Hoy venimos desde muy lejos, no tan lejos y cerca a ver a la Madre y a Jesús ¿verdad?, pero ¿con qué preparación venimos?, ¿qué pasó en nosotros el 24 y el 25?, ¿qué pasó?, ¿será que venimos a hacer un trueque con la Madre y con Jesús aquí en el Santuario?, te doy tres Ave María por un dolor de rodillas, rezo un Padrenuestro para que me saque ese demonio de la casa, ¿eso es un trueque?, ¿eso debemos hacer nosotros?, venimos a pedirle al Señor la sanación, ¿nos hemos preparado para que Él entre en nosotros?.
Oración del 27 de Diciembre de 2008
Habla Artemio:
Como todas las cosas empezamos en el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Tienen el librito de los cánticos, 7, pensando que ya la Navidad llegó, la conmemoración por supuesto, decimos: canto, canto, canto, porque me llena de gozo…. Bueno, vamos a pasar a otro porque parece que este no funciona ¿eh?, 10: yo tengo un barco que navega por el mar…, de nuevo a ver: yo tengo un barco que navega por el mar….
Bueno vamos a leer la palabra pero antes tenemos que pensar un poco qué es la palabra para nosotros ¿no?, ya hemos pasado la Navidad, ¿y qué dejó la Navidad en nosotros?, o ¿qué nos hizo reflexionar?, ¿qué pasó?, el último propósito de la Navidad ¿se acuerdan?, era: Jesús viene a cenar conmigo, cenar en el sentido de compartir todo lo que hay en la vida de uno ¿no es cierto?, bueno, entonces cuando Jesús viene a cenar como en la noche buena, ¿qué le hemos dicho?, ¿qué le hemos pedido?. Veo que la mayoría de los rostros son nuevos hoy ¿eh?, por lo menos el ochenta y cinco por ciento, entonces les cuento que todo el mes, que tuvo cuatro domingos fueron los domingos de Adviento, Adviento quiere decir preparación para la Navidad, entonces a medida que fueron pasando los domingos poníamos un propósito: ¿qué hacer durante la semana ¿verdad? para prepararnos para la Navidad, porque pensamos y así debe ser, que la Navidad es mucho más que lo que hacemos ¿no es cierto?, es un verdadero renacimiento de Jesús en nosotros ¿eh?.
Entonces, cada uno piense en su interior: ¿qué fue la Navidad para mí, realmente un nacimiento o fue una fiesta donde nos hemos reunido, hemos comido, hemos brindado y basta y todo se terminó allí?, entonces mis queridos de cristianos no tenemos nada, dolorosamente lo digo, si la Navidad fue reunirnos nada más para comer, para brindar, para decir: que la pases bien, que la pases bien, ¿qué es pasar bien?, reunirse la Nochebuena, comer un montón, llenarse, ¿eso es pasarla bien?, mis queridos, si eso pasó en nosotros de cristianos no tenemos nada, nada ¿mmm?.
Hoy venimos desde muy lejos, no tan lejos y cerca a ver a la Madre y a Jesús ¿verdad?, pero ¿con qué preparación venimos?, ¿qué pasó en nosotros el 24 y el 25?, ¿qué pasó?, ¿será que venimos a hacer un trueque con la Madre y con Jesús aquí en el Santuario?, te doy tres Ave María por un dolor de rodillas, rezo un Padrenuestro para que me saque ese demonio de la casa, ¿eso es un trueque?, ¿eso debemos hacer nosotros?, venimos a pedirle al Señor la sanación, ¿nos hemos preparado para que Él entre en nosotros?, por supuesto mis queridos que nadie hace reproche de ninguna clase, cuando uno ve que pasa el tiempo y no conoce las cosas, bueno uno dice: de chiquito no me enseñaron, de grande tampoco, pero yo pertenezco a una religión que se llama cristiana, la Navidad es una fiesta cristiana, pero ¿para qué es la Navidad?, ¿para qué?, bueno, por eso yo empecé con el canto este: canto, canto porque me llena de gozo, pensando que Jesús está dentro de mi corazón pero si no está de qué gozo estamos hablando ¿eh? ¿cierto?, bueno.
Entonces, vamos a ver este otro cántico como si nos preparáramos para la Navidad ¿no es cierto?, porque parece que todavía no nació Jesús en nosotros, en algunos, en muchos sí ¿mmm?, entonces buscamos número 25 y le decimos a Jesús que Él es el alfarero y si hay necesidad que rompa nuestra vida y la haga de nuevo, a ver como la cantamos: tu eres el alfarero que con tus manos me has transformado….
Tenemos que tener en cuenta esto, si estamos acá es porque algo nos pasa o estamos enfermos o tenemos problemas y venimos a buscar consuelo del Señor y de la Madre para que remedie nuestra situación, mis queridos, nosotros no somos felices, nos faltan tantas cosas y si a nosotros no nos faltan hay tantas, a tantas personas les falta. Entonces, cómo haremos para que aunque sea este día así ya, después de la Navidad, Jesús nazca en nosotros otra vez, por ahí decimos: todos los días son Navidad cuando llamamos a los demás hermanos, ¿podemos hacer eso?, tenemos a nuestro lado a alguien que a lo mejor vino de muy lejos o no tanto ¿podremos llamarlo hermanos?, bueno, yo sé mis queridos que no tenemos la culpa porque no nos enseñaron ¿verdad?, pero el Señor los trajo aquí, y yo tengo que decirles algo, mis queridos, estamos ante Jesús y María Santísima, estamos en un lugar donde hace casi catorce años, todos los días, en Marzo catorce años, todos los días aparece Jesús y su Mamá a traernos Mensajes, esos Mensajes se pueden leer en Internet o bien en los libritos que hay sobre el altar o bien en los libros que fueron apareciendo y uno acaba de aparecer la semana pasada ¿mmm?.
Entonces, vinimos al Santuario para ver la Casa donde Jesús hizo su carpa, su lugar para estar y para quedarse ¿eh?, entonces, tengamos lo que tengamos, vengamos de donde vengamos, piensen: estoy pisando suelo Sagrado, porque aquí desde hace casi catorce años Jesús viene todos los días a traernos Mensajes ¿para qué?, para que nos sanemos de nuestras enfermedades, curemos nuestras heridas, para que se pase toda esa colección de miseria que tenemos en nuestra vida, injusticias que pasamos, dolores que tuvimos, injusticias que soportamos ¿verdad?.
Está bien, venimos porque tenemos un cáncer, hemorroides, juanetes, leucemia, diabetes, bueno, todas las enfermedades, pero ¿qué representa en mi vida venir al Santuario?, ¿qué es lo que representa?, encontrarme con nuestro Señor, encontrarnos con su Mamá, la Virgen, para que haya en nuestro corazón una apertura y los dejemos entrar, para que permanezcan en nosotros para siempre. Ese es el objetivo de venir al Santuario de la Virgen y de Jesús, Jesús los trajo para eso, cuando yo vi que, mirando los rostros, que tal vez no estábamos preparados todavía para recibir a Jesús es como si empezáramos de nuevo y si hay necesidad se empieza de nuevo. En las cosas del Señor todos los días hay que empezar de nuevo, porque lo que ayer parecía ya conocido o muy conocido, tal vez hoy no lo sea tanto, porque uno va creciendo, creciendo en su interior.
Entonces, algo les dijo en nuestro interior: vamos al Santuario, ¿por qué?, bueno por todo lo que nos pasa, bueno, perfecto pero cuando ustedes van a buscar algún médico o de dónde vayan, ¿qué hacen?, cuando entran saludan y dicen: yo soy fulano de tal y el médico te dice: yo soy fulano de tal, hay una presentación bueno, tal vez sea necesario también hoy, no para todos sino para muchos que haya una presentación con Jesús: ¿quién sos vos Señor?, porque yo me crié, los curas que tenía cerca mucho no se preocuparon, las monjitas donde fui al colegio la verdad que de Dios no me enseñaron mucho con su ejemplo, entonces he llegado a una altura de mi vida que conozco poco de vos Señor y no se puede amar a quien uno no conoce, ese es el drama. Por eso, hay necesidad de una presentación: ¿quién sos Señor?, vos sos mi Papá, mi amigo, mi hermano, vos me creaste Señor a tu imagen y semejanza, entonces soy hijo tuyo y heredero de tu Gloria ¿verdad?.
Si Señor, eso es lo que soy, un hijo tuyo, por eso hoy me trajiste a este lugar porque yo quiero conocer más cosas de vos, quiero saber porque si uno no conoce no ama ¿eh?, no se puede amar lo que no se conoce; vos dirás: sí, yo conozco esto, lo otro, bueno, una cosa está en conocer y otra cosa tener en la mente la idea: y sí, porque yo soy católico, yo creo en Dios, pero eso puede que ocurra en nuestra mente pero en nuestro corazón ¿hemos intentado alguna vez decirle a ese Dios: Papá?, o como en la Biblia dice en el Antiguo Testamento: Abba, Abba. Abba en hebrero, el idioma que hablan los Discípulos quiere decir: Papá, Papito, es un trato amoroso, amable del hombre con Jesús ¿mmm? y con su Papá ¿verdad?. No es lo mismo mis queridos creer en alguien así con la mente y otra cosa es hacer que nuestro corazón se abra y así como vamos de papá y de mamá cuando estamos un poco desesperados si los tenemos vivos bueno y sino vamos al cementerio: papá, tengo tantos problemas, me duele tanto la vida, las cosas, no me fue bien ¿eh?, eso es lo que hacemos con nuestros padres de la Tierra ¿verdad?, ahora bien y con el Señor ¿no tendremos que hacer lo mismo?, Papá, Papito, tengo tantos dolores, angustias, problemas, tengo tantas cosas que no funcionan, mi familia está desunida, nos llevamos mal entre hermanos, cada uno quiere amontonar más dinero que el otro de la herencia que dejaste y todo es un desorden, los años van pasando y la vida cada vez es más corta y la felicidad ni siquiera la pude acariciar con la punta de los dedos, no, no me gusta esto.
Entonces, creo en Dios sí pero a ese Dios ¿le podemos decir Papá?, Papá cuánto me duele, ves lo que me pasa, mi cáncer o mis huesos que no me llevan o mi columna que está hecha un desastre del reuma y otras cosas. Tenemos que pensar en esto mis queridos, vos dirás: pero estamos aprendiendo las cosas elementales del catecismo, yo personalmente que hace ya casi catorce años que lo recibo a Jesús todos los días, también trato de aprender las cosas del catecismo o de donde sea, porque en una de esas se me pasaron cosas muy gordas y yo no me di cuenta. Todos los días, ustedes y yo debemos empezar de nuevo, el Señor dice que cada día cuando sale el sol el Señor le dice a todas las cosas: háganse de nuevo ¿eh?, y también a nosotros ¿verdad?, háganse de nuevo, empecemos de nuevo, si las cosas no anduvieron hasta ahora o hay problemas de todo tipo, hágase todo de nuevo Señor, pero solo no puedo, ayudame Señor, tené compasión de mí porque necesito tu auxilio, necesito tus manos, tu corazón, tus manos para tocar, tu corazón para sentir, tu mente para pensar, tus ojos para ver Señor, así como el Señor nos dice a nosotros también: necesito tus manos para que me ayudes, necesito tus ojos para ver, necesito tus manos para tocar, para repartir comida.
Bueno, por eso, en este tema que hemos cantado le decimos a Jesús que Él como alfarero si hay necesidad rompa nuestra vida y la haga de nuevo ¿mmm?, no digamos: sí, porque yo soy muy católico, yo voy un día entre siete a Misa, comulgo, y que se yo, no mis queridos, eso no es ser cristiano, eso es ir a cumplir con un ritual. Cada vez que uno toma el cuerpo del Señor en su boca tiene que haber un nuevo nacimiento de Él en nuestro corazón, sino esto no sirve para nada.
Jesús quiere ser eficaz en nuestras vidas ¿eh?, por eso nosotros le pedimos de nuevo: tu eres el alfarero que con tus manos me has transformado…. Y ¿por qué Señor?, porque todavía no te conozco, tendrás que hacerme de nuevo, tendrás que darme las cosas fundamentales para poder vivir de una manera, yo creía que estaba viviendo bien, pero todos los días me voy enterando que me faltan un montón de cosas para conocer, pero sobre todo me faltan un montón de cosas para amar.
¿Cómo están las relaciones entre padres e hijos?, ¿entre hermanos?, ¿cómo están los abuelos con sus nietos, con sus bisnietos?, ¿es buena la relación?, esas criaturas o grandes ya ¿están recibiendo todos los días el ejemplo y el cariño nuestro?, cuando uno ama a alguien no le demuestra comprándole cosas, lo demuestra diciéndole: te amo ¿eh?. A veces hay personas que se caen al frente y se empiezan a mover de una manera y entonces uno se da cuenta enseguida que esa persona cuando nació, nació de un parto seco y las mujeres saben muy bien que un parto seco es muy doloroso para la madre y para el hijo, bien. Entonces, fíjense ustedes lo que pasa aquí en el Santuario, esa mujer se cae, entra en ella el Espíritu del Señor, ¿para qué?, para sanarle aquél parto seco que vivió con su mamá.
Todavía hay necesidad ¿no es cierto?, de sanar ese momento en la vida de uno ¿eh?, y piensen todas las cosas que hemos recibido mientras mamá estaba embarazada, por ejemplo, acá dentro somos todos buenitos ¿verdad?, pero acá dentro y no miro a nadie, digo en general así, sin mirar porque van a decir: me está mirando así, acá dentro hay diez padres que han sido pegadores y pegadores a su mujer cuando estaba embarazada, yo digo: ¿creen que los hijos no están padeciendo a lo mejor una enfermedad muy seria porque mamá mientras me llevaba recibió los golpes de mi papá?, ¿ven?.
Cuando partieron de casa si creían que venían al Santuario para que todos siguiera igual están equivocados, el Señor los trae para hacer una revisión de vuestra vida y aunque no quieran y se distraigan y miren para otro lado, el solo pisar este suelo que es Sagrado hace que ya no se vayan como vinieron sino que el Señor les ha hecho el click en la vida para empezar a edificar de nuevo, ustedes me dirán: yo no tengo necesidad, ¿sos tan feliz?, ¿te sobra la alegría y la felicidad?, ¿tenés el corazón para desparramar alegría por todos lados?, no, en tu rostro dice todo lo contrario, que dice que sos un montón de dolor apilado, que sobreviviste a todos los dolores que pasaste en tu vida, entonces vos como yo y como todos necesitamos el auxilio del Señor, que es nuestro Padre, nuestro amigo, nuestro hermano, nuestro compañero, para traernos esa vida en abundancia que no tenemos ni ustedes ni yo.
Por eso, uno cree: vamos al Santuario, como a veces se va a otro Santuario, yo lo sé y todo sigue igual, pero ¿hubo realmente una relación con el Señor y su Madre y los Santos y todo?, no, no, no, entonces todo sigue igual. Pero Jesús dice en los miles de Mensajes que ya dio ¿no?, dice que quiere ser eficaz Él en nuestra vida, quiere servirnos a nosotros, no que seamos ahí como hay en la mayoría de las Iglesias en el altar mayor una cruz con el Jesús colgado y muerto, díganme: ¿les atrae tanto un Jesús muerto?, a mí no, a mí ningún muerto me atrae, porque está muero, así de simple ¿eh?.
Entonces, ¿qué puedo aprender yo si llego a un Santuario y veo que en el altar mayor está la cruz, en lugar de estar un Jesús triunfante?, porque el Señor resucitó, no quedó más que seis horas en la cruz, y ¿por qué yo tengo que seguir teniéndolo dentro de mi Iglesia en una cruz?, habría que preguntarle a ese buen querido sacerdote, que es nuestro párroco: ¿por qué no lo saca al Señor ahí?, si Él está vivo, está triunfante entre nosotros, pongan a un costado la cruz porque la cruz tiene que indicarnos todo lo que padeció el Señor, pero en el altar mayor se supone que debe estar la Madre o debe estar Jesús triunfante porque ni a vos, ni a tus chiquitos, ni a tus hijos, ni a tus nietos le atraen alguien que esté muerto, un chico se asusta con un muerto, no lo quiere ver ¿eh?, ¿o pueden llevar a sus hijos tan fácil a un velorio?, no, bueno. Entonces, le proponemos como modelo a un Señor en una cruz, que le decimos: el Diosito, pero el chico dice: está muerto, porque los chicos son directos, son concretos, yo quiero un Dios vivo, un Dios que me de la mano siempre, que me acompañe en la vida, si es mi Papá, para que me lleve a todos lados, para que me cuide de todas las porquerías que tiene el mundo ¿eh?, me aconseje, me diga qué necesito y qué no necesito.
Bueno, todas estas cosas son fundamentales mis queridos, venimos a buscar la sanación de nuestros problemas pero así como cuando vamos del médico o algún otro lado a buscar la sanación queremos conocer quién es el que va a sanarnos, así como hoy les propongo que conozcamos a Jesús, que va a entrar en nosotros y va a producir milagros o gracias o entendimientos o conversiones, tantas cosas por el estilo ¿eh?, bueno.
Jesús en todos los Mensaje dice: Yo quiero que haya gente con una fe adulta, no con una fe de bebés de pecho y nosotros tenemos una fe de bebés de pecho: ¿qué hace un bebé de pecho?, ni habla, hace morisquetas, te sonríe, eso hace un bebé de pecho, entonces con el Señor estamos actuando como bebés de pecho, de repente se desencadena en nosotros una tragedia de una enfermedad, ¿y a quién le vamos a pedir auxilio, a ese bebé de pecho que hay en nosotros para superar lo que nos pasa?, me parece que un bebé de pecho no tiene fuerza ni para caminar él mismo, cómo va a llevar a alguien ¿no?.
Por eso mis queridos, estamos acá para que Jesús nos diga qué hacer con nosotros, con nuestra vida, con todo lo que nos pasa, si nos fuera tan bien, a lo mejor materialmente nos va muy bien, por qué no, pero espiritualmente ¿cómo estamos?, podemos soportar la enfermedad que tenemos?, ¿podemos vivir mientras la vejez se aproxima y ya no me queda nada de qué tomarme?, porque eso es lo que nos pasa a los seres humanos, si no tenemos de qué tomarnos muchos viven porque tienen una vida sexual intensa ¿no es cierto?, pero la juventud va pasando y cada día menos, menos, menos y llega un momento en que como bien decimos: el ruiseñor no canta más, y ¿qué tenemos en la vida de dónde tomarnos?, aquél que edificó toda su vida nada más que con eso, ¿hay otras cosas?, y sí, vivo para mis nietos, pero todos sabemos que parecería que eso no alcanza, necesitamos que nuestro amor permanezca aún cuando el ruiseñor ya no cante, sí Señor ¿eh?. A veces uno ve a esos viejitos que se comunican tanto, en ellos no hay ningún problema de nada ¿no?, pero sexualmente ya no tienen nada, ningún tipo de relación, sin embargo están tan comunicados, hay una ternura tan grande, ¿por qué?, porque van descubriendo que hay otros caminos además de aquello que cuando se hace sin amor es como comerse un chori pan, uno se sacó el hambre y listo ¿mmm?, cuando el sexo se hace sin amor es exactamente como comerse un chori pan, se sacó el hambre y pare de contar.
Mis queridos, ¿vivimos para tan poquito nosotros?, ¿eso nada más nos alcanza, tres comidas al día y un amorcito por la noche hasta que el ruiseñor cante y después punto?, no, no puede ser, Jesús nos propone montones de cosas hermosas para que vivamos una vida intensa, porque cuando Jesús vino aquí entiéndanlo, propuso que el hombre tenía que vivir ciento veinte años como mínimo, ¿por qué, porque se le ocurre a Él?, no, porque en la antigüedad vivían hasta doscientos, trescientos años pero los hombres de nuestro tiempo, con todos los remedios y máquinas que hay no vive mucho ¿por qué?, porque no tiene ideales, no tiene motivaciones, no tiene cosas para hacer en sus manos, no tiene a nadie a quien amar ¿eh?.
Se han puesto a pensar lo que es terminar la vida en un geriátrico, donde ahí hay una muerte en cuotas, ¿vieron que poco duran las personas en los geriátricos?, porque allí se pone toda la gente cuyos hijos no tienen tiempo, no tienen ganas, no tienen amor suficiente para darles el cariño que necesitan estas personas en la vejez, ahora ¿hemos preparados a nuestros hijos para que un buen día no nos pongan en el geriátrico? ¿mmm?.
Todas estas cosas hay que planteárselas, los que son jovencitos, los que no son tan jovencitos y los otros, hay muchas cosas en la vida que son importantes, porque si solamente nos fijamos en algo pasa un tiempo y las cosas terminan y ¿qué hacemos con nuestra vida?, no sabemos qué hacer ¿eh?, no sabemos qué hacer con ella.
Bueno, ahora vamos a leer la palabra, pero para leerla vamos a estar en condiciones y para eso le pedimos al Espíritu Santo que nos ayude, por eso y como ya todos lo saben y si no es fácil, decimos: ven, ven, ven, Espíritu Divino, ven, ven, ven, acércate a mí…. Hoy es sábado 27 de Diciembre, festejamos el día de San Juan, el autor del cuarto Evangelio y mañana domingo es el día de los Santos inocentes, que no es un día para reírse como se hizo siempre sino que es un día para recordar a todos los niños que murieron en Nazaret y las zonas aledañas, cercanas, porque el rey Herodes, dijo: todo niño menor de cuatro años tiene que morir ¿mmm?, para incluir a Jesús en ellos ¿eh?, porque él sabía que había nacido alguien, pero él no creía que era un Redentor, sino creía que alguien era alguien que venía para ser rey ¿eh?, entonces da la orden: mueran todos los inocentes de cuatro años para abajo ¿mmm?, ese es el día de los inocentes, no es para hacer broma y decir: que te valga tu inocencia, eso es muy cruel, estamos recordando a esos niños que murieron ¿eh?. Ahora, y vos dirás: ¿y a Jesús no lo mataron?, no porque a José le avisó un Ángel y escapó a Egipto.
El Evangelio de hoy es de San Juan como les dije, por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. Del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. Dice: “María Magdalena fue corriendo en busca de Simón Pedro y del otro Discípulo a quien Jesús amaba y dijo: se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto. Pedro y el otro Discípulo salieron para el sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro Discípulo corrió más que Pedro y llegó primero. Como si se inclinara, vio los lienzos tumbados, pero no entró. Pedro llegó detrás, entró en el sepulcro y vio también los lienzos, es decir, con los que envolvían a los cadáveres. El sudario con lo que le habían cubierto la cabeza no se había caído como los lienzos, sino que se mantenía enrollado en su lugar. Entró también el otro Discípulo, el que había llegado primero, vio y creyó” . Esta es palabra del Señor, te alabamos Señor y te damos gracias.
Entonces hacemos un pequeño resumen, antes de Navidad el Arcángel Gabriel le anuncia a María que va a ser Mamá del Hijo de Dios, bien, todo eso pasa, nace Jesús, 24, 25 festejamos la Navidad pero ya el 27 estamos recordando partes del Evangelio donde se lo ve a Jesús muerto todavía, porque resucita después ¿no es cierto?. Ahora, ustedes dirán: ¿por qué ponen este Evangelio después de la alegría de la Navidad?, es para recordarnos que la Navidad es un acontecimiento muy importante pero el más importante de los acontecimientos es la Resurrección de Jesús, Jesús que está muerto aquí vemos que resucita ¿verdad?, ahora al resucitar Jesús cumple con todo y todo se realiza bien, la Navidad no nos hubiera alcanzado, tenemos que tener también la Resurrección, porque como dice San Pablo: si Jesús no hubiera resucitado nuestra fe no tendría sentido.
Entonces, nace, crece, predica, lo cuelgan en una cruz, se muere, resucita ¿verdad?, y un buen día en Pentecostés viene como el Espíritu Santo que es Dios también, esta es nuestra historia, la historia de la salvación del hombre. Si Jesús no estuviera resucitado ¿verdad?, sería inútil reunirse, por eso les decía recién yo: que pena es entrar en las Iglesias donde Jesús está en el altar mayor clavado en la cruz, a nadie puede atraer un hombre muerto y menos si es Dios ¿eh?.
La cruz nos recuerda, por supuesto que el Señor murió allí por nosotros pero nos recuerda, nada más, Él está vivo, está entre nosotros y ahora, aunque muchos no lo vean, está presidiendo la asamblea, ahí, al lado de la silla de este señor, con todo el esplendor y la Gloria del Señor, es una maravilla ¿no?, lo mismo que María que está pasando, ya ha pasado del otro lado dándole la bendición a cada uno ¿mmm?, algunos lo ven, otros no, y además hay muchos Santos, Ángeles.
Aquí vivimos en este mundo llena de la vida sobrenatural, donde diariamente Jesús y María se aparecen, van y vienen y hay gente que sin ser creyente pasa con el coche y ve en el jardín que la Madre, la Virgen está sacando algún pétalo de rosa o bien mirando las plantas, lo mismo que el Señor ¿mmm?.
Cuando les dijeron de venir al Santuario, entiéndanlo, en este Santuario se vive así, entre el Cielo y la Tierra, continuamente, continuamente, por eso a nosotros no nos llama la atención que haya tantos milagros, si está el Señor codeándose con nosotros, es tan rápido y fácil pedirle: Señor, saname de mi cáncer o saná mis hemorroides o mis ojos ¿eh?, y después habrá que esperar el tiempo… (se dio vuelta la cinta)…, aquellos que no ven y sin embargo creen ¿eh?.
Que hermoso es poder vivir así entre la Tierra y el Cielo, donde uno comprueba todos los días la grandeza del Señor, su maravilla constante, su vida preciosísima, lo mismo que la de la Virgen y de los Santos ¿eh?, seguramente hay alguno aquí devoto del Padre Pugnata que estaba en Reducción, sé que hay varias personas, bueno, el Padre Pugnata está parado ahí adelante, aunque hace dos años y medios que murió está aquí con nosotros también, para aquellos que lo han ido a visitar y lo conocen, los de Río IV sobre todo ¿eh?, bueno, está al lado tuyo querida, al lado tuyo Pugnata, está un poco más delgado, sí, no tiene tanta panza, bueno.
Este es el mundo que vinimos a conocer en este día, donde el Señor tiene aquí su Casa, yo soy nada más que su administrador, por ahora, el día de mañana será Él el único y la Madre también, yo soy su administrador, todo es de ellos ¿eh?, la Madre dice: Mi Casa, Jesús dice: Mi Casa, refiriéndose a esto y aquello también, a mi casa, bueno.
Entonces, estamos en un lugar donde respiramos el aire que respira Jesús y los Santos y ya eso debe ser un motivo para pensar: no he sido defraudado, el Señor me trajo pero ya me estoy santificando por dentro, porque estoy respirando el mismo aire que Él respira, que hermoso que es ¿verdad?, y cuando uno va acostumbrándose a esta vida mis queridos, les puedo asegurar, ya no se tiene temor a la muerte ni a nada, porque la muerte es nada más que un cambio de estado, uno pasa a vivir mucho mejor de lo que esta viviendo acá ¿mmm?, por eso, para tantos que la muerte es un temor, para nosotros no, porque es nada más que un cambio de estado; ustedes dirán: pero ¿cómo es esto?, y sí, yo he llevado al cementerio a mi familia, a todos ya, menos sobrinos, que se yo, pero a mi familia a todos, en el último entierro que fue de mi hermana, hace ya ocho años y medio, nosotros cantábamos y la gente pensaba: pero que manga de locos, cantan llevando a un muerto al cementerio, y cómo no íbamos a cantar si ella venía con nosotros acompañando a su cuerpo, a su cadáver. Cuando llegamos al cementerio, ella miró toda la ceremonia, todo y después se vino con nosotros, cuando llegamos al pueblo desapareció, después apareció por supuesto pero ese día no ¿eh?, bueno.
Entonces, también en eso tenemos que empezar a mirar todo en ángulo diferente, ya la muerte no tiene que asustarnos porque es nada más que un cambio de estado, por supuesto que tenemos que vivir todo el tiempo que sea necesario, montones de años y sanos, lúcidos ¿eh?. Justamente el Evangelio de hoy es de San Juan Evangelista, el Discípulo amado de Jesús ¿eh?, vivió ciento quince años, parece ser que vivió más pero no hay documentos, pero sí ciento quince años y hace dos mil años de esto y que yo sepa en aquél entonces no había ni antibióticos ni había rayos X ni había ningún tipo de cosas para aliviar el dolor ni nada por el estilo ¿eh?, bueno.
Jesús, estamos tan cerca tuyo y un día más reconocemos que sos nuestro Padre, nuestro amigo, nuestro hermano, te sentimos cerca Señor y te tenemos cerca también, que lindo Señor es poder decirte: Papá, mirá, todo esto me pasa, vinimos aquí con mi familia, con los que amo, para sanarnos de nuestros problemas, de nuestras enfermedades, tené compasión de nosotros Señor, mirá todo lo que necesitamos, mirá Señor todo lo que necesitamos, es una enormidad pero si vos nos trajiste Jesús es porque realmente pensás regalarnos un montón de cosas, por eso Señor, te sentimos a nuestro lado, hasta sentimos el calor de tu cuerpo, la respiración tuya en nuestra nuca, vemos que pasa de un lado para otro la Madre como si fuera un viento de amor que pasa entre todos para sanarnos, que hermoso es esta convivencia que tenemos en esta tarde y que espero sea para todos los días de nuestra vida.
Sí Señor, te tenemos tan cerquita nuestro, tan cerquita y esperamos de vos todo lo mejor y te decimos a coro Señor: tan cerca de mí…. Claro, está aquí pero no lo podemos desaprovechar, está tan cerca nuestro, no todos los días venimos al Santuario ¿eh?, por eso humildemente le decimos al Señor: sáname Señor con tu Espíritu….
Sí Señor, quiero sentir el fuego de tu amor dentro de mi, quiero sanarme Señor de todos mis problemas, quiero que vengas a mi corazón hoy y te quedes aquí para siempre Jesús, quédate Señor, quédate con nosotros, con cada uno de nosotros, entra en nuestro corazón, ven Señor Jesús, ven, ahora también Señor todas las fotografías que estos hermanos queridos han traído, ellos la levantan y vos pasá sanando todo Señor, todo Jesús, todas las fotos, pasá sanando todo lo que las persona están pensando, sus enfermos, sus familias, sus casas, sus propiedades, sus medios de movilidad, sus vehículos, todo, todos los elementos de trabajo, de labranza de la tierra o de trabajo en los talleres, en las fábricas, en todo, saná todo Jesús, santificá así nuestra vida, santificá todas las cosas que nos pertenecen. Señor, no quiero irme del Santuario de la misma forma en que vine, quiero llevarme en mi corazón el tesoro tuyo Señor nacido hace tan poquito esperando que haya nacido también en nuestra alma.
Vení Señor, vení, tenemos tanta necesidad de vos Jesús, tanta necesidad Señor, tenemos tanta necesidad, pasá sanando todo Señor, no dejes nada así librado al azar, que todo quede en tus manos, viva con vos, entienda con vos, sienta con vos Señor.
Jesús de la Misericordia, mirá todos estos hermanos que han venido de distintos lugares a buscar la sanación, a buscar la conversión, a buscar todo lo que necesitan para estar en paz y vivir feliz, sí Señor. Hay mucho dolor Señor acá dentro, no hace falta que te lo diga, mucho dolor hay acá dentro, ¿tanto?, pero para vos nada es difícil porque tu Misericordia alcanza para todo, sí Jesús, pasá sanando Señor, pasá sanando Jesús, pasá sanando.
Yo tengo la seguridad que me voy hoy a mi casa y te voy a encontrar allí Señor, te llevo en mi corazón y te encuentro en mi casa instalado allí para sanar todo lo que está en mi casa, desde la pava hasta el control remoto del televisor o la olla donde cocino los tallarines, todo Señor bendecido por vos, sobre todo aquellos regalos, bendecí esos regalos de aquellas personas que no nos querían y a través del regalo nos hicieron tantas porquerías.
Pasá sanando todo Señor, todas las cosas donde el maligno está reinando, pasá sanando Señor, pasá sanando Jesús cada una de las cosas que nos pertenecen, nuestra vida, nuestros hábitos de vida, nuestros hijos, mirá su salud, pensá en su futuro, que sean buenas personas Señor, lejos de los vicios, de las drogas, del alcoholismo, de la velocidad, de todo eso que hace tanto mal Señor.
Nos acordamos también de nuestros hermanos que están presos en las cárceles, acá hay cinco personas que tienen familiares en las cárceles, nos acordamos de todos los que están detrás de las rejas y le pedimos al Señor que tenga compasión de todos, le pedimos también por todos los enfermos que hay en los hospitales, sanatorios, clínicas de nuestro pueblo y de todos los pueblos a los cuales ustedes pertenecen. Por los médicos, para que sus manos sean santas y hagan las cosas sin tanto plus.
Sí Señor, saná también a nuestros sacerdotes y nuestros obispos de acuerdo a la jurisdicción que cada uno tenga, sanalos Señor para que sean pastores realmente, hombres dignos de llevar tu palabra y que realmente se decidan a dar testimonio con sus vidas de tu vida Señor, sobre todo los obispos tienen que dar testimonio Señor de tu vida ¿o acaso no son los apóstoles de nuestro tiempo?, o por lo menos deberían ser los apóstoles.
Por eso Señor, pasá sanando todo Jesús, de nadie quiero olvidarme Señor, pero sobre todo de los que menos pueden, menos tienen, menos hacen, menos comen o nada comen, de los que no tienen agua para beber o tienen de la impura ¿mmm?, de todo Señor, son nuestros hermanos y queremos que empiecen un año mejor donde las cosas sean más fáciles para todos, donde no hay trabajo Señor hacelo aparecer, sí Señor, yo te lo pido, ¿o acaso tantas veces en privado no me dijiste: decime, decimelo también vos los que necesitan trabajo, los que tienen hambre y sed de justicia, los que están hartos de que le tengan la cabeza con el pie encima, aquellos poderosos que quieren destruirlo todo con tal de triunfar ellos, sí Señor.
Por todos, pero sobre todo por los que menos tienen, menos pueden, menos todos, los que vos llamás que estamos en la cuneta de la vida Señor, reventados, marginados, donde la ley no existe, porque existe solamente para aquellos que tienen plata, Señor, jueces dignos y sanos que administren bien la justicia, médicos que sean buena gente para sanarnos las cosas que ellos tienen que sanar, porque vos también Jesús nos hablás a través de los médicos, de los que venden remedio o de los que nos hacen masajes o de los que nos atie