Que hermoso Señor es tenerte como Padre, como amigo, como hermano, la verdad que no me había dado cuenta tanta belleza junta, que hermoso que es Señor, saber que durante los años que pasaré en la Tierra estás siempre conmigo, sos el hombro con mi apoyo, mi cabeza, soy el que se achica y se queda quietito en el hueco de tu mano para sentirse amado y protegido.
Oración del 05 de Marzo de 2008Habla Artemio:
… y Yo como Mi Papá, Dios Padre, quiero poner orden en todas las cosas, por eso cuando uno pide la sanación de algo es para cumplir con su mandato, Yo quiero que no se mueran de enfermedad, quiero que se mueran de viejos duce Él, eso no es nuevo, no quiere decir que esté en los Mensajes, estaba antes en la Sagrada Escritura, el Profeta Isaías, 740 años antes de Cristo ya decía que morirse de cien años era una injusticia y una estupidez porque el hombre nació para vivir muchos años, digamos ciento cincuenta o doscientos como vivían en ese entonces y no había ni antibióticos y nada de las cosas que hay ahora ni rayos x, ni cámara gamma, nada, nada, algunos yuyitos apenas y esas cosas pero muy cerca estaba el hombre del Señor y el hombre se sanaba y vivía muchos años.
Entonces, a medida que el hombre se fue alejando del Señor ¿mmm?, a medida que se fue alejando empezó estableciendo metas en su vida, sí porque yo viví sesenta años ya, cumplí, tengo mis hijos, mis nietos, ahora total, total nada, cada uno de ustedes, y yo y todos somos un proyecto del Señor, no podemos poner plazo a nosotros, nada que ver con los plazos, Él pone los plazos porque somos proyectos de Él y Él quiere que vivamos mucho y vivamos bien, que seamos felices ¿mmm?, por eso Jesús repite hasta el cansancio las mismas palabras que encontramos en la Biblia: Yo no vine a castigar a nadie, vine a amarlos, Yo no pongo piedras en el camino de nadie, al contrario, saco las piedras del camino.
Por decir estas palabras uno se hace de muchos enemigos, ¿por qué?, por una razón muy simple, la palabra del Señor es palabra de vida, ahí en el Evangelio lo vemos y otros lamentablemente tienen palabra de muerte, culpa, pecado, desgracia, cruz, no mis queridos, ese no es el Jesús que quiere la Biblia, la Sagrada Escritura, Jesús es amor, Jesús es comprensión, Jesús es perdón, Jesús es todo eso que nunca nos enseñaron, por eso les duele tanto a algunos porque no predican la vida, predican la muerte.
No digo esto hoy porque sí, lo digo porque está en el Evangelio, el Evangelio de hoy es hacer honrar la vida porque Yo dice Jesús: soy la vida en abundancia ¿eh?, ven que hermoso ¿mmm?. Entonces, ahora que nos hemos calmado un poco pero algunos están parados porque no tienen donde sentarse, pensemos un poquito, dejemos atrás las peleítas o las ratereadas de silla para ponernos delante del Señor, de un Señor que nos ama y no quiere de nosotros cosas bajas, aunque sean pavadas pero cosas bajas no, su amor es exigente, ¿por qué es exigente?, porque es un amor que no se dice: tenes que hacer esto, tenes que hacer lo otro, te prohíbo esto, te prohíbo, no, yo te amo, te doy libertad, la Biblia lo dice, el Evangelio de hoy lo dice: Yo soy el pan de vida bajado del Cielo, el que cree en Mí no morirá ¿eh?, y todo aquél que está a favor de la muerte, de la culpa, del pecado, de la falta de perdón no está honrando la vida, Jesús sí honra la vida ¿mmm?.
Ahora, fíjense ustedes que mientras estamos en la Tierra Él quiere que estemos sanos y si por algún motivo no lo estamos, pero que sobrellevemos la enfermedad de la mejor forma posible, porque a veces los años traen sus problemas, a cada uno nos va de una manera y a veces no nos va tan bien ¿verdad? pero Él está siempre a nuestro lado ¿eh?.
En este viaje que yo hice, todas las noches, pueden creerlo no ¿eh?, totalmente, corre por mi cuenta, cuando nos veamos del otro lado entonces van a comprobar que es cierto, todas las noches venía la Madre, la Virgen a arreglarme la cama y me tapaba si estaba destapado, una noche le pregunto: Madre ¿por qué?, tenés tanto que hacer en el mundo y ella qué me contesta: una madre es una madre para todos y para siempre, así de simple, ¿qué necesidad tenía ella de regalarme el alisar mi frazada y mis cobijas? ¿mmm?, qué necesidad tenía el Señor para tirarme un pedacito de pan para representar su cuerpo mientras decía: Yo soy el pan bajado del Cielo ¿mmm?, ¿qué necesidad tenía?, lo que pasa es que cuando el Señor nos ama, porque eso es lo que pasa entre el Señor y nosotros, cosa que nunca nos enseñaron, siempre nos mostraron un Dios que castigaba porque todo era pecado, todo era culpa, todo era resentimiento ¿eh?, no, el Señor es amor, nos ama y nos llama a la vida.
El Evangelio de hoy lo dice, hay que honrar la vida, Yo soy la Luz del mundo, Yo soy el que da vida para siempre, Yo soy el pan bajado del Cielo para alimentar a los que están sin consuelo, para llenarlos de Él, entonces reflexionar sobre todo esto, más allá del comienzo de hoy medio accidentado ¿no es cierto?, pensemos un poquito ¿no?, en todas estas cosas tan preciosas, tan preciosas. Ustedes están acá no porque quisieron, incluso se le escaparon a algún sacerdote porque no los deja venir, pero están aquí porque Jesús los trajo, aquí no viene nadie si no lo trae Él por eso yo los acepto siempre como ustedes son, así como ustedes me aceptan a mí, bueno, me pongo así porque quiero mirar de frente a Jesús que está parado ahí ¿mmm?, está parado en el piso, ahí en el piso.
Entonces, ese es el Señor dador de la vida, les decía, mientras estemos en la Tierra Él va a ser todo lo que le pidamos, si lo hacemos con fe, para que estemos sanos, en paz, tranquilos, el que tiene una pesada carga venga a Mí que Yo lo voy a aliviar, el que sufre deje las lágrimas y sonría porque Yo quiero que estés en paz y alegre, feliz ¿mmm?, estás demasiado aturdido con lo que te pasa, vení a Mí que soy dador de la vida, eso pasa mientras estemos en la Tierra pero no termina allí, cuando dejemos la Tierra, algunos antes y otros después ¿eh?, nos da la vida eterna para gozar eternamente, eternamente dije de toda la belleza, grandeza de Dios, sobre todo de su amor.
Cuando nosotros tenemos algún momentito de afecto ¿eh?, lo valoramos tanto, a veces hasta mendigamos que nos pongan una mano en la espalda porque nadie nos da una caricia tal vez ¿no es cierto?, ustedes saben lo que es pasarse toda una eternidad con el amor del Señor ¿mmm?, cantando alabanzas y estando bien, no teniendo problemas, sanos, felices, eternamente, unidos a todos aquellos que hemos amado en la Tierra, solamente que alguno partió antes, nada más, pero nos vamos a encontrar todos, ¿para qué?, para gozar eternamente, qué difícil resulta decir sobre la Tierra, que está tan llena de problemas y cosas duras y terribles, gozar eternamente, ya no hay que trabajar para ganar el sudor de la frente, ya no hay que hacer ningún esfuerzo porque el amor prevalece y el amor nos da lo esencial para vivir porque el Señor vino a traernos la vida y la vida en abundancia ¿eh?.
Yo vine a hacer lo que hizo Mi Padre, darles vida en abundancia, el que cree en Mí cree también en Mi Padre, el que me ama a Mí ama también a Mi Papá y por supuesto que el que cree en Mí cree en Mi Papá y entre Mi Papá y Yo, dice el Señor, existe un amor tan grande que es Dios también, a quien llamamos Espíritu Santo, por eso cuando el Señor asciende a los Cielos, cuando asciende después de la Pascua, ya en Pentecostés, cuando envía su Espíritu Santo, es decir: Yo me voy pero les enviaré el Consolador, el que les da el amor para siempre.
Todo aquél que hable en contra de la vida no lo sigue a Jesús, sigue al demonio, todo aquél que no honra la vida no lo sigue a Jesús, todo aquél que busca echarte en la cara culpas o cosas malas que hiciste, no lo sigue a Jesús, aquél que no te perdona y te hace pagar las deudas no lo sigue a Jesús, entiéndanlo de una vez, establezcan con el Señor una relación distinta, preciosa, hermosa, porque Él es nuestro Padre, nuestro amigo, nuestro hermano. Decíamos el sábado y el domingo pasado, teniendo en cuenta el Evangelio: Señor, como dice el ciego, tené compasión de mí Señor ¿mmm?, esas palabras o esa frase mejor, no tendrían que caerse nunca de nuestros labios, ¿por qué?, por una razón muy simple, le decimos al Señor: mirá, esto me pasa y tené compasión, es decir sentí lo que yo siento Señor, si estoy enfermo mi enfermedad, si tengo dudas mis dudas, si tengo tristezas también, si mi vida ha sido un desastre también, si yo ya empecé a sufrir en la panza de mamá, el Señor está para sentirlo y Él lo sabe perfectamente todo eso, y Él sabe también el origen de nuestras enfermedades, porque detrás de cada enfermedad que tenemos hay algún problema no resuelto en nuestra vida ¿eh?, problema que está almacenado en la mente y que tarde o temprano aparece con alguna forma de enfermedad, salvo alguna que otra puede ser, ustedes dirán: ¿pero un resfrío también?, y sí porque con el resfrío estás con las defensas bajas y entonces te toma los microbios del resfrío. ¿Y que son las defensas bajas?, son una forma que tiene el cuerpo de no poder defenderse de los enemigos que lo están atacando, enemigos microbios, basilos ¿eh?, toda esa vida pequeña que entra en nosotros y nos hace tanto daño.
Por eso mis queridos, a ver dejemos un poquito atrás todo nuestro problema, nuestras cosas, por un instante pongámonos delante del Señor y digámosle: sentí Jesús lo que yo siento, Señor, yo te amo mucho, sé que sos mi Papá, mi amigo, mi hermano y también sé que todo lo que vos decidas hacer conmigo siempre va a ser bueno porque vos no podes querer el mal de tus hijos, nos creaste a tu imagen y semejanza, en consecuencia somos pequeños diositos, diositos que vamos a tener como herencia la vida eterna, eso es lo que somos y el Evangelio de hoy como Palabra de vida, nos trae la noticia de la felicidad: sean felices hermanos, pídanme que les sane de vuestras enfermedades, pídanme todo lo que necesitan, pídanmelo que Yo se lo voy a dar.
Pero ¿qué ocurre?, estamos tan aturdidos con la vida, con las cosas, con los problemas, con esto, con lo otro, que no se nos ocurre pedirle, alguna vez vamos a tener que abrir nuestro corazón así de par en par y decirle: Señor, mirá este soy yo, aquí estoy, con todos mis defectos, con todas las cosas pero soy un hijo tuyo Señor y en consecuencia vos no hacés porquerías, vos hacés cosas buenas siempre y me hiciste a mí, cada uno va a decir, me hiciste a mí y hoy en el Evangelio me decís que venís a traer la vida en abundancia, pues bien, dámela Señor esa vida en abundancia, tené compasión de mí ¿eh?, tené compasíon Señor, tené compasión de mí.
Que hermoso Señor es tenerte ahí presente, aunque la mayoría no lo crea ¿no es cierto?, pero ustedes saben que es cierto, la Virgen que ya está pasando por cada uno de ustedes y a algunos los encuentra medio distraídos pero lo mismo les da la bendición ¿mmm?, y los Santos que se amontonan ahí adelante porque hay un montón de alegría porque ustedes están acá, porque Él los trajo para sanarlos, solamente les pide que ustedes confíen en Él y si ven que vuestro estado ya no es tan fácil, entonces que les ponga en el corazón toda la esperanza y el amor como para tolerar algún defecto físico o estar sentado en una silla para siempre y todas esas cosas, porque todo en la vida es según como uno la mira y si uno está lleno del Señor ¿eh?, uno está lleno de Él entonces todo lo mira a través de sus ojos y Él es el dador de vida, porque Él tiene la vida en abundancia.
Que hermoso Señor es tenerte como Padre, como amigo, como hermano, la verdad que no me había dado cuenta tanta belleza junta, que hermoso que es Señor, saber que durante los años que pasaré en la Tierra estás siempre conmigo, sos el hombro con mi apoyo, mi cabeza, soy el que se achica y se queda quietito en el hueco de tu mano para sentirse amado y protegido.
Sí Señor, ese sos vos y este soy yo, cuando digo yo digo cada uno de ustedes ¿no es cierto?, lleno de cosas, en la vida nos fue de una manera, dura, difícil, lleno de injusticias, con dolor, angustia, pero vos Señor podés darme todo lo que yo necesito ¿mmm?, lo decís en el Evangelio de hoy que sos el que da la vida en abundancia, vos sos el que honrás la vida, entonces sanás mis enfermedades, ¿quién no se sana de sus enfermedades?, aquél que no cree, que se entrega, y dice: total, ya, noo ¿mmm?, el ser humano no tiene que darse por vencido nunca porque está tomado de la mano del Señor que es Dios y lo puede todo ¿mmm?, ¿qué todo?, y la palabra todo quiere decir todo, y sí pero mi problema, nada, nada. Yo veo que muchas a veces se esfuerzan para decirme lo que les pasa, ¿no creen que el Señor lo sabe todo? ¿mmm?, para qué se esfuerzan tanto en decírmelo a mí, Él es el que sabe las cosas, no uno, uno sirve nada más, pone a disposición de Él las manos, los pies, el corazón, la mente pero Él es el que hace las cosas, entiéndanlo, Él es el que los trae acá, no yo, porque aquí no se les pide nada, absolutamente, nada, se les da todo lo que uno puede y sobre todo se los ama, porque hasta les tolera que roben las sillas, hasta hoy ¿eh?, hasta hoy, hasta hoy.
Bueno, terminando entonces, terminando, Señor ten compasión de mí, a ver, allá dentro de nuestro corazón, que este corazón que tenemos se conmueva tremendamente y pueda decir, sobre todo el que está más enfermo, más triste, más desolado, Señor tené compasión de mí, sentí lo que yo siento ¿mmm? y en ese momento van a sentir que todo en la vida cambia, todo es diferente, todo es mejor, todo es maravilloso, y entonces ahí viene el sentido de nuestra vida, de lo que dice el Evangelio de hoy, porque algunos dicen: vivir cien años para qué, noo cómo para qué, la vida tenemos que honrarla y tenemos que vivir lo más que podemos, no entregarnos: y sí, total, nada, nada, lo que vos tenés que hacer es vivir y honrar la vida y agradecerle a Dios cada día cuando abrís los ojos a la mañana y vez la luz ¿mmm?.
Jesús de la Misericordia tené compasión, tené compasión de mí Señor, tené compasión, cada uno dígalo en su corazón, cada uno piense: estoy delante del Señor.
Yo sé que algunos de ustedes quiere dar testimonio de las cosas que les ha pasado, porque no quieren ser como aquellos leprosos que de los diez sanados volvió uno solo y Jesús dice: y los otros nueve ¿dónde están?, ¿algunos de ustedes quiere dar testimonio de haberse sanado de alguna cosa?... (habla una señora: buenas tardes, yo soy Miryan, soy acá de Posse, bueno, yo tengo un problema en mis huesos, por ahí a alguno de ustedes le pasó lo mismo y saben lo triste y doloroso que es no poder moverse, estar permanentemente con dolor y yo bueno, hace quince días atrás estaba como un ataque del dolor, que no me podía mover, estaba encorvada, no podía moverme para nada, era re triste porque no servía para nada, el médico me ponía inyecciones y no me hacía nada, tenía el estómago hinchado, tenía el hígado que ya no me resistía más. Bueno, yo vengo acá de Artemio siempre, siempre pido que el Señor me cure, y siempre le pedía al Señor: Señor no me vas a dejar en una silla de ruedas por Dios, porque es horrible ¿no?, pensaba por mis hijos también, cargar conmigo. Bueno vine el miércoles pasado y estaba sentada en una silla y yo creí que no iba a aguantar estar todo el tiempo en la oración porque me dolía mucho, pero mucho dolor acá en la columna. Y de repente cuando Artemio empieza a hacer la sanación, yo creo que si siempre le pedía a Jesús que me curara ese día lo pedí con el alma, Señor ten compasión de mí, por favor, te lo pido pero te lo suplico, abrí mi corazón. Y de repente empecé a sentir dolor muy fuerte, muy fuerte y las piernas no las podía mover, yo lloraba porque dije bueno me llegó el momento ¿no?, no me voy a poder levantar, no sentía las piernas, me miraba los pies no entendía como tenía puesta las chinelas en los pies, me querían hacer levantar y yo no podía., no podía y le pedía al Señor: ten compasión de mí, ten compasión, saname, saname porque yo lo necesito, tengo que seguir viviendo por mis hijos, por todo, no me dejes en ese estado porque fue terrible, yo al médico le pedí, yo me acostaba y él me pisaba a lo mejor yo me iba a poder enderezar y él me dijo: si yo te piso te quebrás y ahí iba a ser peor, y bueno el Señor tuvo compasión de mí, yo me enderecé y Artemio me decía: caminá que podés, caminá que podes. Yo decía que no tenía fuerza, nada, de repente me inunde, no sé, es una sensación que yo quisiera que todos, todos lo vivan porque yo sentí el amor de Dios sobre mí, fue una fuerza, se me fue el dolor inmediatamente, yo me paré, me enderecé así estoy derecha gracias al Señor, camino, voy, vengo y no tengo más dolor, no tuve más dolor, fue una cosa así de repente desapareció y bueno yo quiero que todos tengan fe, tengan esperanza, porque todo es posible, hay que abrirse ¿no es cierto?, abrirse pero como nunca, pedirle: Señor ten compasión de mí pero con el alma, con el corazón porque Él nos da su amor. Yo tengo una sensación que no quiero que se me vaya nunca, porque yo sentí el amor de Dios sobre mí, me devolvió la alegría, me devolvió la fuerza, aparte me demostró que Él puede, el poder de Dios está sobre todos nosotros, Él quiere sanarnos y bueno que a todos les pase lo que me pasó a mí para Gloria de Dios y que tengan fe, que tengan esperanza porque todo es posible) …. Aunque la mayoría es gente que viene por primera vez pero si alguno quiere decir algo lo dice… (habla otra señora: bueno, yo les quiero decir que yo tengo una prima que vive en Monte Maíz y hace tres años que ella está con quimio y con rayos, los primeros días de julio la traje aquí, cuando ella entra por el portón de la Iglesia, ella dice: Juana me siento por al aire, bueno le dije: debe ser el Espíritu Santo que te puede haber tocado, si vos venís con fe, nadie te trae, vos venís porque querés. Con todo eso fue en julio, y ahora los primeros días de Enero le hicieron el último estudio y no tiene mas el cáncer, desapareció, ella está bien, está dándole gracias a Dios, ella no puede venir porque tiene un reuma muy fuerte pero el cáncer no está más, el doctor le dijo: no tenés más cáncer, no te podemos seguir haciendo quimio ni nada porque estás sana. Les pido que por intermedio de ella crean y que tengan fe, mucha esperanza, porque yo vengo aquí hace tres años, quiero que todos tenga la fe y la esperanza que yo tengo, a pesar de que yo tengo un gran problema le pido a ustedes que mi fe, la fe de esta Iglesia y la de Jesús, Dios Padre Todopoderoso interceda ante ustedes y les de la bendiciones y derrame todo el poder del Espíritu Santo sobre todos los que queremos estar aquí en la Iglesia porque como decimos, nosotros no venimos porque queremos sino porque Jesús nos convoca y nos trae. Amén) … ¿alguno más quiere decir algo?... (otra señora: hola a todos, me llamo María del Carmen, esta carta es de mi hijo y mi yerno, aquí no hay solamente sanación física sino que también hay sanación espiritual, porque aunque ustedes no lo crean muchos tenemos el alma carente de un montón de cosas. Yo por ejemplo aquí comprendí que me amaba, que tenía una madre y un padre, siempre pensé que era huérfana y bueno creo que somos muchos los huérfanos, aquí se cura el cuerpo, el alma, el espíritu, gracias a ese amor incondicional a pesar de todas las cosas malas que muchas veces hacemos, como decía Artemio robando sillas como quien dice, cuando él tiene la compasión porque me enseñó lo que era la palabra compasión y la calidez de poder atender hasta las últimas personas que se encuentre en el último rinconcito de este predio maravilloso. Bueno y mis hijos vinieron porque no tenían trabajo, ambos se fueron a Villa Mercedes y la carta viene para Artemio desde Villa Mercedes, San Luis, de D. C. diciendo: gracias Artemio, un abrazo enorme, ya te la entrego para que la leas vos tranquilo por ese empujón que nos diste, porque los dos están a punto de cobrar ya su primer sueldo. Mucha fe para todos y que Dios realmente les conceda lo que vinieron a buscar)… (otra señora: tengan ustedes muy buenas tardes, yo le voy a dar el testimonio de mi marido, que gracias al Señor y a Artemio mi esposo tiene problemas visual y gracias a Dios él está muy bien de la presión ocular ese es el testimonio que les quiero dar y yo soy diabética y tengo colesterol y gracias a Dios y a Artemio estoy demasiado bien. Tenemos que tener fe y seguir viniendo. Gracias Artemio)… (otra señora cuenta su testimonio: tengan todos muy buenas tardes, yo soy Esther de Ucacha, yo voy a dar un testimonio de hace ocho, nueve años. Vine una mañana, don Artemio me atendió, en la casa de él con una sinusitis tremenda, una alergia que no sabía más que hacer, me ponía vacunas y cada vez estaba peor y vine aquí a los pocos días)… (se sintió un ruido)… (sigue hablando la señora: me pasó todo, anduve muy, muy bien. Bueno esto me cure, pasaron los años una cosa, la otra, yo estaba todo el día, hacía los quehaceres de mi casa, andaba en la calle, todo de diez, llegaba a la noche y me acostaba a dormir, eran unos dolores de cabeza dormida que yo no sabía más que hacer, me despertaba peor que cuando me acostaba. Fui a los médicos, me hicieron estudios, me hicieron de todo y yo no tenía nada, solamente un neurólogo me dijo que tenía anea del sueño y aquí Artemio me dijo: andá tranquila que no te va a doler más la cabeza, hace un mes que no supe más lo que es el dolor de cabeza, me acuesto, duermo toda la noche, me despierto pero feliz y contenta y sigo andando, andando y andando. Además traigo siempre gente de Ucacha, el otro día vino un señor que tenía una catarata, él ya va a venir a dar testimonio, pero mientras tanto yo voy adelantando para la persona que tenga el mismo problema. Él tenía, una catarata en el ojo derecho, se tenía que operar, a los siete u ocho días me abraza y me besa, me dice: Esther, veo, no, no puede ser, veo, no, se tapó el ojo a ver si es cierto o es mentira, veo. Fue una alegría. Hace un mes que vinimos todos los miércoles, traje un señor de Etruria, de apellido B., no sé si hay alguien de Etruria que lo conoce, es un señor que tiene una enfermedad, porque es viejito, pero no quedaba quieto, se le disparaba a los hijos, se les iba a la ruta, la señora viejita no lo podía cuidar y tiene un yerno que no creía en todo esto, este señor se fue de acá, desde que entró durmió siempre, siempre durmió, se levantó, Artemio lo curó con la palabra de Dios, todo, él se fue de acá tranquilo, llegó, lo llevaron a Etruria y ahora come, duerme, se sienta, mira televisión, como dice la señora: no sé si ve o entiende porque está muy mal porque está bueno, o sea que está calmo, calmo, ahora come, duerme y está feliz y contento pero todo gracias a todo, por intercesión de Artemio, gracias a Dios, gracias a Dios) …, bueno.
Entonces se dan cuenta hasta que punto estamos cerca del Señor ¿eh?, tan cerquita, tan cerquita que no tenemos más que decirle: tan cerca de mí….
Y ahora llegó el momento de decirle al Señor que pase sanando, que pase sanando, es el momento, hay que abrir el corazón: sáname Señor con tu Espíritu…. Con toda la fuerza, pensando en lo que a cada uno nos pasa, con toda la fuerza: sáname Señor con tu Espíritu….
Sí Señor, confiamos tanto en vos Señor, nos trajiste de lejos, no tan lejos y de cerca porque vos dijiste que quien viene aquí no se va como vino, por eso, tenemos toda la esperanza Señor en vos y además no solamente de acuerdo al Evangelio de hoy de conseguir la sanación y la vida, sino también prepararnos para la vida eterna donde todos juntos vamos a gozar por toda una eternidad de su amor y de su Luz, como ni podemos imaginarnos siquiera.