Pedro no quiere el amor mayor para los demás, no quiere ser capaz de dar la vida por sus amigos.
Mensaje del 27 de Noviembre de 2008

Habla Artemio:

27 de Noviembre.

Dice la Madre:

Vuelvo a hacer las preguntas que hizo Mi Hijo: Pedro ¿me amas?, decime Pedro: ¿me amas?.

Esto lo voy a responder con las palabras de un hijo querido:

Pedro no quiere concebir la vida con servicio, no quiere amar hasta el extremo, es decir hasta el fin, hasta la consumación total.
Pedro no quiere una vida en la que se excluya por completo preferir la gloria de los hombres a la gloria de Dios.
Pedro no quiere darse como Dios se da al mundo en su Hijo único.
Pedro no quiere que el Maestro enseñe sirviendo y que el Señor ejerza su señoría, precisamente hermanándose hasta el extremo con los demás.
Pedro no quiere el amor mayor para los demás, no quiere ser capaz de dar la vida por sus amigos.
Pedro de ninguna manera quiere captar que la vida, y por lo tanto, la muerte de Mi Hijo, no se parezca en nada a la de los dominadores de esta Tierra, y que esta anti grandeza de Jesús, lleve a la verdad de la grandeza.
Lo que en el fondo Pedro no acepta, es que el Señor quiere hacer un amigo, un hermano de nosotros.
Pedro no quiere aceptar que el camino a la unión total con Dios pase por el servicio libre, incondicional y limitado a los demás, quiere que Jesús sea un señorón, quiere que sea un mercenario.
Pedro y sus compañeros están rechazando el camino de la cruz. Lo que Él va a hacer no es un rito divorciado de la vida, sino un signo de su actitud fundamental de servicio, de su amor hasta el extremo. Y esto es lo que limpia del pecado, que engendra la esclavitud, la falsedad y la muerte.
Si Pedro no acepta eso no podrá ser amigo verdadero de Jesús. Si no acepta el nuevo modo de relacionarse entre la gente, que inaugura Jesús, Pedro no valora para nada ni la vida ni la muerte de Jesús.

Pensar en estas cosas Mis queridos hermanos, hijos.

Pedro, Pedro ¿me amas?. Pedro, ¿realmente crees que me amas?, a veces me parecería que no.