Que esto levante nuestra autoestima: pero ¿cómo, un ser que es el Hijo de Dios y Dios mismo murió en la cruz por mí?, sí, por vos, por vos, por cada uno, por mí también, pero ¿cómo, Dios?, sí, Dios, Dios y ¿ese Dios que dice?, que quiere que yo me salve, que vos te salves, que todos se salven, que nada se pierda, que todo se salve y nada se pierda.
Oración del 18 de Mayo de 2008
Habla Artemio:
Número 6 empezamos diciéndole al Señor: hoy perdóname…. Pensamos que en la alegría de un Padre cuando se encuentra con su hijo y cualquier hijo que encuentra a su papá le da una alegría muy grande porque es su creador y también nosotros cuando venimos a encontrarnos con el Padre, también nos da mucha alegría y no podemos estar tristes ¿mmm?, es como decir de repente: Papá, yo sé todo lo que me amaste, incluso antes de engendrarme ya me amabas porque estaba en tu proyecto y hoy que soy una persona siento tu paternidad cada vez más hermosa, cuánto más será decirle esto al Señor que desde hace milenios nos pensó y somos su proyecto, entonces la tristeza ya no puede estar en nosotros, no, prohibido estar triste, no, parecería que dijéramos y lo decimos cantando ¿eh?: no puede estar triste el corazón que alaba a Cristo….
Y dentro de esa alegría vamos a ver si alguno de ustedes tiene alguna palabra para alabar al Señor, para darle gracias por lo que ha recibido, ¿hay alguno que tiene interés?, ¿alguno quiere dar el testimonio?, bueno… (habla una señora: bueno yo le voy a dar gracias y no me voy a cansar de darle gracias al Señor por sentirme privilegiada en primer lugar, de poder estar aquí en este lugar, poder venir a disfrutarlo, poder encontrarme con Artemio, con los colaboradores, con todos ustedes y contarles que yo hace 8 años que vengo y cada día quiero venir, estuviera cerca estaría todos los días aquí para estar en contactos con todos porque me encanta, porque soy feliz, porque para mí me dan a elegir cualquier cosa y no, aunque sea una montaña de oro, yo vengo aquí, a este lugar, porque el Señor me sanó de las tiroides, me sanó de la columna y de algo muy especial y muy duro que fue de cáncer. Cuando yo recibí la noticia de que tenía cáncer, un tumor maligno, le dije al Señor, sola en la noche estuve y le dije: Señor, si tu me necesitas allá arriba acá estoy, acá estoy y si tu me necesitas aquí en este lugar porque me necesitas para usarme para trabajar para ti tú me sanarás, tú me darás otra oportunidad y gracias al Señor Él me sanó, hace un año que estoy en tratamiento y hace nada más que dos meses he terminado el tratamiento y confié. Fue muy duro el transcurrir de todo esto, pero Él estuvo siempre a mi lado, sentir la presencia, sentir el amor, sentir la seguridad de que yo iba a seguir adelante, que iba a estar y ahora le digo: Señor, aquí estoy, estoy aquí para que tú me uses, para que tú me uses para todas las personas que tenga todo esto que yo he pasado darle la fuerza, el aliento y decirle: confía, confía, Él nos ama y lo único que tenemos que hacer es entregarnos y confiar en Él y Él nos da todo su amor y todo lo que nosotros le pedimos. Por eso, le doy tantas gracias al Señor, tantas gracias por poder estar en este lugar, que es la mejor fiesta que pude tener en mi vida al venir a este lugar. Gracias Señor y gracias a Artemio) …, alabado sea el Señor ¿eh?... (habla otra señora: buenas tardes a todos, buenas tardes Artemio querido, buenas tardes a todos los chicos servidores. Bueno, yo quiero dar el testimonio al margen de que he tenido testimonios de mi familia, gracias a Dios, a la Virgen y a Jesús de la Misericordia y a Artemio que es un intercesor de la Virgen, he recibido muchísimas gracias desde hace un año, que hace ahora en el mes de Mayo que estoy viniendo aquí trayendo gente. Y bueno, quiero dar el testimonio de un padre, de un sacerdote católico, el padre Manuel Figueroa, que es chileno del pueblo de los Cóndores, yo soy de Embalse. El padre Manuel fue detectado que tenía cáncer en el estómago, le sacaron el estómago, le sacaron el vaso, le sacaron parte del páncreas, científicamente está comprobado que si le saca una parte del páncreas no podría vivir, yo pedí con mucha devoción a la Virgen, a Artemio que intercediera ante la Virgen y Jesús por la salud del padre Manuel, porque es un ser muy humilde, realmente un servidor de Dios como es Artemio. Y bueno, tuve la bendición de que yo vine aquí, tuve la posibilidad de hablar a solas con Artemio y él me dijo: quién te dijo que para Manuel no va a haber un milagro, quién te dijo que para la Virgen y para Dios hay imposibles. Y cuando iba saliendo me regaló una Virgen y me dijo que la Virgen le decía que me regalara una imagen, que es bella, que la tengo acá y me acompaña todos los días. Y bueno, me dijo: quien te dijo que no va a haber milagro para Manuel, entonces yo salí tan llena de gracias, lo abracé con toda mi alma porque lo amo a Artemio, y fui tan contenta y cuando llegué a Embalse, al grupo de oración de los carismáticos, porque es un sacerdote carismático, yo estuve el domingo, el día lunes al padre Manuel le habían dado el alta. Nadie puede creer de que a una persona que se le ha sacado parte del páncreas el tiempo de vida era un mes, un mes y medio, el domingo pasado, hace dos domingos atrás estuve en Misa con él, da la Misa sentadito, pero está bien, recibí la noticia antes de ayer al hablar con él que le han hecho los análisis y está sano. Entonces, cómo no vamos a dar gracias a Dios, a la Virgen, a alabar a la Virgen, a Dios y a Artemio que es un intercesor. Así como eso muchísimos milagros he recibido de mi familia, quiero que toda la gente que yo traigo nueva, todos los meses traigo gente, le hablo en el colectivo y le digo: Artemio viene con nosotros, porque da la casualidad que nosotros llegamos acá y hemos venido hablando algo sobre el colectivo, Artemio nos habla y cuando da la palabra habla sobre las dudas que nosotros tenemos o las preguntas que la gente nos hace. Abran el corazón a Dios, a la Virgen, a Artemio, déjense que la Luz del Espíritu Santo llene su alma, como quiero que me llene mil alma también a mí y bueno, soy una pequeña servidora de allá lejos y de acá tan cerca Artemio, Embalse, le estoy sirviendo a Dios, no soy una santa, he tenido mis errores como cualquier ser humano pero todos tenemos un tiempo de reflexión, de perdón y Dios siempre nos da una oportunidad nueva para vivir y ser mejores personas. En lo que en mí he encontrado el camino, me siento feliz, aunque me faltan muchas cosas económicamente, pero lo principal es estar sana del alma y estar sana del cuerpo. Y agradezco a toda la gente que me acompaña mes a mes al venir a este lugar porque no quieren dejar de volver, de que vienen una vez no quieren dejar de volver nunca más y gracias a ellos que me acompañan yo hace un año que estoy viviendo acá y alabo y doy gracias a Dios y a todos los servidores y a Artemio en exclusiva y a la Virgen por todos los milagros que hemos conseguido. Bendito seas Artemio) ..., ¿algún otro quiere alabar al Señor dando testimonio?, bueno.
Vamos a leer la palabra, como decimos siempre, tenemos que pensar con el corazón que la sanación nuestra comienza cuando escuchamos las palabras del Señor, que es palabra de vida, ahí empieza nuestra sanación, el tiempo que le dedicamos al comienzo, alguno dirá: por qué no da la bendición y basta, no, porque realmente la palabra del Señor al llegar al corazón de ustedes es justamente la que produce las gracias y los milagros, entiéndanlo eso, hoy y siempre, comuníquenselo a los demás, háganse escuchar respecto a cómo el Señor manifiesta su Misericordia, en este lugar que en Marzo hizo trece años que viene todos los días con su Mamá, todos los días, sin faltar nunca, a veces graba los Mensajes, normalmente sí los graba pero a veces no, porque uno pasa a ser un poco el confidente de Él ¿no?, en los momentos difíciles y duros, como los que vive el mundo y el país en este momento.
Por eso, ustedes habrán notado recién que en los dos testimonios, no hace falta más, con dos ya es un montón, en los dos testimonios, si ustedes quisieron ver pudieron notar que hay una conversión junto con la sanación, eso es lo importante, el Señor no reparte así los milagros porque sí, quiere que nuestro corazón gire ciento ochenta grados si no lo está todavía para mirarlo a Él y que Él nos mire a nosotros, en los dos casos han visto que la sanación estaba acompañada por la conversión, conversión es eso, dejar de estar o pensar de una manera y empezar a pensar en otra o agregar a lo que ya uno estaba pensando. Se notó tan bien en los dos ejemplos que abarcó a varias personas cómo se dio los dos procesos, la conversión y la sanación, entiendan esto, con el corazón entiéndanlo, porque justamente, para el que abre su corazón al Señor ya no hay imposibles, todo puede ser. ¿Cuándo no puede ser?, cuando nuestro corazón está endurecido, por montones de cosas, formación, el tiempo que pasó, la vida que fue dura, que se yo, tantas cosas, pero en un momento es como si de repente empezara a brillar el sol en nuestra vida y empezamos a valorar todo de una forma diferente.
Que hermoso que es eso, y estamos realmente cumpliendo en el buen sentido de la expresión con lo que el Señor quiere ¿eh?, porque tantas veces la Madre se queja y dice, en su forma amorosa que tiene de quejarse: cuántos Santuarios tengo en toda América, pero la gente reza y reza y reza pero lo que Yo veo es que la mayoría lo hace con la boca porque tiene el corazón en otra parte, es muy doloroso ver cuándo la Madre dice eso, tantos Santuarios hay en América y la gente se gasta en Rosarios y cosas, que está muy bien, pero no piensa, tiene el corazón en otra parte, doloroso ¿no?.
Por eso, aquí todos los días tratamos de aprender un poquito más con las palabras que nos va inspirando el Espíritu Santo, porque en última instancia es Él el que habla, no nosotros, nosotros tenemos que ser dóciles, tenemos que ser gentiles, amables y generosos para abrir nuestro corazón y que allí el Espíritu Santo empiece a decir realmente lo que debe decirse en cuanto a la palabra del Señor. Triste es hablar y hablar y tener el corazón en otra parte, no nos sirve ni tampoco le sirve al Señor, entiéndanlo, entiéndanlo, y pidámosle que llene nuestro corazón de su gracia, así como para que la Luz de la lámpara brille tiene que poner aceite, entonces danos tu gracia Señor, poné aceite en nuestra lámpara, se lo decimos todos juntos: pon aceite en mi lámpara Señor.
Pienso en este momento cuando los judíos que atravesaban el desierto se morían de sed y le reprochan a Moisés: nos sacaste de Egipto para traernos aquí al desierto a morirnos de sed y de hambre, no es justo esto Moisés, ¿cómo es posible? ¿mmm?, entonces Moisés toca con su bastón que llevaba una piedra, la piedra de Horeb y empieza a manar agua en abundancia. Cuando la Madre ideó esta Capilla, la Casa del mientras tanto, pensó en la fuente que está delante de vuestros ojos, que no está allí porque puede ser un lindo adorno, no, la Madre quiso que sea como la piedra de Horeb, que mane agua continuamente para saciar la sed de todos, ¿qué sed?, la que todos tienen en el alma, el alma que está bastante reseca, porque la vida no es fácil para nadie, cómo nos cuesta vivir ¿eh?. Entonces en esa agua que cae con tanta suavidad la Madre ve a la peña de Horeb ¿mmm?, así como aquella vez Moisés hizo que de ella surgiera agua para que bebieran en abundancia, también la Madre hace otras analogías, otras comparaciones, con eso que ustedes tienen delante, pero nosotros nos quedamos con esa idea y decimos: Cristo es la peña de Horeb que está brotando….
Ahora para leer la palabra le pedimos al Espíritu Santo que venga en nuestro auxilio, llene nuestro corazón de fervor, le de discernimiento, es decir capacidad de comprensión para poder entender lo que el Señor quiere decirnos, esa palabra que es fuente de vida para que entre en nosotros y produzca todo lo que necesitamos y al mismo tiempo esa necesidad se transforma en una alabanza, una alabanza permanente y para siempre, le decimos simplemente: ven, ven, ven, Espíritu Divino, ven, ven, ven, acércate a mí…. Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, dios nuestro. Del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. No nos paramos para leer el Evangelio para estar a tono con todos los enfermos que no que no pueden pararse, el Señor lo quiere así, ya sé que para leer el Evangelio hay que pararse pero nosotros no, porque nuestros hermanos no pueden pararse, estamos a tonos con ellos. El Evangelio de hoy, en este día de la Santísima Trinidad, es de San Juan, el capítulo 13, de 16 a 18: “así amó Dios al mundo. Le dio a su Hijo único para que quien cree en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió al Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que se salve el mundo gracias a Él. Para que quien crea en Él no hay juicio; en cambio, el que no cree ya se ha condenado por el hecho de no creer en el nombre del Hijo. Único de Dios” . Esta es palabra del Señor ¿eh?, te alabamos Señor y te damos gracias.
Pensamos un poco en la palabra ¿eh?, cuidemos los chicos para poder concentrarnos bien ¿eh?, no hacemos eso porque no los querramos sino porque los amamos mucho y no queremos que ellos nos perturben ¿no es cierto?, en este encuentro con el Señor.
Dios amó tanto al mundo que envió a su propio Hijo a la cruz, a morir muerte de cruz para salvarnos. Ahora Jesús es clarísimo cuando dice, San Juan lo dice tan precioso: Yo no vine al mundo, Mi Papá no me mandó al mundo para condenarlos, sino para que todo se salve, todo y todos se salven. Cuando en los primeros tiempos de las Apariciones, Marzo de 1995, yo le pregunto al Señor: decime, ¿cómo es esto?, me hablaron tantas veces de la culpa, del pecado y de tantas cosas, y sí, debe haberlo, por supuesto dije yo pero Señor, vos venís a traernos tu Misericordia para que todo se salve y nada se pierda, entonces Él respondió: así es, para que todo se salve y nada se pierda. Cuando dice todo, la palabra todo indica todo y cuando dice todos también sabemos qué significa ese todos ¿verdad?, lejos o cerca, mediamente lúcidos o muy lúcidos, inteligentes o infra dotados, es decir especiales, todos, todos.
Más aún, el Señor una vez me dice, le digo: no debe ser fácil Señor resolver el problema de aquellos niños, jóvenes, personas que son diferentes, que no entienden nada y que son en apariencia una cruz para sus padres, y Él me dijo: Mi querido, Yo cuando pensé en cada hombre, pensé en un proyecto personal de vida, después la herencia, todo el tiempo que el ser estuvo en la panza de la madre, todos los elementos de la sociedad que incidieron, hicieron que este ser nazca en estas condiciones, que sea diferente y que en apariencia es un fracaso para los padres ¿verdad?, pero dijo: refiriéndose a ese todos se salven, también ellos tienen un Cielo muy especial, porque el proyecto original que Yo tuve con cada uno de ellos no puede alterarlo la herencia, la sociedad, la familia o los golpes del padre a la panza de mamá, no lo puede alterar, por eso, para Mí, siguen siendo el proyecto original que Yo pensé para ellos y tendrán una vida eterna preciosísima y gozarán eternamente de la Luz del Padre porque parecería que en la Tierra todo le fue negado, no pueden decir su verdad, otros ni hablan, otros están sin poder moverse, todos los que ven diferentes, no, pero son proyectos del Señor también, porque era fácil la argumentación de ustedes para aquellos que tienen un hijo en esas condiciones: ¿cómo?, todo se salve y mi hijo ¿qué?, sí dijo el Señor: ellos también tendrán un Cielo preciosísimo porque también son Mis proyectos, así como tiene un proyecto con cada uno de nosotros para hacer de nosotros todo lo mejor ¿verdad?, así también para ellos, que ese proyecto del Señor a veces lo estropee la herencia, el ambiente, la familia, la sociedad y resulta lo que somos en este momento ese es un problema aparte pero el Señor nos pensó perfectos y dignos de alabar eternamente a la Trinidad perfecta que hoy festejamos este día ¿eh?.
Mi Papá me mandó para que nada se pierda y todo y todos se salven, ¿qué?, ¿las plantas?, ¿el geranio que está en la maceta?, ¿la mosca que anda por…?, sí, todo, se los puedo decir con pleno conocimiento, un señor que estaba ya muerto, al aparecerse se apreció con su perro, el perro que había amado tanto, y yo pregunté: ¿cómo?, y sí, este perro era objeto de amor mío, no me va a abandonar de este lado, formaba parte también de mi vida, ¿o qué creen ustedes, que esos seres que creemos a lo mejor brutos no tienen también su recompensa?. ¿No dijo el Señor en el Evangelio de San Juan: para que todo se salve?, no dijo algunos, no, todos y todo ¿verdad?. O ustedes qué creen, que el perro de San Roque, pobrecito, cuando vino San Roque y trajo a su perro me daba lástima de verlo porque es un perro cualunque, no tiene ni pelo pobrecito pero sin embargo es el perro que alimentó a San Roque che, así de simple ¿mmm?, perro o perra, lo que sea, bueno.
Digo todo esto porque quiero, que esta expresión del Evangelio de hoy ¿eh?: que todo se salve y nada se pierda, les cale hondo adentro de ustedes, ¿para qué?, para que se sientan bien, para que se sientan felices, para que no se sientan postergados ni piensen que son pobres o son ricos, que son de un color o del otro, o del otro, o del otro, todos somos exactamente iguales a los ojos del Señor y Él murió en la cruz por cada uno de nosotros y nos encomienda al Padre a cada uno de nosotros, que cuando pasemos al otro lado tal vez estemos algunos un tiempo en la oscuridad, es por una razón muy simple, uno no puede pretender tener algo más de lo que conviene, como alguien decía: ¿por qué quiero cien si sé contar hasta diez? ¿eh?, y así nos pasa del otro lado, no podemos aspirar el cien por cien de la Bienaventuranza Eterna de la Luz del Señor si tenemos nada más que diez para ver en esa proporción ¿mmm?, para qué quiero cien si apenas sé contar hasta diez ¿mmm?.
Es decir, todos sí pero aquí viene todo el problema y el hermoso obsequio del Señor, Padre, Hijo y Espíritu Santo que le da al hombre su libertad para que cada uno sea artífice de su destino, pueda ir elaborando toda su vida, con la asistencia de Él, si uno le abre su corazón y le permite entrar ¿verdad?.
Entonces, que hermoso es pensar que ya la otra vida, la Bienaventuranza Eterna no es para algunos, elegidos nada más desde siempre, o porque tuvieron todas las oportunidades, o porque todo les fue bien, porque nacieron en cuna de oro, no mis queridos, la Bienaventuranza Eterna es para todos ¿eh?, que nosotros la aceptemos o no de acuerdo a nuestra vida y a lo que vayamos eligiendo eso es aparte, pero es para todos ¿eh?.
Que esto levante nuestra autoestima: pero ¿cómo, un ser que es el Hijo de Dios y Dios mismo murió en la cruz por mí?, sí, por vos, por vos, por cada uno, por mí también, pero ¿cómo, Dios?, sí, Dios, Dios y ¿ese Dios que dice?, que quiere que yo me salve, que vos te salves, que todos se salven, que nada se pierda, que todo se salve y nada se pierda.
Que hermoso es pensar todo esto, ¿no es acaso la forma de pensar que tiene un padre para su hijo que quiere para él todo lo mejor? ¿eh?, como decíamos al comienzo, no es hermoso pensar que por muy atorrante que podamos ser en algún momento el Señor nos tiene preparado siempre todo lo mejor y hasta me da la impresión, dicho un poco jocosamente, que cuando uno no hace bien las cosas el Señor mira para otro lado, esta expresión corre por mi cuenta, es que nos ama tanto, que a Él le pasa como les pasará a ustedes que son padres, cuando un hijo hace las cosas que no están bien ¿verdad?, el padre trata de no ver para no tener que retarlo: total ya se va a corregir, ya se va a corregir.
Porque en última instancia Él ya desde el comienzo sabía perfectamente todo lo que íbamos a hacer y ya nos había perdonado, porque Él parte de la base que quien obra mal no es por dañino ni nada por el estilo, es simplemente porque es ignorante, no sabe, no se le enseñó, le presentaron las cosas mal y entonces se fue llenando de culpas, mortificaciones, dolores y todas las cosas por el estilo, se fue llenando de todo el ser humano, pero ¿quién lo fue llenando el ser humano?, aquello que le enseñaron mal las cosas, que le presentaron a un Jesús que siempre condena, no al Jesús de la Misericordia que está vigente en todo el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento ¿eh?, ¿de qué forma?, piensen ustedes, sí, estamos orgullosos de mirar la tabla de la ley de Moisés: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo. Para los judíos era una obligación amar al prójimo, pero cuando Jesús está pocas horas antes de su muerte, les dice a sus Discípulos: les doy un mandamiento nuevo, ¿cómo, pero ya no lo había dado Moisés?, no, nuevo: que se amen unos a otros como Yo los he amado.
Claro, antes era distinto el amor al Señor, ahora cambió totalmente con Jesús, ¿por qué?, porque Él nos amó tanto que hasta dio su vida por nosotros y esa sangre que vemos salir de sus heridas, que todavía sangran ¿no?, es por nosotros, para pagar todas aquellas cosas que no están bien en el mundo, vos decís: pagar ¿qué?, claro, cuando comenzó el Padre hizo todo bien, miró todo y vio que todo estaba en orden, que todo estaba bien pero después las cosas tomaron otros rumbos y entonces hay tanto que no está bien hecho ¿mmm?, y todo lo que no está bien, no porque Dios castigue sino por una compensación natural, las cosas se tienen que pagar ¿eh?, o habrá que tomar los recaudos para no pagar pero siempre hay que pagar las deudas, pero no porque el Señor lo diga, porque la vida misma nos dice: no podemos escupir para arriba porque nos estamos escupiendo a nosotros mismos, en eso no tiene la culpa el Señor, la tenemos nosotros.
Él nos trae la salvación total y completa, si nosotros andamos en otras cosas pues nos tenemos que hacer responsables de lo que hacemos, Él no nos prohíbe nada, nos espera siempre, pero ¿verdad?, la Bienaventuranza será en proporción a todas nuestras elecciones, no puede tener la misma Bienaventuranza Eterna la Beata Madre de Calcuta que cualquiera de nosotros ¿verdad?, o tal vez sí, no sé, hay que ver como mira el Señor las cosas, porque nosotros miramos de una forma, Él tiene una forma tan diferente de mirar todo, porque Él tiene siempre una mirada de amor sobre todo lo que hacemos, mientras, mientras que nosotros miramos siempre de otra manera, buscando lo peor, buscando lo feo, aunque sea aparente. El Señor busca siempre todo lo mejor.
Se acuerdan ese ejemplo que yo dije tantas veces aquí en la Capilla, que me viene tan bien hoy ¿mmm?, llegaba Jesús a un pueblo de aquél entonces y vio que estaban reunidas un montón de personas alrededor de algo, que no se sabía lo que era, a medida que se acerca vio que era un perro muerto y entonces los que estaban ahí, decían: pero miren, este animal va a entorpecer el tránsito por muchos días por el olor, otros: no se puede sacar ni un par de sandalias con su cuero, otros decían: miren las orejas llenas de sangre, buen pillo habrá sido ¿no?, las gallinas que se habrá robado, entonces Jesús se abre paso entre esas personas, se instala en medio de la escena y mirando al perro muerto, dice: miren sus dientes, que son más blancos y más hermosos que las perlas, y todos comprendieron, que solamente el Hijo de Dios podía encontrar algo que alabar hasta en un perro muerto.
Y así es el Señor con nosotros también, y ya que decimos cosas ya dichas anteriormente, el Señor dice: delante de un hombre por muy maldito que sea porque ha matado a cincuenta o que se yo, o porque haya violado, que se yo, piensen cuando estaba en los brazos de su madre o en la panza de su madre ¿qué soñaba?, toda madre sueña lo mejor para sus hijos ¿no es cierto?, y entonces sigue Jesús: si ese sueño, el sueño de la madre se cumplió, amen al hombre bueno y si no se cumplió ámenlo por aquella madre que soñó tanto en él, es decir, amen siempre.
Pero como les decía antes respecto a ese: les doy un mandamiento nuevo, no es lo mismo decir como lo dice la tabla de los diez mandamientos que decirlo como lo dice Jesús: les doy un mandamiento nuevo, ¿por qué nuevo?, y claro que es nuevo, porque lo otro era por obligación, esto es por elección, porque yo quiero amarte, ¿a quién?, a todos, ¿y por qué?, ¿porque tenes plata, o un color en la cara o tenés una posición social?, no, ¿por qué entonces?, y simplemente porque sos vos, ni por lo que tenés, ni por lo que sos ni por nada sino porque sos vos, así de simple.
Aquí tenemos mis queridos al Señor de la Misericordia que en el Evangelio de hoy nos dice: Yo los amé tanto como Mi Padre me amó a Mí, los amo tanto, es un motivo para alegrarse y además con esa seguridad: Mi Papá me mandó para que nada se pierda y todos se salven, ¿alguno le puede quedar alguna duda respecto a que el Señor está asegurándonos todo lo mejor?… (se dio vuelta la cinta) ….