Y hoy en este día, tan precioso en nuestras vidas démosle cabida al Espíritu Santo, ya llega el Señor, ya se siente como una ráfaga en el aire, una ráfaga como fresca, llena de perfumes, una ráfaga que nos trae una paz sin límites, una comprensión más allá de nosotros, la forma de perdonar que necesitamos para aquellos que nos hicieron tanto daño o no tanto, sientan sobre ustedes soplar el Espíritu Creador, el Espíritu Santo. Oración del 11 de Mayo de 2008
Habla Artemio:
Buenas tardes.
Como todas las cosas empezamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Número 6 como siempre: hoy perdóname…. Bueno hemos venido de muy lejos, lejos, no tan lejos y cerca, para honrar al Señor y a su Mamá, en este día tan preciosísimo de la fiesta de Pentecostés, pente cinco, costés tiempo, cincuenta días después de la Pascua ¿mmm?, Pentecostés significa venida del Espíritu Santo sobre María Santísima y los Apóstoles, entonces en este día tan maravilloso, tenemos que guardar nuestra cara triste ¿no?, y empezar a pensar de una forma preciosa en el sentido de que si estamos cerca del Señor qué nos puede faltar. Se lo decimos todos juntos: no puede estar triste el corazón que alaba a Cristo…. Preparémonos porque hoy tiene que ser un día muy importante en nuestra vida, lo digo con toda la seriedad, con todo el peso que tienen ¿por qué?, porque hagamos lo que hagamos en el mundo, podemos ser los que damos más cosas, los que atendemos a más enfermos, los que hacemos todo lo mejor pero si nos falta el Espíritu Santo más vale no haber nacido, porque andamos como huérfanos, andamos como personas que no tienen el timón en la vida, a tientas siempre con el escozor en la piel porque el mundo es tan difícil para vivir en él, tan difícil, por más que uno lo disimula pero es tan difícil, pero hoy tiene que ser un día, cada uno repítaselo, hoy tiene que ser un día muy importante a mi vida, porque yo pienso abrir mi corazón al Espíritu Santo, no son palabras más ni son palabras de oportunidad porque es el día, son palabras esenciales en nuestra vida, cuidado mis queridos, a veces en un momento podemos perder el tren de la vida, de la historia, de nuestra propia historia y si hoy no le decimos sí al Espíritu Santo que entre en nosotros podemos perder el tren de nuestra vida ¿eh?, no son palabras, es una tremenda realidad, todo lo santifica el Espíritu Santo, todo. Ustedes dirán: pero si yo pienso en Jesús ¿es igual?, claro, pero son palabras de Jesús cuando dice: Yo me voy, lo dijo el domingo pasado el día de la Ascensión pero les enviaré el Consolador que quedará siempre con ustedes, Yo se los envío, para que estén más cerca de Mí y más cerca del Padre ¿eh?.
Entonces, estamos transitando minutos y segundos y horas hoy fundamentales en nuestra vida, tal vez no nos demos cuenta, tal vez pensemos que es un día más, pero no, no es un día más, no es un día más, es el día en que el Señor envía su Espíritu sobre nosotros, para traernos todo lo mejor, todo lo que necesitamos, todo lo que realmente nos hace falta para estar en paz, alegres, felices y transitar por el mundo hacia el mañana donde nada se opone a nuestros objetivos y a todo lo mejor, así que cuidemos de estar siempre atentos, como que el Señor está y el Señor quiere para nosotros la vida en abundancia.
Por eso, este hoy maravilloso denle la importancia, si no conocen nada no importa, si no aman mucho ni poco, no importa, acérquense a la fuente de agua viva que bebiendo de esa fuente no tendrán nunca más sed, podrán, podremos ir por la vida con la seguridad así concreta de que no estamos solos, que por muchos problemas que se presenten el Señor está con nosotros y que si a veces pedimos algo que no lo tenemos ya, el Señor tiene sus tiempos y Él sabrá sacar producto de todo lo que nos pasa, solamente hay una necesidad, que nosotros nos entreguemos en sus manos; alguno me va a decir: y pero yo hace tanto que me entregué, yo tengo mis dudas porque todos los días tiene que hacerse la entrega, si hoy te amé mucho mañana tengo que repetírtelo, porque sino vas a decir: pero ayer, era ayer, y hoy es hoy. Cada día que pasa hay que volver a pronunciar los sí que son esenciales para nuestra vida, en este caso sí al Señor de la Misericordia que tan generosamente envía sobre nosotros su Espíritu Creador.
Que maravilla, que preciosura, que momento que estamos viviendo, el corazón late mucho más rápido y no por eso está enfermo, no, ese latido más rápido es como una forma de decirle sí al Señor, aunque no entendamos tanto, aunque sepamos muy poco, aunque tal vez la enfermedad que corre por nuestra sangre si está alojada en nuestro cuerpo sea terrible, todo, todo lo que quieran pero no piensen en mañana, el mañana es del Señor, a cada día le basta su propia afán dice el Señor, el mañana está lejano, el ayer también, el hoy, este momento es nuestra vida, ahora, ya, y en este momento podemos tener como la marca, el sello para siempre.
Para todo eso empezamos diciéndole al Señor que alimente nuestra lámpara, nuestra vida con el aceite de la gracia, pensando cada palabra decimos: pon aceite en mi lámpara Señor….
Ahora vamos a leer la palabra, el Evangelio es nuestro sustento diario para entender con el corazón la palabra del Señor, humildemente te decimos: ven, ven, ven, Espíritu Divino, ven, ven, ven, acércate a mí…. Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. Domingo 11 de Mayo, además de Santos Máximo y Francisco, dijimos el día de Pentecostés, el Evangelio de San Juan 20, 19-23: "la tarde de ese mismo día, el primero de la semana, los Discípulos estaban a puertas cerradas por miedo a los judíos. Jesús se hizo presente allí, de pie, en medio de ellos y les dijo: la paz sea con ustedes. Después de saludarlos así, les mostró las manos y el costado. Los Discípulos se llenaron de gozo al ver al Señor. Él les volvió a decir: la paz esté con ustedes. Como el Padre me envió a Mí, así lo envió a ustedes. Dicho esto, sopló sobre ellos diciendo: reciban el Espíritu Santo, a quienes ustedes perdonen, quedan perdonados, y a quienes no libren de sus pecados queden atados” . Esta es palabra del Señor, te alabamos Señor y te damos gracias.
Bueno entonces ya tenemos nosotros lo que dijimos recién para darnos una idea de qué es lo que está pasando, el domingo pasado, día de la Ascensión Jesús promete y viene Él a decirles: la paz sea con ustedes, ustedes recibirán al Espíritu Santo. Ahora, los Discípulos hasta este momento eran miedosos, tenían temores de todo tipo, no sabían qué hacer ni cómo hacerlo, nada, cuando el Espíritu Santo sopla sobre ellos, esos hombres que sabían muy poco porque eran muchos analfabetos, hombres que no habían conocido otro mensaje que el ruido de las olas en el mar, de repente hablan todas las lenguas, todas las lenguas y Jesús los manda de a dos en dos a predicar el Evangelio, entonces los Discípulos le dicen: Señor, nos mandas tan lejos y qué es lo que tenemos que presentar para decir que somos cristianos, y Jesús les responde: y porque se aman, así simplemente, esa es la definición que da Jesús de lo que es ser cristiano, amarse, y agrega: sanan a los enfermos, expulsan a los demonios y resucitan a los muertos.
Los Discípulos parten de a dos en dos hacia los cuatro puntos cardinales del mundo conocido de ese entonces a llevar la palabra, y ahora nosotros también responsables de esa palabra para llevarla, también responsables tenemos que decirnos a nosotros mismos qué nos falta para tenerlo totalmente al Señor con nosotros, porque a veces se fueron edificando cosas en nuestra vida que sin querer uno las amontonó, recuerdos tal vez feos, cosas que no son agradables ni para uno, pero de repente el Señor dice: dejen a un costado del camino todos esos pesos que tienen por haber vivido ya todo este tiempo, dejen ese peso, Yo les ayudo a llevar todo lo que ustedes tienen.
Y Jesús entonces nos está diciendo que todo nuestro pasado ya está perdonado, que no tengamos cargos de conciencia, que no pensemos en las cosas malas que hicimos, porque Él ya las perdonó y que está allí disponible para darnos todo el caudal de su Misericordia, todo, depende de nosotros si tenemos un corazón lo suficientemente abierto para recibirlo, cada uno recibe de acuerdo a cómo y cuánto ama, no se preocupen demasiado, abran vuestro corazón que el que realmente dice cuánto es Él y no nosotros, amar ¿a quién?, a todos, porque quien ama solamente a sus amigos, a su familia, a los que tiene cerca, eso lo hace cualquiera, la cuestión es amar incluso a aquellos que clavan un cuchillo en nuestra espalda, que nos mienten, que son falsos, que nos hacen daño, que nos traicionan, fácil es amar a los que nos aman, no es tan fácil amar a aquellos que nos traicionan y nos están cavando siempre la fosa, siempre.
Por eso, con toda nuestra fuerza, con todo nuestro fervor espiritual le decimos: Señor, en este día de Pentecostés derramá sobre mí, cada uno dice, sobre mí, tú Espíritu Santo, pero que hoy sea el inicio de otras bendiciones tuyas mandándonos el Espíritu Creador sobre nosotros, tenemos que ser tan valientes como para darle alojamiento en nuestro cuerpo y en nuestra alma al Señor, valientes ¿por qué?, porque Él nos va a ir indicando si realmente hemos hecho una opción por Él, Él nos va a ir indicando en cada caso, en que cada momento de la vida, en cada situación nos va a decir qué debemos que hacer, cómo, cuándo, dónde, quién no siente hablar al Espíritu Santo dentro de sí, a pesar de llamarlo con insistencia, es porque tiene tan agrandado su propio corazón, su egoísmo tal vez, que escucha sus propias palabras y no las palabras del Señor, para escucharlo hay que ser humilde, simple, sencillo, Él mismo lo dice: sean mansos y humildes de corazón, sencillos, en el corazón sencillo el Señor anida fácilmente, rápidamente, no olvidemos nunca eso.
Y hoy en este día, tan precioso en nuestras vidas démosle cabida al Espíritu Santo, ya llega el Señor, ya se siente como una ráfaga en el aire, una ráfaga como fresca, llena de perfumes, una ráfaga que nos trae una paz sin límites, una comprensión más allá de nosotros, la forma de perdonar que necesitamos para aquellos que nos hicieron tanto daño o no tanto, sientan sobre ustedes soplar el Espíritu Creador, el Espíritu Santo, el Señor está llegando a todos los corazones, no se muestren reacios, ábranle vuestro corazón, ábranselo, porque Él trae la vida en abundancia, en lo espiritual y en lo material, sanando las enfermedades, corrigiendo nuestros defectos físicos o psíquicos, procurando que nuestro trabajo sea agradable y para quien no lo tiene lo tenga y para quien lo tiene mediocre pueda tenerlo mejor.
El Señor está llegando a cada uno, recíbanlo, que importante es el momento este en nuestra vida, ayer no importa, esta mañana no importa, el día que va a venir mañana o pasado tampoco importa, importa este momento, porque si entra en nosotros el Espíritu Creador, vamos a tener la fuerza para enfrentar un día o cien mil días, quién se va a poner delante de nosotros, quién va a impedir que pasemos, quién va a impedir que la sanación de nuestro cuerpo se realice, quién va a impedir que haya armonía en la familia, deseos de unidad, ganas de estar juntos, de compartir desde las pequeñas a las grandes cosas, en una vida así sencilla porque es la base de una vida muy grande, una vida común, sencilla, simple ¿eh?, como decíamos ayer de aquél hombre que al rezar decía: no quiero tanto, solamente un plato de comida, un Cristo para rezar y un libro para leer.
Es decir, en las almas grandes los pedidos no son grandes, son pequeños, pero ¿qué pasa?, en las almas así el Señor las llena de su grandeza, pero cuando nosotros estamos inflados de nuestro orgullo, de nuestro egoísmo, de nuestra incomprensión entonces el Señor pasa de largo porque no se puede hacer cargo de nosotros, pero si en nosotros todo es dulzura, bondad, misericordia, si en nosotros hay un corazón siempre latiendo por el hermano, por los que uno tiene más cerca y los que están más lejos, porque tenemos obligación de velar mucho por los que están muy cerca. Entonces, en ese corazón el Señor lo llenará de gracia, de gozo y le dará los lugares en la vida del hogar y de otros sitios más destacados, porque como Él bien lo dice, quien se ensalza, quien se alaba y se agranda se lo achicará y quien se achica, es decir se hace humilde y simple el Señor lo engrandecerá y nosotros estamos buscando ser grandes a los ojos de aquellos que están cerca nuestro, estamos ansiosos de que nuestros hijos nos digan: papá, mamá, me sirven de ejemplo, pero cuándo un padre o una madre nos sirve de ejemplo o un hermano, cuando es simple, cuando uno directamente ha tomado la vida por el lado de lo valioso, de lo esencial.
No querramos amontonar tanto sin necesidad, como hacen las hurracas que amontonan montones de palitos para hacer el nido y luego, en la última parte, apenas en un lugarcito de quince centímetros pone sus huevos y cría a sus hijos, todo lo demás no tiene valor, acostumbrémonos nosotros a pedirle al Señor que nos haga amontonar todo aquello que es esencial para nuestra vida. Yo les di como ejemplo recién un plato de comida, un Cristo para rezar y un libro para leer pero el trabajo, el volver del trabajo con una sonrisa en los labios, el poder gozar de la reunión familiar, el poder disfrutar de la vida de familia, el poder decir: estoy bendiciendo este trabajo que tengo pero el Señor puede darme mucho más y yo sé que a mis hijos nunca le faltará el pan porque estoy en la línea del Señor, estoy detrás de sus pasos.
Todas las cosas que les parecen simples son grandes a los ojos del Señor y tiene que ser grandes a nuestros ojos, lo demás se dará por añadidura, ya llegarán las otras cosas. A veces, parece que nos da alegría tener una zapatilla de marca o un pullover con el cocodrilo o lo que sea, mis queridos, si esta noche nos llamara el Señor hasta su Casa ¿qué hacemos con la zapatilla de marca y el pullover con el cocodrilo?, ¿qué hacemos, lo llevamos también?, ¿ven?, hay cosas en la vida que son esenciales y otras no, si podemos tener esas cosas, pues bien, pero que no haya un desvivirse por el cocodrilo ni por la ropa de marca, si la tenemos bien pero sino también, pero que hermoso es que cuando pasemos los demás digan: es una buena persona, no le hizo mal a nadie.
Esas son las cosas a la cual debemos aspirar los seres humanos, ¿más?, y bueno si vienen enhorabuena, pero en lo más profundo de vuestro corazón, en este día que el Señor lo está llenando del Espíritu Santo piensen ustedes: ¿qué es lo mejor para mí Señor?, ¿hacia dónde debo ir?, ¿qué queres que haga con mi vida?, ¿cómo debo educar a mis hijos?, ¿cómo debo ser con mi esposa o mi esposo, con mis amigos, con aquellas compañías que son tan terribles para mi futuro?, ¿qué hago Señor en cada caso?, entonces el Señor escuchará nuestro ruego y humildemente también él soplará sobre nosotros su Espíritu Santo para que nos de la respuesta y si somos dóciles en recibirlo y dóciles en escucharlo nos dirá todo lo que es esencial para nuestras vidas, porque a veces nos pasa que nosotros queremos enseñarle a Jesús qué es lo que nos conviene y qué no nos conviene, el Señor lo sabe mejor que nosotros qué es lo que nos conviene porque Él vive en un continuo presente, y ve toda nuestra vida desde antes de nacer hasta lo que vamos a estar en la eternidad, Él no tiene pasado ni futuro, vive en un continuo presente, entonces lo ve todo y sabe qué es lo que necesitamos.
Si nosotros podemos albergar en nuestro corazón el Espíritu Creador, el Espíritu Santo entonces vamos a tener una respuesta a todos nuestros problemas, una respuesta a todas las cosas que nos vayan pasando en la vida, nunca, aunque a veces puede pasar una rebeldía o un decir: por qué Señor. Solamente es tan bueno de vez en cuando preguntar: ¿por qué me pasa esto Señor?, enseñame por qué, decime por qué me pasa esto, vos no sos culpable de lo que me pasa, pero a mí me pasa, entonces decime Señor. ¿Saben?, eso nos hace tremendamente respetuoso de todo lo demás, porque cada ser humano es único, es inédito, no se repite, entonces las comparaciones no sirven, la vida imitando a otros tampoco sirve. Cada uno tiene que edificar su propia vida, como quien dice: yo soy un proyecto del Señor, entonces qué se propuso el Señor hacer conmigo, decímelo Señor en mi corazón.
Y a ustedes les digo: digan en lo más profundo de su corazón: Señor ¿qué queres que haga?, ¿qué querés Señor que haga?, decímelo Señor porque a veces estoy desorientado, a veces estoy un poco triste o tal vez tenga dolores, pero si esos dolores son irremediables el Señor sabrá cómo hacer para calmar esos dolores y darles una dirección justa y adecuada.
Señor de la Misericordia, en este día tan precioso de Pentecostés, que todos nosotros recibamos al Espíritu Creador, que todas las personas que se relacionan con nosotros reciban también el Espíritu Creador, todas aquellas personas que amamos reciben el Espíritu Creador, todas aquellas personas que amamos pero que no nos aman reciban el Espíritu Creador, el Espíritu Santo, los médicos que nos atienden, los que nos proveen los medicamentos, aquellos que nos defienden con las leyes ante las autoridades, aquellos que rigen los destinos del país, aquellos que somos gobernados por otros y un pedido especial por todos los sacerdotes, los obispo y el Santísimo Padre, el Papa, para que a cada uno el Espíritu Santo le diga qué hacer, cómo hacer, cuándo, dónde, cómo.
Señor de la Misericordia, mi pecho lo siento lleno de tu amor, por eso está palpitante, hacé que también esté así Señor el pecho de las personas que amo, de mis hijos, nietos, bisnietos y que pase el tiempo siempre teniendo en mi interior este tesoro grande Señor de tu presencia indicándome cada paso que tengo que hacer en mi vida.
Yo estoy seguro que vos lo vas a hacer Señor, sientan como el Señor sopla sobre nosotros el fuego creador del Espíritu Santo, sientan como sopla, es una suave ráfaga, así como la sintieron María Santísima y los Apóstoles hace dos mil años un día como hoy, sientan, sientan como el Señor toca vuestras partes doloridas o vuestras partes enfermas para sanarlas, sientan cuánto los ama, sientan que cerca está de ustedes el Señor, siéntanlo, no desperdicien este momento, no piensen en el mañana, ya, ahora, en este instante qué pasa entre Dios y yo, ¿le doy entrada a mi vida o lo dejo a un costado?, pero qué voy a hacer si lo dejo, quedo más huérfano todavía de lo que estoy.
Sí Señor, estás aquí, tan cerca de mí….
Claro, ahora el Señor va a llegar a través de mis manos a cada uno de ustedes con un Cirio, donde el fuego está ardiendo porque hoy el Señor nos bautiza nuevamente, nos bautiza nuevamente con agua y con fuego ¿eh?, con agua ya lo supimos cuando éramos pequeños a través de nuestros padrinos, pero con fuego tal vez no lo sabíamos, el Señor viene a bautizarnos con fuego, que mejor que este momento para decirle: sáname Señor con tu Espíritu….