Yo pregunto Mis queridos: ¿les queda alguna duda sobre lo que estoy diciendo?, no ¿verdad?, lo que pasa es que entre las palabras y los hechos hay un abismo enorme. Mensaje del 18 de Noviembre de 2008

Habla Artemio:

18 de Noviembre.

Dice la Madre:

Quiero que cada día se adentren más al Evangelio de San Juan.

Entiendan, para Juan el pecado es ante todo y sobre todo la incredulidad, la cerrazón ante Dios, que se nos revela en Jesucristo, el rechazo de un amor como el que supone la muerte de Jesús.
Jesús, tienen que reconocerlo, así como Dios llamó a Abraham, Moisés y Amos y a Jeremías, así Jesús llama a estos pescadores a anunciar la cercanía de Dios que ha decidido reinar en favor de todos los oprimidos y humillados.

Yo pregunto Mis queridos: ¿les queda alguna duda sobre lo que estoy diciendo?, no ¿verdad?, lo que pasa es que entre las palabras y los hechos hay un abismo enorme.

Si comparamos el cuarto Evangelio con los tres primeros, veremos que se trata de dos teologías muy distintas, parece que estamos ante personalidades y épocas diferentes, o tal vez sea más preciso decir que es la misma visión espiritual pero en estadios diferentes de su desarrollo.
Lo que en San Juan se dice o se pone en boca de Jesús, supone la fe en su resurrección, supone la guía del espíritu, de la verdad, hacia la verdad entera, supone el testimonio de fe, la experiencia de un amor mutuo, basado en el amor de Jesús.
O sea, supone la vida, no la fachada de la Iglesia.

Les costará tener en cuenta estas palabras, pero son ciertas, es verdad.