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Oración del 19 de Abril de 2008

Entremos en este mundo ¿eh?, de la confianza con el Señor, eso de estar esperanzado siempre, no decir: sí, porque mi vida, ta, ta, no, no, no, el Señor está conmigo, entonces qué va a pasar mañana no sé, pero yo sé que Él me ama y yo también lo amo y sé que me va a sacar de todos los aprietos y de todos los problemas porque ¿quién más que Dios? ¿eh?.
Oración del 19 de Abril de 2008

Habla Artemio:


Buenas tardes.

Como todas las cosas empezamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Lo recibimos al Señor diciendo, 6: hoy perdóname…. Venimos a darle gracias al Señor, a alabarlo y pensando que Él está presente, lo menos que puede pasarnos es estar alegres, entonces se lo decimos: no puede estar triste el corazón que alaba a Cristo….

Como una forma de darle gracias al Señor, de alabarlo, vamos a escuchar algunos testimonios, sobre todo de una persona que está aquí…, que si no se presentaba el otro día yo no lo conocía más… (habla un señor: buenas tardes.
Bueno hace más o menos ocho meses vine por primera vez en el mes de Agosto donde el maestro Artemio, como yo le digo, me atendió en la vereda porque no podía bajar del auto, no podía hacer un paso y fue y me atendió y desde ese momento ahí junto a mi familia quiero decirle que yo en ese entonces estaba muy mal, pesaba 50 y algo de kilos y bueno al otro día me atendió el maestro y al otro día yo estaba sentado en la mesa almorzando junto a mi familia. Desde ese entonces vino una, una muy buena recuperación para mí, fue bastante rápida, en poquitos meses, apenas dos o tres meses se notó el cambio ya de 50 pesaba 70 kilos y ahora, bueno ahora ya me están pidiendo que baje un poco porque me pasé de lo que era normal, de 80 kilos, ya peso 85. Así que hace un mes más o menos que vine por segunda vez y fui invitado para dar este testimonio que hoy estoy diciendo al frente de todos ustedes. Y bueno, esto empieza hace dos años casi con una enfermedad muy mala, cáncer de pulmón, que me llevó un año el tratamiento y donde no había caso, no podía, no podía salir de ese, de ese estado malo, eran todos los meses una quimioterapia que me perjudicaba mucho, que en el año estaba a punto de morir y fue cuando por primera vez me trajeron a Justiniano Posse. Bueno, eso duró un año que fue hasta Agosto del año pasado y de ahí el día 08 de Agosto vino la recuperación, vine por primea vez a verlo al maestro y aquí estoy con muchas ganas de vivir porque tengo 63 años, me siento bien, así que, si todos ponemos..., no, no todavía no me dieron de alta pero estoy al final del tratamiento oncológico, estoy al final, estoy en la última quimioterapia del 17, estoy en la última, el pulmón según los estudios de dos años está correctamente bien, puede haber algún, como todas las cosas ¿cierto?, un problemita de bueno, pero todo sigue, se soluciona, todo se cura con la fe del Señor. Y ahora estoy aquí muy alegre, muy contento por verlo a todos ustedes orando, pidiéndole a la Virgen María y al Señor y al maestro. Con todo el cabello dijo Artemio porque no tenía nada, soy de Venado Tuerto, esta es mi familia, mi hija, mi nieta, sí, todo el cabello. El 08 de Agosto cuando vine por primera vez era mi cumpleaños, una coincidencia, y bueno, hacía sesenta días que yo no comía y que no tomaba líquido tampoco, o sea que estaba en un estado, no sé como se podría decir ¿no?, claro, mal, y al otro día cuando vine, ese 08 de Agosto que nos fuimos de acá, me fue comiendo una lata de pera, bueno, me fui comiendo una lata de pera, me dijeron qué es lo que quería en ese momento y yo dije: quiero comer peras al natural y me las compraron ahí en la vereda, me fui comiéndolas. Y al otro día, mi hija cuando me vio sentado en la cama, claro, no se podía creer, nadie lo podía creer, me dijo…, me dijo mi hija: papi ¡estás bien!, sí le digo. Era verme el 08 y verme el 09 claro, era otra cosa, era otra persona, dice: ¿y desayunaste?, no, todavía no, recién me despierto, dice: ¿y qué querés?, no sé, le digo, quiero comer, ¿y qué querés comer?, una comida común, un puchero, un estofado y mi hija me dijo: sí, ya te lo voy a hacer y se puso a cocinar y me hizo la comida que yo le pedí. Al otro día 09, yo estaba en la mesa comiendo después de sesenta días de no comer nada ni tomar nada, entonces y todos los días fueron así, fue el 09, fue todos los días, ya era casi una costumbre se hizo, yo me consideraba sano, podía tomar lo que quería o comer lo que quería y estar, cosa que hacía tiempo que no lo podía hacer, me había olvidado de todo eso, estaba totalmente extraviado y bueno, hoy estoy acá agradeciendo ante todos ustedes, así que espero que a todos ustedes le vaya de la misma manera o mejor)…,
¿vos querés dar testimonio?, ¿quién más quiere dar?, hay que darle gracias al Señor cuando uno recibió algún beneficio ¿eh?... (habla una señora: hola, yo soy de Río IV, pertenezco al grupo de oración desde hace varios años y el día de la madre del año pasado estuve en Misa en la Catedral de San Isidro, cuando terminó la Misa me gusta concurrir a la Santería que hay ahí al lado, estaba en obras la Catedral, entonces compré una imagen pequeñita del Jesús de la Misericordia pero no es igual que aquella, es distinta y compré un pequeño rosarito, me lo pusieron en una bolsita. Y a la noche cuando estaba sentada en el ómnibus, me había olvidado de la compra que había hecho, saco la bolsita y no soy de besar las estampas yo, jamás lo había hecho, entonces cuando le doy un beso a Jesús que estaba arrugado por el Rosario y la bolsita tan pequeña, estaba caliente su corazón y a partir de ese día, del día de la madre, todas las estampas que ustedes van a recibir están calientes, tienen el pecho de Jesús de la Misericordia y de la Madre caliente. Una remisera en Río IV que no es de la misma religión que nosotros, ella es cristiana también, a ella le quema en las manos cualquier estampa que yo le doy y mucha gente siente los latidos. Así que les pido que presten atención porque esas cosas solamente suceden aquí en Posse, me imagino, así que la estampa que ustedes vayan a recibir de la Madre y de Jesús tiene su corazón caliente) …, nos alegramos ¿no es cierto?, a ver como aplaudimos al Señor ¿eh?... (otra señora da su testimonio: bueno yo también quiero dar testimonio, algo hermoso que sentí del Señor lo que contaba yo también tuve cáncer, cáncer de mama y apenas hace un mes que terminé el tratamiento, pero de un principio el Señor me dijo que iba a sanar y confié, lo tomé, me tomé de la mano de Él y seguí todo el tratamiento con una seguridad y una confianza. Tuve una experiencia muy hermosa de sentirlo cerca, de poder invitarlo a estar conmigo, me tocó estar sola, mi marido trabajaba y con la quimio son un poco duras pero Él estuvo conmigo, Jesús, María, el Espíritu Santo, el día que me operé, esa habitación estaba tan iluminada, que venía la enfermera y me dice: no, nunca hubo tanta luz en este lugar dice, no sé por qué. Yo sí sabía, estaban ellos conmigo, por eso el amor es tan infinito el de Él, que nosotros por más que los amemos con todo nuestro corazón, nuestra alma no llega ni un cachito a lo que Él nos ama. Yo les pido que se hagan amigos de Jesús, yo me hice amiga de Él y lo invitaba a tomar mate, lo invitaba a dormir conmigo, lo invitaba a salir cuando tenía que ir a hacerme las quimio, que me acompañara, cuando estaba haciéndome los rayos había un aparato que yo le tenía miedo, no me daba no sé qué, entonces le decía: Señor, álzame en tus brazos, yo sé que soy un poquito pesada pero vos álzame y yo así veía que Él me llevaba y me tenía cuando yo estaba ahí haciéndome esos rayos y yo me quedaba en paz y sentía el calor y el amor de Él que me acompañaba. Por eso es tan grande, yo les pido que confíen, y sientan, sientan ese amor, el acercamiento que es tan maravilloso, Jesús nos ama con todo el corazón. Yo hace ocho años que vengo y el Señor me sanó de tiroides, me sanó de la columna y de cáncer, qué más le puedo pedir. Que el Señor los bendiga a todos)… ¿hay alguien que quiere decir algo?, bueno.

Necesitamos como dijeron lo que dieron sus testimonios siempre la presencia del Señor en nuestra vidas, es decir que ponga aceite en nuestra lámpara, es decir gracia en nuestra vida para poder seguir viviendo, esta vida difícil que a todos nos tocó ¿eh?, porque vivir no es fácil ¿mmm?, bueno, entonces le decimos al Señor con todas nuestras ganas, fuerzas, con nuestro fervor: pon aceite en mi lámpara Señor….

Ahora le pedimos al Espíritu Santo que llene nuestra vida, nuestra alma, nuestro entendimiento para poder entender con el corazón la palabra del Señor, a ver le decimos con todo nuestro fervor: ven, ven, ven, Espíritu Divino, ven, ven, ven, acércate a mí…. Hoy día 19 de Abril es San Expedito ¿eh?, supongan que todos son devotos de San Expedito ¿eh?, allí en uno de los estantes hay un San Expedito para que lo vean ¿eh?. Por la señal, de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. Del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. Hoy es el día internacional del indio y además conmemoramos los Santos Emma y León IX, el Evangelio de hoy es de San Juan capítulo 14 y los versículos son del 7 al 14, dice así: “si me conocen a Mí, conocen también al Padre. Desde ya, ustedes lo conocen y lo han visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos al Padre, y eso nos basta. Jesús respondió: hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces Felipe?. El que me ha visto a Mí, ha visto al Padre. ¿Cómo pues dicen: muéstrame al Padre?. ¿No creés que Yo estoy en el Padre y que el Padre está en Mí. Las palabras que les he dicho, no vienen de Mí, el Padre que está en Mí es el que hace sus obras. Créanme, Yo estoy en el Padre y el Padre está en Mí. Al menos créanlo por estas obras, ahora me toca irme al Padre. Pero les digo: el que cree en Mí hará las mismas cosas que Yo hago, y aún hará cosas mayores. Y lo que ustedes pidan en Mi nombre lo haré Yo para que el Padre sea glorificado en su Hijo. Y también si me piden algo en Mi nombre Yo lo haré”. Esta es palabra del Señor, te alabamos Señor y te damos gracias.

Bueno, vamos a explicar un poquito el Evangelio de hoy porque no se lo entiende tanto ¿no?, San Juan usa un lenguaje sumamente teológico, es decir, teo quiere decir Dios, logos, tratado, es decir pero no es muy entendible, no es como un cuentito, es decir me refiero a las comparaciones que hace Jesús, no, en esto directamente habla el Padre y entonces hace ver hasta que punto quien lo ve a Él ve también al Padre. Los cristianos católicos creemos firmemente en el dogma, es decir algo que sí o sí tenemos que creer porque es así de la Santísima Trinidad, ¿y qué es la Santísima Trinidad?, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, el Padre desde siempre, el Hijo desde siempre y el Espíritu Santo desde siempre, nada más que en un momento de la historia el Padre decide mandar a su Hijo al mundo, viene su Hijo al mundo y muere en una cruz, ¿para qué?, para darnos a nosotros la vida eterna. Ahora ¿y qué es el Espíritu Santo?, el Espíritu Santo también es Dios y es el amor que tienen el Padre y el Hijo.

Ahora, cuando Jesús dice en el Evangelio de hoy: quien me ve a Mí ve al Padre, y claro, cuando Felipe dice: muéstranos al Padre, me estás viendo a Mí le dice Felipe, estás viendo al Padre ¿eh?, porque si son personas distintas hay un solo Dios en el cual creemos. Ahora, pero hay palabras allí que son preciosas, las que dice Jesús, dice: Yo hice muchas cosas, muchas, pero ustedes pueden hacer muchas más todavía, ¿por qué?, vamos a ver esto, tiene una profundidad muy grande lo que dice Jesús en el Evangelio, eso de ver al Padre en Él, etc., es fácil de entender pero lo que no es tan fácil porque lleva a nuestra entrega es que Él nos dice: hagan estas cosas y van a hacer cosas más importantes que las que Yo hice.

Les dije ya en el Evangelio del domingo pasado que San Juan en la última parte de su Evangelio dice: estas son algunas cosas que hizo Jesús pero habría miles de hojas para llenar con sus Revelaciones, miles de hojas ¿eh?, bueno, hace muchos años ya en las Revelaciones porque Jesús viene todos los días de hace trece años en el mes de Marzo hizo, Él dice que todas esas hojas que habla San Juan, miles dice, es o tiene en cuenta los Mensajes que da en este lugar, la verdad es que ya son miles las hojas, si digo treinta mil es posible que me quede corto, hojas de Mensajes, donde explica cómo vivir en el Tercer Milenio, ante un mundo difícil y lleno de injusticias Él nos propone cómo vivir.

Ahora bien, hay otra expresión en el Evangelio de hoy que hay que tener en cuenta, dice: ustedes pueden hacer mucho más que lo que Yo hago, ¿a qué se refiere?, lo que nosotros vemos en Jesús y nos llama tanto la atención es por ejemplo el milagro de transformar el agua en vino en las Bodas de Caná de Galilea, la multiplicación de los panes, la resurrección de la hija de Jairo, la resurrección de Lázaro, pero Jesús dice ¿no?, en otro lugar del Evangelio también que eso es muy importante y allí se ve la Gloria de Dios en esos milagros que Él hizo pero el Señor deja este interrogante para que nosotros lo contestemos, si ustedes creen que es mucho resucitar a un muerto, y la verdad que es lo más que puede hacerse ¿verdad?, o darle la salud a un enfermo parecería que es lo más que puede hacerse, pero dice el Señor: hay cosas aún superiores que sanar a un enfermo o resucitar a un muerto, muy superiores, como es la conversión, es decir, alguien que tenia un rumbo en la vida de repente gira ciento ochenta grados y cambia el rumbo en su vida. Eso puede producirse por un milagro, puede producirse con el correr del tiempo pero puede producirse de un día para otro ¿mmm?.

Voy a explicar de nuevo porque en una de esas no me hice entender, Él dice: resucitar a Lázaro es grandioso, hacer los milagros que Yo hice también, pero hay cosas más grandes todavía, y yo les digo a ustedes: ¿qué cosas son más grandes a las que se refiere el Señor?, la conversión del hombre, alguien que no está en buen camino retoma el buen camino, alguien que hacía cosas no bien de repente se da cuenta, el darse cuenta ¿eh? que puede hacer otro tipo de cosas mejores de las que hacía, es por eso que una conversión hace que nuestra vida, si se produce la conversión: gire ciento ochenta grados, o digamos: noventa para empezar o cuarenta y cinco, que se yo, pero lo ideal es ciento ochenta grados ¿mmm?.

Es como de repente a ese ser en el cuál creíamos, Dios, dejó de ser algo que teníamos en la mente: sí, yo creo en Dios, rezo el Padre nuestro, muy bien, muy bien, pero hay mucha distancia entre creer en Dios y otra cosa es decirle a ese Dios: Papá, son cosas muy diferentes, porque uno lo hace la mente y el decir Papá o Padre lo hace el corazón ¿eh?, por eso habrá que pensar cuando rezamos el Padre nuestro si realmente lo rezamos con el corazón o repetimos como loros, estoy cansado de rezar dice alguno y el Señor no me escucha, pero ¿qué pasa?, cuando uno dice: Padre nuestro ¿lo siente realmente un Padre, un amigo, un hermano, un compañero, alguien que está siempre a nuestro lado?, hay una distancia enorme ¿eh? entre decir: sí, yo creo en Dios, soy católico, ta, ta, ta, viste que algunos quieren impresionarte: pertenezco al apostolado de la oración, pertenezco, todo, está muy bien, pero uno puede permanecer en montones de comisiones y organizaciones pero hay una distancia enorme entre ser católicos así y ser católico donde cada uno tiene una relación con Dios de Padre a hijo y de hijo a Padre ¿eh?, hay un abismo entre una cosa y la otra. En el primer caso la mayoría somos así tal vez, y sí, yo creo, claro, veo tantas maravillas como no voy a creer, pero despacio, ¿cuándo empieza la verdadera conversión?, cuando yo empiezo a sentir que mi corazón late por ese ser, pensar: soy tu hijo, me creaste a tu imagen y semejanza, me hiciste, me llamaste por mi nombre, me hiciste como un Dios chiquitito, parecido a vos, sos mi Papá, mi amigo, mi hermano, sos el que me creó, el que me alimenta y me sustenta todos los días.

Entonces, por eso dice Jesús: hay cosas más grandes que resucitar un muerto o darle la salud a un enfermo, nosotros viendo por ejemplo lo que nos contaba don Zapata hoy, porque cuando don Zapata vino aquí, yo me acuerdo haberlo visto y le dije al señor remisero: no traiga a la gente así que se te va a morir por el camino, estaba mal realmente, estaba más del otro lado que de este José ¿no?, esta más del otro lado y no se bajó del coche porque no se podía bajar si lo llevaron a upa al coche ¿no es cierto?, le digo: no traigás la gente así, porque se te muere por el camino y vas a tener un problema serio ¿no?, así estaba ¿no? José, bueno. Entonces, si el recuperarse de una enfermedad nosotros lo aplaudimos porque es obra del Señor, maravilloso, pero tendríamos que aplaudir también ante el testimonio de alguna persona que diga: yo creía en un Dios, sí, omnipotente, un Dios Misericordioso, pero cuánto me gustaría que alguien me dijera: mirá, a ese Dios en el cual creía no me alcanzaba para nada pero ahora a ese Dios le digo Papá y está en mi corazón, hay un abismo entre una cosa y la otra, ya sé que es enorme, que un enfermo recupere la salud, ya sé que es enorme que un muerto resucite, aquí en la Capilla pasó también, alguien que estuvo cuántos minutos muertos, hay algunos presentes aquí que lo vieron, bueno, eso es grandioso, pero más grandioso aún es cuando alguien en lo más profundo de su corazón ¿verdad?, deja de pensar en Dios: si, yo pertenezco, no, no, no, Papá ¿qué querés de mí?, ¿qué puedo hacer por vos?, hacé que vea Papá porque no veo yo, tengo la cabeza cerrada, no veo.

Cuando de repente uno ya no es más orgulloso, ni soberbio, ni pedante ni puente roto, que los demás pueden hablar con nosotros porque para hablar con algunos hay que atarlos para hablarles viste, en algunas oficinas sobre todo viste, se creen dioses algunas personas ¿no?, bueno, cuando uno se despojó de todas esas porquerías: egoísmo, bronca y todas las cosas que puede pasarnos ¿eh?, y dice: yo creo que encontré a mi Papá, eso es mucho más que la resurrección de un muerto, eso es lo que dice el Evangelio de hoy, así de simple, así de grandioso y terrible.

La conversión de un ser humano cuando dejar de ir por un camino y deja otro, es más que la resurrección de un muerto, porque gira su corazón ciento ochenta grados ¿eh? y entonces si nosotros estuviéramos en los pastores, en los sacerdotes y en todos de nosotros, cada uno de nosotros, ese amor así por Dios entonces el mundo sería otra cosa porque detrás de cada palabra que decimos, cada sonrisa que hacemos, cada vez que ponemos la mano en el hombro de alguien hay un tremendo amor porque en Él estoy viendo sí al enfermo o a la persona dolida por algo pero también lo estoy viendo a Jesús ahí doliente que me está pidiendo: sáname, y el otro: dame un techo, dame un trabajo, es el Jesús doliente que pide un trabajo, un techo, que vistan su cuerpo desnudo, que lo alojen en su casa cuando viene a una hora difícil en la noche ¿eh?. Nos alegramos y aplaudimos lo que llamamos milagros y sigamos aplaudiéndolo porque es gracia del Señor y milagro del Señor que hace todo eso, muy bien, pero, pero, pensemos, cuándo mi corazón va a poder decir a ese ser en el cual creo, sí, Papá, y más aún: Papá, ¿qué queres que haga por vos?. Entonces, todo se transforma, ¿por qué?, porque en el enfermo, en el doliente, como dije recién: en los que no tienen techo, en los que no tienen pan, uno ve en ellos el rostro de Jesús.

Haciendo caso de ese mandamiento que Él nos dio casi antes de la muerte: les doy un mandamiento nuevo, que se amen unos a otros como Yo los he amado ¿eh? ¿verdad?, el máximo mandamiento no es sanen los enfermos sino ámense unos a otros como Yo los amé, y Él ¿cómo los amó?, hasta la muerte. Por eso, ser cristiano no es tan fácil, todos pensamos: y sí, yo estoy en paz, tengo alegría, ya está, ya está, tengo todo, nooo, es el comienzo tal vez de un camino que tenemos que empezar ¿verdad?, si estoy bien pues tendré que hacer algo, porque en cada persona que me rodea tengo que ver el rostro del Señor sino yo no estoy todavía dentro de lo que debe ser el amor al Señor. En la hora más profunda de nuestra noche, está bien que recemos mucho, recitemos todo lo que quieran pero allá en ese dormirse diciendo: Padre, gracias porque tengo vida, gracias porque puedo caminar, puedo ver, puedo esto, puedo lo otro y si no puedo caminar gracias también Señor porque vos vas sabrás sacar provecho también de esto ¿eh?, gracias Señor por mi familia, por mis hijos, porque tienen salud ¿eh?, y mañana te hablaré de nuevo Padre, te diré qué me pasa mañana, no sé en este momento, mañana es tuyo, ya veremos qué te voy a decir mañana, no sé, ahora te digo Padre, Papá, te doy gracias che, vamos, hiciste tanto por mí, estás haciendo tanto, tengo tantas cosas para agradecerte Padre ¿eh?, me lo diste todo.

Ya sé, la vida es dura, hay que luchar continuamente, pero el Señor no nos prometió otra cosa, todos tenemos que ganar el pan con el sudor de la frente, tenemos que parir los hijos con dolor ¿mmm? y resistir a las enfermedades para sanarlas y seguir viviendo ¿eh?, pero cuidado, cuidado que se nos está escapando todo porque muchos dicen: sí, yo rezo, cuánto que rezo, Rosarios enteros, está bien, recen Rosarios, todos los que ustedes quieran, está muy bien, pero el problema va por otro lado, el problema está cuando digo: Padre nuestro que estás en los Cielos y sigo, estoy hablándole a mi Papá.

Y yo con las palabras del comienzo: ¿está el Señor en mi mente o está en mi corazón?, es decir, al decir corazón me refiero a los afectos y las emociones ¿mmm?, como Juan María Vianney que se quedaba cerca del Sagrario… (se escucha ladrar a los perros)…, ¿y qué hace usted Padre ahí en el Sagrario?... (se sigue escuchando el ladrido de los parros)…, bueno, todo pasa y eso también, invasión de territorio, bueno. Le preguntan al Padre: Padre, ¿qué hace usted allí en el Sagrario?, y estoy aquí, yo lo miro, Él me mira, nos amamos y mi vida es esta, amar al Padre y sentir como Él me ama a mí, el Santo Cura de Ars comía papas hervidas nada más, que a veces las cocinaba y estaban llena de moho y sin embargo las comía así, estaba tan delgado que era transparente ¿verdad?, pero Él era aquél hombre que decía: yo… (se dio vuelta la cinta)… .

Ahora ya, de tener la fe de persona adulta como quiere Jesús, nosotros tenemos la fe de bebés de pecho, así cuatro macanitas y listo, el intercambio de una oración por un dolor de rodilla o un dolor de cabeza, no, así no, es como ir a comprar al kiosco un paquete de yerba, la relación con el Señor tiene que ser otra, completamente, hola que tal, esto, ta, ta, ta, noo, Padre ¿eh?, Padre, ¿qué tengo que hacer por vos?, ¿qué te gustaría que hiciera Padre por vos?, teniendo en cuenta que tengo una familia, tengo hijos, tengo cincuenta cosas en medio, pero con todo esto que tengo Padre ¿qué puedo hacer por vos?, ¿qué puedo hacer Padre? ¿mmm?.

Entonces, en este día y todos los días a que alcance nuestra vida pensar en el Evangelio de hoy, es muy importante sanarse, es un milagro, es muy importante resucitar, es lo más terrible que puede pasar que un muerto resucite ¿mmm?, pero hay algo más grande todavía dice el Señor, la conversión, es decir el ser humano que no tenía una relación con Dios y de repente empieza a tenerla, pero la verdadera relación ¿eh?, Padre ¿qué querés que haga por vos?, vos sabés cómo estoy ¿mmm?. Yo veo por ejemplo cuando pasa la gente me muestra, me señalan en la foto, este es el padre, esta es la nieta, del hijo de mi hermano, de mi cuñada y de…, no, no hace falta, aquí está la foto, deles la bendición, basta, el Señor lo sabe todo che, no lo crean que es un ignorante que se olvidó de las cosas, Él sabe todo ¿eh?, entonces hoy tal vez, por primera vez, tal vez por primera vez, no sé, tal vez sí, tal vez no, por primera vez vamos a tratar de decirle al Señor, a hablarle de otra forma.

Me pongo en el lugar de cada uno y entonces le digo: Papá, me parece que la primera vez que te voy a dirigir la palabra de esta forma, no voy a recitar de memoria una oración, voy a tratar de entender por qué te estoy diciendo Padre ¿mmm?, en eso Señor está mi vida, mis cosas, mis necesidades, todo lo que es mío, no hace falta que yo te lo diga, vos ves mi familia, mis hijos, mis nietos, mis hermanos, mis padres, vos lo ves a todos Señor, yo si te pido está bien pero si no te pido es lo mismo, porque vos sabés las necesidades que tiene cada uno, a veces por supuesto al Señor le gusta que uno le diga, piensen en el ciego de Jericó cuando sabiendo Jesús que era ciego le dice: ¿qué necesitás?, que vea Señor, bueno ve ¿eh?, Él sabía que no veía el ciego pero le pregunta: ¿qué necesitás?.

Ahora, entonces que esta venida al Santuario de la Madre y del Señor de la Misericordia les de una visión más amplia de todas las cosas, basta ya de repetir oraciones de memorias y pensando en cualquier cosa, está bien decir muchas oraciones, recen cien Rosarios por días, está bien, pero de otra manera ¿mmm?, cuando dicen: Padre nuestro que salga del corazón y no de la mente ¿mmm?, pensando lo que dice el Evangelio de hoy: que es mucho más la conversión que un hombre que resucita, nosotros aplaudimos los milagros que el Señor hace aquí pero también tendríamos que aplaudir aquellos que podrían decir: encontré al Señor, mi vida es diferente, tengo la alegría de sentirlo dentro de mí.
Yo no digo que no pase, pasará en muchos pero nadie da el testimonio de una conversión, nos quedamos con las cosas más chicas ¿eh?, ya sé que es grande sanarse de un cáncer, mirá si no será grande, claro que sí, ya sé que es enorme resucitar, pero claro, pero el Señor dice: más todavía es grande cuando alguien se pone a mi servicio y con toda su alma me dice: Señor ¿que querés que haga?, Padre ¿que puedo hacer?, yo tengo mi familia, mis cosas, todo, todo bien, bien empaquetadito, todos están muy bien pero ¿estoy solo en el mundo?, ¿no hay nadie más?, ¿no hay gente que sufre todo tipo de cosas?, ¿no hay personas de las más diversas y las más extrañas sufriendo horrores o muriendo con una injusticia tremenda o siendo simplemente un aborto?, que son millones y millones en el mundo, solamente en la Argentina superan los tres millones al año los abortos, es un hijo de ustedes carajo, que se fue por el resumidero che, ¿y eso, no tiene valor?, ¿no es una vida?, ¿y?, se fue, y sí, era de dos meses nomás, era un mes nomás, que se yo, ¿cómo que era de un mes nomás?, un instante, cuando todavía no se higienizaron después de hacer lo que hicieron ya es una persona y dejemos de joder, es una persona, entonces, y sí, pero tenía dos meses nomás, y si un mes tenía, tres meses, cuatro, ¿cómo?.

Entonces, más allá de nuestra realidad hay una realidad tremenda que hay que tener en cuenta, no podemos vivir de cualquier forma ¿eh?, a eso llama el Señor conversión, cuando empezamos a tomar conciencia de que un hijo es un hijo y no tengo por qué mandarlo por el inodoro o por el resumidero ¿eh?, cuando tengo que tomar conciencia que el hombre de la otra cuadra está solo y también necesita compañía ¿eh?.

Por eso, entremos en un mundo mejor, más lindo, lleno de luz, como decía recién Susana, un mundo lleno de luz, ese mundo lleno de luz lo da cuando uno está en una relación muy estrecha con el Padre, porque cada día uno puede acercarse más, más y más y más, así como un padre con un hijo o con la madre cada día está más, más, más cerca, así nos pasa con el Señor también ¿eh?.

Padre, en esta hora más serena de la noche, cuando ya todos duermen, me estoy poniendo en el lugar de cada uno, cuando ya todos duermen, yo todavía tengo un pequeño momentito para decir: gracias Papá por todo lo que me diste, te pido por todos, aunque no haría falta porque si yo te amo señor vos vas a amar las cosas que yo amo, tengo necesidad de decírtelo, si vos me amás Señor, si soy tu hijo vas a saber que el cáncer me está comiendo las entrañas y me vas a sanar, más allá de lo que pueda decir el médico, Juan de los palotes, yo sé que me vas a sanar ¿mmm?, ¿de qué otra forma don José podría haber logrado el milagro que logró en un momento?, fue con la confianza total y completa ¿mmm?, estaba más chau que hola ¿no?, pero en un instante él dijo: sí y llegó a su casa y estaba sano ¿eh?, estaba sano.

Entremos en este mundo ¿eh?, de la confianza con el Señor, eso de estar esperanzado siempre, no decir: sí, porque mi vida, ta, ta, no, no, no, el Señor está conmigo, entonces qué va a pasar mañana no sé, pero yo sé que Él me ama y yo también lo amo y sé que me va a sacar de todos los aprietos y de todos los problemas porque ¿quién más que Dios? ¿eh?.

Señor, no solamente te pido por cada uno de nosotros sino por todos aquellos que dicen trasmitir tu palabra para que realmente se conviertan Señor, desde el más simple de los pastores y sacerdotes hasta el mismísimo Papa que se conviertan Señor, decía San Francisco: la conversión dura toda la vida hasta el momento de la muerte, siempre uno puede convertirse más, más, más y cada día uno puede estar más cerca del Señor.

Hagámoslo ¿eh?, ese Señor que aquí está siempre y ahora estuvo presidiendo toda la asamblea ahí al frente como Jesús Triunfante, mientras la Madre hoy empezó por la derecha a dar la bendición para seguir con la izquierda, distinto a como hace siempre, ese ser que está tan cerca de nosotros que hasta sentimos su respiración en nuestro rostro, o cuando mueve un brazo y sentimos ese vientito fresco o el calor que sale de su cuerpo, así está cerca de nosotros el Señor, yo confío en que este día será decisivo en la vida de todos ustedes porque van a decir por primera vez, en serio, con el corazón: Padre nuestro.

El Señor está así, tan cerquita de nosotros, tan dentro de nosotros que no podemos que manifestárselo todos juntos así: tan cerca de mí…. A ver en serio: tan cerca de mí….

Claro que está aquí, por supuesto, está paseando entre nosotros por eso nos vamos a interesar por nuestra vida, nuestra salud, nuestras cosas y sin ningún problema le vamos a decir: sáname Señor con tu Espíritu….

Cada uno piensa en lo que le pasa, lo que le duele, la enfermedad que tiene, todas las cosas para presentárselas al Señor ¿eh?, cada uno piensa en todo, pónganse en manos del Señor ¿eh?, Papá escúchame díganle: sáname Señor con tu Espíritu….

Sí Señor, que el fuego de tu Espíritu Santo nos inunde, llene nuestro corazón, nuestra vida, corra por nuestras venas llevando la sanación a cada una de las partes enfermas que tenemos y a nuestro espíritu enfermo también para tener la conversión Señor porque hoy quiero empezar a llamarte Papá, quiero decirte Papá con toda la fuerza de mi corazón Señor para empezar una vida diferente, más grande, más hermosa, sí Señor, yo quiero llamarte Papá y Papá te digo: sáname de todo lo que me pasa, yo sé que vos tenés tus tiempos Señor y los tiempos tuyos no son nuestros tiempos pero estando en tus manos yo me quedo en paz porque sé que estoy en las manos de Dios y en consecuencia todo lo mejor va a pasar hoy y siempre, que hermoso es pensar: estoy en el corazón del Señor o estoy en el hueco de su puño protegido y amparado en todo y para todo.

Que maravilla es pensar lo que Él nos ama y también todo lo que le amamos o podemos amarle nosotros ¿eh?. Estemos como estemos, hagamos lo que hagamos, vivamos como vivamos, nadie piense en culpa ni en cosas malas que hizo, el Señor ya lo perdonó, incluso antes de que ustedes las hicieran, ya el Señor lo perdonó, entonces confiemos en Él hoy y siempre.

Fundación Jesús de la Misericordia y Corazón Inmaculado de María  |  Aprobada por Res. 139 A - Gob.de Córdoba – Sec. De Justicia – Dir.de Ins.de Pers.Jur.  |  Dirección: 9 de Julio 1162  |  Teléfono: 03537 – 431197 - 2553  |  Justiniano Posse – (Cba.)

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