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Oración del 12 de Abril de 2008

Vuelvo a preguntarle a cada uno y me lo pregunto yo también: es cierto que las palabras de Jesús son tan tremendas como para decir, los Discípulos: Señor, es muy duro lo que nos estás pidiendo, ¿quién te puede seguir?, y ¿qué le había pedido el Señor?, que se amaran unos a otros como Él los había amado, y ¿cómo?, hasta la muerte, mirá que simple ¿eh?. Oración del 12 de Abril de 2008

Habla Artemio:

Buenas tardes.

Como todas las cosas empezamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo, Amén.

Con el cancionero la número 6: hoy perdóname…. Venimos desde lejos, no tan
lejos y cerca para agradecer al Señor, para pedirle lo que necesitamos pero por supuesto con mucha alegría en el corazón porque tenemos la confianza completa en el Señor ¿eh?, entonces para nosotros la tristeza no existe ¿eh?, por eso le decimos al Señor con toda la fuerza de nuestro fervor: no puede estar triste el corazón que alaba a Cristo…. De nuevo: no puede estar triste el corazón que alaba a Cristo…. Ahora vamos a pedirle al Señor que estamos alegres, estamos contentos pero necesitamos, es decir de la gracia del Señor siempre, a cada instante, nuestra lámpara necesita del aceite, es decir la gracia del Señor para poder vivir bien, en paz y mirar el futuro con esperanza. Acuérdense, Jesús quiere ser eficaz en nuestra vida, no es el Jesús muerto de la cruz, es el Jesús Triunfante, el que viene a darnos todo lo que nosotros necesitemos, eso solo ya serviría como para tener una esperanza que dure para siempre, pero el Señor tiene que alimentarnos con su gracia, por eso le decimos así simplemente: pon aceite en mi lámpara Señor….

Y ahora vamos a leer la palabra y para ello tenemos que estar como preparados, el Evangelio de hoy es muy sugestivo porque vemos como los Discípulos lo van dejando solo a Jesús, claro, los momentos fáciles todo está bien pero en los momentos difíciles hay que ver como funcionamos los seres humanos, pensando en el ejemplo de los Apóstoles, siempre que la cosa es fácil anda pero cuando se torna un poco comprometida ya tenemos peros ¿eh?.

Ustedes también dice Jesús en el Evangelio ¿me van a abandonar?, no Señor dice Pedro, cómo te vamos a dejar, si no tenemos nada, pero dice esto tan especial: tu Señor tienes palabra de vida eterna, pero sin embargo, ese mismo Pedro, el que le asegura que lo ama al Señor es el que lo traiciona ¿no?, lo niega, muy duro es ¿eh?, que te niegue un extraño es una cosa pero que te niegue alguien que amás no es tan fácil, no se supera ¿eh?. Por eso, todas estas cosas tenemos que entenderlas y para eso le pedimos al Espíritu Santo que venga en nuestro auxilio, diciéndole así simplemente con el corazón abierto, pero abierto en serio ¿eh?, abierto en serio, no de la boca para afuera ¿eh?: ven, ven, ven, Espíritu Divino, ven, ven, ven, acércate a mí….

Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. Del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. Escuchamos el Evangelio de hoy, sentaditos nomás porque es muy incómodos para muchos pararse porque no están bien ¿no?. Hoy día sábado como siempre los sábados son de la Santísima Virgen, además hoy es Santo Damián y la Santa chilena Teresa de los Andes, no muy conocida pero una santísima mujer que hay que tratar de conocer su vida. El Evangelio es de San Juan, 6, 60-69, dice así: “cuando oyeron esto muchos de los que habían seguido a Jesús dijeron: este lenguaje es muy duro. ¿Quién querrá escucharlo?. Jesús se dio cuenta de que sus Discípulos criticaban su discurso y les dijo: ¿les desconcierta lo que he dicho?. ¿Qué será entonces cuando vean al Hijo del hombre subir al lugar donde estaba antes?. A partir de este momento muchos de sus Discípulos dieron un paso atrás y dejaron de seguirlo. Jesús preguntó a los doce: ¿quieren dejarme también ustedes?. Pedro contestó: Señor, ¿adónde querés que vayamos?. Tú tienes palabra de vida eterna. Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios” . Esta es palabra del Señor, te alabamos Señor y te damos gracias.

Fíjense ustedes que Pedro, el mismo que dice esto: dónde vamos a ir, sin embargo cuando a Jesús lo toman preso es el primero en negarlo ¿no?, incluso antes había estado en tratativas con las autoridades para que no lo pusieran en una cruz como hacían con todos los presos en Roma ¿eh?, que los mataban, los crucificaban en una cruz. Porque Pedro tenía la idea de que Jesús venía como liberador del pueblo de Israel, no como el Salvador, pero pensemos un poquito, los que seguían a Jesús eran muchos, porque estaban los doce pero había setenta más, incluso mucho más todavía y cuando el Señor les dice: Yo les dejo o les doy un mandamiento nuevo, que se amen unos a otros como Yo los he amado; ustedes dirán: estaban en una época distinta hace dos mil años, pero ¿es tan difícil eso de amar a los demás?, ¿tan difícil será?.

No, así no Señor, nosotros no te seguimos, es muy duro, las palabras tuyas son muy duras, yo me pregunto y le pregunto a ustedes: ¿qué es duro, amar a los demás?, pero no con un amor así como una limonada desabrida, con jugo diríamos nosotros, un amor en serio, y ¿dónde está el amor en serio?, cuando uno se pone en el lugar del otro, sino qué amor en serio es, en palabras nomás, hay que ponerse en el lugar del otro. Pero Jesús le duele, le duele mucho esto cuando ve que los demás se van, incluso le duele también cuando, esto es anterior a lo del huerto de los olivos y allí directamente Jesús está solo en el huerto cuando suda sangre, cuando se siente abandonado por todos, deja a los Discípulos rezando: oren les dice, oren y al rato vuelve a la hora y estaban todos dormidos, dice: pero ¿cómo, no pueden ni siquiera una hora rezar, orar? ¿mmm?, se va, cuando vuelve otra vez dormidos.

A veces pienso que así nos pasa a los seres humanos, en cuanto a que cuando los demás sufren, los demás están mal o se acercan momentos difíciles o están o estamos en momentos difíciles, no, las cosas no funcionan: ah si pero, hay siempre motivos para decir que no o alejarse ¿no?, sí. Y cuánto habrá sido la tristeza del Señor al ver, al ver que esos Discípulos que habían visto tantos milagros ¿no?, tantos, que habían compartido con Él cosas tan hermosas y sin embargo no, duermen y Pedro que le dice: dónde vamos a ir Señor. Pero es más amplio esto, porque Pedro no solamente dice esto sino que dice: Señor, para seguirte a vos hemos vendido todo lo que teníamos, ¿qué tenían ellos?, barcas para ir a pescar, las redes y todas las cositas que se necesitan para pescar y además de eso otros habían dejado sus talleres y todo ¿mmm?, dice: si nosotros volvemos, ¿y con qué vamos a trabajar?. Es decir, no era solamente el afecto, había de por medio intereses, en el sentido de que: y cómo querés Señor, sí porque vos tenes palabra de vida eterna y también pensaban y lo dicen, está en el Evangelio, según el Evangelio que leamos está, Señor pero y todo lo que teníamos lo hemos perdido ¿dónde vamos ahora? ¿mmm?, como queriendo decir: quien te sigue a vos está en un camino sin retorno.

Ustedes dirán: ¿por qué los Discípulos eran así?, porque a ellos les faltaba todavía la venida del Espíritu Santo ¿eh?, ellos no tenían el Espíritu Santo, por eso no razonaban, valga la expresión con el corazón respecto a todo lo del Señor, no, razonaban simplemente como hombres, hombres que no recibieron la Luz ¿eh?.

Pero nosotros no podemos reprocharnos a nosotros mismos o entre nosotros, porque nosotros podemos pedir el Espíritu Santo, ya pasó Pentecostés, es decir la venida del Espíritu Santo ¿eh?, estamos pronto a festejarla pero eso ya pasó hace dos mil años, vino Pentecostés, porque Él dijo: Yo me voy pero les enviaré el Consolador, para que esté siempre con ustedes. Qué difíciles que somos los seres humanos, ni cuando vemos ejemplos tan maravillosos como este, que tenían los Apóstoles, ni siquiera así le seguían, ellos habían visto la resurrección de Lázaro, no es fácil que un muerto salga de la tumba, ellos habían visto el primer milagro que hizo Jesús a pedido de su Madre, la transformación del agua en vino en las Bodas de Caná de Galilea, la resurrección de la hija de Jairo, el ciego que recupera la vista y cincuenta mil milagros más, como dice San Juan: montones de cosas más hizo el Señor que no nos alcanzarían miles de hojas para anotarlas. Por eso justamente el Señor dice: esas miles de hojas de que habla Juan Yo las estoy llenado aquí en Justiniano Posse cuando aparezco y doy los Mensajes, mal que les pese a algunos ¿no?, mal que les pese, bueno.

Entonces, el Señor nos interroga a nosotros: ¿también nosotros nos vamos a cansar tan fácil?, también nosotros vamos a decir: Señor, ya no tenemos lo que teníamos, ¿qué queres que hagamos?, ¿ni siquiera una hora pueden estar en oración, ni siquiera una hora?, en los momentos más difíciles siempre el hombre duerme, siempre duerme, si no duerme en una cama pero duerme con su mente y con su corazón, ¿o no?.

Jesús, Él quiere ser eficaz en nuestra vida, eficaz quiere decir que sirva, no tiene sentido un Dios que esté lejano, que sirva de adorno, Él quiere meterse en nuestra vida para dejar las huellas y una vida diferente, sino no quiere, por supuesto que no ¿eh?, cuidado. Ahora, Él quiere ser eficaz con nosotros pero nosotros tenemos que ser eficaces entre nosotros, Él con nosotros y lo será entre nosotros también pero nosotros tenemos que ser eficaces con nosotros mismos y con los que tememos cerca, ¿seremos capaces de ser eficaces, servir para los otros, para algo?, al menos darse si quiera un poco de sombra al que está al sol y no tiene con qué protegerse, ¿serviremos?, ¿serviremos para dar un consejo, una palabra, tener un gesto?, no en los momentos fáciles, porque eso es tan simple che, cuando las cosas van bien qué fácil es ¿eh?, muy sencillo, pero cuando las papas queman ahí es donde se prueba la gente.

Los Discípulos fueron probados, ellos que habían estado al lado del Señor, habían visto todo y sin embargo, como dice el Evangelio: heriré el pastor y se dispersarán las ovejas, así fue, el pastor estaba sufriendo de todo, sí, es cierto Jesús dijo: a estos no le hagan nada porque Yo soy el Señor, pero no era cuestión que Él dijera o no, era cuestión de que ellos se comprometieran con Jesús.

Esta semana la Virgen apareció varias veces y siempre tenía de por medio, el tema de la Misericordia ¿mmm?, ¿qué es la Misericordia?, el Señor que nos visita todos los días, desde hace trece años, mal que les pese a muchos, trece años, todos los días junto con su Mamá y los Santos también. Ahora ¿qué dijo la Madre esta semana?, habló de la Misericordia, de la fuerza que tiene la Misericordia, vamos a decir las mismas palabras que dijo Jesús: la Misericordia es el amor obrando ¿eh?, el amor obrando, esto ¿se entiende o no se entiende?, a veces parecería que no, el amor que sí yo te quiero mucho, mirá que bueno, sí como no te voy a querer, pero en los hechos ¿qué? ¿mmm?. Señor, tú tienes palabra de vida eterna dice San Pedro, Pedro ¿eh?, pero después lo niega, cuando en un momento están reunidos Jesús le pregunta a Pedro: Pedro ¿me amás?, sí Señor cómo no te voy a amar, después: Pedro ¿me amás?, pero Señor, vos sabes que yo te amo, no me preguntés, me pones en apuro ¿eh?, de nuevo: Pedro ¿realmente me amás?, Señor, si vos sabés todo, por qué me preguntás tantas veces si te amo, bueno: cuidá Mis ovejas ¿eh?. Pero ese mismo Pedro que con tanta seguridad de decir yo te amo Señor, es el que en pocas horas más lo traiciona tres veces, el que andaba en tratativas con los sacerdotes para que no lo colgaran en una cruz porque era una vergüenza para él que su jefe fuera colgado ¿mmm?.

La verdad es que la actitud de Pedro hay que estudiarla mucho para ver cómo se puede ser así ¿no?, claro, uno dice: no tenían el Espíritu Santo, pero, pero ¿eh?, lo habían visto, habían visto sus milagros, habían escuchado sus palabras, tanto que dijo: Señor, vos tenés palabra de vida eterna, y entonces por qué esa doble vida, esa doble cara, esa doble afirmación: te quiero y no te quiero, si yo te amo te amo y te lo demuestro con lo que tenga a mano, mejor dicho, no con lo que a mí me sobra sino con lo que a vos te hace falta, porque todos damos con mucha facilidad lo que nos sobra, ¿se dieron cuenta?, cuántas veces nos desprendemos: total esto ya no lo uso, tomá, total esto no me sirve, tomá, pero te sacaste la campera que tenés nueva porque tenés dos y le dijiste al hermano: mirá yo tengo dos, vos no tenes ninguna, tomá, cubrite ¿mmm?, ¿hiciste alguna vez?. Entonces no sé, me parece que hay que revisar los principios que orientan nuestra vida ¿mmm?.

Les digo más, no solamente los setenta habían dejado a Jesús y los otros andaban deliberando sino que además todos los Apóstoles desaparecieron en el momento de la crucifixión, quedó Juan solamente, el más jovencito, tenía diecisiete años, cualquiera diría: pero si es un chico ¿eh?, el mismo Juan que en la Última Cena, recostó su cabeza sobre el pecho del Maestro, con todo el amor y los demás comentaron: miren cuánto se aman ¿mmm?, a cualquiera nos resultaría un poco extrañan esas palabras: ¿cómo dos hombres se aman?, ese amor está en otra dimensión mis queridos, no en la dimensión de nuestras malas intenciones o nuestros malos pensamientos, está en una dimensión distinta de lo que estamos pensando algunos, ojo ¿eh?, porque se nos puede escapar algo en nuestro pensamientos y nuestro corazón latir en forma indebida ¿eh?, cuidado, miren cuánto se aman, que maravilla. Y es el mismo Juan que después está al pie de la cruz junto con las mujeres, la Madre, María, la señorea de Cleofás, María Magdalena, otra María, Susana, bueno, varias más. Ustedes dirán: pero ¿cómo las mujeres ahí?, si las mujeres no podían tener una vida muy pública porque todos las despreciaban en la cultura de ese entonces, sin embargo Juan cuando escribe el Evangelio, porque en los otros no están ¿eh?, al pie de la cruz las mujeres, no, para nada, porque tienen miedo de que no lean el Evangelio porque están apoyando a las mujeres y en ese entonces las mujeres eran consideradas una menor, alguien que no tenía valor.

Bueno, entonces Juan estaba allí, fue cuando Jesús le dice: te dejó ahí a tu Madre, Madre, te dejo ahí a Mi hijo, diecisiete años tenía solamente y sin embargo ya Juan dentro de los grupos en los que se movía, le decían: hijo del tueno, ¿por qué?, no hace falta explicar mucho para saber que quiere decir hijo del trueno ¿no?, era tremendo en cuanto de lo que estaba convencido no lo hacía volver atrás nadie, nadie, absolutamente, eso no quiere decir que en algún momento no ha sido prudente porque sino en la crucifixión hubiera hecho otra cosa pero nadie lo hacía volver atrás de lo que él estaba convencido y se quedó al pie de la cruz con las mujeres, ojalá eso le trajera después persecuciones y por él, por el cuarto Evangelio conocemos que estuvo la Madre de Jesús allí, por los tres primeros: Mateo, Marcos y Lucas no dice nada ¿eh?, si no hubiera estado Juan, los otros dirían: pero qué Madre ¿no?, no estar junto al Hijo que murió, cualquiera diría ¿no?, pero Juan se encargó de que eso no pasara, porque no tenía compromisos con nadie, tenía compromiso con su conciencia y era un muchachito apenas ¿eh?, diecisiete años, aunque en aquél entonces, en aquél pueblo judío ya se era bastante grandecito a los diecisiete años ¿eh?, bueno.

Vuelvo a preguntarle a cada uno y me lo pregunto yo también: es cierto que las palabras de Jesús son tan tremendas como para decir, los Discípulos: Señor, es muy duro lo que nos estás pidiendo, ¿quién te puede seguir?, y ¿qué le había pedido el Señor?, que se amaran unos a otros como Él los había amado, y ¿cómo?, hasta la muerte, mirá que simple ¿eh?. Ahora, cuando se tiene sangre corriendo en las venas, cuando uno habla de amor, no es un amor así hasta cierto punto, es total, o qué pasa un padre con su hijo, una madre con su hijo el amor ¿no es total o es a media?, hasta aquí y después basta, que tengas suerte, que te vaya bien, noo, es todo, porque es el hijo, pero cuando aparecen otros seres en nuestra vida, nuestros hermanos, ¿cómo es nuestro amor?, así nomás, cualunque, es decir cualquier cosa ¿o es en serio?.

Pensémoslo, pensémoslo, porque aquí el Señor de la Misericordia, lo recordó tanto la Madre esta semana, Él quiere que llenemos la boca de los hambrientos, le demos pan a quien no tiene, le demos techo al que no puede refugiarse, que demos hospedaje al peregrino, al que viene caminando, pero si nosotros qué vamos a dar hospedaje si ni siquiera tratamos bien al que golpea la puerta para ofrecernos un trapo de piso, lo tratamos como la mona, digan que no, bueno.

Bueno, todas las obras de Misericordia son tantas: el consejo, la palabra, el hacer mío el problema del otro, siempre, no alguna vez: y sí, mirá, mientras vos seas bien conmigo, yo soy bien, noo, incluso cuando no seas bien conmigo, cuando me estés clavando el cuchillo por la espalda tengo que seguir amándote lo mismo, como Jesús refirió una vez ese ejemplo de la madre, venía el hijo a matarle, a clavarle el cuchillo, tropieza y se cae y la madre mientras se dormía le dice: hijo ¿te hiciste mal?, hasta en ese momento la madre fue madre.

Por eso, el Evangelio de hoy, por eso pedimos el Espíritu Santo para que nos auxiliara a poder entender con el corazón esto que el Señor nos dice ¿eh?, ¿es tanto amar a los demás como a uno mismo?, ¿es tanto pedir?, no, vos tenés palabras muy duras Señor, no te podemos seguir, ¿será que el egoísmo nuestro está muy enraizado en nuestro corazón, que nunca vemos los dramas, los problemas y las cositas de los demás?, ¿qué pasará con nosotros mis queridos?, porque sino el mundo sería de otra forma, las cosas tendrían otra solución y otra salida ¿mmm?.

Bueno, y vos decís: pero tampoco es posible todo, bueno, justamente esa es la fe, cuando parecen que las cosas no son posibles aparece, el miércoles escucharon aquí el testimonio de una señora que vino aquí, que no tenía no sé, fue a su casa, hizo pasteles para vender y en un momento entró a la cocina y vio que tenía la mesa llena de pasteles, ¿quién los reprodujo?, la fe que ella tenía, así de simple, ella había amasado para veinte pasteles, treinta, cuarenta, pero sin embargo tenía un montón, la fe de ella lo reprodujo.

En ustedes ¿son capaces de que vuestra fe reproduzca pasteles?, no, yo no les pido tanto, al menos que se sanen de la enfermedad que tienen, porque aquí no hay uno que esté bien ¿eh?, quien no le pasa una cosa le pasa otra, mirá tienen el dolor apilado en la cara, no se los digo por mal ¿eh?, se los digo porque lo siento dentro de mí el dolor que tienen todos apilados en la cara. No mis queridos, viviendo Jesús ahí triunfante ¿puede ser que nosotros no tengamos confianza?, no, pará, pará, entonces algo está fallando y Jesús muy disgustado porque Él quiere ser eficaz con nosotros, que su palabra haga raíces en nuestro corazón: amar a los demás como Él nos amó, es decir hasta la muerte, en todos los órdenes, en todos los aspectos.

Entonces y terminando ya le decimos al Señor con todo el fervor: que sane en nuestra alma de todas las cosas que no están bien, que el Señor llegue hasta nuestro corazón y lo haga, lo dulcifique, ¿para qué?, para dejarlo entrar, Él quiere entrar en nuestra vida para traernos la vida en abundancia, yo muchas veces en la sanación digo eso: abrí tu corazón porque el Señor quiere darte la vida en abundancia, y se los digo a todos ahora. No pongan peros, no se cierren en tonterías, es muy simple todo, abrir el corazón así, ser como una flor, como un chico que le gusta una chica que son ingenuos, preguntan cualquier cosita, así de simples, ¿no seres capaces nosotros de obrar simple y sencillos como los niños, las criaturitas?, esas mismas criaturitas que cuando van creciendo se meten en el mundo de los adultos y aprenden todas las porquerías nuestras pero cuando son pequeños tienen esa ingenuidad santa y maravillosa que tienen los niños, toda mi vida he estado entre niños, si lo sabré ¿mmm?.

Jesús de la Misericordia, mirá toda la gente que hay en este Templo, no alcanzan las paredes Señor para entrar a tu Casa, esto lo dijiste y todo se está cumpliendo y también dijiste vos Jesús y tu Mamá que todas las cosas que iban a pasar en este año serían realmente maravillosas, y ¿qué será lo maravilloso?, y el reinado del Señor, y ¿qué es el reinado del Señor?, el reinado del amor, y ¿qué es el reinado del amor?, que nos querramos che, en serio, no así nomás ¿eh?, bien en serio, descubramos en el rostro de nuestro hermano al Jesús doliente, al Jesús enfermo, al Jesús necesitado, al Jesús que está dolorido, al Jesús que tiene un cáncer, al Jesús que parecería que ya la vida no funciona más.

Señor, cuántas cosas podemos tener si estamos con vos Señor, pero nosotros no te amamos Señor porque nos das, te amamos porque sos vos Señor, nos creaste a tu imagen y semejanza, nos diste la vida, nos pusiste un nombre, nos amaste desde siempre y seguís amándonos para siempre, entonces ¿qué son, qué puede representar cualquier tipo de problema en nuestra vida?, ¿saben cuándo los problemas realmente son problemas?, cuando no tenemos fe suficiente, así de simple. El Señor es clarísimo, si el ser humano tuviera tanta fe ¿eh?, podría convertir en un instante hasta las piedras en oro, para decir algo, no porque el oro sea tan valioso, o el que tiene una enfermedad enseguida sanaría, pero ¿qué pasa?: y el médico me dijo, la vecina tuvo lo mismo y se murió, noo, eso es lo que el mundo da, pero ¿qué me das vos Señor?, a mí no me interesa que el médico me diga que yo me voy a morir, yo confío que vos me prometiste vida eterna, aquí y del otro lado, dejemos de joder ¿eh?, así de simple, y sí pero el médico dijo, entonces si tenés ese razonamiento ni empecemos a hablar, el médico dice todo lo que sabe y Dios lo bendiga y cada médico que aparece aquí yo le bendigo una y mil veces la mano por traer tanta gente a la vida y dar la vida, sí, aceptado, pero despacio, tienen limitado sus conocimientos ¿eh?; ustedes dirán: y sí, pero si yo estoy en una silla de ruedas, ¿qué puedo hacer?, pedile al Señor, hará de tu vida algo diferente, tal vez no sé si te levantás de la silla pero tu vida se va a transformar en otra cosa ¿eh?, es lo mismo lo que nos pasa con la cara, nos tocó una cara en el reparto, tenemos que aceptarla, no nos queda otra y en la vida nos va de una manera pero nosotros esa manera en que nos va podemos mejorarla, podemos hacerla preciosa.

Jesús, les repito, terminando, quiere ser eficaz en la vida de cada uno, servirnos quiere ¿eh?, servirnos ¿eh?, pero hace falta algo ¿no?, abrir el corazón y dejarlo que entre, y ¿cómo se hace?, y muy simple, siendo sencillo, humilde ¿eh?, sean mansos y humildes de corazón como lo soy Yo dice Jesús.

Que hermoso es tener un Padre, un amigo, un hermano como el Señor que está siempre allí dispuesto a tendernos la mano, no una vez, todo el tiempo, toda la vida y a través del tiempo y toda una eternidad con Él, que hermoso es vivir así, todo es diferente, ya los dolores se pasan, los problemas son una pavada, Señor porque yo sé que cuando me levante mi vida va a ser otra, yo sé que cuando salga del Templo mi vida va a ser otra o ya, en este momento, es otra, ya, en este momento, ya ¿mmm?, no podemos esperar mañana, el mes que viene, no, ya, pero para ese ya tiene que estar el Señor abriendo el corazón sino no funciona esto.

Acuérdense siempre, cuando tienen momentos difíciles piensen: Jesús quiere servir en nuestra vida, bueno Señor: mirá lo que me pasa ¿eh?, mirá, dame lo que me falta Señor, no quiero establecer un me das, te doy, te doy, me das, no Señor, yo te lo pido porque te amo y cuando uno ama a un amigo le pide y el amigo le da ¿verdad?, así el Señor quiere ser con nosotros, no se olviden de eso, si nadie se los dijo nunca, bueno pues bien, hoy lo decimos, con este Evangelio precioso que nos tocó vivir.

Que lindo es poder decir: tan cerca de mí…. Sí, está tan aquí que si hacemos un pequeño esfuerzo vamos a sentir el aliento de Él en nuestro rostro, lo mismo que la Madre que ya pasó, ya bendijo toda esta parte izquierda y le falta la derecha para bendecir a cada uno. Si nosotros realmente queremos vamos a sentir, repito, el aliento de Él en nuestra frente, en nuestra cara, vamos a sentir su mano sobre nuestro hombro, que lindo es sentir la mano en el hombro o en el rostro o donde sea, una mano que nos ame desinteresadamente como el Señor nos ama.
Tan cerca de mí….

Y si está aquí, presidiendo la asamblea, desde el comienzo, desde antes que yo llegara, le pedimos así, así derrochonamente ¿no?, con todo nuestro afecto le pedimos: sáname Señor con tu Espíritu…. (se dio vuelta la cinta)….

Sí Señor, esta es la llama de tu Espíritu simbolizada así y quiere entrar a mi corazón, a mi vida para traerme la vida en abundancia, ¿qué puede ser mi enfermedad?, ya nada, ya ni la debo tener, ya ni la debo tener Señor, porque vos la has borrado en mi vida, yo estoy convencido de eso Señor, yo estoy convenido Señor que la enfermedad que tengo ya la has borrado de mi vida, porque la llama de tu Espíritu ya ha entrado en mí para traerme la vida en abundancia, sos único Señor, sos todopoderoso, tu Misericordia no tiene límites, como dice tu Mamá: nadie sabe que la Misericordia de Mi Hijo no tiene límites, es infinita, dentro de esa Misericordia cabe todo, todo ¿qué?, toda nuestra vida, la vida de cada uno, todo cabe, ¿por qué la desaprovechan che?, ¿no les parece que todavía tienen tiempo? ¿mmm?, vamos.

Vamos a hacer la unción de los enfermos y después la bendición, en primer momento Carmen, colaboradora mía de toda la vida les va a dar la bendición, la unción de los enfermos, después Roque y después Miguel Ángel.

Fundación Jesús de la Misericordia y Corazón Inmaculado de María  |  Aprobada por Res. 139 A - Gob.de Córdoba – Sec. De Justicia – Dir.de Ins.de Pers.Jur.  |  Dirección: 9 de Julio 1162  |  Teléfono: 03537 – 431197 - 2553  |  Justiniano Posse – (Cba.)

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