¿por que Él lo quiere?, ¿por que Él nos ordena?, no, es una prueba de afecto, así como la esposa prepara un buen dulce, un postre para cuando su marido llegue y diga a través de esa comida: gracias porque te acordaste de mí ¿verdad?. Así los seres humanos también debemos proceder con el Señor, hacer las cosas buenas como diciendo: bueno, Señor yo quiero agradarte porque me diste la vida, estoy respirando porque vos me das la respiración, mi corazón late porque vos me lo hacés latir, entonces yo quiero ser agradecido con vos, porque incluso aquí el Evangelio dice que ya el Señor te premiará, pero nosotros tenemos que buscar incluso todas las formas de hacer donde tampoco busquemos los premios ¿verdad?, el que corre una carrera o juega cualquier juega al terminar le dan un trofeo.
Nosotros con Dios no tenemos que ser de esas personas, hacemos esto no porque Él nos va a premiar, no, lo hacemos porque lo amamos ¿eh?, como aquello que decimos tantas veces: no me mueve mi Dios para quererte el Cielo que me tenés prometido, no, no lo hago por eso, ni me mueve tampoco el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte, me mueve tu amor Señor, que aunque no hubiese Cielo yo te amara y aunque no hubiese infierno te temiera.
Nuestra relación con Dios no puede ser esa relación: mirá que bien lo que hice, mirá me desprendí de tantas cosas y fijate ¿mmm?, yo sé que esto me lo vas a premiar Señor, bueno, si todavía en tu vida personal no caíste en la cuenta que la cosa tiene que ir más lejos, más arriba, bueno, ponete contento o contenta pensando: que bien lo que hice, pero si vos ya vas progresando en tu vida ¿mmm?, lo importante no es lo que puedan decir los otros sino lo que vos sientas cuando el Padre ve tu acción, esa íntima satisfacción ¿verdad?, que en todo caso el hombre dice: mirá Señor todo lo que hay es tuyo, entonces no estoy nada más que devolviendo algo de lo que vos me das Señor, algo nada más ¿verdad?. Vos decís: sí, pero el ser humano necesita sentirse amado, necesita sentirse querido por los demás, sí, es cierto, es cierto, pero tiene que llegar un momento en la vida ¿verdad? que debemos superar todo eso, a quién no le gusta que le pongan la mano sobre la espalda con cariño, pero por supuesto que sí, pero si podemos ir superando esas cosas para que nuestro corazón se regocije en silencio por lo que hacemos y el resto no importa, no importa.
No es porque esté Monseñor Aguirre aquí presente pero él pasó toda una vida luchando por un Cristo viviente, triunfante, un Cristo que es para los que menos tienen, menos pueden, menos saben, entonces, justamente recién en un diálogo allá con un médico que vino para dar una conferencia le dice a Monseñor: su semblante revela un montón de años menos, eso dice: revela su estado de conciencia, porque cuando tenemos la conciencia en paz se nota en nuestro rostro, hasta en la piel, en nuestra mirada ¿mmm?, y por supuesto en las palabras que decimos, ¿por qué?, porque la boca reboza lo que sale del corazón.
Nada hay comparable en la vida como estar disponible para todas aquellas cosas que el Señor quiere de nosotros, ¿qué?, no lo sé, hay que esperar, hay que estar disponible ¿eh?. ¿Qué voy a hacer en este día?, no sé Señor, yo estoy dispuesto a hacer lo que vos quieras que haga, a lo mejor lo que a mi me parece mucho no es nada y a lo que a mí me parece poco para vos es un montón.
Cuando Jesús habla de la santidad ¿verdad?, Él dice que no es un lugar adónde se llega: ya soy santo, he hecho tan bien las cosas que todo está perfecto, que santo que soy, no, el Señor dice que la santidad es un camino por donde se va caminando, no un lugar adónde se llega. Es posible que ayer ya las cosas ya son del pasado, lo de mañana todavía no son, éste es el momento que debemos aprovechar, como dice el Evangelio: a cada momento, a cada día le basta su propio afán, su propio esfuerzo, el mañana es del Señor ¿mmm?.
Entonces, el concepto de santidad para Jesús es un camino por donde se camina, donde a cada rato uno va haciéndose el santo, pero cuidado ¿no?, también Jesús usa una frase que nos hace pensar, cuando nosotros hacemos algo bueno ¿tenemos que paladearlo eso, tenemos que gustarlo?, bueno, puede pasarse por nuestra mente: que bien, me gusta ¿eh?, pero el Señor dice: virtud que se paladea ya no es más virtud. Es decir, decir: que bueno que soy, cuántas cosas que hago, no, en eso no hay nada de santidad y agrega Jesús: el encanto de las rosas es que siendo tan hermosas no conocen lo que son, es decir, aquél que a lo mejor hace maravillas pasa desapercibido para él y para los demás, eso es lo importante, hacerse olvidar ¿eh?, que nadie piense en uno: me hizo tal favor, me hizo, recibiste, dale gracias al Señor que alguien con su mano tocó tu espalda y te infundió afecto, tocó tu mente y le dio un consejo, tocó tu corazón y lo apuró para latir ¿eh?.
Entonces, primero hay que hacer las cosas en silencio, está bien, y podemos hacer un montón pero avanzamos un poco más y decimos: sí, hay que hacerlas en silencio, pero tampoco disfrutarlas tanto porque uno enseguida se traga como la píldora ¿no?: que bueno que soy, cuantas cosas que hice hoy, la verdad que me voy a dormir tranquilo porque mirá todos los que ayudé ¿mmm?, qué mal que huele eso ¿no?. El dormirse en paz mirando al Señor que lo está mirando ¿no es cierto? y sentirse bien con Él ¿eh? pensando en aquello de que: mañana cuando me levante ¿eh? tengo que empezar de nuevo en ese camino de santidad o de ser buenas personas o de dar un consejo pero muchos dicen: ¿cómo hago para prepararme, para salir a llevar la palabra del Señor?, no es así ¿eh?.
Jesús es muy claro cuando dice: háganse de amigos para que los reciban, es decir, no salir a, sino que alguien te pida o mire tu vida y tus cosas para tomar algo de ella pero no salir a golpear la puerta decir: yo estoy a aquí porque le vengo a traer la Buena Noticia de Jesucristo, bla, bla, bla, no, no es la forma, no ¿mmm?. Háganse de amigos para que los reciban, la Madre Teresa de Calcuta no le hablaba jamás a los enfermos de Jesús, salvo que ellos le pidieran, con un respecto total y completo, por las creencias que cada uno tenía, por las creencias que cada uno tenía, respetaba hasta las últimas consecuencias, si alguien le pedía: hableme hermana de Jesús, le hablaba, pero mientras tanto su tarea era agua y alimento, vaya si los alimentos en sus manos se reproducían.
Cuando a veces uno escucha noticias de que el mundo se llena de personas y ¿qué vamos a comer?, y yo les digo: cuando la Madre Teresa de Calcuta llegaba a esos lugares de la muerte, porque los llevan allí a las personas para morir, está todavía en Calcuta todo esto en la India ¿no?, entonces ella a veces llegaba de hacer los mandados y tenía apenas dos kilos de pan, nada más ¿verdad?, y entonces ella se entretenía mirando cómo los chicos comían miguita por miguita para que el pan les durara más, pero al mismo tiempo los que estaban presentes veían que en la bolsa de pan no había nunca fin porque el pan se estaba reproduciendo continuamente.
¿Saben mis hermanos?, a nosotros nos falta meternos en la verdadera dimensión, en el verdadero lugar del Señor cuando tengamos tanta confianza en Él como para saber que este alimento que no tengo lo voy a tener, este pan que no alcanza va a alcanzar, esta enfermedad que tengo va a desaparecer, cuando uno llegó a esa conclusión toda la vida de uno cambia pero no la de uno sino la de todos los que tiene cerca, la de todos los demás y la vida del mundo, porque no hay mejor forma para cambiar el mundo que cambiar uno, no podemos pedirle a los otros lo que nosotros no hacemos.
Pensar en estas cosas, pensar cómo le gusta al Señor que uno en silencio le diga lo que hace falta también se puede hablar de Él por supuesto, ni un extremo ni el otro, pero al Señor le gusta esa forma genuina, es decir auténtica, esa forma en serio para decirlo más fácil de hacer todo ¿no es cierto? sin alardear, sin mandarse la parte, alardear es eso, hacer las cosas así pero no alguna vez sino siempre, pero ¿cuándo se puede decir siempre?, cuando uno está disponible, ¿qué es estar disponible?, dispuesto para algo. Esta mañana no hice nada, ¿cómo que no hiciste nada?, ¿estuviste disponible a los ojos del Señor para hacer?, el Señor habrá aprovechado tu corazón y tu mente para llevarla a quien sabe dónde, para hacer quien sabe qué obra maravillosa, lo que pasa que somos, los seres humanos queremos las cosas allí, verlas, tocarlas, así, no, toda la mañana no hice nada pero estuve disponible Señor, no sé qué habrás hecho con esta disponibilidad mía, este estar dispuesto, no sé, seguramente habrás hecho cosas que necesitabas hacer.
Cuando nosotros mis queridos empezamos a entender esto vamos a empezar a entender la Misericordia del Señor, nosotros estamos bajo el techo que cobija la Casa del Señor de la Misericordia, que no está solo sino con su Mamá, la Virgen, que viene como Mensajera del Espíritu Santo, ¿para qué?, para abrirnos la mente pero sobre todo el corazón para entender esto de la Misericordia y en este Evangelio de hoy cuando nos habla del dar sin alarde es la oportunidad de decir: que lindo es estar disponible. Hay gente que a veces consulta y dice: ¿qué hago yo?, ¿qué puedo hacer yo?, ¿qué tengo que hacer yo?, ¿qué podría hacer mañana?, quien pregunta así seguramente no hace nada, no, porque quieren las cosas así concretas, ya, en este momento y hay cosas que son concretas… (se dio vuelta la cinta)… , ¿qué tengo que hacer yo?, por supuesto que hay un plan de vida en cada uno, hay necesidad de organizar la vida ¿no es cierto? para después decir con mucha humildad: Señor, mirá yo estoy disponible, estoy dispuesto, usame como vos querés Señor, no sé para qué. Cuando uno no sabe el para qué es justamente cuando la Misericordia del Señor usa eso que uno tiene libre pero que uno no tiene puesto a su disposición, lo usa vaya a saber para qué cosas grandes, piensen ustedes en un mundo donde haya cien, mil, un millón de personas disponibles que quieran hacer, pero ¿qué pasa?, tienen que trabajar, tienen que llevar el pan a su casa con el sudor de su frente, tienen que hacer los trabajos cotidianos en la casa o donde sea, entonces ¿cómo hacer para, bajo la mirada del Señor, hacer las dos cosas?, mirá Señor, mi trabajo en este momento es pelar papa para el puchero y después higienizar un poco la casa y hacer todo lo mejor y un postre si es posible para mi marido cuando regrese del trabajo y logre arrancar una sonrisa en sus labios, porque su esposa se esmeró ¿verdad?, pero mientras tanto te digo: estoy disponible Señor, mientras pelo papa, mientras preparo el puchero, la comida o haga lo que haga, estoy disponible Señor, si quieren decir: estoy dispuesto, si quieren decir: en este momento puedo ¿verdad?.
Perdonen que tome agua y ustedes no pueden, bien.
Entonces, entendamos el sentido del Evangelio de hoy en cuanto al rezo de hacerlo en privado, que el Señor sea el testigo de lo nuestro ¿verdad?, es doloroso ver como algunas personas a veces rezan el Rosario y miran para atrás, miran para un lado, miran para el otro para ver quien repite y quien no repite, eso es cosa de chicos, no de personas adultas, cosas de criaturas, bueno.
En cuanto a dar no pensemos en las cosas materiales, que también son necesarias, claro que sí, la cuestión está en esa actitud interior que tenemos que tener, Señor: ¿qué querés que haga? ¿mmm?, yo diría que primero habría que decir con San Pablo: ¿qué querés que haga?, pero antes de eso, decir, como el ciego: Señor, hacé que vea ¿eh?, y cuando uno ve pero con los ojos de la mente y del corazón entonces sí viene la otra parte, Señor ¿qué querés que haga?, entonces ahí ponemos lo que dijimos antes: la disponibilidad, estar dispuesto ¿mmm?, no decir: cómo puedo hacer para ayudar a los demás, sí, hay montones de formas pero no es el caso, el caso está en ver qué es lo que quiere el Señor en cuanto a los demás, no lo que a mí se me ocurra, porque tenemos esa mala costumbre de decirle a Dios lo que a nosotros nos parece, y bueno, estará bien en algún caso, no sé, pero el Señor sabe, por qué tenemos que decirle o bien pedirle algo: y a mi me parece que tendría que ser así, no, no es esa la forma.
Todas estas cosas que estamos diciendo están apuntando o están refiriéndose o están señalando que tenemos que dejar de ser bebés de pecho para empezar a ser adultos ¿eh?, cuánta gente hay que se prepara para salir a llevar la palabra, yo diría: ¿cómo es la vida?, ¿cómo es…, constante ante todas las cosas?, ¿cómo es?, entonces allí está la respuesta a los interrogantes que plantea el Evangelio de hoy.
Señor, vos dijiste que la santidad no es un lugar adonde se llega sino un camino por donde se transita, por donde se camina, pues bien, en ese camino quiero estar y para estar en ese camino tengo que estar disponible, uso mucho la palabra disponible porque la usa mucho Jesús ¿eh?, quiero estar disponible Señor, van a decir: ¿qué querés que haga?, ¿qué querés que haga?, no, no, no, cuándo vos tengas un corazón lo suficientemente abierto el Señor pondrá allí delante tuyo o en tu pensamiento o como a Él le parezca las cosas que tenés que hacer, no lo que a vos te parezca bien, porque el ser humano no es tan creativo y menos en las cosas del Señor, uno es pobre, es precario en las cosas del Señor, no se da cuenta ¿eh?.
Es decir, concluyendo con esto, lo que decíamos antes y lo repetimos: no me mueve, es decir, mi Dios para quererte el Cielo que me tenés prometido, no, no, tampoco me da miedo el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte, Señor me mueve o me inspira o me das tu amor que si no hubiese Cielo yo te amara y si no hubiese infierno te tendría temor, porque una cosa es el miedo y otra cosa es el temor, el miedo es parecido o camino al pánico, a esas cosas que en el fondo de alguna manera son enfermedades, el temor es algo distinto ¿eh?, uno siente temor de ofender a aquellos que ama ¿eh?, no digo esta palabra por temor a ofenderte porque es demasiado lo que te quiero para ofenderte ¿eh?.
Distinguí entonces entre el miedo que podemos tener los chicos al cuco ¿no es cierto? y los grandes a la depresión, a lo que va a pasar mañana, a si el marido o la esposa lo engaña o que se yo, es el miedo, no, no, pasemos a otra forma de sentimiento ¿mmm?, el temor: yo te amo demasiado Señor para ofenderte, yo te amo demasiado para hacer las cosas que a vos no te gustan ¿eh?, ese es el verdadero temor al Señor, no es miedo, no, es cuidarse de no hacerle daño aquello que uno ama. Pasa con la esposa y el esposo, con la madre con sus hijos, los hijos con sus padres, dichosos los padres que pueden vivir y educar a sus hijos en el temor de Dios en esta forma, en esta forma de decir: no, esto no lo hago, porque mi mamá me amó demasiado siempre y mi papá también para que yo le haga esto ¿eh?.
Incluso esto se los digo ya no apartándonos sino llevándolo a un costado del camino ¿no es cierto?, al criar a los hijos en ese temor ¿verdad?, hace que no tengamos, no temamos nada cuando ellos salen por la noche y regresan de madrugada o salen y no sabemos que hacen por ahí y los padres están con un ojo abierto y el otra más o menos, esperando a ver cuándo tocaron la puerta para ver si llega, ¿por qué no hacen otra cosa?, crían a sus hijos en el temor que inspira el amor, entonces el joven y la joven, o el niño y la niña no podrán portarse mal o hacer las cosas indebidas, ¿por qué?, por una razón muy simple, yo a mamá no la puedo ofender, a mi papá tampoco, y en última instancia lo que yo hacía en el aula, trataba de que los chicos me quisieran lo suficiente como para que nadie se portara mal, cómo se iban a portar mal si yo los defendía cuando correspondía, los hablaba, era su compañero, su padre, su amigo, entonces yo me movía con tanta tranquilidad y me daba vuelta al pizarrón y no había problemas de conducta de ninguna clase ¿verdad?, de ninguna clase, ¿por qué?, porque ellos no querían ofenderme porque tenían temor de que yo: ¿y usted que piensa de mí si yo hago esto?, no me estoy poniendo de ejemplo, les digo como me fue.
Bien, el Evangelio nos lleva muy lejos para aprender tantas cosas, no solo para nosotros sino para la educación de nuestros hijos, de nuestros amigos, de las personas que nos rodean, la educación del amor, pero de ese amor no obligado, no ese amor que hay que hacerlo porque hay que hacerlo sino eso de: me ama, no puedo ofenderle.
Partimos de estas pequeñas bases de la vida familiar y llegamos a lo más alto de decir: no me mueve mi Dios para quererte, el Cielo, sino yo te amo a vos Señor, no sé, tu persona y es Dios, es grande y es enorme, está lleno de amor, cómo te voy a ofender, cómo voy a ser con mi vida un estropajo si lo fundamental está en el amor que me tenés y en el amor que yo te tengo, ¿eso quita el amor a la pareja o los hijos?, no, todo tiene su nivel, todo tiene su jerarquía ¿verdad?, más aún, todos juntos podemos pensar en el Señor de esta manera.
Y como ocurre los días de oración, el Señor quiere tomar prestada mi voz como ha hecho a lo largo de los tiempos cuando dio Revelaciones, decirles alguna cosa, por eso uno humildemente dice: habla Señor que tu siervo escucha, habla Señor si vos creés que esto es posible que yo puedo ser signo de darte un momento mi voz para que vos la uses, habla Señor, habla.
Dice Jesús:
Yo soy el camino, la verdad y la vida, quien me sigue a Mi no anda en tinieblas. Yo soy la Luz del mundo, Yo quiero que todos caminen, se amen y vivan bajo Mi Luz.
A veces me demoro un poco porque en esto de la Revelaciones y los Mensajes se pone en juego uno de los dones del Espíritu Santo que es el don de lenguas, entonces Yo o los Santos o Mi Mamá habla en otras lenguas y el que lo recibe, también por obra del Espíritu Santo traduce y eso es lo que pasa con Mis Mensajes, por eso las palabras no son tan rápidas y tan ligadas unas a otras porque hay que ir traduciendo. Normalmente el idioma que me gusta hablar, porque me recuerda los tiempos cuando con Mis Discípulos caminaba los campos de la Galilea, cuando nos bañábamos en el río, cuando iba hac