Cuántas veces nosotros tal vez tendríamos que decir: Señor, quedate, como le dijeron ellos a este hombre: quedate con nosotros porque ya es tarde y la noche está cargada de peligros, se refiere concretamente la noche es la vida sin Dios ¿no?, sin el Señor, y: quedate con nosotros, es decir: entrá en nuestro corazón.
Oración del 26 de Marzo de 2008Habla Artemio:
Buenas tardes. Como todas las cosas empezamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Una señora quería dar unos testimonios, una forma de agradecerle al Señor… (habla una señora: buenas tardes, yo soy de Río IV, me llamo Fanny. Más o menos hace un mes y medio atrás, vino una chica a mi casa desesperada y me dijo: vas a Posse, vas a Posse, sí le digo yo, llevame, llevame porque mi hermana ha tenido un ataque de intestinos, un infarto, los intestinos irreparable eso, dice ya el doctor la ha sacado de terapia intensiva y la puso en una habitación aparte y nos dijo: tiene dos horas de vida, tres horas, no tiene más, gócenla, para qué la vamos a tener en terapia intensiva para que muera, el médico dijo eso. Bueno, estoy desesperada, yo me voy a Posse con vos a pedirle a la Virgen y a Jesús, porque mi hermana se está muriendo y no la quiero ver morir. Vení le digo. Mirá le digo: vos viniste para ir a Posse, allá acampa la Virgen y acampa Jesús, vos no estás por casualidad conmigo para que te lleve, llorando le agarré la mano, no llorés, solo creé, porque para el que cree dice la Biblia todo es posible, creé, tu hermana está viva, todavía no se murió, vamos a orar, vamos a pedir por ella. Bueno veníamos por el camino, ella venía desesperada, yo te conté a vos cuando veníamos, ella estaba desesperada, la hermana se moría bueno le digo: vamos a rezar el Rosario, empezamos a rezar el Rosario a la Madre, en un momento dado es como que yo tuve un aviso que la chica se había muerto, yo me di vuelta y le hago seña a la chica que estaba atrás que Dios la había llevado a la chica ya pero seguimos rezando el Rosario. Vinimos acá, oré por ella, le pedí, la escribí en el cuaderno a ella lo mal que estaba y después le pedí la bendición al señor Artemio y nos fuimos. Vamos a mi casa, llegamos como a la 01:00 de la mañana, le digo: mirá nena, apenas llegués como esté tu hermana avísame, sí, sí, le digo: tu hermana está viva, no tengas miedo. Van para la casa de ella y le dice el hermano: vos no sabés lo que pasó, eran como las 15:30 de la tarde cuando nosotros veníamos para acá, dice: se orina, defeca, todo, en la habitación, el hermano se dispara afuera para no verla morir a la hermana, dice mi hermana se muere, y sale la otra hermana y le dice: ya se fue la hermana, se abrazaron llorando, y cuando entran adentro la chica sentada en la cama, en el respaldo de la cama y dice que decía: ¿qué pasa?. Al otro día cuando vino el médico le dijo: esto es un milagro, no puedo creer, no puede que esté viva, se hizo un revuelo en el hospital, un caso terrible. Entonces la chica le habla a la hermana y le dice: vos sabés que yo ayer a tal hora yo me fui del cuerpo, yo salí del cuerpo pero yo vi una persona y me describe a mí, solamente que me puso cabello castaño, yo me tiño de negro pero soy de cabello castaño, así, así, vestida de blanco. Lo que yo vi dice, dice: traela, que venga, porque ella me volvió a la vida, donde ella estaba, es la chica que fue conmigo, que me llevó a mi a Posse. Me viene, me busca y me voy al hospital, entro, estaba la madre y había otra mujer ahí, y entré y digo: hola como estás la chica, y se me sonríe ella, y le dice a la hermana que esa era la chica que había visto que era yo, cuando yo me arrimo a ella y le pido a la Madre, a la Virgen que sane a la chica, la habitación se llenó de flores, flores, se llenó de flores, bellísimas y Angelitos Querubines, esos chiquitos que tienen alitas como bebés, como si acomodaran las flores, yo digo qué es esto, me llama la atención, qué es esto. Se hace una cadena de Rosarios a la Virgen y el chico se sana milagrosamente. Yo un día vengo para acá porque había un revuelo allá en Buenos Aires, me llaman por teléfono diciéndome una chica que tuvo un accidente, está grave, muriéndose, me habla la doctora, yo casualmente voy camino a Posse, voy a orar por ella, como se llama: Daniela tanto, bueno, vengo acá, oro, le pido, le cuento a Artemio, me bendice, bendice a la persona. Me llama al otro día: che, la chica está fuera de peligro, se arma un revuelo tan grande allá en el hospital, dice: lo único que le puedo decir a ustedes es esto, lo único que puedo decir es que yo no sé nada, yo lo que sé que vino una persona, me trajo esto, yo no he ido. Dice la doctora: nosotros necesitamos esa chica que venga acá, la que dice usted, que cuente todo esto porque estamos viendo grandes maravillas, yo el otro día le mandé estampitas, así que ahora me voy el sábado para explicarles qué es esto a esa gente, me pagan el hotel, me pagan el viaje, traenos cosas dice la doctora, nosotros queremos ir allá pero vení a contarnos porque dice que está la Madre haciendo tantos milagros de gente diabética, ciega es el hospital Güemes, el Sanatorio Güemes de Buenos Aires, es de Favaloro, sí, ahí está, y la chica está tan bien, que el al otro día se levanta, tiene 37 cm nada más la chica que le han quedado en el intestino, pero miren come polenta, de todo, de todo, se ha levantado, los doctores están asustados, dice: cómo, no puede ser, le han sacado todos los tubos, así que yo con la hermana viajo el sábado a la noche para explicarle a esa gente que tiene tantos milagros y no conocen este lugar. Y yo lo quería compartir con ustedes porque es tan hermoso. Gracias, gracias) … ¿alguien quiere decir algo más?... (otra señora da su testimonio: bueno yo tenía una trombosis en la cabeza y una vena tapada y ya me venía haciendo estudios y vengo recién del médico y recién, recién y tengo todas las vendas destapadas que van e irriga todo el cerebro y no tengo trombosis)… me alegro un montón.
Bueno, número 6 decimos: hoy perdóname…. Y como siempre decimos, le pedimos al Señor que llene de gracia nuestra alma, enviándonos su gracia para alimentar la lámpara de nuestra vida, por eso humildemente le decimos al Señor: pon aceite en mi lámpara Señor….
Pedimos ahora el Espíritu Santo para que nos llene el corazón de fervor para leer el Evangelio de hoy que es hermosísimo como siempre, en este miércoles de Pascua y como todos los miércoles dedicado a San José, por eso le pedimos al Señor: ven, ven, ven, Espíritu Divino, ven, ven, ven, acércate a mí….
Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. Del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. El Evangelio de hoy es de San Lucas, miércoles 26, 24, 13-35: “aquél mismo día dos Discípulos se dirigían a un pueblecito llama Emaús, que está a unos doce kilómetros de Jerusalén, e iban conversando sobre todo lo que había ocurrido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se les acercó y se puso a caminar con ellos. Entonces Él les dijo: qué poco entienden ustedes y qué lentos son sus corazones para creer todo lo que anunciaron los Profetas. ¿No tenía que ser así, que el Mesías padeciera para entrar en su Gloria?. Y les interpretó lo que se decía de Él en las Escrituras, comenzando por Moisés y siguiendo por los Profetas. Al llegar cerca del pueblo al que iban, hizo como que quisiera seguir adelante, pero ellos le insistieron diciendo: quedate con nosotros, que ya está cayendo la tarde y se termina el día. Entró, pues, a quedarse con ellos. Y mientras estaba en la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se los dio. En ese momento se le abrieron los ojos y lo reconocieron pero Él desapareció. Entonces se dijeron uno al otro: ¿no sentíamos arder nuestro corazón cuando nos hablaba?. Se levantaron y volvieron a Jerusalén, contando lo sucedido en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan” . Esta es palabra del Señor, te alabamos Señor y te damos gracias.
El Evangelio de hoy tiene un contenido tan hermoso y al mismo tiempo es como un pequeño golpecito a nuestro corazón cuando no confiamos lo suficiente o hacemos resaltar más lo humano, lo nuestro, que lo del Señor. Jesús acompaña a los compañeros de Emaús en el camino, les habla de todo, les explica todo, con la misma voz que había usado antes pero ellos no entienden, no comprenden que era Jesús que los acompañaba y Él ya había resucitado, bueno, dice entonces uno de ellos, quiere entrar al pueblo, a Emaús, Jesús amagó como para seguir el camino y entonces el Discípulo dice: quédate con nosotros porque ya anochece y la noche está cargada de peligros y entonces Jesús entró a quedarse con ellos.
Tiene esto una inmensa belleza, ¿por qué?, porque tantas veces nos pasa igual a nosotros, tenemos al Señor que nos está diciendo las cosas, porque el Señor nos habla a través de los hombres, nos habla a través de las cosas que pasan, de los acontecimientos y a veces no son cosas buenas, son cosas netamente humanas que pueden ser hasta enojos ¿no?, sin embargo el Señor puede estar hablándonos a través de eso, porque todas las palabras del Señor no necesariamente tienen que ser una dulzura, a veces pueden ser de otra forma ¿no?, porque Jesús era un hombre además de ser Dios. Cuando entran al pueblo lo invitan a Jesús a cenar, entonces cuando están sentados a la mesa Jesús parte el pan, lo bendice y en ese momento los Discípulos se dan cuenta que el que estaba con ellos era Jesús pero cuando quisieron decir una palabra ya Jesús había desaparecido y después reflexionaban entre ellos: pero ¿cómo, no sentíamos en su palabra arder nuestro corazón?, ¿no era acaso Él el mismo Maestro que nos había hablado siempre?, ¿qué pasó en nosotros que no logramos entender ese momento?, ¿qué nos paso?, estuvimos con el Señor y no entendimos nada, Él nos explicó todo y nosotros no entendimos nada y se repite una y muchas veces: pero ¿cómo será posible que teniéndolo a nuestro lado no entendimos que era Él el que nos hablaba?, porque les explicó las Escrituras, les explicó tantas cosas, la interpretación que ellos tenían que hacer, sin embargo no ¿eh?, ahora cuando parte el pan y lo da entonces ahí lo reconocen pero ya Jesús se había ido ¿mmm?.
Pensemos un poco en todo esto porque esto del recorrido de los Discípulos hasta Emaús, es el recorrido nuestro, de nuestra propia persona por el mundo, nosotros andamos por ahí, andamos, venimos, Jesús está tantas veces a nuestro lado diciéndonos cosas y no lo escuchamos ¿eh?, Jesús nos habla a través de las demás personas, nos habla directamente a veces pero nos habla a través de las personas, nos habla a través de los enfermos, nos habla a través de los que están tristes, los preocupados, los que ya para ellos la vida no tiene sentido, el Señor nos habla y sin embargo nosotros siempre somos los mismos, lerdos en entender que detrás de cada palabra puede estar la palabra del Señor.
Cuántas veces nosotros tal vez tendríamos que decir: Señor, quedate, como le dijeron ellos a este hombre: quedate con nosotros porque ya es tarde y la noche está cargada de peligros, se refiere concretamente la noche es la vida sin Dios ¿no?, sin el Señor, y: quedate con nosotros, es decir: entrá en nuestro corazón. Eso de entrar al pueblo y Jesús entró a quedarse con ellos, pero ¿por qué entró?, porque los dos Discípulos lo invitaron sino Él seguía de largo, ahora, ¿nosotros lo invitamos a Él que se quede con nosotros?, ¿lo invitamos?.
Esa señorita que recuperó su vida que contaba Fanny recién, ella lo invitó al Señor a quedarse con ella, sí, y a todos los que reciben milagros y sanaciones lo invitan al Señor a quedarse con ellos, pero no de una forma tonta, de una forma simple: y bueno, quedate, y es algo más, no, es algo fundamental, si yo estoy poniendo en juego mi vida, mi enfermedad, mi familia, mis cosas, tengo que hacer una invitación en serio: quedate Señor ¿eh?, como diciendo: y Él entró a quedarse con ellos, pero todavía no habían entendido que era Él, cuando parte el pan recién entienden ahí, antes no habían entendido.
Tal vez toda nuestra vida sea igual, no entendemos, los seres humanos no entendemos, es un drama que tenemos ¿eh?, eso de ser tan sordos a la palabra del Señor en la boca de nuestros hermanos o directamente en nuestra conciencia ¿mmm?.
Este mensaje de los compañeros de Emaús que Jesús los acompaña es enternecedor, está lleno de un amor tan grande, de una ternura tan grande ¿no?, y esas palabras de los Discípulos: pero ¿cómo, cómo que no escuchamos que sus palabras tenían un sentido, que era el mismo que habíamos oído de su propia voz?, ¿qué pasó que no habíamos entendido?, pero ya era tarde, ya Jesús se había ido. ¿No nos pasará muchas veces así a nosotros?, el Señor nos dice en nuestra conciencia tanto pero juega tanto el amor propio, el orgullo, la ignorancia, la vida, el dinero, las cosas ¿eh?, que el Señor pasa de largo porque nosotros no tenemos lugar para Él.
Hoy nos proponemos decirle todos nosotros: Jesús, quedate con nosotros porque ya anochece y la noche está cargada de peligros y Él entró a quedarse con ellos. Es mi deseo para todos ustedes y para mí, que el Señor entre a aquedarse con nosotros hoy, porque eso es lo que nos dice el Evangelio, Jesús entró a quedarse con ellos, pero porque ellos lo invitaron ¿eh?.
Pasa el tiempo, pasan todas las cosas y nosotros vivimos como ausentes, ¿en qué invertimos el tiempo?, muchas veces uno no lo sabe porque se aturde con el trabajo, se aturde con tantas cosas ¿no?, y pero tiene que llegar un momento en nuestra vida en que de una vez dejemos de lado nuestras cosas personales y tenemos que elegir en decirle al Señor: entrá a quedarte con nosotros.
Esta semana, cuyo domingo de Pascua hemos vivido, hoy miércoles de Pascua y caminamos jueves, viernes, sábado y domingo, el domingo es el día de Jesús de la Misericordia, establecido en el año 2000 cuando el Papa Juan Pablo II hizo Santa a Faustina entonces estableció siempre el domingo después del domingo de Pascua es el domingo de la Misericordia y de Santa Faustina, el próximo domingo.
Ahora, tengamos un corazón abierto para recibir al Señor, mostrémosle nuestra vida, todo lo que necesitamos, todo lo que tenemos que agradecerle, que recibimos de Él y no le decimos nunca nada, mostrémosle nuestras heridas interiores, mostrémosle nuestros malos recuerdos, las ingratitudes, las falsedades, los momentos difíciles, nuestra vida de niños todavía en la panza de mamá, nuestro nacimiento, a veces muy accidentado y difícil, mostrémosle al Señor todo el sufrimiento que tiene en estos días nuestra patria, como algo personal también mostrémoselo al Señor. Digámosle todo a Él, sin ningún tipo de problemas, como los compañeros de Emaús: Señor, vos podes quedarte, vení, entrá y Él entró a quedarse con ellos, ¿seremos nosotros capaces de esto, en este miércoles de Pascua, rumbo al domingo de la Misericordia, que es el próximo? ¿mmm?.
Señor, cuando te pido las cosas tenemos que decirle, tendré que dejar de lado todas las cosas que nos hacen daño como nos enseñaste para Pascua, debemos perdonar y perdonarnos, debemos amarnos nosotros, no con un amor propio exagerado sino con un amor que nos hace recuperar nuestra autoestima baja ¿eh?, pidámosle al Señor con todo nuestro corazón, todo lo que necesitemos, no tengamos ningún temor en decirle todo lo que nos pasa y si nos parece que no le decimos nada, digámosle así: mirá Señor, vos ves todo, lo sabés todo, qué te voy a andar diciendo las cosas, vení a mi corazón, vos sabés qué es lo que pasa en él, vos sabés lo que pasa en mi familia, en la unión de mi familia, vos sabés que estoy empezando a formar un hogar y tengo toda una vida por delante, yo quisiera mis hijos sanos, siempre y se críen bien, en paz, que tengan un futuro hermoso, mis hijos, mis nietos o mis bisnietos ¿mmm?.
Tengamos el coraje de decirle al Señor: este soy yo, así, simplemente, mirá Señor cómo soy, con todos los defectos que tengo o todas las gracias que puedo tener, pero cada uno dígale: este soy yo, hacé conmigo todo lo que creas mejor y entonces cuando le digamos todas estas cosas vamos a ver como los compañeros de Emaús que Jesús va a entrar a quedarse con nosotros para siempre, pero tenemos que invitarlo, quedate Señor, porque es tarde, la noche está llena de peligros, la noche es muy dura, la vida es muy dura, la noche está llena de cosas malas, la vida está llena de cosas malas, quedate con nosotros Señor, quedate Jesús, quedate, tenemos tanta necesidad Señor de que vos estés siempre en nuestro corazón, tanta necesidad tenemos Señor, por nosotros, pero especialmente por todos aquellos que nos rodean, aquellos que nos aman y aquellos que no nos aman, aquellos que están en peligro o están protegidos, todos, porque nosotros no entendemos las cosas, el Señor sí sabe adónde llega cada cosa.
Y aquí está el Señor con nosotros, lo vemos ahí presidiendo la asamblea ahí adelante y le decimos así humildemente, vení Señor porque estás: tan cerca de
mí….
Y sí está aquí le decimos: vení Señor, quedate en nuestro corazón y pasá sanando toda nuestra vida y la vida de todos aquellos que amamos: sáname Señor con tu Espíritu….
Vamos a recibir la bendición ahora….