Por eso Jesús, hoy estoy como abriendo mi alma Señor, todos estamos abriendo el alma para que vos entres en ella Señor, mirés toda la vida desde antes de nace. Oración del 20 de Enero de 2008
Habla Artemio:
Buenas tardes. Como todas las cosas del Señor empezamos con el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Número 6 empezamos diciéndole al Señor: perdóname…. Nos pasamos al número 9 y con mucho esfuerzo para estar en condiciones de estar delante del Señor decimos: no puede estar triste….
Ahora vamos a decirle al Señor que llene nuestra alma de gracia para poder servirle y poder sentirlo dentro de nosotros para que venga en nuestro auxilio y limpie nuestra alma de todas las cosas que no están bien, pon aceite decimos, poné tu gracia Señor porque hay cosas que uno percibe, por eso el Señor está siempre aquí ¿no?, yo estoy percibiendo en este momento algunas cosas que no me gustan acá dentro ¿eh?, cada uno sabrá como le ajusta el zapato, cada uno sabrá si le viene bien o no el sayo que se lo ponga, pero aquí tenemos nosotros, todos somos hermanos, todos nos amamos y por supuesto yo los amo a todos pero aquí adentro hay alguna persona que no está en buen arte ¿eh?, y eso le hace daño a los demás, porque los seres humanos que alabamos al Señor, rezamos y damos gracias y todo, formamos parte del cuerpo místico de Jesús y cuando uno anda en malas artes no forma el cuerpo místico de Jesús, no solamente que no lo forma sino que además entorpece la acción del cuerpo místico del Señor ¿eh?.
Así que, en tu nombre Señor, con todas tus fuerzas y poder, en este mismo momento, expulsa del corazón de aquellos que no están en buenas condiciones para estar en este lugar, por supuesto, han venido a buscar sanación, aunque no algunos ¿eh?, yo te pido Señor humildemente que saques de su corazón todas aquellas cosas que no hacen a tu amor ni a tu fe ni a nada bueno, no podemos confundirnos en la vida, o se está con vos Señor o se está en contra tuyo, al estar con vos se nota muy lejos todo, ¿por qué?, porque vos lo decís en un Evangelio: por las obras los conoceréis.
Entonces, con todo el amor que les tengo, con todo el respeto que les tengo, les propongo que miren vuestro corazón a ver si vuestra obra es la que corresponde, o a lo mejor alguno está lucrando, lucrando, es decir sacando ganancias de las cosas tuyas Señor.
Concretamente, hay gente saquí que vende el Agua de la Virgen y eso yo les puedo asegurar que es algo terrible, porque la Madre pidió: nada de aquí, ni se vende, ni nada por el estilo, ni se cobra jamás, nada, en todo caso se da y se da en abundancia. Por lo tanto Señor, aquellos que bajo la apariencia de estar en buenas condiciones espirituales están aquí pero están vendiendo una imagen que no es, yo te pido con todo el amor y sintiendo por esas personas también el amor, todo el amor, que limpies esos corazones de toda esa mugre que hay pegada ¿mmm?, que en todo caso no son personas malas, son personas que están enfermas también, porque uno puede estar enfermo de corazón. Si yo soy capaz de lucrar con cosas que la Madre dijo: jamás esto lo hagan, entonces quiere decir que no estoy con vos Jesús ni con vos Madre Santa, así no debe ser.
Piensen que en este mismo momento empieza en ustedes un proceso de conversión, me refiero especialmente a esa persona, al Señor no se lo engaña, si no se está con Él se está en contra de Él, cuidado, no anden por caminos torcidos, se respira en el ambiente y no hay ningún derecho que los demás tengan que sufrir nuestras torceduras de corazón ¿mmm?, cuando tenemos el corazón torcido, no hay derecho, somos todos el cuerpo místico de Cristo pero no le hagamos daño a los demás porque sinceramente yo les amo profundamente en nombre del Señor y lo que menos quiero es hacerle daño a nadie sino bien, pero esas personas le hacen daño porque hieren el cuerpo místico del Señor, tengan cuidado, es una ofenda enorme que atrae sobre sí maldiciones a granel ¿mmm?, cuidado, bueno.
Con esta introducción para limpiar el ambiente ¿eh?, todos revisando su corazón sabrán si las palabras que dije son para ellos o no son, pero tienen la seguridad de mi amor constante, incluso aquellos que están en malas artes ¿eh?, pero como cuando los chicos juegan dicen: che, te invitamos a jugar pero no jodan ¿eh?, bueno, yo les digo lo mismo: no jodan ¿eh?. Acuérdense que el Señor, ¿qué hace?, dice las Bienaventuranzas: bienaventurados los mansos de corazón porque ellos poseerán la Tierra, pero dos páginas más adelante de la Sagrada Escritura, entra al Templo y ve que están comerciando con las cosas del Señor y los saca a patadas a los que estaban comerciando y les dice: hijo de puta, han profanado la Casa de Mi Padre, esas palabras están sacadas de la Biblia, traducidas del griego. La Biblia que nosotros manejamos es la Vulgata que tradujo San Jerónimo ¿verdad? pero en la Biblia en griego están con las palabras que yo les acabo de decir ¿eh?. Es decir, no es ni más ni menos lo que corresponde ¿no?,, bueno.
Hecha esta introducción y esta limpieza de entrada, le vamos a pedir al Señor que envíe sobre nosotros el Espíritu Santo para que podamos leer el Evangelio y podamos entenderlo con nuestro corazón: ven, ven, ven, Espíritu Divino, ven, ven, ven, acércate a mí…. Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. Del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. Domingo 20 de Enero durante el año, hoy conmemoramos Santos Fabián y Sebastián, tomamos el Evangelio de hoy de San Juan, el capítulo 1, de 29 a 34 ¿eh?: “al día siguiente, Juan vio a Jesús que venía a su encuentro, y exclamó: ahí viene el Cordero de Dios, el que carga con el pecado del mundo. De Él yo decía: detrás de mí, viene un hombre que ya está delante de mí, porque existía antes que yo. Yo no lo conocía, pero mi misión y mi bautismo con agua eran para que Él se diera a conocer a Israel. Y Juan dio este testimonio: he visto al Espíritu bajar del Cielo como paloma y quedarse sobre Él. Yo no lo conocía, pero Dios que me envió a bautizar con agua, me dijo también: verás al Espíritu bajar sobre aquél que ha de bautizar con el Espíritu Santo y se quedará en Él. Y yo lo he visto, por eso puedo decir que éste es el Elegido de Dios”. Esta es palabra del Señor, te alabamos Señor y te damos gracias.
Bien, entonces otra vez tenemos como en días anteriores los relatos sobre la misión de Juan el Bautista como el Enviado del Señor para que anunciara la venida del Mesías, Mesías quiere decir Enviado de Dios. Ahora, ya Juan había anunciado: yo vengo y los bautizo con agua pero detrás de mí vendrá alguien que los bautiza con agua y fuego, se refería a Jesús. Agua ya sabemos pero fuego siempre en la Sagrada Escritura se ve al fuego como lo que representa al Espíritu Santo, que es Dios también, tercera persona de la Santísima Trinidad.
Ahora, nosotros tenemos a nuestro alcance todas las posibilidades de tener a Dios con nosotros pero no de vez en cuando, de tanto en tanto, no, sino siempre, porque cuando Jesús, Él les habla a los Discípulos después de la muerte, en las apariciones, les dice: Yo me voy pero les enviaré al Consolador, ¿a quién hace referencia?, hace referencia al Espíritu Santo. Entonces es lo que conmemoramos en Pentecostés, Pente cincuenta días después de la Pascua, la venida del Espíritu Santo, entonces en ese momento nosotros podemos pedir que el Señor esté siempre dentro nuestro, a través del Espíritu Santo y que Él hable con nosotros y por nosotros, siempre. Pero esto también hay que entenderlo, el Espíritu Santo cuando viene a nosotros lo hace siempre y cuando seamos humildes, seamos mansos de corazón porque sino bueno, no puede entrar en nosotros si nosotros estamos endurecidos por las cosas del mundo, estamos demasiado metidos en el mundo, hay que ponerse como en disponibilidad para que el Espíritu Santo llegue a nosotros, nos ilumine y nos diga qué hacer ¿mmm?, y vos decís: y ¿en qué cosas?, en todo, en todo. Es decir, hasta cuando uno se va acostumbrando a pedir el Espíritu Santo, hasta en las cosas más elementales de nuestra vida Él las va diciendo: ahora esto, ahora lo otro, hasta la comida que tenemos que comer o bien algo que no tenemos que comer, o bien decirnos: este amigo no te es fiel, o bien indicarnos cuál es el médico que puede realmente acertar con nuestra enfermedad, porque todos pueden ser muy buenos pero algunos pueden entendernos más ¿verdad?.
Entonces, nosotros cuando hemos sido bautizados hemos recibido al Espíritu Santo, no solo con agua sino también con fuego y entramos a formar parte de la Santa Madre Iglesia y el Bautismo nos da un montón de virtudes infusas, es decir que necesitan desarrollarse, ¿dónde?, dentro de la sociedad, en la familia, en todos aquellos que nos rodean. Ahora pero tenemos que tener en cuenta que cuando uno tiene un niño en sus brazos tiene que tomar la debida distancia para pensar: este hijo mío por pequeño que sea es una personita, es una persona y es necesario que yo tome la distancia como diciendo: este niño se me dio como prestado por el Señor, porque es un proyecto del Señor, entonces yo tengo hasta las últimas consecuencias respetar su libertad, su voluntad libre, tengo que educarlo, tengo que formarlo, tengo que darle todo lo que esté a mi alcance pero siempre conservando la distancia al decir que es una persona. Entonces, a medida que pase el tiempo, los años vemos que ese ser formado adecuadamente puede levantar vuelo y tener un vuelo propio, con autonomía, si un hijo no puede volar solo, es decir no puede andar en la vida solo es porque no lo hemos educado bien, algo falló en nosotros ¿verdad?, eso no quita que la sociedad está organizada de una forma, la gente tiene egoísmos, tiene soberbia, tiene amor propio, tiene que se yo, por supuesto, porque los padres siempre hacen lo mejor con sus hijos, creen hacerlo por lo menos, pero a veces no es así los resultados que obtienen pero eso no invalida que todo ser humano tiene la asistencia constante del Espíritu Santo.
Jesús dice: Yo me voy pero les enviaré al Consolador, hace referencia al Espíritu Santo, que es Dios también, que habla en nuestra conciencia pero para escucharlo hay que ser dócil, hay que ser humilde, hay que pensar: y ¿qué querés Señor de mí?, habrá que preguntarse: esto que pasó Señor ¿cómo tengo que mirarlo?, estas cosas que me ocurrieron ¿qué tengo que pensar de ellas?, ¿qué me estrás queriendo decir Señor?, de hecho que Él nunca nos castiga, jamás, jamás, pero vivimos en un mundo y en ese mundo nos pasan montones de cosas, porque cada uno de las personas que viven del mundo se manejan con su libertad y a veces nos hacen daño, mucho daño, más de lo que los demás a veces creen.
Entonces, Señor ¿qué es lo que conviene?, ¿qué es lo que corresponde?, ¿qué me estás queriendo decir con esto?, porque sí, me ha pasado esto pero vos tenes un mensaje detrás de esto que me paso entonces decime Señor porque no te entiendo bien, esto que acaba de ocurrir en mí o en algún pariente o que se yo, o en quien ¿no es cierto?, tiene una lectura, es decir está indicando algo y yo quiero saber Señor qué está indicando, por supuesto que estamos hablando de aquellos cristianos que quieren serlo en serio ¿verdad?, el que quiere ser así cualunque nomás bueno no le importa lo que yo estoy diciendo pero el que quiere ser de veras quiere estar orientado en la vida para proceder en cada cosa; vos decís: pero hay ciertas elecciones que el corazón lo dice y no el Espíritu Santo, es que hay que poner al corazón bajo el efecto del Espíritu Santo para que incluso cuando su corazón quiere elegir elija bien.
Es decir, el Evangelio de hoy nos está mostrando hasta que punto el mismo Señor se hace bautizar por Juan el Bautista y oye en ese momento cuando lo bautizan en el Río Jordán, una voz que viene del Cielo o viene del más allá y que expresa: he aquí Mi Hijo amado, en el cual Yo tengo puestas todas Mis complacencias, traducido sería: este es el Hijo que quiero mucho y en Él realmente me siento muy bien porque viene a cumplir lo que Yo le mandé que cumpliera, traducido sería eso, con palabras más fáciles. Entonces, el mismo Señor Jesús que es el Hijo de Dios, Él también se hace bautizar, ¿y cuándo ocurre esto?, lo dijimos el otro día en el Evangelio que hablaba de que el Señor, ya habla del bautismo también, y es porque Jesús se prepara para Evangelizar, empezar a decir su palabra en las tierras que lo vieron nacer.
Entonces, si el mismo Jesús pide el Espíritu Santo que venga sobre Él, imagínense nosotros que somos tan pobrecitos, tan llenos de faltas y de problemas, tan llenos de precariedades, cómo no lo vamos a necesitar a alguien, sobre todo alguien que es superior que nos diga qué quiere de nosotros, pero no una vez de tanto en tanto, noo, a lo largo de todo el día, tiene que ser una constante, algo natural en nosotros. Señor, ¿qué queres de mí?, ¿qué queres que haga?, ante esto Señor ¿cómo procedo?. Y a veces el Espíritu Santo usa personas, otras personas para que nos hablen, por eso, podemos escuchar la voz del Espíritu Santo a través de una persona que pasa en la calle, a través de aquél que nos saluda, a través del médico que nos atiende, a través del que nos vende los remedios, a través de nuestros amigos, a través de cualquiera, el Señor nos habla y el Espíritu Santo llega hasta nosotros a veces en la forma de una planta, de una flor, del pasto o de un animal, hay cincuenta millones de cosas en la cual se expresa el Espíritu Santo para decirnos algo ¿verdad? y tenemos que ser dóciles para escucharlo: ¿qué hago Señor? ¿verdad?.
Piensen ustedes San Pablo cuando era todavía y va a Damasco a perseguir a los cristianos, de repente la fuerza del Señor lo baja, dice de su cabalgadura dice la Sagrada Escritura pero pensemos a veces que el bajarse del caballo es también una forma de decir: dejar el orgullo atrás y ser humilde ¿no?, no, no vamos a discutir eso ahora, solamente cuando Pablo se siente que está en el suelo, pregunta, de repente se da cuenta de todo y dice: Señor ¿qué querés que haga?, ¿qué queres que haga?, esa es la actitud humilde, sincera y tremenda que tenemos que tener los seres humanos ante cada cosa, Señor decime qué queres que haga, tengo que hacer esto Señor pero para hacerlo tengo cincuenta formas diferentes ¿cuál te gusta más a vos?, ¿cuál es la correcta?, entre todas estas formas cuál es la mejor, cuál es la correcta. Esta es la relación que debemos tener los cristianos con el Espíritu Santo, que es Dios también.
Al Padre no lo podemos ver, porque nos dice la Sagrada Escritura que es una Luz tremenda ¿eh?, al Espíritu Santo tenemos referencia representado por una paloma como vemos en el corazón de la Virgen pero en sí son rayos de luz ¿no es cierto?, y Jesús sí, porque a Jesús sí lo vemos, no solamente hablando sino clavado en una cruz, entonces con aquellas cosas que no vemos pero que necesitamos, tenemos que ser muy respetuosos, muy amables, muy fervorosos para hacer que hable en nosotros, hablá Señor, que tu siervo escucha, hablame Señor, decime qué queres de mí. Claro, a veces puede decirnos cosas el Señor que no nos gustan tanto ¿verdad? o tal vez nos esté indicando algo que no nos gusta dejar, que se yo, me gusta tanto por ejemplo la cerveza o el vino o que se yo, y bueno pero lo tenes que dejar porque se estropea tu familia si seguís tomando, y bueno Señor iré tomando menos hasta que no tome más, pero si vos me ayudás y me das fuerzas ya nomás dejo todo porque si esto estropea mi vida y la de mi familia no se discute con vos Señor ¿eh?.
Por eso, hay que estar siempre disponible, siempre ser humilde, sencillo, así como la hierba del campo, que está siempre como abierta esperando que el rocío la moje, así tenemos que ser los seres humanos con el Señor y decirle con fuerza: vení Señor, vení, quiero que habites dentro de mí, quiero que llenes mi vida, quiero que entrés en mi casa por la puerta grande y que cada una de las cosas que hago sea realmente inspiración tuya, pero algunos está pensando en este momento y yo le voy a responder que está pensando: ¿el dolor que estoy sintiendo también me lo manda el Espíritu Santo?, no, por supuesto que no. En la vida nos va de una manera decimos siempre y también en ese irnos de una manera tenemos cincuenta cosas que a veces no nos gustan y una de las cosas que menos nos gustan es el sufrimiento, es algo que no lo podemos tolerar ni aguantar, hay cincuenta mil formas diferentes para evitar el sufrimiento y uno las busca, ¿qué hacer para no sufrir, para no sentir dolor?, tanto sea en lo físico como en lo espiritual, ¿qué hacer para no sentir dolor?.
Los seres humanos, ustedes dirán: y sí pero el Espíritu Santo nos dirá, sí nos dice, pero también nosotros tenemos que ponernos a pensar un poquito, nunca vamos a entender el dolor si no nos ponemos delante de una imagen del Señor en la cruz y lo vemos sangrar a Él, porque hace dos mil años que ocurrió eso pero las heridas del Señor están fresquitas y sangran todavía, sí sangran y no solamente sus heridas sino que su cuerpo sigue teniendo todos los moretones de las patadas que le pegaron, el Señor tiene 5 dientes adelante, el resto se lo sacaron a patadas, la parte de abajo no tiene nada, solamente le quedara alguna muela, no sé, por eso el Señor sonríe, nunca se ríe con la boca abierta como la Virgen porque si no tiene dientes, a mi me llevó más de diez años entenderlo, siempre decía por qué Señor vos no te reís como la Madre que se ríe con la boca abierta, no lo podía entender yo, hasta que un día me di cuenta: pero cómo se va a reír si tiene apenas cinco dientes arriba ¿eh?, pobre, que va a mostrar, nadie se muestra así la boca desdentada, bueno.
Ahora bien, repito, no podemos entender el dolor y tampoco podemos decir que el dolor lo manda el Espíritu Santo porque muchos fuimos formados en aquella forma: y sí, el dolor me lo mandan para que yo me mejore en esto, o para pagar las deudas que tengo porque cometí muchas cosas entonces por eso estoy pagando y muchos dicen: yo no sé qué habré hecho para sufrir tanto, como si fuera una compensación el sufrimiento para pagar las deudas de lo que uno debe, nada que ver, nada que ver. El Señor jamás nos va a hacer pagar las deudas, el que nos hace pagar las deudas es la vida, la vida misma y nosotros a veces procediendo de una forma pagamos las deudas pero no el Señor, al contrario, tenemos que pensar: señor, te vemos en la cruz todo machucado, estuvo seis horas nada más, todo machucado, lleno de moretones, te faltan los dientes, las heridas siguen sangrando, tenés un montón de moretones en todo el cuerpo, heridas en las pantorrillas, en los brazos, en las rodillas, en los pies, en todo, tenes heridas por todos lados Señor.
Entonces, para entender el dolor tenemos que entender el dolor del Señor, entonces vamos a ver que nos es más fácil soportar alguna cosita que nos pasa: Señor, vos que sos Dios, el Hijo de Dios y Dios mismo, fijate todo lo que tuviste que soportar, ¿por quién, porque lo hacías por deporte eso?, noo, lo hacía Jesús por nosotros, entonces ese sufrimiento, ese dolor que uno tiene parecería que de alguna forma disminuye un poco o al menos tenemos un enfoque distinto del dolor, tanto sea físico como de la mente o de los sentimientos, se hacen más pequeños, ¿por qué?, y cuánto que estás sufriendo vos Señor, la verdad que hace dos mil años y seguirá sufriendo por toda una eternidad ¿eh?, ¿por quién?, por nosotros.
Entonces cuando uno ve un dolor más grande que el de uno, no es que compare y se consuele fácilmente, no, uno entra en razón como diciendo: bueno, pero tengo que tener un poco de paciencia, todo esto pasará. Yo no me puedo olvidar cuando estaba en terapia intensiva y en la unidad coronaria que sufría horrores pero por la noche el Señor me tocaba la frente y me decía: tené paciencia, tené paciencia, ya va a pasar, ya va a pasar, tené paciencia, a mi no se me ocurrió pensar que yo estaba pagando alguna deuda, nada que ver, directamente era una consecuencia natural de ser humano, de tener un cuerpo que había sido cortado, etc., pero no que el Señor me estaba castigando por eso, al contrario, me trataba de consolar diciendo: tené paciencia, tené paciencia ¿eh?, tené paciencia. Y en ese tené paciencia, en poner nuestro dolor en la dimensión del Señor parecería que las cosas se hacen más fáciles, ya sé que no es tan simple este razonamiento, ya lo sé, ya lo sé, pero tenemos que tratar de entender un poquito todo lo que está a nuestro alrededor, en nosotros y todo lo que viene del Señor.
Al Espíritu Santo no lo vemos, lo sentimos hablar en nosotros pero no lo vemos, al Padre tampoco pero a Jesús sí lo vemos y lo vemos así todo ensangrentado, clavado en la cruz, con todas las llagas que vemos en esa imagen, esa imagen está tomada por unas hermanitas del Cristo Sangrante que está en la localidad de Serrano, al Sur de la provincia, es una foto real de la imagen de Jesús ¿eh?, no es algo pintado ¿eh?, nada que ver, es real eso, bueno.
Entonces con esta introducción preciosísima del Evangelio que nos llama a pensar seriamente con el corazón, para que el Espíritu Santo venga a nosotros a darnos todo aquello que necesitamos y a todo esto el Señor está precediendo la asamblea, por eso me pongo aquí para mirarle de frente, la Madre está pasando por cada uno para bendecirlos ¿eh?, sean solícitos con la Madre, no sé, se siente cuando ella está cerca y llega, recíbanla ¿saben?, recíbanla bien, agradézcanle a la Madre ¿eh? y todos nosotros en este día, que el Evangelio nos habla sobre el Espíritu Santo, sobre Juan bautizando a Jesús y de paso, dos palabras sobre Juan también, parecería que él que fue el Precursor, él que de los trece años vivió en el desierto en una pequeña choza, comiendo miel silvestre y langostas del desierto vivió padeciendo siempre y además cuando empieza la predicación anunciando la venida de Jesús le va muy mal porque termina con la cabeza en una bandeja porque Herodías se la pide al gobernador romano.
Si nosotros miramos la historia de Juan el Bautista realmente es emocionante y terrible, ¿por qué?, porque es el sufrimiento constante y terminar así en una bandeja de plata su cabeza ¿no?, y era el Precursor, el que se adelanta a Jesús para decirnos: pidan, hagan oración, recen, hagan bien las cosas porque detrás de mí viene aquél que realmente ya no los va a bautizar con agua sino que los va a bautizar con agua y fuego, con el Espíritu Santo.
Entonces, también invocamos la presencia de Juan el Bautista hoy para que nos asista en nuestro pedido al Señor, abriremos nuestro corazón para que el Espíritu Santo entre y nosotros diremos así simplemente, mira Señor, aquí estoy en este día, ayudame para que esté siempre delante tuyo, todos los días a que alcance mi vida, siempre Señor, porque los afectos humanos pasan, terminan pero vos no terminás Señor, tu afecto dura siempre, como viene desde hace milenios y seguirá durando para siempre.
Entonces Señor, yo pienso y cada uno de ustedes piensa: somos tu proyecto Señor y en la vida nos fue de una manera, a veces bien, a veces mal, pero Señor yo tengo puestas en vos todas mis esperanzas y todos los latidos de mi corazón están aspirando Señor a llegar hacia vos, una vez más, para decirte: mirá como estoy, mirá mi vida, mirá mis cosas, mirá mi pareja, mirá mis hijos, mi descendientes, mirá todo lo que me pasa, los dolores que tengo, las angustias que me carcomen, las injusticias que sufrí, los dolores que padecí, la falta de amor que siempre fue una constante en mi vida y la falta también del pan de trigo porque tantas veces pasé hambre Señor, así como me faltó el pan de trigo también me faltó el pan de amor porque bueno, mis padres eran bunos, hacían todo lo que podían pero lo que ellos podían no me alcanzaba para desenvolverme en la vida, ellos hicieron todo lo mejor, está bien, pero me faltó Señor y vos veías todo Señor y como somos libres vos respetabas todo, no te metías, salvo que alguien te lo pidiera sino no te metías.
Por eso Jesús, hoy estoy como abriendo mi alma Señor, todos estamos abriendo el alma para que vos entres en ella Señor, mirés toda la vida desde antes de nacer, si desde antes de nacer Señor porque incluso no sé si fui un hijo deseado o no, no sé como fue todo el embarazo cuando mi mamá me llevó, no sé como fue mi niñez Señor, antes no sé como fue mi nacimiento, si accidentado, si no, si me golpearon, si no me golpearon, si nací bien o no nací bien, o que se yo Señor, vos sabés todo. Por eso, al venir aquí Señor, al venir cada uno de nosotros tené en cuenta todas las cosas que pasamos Señor y te lo ponemos delante tuyo Señor como si fuera un gran paquete de cosas lleno de dolores y de todo lo que sufrimos y también de cosas que padecimos: soberbia, egoísmo, defectos que tuvimos, tomamos demás, comimos demás, nos estropeamos la salud, a veces con eso, nuestra vida no fue tan ordenada Señor, yo diría más bien desordenada.
Entonces, pero somos así Señor, no vamos ahora a tratar de mejorar lo que ya está hecho pero sí Señor vos podes llegar hasta nosotros… (se dio vuelta la cinta)…, para eso tengo que abrirme Señor, tenemos todos que abrirnos,
profundamente, enormemente para que vos entrés Señor y yo tengo que partir de la base y cada uno de nosotros también, que el corazón solamente tiene la manija por dentro, nadie puede abrirla desde afuera, solamente nosotros podemos abrir nuestro corazón, es decir nuestros afectos y nuestros sentimientos. Entrá Señor, hay tanta necesidad en nosotros de que vengas, estamos enfermos, malquistados por la vida, hemos pasado tantas Señor que vos nos trajiste acá y si vos hiciste eso es porque realmente queres poner fin a todo lo que nos pasó y nos pasa, solamente nos estás pidiendo Señor simplemente que confiemos en vos, que confiemos, que te amemos Señor, así simplemente como se ama a cualquiera sin pensar cómo tendrá que ser mi amor porque sos Dios, si hacemos eso nunca vamos a estar a la altura de Él porque somos humanos ¿mmm?.
Mientras tanto Señor, mientras nosotros renegamos con este poquito que podemos darte vos Señor vení a nosotros y danos todo lo que necesitamos, es tanto Señor que si tuviera que empezar a pedir no sé por dónde empezar, todos estamos en esas condiciones, no sabemos dónde empezar, pero es el momento Señor, si nos trajiste por algo debe ser, vos no haces nunca las cosas porque sí, todo lo tuyo tiene una explicación, vos nos estás hablando Señor a través de cada una de las cosas que nos rodean, de las personas que tenemos sentado a nuestro lado, de las personas que vemos que están sufriendo como nosotros o más, porque acá dentro no hay ninguno que esté sano, todos estamos enfermos de algo ¿eh?, y muchos también enfermos de un corazón demasiado rebelde, contra todo y contra todos, orgulloso, soberbio, mal nacido, que se yo, tantas cosas que vos entendes Jesús.
No vamos a pensar Señor en las cosas que no hicimos bien, porque nos confundieron tanto en cuanto a lo que estaba bien y lo que estaba mal, que al último no sabemos distinguir bien ¿eh?, entonces vos miranos así como somos porque incluso las cosas malas que hemos hecho vos ya las has perdonado hace tiempo, incluso antes de que las hiciéramos, qué te vamos a decir Señor, qué nos vamos a preocupar para decir hice esto mal, lo otro, no, no, no, si lo hicimos en una de esas vos has sacado un partido muy grande de lo que nosotros hicimos, tal vez eso conmovió nuestro corazón, incluso aunque sea una cosa que no está bien.
Señor, tenemos sed de vos Señor, como decía la Madre Teresa: tengo tanta sed del Señor, tanta sed tengo, tanta sed. Tanta sed tenemos Señor, por eso, vos estás representado en esa fuente donde cae el agua, que no es agua común, es agua viva, que está representando el agua que sale de tu Corazón para calmar nuestra sed, claro que sí, eso es lo que vos queres Señor porque el agua que vos nos das a beber Señor es realmente la que quita la sed.
Señor, estamos hablando alguna cosa y ya sentimos en nuestro corazón renacer la esperanza, la esperanza de una vida distinta, de algo que va a aparecer, de la sorpresa que cada mañana nos está esperando cuando el sol sale y le dice a todo: hágase todo de nuevo, invitándonos a la vida. Tenemos que mirar el día y la noche y la mañana porque al terminar el día parecería como si terminara una etapa de nosotros y empezara al día siguiente una nueva, quien sabe todas las maravillas que nos espera mañana ¿eh?, y cuando nos levantamos Señor si estamos con vos tenemos que decir confiados: hoy voy a tener un hermoso día porque vos estás conmigo Señor, y después al pasar el día si alguna cosa no está bien me voy a preguntar: qué me estás queriendo decir Señor con esto, porque algo me querés decir, a vos nada se te escapa Señor, nada, nada.
Que lindo es Señor poder tener este trato con vos, sentirte que sos nuestro amigo, nuestro hermano, nuestro compañero, es tan lindo Señor, es tan hermoso sentir cómo va brotando en nuestro corazón la esperanza de días mejores, de mañanas con un sol precioso en nuestro corazón trayendo días nuevos, vivir cada día Señor con vos, con una intensidad y un fervor diferente, eso es lo que queremos Señor, dale Señor, dale, estamos tan ansiosos de vos, tenemos tanta sed de vos, esa agua que cae nos está diciendo: vení, vení, tomá esta agua que ya no vas a tener más sed.
Tan cerca de mí….
Nos abrazamos con el Señor y tenemos confianza de que Él pase sanando nuestra vida, estamos tan necesitados de vos Señor, a cada instante Señor que si no estás vos con nosotros esto no es vida Señor.
El Maestro de Galilea va pasando ya….
Sí Señor, cada uno nosotros danos lo que necesitamos Señor, nosotros confiamos en vos Señor, es lo mejor que nos puede pasar Señor, nos trajiste acá por algo debe ser Señor, claro que sí, todo lo mejor podemos esperarlo de vos Señor, quien otro puede darnos tanto Señor, solamente vos, por eso te amamos Señor, te amamos siempre, te damos todo lo mejor.