Si el Señor lo puso así como una especie de no sé, modelo para tener en cuenta, parámetro para tener en cuenta por algo debe ser: el que perdona se sana dice Jesús, ¿qué nos pasará a nosotros cuando no nos sanamos?, ¿será que no perdonamos?, ¿será que no nos perdonamos a nosotros mismos?. Oración del 22 de Marzo de 2008
Habla Artemio:
Como todas las cosas que hacemos en la vida empezamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
En el cancionero, ustedes dirán ¿cómo?, y cantamos, estamos en sábado de Gloria ¿no?, y todo esto que estamos conmemorando no es triste, es sumamente amoroso porque un Dios de amor se hace hombre para morir por nosotros ¿eh?, entonces más que tristeza hay amor, por eso cantamos, un canto puede ser también un lamento: con número 6 decimos: hoy perdóname…. Sí volvemos al Señor para decirle que ponga aceite en nuestra lámpara, es decir gracia en nuestra vida porque nos resulta difícil vivir quien nos auxilie siempre, difícil en las enfermedades pero siempre, yo no encontré nadie todavía que me diga que vivir es fácil, nunca, por eso que ponga gracia en nuestra vida y con el cántico decimos: pon aceite en mi lámpara Señor….
Antes de leer la palabra vamos a pedirle que el Señor nos llene de su Espíritu Santo para poder entender lo que vamos a leer, es decir, aunque hace dos mil años que se lee pero cada día nosotros estamos distintos y la palabra tiene algo nuevo que decirnos, aunque digamos exactamente lo mismo, por eso le decimos al Señor: ven, ven, ven, Espíritu Divino, ven, ven, ven, acércate a mí….
No se levanten, tenemos que estar a tono con los que están enfermos y no pueden levantarse, por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. Del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. Sábado 22 de Marzo, hoy es la vigilia pascual, los Santos son Basilio y Zacarías, el Evangelio corresponde hoy es de Mateo, capítulo 28, versículo del 1 al 10: “pasado el sábado, al aclarar el primer día de la semana, fueron María Magdalena y la otra María a visitar el sepulcro. De repente se produjo un violento temblor: el Ángel del Señor bajó del Cielo, se dirigió al sepulcro, hizo rodar la piedra de la entrada y se sentó sobre ella. Su aspecto era como el relámpago y sus ropas blancas como la nieve. Al ver el Ángel, los guardias temblaron de miedo y se quedaron como muertos. El Ángel le dijo a las mujeres: ustedes no tienen por qué temer. Yo sé que buscan a Jesús, que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado tal como lo había anunciado. Vengan a ver el lugar donde lo habían puesto, pero vuelvan enseguida y digan a sus Discípulos: ha resucitado de entre los muertos y ya se adelanta camino a Galilea. Allí lo verán ustedes. Con esto ya se lo dije todo. Ellas se fueron al instante del sepulcro, con temor, pero con una alegría inmensa a la vez, y corrieron a llevar la noticia a los Discípulos. Jesús les salió al encuentro en el camino y les dijo: paz a ustedes. Las mujeres se acercaron, se abrazaron a sus pies y lo adoraron. Jesús les dijo: no tengan miedo. Vayan ahora y digan a Mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allí me verán” . Esta es palabra del Señor, te alabamos Señor y te damos gracias.
Algunas palabras para que podamos entender un poco todo esto ¿mmm?, entender más o menos depende siempre de nuestra apertura ¿no? y de nuestro deseo de querer entender, porque cuando uno habla de entender en todo caso se está refiriendo a qué es lo que puede entender el corazón. Siempre las verdades que uno conoce con la mente se razonan pero las verdades de la fe se creen y allí está nuestro corazón, el que sale al paso para decirnos todo lo que corresponde decir. Es cierto que uno habla del corazón como el que siente y uno identifica los sentimientos con el corazón, pero en realidad el corazón es como una maquinita que trabaja ¿mmm? y la parte de nuestros sentimientos, emociones, desde nuestra forma de entender lo valioso está en una parte del cerebro, acá arriba, que se llama hipotálamo, pero uno no puede decir: yo te amo con todo mi hipotálamo, yo te amo con el corazón, entonces se lo identifica al corazón como el asiento de nuestras emociones y nuestros sentimientos.
Ahora, por qué digo esto, porque cuando uno se pone a razonar estas cosas quedan a mitad de camino y ni siquiera pero el corazón puede vislumbrar cosas preciosísimas, esto no solamente se da a nivel religioso sino a nivel de todo lo que de alguna forma tiene valores, es decir, es valiosa de alguna manera, esas rosas que están allí por ejemplo o cualquier flor o el rostro de ese niño o alguien que está en una silla de ruedas, todo lo está que está más de lo que se ve y todo eso es posible a través de nuestras emociones y nuestros sentimientos, en el momento que nos ponemos a razonar, que podemos hacerlo en un comienzo, desfiguramos las cosas, tenemos que mirarla a la luz de nuestros afectos y de nuestras emociones, siempre, aunque uno dice: puede que las emociones y los afectos engañen, sí pero ahí está la razón justamente para que uno no se salga del camino ¿verdad?, pero sin un profundo amor y un profundo sentimiento, no se entiende casi nada de todo lo que estamos hablando ¿mmm?.
Entonces razonemos si, claro, en la vida nos movemos con eso pero hay otras cosas mucho más importantes que no se pueden razonar, hay que sentirlas ¿verdad?, es lo mismo si le preguntamos a una mamá que siente por su bebé: y yo no sé, yo sé que lo amo dice pero más no puede decir, cómo va a explicar en qué consiste el amor de una madre por un hijo, sería una cosa torpe querer explicarlo ¿mmm?, o bien dos personas que se aman, se miran, se entienden, se comprenden, están uno dentro del otro, ¿uno puede pedirle que expliquen qué es lo que sienten?, no, porque todo se consuma o está en un ámbito donde no llega el razonamiento, no llega allí el razonamiento.
Entonces, qué tarea más extraña nos toca a nosotros creer sí o sí o sino privarnos de lo esencial, y pero ¿por qué creemos?, porque algo hay dentro de nuestro corazón que nos dice que las cosas van por ahí y así debe ser. ¿O ustedes pueden explicar todo lo que siente vuestro corazón?, no, el amor y todos los sentimientos no pueden explicarse nunca y toda nuestra vida, nuestra reunión, todos los hermanos aquí reunidos de muchísimos lugares, desde los más diversos sitios del país que están aquí juntos sentados al lado ¿verdad?, si el corazón no se pone a trabajar seriamente uno no logra entender que es lo que está pasando, qué nos trae hasta acá, cuáles son los objetivos que nosotros tenemos, sí, ya sé, uno razona: queremos sanarnos, pero ¿y qué implica la sanación en este día tan especial?, que no vamos a decir que es porque ya sabemos ¿verdad?.
Ahora, justamente, tenemos que fijarnos en la palabra Pascua qué quiere decir ¿mmm?, viene de pasión, Monseñor me va a corregir si digo mal, es decir el paso de un estado al otro, si durante toda la Cuaresma nos hemos preparado para la Resurrección del Señor y la resurrección de nuestra propia vida, en la Pascua se da ese paso, del tiempo pasado a otro tiempo nuevo, vos dirás: pero ¿la vida no es siempre la misma?, no a cada instante cambia, nosotros no somos iguales, por eso que decir: felices Pascuas, no conviene, habría que decir: feliz Pascua, esta, ahora, la que vamos a tener, en este momento, que nuestra vida, nuestros estados de estos días que ocurrieron en este tiempo de Cuaresma ¿eh?, nos vinimos preparando para ese paso a una vida, no sé, distinta y se supone que nueva, mejor.
Ahora, y todo esto lo tenemos porque nuestros sentimientos y nuestras emociones nos dicen todo eso, yo siempre refiero aquella actitud preciosísima que tenía San Juan Bautista Vianney, el Santo cura de Ars, cuando lo veían que estaba sentado cerca del Sagrario y no rezaba ni decía nada, y entonces le preguntaron: Padre ¿qué es lo que hace usted ahí?, lo que hago es mirar al Señor, Él me mira a mí, yo lo miro a Él y los dos nos amamos mucho ¿eh?, así explicaba este Santo, Patrono de los Sacerdotes, de los Párrocos, su relación con el Señor, Él me mira, yo lo miro, los dos nos miramos y nos amamos profundamente. O bien tenemos otro ejemplo preciosísimo cuando a San Francisco de Asís le preguntabon: Padre, usted reza muy poco, hermano, porque no era sacerdote, hermano usted reza muy poco, pero no entendían los demás que San Francisco, por ejemplo empezaba a rezar y decía: Padrenuestro y esa expresión Padrenuestro lo hacía reflexionar con el corazón durante horas y horas, tenía una forma distinta de rezar a lo que tal vez tengamos todo. Él se quedaba con esa expresión u otras expresiones: Dios te Salve María llena eres de gracias, se quedaba con esas expresiones preciosísimas ¿no?, y tanto le demoraba eso que a veces horas pasaban ¿eh?.
Por eso, en todas estas cosas no hay ejemplos iguales, cada ser humano es único, inédito, irrepetible, a lo mejor lo que es muy valioso para vos, para mi no lo es tanto en la forma de rezar o al revés ¿verdad?, nunca podemos comparar en todas estas cosas, absolutamente ¿eh?, porque en cada uno se da en distintas formas. Lo fundamental ¿que es?, ese estar cerca o en el Señor.
Ahora, estos días en sus continuas Apariciones, que lo hace todos los días, no siempre se graba pero lo hace todos los días, entonces le digo: Señor, decime algo que sea plenamente aplicable, que se entienda y no sé si puede ser diferente porque nuevo no hay nada pero nuevo podemos estar nosotros para entender algo, entonces Jesús me dice: todo podría girar estos días alrededor de esto ¿mmm?, yo te amo Señor, porque te amo perdono y yo respondo, dice Jesús: el que perdona se sana y el que se perdona a sí mismo, lo hemos conversado con el Padre antes, se lo dije a él también, el que se perdona a sí mismo se sana mucho más.
Si el Señor lo puso así como una especie de no sé, modelo para tener en cuenta, parámetro para tener en cuenta por algo debe ser: el que perdona se sana dice Jesús, ¿qué nos pasará a nosotros cuando no nos sanamos?, ¿será que no perdonamos?, ¿será que no nos perdonamos a nosotros mismos?, en algún momento, en alguna cosa, porque ustedes han visto, uno no se perdona la cara que tiene, la nariz que le tocó en el raparto, uno no se perdona el tener una estatura, el alto se queja, el bajo también, el mediano también dice: si fuera más alto. Es decir, a nadie nos viene bien nuestra propia forma de ser, en cuanto a lo exterior, pero lo interior siempre nos gustaría ser diferente, no sé si eso está bien o no está bien pero la cuestión es que montones de veces eso hace que nos hagamos daño a nosotros mismos en cuanto a esto de no perdonarnos como somos. O bien no perdonarnos aquellas cosas que tal vez no hicimos bien y sin embargo el sacerdote perdonó, Dios perdonó y uno no se lo perdona, no se lo perdona ¿mmm?, y sí pero podría haber obrado de otra forma, sí pero, eso es una forma tremenda de ofender al Señor porque uno le está diciendo: y si, vos perdonas pero, pero ¿mmm?, yo no me perdono, lo que hice no me perdono, justamente, debería ser lo contrario, el Señor perdonó, a otra cosa, es algo terrible y bueno el Señor lo perdonó, a otra cosa, que ya no tenga que demorarme gastando energía en aquello que preocupa tanto en mi alma ¿mmm?.
Ustedes dirán: ¿por qué esto y no la explicación correcta del Evangelio?, se entiende ¿no es cierto?, el Ángel le dice a los que van a ver al Señor ¿eh?, otros Evangelios dicen: que hay dentro un Ángel que dice: por qué buscan entre los muertos al que vive. Es decir, todo gira alrededor de que Jesús murió y después resucita y como dice San Pablo en las Cartas, en una Epístola, si Jesús no hubiera resucitado vana sería nuestra fe, todo se da en la Resurrección de Él ¿eh?.
Entonces los Discípulos estaban desprovistos en gran parte del Espíritu Santo entonces no entienden y van y buscan y no entienden que el Señor haya estado seis horas en la cruz, haya estado muerto y después resucite, no estaba en ellos la idea de Resurrección, y ahí, alrededor de esa idea gira toda nuestra vida, San Pablo dice: vana sería nuestra fe, no tendría ningún valor nuestra fe si no creyéramos en la Resurrección. Y ¿hay pruebas así?, hay pruebas para la razón y un montón de pruebas para el corazón con la Resurrección del Señor.
Entonces uno tiene la inmensa alegría de decir: conmemoramos estos acontecimientos de la Semana Santa pero Jesús hace 2000 años que está triunfante entre nosotros después que resucitó y resucitó para nunca más morir ¿verdad?, entonces uno conmemora, se acuerda junto de que esto paso el jueves, esto el viernes, esto el sábado pero Jesús observa todo triunfante porque Él después que resucitó está triunfante entre nosotros, no olvidemos nunca eso porque incluso hay personas que hasta se ponen muy tristes en estos días, esa tristeza que no lleva a nada y no es así. Uno puede acordarse por ejemplo, incluso de la muerte de algún familiar y revivir esos momentos y derramar alguna lágrima como no, pero después dice: sí pero ella está en la Luz, o él está en la Luz, entonces mi tristeza no tiene sentido porque está mejor que yo, y en el caso del Señor pasa lo mismo, Él está triunfante entre nosotros.
Y pero ¿cómo nos acercamos a ese ser triunfante entre nosotros?, esa es al cuestión ¿cómo abordarlo?, si yo estoy en una silla de ruedas?, ¿cómo abordarlo?, si yo tengo un cáncer que me está comiendo las entrañas?, si yo tengo los años que pasan y las arrugas van marcando el tiempo que no se detiene, como poder comunicarse con el Señor que uno ve que está perdiendo todos los días cosas, ¿o ustedes no pierden todos los días?, todos los días perdemos cosas y vamos ganando otras ¿verdad?... (se escuchan ruidos) ….
Este peregrinaje que es nuestra vida hacia la Jerusalén Celestial, que es el más allá feliz, como les dije al comienzo: es muy difícil, terriblemente difícil vivir, como decía antes también: yo no encontré a nadie que le haya resultado fácil vivir, no, todo cuesta y cuesta un montón, ¿por qué?, porque nuestras libertades se chocan con las libertades de los otros… (a ver si nos quedamos quietitos chicos, quietitos nos quedamos, va a ser mejor. Los padres enseñen a los chicos que en el Templo no se puede andar viajando de aquí para allá ¿eh?, tengamos mucho respeto, enseñen los padres a los hijos el respeto de un lugar sagrado) ….
Entonces decíamos, y uno piensa: a pesar de la vida difícil que felices que somos ¿no?, porque puede haber cosas tremendas, podemos estar muy enfermos o sentados en una silla de ruedas o que nuestras piernas no nos lleven más ¿verdad?, podemos tener en nuestra casa o aquí a un ser que es distinto a los demás ¿eh?, porque no puede caminar o porque no puede entender, lo que sea, el problema está cómo ver al Señor en el rostro de aquellos que sufren, cómo ver al Señor en aquellos que no pueden caminar porque están en una silla pero presentado esto a los pies del Señor, o poniéndolo en su presencia todo se transforma y es diferente, entonces ya la silla no nos es tan tremendamente difícil estar sentado en ella, y nos es difícil ver que hay un ser que sufre porque es diferente, que tiene otras capacidades, y todo se va transformando, entonces esa vida difícil de la que hablamos al comienzo empieza a ser diferente, muy distinta, por eso les decía que a pesar de todo y de nuestras quejas también, porque Jesús dice: tienen derecho al pataleo ante las cosas malas, más de una vez me lo dijo, pero pasado el pataleo ¿no es cierto?, hay que sentirse muy feliz porque piensen ustedes: un Dios de amor se hace hombre, vive entre nosotros, nos dice un montón de cosas hermosas, luego muere en la cruz, derrama su sangre, la sangre es el símbolo de la vida ¿verdad?, para abrirnos la puerta y darnos la salvación, pero seres afortunados somos, realmente la suerte nuestra es tan grande que no se puede medir, podemos en algún momento estar como enojados, disgustados o que se yo, pero después caemos en la cuenta: no, pero cuánta es la felicidad que tengo.
Y aquello que es objeto a lo mejor de una tristeza tremenda, por ejemplo un hijo en malas condiciones, una enfermedad que me está comiendo los huesos o lo que sea, uno dice: Señor, por vos, por vos Señor, por vos, a Él le vamos a hablar del sufrimiento?, observen allá arriba la imagen del Señor lleno de sangre en la cruz, a Él le vamos a hablar del sufrimiento, mirá si Él sabrá de sufrimiento ¿mmm?, enojarnos con Él porque estamos sufriendo algo, ¿a Él se lo vamos a decir que lo padeció todo? ¿eh?.
Por eso, veamos que felices ¿no?, debemos sentirnos porque somos hijos de alguien que dio la vida para darnos todo lo mejor y entonces ¿qué pasa?, todo adquiere un valor, una dimensión distinta, ¿por qué?, y porque el que parte antes y ya se fue al otro lado tenemos la dicha de decir: bueno, partió pero nos espera ¿mmm?, ¿y nosotros?, y nosotros vivimos mientras tanto, tenemos el derecho y el deber de vivir la mayor cantidad de años posibles porque tenemos que cumplir el proyecto que el Señor hizo con nosotros, que tiene con nosotros ¿verdad?, pero cuando llegue el momento de partir, pensemos: llegó el momento de encontrarme con aquellos que amé y amo ¿mmm?, todo es distinto a la Luz del Señor, todo es diferente.
Ya ayer, como siempre voy todas las semanas visité el cementerio ¿no?, y les decía a todos ¿no?, porque ustedes se reirán y tienen todo el derecho de no creerme pero yo les digo siempre a todos: alabo sea Jesucristo y todos me responden ¿eh?, sí Señor, y lo hago siempre, alabado sea Jesucristo les digo y ellos me responden, entonces yo les decía: que suerte che tienen, ustedes ya peregrinaron y cuando veía esas lápidas de tantos años, digo: cuántos años que están metido dentro de la felicidad total, se supone por lo menos si uno no está en la oscuridad pero incluso estando en la oscuridad sabe que eso termina algún día y termina si uno se acuerda de ellos y reza por ellos y hace ayunos y esfuerzos y sacrificios por ellos ¿eh?, bueno, yo les decía: pero qué suerte ¿no?, han partido antes, pero que bien que están, que bien, que bien ¿mmm?. Y entonces yo veo que no les resulta molesto cuando yo les digo: alabado sea Jesucristo, se lo digo así con voz más fuerte y todos contestan: por siempre sea alabado.
Porque la alabanza es lo que más le gusta al Señor, la mejor oración es la alabanza: yo te alabo Señor, porque eres grande, porque eres bueno, porque eres Misericordioso, porque lo tenés todo, lo das todo y uno lo disfruta y siempre, cada día un poquito más del amor de Él nos hace sentir realmente, nos hace sentir que ya tenemos un anticipo del Cielo, ya, aquí, en la Tierra ¿eh?, entonces con eso que comenzamos que es difícil vivir ¿no les parece que ya no es tanto?, ya no es tanto, ¿por qué?, bueno porque uno puede recordar muchas cosas, todo el tiempo que vivió con aquellos que amó ¿eh?. Lo peor que tenían los antiguos era ser mandado a algún lugar donde nada les recordaba a aquello que habían amado, era como un castigo ¿no?, cuando tenían que irse de su país o lo que sea, pero no es nuestro caso ¿verdad?, porque estamos siempre en nuestra mente con la posibilidad de recordar aquellos momentos que tuvimos con los seres que amamos tanto ¿mmm?.
Y hablando de esto, me viene a la mente también, que aquí está presente Monseñor Aguirre, me viene a la mente pensar todos los años que él vivió entregado a la vida de los demás ¿verdad?, porque él renunció a sí mismo y durante su vida, mientras estudiaba fue muy pocas veces a su casa, esto ya lo dije otra vez pero la gente nueva no sabe, muy pocas veces a su casa ¿mmm?, cuánto esfuerzo, cuánto sacrifico, cuánto amor grande por algo no sé si totalmente sentido o no pero al fin hecho, entonces yo pienso lo que deben ser sus noches llenas de personajes preciosas que él ayudó a encontrar la vida, a encontrar la Luz, a encontrar el camino, entonces la vida de uno no está nunca sola sino que está poblada de voces agradecidas que dicen: por vos, por vos, por vos, entonces uno pasa eso al Señor y le dice a Jesús: por vos, por vos, por vos ¿eh?.
Esa es nuestra situación, esa es nuestra felicidad, por eso al lado de Monseñor y que estas palabras sean como un hermoso anticipo del libro que el martes 25 presenta en la ciudad de Córdoba, un libro que aclara y hace luz sobre tantas cosas, que por supuesto va a despertar una serie de polvareda por ahí pero necesarias ¿verdad?, desde ya que nuestro sacrifico y nuestra sangre derramada sirva también para el éxito de esas palabras tan lindas que tiene ese libro.
Entonces, nosotros también vamos al sepulcro así con nuestra mente porque nos gusta jugar un poco con la imagen y el recuerdo del Señor ¿mmm?, y entonces nosotros también vemos que se nos acerca el Ángel o los Ángeles que están dentro del sepulcro, después de haber corrido la piedra, porque eran piedras redondas por eso se podían sacar a un costado, y de repente ahí nos dicen el Ángel o los Ángeles según el Evangelio que leamos: ¿por qué buscan entre los muertos al que vive?, claro, ese mismo Jesús que está presidiendo la Asamblea ahí adelante, de carne y hueso ¿mmm?, es el mismo que hace 2000 años resucitó y está triunfante entre nosotros, que hermoso que es todo esto, entonces yo no sé, ya no queda lugar en nuestro corazón para ninguna tristeza, sí, uno se conmueve con la sangre derramada y le agradece al Señor la sangre derramada porque es el símbolo de la vida ¿verdad?, que dio por nosotros, enviado por su Padre, pero uno dice: que maravilla todo ¿mmm?, no cualquiera tiene un Dios que se hace colgar en una cruz por uno, dirá: sí, pero habrá sido por los de ese tiempo o por otra gente, noo mis queridos, por cada uno de nosotros y no solamente nosotros sino los que están enfermos en los hospitales, en los sanatorios, los que están en las cárceles, los que están internados en algún lugar por algún problema, y sí, ¿cómo, por ellos también?, por todos, claro que sí, pero si este hombre violó, mató, hizo desastre y bueno Jesús murió también por él en la cruz y es mi hermano, yo no acepto el error de él pero como persona yo tengo que amarle, porque es hijo de Dios y heredero de su Gloria y nos vamos a encontrar del otro lado.
Por eso, que suerte que tenemos ¿no?, que felices que somos ¿no?, nosotros le miramos, Él nos mira y nos amamos y en ese mirarnos y amarnos podemos cantarle las cosas que nos pasan ¿mmm? y volver a repetir como dijimos al comienzo, aquello que todavía no hemos perdonado o si lo hemos perdonado fue a medias, incluso nosotros lo que tenemos que perdonarlo por lo que no hicimos bien, está hecho ya, ya está en manos del Señor, Él lo perdonó, por qué nosotros tenemos que recordarnos de eso. Que limpieza tendremos que hacer dentro de nosotros y perdonarnos todas aquellas cosas que no nos hacen bien, que van a terminar en alguna enfermedad o algo por el estilo, ¿o qué creen ustedes?, las enfermedades de alguna manera son una consecuencia de haber vivido mal algún momento, las injusticias que uno padeció, los golpes que uno tuvo físicos y de los otros ya en la panza de mamá y así en todo, pero Señor vos ves todo, sabés todo.
Por eso, hoy en este día, siguiendo tus palabras yo quiero perdonar lo que aún no perdoné pero me hizo mucho…, no importa, yo perdono, porque una cosa es lo que hizo, otra cosa es la persona, son cosas diferentes. Me hirió mucho, me hizo todo el daño que podía, y bueno pero como persona, como una vez dijo Jesús: delante de un hombre para poder entender piensen cuando estaba en el vientre de su madre o en los brazos de su madre qué soñaba, porque toda madre sueña con el hijo que tiene en sus brazos: va a ser un hombre bueno, de provecho, maravilloso, entonces Jesús dice: bueno, piensen cuando estaba en los brazos de su madre qué soñaba, si ese sueño, el sueño de la madre, se cumplió amen al hombre bueno, y si no se cumplió porque él es un desgraciado ámenlo lo mismo por aquella madre.
Lo repito, delante de un hombre piensen cuando estaba en los brazos o en la panza de la madre qué soñaba, si ese sueño se cumplió, el sueño de la madre, amen al hombre bueno y sino ámenlo por aquella madre.
Este es un principio preciosísimo, palabras del Señor, que nos invitan a reflexionar y a perdonar y mucho más cuando a veces vienen de las personas que están cerca de nosotros ¿no?, muy cerca están de nosotros algunos que nos hicieron daño, mucho daño y además perdonarnos a nosotros mismos todas las cosas que uno no hizo bien.
Yo sano dice Jesús a quien perdona y a quien se perdona, no lo olviden, lo reveló al comienzo de esta semana: Yo sano a quien perdona y a quien se perdona. Lo vuelvo a repetir porque tiene tanta fuerza la palabra del Señor: Yo sano a quien perdona y a quien se perdona, reflexionen un momento, quién tienen que perdonar todavía y a ustedes mismos, aquello que tanto les abruma el corazón y la mente, ya basta, se terminó, el Señor quiere dar una vida buena, ¿o acaso Pascua no es pasaje, el paso a otra vida?, si nos venimos preparando durante toda la Cuaresma para esto, ¿por qué no lo hacemos? ¿eh?.
Señor de la Misericordia, estamos tan felices de ser tus hijos Señor, nosotros te miramos, vos nos mirás y nos amamos Señor y tal vez entendamos mucho, tal vez poco, tal vez nada pero no lo podemos explicar pero sabemos Señor que nos amamos, que a pesar de todo la vida es hermosa, que vale la pena ser vivida, que a pesar de mi silla, de mis brazos que no funcionan, de mis piernas que no me llevan, de mis ojos que no ven, de mi mente que ya no razona como corresponde, es hermosa la vida, ¿por qué?, porque la vida se siente así en las venas, corriendo dentro de nosotros y además en nuestro corazón cuando palpita más fuerte ante cada una de las cosas que pasan, es cuestión de abrirse nada más.
Señor cuánto que nos das ¿eh?, cuánto, cuánto Señor, en este pasaje de todos estos… (se dio vuelta la cinta)…, a tu imagen y semejanza, y ahora, ¿y ahora me vas a dejar Señor?, no, esto es momentáneo, esta enfermedad me está calando los huesos, por este momento, yo estoy en una silla pero tengo alas y camino kilómetros que se yo, con mi mente y mi corazón, ¿quién me pone barreras a mi mente?, ¿una silla de ruedas?, no.
Te amamos Señor, como siempre te amamos tanto, porque reconocemos que lo hiciste todo por nosotros Señor, no hay ejemplo más grande que el tuyo Señor, a vos te vamos a hablar de dolores y de cosas, vos que todo lo padeciste.
Te vemos así tan cerquita de nosotros Señor que nos tocás, entrás en nuestro corazón, nos cobijás en el hueco de tu mano porque: tan cerca de mí…. A ver que nos salga de adentro: tan cerca de mí….
Y contentísimos, con todas nuestras ganas le decimos: Señor, sananos de lo que nos pasa, venimos de lejos y no tan lejos y de cerca para que pases sanando Señor y como cuando vos llegabas a un lugar y decías: ¿dónde están los enfermos que quiero sanarlos?, aquí están Señor los enfermos que vinieron para que los sanes, por eso todos juntos te decimos con fuerza: sáname Señor con tu Espíritu….
Sí Señor, este fuego hacelo que en mi corazón sea una llama enorme Señor de tu Espíritu para decirme todo lo que debe ser, lo que debo hacer, todo lo que debo amar, mirá mi vida, mis cosas, quiero realmente ser tu proyecto Señor y no hacer nada que se interponga para que vos puedas hacer con nosotros el proyecto que tenías pensado ya hace milenios, sí Jesús, claro que sí.
Que felices que estamos Señor, que con tu Luz nos envuelvas y nos de todo lo
que nos hace falta para ser felices, porque cuando decimos en el Padrenuestro que se haga tu voluntad Señor, tu voluntad Señor es que seamos felices, que tengamos paz en las cosas que necesitamos para vivir, no solo nosotros sino todos los hombres, todos.
Bueno, antes que yo les de la bendición le vamos a pedir a Monseñor que nos de él la bendición, lo digo siempre y lo vuelvo a repetir, la bendición de un santo sacerdote, con todos los años que él tiene de sacerdocio y con toda la obra realizada a lo largo del tiempo y si bien la bendición siempre es la misma pero no sé, uno dice que las manos de alguien son como un testimonio de toda la obra realizada, por eso con mucho gusto esperamos la bendición de Monseñor.
Habla Monseñor Aguirre:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Poniéndonos en la presencia de Dios, en la presencia de ese Jesús, Hijo de Dios y hombre igual que nosotros, hombre verdadero, con sentimiento, con corazón humano, que sabía que venía a sufrir, que sabía perfectamente que tenía los días contados y se va a despedir de sus Discípulos pero a medias, porque los quiere tanto que ya les dice: no me voy del todo, me quedaré para siempre con todos y cada uno de ustedes, con una sola condición, que no me olviden, que me amen, que sean abiertos a todo lo que significa la verdad, la comprensión y el amor, porque el amor no tiene límites, no se clausura en nada ni en nadie y el corazón abierto a todos es el habitáculo, es la mansión de Dios.
Con esa intención entonces que Dios nos bendiga en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. Y felices Pascuas a todos.
Habla Artemio:
Gracias Monseñor.