Jesús vino justamente por esas cosas sucias que tenemos adentro, ¿a qué me refiero cuando digo cosas sucias?, y no querer a los demás. Oración del 16 de Marzo de 2008
Habla Artemio:
Buenas tardes.
Como todas las cosas empezamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo, Amén.
Bueno, número 6 decimos, en la hoja de cánticos: hoy perdóname…. Número 9: no puede estar triste el corazón que alaba a Cristo…. De nuevo: no puede estar triste el corazón que alaba a Cristo…. Ahora vamos a pedirle al Señor que llene de gracia nuestra vida porque la necesitamos para vivir, en este domingo de Ramos que es la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén: pon aceite en mi lámpara Señor….
Vamos a pedir al Espíritu Santo que nos auxilie, nos de fervor suficiente, la gracia que necesitamos para leer la palabra de este domingo de Ramos: ven, ven, ven, Espíritu Divino, ven, ven, ven, acércate a mí….
Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. Del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. Domingo de Ramos, leemos el Evangelio de Mateos, 26, 14-27, 66: “uno de los doce que se llamaba Judas Iscariote, se presentó a los jefes de los sacerdotes y les dijo: ¿cuánto me darán si se los entrego?. Ellos prometieron darle treinta monedas de plata. Y a partir de ese momento Judas andaba buscando una oportunidad para entregárselo. Los Discípulos hicieron tal como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua. Mientras comían, Jesús tomó pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus Discípulos, diciendo: tomen y coman, este es Mi cuerpo. Después tomó una copa, dio gracias, y se la pasó diciendo: beban todos, esta es Mi sangre, la sangre de la Alianza, que es derramada por una muchedumbre, para el perdón de sus pecados. Y les digo que desde ahora no volveré a beber del zumo de cepas hasta el día en que lo beba nuevo en el Reino de Mi Padre. Después de cantar los Salmos, partieron para el monte de los olivos. Entonces Jesús les dijo: todos ustedes caerán esta noche, ya no sabrán qué pensar de Mí. Pues dice la Escritura: heriré al pastor y se dispersarán las ovejas. Pero después de Mi Resurrección iré delante de ustedes a Galilea” . Esta es palabra del Señor, te alabamos Señor y te damos gracias.
El domingo de Ramos no es solamente preparar el olivo y llevarlo a bendecir, es mucho más que eso ¿eh?, en sí el olivos representa a todos los, directamente todos los yuyos y otras cosas que sacaban de las cunetas ¿no? para entregárselas a los pies de Jesús para ponerlas como alfombras ¿mmm?, por eso en este día usamos el olivo ahora pero en otros países usan palmas y en otros usan distintos tipos de plantas, lo fundamental es el homenaje de recibir a Jesús de esta forma ¿eh?. Ahora, el problema está en que el Evangelio de hoy es tremendo en cuanto que nos está indicando que Jesús con mucho dolor, sabe que tienen los Discípulos preparar la Pascua, que ya se hacía en el pueblo hebreo ¿no?, y por supuesto antes le había encomendado, el Evangelio es más largo que esto ¿no?, pero aquí está resumido, bueno mandó a que fueran a buscar un burro porque Él entró sobre el lomo de un burro en Jerusalén y lo esperaba todo el pueblo, todo el pueblo aclamaba al Señor y entre los del pueblo estaban algunos Sacerdotes del Templo judío y otros que estaban pensando qué oportunidad tendrían para matarlo.
Uno se pregunta ¿no?, y piensa: qué motivos habrán argumentado para matar a Jesús ¿no es cierto?, hay muchos ejemplos en la historia, yo les conté una vez ya que en la Grecia antigua había dos personas ilustres: Demístocles y Arístides, de Arístides todo el mundo hablaba muy bien porque era un hombre recto, hacía las cosas de muy buena forma, todo el mundo lo quería, y entonces Demístocles que era el que mandaba en ese entonces pide que vayan a votar para expulsar a Arístides del lugar y en ese entonces se acostumbraba a llevar una ostra, esa ostra de los pescaditos, para ir a votar, por eso esa costumbre se la llamó: ostracismo, si salía ganando por supuesto expulsaban de la ciudad a la persona, entonces en la propia calle se acercan a Arístides y le dice un grosero, le dice: me escribís el nombre de Arístides acá, y él le pregunta: sí, cómo no, pero decime: ¿él te hizo algún daño?, no dice, ni siquiera lo conozco, pero me molesta que todos los llamen el justo.
Es decir, ya está dentro de nuestra naturaleza humana el querer destruir aquello que es bueno, si hay algo blanco lo ensuciamos, si alguno tiene buen nombre hablamos en contra, si alguno hace las cosas bien tenemos que buscar siempre los aspectos malos, está dentro de la naturaleza humana ser así y es una pena ¿no?, y en el caso de Jesús se da lo mismo, pero aquí había otros intereses mucho más importantes, es decir, todos los sacerdotes creían que si no lo mataban a Jesús tambaleaba todo su sistema ¿mmm?, los sacerdotes dominaban el pueblo, tenían toda la sartén por el mango ¿no?, entonces querían matar a Jesús. Y Judas que era muy débil pobrecito, concurre a una reunión que lo llaman y entonces le prometen treinta monedas para entregarlo ¿mmm?, bueno y él acepta, y hay un montón de pasajes preciosísimos cuando están en la Última Cena y Judas dice por ejemplo, cuando después que Jesús le dice: uno de ustedes me va a entregar, y alguno dice: ¿seré yo?, ¿seré yo?, y Judas dice: ¿soy yo Señor?, vos lo dijiste.
Debe ser terrible ¿no?, estar cenando con alguien que a uno lo traiciona, lo traiciona a traición de muerte, uno se pregunta: ¿qué le había hecho de malo Jesús a Judas Iscariote?, no confundir con Tadeo que es otro Judas ¿no?, porque es Santo, bueno Judas Iscariote, ¿qué le había hecho?, nada, absolutamente nada, pero viste el demonio siempre anda rondando para hacer de las suyas y seguramente rondó el corazón de Judas y Judas no tiene ningún problema en entregarlo, pero es el tema que vamos a conversar en esta semana.
Mientras tanto pensemos en todo lo que pasa en la Última Cena cuando Él convierte su Cuerpo y su Sangre en pan y en vino, en pan y en vino y le dice a todos que coman de Él, allí instituye la Eucaristía, es decir lo que nosotros llamamos comunión y que hacemos todas las veces que podemos. Ahora, hay muchas cosas que rodean este momento, Jesús es prácticamente lo que hace una despedida con los Discípulos, porque dice: ya no nos vamos a ver más ¿eh?, cuánto dolor tenía el Señor en su alma ¿eh?, muchísimo dolor.
Ahora bien, uno se pregunta ¿no?, esas personas que habían acompañado al Señor, que lo habían visto a Jesús hacer tantos milagros y tantas cosas buenas ¿no tenían coraje de hacer algo para defenderlo?, no, directamente no, más aún, entre ellos estaba el que lo iba a entregar, el único que se destaca es Juan, Juan era un muchacho de diecisiete años, el más chico de los Apóstoles ¿mmm?, Juan se recuesta sobre el pecho de Jesús ¿no?, y los que están mirando la escena tan preciosa dicen: miren cuánto se aman, miren cuánto se aman y Juan no lo va a traicionar nunca a Jesús, al contrario, lo va a seguir siempre y en el momento de la muerte va a estar cerquita de la cruz ¿verdad?. Uno tiene que ante estas cosas ponerse a pensar en los afectos humanos, cuándo queremos, a quién queremos, cómo los queremos, qué cosas puede haber que uno traicione a alguien, porque normalmente la traición no se justifica nunca ¿verdad?, la traición en todos los órdenes, no solamente en amistad o en la pareja, hablo también de los gobernantes que traicionan a su pueblo, de los jefes comunales o sindicales o lo que sea, que traicionan a los que están más abajo ¿no?. ¿Qué es lo que lleva a los hombres a traicionar?, hay que preguntárselo, porque a veces cuando uno tiene amigos o personas relacionadas o lo que sea, no tiene ningún problema en decir cualquier cosa o cualquier cosa que pase por pequeña que sea entra la sospecha: por qué habrá hecho esto ¿mmm?, y lo que no se entiende siempre hace que uno sospeche cosas, normalmente cuando uno sospecha proyecta su interior en la sospecha y tal vez ¿verdad?, uno proyecta lo que haría uno en una situación semejante, qué doloroso.
Todo esto tiene que hacernos aprender a nosotros tantas cosas respecto al Señor ¿mmm?, Jesús también pudo haber hecho algo distinto de lo que hizo pero el Padre lo mandó, Dios Padre manda a su Hijo para que nazca en un lugar, viva de una manera, predique su palabra y termine en una cruz, que es aquello que vemos allá arriba ¿no es cierto?, Él podría muy bien escaparse a algún lugar o hacer cualquier cosa, pero no, Él tuvo que morir muerte de cruz, contrariamente a lo que hacemos todos los seres humanos que traicionamos ¿verdad?, Jesús no nos traiciona a nosotros, da su vida, ve que su Madre sufre, otros también sufren, sin embargo Él no tiene ningún problema, en algún momento duda un poco en cuánto a que no duda en sí sino que está pidiéndole al Padre si no hay otra forma de morir porque la que Él iba a tener era terrible ¿mmm?, bueno.
Entonces, pensemos en estas cosas en este domingo de Ramos, no nos quedemos con la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, Él tiene que hacer la entrada triunfal en nuestro corazón pero pensemos en todas las cosas que rodean la muerte del Señor, cuando dice la última parte del Evangelio: heriré al pastor y se dispersarán las ovejas, es cierto, cuando lo toman a Jesús prisionero, todos los Discípulos se escapan, y más aún, Pedro, el que después iba a ser Papa, lo niega tres veces ¿mmm?, el mismo Pedro que días antes Jesús le había preguntado: ¿me amás Pedro?, sí Señor, claro que te amo, y le volvía a insistir: Pedro ¿me amás?, y Pedro decía: pero Señor vos que lo sabés todo también sabes que te amo, no me lo preguntes porque me hace mal que me lo preguntes tanto, y de nuevo Jesús: Pedro ¿me amás?, Señor, sí, claro que te amo, vos lo sabés todo, bueno, cuidá mis ovejas.
Ese que con tanta seguridad decía: sí Señor, te amo, es el que después a pocas horas le traiciona, ¿nada de esto tenemos que aplicar a nuestra vida?, no sé, cada uno sabrá, cada uno pensará si en la vida ha traicionada alguna vez, si ha sido infiel a la palabra empeñada, cada uno sabrá, el Señor con toda su vida y todo lo que pasó a nosotros nos tiene que hacer reflexionar sobre toda nuestra propia vida, cómo vivimos, qué hacemos, para qué vivimos ¿eh?, cómo es nuestra relación con los demás, qué pasa en la familia, se quieren todos o la familia vive de cualquier forma, ¿hay amor entre todos?.
Es decir, todo lo que hace Jesús es un llamado muy grande a nuestra propia vida, pero hay un denominador común en todo esto, el sufrimiento, algo que es muy a fin a todos nosotros, quién no sufrió en la vida, quién no sufre en este momento, todos y aquél que lo quiere disimular también sufre nada más que lo está disimulando pero todos tenemos alguna pena en el hondo del alma que nos hace sufrir y sufrir mucho y muchas veces tenemos que convivir con esas penas, como le pasa a San Pablo, este Evangelio es un poco más largo que lo que yo leí, está aquella parte donde habla de un día, San Pablo, un Apóstol que escribe las Epístolas que están aquí al final de la Biblia ¿no?, siempre él tuvo como un problema muy grande que no podía resolver y un día le dice: Señor, sacame esta espina que tengo clavada en el alma, Jesús lo mira y le dice: no, con Mi gracia te basta, con Mi Gracia te basta. Desde entonces Pablo, San Pablo se va a conformar diciendo: bueno, mi pequeñez es lo que me engrandece, el no ser nada es lo que agrada al Señor, el estar lleno de cosas malas es lo que más me favorece delante del Señor y es cierto, ante la grandeza del Señor y todo su amor, todo lo que nosotros hacemos es tan poquito, tan poquito, ¿por qué?, porque no es fácil dar la vida por los demás ¿eh?, pensemos un poco, cuando empiezan a quemar las cosas todo el mundo se hace humo ¿no?, siempre, en cualquier problema, cuando las cosas no funcionan se borran. Y sino díganmelo aquellos que han tenido problemas alguna vez, siempre cuando hay cosas graves de por medio la gente se borra, cuando más tendríamos que estar cerca de los que amamos en algún momento más rápido nos vamos, ¿por qué?, porque tememos ensuciar nuestro nombre, tememos que, no sé, que nos digan qué, pero en las buenas todo el mundo está cerca de uno, en las malas no, y empiezan: y yo te decía, y yo sabía, y yo, pero son contadas las personas que en los momentos malos están cerca de uno ¿eh?, cada uno tendrá sus propias experiencias al respecto, por supuesto.
Bueno, entonces lo que hice ayer lo voy a hacer hoy también pero con otras palabras significando lo mismo, todo lo que uno puede ver en este día de domingo de Ramos y lunes, martes, miércoles, jueves Santo, viernes Santo, sábado de Gloria, domingo de Pascua, hasta la Resurrección del Señor, el día sábado a la noche yendo al domingo, toda esta semana es de una tristeza muy grande, muy grande, porque Jesús además de ser Dios es hombre y sufre y siente lo que sentimos todos los hombres ¿eh?, Él siente el dolor, Él siente la falta de sus amigos, Él siente la traición, Él siente lo que sufre su Madre, Él siente todo, absolutamente todo, y ¿por qué todo ese sufrimiento?, para darnos su sangre y salvarnos para siempre ¿mmm?. Ya sé, después resucita, San Pablo dice: si Cristo no hubiera resucitado vana sería nuestra fe, pero mientras tanto esta semana tenemos que pensar seriamente en los padecimientos del Señor y si nosotros somos sus amigos siempre, pues buen, se prueba en estos días a ver hasta qué punto estamos cerca de Él, tendrá que salir de nuestro corazón un grito de dolor diciéndole: Señor, mirá, yo sé cuánto sufriste, entonces quiero acompañarte en todo ese sufrimiento, dejame que esté cerca tuyo Señor, todos te abandonan, quedás solo en el huerto de los olivos sudando sangre, como hacen todos los que están en peligro de muerte, y después los golpes de todo tipo, esos golpes que hay en la grabación allí las heridas que les recuerda que el mismo Jesús dice todo eso ¿eh?.
Ahora bien, entonces en vez de pensar en otras macanitas, que se yo, yo sé que Jesús está triunfante entre nosotros, ya lo sé, ahí está al frente triunfante entre nosotros, ahí de pie delante de la asamblea, así como la Madre está yendo por todos lados bendiciéndolos y sanándolos ¿eh?, y Él está triunfante allí pero tenemos que estar junto a Él en estos momentos difíciles y tremendos porque sino somos fallutos, somos capaces de traición, somos capaces de no reconocer que Él dio toda su sangre por nosotros, cuidado, caminamos sobre el filo de una navaja entre ser un hombre y un ratón, en el sentido que podemos traicionar fácilmente, como queriendo decir: y si sufriste aguantátelas, tu Papá te mandó para que muriera en una cruz, yo no tengo la culpa, jodete, no.
¿Qué hacemos?, Señor, pensemos todos, yo hablo en primera persona pero todos piensen, Señor, yo quiero estar con vos en todos estos días, cuánto sufriste Señor, el Evangelio no dice muchas cosas pero vos nos dijiste muchas cosas más, muchísimas cosas más, ¿qué cosas?, nos decís Señor hasta que punto tus amigos te abandonaron, tus Discípulos ni creen en lo que vos decías, tanto hasta que hacen tratativas para que no te crucifiquen, tendré que pensar Señor, no solamente en el huerto de los olivos, los golpes que te dieron, las patadas que eran, apuntaban a tu cuerpo, el ser burlado por todos, por todos la soldadesca que juegan con Él pechándolo de un lugar a otro, caía al suelo, volvía a levantarse, lo arrastraban por los cabellos y después por la barba, saben muy bien que la barba es el lugar más doloroso que tiene el ser humano cuando uno tira de la barba y así tenemos que estar con Él ¿eh?, sobre todo pensando en la noche tremenda del huerto de los olivos cuando, como decíamos ayer: la luna se tapaba y se destapaba, cuando Él iba de los Discípulos y les decía: pero caramba, cómo no pueden estar una hora siquiera despiertos velando y rezando, una hora nada más, ellos dormían, yo pienso siempre que nosotros ante los problemas de los otros estamos dormidos ¿eh?, se mueren cuántos niños por año de hambre, se mueren tantísimos niños por día porque son abortados y nosotros dormimos, y será, no sé, noo ¿eh?, traicionamos la naturaleza humana, si nosotros sabemos que hay abortos a montones, sabemos que hay niños que se mueren de hambre y nosotros ¿qué?, ¿y qué podemos hacer dirán ustedes?, bueno siquiera solidarizarse y hacerlos entrar en el corazón para decir: yo quiero estar cerca de aquellos que sufren porque Jesús me está mostrando eso, que yo haga mío, ponga en mi propio cuerpo el sufrimiento de todas las personas sino su crucifixión, su muerte no me sirve para nada, no es eficaz, Jesús todos los días dice: Yo quiero ser eficaz en vuestras vidas, es decir, quiero generar en ustedes algo que valga la pena ¿eh?, y nosotros si, alguna ceremonia, vamos, decimos, caminamos el camino de la cruz, así como se hizo siempre, todos me enseñaron así y punto, pero ¿no tendré que sentir un profundo dolor por todos aquellos hombres por los cuales vino Jesús a la Tierra?, y hoy día no tienen leyes que los amparen, no tienen pan para llevar a la boca, no tienen pan de amor ni de sus padres ni de otros, los niños abandonados, los niños en la calle, la gente que vive el mundo de la droga ¿eh?, y ¿todo eso?, vos decís: y pero ¿qué hacemos?, bueno, al menos solidarizarse, tener conciencia de que eso pasa, entonces pensamos: Señor vos sufriste una barbaridad pero yo también estoy sufriendo con vos Señor porque cuando vos estás allí sufriendo pasan por tu mente todos los chicos que se mueren, los viejos que languidecen en los geriátricos ¿eh?, algunos estarán bien, otros no habrá más remedio que tenerlos ahí pero ¿qué querés que te diga?, a mí no me gustan ¿mmm?, a mí no me gustan por una razón muy simple, que es la antecámara de la muerte un geriátrico. Si la familia está cerca de los enfermos o las personas que están allí ya cambia la cosa pero sino la mayoría los deposita allí como diciendo: esperemos que se muera ¿mmm?, che, pero esas personas fueron los que a vos te cambiaron los pañales y te limpiaron la colita cuando eras chico y lavaban los pañales, te entalcaban la cola y ahora cuando sentís un poquito de olor de ese hombre anciano ya te revuelve el estómago ¿mmm?.
¿Ven?, siempre traicionamos y traicionamos, hasta traicionamos a aquellos que nos dieron la vida, que doloroso ¿no?, que terrible, que tremenda es la condición humana ¿eh?, damos lástima, le debemos dar lástima al Señor de ser tan tontos y tan dañinos y tan malditos ¿mmm?.
Por eso, en lo más profundo de nuestra noche, en nuestra casa o donde estemos, en la Misa, en la Iglesia o donde se nos ocurra estar, que llegue a nuestra mente todos aquellos que están al margen de la ley, todos aquellos que viven como dice Jesús en la cuneta de la vida, que son la mayoría y no solamente en la cuneta de la vida sino en la cuneta de nuestro corazón porque a muchas personas no las queremos, directamente no las queremos por su raza, por el color de su piel, por su religión, por su sexo, por todo, no me digan que no. Cada uno de nosotros tenemos en nuestro corazón fuertes cosas en contra de los seres humanos, todo muy bien, todo muy bien pero en nuestro corazón hay cosas muy sucias que tenemos ¿eh?, habrá que algún día limpiar todo eso.
Jesús vino justamente por esas cosas sucias que tenemos adentro, ¿a qué me refiero cuando digo cosas sucias?, y no querer a los demás, no querer a un viejo, a un chico, no querer a un homosexual o a una lesbiana, no querer a un judío, a un árabe, a un negro, ¿y quiénes somos nosotros para no quererlos? ¿eh?, Jesús dice que están todos en la cuneta de la vida, y es cierto, porque están allí porque nosotros los hemos despreciado a lo largo de toda nuestra vida, si Jesús con su pasión y muerte no nos recuerda a todos los que están al margen de la sociedad en nosotros la muerte de Jesús no es eficaz, no pasa absolutamente nada, cumplimos con un rito nada más, como quieran los Sacerdotes por ahí, y sí cumplimos viste, tapamos a Jesús con un manto violeta y pare de contar, total hacemos la ceremonia y listo. No, pará, ya sé que Jesús resucitó una vez y se terminó y para siempre está triunfante entre nosotros pero todos los que están en la cuneta de la vida están vivos y sus rostros me están diciendo a mí y a cada uno de ustedes: sáname, sacame de esta situación, así como los que están enfermos dicen: quiero sanarme yo, quiero vivir, tengo derecho a vivir y los niños que no están nacidos, que son abortados como si fueran una cosa, los chicos que se mueren de hambre, como decimos, en Jujuy de cada mil chicos diez llegan a adultos nada más porque se mueren antes, en un país que tiene la mayor cantidad de médicos.
No, si no hacemos carne en nosotros de todas estas cosas la semana Santa, la Pasión de Jesús pasa de largo y ni nos roza a nosotros, ni nos toca ¿eh?, pero nos acostumbraron así, ser insensibles ante el dolor, soy sensible solamente hasta lo que me importa: mi papá, mi mamá, o mi esposo, mi esposa, mis hijos, la casa, estamos calentitos, comemos, vivimos, estamos en la cama, hacemos lo que hay que hacer en la cama ¿no es cierto?, a veces, otras veces tampoco eso, bueno. Y además ¿qué?, nada, ¿el resto?, no, el resto no importa, viven en otro mundo, yo me he independizado de mis hermanos y sin embargo Jesús en el último mandamiento dice cuando dice: les doy un mandamiento nuevo, no mucho antes de morir, que se amen unos a otros como Yo los he amado, y ¿nosotros nos amamos?, qué nos vamos a amar nosotros, nosotros mientras las cosas van bien todo magnífico, pero mientras las cosas no funcionan ¿eh?, y si tenemos que desprendernos de algo, aunque sea de un buen pensamiento por el buen nombre de alguien lo dudamos, y habría que ver, yo no pongo la mano en el fuego y todas lasa cosas por el estilo, ¿o no somos nosotros los que no ponemos la mano en el fuego por nadie?, ah, yo no sé, yo no pongo la mano en el fuego.
Yo puedo decir este hombre roba pero una cosa es la persona que roba y otra cosa es su defecto, yo condeno al robo, pero no puedo condenar a la persona porque es mi hermano, condeno al que violó pero no condeno al violador porque es mi hermano también, pará un poco che, bueno.
Si no hacemos carne en nosotros todos estos problemas en la Semana Santa Jesús pasa de largo y no deja en nosotros ningún tipo de huellas, alguno dirá: ya demasiado tengo con mi enfermedad para acordarme de la enfermedad de los otros, bueno, si te parece así hacelo pero no te parece también que si vos te solidarizás con tu hermano tu problema también desaparece, de tanto pensar en los problemas de los otros uno termina olvidándose de los propios problemas, tanto pensar cómo manifestar nuestro amor por los demás, uno termina por ser amado por los demás ¿eh?. Pero no hay nadie que nos de el ejemplo, no hay nadie que nos diga nada, todo el mundo está armado de una forma, Semana Santa, vigilia, pescado ¿verdad?, y algunos ayunos y la Semana Santa para muchos se reduce a la vigilia y al ayuno, nada más y el domingo de Ramos a buscar el olivo, y la mayoría ni se preguntó para qué es el olivo, qué origen tiene.
Noo mis queridos, así no podemos vivir, estamos usurpando nuestra humanidad, no somos personas y tenemos coraje de presentarnos delante del Señor para decir: sáname Señor porque me estoy muriendo por mi enfermedad, y nosotros ¿qué reconocemos en Jesús?, ¿conocemos que Él esta derramando su sangre preciosísima sobre cada uno de nosotros?, ¿tomamos conciencia de eso? ¿mmm?.
Mis queridos, los invito yo, ya sé que es duro lo que digo pero el Señor quiere que lo diga, yo no puedo dejar de decirlo ¿eh?, los invito a que en la noche o en el día, en los momentos tristes o no tanto, junto con los hijos y con los que nos quieren escuchar, acompañemos a Jesús en todo el dolor, porque todo el dolor que Él pasa es por nosotros, si Él no hubiera sufrido lo que sufrió nosotros no tendríamos lo que tenemos ¿mmm?, los invito entonces a velar en la noche con el Señor, ¿quieren rezar?, recen, ¿quieren decir cosas?, díganla, pero a veces las palabras resultan un poco chocantes, será mejor decir: yo te miro Señor en tu dolor y miro también mi propio dolor, miro tu vida Señor y miro mi vida y miro las cosas malas que te hicieron y todo lo que vos hiciste para que yo goce de una eternidad feliz y lleve una vida aquí feliz.
Los invito a eso, si la Semana Santa no nos deja una huella de reparación de nuestra vida, de conversión, es decir de empezar a mirar las cosas desde otro ángulo y en otro sentido, la Semana Santa no nos deja nada, es una semana más y sin embargo es la semana Mayor.
Entonces, entonces Jesús, quiero permanecer con vos esta noche, mañana y siempre y cada momento que tenga y acompañare en tu dolor Señor, tengo tanta necesidad Señor de estar con vos, porque yo te amo Señor y en consecuencia porque te amo tus dolores son mis dolores, tus angustias son mis angustias, tus dolores tremendos en tu carne y tus heridas son mis propios dolores y mis propias heridas, quiero refugiarme Señor en tus heridas, mirar, sentir la sangre caliente que sale de tu cuerpo, quiero sentirla Señor, ¿por qué?, porque esa sangre me salvó y nos salvó a todos los hombres de todos los tiempos, no quiero que pase esto así porque sí, yo quiero ser realmente redimido por tu sangre, no quiero que esto pase a mi costado y que la Semana Santa sea una semana más, no, así no puede ser.
Jesús, yo te amo, vine aquí desde muy lejos para pedirte por mi salud, por la
enfermedad que me está comiendo, está muy bien, sí, yo sé que tengo que pedir por eso Señor, pero también quiero ofrecerte todo mi afecto, todo mi sentimiento, toda mi predisposición para estar con vos en el dolor… (se dio vuelta la cinta) …, entonces habrá que pensar como Pablo: me regocijo en mis cosas malas, porque el Señor se regocija también, porque es el camino mejor para llegar a Él, reconocer que nada tengo, nada valgo, nada puedo.
Hagámoslo mis queridos, yo no sé cuándo los voy a ver de nuevo o si no los voy a ver más, uno nunca sabe quien tiene la vida comprada, quien sabe si mañana se levanta, yo no sé, entonces no se olviden nunca de esto, en lo más profundo de vuestro corazón díganse: Señor ¿qué querés que haga?, llená mi corazón, quiero sanarme, es cierto de todo lo que tengo pero también quiero participar de tu Pasión Señor, no se puede vivir así como si yo fuera un pedazo de carne con ojos, que se conforma con tres comidas al día y un amorcito por la noche, es muy poco para mi vida Señor, yo quiero mucho más.
Si Señor, y cuando estoy hablando así Señor te veo triunfante ahí con una capa que te toca hasta el piso, todo maravilloso, pero no por eso Señor dejo de pensar en todo lo que pasaste, ahora estás triunfante y glorioso pero las pasaste Señor, ya lo creo que lo pasaste.
Me siento tan cerca Señor porque tu dolor es mi dolor, tu alegría es mi alegría, tu zozobra es mi zozobra y estás tan cerca de mí que no puedo menos que decírtelo así en algo con música y rimado: tan cerca de mí…. A ver como se lo decimos en serio porque me parece muy flojito esto: tan cerca de mí…. Ahora poniéndole la mano sobre el hombro, al que tienen al lado, pensamos cómo le hablaré al Señor porque el Señor está en mi hermano, en cada uno de nosotros, cómo ¿eh?, y simplemente: le hablaré sin miedo al oído….
Si hay que querer a cada ser humano como hermano, en esa mano que le he puesto sobre el hombro lo estuve practicando, estuve escuchando la voz del Señor que está con toda su gracia para sanarnos de todos los problemas que tenemos y lo que vinimos a buscar aquí, por eso: sáname Señor con tu Espíritu….
Sí Señor, quiero sentir el fuego de tu amor para que todas las cosas se solucionen en mi vida, no puedo vivir de esta forma Señor, estoy enfermo, así no puedo estar Señor, dame todo lo que necesito Señor, yo te amo profundamente Señor, quiero que me des todo lo mejor, yo te daré todo lo mejor de mi vida para vos, hoy y siempre.
Jesús de la Misericordia, vos que estás triunfante entre nosotros traenos todo lo que necesitamos.