Así vamos viendo como en toda esta América irredenta, lentamente, van ocupando lugares muy importantes, decisivos, hombres que si bien sin mira han hecho girar la historia ciento ochenta grados. Mensaje del 19 de Abril de 2008

Habla Artemio:

19.

Dice la Madre:

En este tiempo, me refiero a este día, la Misericordia hizo que este hijo Mío entrara en las minas donde trabajan estos hombres bolivianos, donde ganan el pan tan duramente, en los campos desérticos o semidesérticos de esta República hermana, en los lugares muy ricos y en los lugares muy pobres pero ricos en bienes materiales pero no tanto en la riqueza del corazón y en esos lugares tan pobres, donde no hay riqueza material, pero hay una tremenda riqueza en los corazones.

La Misericordia también estuvo rondando otra República hermana que, muy pronto empezará a navegar otros mares con otros al timón. Así vamos viendo como en toda esta América irredenta, lentamente, van ocupando lugares muy importantes, decisivos, hombres que si bien sin mira han hecho girar la historia ciento ochenta grados, ¿no lo prometió Mi Hijo ya hace trece años?, ¿no les habló de las bases del Tercer Milenio?, ¿no les dijo acaso que el dolor de todos aquellos países que habían sufrido tanto les llegaba la hora?, por supuesto que es un parto doloroso, por supuesto que es un proceso difícil y largo, por la simple razón de que las fuerzas del mal siempre se interponen, las fuerzas del mal siempre están al acecho para torcer hasta las más bellas cosas pero los signos son evidentes, todo se maneja con signos, los signos deben ser interpretados, pero para interpretarlos hay que mirar un poco más lejos que sobre la nariz e incluso aceptar que a veces ciertos hombres que tienen el poder en sus manos son una transición hacia otros cada vez más iluminados. Pero los que miran todas estas cosas siempre quieren arrimar agua para su molino, lejos, lejos, muy lejos de los principios del amor de Mi Hijo que padeció en la cruz y sigue padeciendo en sus heridas abiertas por todos y cada uno de los hombres.

Deberán entenderlo alguna vez, entonces todo será deslumbramiento, todo será deslumbramiento, sin alterar las libertades de nadie, allí y allá está la acción de la Misericordia para infundir lo que es necesario.

Lo llevo a este hijo Mío a que observe de cerca cada una de las cosas y no con su luz sino con la Luz del Señor, pero sí con su disponibilidad, alumbre todo aquello que está en proceso de ser, todo aquello que está naciendo en un parto muy doloroso.

Quiero que Mi hijo, llevado por la Misericordia y con la Luz que ella da, ilumine a todos esos hombres, no solo en los dos países que nombré, sino en toda esta América irredenta.

Es por eso que no les llame demasiado la atención cuando ven cambios tan grandes de un día para otro, por supuesto, siempre sujetos a problemas de todo tipo y es propio del juego de libertades de los hombres, es propio del juego de libertades de los hombres, pero detrás de todo eso tienen la palabra rectora del Señor que prometió hacer todo nuevo.