• CAPILLA ABIERTA TODOS LOS DÍAS

Oración del 09 de Abril de 2008

Por eso les dije recién de lo que era la esperanza, es esperar lo que todavía no tenemos entre manos pero es estar confiado en el amor del Señor que lo que no tenemos va a venir, necesariamente.
Oración del 09 de Abril de 2008

Habla Artemio:

Buenas tardes.

Como todas las empezamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Le decimos al Señor: hoy perdóname…. Si venimos a darle gracias al Señor no podemos estar tristes ¿no es cierto?, por eso le decimos: no puede estar triste el corazón que alaba a Cristo…. De nuevo: no puede estar triste el corazón que alaba a Cristo…. Ahora le pedimos al Señor que envíe su gracia para que nuestra lámpara, es decir nuestra vida esté siempre llena de posibilidades para seguir avanzando, con fervor digamos: pon aceite en mi lámpara Señor….

Antes de leer el Evangelio vamos a escuchar a alguien que quería dar testimonio ¿alguno quería dar testimonio?... (habla una señora: quería dar el testimonio porque vine el domingo muy cargada, tengo mis espaldas bien pero veía esta platea acá que nos queríamos subir uno arriba de otro de tanta cantidad de gente que había, muchísima, y yo y mi esposo estamos sin trabajo, mi marido está operado de la columna, hace siete meses pero antenoche vi una visión tan linda, tan linda que Jesús y María me consagraron tan hermoso, tan hermoso. Yo el domingo estaba sentada ahí con mis compañeros que vinieron y eso lo veía patente, a la par mía estaba, a la par mía estaba. Y bueno, yo vendo pastelitos, empanadas, todas esas cosas, así que ayer mi mesa estaba multiplicada esas cosas y tengo para vender y bueno y ofrezco y yo sé que Jesús y María me van a seguir ayudándome, no me van a soltar de la mano. Por eso hoy vine a agradecer, el colectivo venía pero no sabía si me iba a ir pero ya tengo quien me lleve. Gracias a Dios, gracias) …, ya son varias las personas que dice que se le multiplican los alimentos ¿no?, como para tener miedo de quedarnos con hambre en el mundo ¿eh?, cuando uno está cerca del Señor… (otra señora: buenas tardes, bueno yo cuando vine por primera vez aquí tenía las dos manos quemadas, tenían que hacerme algunos injertos en la mano derecha, me había quemado con nafta, se me habían envuelto con nafta las dos manos. Betty, me dijo: cuando llegues allá poné las manos en el agua, a mí me dio no sé qué colocarlas allá, dije: ay no, porque a lo mejor viene alguien, infecto a alguien, pensé yo. Las coloqué afuera, en la fuente de afuera y dije: que la Virgen y el Señor me protejan de aquí. Al otro día, yo me saqué todas las vendas y al otro día se me secaron, no me puse más una crema, una venda, nada, tengo de testigo acá mi madre que puede decir que así fue. Yo le agradezco a la Virgen, al Señor y les recomiendo a todos que tengan fe, fe para poderse curar porque sin fe no vamos a ningún lado. Muchas gracias)… (otra señora cuenta su testimonio: bueno yo soy de Bell Ville, me llamo Graciela, vine el año pasado, en Mayo con mi sobrina, hacía cuatro años que estaba casada y no podía quedar embarazada, le hicieron estudios, tenía las trompas tapadas. Ya con todo listo para la cirugía, yo le traje una foto de ella, después la traje a ella y bueno el viernes 04 al medio día nació esta preciosura. Gracias a Jesús y María lo tenemos hoy en la familia) … bueno, muy bien.

Tengan en cuenta que la Madre a todas las mujeres que vienen en esas condiciones parecería que tiene un gusto especial en darle lo antes posible un niño o más niños ¿no?, que hermoso, bueno.

Vamos a leer ahora el Evangelio del día, para eso pedimos la presencia del Espíritu Santo, diciéndole simplemente: ven, ven, ven, Espíritu Divino, ven, ven, ven, acércate a mí…. Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. Del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. Miércoles 09 de Abril, el Evangelio de San Juan, 6, 35-40: “Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida, el que viene a Mí nunca tendrá hambre, el que cree en Mí nunca tendrá sed. Sin embargo, como ya lo he dicho, ustedes se niegan a creer, aún después de haber visto. Todo lo que el Padre me ha dado vendrá a Mí, y Yo no lo rechazaré al que venga a Mí, porque Yo he bajado del Cielo no para hacer Mi propia voluntad sino la voluntad del que me ha enviado. Y la voluntad del que me ha enviado es que Yo no pierda nada de lo que Él me ha dado, sino que lo resucite todo en el último día. La voluntad de Mi Padre es que toda persona que vea al Hijo y cree en Él tenga vida eterna y Yo lo resucitaré en el último día” .
Esta es palabra del Señor ¿eh?, te alabamos Señor y te damos gracias.

Días atrás tuvimos un Evangelio parecido sobre lo que el Señor viene a hacer: Yo soy el pan bajado del Cielo, Yo soy el pan de vida. El otro día les comenté a algunos que estaban aquí, hace unos cuántos días ya cuando había un Evangelio parecido ¿mmm?, que un día yo no pude ir a Misa y no pude comulgar entonces salí al patio y en un momento determinado siento un golpecito en la espalda, miro hacia el costado había un trocito de pan y una voz que decía: Yo soy el pan bajado del Cielo, alguien lo vio también así que tengo testigos, no es invento mío ¿eh?, bueno.

El que come de Mi cuerpo ya nunca tendrá hambre y el que bebe de mi sangre ya no tendrá más sed. El Evangelio de hoy es precioso en cuánto a que nos llena a todos de una gran esperanza, una cosa es esperar y otra cosa es tener esperanza, todos esperamos algo porque sabemos que se va a dar pero tener esperanza es diferente, porque la esperanza es un salto al vacío, es decir no tengo nada de donde tomarme pero sin embargo creo que va a pasar ¿mmm?.

Entonces, el Evangelio de hoy justamente vuelve a hacer en nosotros a renacer la esperanza ¿mmm?, esperar lo que todavía no es, ahora y ¿qué?, bueno, hay una compensación natural en todas las cosas que nosotros hagamos, si en nosotros hay buena voluntad, buenos deseos, deseos nobles las cosas se van a dar necesariamente y si a esa consecuencia natural de la confianza agregamos ¿verdad?, que Dios nos promete que estando con nosotros ya nada malo nos puede pasar, que Él tiene sus tiempos pero que tarde o temprano, puede ser hoy o mañana o no sé cuándo, pero va a ocurrir ¿eh?, eso es la esperanza, esperar lo que todavía no está, todavía no es.

Ahora, pero va más lejos el Evangelio de hoy cuando dice: Mi Papá me envió para que todo lo que me confió nada se pierda, todo se salve. Días atrás hablamos también de algo semejante cuando el Evangelio de San Juan también dice esto, con otras palabras pero lo dice ¿mmm?. Es decir, la mayoría de nosotros a lo mejor fue formado en la idea del castigo, de la culpa, de las cosas que tal vez hicimos y no eran tan buenas y esperábamos, que se yo, si bien no cosas malas pero tampoco cosas buenas porque nos sentíamos con culpa, mientras que en la visión de Dios uno tiene que pensar que todo lo que hay sobre la Tierra tiene la asistencia del Señor para salvarlo, no me refiero solamente a los hombres sino también a las plantas y los animales y la mismísima tierra. Esta mañana a las 06:15 vino la Madre, porque viene todos los días, lo mismo que Jesús, pero la Madre quiso grabar esta mañana los Mensajes, habló como más de media hora y justamente hacía ella ver que la Misericordia del Hijo, porque acuérdense que aquí viene la Virgen como Mensajera del Espíritu Santo para que entendamos, podamos entender la Misericordia de Jesús ¿eh?, porque Él viene como Señor de la Misericordia.

Entonces, no se cansaba de repetir la Madre: alaben al Señor porque es bueno, alábenlo porque es grande, infinita y eterna su Misericordia, no tengan miedo, Mi Hijo les prometió que todos se salvarán, todo; ustedes dirán: pero entonces creíamos algo que no era, es muy simple, cuando uno al morir no tiene todo lo que debería tener, es decir ese estado de gracia que necesitamos para ver a Dios quedamos en la oscuridad un tiempo y después veremos al Señor, ¿todos?, todos, entonces el infierno ¿qué?, Jesús desde hace trece años que viene todos los días aquí nunca habló del infierno. Además ustedes dirán: pero en el Credo nosotros hablamos del infierno: descendió a los infiernos decimos ¿no es cierto?, ahí se dan cuenta claramente que Jesús no puede ir al infierno, de acuerdo a los textos bíblicos de hace dos mil años ¿no?, infierno para ellos significaba: lo que está debajo, es decir la tierra, lo que está oscuro ¿eh?, Jesús es enterrado y resucita, ese es el concepto de infierno que hay en la Sagrada Escritura, si no me lo creen a mí consulten con alguna persona muy sabia y les va a decir lo mismo ¿mmm?.

Jesús nunca en trece años habló del infierno, aunque puede ocurrir esto, que algunas personas viviendo en la Tierra ya padecen un infierno, porque hay tantos que viven tan mal, sin comida, con hambre de pan y hambre de amor, hay muchos que viven un infierno pero acá en la Tierra ¿eh?, aquí en la Tierra, no del otro lado. Ustedes creen por ventura que un Dios de Misericordia que todo es amor ¿podría condenarnos?, ¿quién se le ocurre pensar que el Señpr podría condenarnos para siempre?, si Jesús parte de la base de que nadie es malo, el que obra mal es por indiferencia, por ignorancia, por tozudez, por egoísmo, por soberbia pero malo no hay nadie ¿mmm?, es decir, estamos enfermos algunos, enfermos de egoísmo, de soberbia y de tantas cosas por el estilo pero malos no hay; ustedes dirán: pero un depravado que hace violaciones y que se yo y tiene cadena perpetua y que se yo, bueno, tenemos que aceptar porque así lo quiere el Señor que Él murió en la cruz tanto por nosotros, por cada uno de nosotros como por esos que están toda una vida en la cárcel purgando sus delitos, porque hay que hacer una diferencia grande entre la persona y los defectos que tiene, una cosa es la persona, creada a imagen y semejanza de Dios, otra cosa es la macanita que pudo haberse mandado o el macanazo ¿eh?, pero una cosa es la persona, Jesús murió por todas las personas, no por algunas nada más ¿eh?.

Por eso, a veces yo le pregunto a la gente: ¿sentarían a la mesa personas de distinta razas, de distintas religiones, de distintas formas de pensar?, y algunos dicen sí, hay que pensar eso también, pero la mayoría cree que no lo podría sentar a la mesa, podrían sentar a la mesa un tuberculoso que a lo mejor los contagia o a un sidoso que a lo mejor los contagia, ¿podría?, sin embargo Jesús murió por todos en la cruz y el Evangelio de hoy lo dice: Mi Papá me envió, el Padre me envió para que todo se salve y nada se pierda, ¿escucharon bien?, todo se salve y nada se pierda.

Por eso les dije recién de lo que era la esperanza, es esperar lo que todavía no tenemos entre manos pero es estar confiado en el amor del Señor que lo que no tenemos va a venir, necesariamente. Él nos creó para darnos todo, si a veces no lo tenemos es porque algo está pasando en nosotros, alguien por ejemplo dice: yo quiero sanarme de esto, por qué no me sano, por qué demoro en sanarme, por qué pasa tiempo para sanarme, Jesús es claro: quien cree totalmente en Mí, dice a esto: movete de aquí a aquí y eso se moverá, sea una montaña y hasta el mismísimo sol, o ustedes ignoran que todos los días a las 12:00 la Madre prometió que el sol se iba a mover y si uno lo mira con los anteojos que se usan para soldar uno ve que durante un momento el sol juega en su lugar, no solamente lo he visto yo, también lo han visto personas que están en los lugares donde estudian el cielo y miran todos los movimientos.

Por eso, recién oíamos esta señora que hablaba de la multiplicación de las cosas, a muchas personas, a mí también se nos multiplican las cosas, cuando uno confía que el Señor puede hacerlo ¿eh?, cuando uno confía en que Él puede hacerlo, y ¿cómo tiene que ser esa confianza?, vieron la confianza que tiene un niño para creer en sus padres o el amor que le siente a su mamá y a su papá, ese estado de pureza tan grande que el ser humano tiene cuando niño, sin contaminación de ninguna clase, bueno, ese es el amor que tenemos que tener al Señor, para que todo aquello que le pidamos Él lo conceda, ¿o acaso no dice: pidan y les daré, rueguen y los atenderé? ¿eh?, porque alguno dirá: sí pero yo no conozco, no sé, por supuesto que si conocemos al Señor lo vamos a amar más pero tengamos en cuenta también que Jesús dice en el Evangelio: que Él cosecha donde no siembra y recoge donde no puso, así que nadie tiene por qué tener temor.

Mi Padre me envió para que nada se pierda y todo se salve y aquél que tiene fe como dijo la señora recién, hasta los milagros más tremendos los puede ver, de un momento para otro, es cuestión de creer, es cuestión de creer. Las cosas del mundo se razonan, las cosas del Señor se creen, o uno cree o no, por ahí en el Evangelio de hoy hace referencia también al que cree y al que no, alguno por su condición social, porque tiene mucho dinero o porque han amontonado títulos y otras cosas a veces son reacios en creer en el Señor, muy reacios, hasta que alguien los toca y todo cambia.

Ustedes dirán: por qué dejo a ese animal tomar agua en la fuente, porque ese animal así como lo ven, que tiene más de diez años, cuando yo le limpio las heridas a Jesús de los pies él le pasa la lengua, por eso tiene ciertos derechos que él adquirió, ¿qué voy a temer de la lengua de él si él lame las heridas del Señor?, ustedes saben que la saliva del perro siempre sana, bueno, entonces se da esos lujos él de venir aquí y tomar en la fuente, bueno, eso hace muchos años ya, incluso está por internet si lo han visto eso ¿eh?, bueno.

Entonces, pensemos en lo que dice el Evangelio de hoy, que es preciosísimo y yo no lo había leído todavía hoy al Evangelio y lo asocio con las palabras de la Madre esta mañana, toda era dulzura esta mañana, ¿por qué?, porque hablaba de la Misericordia, hablaba de que su Hijo a nadie le iba a fallar en lo que le prometía, a nadie ¿eh?. Se refería a que su Hijo escucha el clamor de todos, porque es fácil en un lugar donde hay abundancia ¿verdad?, bueno parecería que se tiene un concepto distinto de las cosas pero adonde falta todo y a pesar de eso se sigue creyendo entonces todo se vuelve diferente ¿eh?.

Mi Papá me envió para que nada se pierda y todo se salve, un hermoso mensaje para llevar a nuestro corazón y acariciarlo como se acaricia una joya, una piedra preciosa ¿eh?, no lo olviden, bueno… (Se escuchan ruidos) ….

Les ruego que no tengan los celulares porque a la Madre le irrita un poco el ruido, bueno guárdenlos por ahí o apáguenlos, bueno, no vayan a pelearse por eso.

Señor de la Misericordia, hoy como todos los días a que alcance nuestra vida, humildemente te decimos Señor, atendiendo las palabras de tu Mamá esta mañana y pensando en las promesas preciosísimas que leímos en el Evangelio de hoy, humildemente te decimos Señor, venimos desde lejos, muy lejos, no tan lejos y de cerca, cada uno con nuestras preocupaciones, nuestros problemas, nuestras enfermedades, piense cada uno en lo que tiene y qué le preocupa, por eso Señor, vos ves lo que nos pasa, sabés qué nos ocurre, tenés en cuenta todo el dolor que hay en nuestra alma y también tenés en cuenta la alegría que tenemos, todo lo tenés en cuenta Señor, es por eso que humildemente digo: apelo a tu Misericordia, humildemente te digo Señor, hacé que tu gracia descienda sobre mi cuerpo para traerme lo que necesito, también te doy gracias Señor tendremos que decir, por aquello que obtuvimos de Él, pero aquello que necesitamos, y cada uno dice lo que necesita, que lo fundamental es el motivo por el cual llegaron al Santuario y Jesús dijo: Yo nunca traigo la gente a este lugar para que se vaya como vino, cada uno tiene su respuesta. ¿Cuál es la condición esencial?, la condición es que uno crea en Él, que tenga confianza en Él, que tenga esperanza en su palabra: Yo soy la Luz del mundo, quien me sigue no anda en tinieblas, Yo soy el pan bajado del Cielo, por eso los días que les gusta o el domingo concurran a la Santa Misa a comer su cuerpo ¿mmm?, a tomar la hostia consagrada, Yo soy el pan bajado del Cielo, quien come Mi cuerpo ya no tendrá más hambre, háganlo, se van a sentir tan bien.

Y hay montones de formas para que el Señor entre en nosotros y se quede para siempre, ustedes dirán: siempre es una palabra muy grande, muy enorme, y sí, eso es lo que pasa entre Dios y nosotros, está siempre, desde el comienzo de los milenios ya éramos una idea en la mente del Señor y Él nos amaba, pasó el tiempo, nos siguió amando hasta que tomamos forma en la panza de mamá, allí sopló en nosotros un alma inmortal, nos llamó por nuestro nombre y en adelante todo está en sus manos, hasta todo nuestro paso por la Tierra y la llegada a la otra vida, desde ese momento será por toda una eternidad.

Cuando uno dice siempre piensen lo que es la eternidad, es justamente eso, siempre, ¿ustedes saben lo que es vivir siempre en un estado de felicidad completa?, eso es lo que nos espera, esa es la esperanza que tenemos.

Señor de la Misericordia, tu Mamá esta mañana en los Mensajes que dio fue tan generosa, tan amorosa, tan llena de amor para todos los hombres, porque tanto para la Madre como para el Señor ellos miran las cosas desde otro ángulo, nosotros somos más buenos de lo que parecemos para ellos, ocurre que como les dije antes, las cosas malas que hacemos no somos culpables de ellas, por qué, por una razón muy simple, no tenemos noción del bien y el mal; algunos dicen: pero las palabras de Jesús no son iguales ahora que en el Antiguo Testamento, que parecería un Dios castigador y difícil, de eso habló también esta mañana la Madre cuando dijo: ya el Profeta Jonás cuando habló con el Señor le dijo: Señor, yo quería que vos castigaras a Nínive, Nínive era una ciudad llena de porquerías y pecados y cosas ¿no?, yo quería que vos castigaras a Nínive pero tendría que haberme dado cuenta dijo Jonás, de que un Dios Misericordioso y lleno de amor como vos nunca podría castigar a ese pueblo, entonces el Señor le responde a Jonás y le dice: Jonás, cómo querés que castigue a Nínive si hay más de ciento cincuenta mil personas que no distinguen entre el bien y el mal, no son malos y además hay miles de animales. Fíjense, Dios Padre pone a la misma altura a los hombres y a los animales ¿eh?, dice: hay cientos cincuenta mil hombres y miles de animales, en la última partecita, léanlo en la Biblia, cuando Jonás le habla al Señor, y por supuesto Jonás está enojado: claro, cómo yo iba a pensar que vos ibas a castigar si sos un Dios de amor y de Misericordia ¿mmm?.

Esas mismas palabras nos sirven para nosotros: cómo el Señor puede castigarnos si es todo amor y Misericordia, ¿se dan cuenta por qué el Evangelio de hoy, que es la palabra del Señor, de hoy y de todos los días, es de una esperanza tan grande, total, definitiva, completa, es decir como si uno se recostara en su costado y dijera: por estas heridas que sangraron tanto, que son el símbolo de la vida y que sangraron, yo me recuesto sobre esa sangre que derramaste por mí Señor, porque confío en que ellas serán mi salvación y será la solución de todos mis problemas, me pase lo que me pase, tenga lo que tenga, esté en mi cuerpo la enfermedad más terrible, en un abrir y cerrar de ojos vos podes sanarme Señor, sí Señor, vos podés hacerlo, es cuestión de que yo confíe Señor de que vos podes sanarme.

Cada uno en lo más profundo de su alma diga eso ¿eh?, en serio, como quien dice algo en forma definitiva: en vos confío Señor porque vos sos el pan bajado del Cielo, el que da la vida, vos sos el agua que calma la sed para siempre, vos sos el camino, vos sos la verdad.

Y yo humildemente te digo: que hermoso Señor es sentirte Padre, hermano, amigo, porque hay una diferencia muy grande mis queridos entre creer en Dios y amarlo, una cosa es pensar que Dios existe y otra cosa es decirle: Padre, hay una diferencia abismal entre creer que existe y otra cosa es llamarlo Papá, Padre, y a eso tenemos que llegar nosotros: Padre, Papá, estoy enfermo, mirá mi cuerpo, mirá mi alma, mirá mis dudas, mirá mi dolor, mirá la situación que tengo, mirá todo lo que me pasa Señor y que tu Misericordia me alcance para solucionar mis problemas Señor, voy a tener que seguir luchando en la vida porque la vida es lucha siempre, pero estando con vos Señor todo va a ser diferente, mirame Señor, fijá tus ojos en mi dolor, en mi enfermedad y en lo que me pasa y todo tiene solución.

Sí Señor, te sentimos que hasta la respiración tuya, parecería que la sentimos en nuestro rostro, que el calor de tu cuerpo nos llega y además sentimos a la Madre que está pasando por cada uno dándoles su bendición y sanación, por cada uno.

Que cerquita que estás Señor de nosotros y pensar que nosotros creíamos lo contrario, que tal vez teníamos una vida muy dañina, desgraciada y tal vez nos esperaban cosas feas, cuentos, nada más que cuentos, vos nos amás Señor y jamás nos perderemos porque estaremos en el seno de tu amor siempre.

Tan cerca de mí…. A ver digámoselo con todo el alma pensando en lo que nos pasa que Él puede remediarnos: tan cerca de mí….

Y si está aquí por qué no decirle con toda nuestra confianza, con todo nuestro amor, con toda la fuerza que tiene nuestra alma, por qué no decirle ya: sáname Señor con tu Espíritu….

Fundación Jesús de la Misericordia y Corazón Inmaculado de María  |  Aprobada por Res. 139 A - Gob.de Córdoba – Sec. De Justicia – Dir.de Ins.de Pers.Jur.  |  Dirección: 9 de Julio 1162  |  Teléfono: 03537 – 431197 - 2553  |  Justiniano Posse – (Cba.)

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