Que pena que estos Mensajes no se oigan así con la voz en que están dichos, porque verían Mi congoja, verían Mi preocupación y sobre todo, el gran dolor por tantas cosas, tantas. Mensaje del 27 de Noviembre de 2007

Habla Artemio:

27 de Noviembre.

Dice la Madre:

El tema no está acabado y no lo acabaré tampoco, tal vez hable Mi Hijo también de estas cosas pero sigo hablando este 27 de Noviembre.

Mis palabras me parecen que pueden resultar como... no sé si incorrectas para
algunos, desubicadas para otros, delirantes para otros pero Mis queridos, qué quieren que les diga, me duele enormemente el rostro triste del animal que sabe que va a morir, sea un pollo, un pollito, un pájaro o los grandes animales.
Ustedes han visto que cuando matan a los animales todos sus músculos después de un tiempito de muertos siguen moviéndose todavía, ustedes dirán: son actos reflejos, son cosas, no Mis queridos, hay mucho más que eso. Como podré hacer, qué palabras tendré que buscar para decirles: Mis queridos, no hagan sufrir a los animales, ningún animal pero sobre todo aquellos que les alimentan.

Es que hay cambiar toda una forma ya establecida de ver las cosas, y ¿quiénes tienen que empezar?, los padres, los maestros, todos aquellos que educan y el respeto por la vida no sé si se puede enseñar tanto, el pequeño debe respirarlo, debe respirarlo y a veces veo por ejemplo las madres cuando toman un trozo de algo, de pan, de lo que sea, lo toman con tanto amor que el niño pequeño ya ve eso y sabe hasta que punto del amor por aquello.

Veo con mucha alegría todos aquellos que bendicen los alimentos, pero me pregunto: ¿no es nada más que una pequeña ceremonia de todos los días, de algunos?, como una forma ya hecha, establecida: ¿realmente hay una bendición de los alimentos?, tengo Mis dudas ¿eh?, tengo Mis dudas Mis queridos; porque es como aquellos que arman el árbol de navidad para ver las lucecitas de colores como si fueran niños que les encantan las lucecitas pero que no tiene otra proyección, y en la bendición de los alimentos al comerlos también pasa lo mismo, desde la boca hacia afuera, no sale del corazón, no. El corazón está en otra parte, en todo caso como los padres dicen: y bueno, hay que enseñarles a los hijos algo, pero esa forma de enseñar no me gusta, el niño tiene que respirar un ambiente de amor por todo y en todos los casos porque de otra forma no convencen a nadie.
Es lo que Artemio les dice en Mi Casa cuando les habla de los dobles o triples o más mensajes que recibe el niño ¿mmm?, que son contradictorios. También recuerdo que un día les habló sobre las hormigas y les dijo que comen los rosales, que no era posible hacer ver a un niño cuando uno mata las hormigas porque comen los rosales y si el niño lo viera habrá que hacer toda una explicación, porque sino entraría en su mente un doble mensaje, es decir primero entró: no matar, y después: aquellos que me enseñaron están matando.

No pido una justificación, pido una explicación de los actos en sí, ¿es tan difícil eso Mis queridos?. Ustedes dirán: son tan pequeñas estas cosas, Yo les pregunto: ¿cuántos siglos hace que nadie las dice?, ¿cuántos?. Obsesiona la vida del hombre, muchos teólogos, hombres estudiosos, sesudos pero claro, está muy bien, pero a este hombre que le estamos pidiendo el mandato de Mi Hijo: ”ámense unos a otros como Yo los he amado”, no podrá realizar esto, tener una actitud constante en su corazón sobre esto si no ha aprendido a amar y a reverenciar la vida, la vida desde las cosas más pequeñas hasta las cosas más grandes.

Por favor, cuánto camino hay que recorrer aún, por favor, cuánto camino hay que recorrer aún.

Que pena que estos Mensajes no se oigan así con la voz en que están dichos, porque verían Mi congoja, verían Mi preocupación y sobre todo, el gran dolor por tantas cosas, tantas.