Entonces, tenemos que esperar a los demás que se den cuenta de lo que corresponde hacer en cada caso, mientras tanto el problema es el mientras tanto que tiene que llenarnos de la paciencia necesaria, del amor oportuno y a veces del amor difícil de sobrellevar, porque no es tan simple amar todavía a quién te está clavando un cuchillo por la espalda, no es fácil, ya lo sé, pero el Señor nos manda a que lo hagamos ¿eh?, sí. Oración del 21 de Mayo de 2008
Habla Artemio:
Como todas las cosas del Señor empezamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Bueno, miramos número 37, recibimos al Señor pensando en todo lo que dice este tema tan hermoso: mirarte solo a ti Señor…. Todo esto lo hemos hecho como un saludo al Señor, como diciéndole gracias por haber venido a este lugar porque Él los trae y como una pregunta lógica es: ¿por qué los trae?, si Él los trae sabe por qué, sabe qué es lo que necesita cada uno y si estamos en presencia del Señor no podemos estar tristes, no podemos estar mal, tenemos que sacar fuerza no sé de adónde y se lo decimos al Señor con muchas ganas, con mucho recogimiento también y pensando en lo que decimos: no puede estar triste el corazón que alaba a Cristo…. Estamos aquí para tener del Señor toda su gracia y delante de esta fuente donde vemos que el agua cae, que no está hecha porque sí sino a pedido de la Madre, para la Madre esa agua que viene sobre las piedras es el agua viva que sale de Jesús, simbólicamente hablando, es decir pensando un poquito, entonces teniendo en cuenta ese rio de agua viva que sale del Corazón del Señor de la Misericordia, nosotros entonamos esto: Cristo es la peña de Horeb que va brotando….
Vamos a ahora a leer la palabra y como normalmente les digo, comúnmente les digo, tener en cuenta que la palabra, el Evangelio que nosotros leemos en cada oración es lo que realmente empieza a sanarnos a todos de lo que tengamos, tener en cuenta esto, la sanación se dará también por supuesto con la bendición, con todo, porque todo forma una sola cosa pero ya desde el comienzo la palabra de Jesús es la que nos sana, atendiendo también a que siempre la sanación va acompañada de la conversión, ¿qué quiere decir eso?, no podemos nosotros en un momento pararnos delante del Señor y decirle: Señor, necesito que me sanes esto o lo otro, no, esto sería como ir a un kiosco a comprar algo, hay que establecer con Él una relación de amistad, de padre a hijo, hay que establecer una relación muy especial, nadie crea que por decir: Señor quiero sanarme, reza tres Ave María y ya la sanación se hizo, eso no, no lo piensen, porque hay que entender que ese estado de salud que necesitamos física o espiritual o psíquica, va acompañado de un giro que se produce dentro de nosotros, hacia ¿quién?, hacia el Señor, mientras no se produce ese descubrimiento o reencuentro con Jesús no puede darse la sanación.
Entonces, todo está previsto como para que la palabra del Señor ya cuando entramos en la puerta de la Capilla o más lejos todavía, empezamos a sanarnos, pero eso viene desde adentro cuando hay una unión muy grande entre nosotros y el Señor, a través de su Madre y además hay otra cosa importante que tener en cuenta, como no vivimos solos en el mundo, estamos acompañados por nuestros hermanos, hasta que terminen todas las sanaciones no hay que hablar de otros temas, de otra cosa, si has venido aquí quiere decir que en tu alma hay necesidad de mucho, pues bien, no podes estar diciendo cualquier cosa ahí atrás, aunque ustedes no les parece pero yo los oigo ¿verdad?, y cuando pasan y ponen cara de santos al frente ¿verdad?, y sé que hace ni cinco minutos estuvieron diciendo cualquier cosa aquí atrás, mis queridos, eso no está bien, ni siquiera dentro de la familia ¿eh?, hagamos bien las cosas, porque sino más vale no vengamos o si venimos, bueno cuando llega el momento y no podes atender más nos vamos, porque no es solo para nosotros sino para el que tenemos sentado a nuestro lado que quiere concentrarse, que quiere rendir su culto al Señor, adorarle en silencio y no todo esa conversación que hay aquí atrás, porque están al final, no mis queridos. Si fuera el Padre Ignacio de Rosario directamente les dice: se terminó la sanación, me voy, yo no lo hice nunca pero el día menos pensado cuando vea hablar y hablar a la gente voy a hacer lo mismo, aunque van a pagar algunos que no tienen la culpa ¿no?, es una pena ¿no?.
Pero no se olviden que aquí la sanación ¿verdad? se da a través de todos los pasos que se dan dentro de la Capilla, aquellos que vienen a las doce o antes para reservar el asiento, ya entraron en un clima porque están pisando tierra Sagrada, tierra del Señor ¿verdad?, y con el motivo de guardar un lugar pero están, están delante del Señor, están en su Casa, entiéndanlo eso, están en su Casa. Además ustedes dirán: pero esta Capilla no tiene Sagrario, sí señor, tiene Sagrario y un Sagrario no dado por alguien sino por el mismo Jesucristo que un día arrojó un pedacito de pan diciendo: Yo soy el pan bajado del Cielo, no sé, tal vez sí, tal vez no, pero no hay ningún otro lugar en la Tierra que tengan los pedacitos de pan que el mismo Señor arrojó.
Entonces aquellos que dicen, yo hablo total aquí no está el Sagrario, tampoco tiene razón, porque el Sagrario está allí, es decir Jesús está presente, pero de una forma cualquiera no, como pueden encontrar en cualquier Iglesia, siempre es el Señor, pero aquí es Él en persona que quiso darnos un pedacito de su Cuerpo para quedarse siempre con nosotros.
Entiéndanlo, entonces todo aquello que hagamos, palabras que se dicen demás, o bien reírse por los que se caen o bien todas esas cositas raras que a veces hacen y que yo las veo de allá adelante entiéndanlo, están delante del Señor, no se puede obrar de esa manera ¿eh?, les aviso, el día menos pensado digo basta, se terminó, me voy adentro, porque si no hay atención, no hay devoción, para que ¿mmm?. Entonces desde que se llega aquí hasta que uno se va, tampoco quiero que seas una momia, podrás decir una palabra pero en voz baja con todo el respeto pensando que estás en un Templo y sino mi querido, yo lo siento mucho pero volvete a tu casa y hacé esas cosas en otro lugar pero aquí yo no lo voy a permitir, por una razón muy simple, porque el Señor me pregunta después por qué, por qué esto, por qué ¿mmm?.
Entiéndanlo bien, trasmítanselo a las personas que vienen, entiéndanlo más que bien, están aquí como corresponde esperando la sanación sino es preferible que se vayan, yo no me voy a enojar, al contrario, voy a estar agradecido porque así no interrumpen a los demás. Es una pena que tengamos que decir esto, es una pena, porque delante del Señor tendríamos que tener nada más que palabras preciosas y alegría, pero visto y considerando que todavía no tenemos conciencia de eso, tenemos que decirlo ¿eh?, no se debe oír ningún ruido acá dentro, le molesta a la Madre, y si alguno tiene chicos pues bien, lo lleva al patio, lo hace tomar aire ¿verdad?, que también están en el patio de la Madre, de la Virgen y de Jesús, están tan bendecidos como si estuvieran acá dentro pero no interrumpen a aquellos que vinieron con toda su devoción para oír la palabra del Señor.
Ahora lo vamos a hacer y perdonen en todo caso las palabras un poco duras, pero no lo son, podrían ser más duras atendiendo a las cosas que oigo a veces.
Ven, ven, ven, Espíritu Divino, ven, ven, ven, acércate a mí…. Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. Del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. Hoy como todos los miércoles honramos a San José, Patrono de la Iglesia Universal, Padre Adoptivo de Jesús, el Evangelio de hoy es el Evangelio de Marcos, capítulo 9, los versículos son 37 a 39, dice así: “Juan le dijo: Maestro, vimos a uno que no era de los nuestros y que hacía uso de tu nombre para expulsar a los malos espíritus, pero se lo prohibimos porque no anda con nosotros. Jesús contestó: no se lo prohíban, ya que nadie puede hacer un milagro en Mi nombre y luego hablar mal de Mí”. Esta es palabra del Señor, te alabamos Señor y te damos gracias.
Este Evangelio es más largo pero lo esencial está dicho en esta parte y gira el tema de este Evangelio en torno a alguien que hacía el trabajo que hacía Jesús, tal vez no como Él por supuesto pero los Discípulos le interrumpen ¿verdad?, y directamente piden que ese hombre se retire, que no esté allí, que no haga lo que está haciendo, Jesús los reprende un poco y les dice: dejen, dejen que haga porque no tienen ustedes que hacer ningún tipo de diferencia entre las personas, todos son iguales, el Señor murió por todos. Los Apóstoles por supuesto, ellos no estaban influidos por el Espíritu Santo y todavía no sabían lo esencial pero después el Señor les hace ver hasta qué punto no podemos despreciar a nadie.
Sería muy fácil para nosotros porque las enseñanzas del Señor tienen que servirnos en cada acto de nuestra vida, sería muy fácil amar solamente a aquellos que nos aman ¿eh?, sería muy, demasiado fácil, hasta ni tendría sentido, porque qué fácil que es, surge espontáneamente amar a los que nos aman, nosotros hemos recibido enseñanzas del Señor donde se nos dice que Él murió por todos y por cada uno, en consecuencia nadie es despreciable a los ojos del Señor. Hay personas por supuesto que hay que esperarlas mucho tiempo para que cambien, sí, ya lo sé, pero el mientras tanto tiene que ser de tolerancia por aquellos que todavía no entienden las cosas como son.
¿Por qué digo esto?, porque si nosotros enseguida empezamos a dividir a las personas en cuanto a que este sí, el otro no, este sí, el otro no, porque cumple o no cumple, si todos nosotros estamos en una etapa de conversión, entonces tendremos que respetar en el hermano su propio tiempo ¿verdad?, no podemos separarlo, lo dice Jesús en el Evangelio de hoy esto, no podemos separar a este porque tal vez no sepa lo que sabemos nosotros, mientras la persona obre conscientemente, sinceramente y con humildad aceptemos todas las cosas de los demás, en el sentido que cada uno aporta dentro de las reglas comunes de la buena convivencia, no podemos en un velatorio aplaudir ¿no es cierto?, no podemos, ni en un baile o fiesta o cumpleaños estar con cara de velorio, es decir cada cosa en su lugar, en el Templo no podemos estar de cualquier forma, pero de allí al tiempo personal que cada uno tiene hay una distancia muy grande y entonces a cada uno hay que esperarlo, pero esto no es solamente en el nivel religioso, en todos los niveles, a los seres humanos hay que esperarlos a que se den cuenta, el famoso dicho tan, tan expresivo, el darse cuenta de algo, mientras uno no se da cuenta vive como al margen de lo que es fundamental ¿eh?, darse cuenta.
Entonces, tenemos que esperar a los demás que se den cuenta de lo que corresponde hacer en cada caso, mientras tanto el problema es el mientras tanto que tiene que llenarnos de la paciencia necesaria, del amor oportuno y a veces del amor difícil de sobrellevar, porque no es tan simple amar todavía a quién te está clavando un cuchillo por la espalda, no es fácil, ya lo sé, pero el Señor nos manda a que lo hagamos ¿eh?, sí. Digo cuchillo porque al decir cuchillo puedo decir palabras o lo que sea ¿no?.
Bien, no separemos entonces, cada ser humano tiene un tiempo de evolución en su fe, en sus relaciones con el Señor, tiene un tiempo y tenemos que tolerar el tiempo de cada uno, nadie puede dar más de lo que puede dar como decíamos el domingo, para qué quiero saber cien si sé contar hasta diez, para qué quiero cien si sé contar hasta diez nada más, bueno en referencia a esto. Ahora, en todos los órdenes de la vida, te lo dice alguien que estuvo toda una vida frente a las aulas, la base de toda educación es inspirar al ser humano que sea diferente, que se de cuenta por dónde van las cosas, hay casos muy difíciles y excepcionales donde merecen métodos especiales como lo que trajeron los diarios estos días sobre esas criaturas ¿no?, pero lo fundamental es que nosotros como testigos de la palabra del Señor tenemos que esperar que nuestro hermano se de cuenta por dónde van las cosas, todo lo que hagamos de otra manera estamos haciendo mal las cosas, no se puede apurar un proceso, ¿o acaso ustedes creen que una planta porque se la trata de otra forma puede apurar su crecimiento?, hay un tiempo para todo ¿verdad?, y entonces en ese tiempo que cada uno tiene manifiesta sus cosas, sus opiniones, sus palabras, etc., pues bien, corrijamos si tenemos algo que corregir, suframos en silencio cuando hay ofensas, orientemos a los demás.
El trabajo que nos encomienda el Señor es de una paciencia muy grande, tremendamente grande, uno comprende a veces hasta qué punto hay padres que de sus hijos no les importa nada ¿verdad?, uno les dice algunas palabras pensando que más adelante se darán cuenta de que tienen que obrar de otra manera, cuando alguien pelea o discute en la pareja o en las relaciones familiares habrá que esperar diciendo las palabras oportunas por supuesto, que se de cuenta de cómo debe hacer las cosas. ¿Obrar de otra manera?, no, no sirve, además tenemos que tener en cuenta algo, cuando nosotros pasemos al otro lado, como dice Jesús: en la Casa de Mi Padre hay muchas casas, muchas mansiones, muchas moradas, cada uno ocupará la que le corresponde, la que se merece, lo que edificó sobre la Tierra, el Señor le dará en base a todo lo que hizo, los méritos que hizo sobre la Tierra ¿verdad?, teniendo en cuenta que cada ser humano es único, no se repite, no se vuelve a dar, no hay dos seres humanos iguales, entonces cómo podemos pedirle al otro que tenga las mismas actitudes, los mismos gestos, las mismas cosas que tenemos nosotros, no se puede, no se debe.
El Evangelio de hoy nos dice: no hagan diferencias, no hagan diferencias, hay que esperar a los demás, te parece que avanzaste mucho pues bien, no hablés de esa altura adonde llegaste sino con palabras que los demás puedan entender, todo el Evangelio es una muestra de esto, ¿o acaso Jesús habla cosas tan difíciles que no la podemos entender?, no, Él habla con comparaciones y dice ejemplos muy sencillos para que todos entiendan y el que enseña bien siempre se expresa con palabras sencillas para que el otro entienda, si tienen una criaturita de cinco años no le pueden hablar como a un adolescente de 15, hay que tener en cuenta eso, pero para tener en cuenta hay que darse cuenta por donde van las cosas y más en lo religioso, alguien no puede entender, algo pues bien, ya lo entenderá y si no lo entiende, pues bien, Dios sabrá por qué ¿eh?.
Cuando nosotros recibimos el Bautismo todos recibimos todos los dones y carismas del Espíritu Santo, todo, así a granel, luego la familia, la sociedad, la escuela y todos harán que esos dones crezcan o no, o se anulen para siempre, depende, depende de tantas cosas. En el proyecto que Jesús tiene para cada uno de nosotros es la mismísima perfección, lo dice en el Evangelio: sean santos como lo es Mi Padre Celestial y todos andamos por la vida tratando algún día de llegar a ser santos, puede ser que nos alcance toda la vida pero no perdamos tiempo tampoco; ustedes irán: y cuando se nos sale la cadena como dicen, y bueno alguna vez puede salirse pero hay que volver atrás y ver por donde van las cosas ¿no es cierto?, porque nada se puede hacer más rápido que lo que el mismo proceso del hombre está necesitando de acuerdo a su naturaleza. Hay algunos que tienen un nivel en su casa, en su familia porque… ¿qué son esos gritos?, bueno, seguramente el Señor verá a veces nuestras palabras como los gritos de los chicos pidiendo poder darnos cuenta de lo que corresponde que hagamos siempre, es posible.
Entonces, ya directamente pensamos, Señor de la Misericordia, yo no sé en qué etapa de mi vida estoy, no sé como caigo en las palabras del Evangelio si ya estoy en condiciones de hacer una cosa o hacer la otra o no hacer nada todavía, no, no lo sé Señor, lo que sí sé Señor es que mientras uno más te conoce más te ama, pero para conocerte Señor tenemos que querer conocerte, uno siempre encuentra aquello que busca ¿eh?, no se olviden, uno siempre encuentra lo que busca ¿eh?, cuando no encontramos es porque no buscamos y conocer más del Señor se conoce más cuando no lo está buscando, entonces es como si fueran como chispazos en nuestra mente que nos hace entender las cosas ¿verdad?, y si sabemos que el conocimiento del Señor, el conocimiento del corazón va creciendo de esa forma cómo podemos pedirle al que está cerca nuestro que entienda o ame como amamos nosotros, porque a lo mejor él ama más y nosotros no tanto, pero estamos muy acostumbrados los cristianos a hacer comparaciones, nunca hay que comparar, nunca hay que comparar en nada, ni en materia religiosa, ni en materia humana, ni con los hijos, ni con nadie, nunca se puede comparar, partiendo de la base que cada ser humano es único, inédito, irrepetible.
Delante de una persona acuérdense siempre y pídanselo al Señor, digan: ¿qué puedo hacer para comprender a este ser humano?, al decir eso estoy diciendo: qué puedo hacer para ver por dónde va, para ver cómo amarlo convenientemente, si no lo comprendo no lo voy a amar, directamente pasará al lado mío y eso es lo que pasa en el mundo, en las personas, en las familias, en nuestro país, en el país del mundo, en general, en todos, hay toda una lucha tremenda. A lo mejor se repite lo del publicano y el fariseo: si porque yo te amo Señor, uy, yo esto, yo lo otro, mientras que el que estaba al final decía: tené compasión de mí Señor, que soy un pecador ¿eh?.
El Evangelio de hoy es clarísimo Jesús, hacé que lo entendamos y basta de hacer diferencias y basta de pensar: este está a mi altura o no lo está, este sirve o este no sirve. Cuántas veces Señor me lo mostraste dentro del aula, cuando de aquellos seres más, en apariencia, más incapaces y más burritos como decían algunos, aparecían seres extraordinarios, solamente había que esperarlos y alimentarlos adecuadamente pero nosotros no, tenemos otro camino ¿eh?. La forma de proceder es la de los Discípulos en el Evangelio: este no es de los nuestros, este no sabe tanto como nosotros, ¿quiénes son para decir eso?, ¿quién puede creerse superior al otro en algo?, nadie, absolutamente nadie.
Ahora, Jesús, con toda tu Misericordia, cada uno de nosotros estamos esperando que los rayos que salen de tu Corazón o el río de agua viva que vemos reflejado en esa fuente nos llene, pero ese es un proceso personal, no podemos opinar sobre el otro, porque no sabemos, a lo mejor creemos que tenemos al lado alguien que ignora todo y a lo mejor ese ser es uno de los más grandes que puede tener la humanidad, vaya uno a saber, porque para los ojos de Dios todo se mide con vara, una medida diferente de la que miden los hombres.
Cómo medirás mi vida Señor, diga cada uno ¿no es cierto?, cómo medirás mi vida Señor cuando llegue delante tuyo algún día, que será pronto o lejano, no sé, cómo mirarás todo lo que hice Señor, cómo Señor, cómo mirarás Señor, se repetirá lo mismo que los hermanos de San Francisco de Asís decían: Francisco no reza, Francisco es holgazán no reza, ¿por qué?, porque San Francisco no decía montones de oraciones, empezaba el Padrenuestro y se detenía en las primeras palabras, a veces horas y horas, los demás opinaban diciendo: Francisco no reza, pero Francisco llegó a las cumbres más excelsas de los místicos dentro del Cristianismo y los otros que decían: Francisco no reza, quedaron ignorados en el tiempo, mientras que él allá desde el 1200 aparece como una figura gigante y nos acompaña siempre en nuestras reuniones.
Señor, hacé posible el darnos cuenta por dónde va nuestra vida, hacé posible Señor que nuestra conciencia vea con los ojos de la mente, vea por fin y acelará el proceso Señor porque si cada día puedo ver más, más es el amor que te tendré Señor, más es el amor que podré disfrutar de vos también Señor, porque dos seres que se aman crecen, crecen una enormidad en el amor, mientras que cuando hay cálculos y otras cosas no se crece porque el ser humano no se ha dado cuenta por dónde van las cosas esenciales, ¿o acaso Señor no escribiste vos en la arena una vez, la única vez?, escribiste: Padre, Abba, Papá, los hombres no conocen lo esencial, y eso nos pasa a todos, nos pasa a todos y les pasa a los Discípulos del Evangelio de hoy que no quieren aceptar al otro porque no está con ellos, porque en general se ve muy fácilmente quien amontona y quien desparrama, se ve muy fácilmente quién está en las duras y en las maduras, se ve muy fácilmente, Señor, que nuestra mente pueda darse cuenta por dónde encaminar nuestra vida porque estamos en tinieblas Señor, estamos en tinieblas pero si vos llegás hasta nosotros con todo tu amor nuestra alma verá por fin o empezará a ver hacia dónde debemos ir en cada uno de los actos de nuestra vida.
Sí Señor porque yo sé que estás tan cerca de nosotros, pero de cada uno estás a una distancia diferente pero de cualquier forma podemos decir: tan cerca de mí…. A ver como se lo decimos con todo el corazón: tan cerca de mí…. Y si está aquí Señor de acuerdo a cómo está mi proceso de maduración yo no sé cuánto se de vos, no sé, no sé, yo no sé hasta qué punto te entiendo Señor, no sé hasta qué punto llega mi fe, mi fervor, mi ternura hacia vos Señor, pero yo lo mismo te voy a decir todo lo que me pasa, todo lo que siento, todas mis penas y mis alegrías, mis enfermedades y mi salud, te lo voy a decir todo, y ¿de qué forma Señor?, así tan simplemente: le hablaré sin miedo al oído….
Qué suerte tenemos Señor de tenerte aquí, no sé cuánto te amaré Señor, no sé cuánta es la ternura que te siento, ni sé hasta qué punto llega mi comprensión respecto a el Padre, el amigo, el compañero que sos, no sé Señor, pero así simplemente con toda mi humildad haciendo que tengas en cuenta cada una de… (se dio vuelta la cinta)..., sáname Señor con tu Espíritu….
Sí Señor, eso es lo que quiero sentir, el fuego de tu Espíritu Santo entrando en mí para sanar todo lo que no está bien, mirá Señor mi mente, mi cerebro, mi cuerpo, mi corazón, mis venas, mis arterias, todos mis órganos Señor, todos mis músculos, todo Señor, mi circulación y empezando desde la garganta y antes todavía los dientes, los ojos, todo, todas las partes de mi cabeza, siguiendo por mi estómago, intestino, el corazón, los riñones, los pulmones, todo, el páncreas, sí, todo Señor, cada una de las glándulas del vaso, todas las glándulas de secreción interna Señor. Pasa sanando Jesús, pasá sanando también además de cada uno de los órganos de mi cuerpo mi espíritu golpeado por las injusticias, por los dolores, por la opresión de todos aquellos que no entienden tu mensaje Señor, sí Jesús, pasá sanando todo Señor, hacé que los años que pasan no sean pesados para nadie, que cada uno vaya asumiendo su propio tiempo, su edad, para poder llegar algún día Señor a tu trono para decirte: Señor, aquí estoy, aquí me tenés Señor y esperamos tan ansiosos Señor la palabra tuya para que nos digas: entra en Mi Reino y ven a usar eternamente de la Luz del Padre por toda una eternidad.
Que cada uno de los presentes el día de mañana, lejano o cercano, que pueda pasar esto, cuando el Señor los vea, les diga: entrá en Mi Reino, porque viviste bien, viviste bien, entrá en Mi Reino, entrá a gozar a eternamente de la Bienaventuranza Eterna, de la Luz del Padre, de la felicidad completa, por toda una eternidad, ese es Mi deseo para cada uno de ustedes y todos aquellos a los que ustedes aman.