Y cuando nosotros empezamos a ver las cosas así en detalles nos vamos a dar cuenta la importancia que tiene, no la gran cantidad de oraciones que digamos sino con la intensidad que la digamos. Oración del 06 de Febrero de 2008
Habla Artemio:
… el Evangelio de hoy podría resumirse en que no hay que ser hipócritas, o lo vamos a decir con palabras más fáciles: no hay que ser falso, hay que ser sincero en todo y además cuando uno hace alguna obra de bien no andar publicándola ¿verdad?: sí, porque yo doy esto, yo doy lo otro, yo doy lo de más, el Señor todos los días nos da de todo y no lo anda diciendo por ahí para que digan: que bien el Señor como te protege.
Por eso, todos los ejemplos de hoy, todo es lo mismo, lo mismo es, no solamente
en el dar sino también en el rezo al Señor, comúnmente nosotros tenemos costumbres un poco a veces no sé si equivocadas o no pero que hay que ir corrigiendo, sobre todo apoyándose en el Evangelio ¿no es cierto?, el Señor dice, cuando los Discípulos le preguntan: Jesús ¿cómo tenemos que rezar?, y Él le dice: digan simplemente: Padrenuestro que estás en los Cielos…, y dice todo el Padrenuestro, ahora pero el Señor más que los rezos quiere que nosotros seamos hombres de oración, es decir ¿qué significa esto?, significa que tenemos que entrar dentro de nosotros o en nuestro aposento, nuestra pieza y elevar los ojos al Cielo, no mirar arriba porque el Cielo está en todos lados ¿no?, y decirle al Señor lo que uno necesita, lo que uno quiere, lo que a uno le pasa. Es decir, no podemos hacer eso de ponernos en un lugar, rezar fuerte, todos contestan, como si fuera una cosa, o que alguien recita tantos Rosarios, Rosario es una maravillosa oración pero dicha en forma mecánica no sirve para nada ¿mmm?, como todo lo que no es pensado no sirve ¿verdad?, o bien cuando uno ve que alguien bosteza le dice: estás aburrido, cambio de tema, yo pienso que el Señor debe aburrirse también, no bostezará pero debe aburrirse de nuestros rezos porque lo decimos sin pensar, entonces seamos sinceros ¿eh?, que nuestras palabras aunque sean pocas cosas pero que salgan del corazón, que sean auténticas, todo el Evangelio de hoy es un llamado para terminar con la falsedad, para terminar con la hipocresía, para aparentar lo que uno no es, de lado todo eso ¿mmm?.
Díganme, yo les pregunto: ¿qué valor tiene aparentar?, tanto sea en el lucimiento de una ropa, o en un coche, o en lo que uno come o se hace ver por ahí, díganme: ¿cuánto tiempo va a pasar que las personas que hacen todo eso no pasan acostadas rumbo al cementerio?, porque algunos se creen eternos, creen que no se van a morir nunca, todos tenemos la misma morada pero el problema no es aquí en la Tierra tanto sino lo que viene después también ¿no?, en todo caso vamos a recoger lo que sembramos, pero no esperamos a que esto pase después de muerto, sino ya en esta vida hay que vivir de una manera sincera, auténtica, lo blanco es blanco y lo negro es negro, el buen día que sea sincero, cuando uno dice buen día, yo te deseo que tengas buen día, cuando uno dice: adiós, yo quiero que vayas al Señor. Es preferible que no saludemos, y saludemos por saludar nomás, el buen día es una expresión de deseo: que tengas un lindo día hoy, vos decís: adiós: que tus pasos conduzcan al Señor quiere decir ¿verdad?.
Y cuando nosotros empezamos a ver las cosas así en detalles nos vamos a dar cuenta la importancia que tiene, no la gran cantidad de oraciones que digamos sino con la intensidad que la digamos, yo siempre cito acá en la Capilla al Padre San Juan Bautista Vianney, el Cura de Ars, se sentaba delante del Sagrario y en silencio y cuando le preguntaban: ¿qué hace ahí Padre?, y aquí estoy, yo lo miro al Señor, el Señor me mira a mí, los dos nos amamos y estamos contentos de estar el uno con el otro, punto, ese era su rezo. A San Francisco por ejemplo le reprochan algunos, de esos que son rezadores que son oficiales, viste esos que se rezan cincuenta millones de cosas: porque hay que rezar, hay gente que porque todo lo hace yo también lo hago, porque la estupidez no hay que buscarla mucho porque uno la encuentra en todos lados, lo dice la Biblia, no lo digo yo, la estupidez y los estúpidos no hay que buscarla demasiado porque en todos lados se encuentra, lo dice el libro de la Sabiduría eso, no es invento mío. Entonces San Francisco ¿qué hacía?, vivió en el 1200 ¿no?, él empezaba a rezar el Padrenuestro y a veces se quedaba hasta una hora o dos meditando en esa palabra, Padrenuestro, en eso pasaba el tiempo y los otros se ponían verdes y decían: nosotros que nos rezamos esto, lo otro, solamente: Padrenuestro, se ve que no entendían nada.
Cuántas veces uno ve que hay cosas que no se entienden, pero él con qué profundidad ¿no es cierto?, porque decir: Padre y nuestro, en eso está la creación, que el Señor me haya creado, que soy hecho a imagen y semejanza, entonces todos nosotros somos pequeños diositos y como dice el Señor: sacerdotes, reyes y profetas, nada menos ¿eh?, además creados a su imagen y semejanza, hijos de Él y herederos de su Gloria, podríamos pasar no sé, años, con la palabra Padre nuestro y sería suficiente reconociendo toda la profundidad que tiene la palabra Padre nuestro, no padre de Juan y de Pedro, sino Padre nuestro.
Por eso, el Evangelio es muy claro, recen sinceramente y no hagan como esos que rezan fuerte en las esquinas o en las sinagogas, sinagoga es el Templo judío, esos que rezan fuerte para que todos los oigan ¿no es cierto?, dice: ya el premio lo tuvieron, la gente le dijo que bien, que bien, lo fundamental es lo que hagamos en silencio, en paz ¿verdad?. Es decir, al Señor no le gusta tanto ruido, me acuerdo que en el año 95 cuando Jesús empezó a aparecer aquí en Marzo, los primeros tiempos, claro, yo tenía ciertas costumbres que no perdía tan fácil y a veces me quejaba ¿no?, y un día me dice el Señor: no te quejés tanto porque me estás aburriendo, mira me impacto de tal forma: no te quejés porque me aburrís dijo, te digo que me filtró todo esa expresión, me pareció raro que el Señor podía haberme dicho eso: no te quejés porque me aburrís, como queriendo decir: tenés que entender todas las cosas que pasan. Es lo mismo lo que decíamos, no sé si el domingo, cuando una señorita o señora decía: Señor cómo puede ser que pasen todas estas cosas en el mundo, ta, ta, esto y lo otro, muerte, dice: ¿y vos qué hacés Señor?, te hice a vos dice el Señor, te hice a vos, si te hice a vos que entendés lo que pasa hacé algo para que no pase ¿mmm?, así de simple.
Cada vez que nos quejamos del mal carácter del almacenero, o de la cajera del supermercado ¿verdad?, ¿no será que también nosotros la tratamos con mal carácter? ¿mmm?, cada vez que nos quejamos porque… no sé, cualquier cosa ¿no será que somos los primeros en hacer las cosas así?, y además siempre estamos como predispuestos por dentro, ustedes salgan un día a cualquier lugar bien predispuestos por dentro y van a tener ganas de saludar a todo el mundo y cuando están enojados les parece que todo el mundo los mira mal, uno es el que tiene las cosas, uno es, no son los otros, ¿qué pasa que hoy todos se la agarran conmigo?, no, uno se la agarra con los otros, que es diferente ¿eh?.
Por eso, en el fondo todas las palabras del Evangelio son tan sencillas que nos están pidiendo que vivamos bien, que no hablemos tonterías, que nos preocupemos de las cosas que tienen importancia, pero más que preocuparnos que nos ocupemos de las cosas que tienen importancia, porque sino evidentemente que se nos pasa el tiempo y yo tengo grabado ya en el año 95 esa expresión de Jesús: no te quejés porque me aburrís ¿mmm?, y en uno de esos libritos que tienen en la mano está eso, pueden verlo, está, está.
Por eso, hoy miércoles de ceniza, hay toda una serie de cosas para hacer en este día, que ayunar, que hacer abstinencia de carne, cincuenta cosas, cada uno hace lo que puede, yo pienso que muchos hacen abstinencia de carne y de comida todo el año, no solamente el miércoles Santos ¿no?, esa es otra realidad que me duele ¿mmm? y con el precio que tienen las cosas, la carne no se como todos los días, miren cuánta abstinencia de carne hacemos y cuánto ayuno hacemos ¿eh?.
Por eso, el verdadero sentido del ayuno es lo que yo gasto o mal gasto en comer demás eso lo uso para alguna obra de bien ¿verdad?, no es porque sí: hay que hacer vigilia, hay que hacer, pero ¿cómo hay que hacer?, ¿yo qué hago?, ¿yo tengo que hacer todo lo que hacen los otros? ¿mmm?, no, entonces ayuno, abstinencia, todo lo que quieran, pero que sea algo con sentido, con el corazón, además el ayuno tiene otra significación, por eso es una muy buena costumbre cuando uno tiene que hacer cosas muy importantes no comer con exceso ¿por qué?, si vos te has comido cuatro milanesas y para colmo si son napolitanas que son más pesadas todavía, seguramente vos vas a tener que digerirla después a las milanesas, mientas si te comieras un pedacito vas a estar livianito como para hacer las cosas bien. Yo cuando tengo que ir, si vienen, vienen ¿no es cierto?, pero si tengo que ir a algún lado a hacer un exorcismo, normalmente como poco y nada, algo para mantenerme en pie pero muy poco, ¿por qué?, porque si yo estoy pesado, pensando que si tengo toda la comida en el estómago, seguramente el maligno se va a abusar de mi fácilmente: este es uno de los míos, se come todo, va a decir el maligno, entonces no es que uno no quiera dale el gusto a él sino que cuando uno está liviano piensa mas, porque la sangre no se va al estómago para hacer la digestión sino se va a la cabeza para pensar más ¿mmm?, es así de simple lo del ayuno.
Porque hay tantas cosas que ustedes piensen, a lo largo de los siglos se estuvieron haciendo sin pensarlas, sin sentirlas, hacemos porque todos hacen y dale nomás, todo lo hicieron, hagamos nosotros también. Mientras que no por eso el Señor es enemigo de que comamos algo rico, no, por favor, al contrario, tenemos que disfrutar de una comida rica. Piensen, cuando ese día se aparece a los Discípulos al lado del lago, dice: todo el día anduvimos pescado, ya había resucitado Jesús, todo el día anduvimos pescando y no sacamos nada, cuando lo hagan de nuevo tiren las redes en Mi nombre y van a sacar, pero a todo esto Jesús había prendido fuego y le había asado un pescado bien grande para cuando llegaran los otros, que trajeron más y lo pusieron ¿verdad?, el Señor se deleito en esperar a sus Discípulos con un pescado asado ¿mmm?. El Señor disfruta con nosotros de un alimento, disfruta de una alegría que tengamos, disfruta cuando nosotros cuando hemos pasado la noche muy bien, en muy buena compañía, me refiero a la cama concretamente ¿no es cierto?, porque todo es del Señor, yo no me voy a avergonzar en nombrar lo que el Señor no se avergonzó en crear, así de simple ¿mmm?, lo mismo sentarse a la mesa y disfrutar de un bocado en armonía con la familia, ese es el sentido del comer algo, más de la cantidad que como sino cómo lo como, con qué ganas, disfrutando de la palabra de uno, del cuento de uno, del gesto de otro, esa es la forma de vivir que es del Señor. Yo me figuro cuando Jesús espera a sus compañeros con un pescado asado, no sé si le habrá puesto chimichurri o que ¿no es cierto?, tampoco me preocupa, pero la cuestión es que Él los espera para darles la grata alegría de un poco de comida cocida ¿verdad?, ellos habían estado todo el día en el agua, pescando, sin lograr nada y quiso agradarles con eso ¿no?.
Cuando nosotros observamos esas cosas vemos tanta humanidad en Jesús, es cierto, mitad de Él es Dios, pero esa mitad de hombre nos ha demostrado siempre hasta qué punto es lo que nos pasa a nosotros, como van a leer ustedes ahí en las Primeras Revelaciones, ahí en ese librito ¿no?, que dice el Señor: porque Yo a la mañana como ustedes cuando me levanto tengo mal aliento ¿eh?, así de simple, con toda la sencillez del mundo, el Hijo de Dios también tiene mal aliento porque es hombre además de Dios, dice: unté Mis axilas con yuyos del campo para oler mejor. Los Discípulos me bañaron tres veces dice el Evangelio, en el río, pero Yo todos los días que tenía un río cerca me bañaba, donde uno ve toda la humanidad que tiene Jesús y eso nos sirve para que nosotros también valoremos cada una de las cosas que tenemos y además amemos nuestro cuerpo.
Ustedes han visto por ejemplo todos los programas, te habla alguien que estuvo toda la vida en frente de gente enseñando ¿no?, bueno, se habla de los programa contra la droga, los programa con el cigarrillo, los programas…, qué programa ni la miércoles, la cuestión es fundamental, si vos hacés que una persona ame su cuerpo no tenes que decirle no fumes porque, o no tomés porque, o no te drogués porque, noo, si él ama a su cuerpo cómo lo va a estropear ¿eh?, no, pero nosotros estamos acostumbrados, tienen que decirnos y marcarnos de cerca entonces nada ¿eh?, no, las cosas van por otro lado, la vida es tan sencilla, tan fácil, crezcan así dice Jesús como las aves del campo que no siembran ni ciegas sin embargo el Señor las alimenta, además compara las flores silvestres con los trajes que tenía el rey Salomón, tan rico y tan lujosos, estaba en todos los detalles ¿no?, dice: hagan como los lirios del campo, que cuando florecen sus colores son más hermosos que los trajes del Rey Salomón ¿no?, la vida sencilla, la vida humilde, esa vida sin ninguna arrogancia, sin ninguna queja, aceptando las cosas, por ahí hay que levantar la voz también como el Señor lo hizo pero Él dice muy claro: Bienaventurados los mansos porque ellos poseerán la tierra, Bienaventurados los mansos porque ellos poseerán la tierra.
Por eso, el Evangelio de hoy es un llamado a que seamos sinceros con nosotros mismos y con las cosas, si vamos a rezar recemos pero en serio, no declamando cosas porque sí nada más, si vamos a comer comamos en paz sin hacer alarde, si vamos a disfrutar de algo disfrutémoslo sin por eso andar comentando después lo que uno hizo, todo simple, sencillo, todo humilde, todo cercano a las cosas del Señor ¿eh?, así tan simple como el pasto que crece, la flor que se abre a la mañana. ¿Ustedes qué creen que hace Jesús aquí todos los días por las mañanas temprano?, yo tengo no sé si buena o mala costumbre de levantarme siempre temprano ¿no?, y lo encuentro al Señor y a la Madre que andan paseando, a veces lo encuentro a Jesús que toca así la gramilla ¿no?, que tiene el rocío y se mira la mano mojada ¿no?, por supuesto tiene la herida ¿eh?, Jesús, sin embargo toca ese pasto fresco y se mira las manos mojadas, no es cualquiera, es el Hijo de Dios y Dios mismo que hace eso, nos está dando una prueba de esa humildad, de esa sencillez tremenda, ese yuyito está molestando a esta planta lo saca ¿mmm?, o bien la Madre que si hay alguna flor que es muy pesada para su tronco le pone un tutor, un palito, para que no se caiga, la vida sencilla, no estoy hablando de cualquiera, estoy hablando de Dios, y de su Madre, la Virgen.
Claro, alguno me oye hablar y se le pone los pelos de punta ¿verdad? porque creen que lo estoy ofendiendo al Señor, ese es el gran drama, haberse olvidado durante tantos siglos, yo diría casi hasta ahora milenios, de que el Señor también es hombre, no es solamente Dios, el hombre que disfruta, que come, que gusta de las cosas y que también sufre, siente, el hombre que llora cuando muere su amigo sabiendo que lo iba a resucitar; y vos dirás: pero usted nos está diciendo un montón de cosas que no se acercan a nuestras enfermedades, las que tenemos, estamos hablando de una forma de vida, cuando nosotros podamos llevar a la práctica esta forma de vida, de la que estamos hablando, van a ver incluso, van a ver que hasta nuestra salud se mejora y la de los que amamos también ¿eh?. Porque si nos fijamos qué nos dice el Señor, fíjense que ya en las primeras Revelaciones del año 95 Jesús hablaba de sanar la herencia porque sino era inútil sanar las enfermedades, porque la mayoría son de carácter hereditario o bien aparecen en los nueve meses que están en la panza de la madre los chicos ¿eh?, bueno, esa vida sencilla y simple, llena de afectos por las cosas, por respeto a todo lo que nos rodea ¿mmm?.
Me acuerdo una vez sobre una montaña en el Sur argentino, había un grupo de muchachos que después de haber caído la nieve salen unas flores rojas en la nieve, que parecen como mancha de sangre ¿no?, y estos chicos viste como dieciocho, dieciséis pegaban patadas y las arrancaban a las rosas de la nieva ¿no?, y detrás de ellos apareció un hombre grande ya y se pone cola para arriba y las huele ahí sin tocarla a la flor ¿no?, yo dije, pensaba para mis adentros: dos mundos, estos que no entendieron nada y este que lo entendió todo ¿verdad?, pateaban las flores como si fueran grandes cosas, porque hay muchachos y chicas que tienen aquí marcada ya saben qué ¿no? ¿mmm?, y nada más que eso para ellos la vida y nada tiene valor, nada importa, nada sirve. Criemos nuestros hijos de otra forma che, porque sino esos hijos que están criando como la mona los van a mandar al geriátrico ¿eh?, no tengan ninguna duda de eso, estoy segurísimo, amen a vuestros chicos y críenlo bien porque sino lo que va a pasar y lo digo siempre, es que van a terminar en un geriátrico porque cuando uno no educa bien a un hijo no lo ama y si no lo ama él se da cuenta y el día de mañana dice: pero este viejo no me sirve de ejemplo, al geriátrico ¿mmm?.
Bueno, esto es todo el comentario del Evangelio de este día, miércoles de ceniza, entonces hagan como Yo dice Jesús que soy manso y humilde de corazón, piensen que los mansos poseerán la tierra, esa forma de vida sencilla, simple, donde el rezo cuando si digo Padrenuestro estoy pensando que es Mi Papá y si digo hágase tu voluntad, no estoy pensando que tu voluntad Señor es tirarme una piedra en la cabeza sino que yo sea feliz ¿verdad?, entonces humildemente Señor en este día y todos los días a que alcance nuestra vida te vamos a decir esto Señor. Estoy viendo que la mayoría de la gente es la primera vez que viene, como pasa siempre ¿no?, habrá un diez por ciento que no y los demás sí, por eso, algunas cosas se repiten a veces por ese motivo pero siempre con palabras distintas.
Señor de la Misericordia, delante de ti Señor porque estás allá como una estatua, sí, pero también estás allí delante prescindiendo esta asamblea, triunfante, con un rostro radiante y la Madre mientras tanto, la Virgen, ha pasado, entró por aquella puerta de allá atrás, de aquél lado y ha pasado bendiciendo a todas las personas ¿eh?, falta un poco aquí pero ya casi todos bendecidos están, bendecidos y sanados ¿eh?, cuando yo veo eso ni me da ganas de dar la bendición después porque parecería que ya sobra la bendición de uno, es que sobra justamente ¿no?. Me pongo justamente aquí para mirarlo al Señor, no le voy a dar la cara.
Entonces, Señor de la Misericordia, con la intercesión de tu Mamá, humildemente te digo Señor, mirá nuestra vida, nuestra lucha, mirá nuestras penas Señor, nuestro corazón perdió la alegría, la vida nuestra fue difícil, llena de dolor, de incertidumbre, conservo por fuera la fachada, la alegría de que todo está resuelto, de que soy triunfador, pero en el fondo no hay ningún triunfador Señor, todos somos seres que estamos sufriendo Señor, quien no sufre una cosa, sufre la otra, pero acá no hay nadie que no sufra de ningún problema, a veces, a veces son cosas heredadas, otras adquiridas, otras vaya uno saber de donde uno la sacó, pero la mayoría somos un montón de dolor apilado, aunque a veces lo queremos disimular muy bien: no, yo no siento nada, vamos, vamos, no podemos mentirle al Señor, eso somos Señor, un montón de dolor apilado ¿eh?.
Y ese montón de dolor apilado que somos nosotros, humildemente te decimos: vinimos Señor de lejos y no tanto, a pedirte humildemente la salud que no tenemos, que como decía recién: la paz que nunca pudimos gozar, la felicidad que pasó lejos siempre de nosotros, la alegría que nunca sintió nuestro corazón, además Señor, sí, es cierto, ahora mi plato tiene comida pero cuántos años pasó sin que tuviera comida y ni tampoco había pan de trigo ni mucho menos pan de afecto, cada uno crió a sus hijos como pudo pero lamentablemente no todos tuvimos el afecto que debiéramos haber tenido de los que nos tuvieron ¿eh?, quien puede decir que se sintió muy amado por sus padres, bueno, regocíjese, alégrese, porque usted es una excepción diría yo, porque en general pasamos tantas cosas los seres humanos, enfermedades de todo tipo, siempre cuerpeándole a la muerte ¿eh?, nuestra madre yendo por las noches a la pieza para ver si respirábamos y después volvía a acostarse para seguir durmiendo ¿mmm?, esa misma madre que después cuando pasaron los años tal vez la dejamos a un costado y ya no le pasamos bolilla, nos molesta que arrastre los pies porque tiene unos cuantos años, nos molesta los oídos duros porque no nos oye y le gritamos ¿eh?, nos molestan que a veces coman con la boca abierta, porque no pueden respirar entonces tienen que comer con la boca abierta, nos molesta, esa misma madre que a nosotros nos sanó de la fiebre, nos cuidó cuando tosíamos tanto de noche, nos bañó varias veces para que la fiebre no nos hiciera daño ¿eh?, tantas cosas hermosas podríamos decir pero a pesar de eso a veces el afecto como estuvo repartido entre tantos no alcanzó y nadie puede decir que le sobraron los afectos ¿eh?, seamos honestos.
Entonces, parecería que todos nosotros somos seres en que hay una falta enorme de cariño en el pasado, tanta falta nos hizo y nos hace, pensamos que no tan seguido sentimos una mano sobre el hombro, una mano en serio, amiga, no que te la pone para sacarte lo que tenés, no, no, no, sino una mano amiga, una sonrisa sincera, una palabra justa. Señor ¿qué hemos hecho con tu mundo?, miramos a los demás para ver que le podemos sacar Señor, ese no es el mundo que vos querés que haya en nosotros, no podemos ser así, mirar a los demás para ver que puedo sacar de ventaja con este, o ver si mira para otro lado para ver si le pongo menos en el peso de lo que le estoy vendiendo, no así no.
Por eso Señor, con nuestros errores, con nuestros defectos pero sobre todo con nuestra tremenda falta de amor a lo largo de los tiempos, humildemente te decimos Señor, queremos sanarnos de nuestras enfermedades, obramos mal tantas veces, hemos ido de curanderos Señor, sí, hemos ido de curanderos, te hemos reemplazado por cualquiera curandero de la esquina, de la otra cuadra o de la vereda del frente, te hemos reemplazado Señor a vos y hemos creído en los mano chantas esos que está lleno en el mundo, hemos creído en ellos que están aliados al demonio, en una gran mayoría, y te hemos dejado a vos Señor, y hemos metido el demonio en nuestra casa y ahora no nos es fácil sacarlo de nuestras casas, está metido en nuestras costumbres, en nuestros hábitos de vida, en todo y ya no distinguimos bien que es el bien del mal porque tanto que hemos dejado meter al demonio en nosotros, no, así no puede ser.
Claro, yo comprendo, el que está desesperado va seguido a un curandero porque el curandero le dice lo que uno quiere oír, sí, sí, todo solucionado, pero es tanto ¿no?, pague tanto, no, eso no puede ser obra del Señor, quien te cobra para darte la vida entonces huí de aquellos que ponen un precio a su medicina, no puede ser ¿eh?, que yo sepa el Señor no iba a ningún lado y andaba cobrando el diezmo ¿no?, para hacer milagros, que yo sepa por lo menos, en la Biblia en todos lados no dice nunca nada de eso.
Entonces, huyamos de la gente que es comerciante con los dolores ajenos, huyamos de esas personas porque nos meten el demonio en la casa, habrá algunos que no por ahí pero yo no he encontrado tantos ¿eh?.
Jesús, así estamos en este día, no quiero demorarme demasiado porque vos decís siempre que las oraciones demasiado largas te cansan un poco, porque vos sabés muy bien las cosas que nos pasan, pero vos entendés Señor que hay mucha gente acá que tiene que escuchar ciertas cosas para irse con alguna idea en la que pensar ¿eh?, entonces por eso hay que decir algo aunque las oraciones demasiado largas a vos te cansen Señor, porque en primera y última instancia vos conocés todo lo que nos pasa, si vos nos creaste a tu imagen y semejanza, ya hace milenios nos tenías en tu mente, nos tenías en tu mente y ya éramos un proyecto y después vinimos al mundo Señor y la vida nos estropea un poco, todo el mundo trató de estropearnos un poco el proyecto que vos hiciste con nosotros.
Pero hoy queremos decirte Señor: te amamos mucho, si cometimos errores perdonanos Señor porque ya sé que lo hiciste pero te pedimos de nuevo disculpas por haber entregado nuestra vida en manos de cualquiera cuando estábamos desesperados, en vez de ir al Sagrario y allí hablar con vos y decirte: estoy enfermo de esto, sáname Señor, te reemplazamos con hombres Señor, que cosa, que tontos. Vos so el que tenés todo, lo podes todo y lo das todo pero uno no te lo pide, a los hombres nos gusta los intermediarios, vos sos el que das todo Señor, los hombres no te dan nada.
Te amamos Señor, que eso supra o reemplace mejor dicho, todas las cosas que no hicimos bien ¿eh?, mirá nuestro cuerpo y nuestra alma, queremos sanarnos Señor, amamos la vida, amamos nuestros hijos, amamos nuestros nietos, amamos tanto Señor y como vos también la amabas Señor la vida, entonces te pedimos humildemente Señor, con todo nuestro corazón danos la salud que necesitamos, la paz que no tenemos, la alegría que perdimos, la felicidad que nunca se asomó a nosotros, danos Señor, vos que estás allí mirando todo Señor, mientras yo estoy hablando vos has pasado su mirada por cada uno de los presentes, ya con eso sería suficiente, la bendición mía no tiene ningún valor, si vos los has mirado a todos Señor, para qué todo lo demás, si vos ya nos has mirado, en silencio has dicho nuestro nombre, así como cuando empezamos a vivir en la panza de mamá.
Que cerca de nosotros estás Señor, que cerquita estás, pero tan cerca Señor, pero tan cerca: tan cerca de mí…. A ver con todas nuestras ganas y nuestro corazón: tan cerca de mí…. Y como pasa siempre uno cuando tiene cerca alguien grande tiene miedo de decir las cosas, pero así como decíamos el Señor es tan humilde, tan simple, tan manso, por eso, nosotros lo que tenemos que hacer es: le hablaré sin miedo al oído….
Y si está aquí digámosle ya nomás, ya nomás, así como quien tiene apuro para terminar con una situación y empezar otra, así rápido digámosle: sáname Señor con tu Espíritu….