Habría que decir todos los días, sobre todo aquellos que tienen la responsabilidad: líbrame Señor. Mensaje del 31 de Mayo de 2007

Habla Artemio:

31 de Mayo.

Dice Jesús:

Ayer hablaba de seres marginales y todo el mundo piensa, en general, que me refiero a todos aquellos que parecen intrascendentes y dan la impresión que hubieran entrado al mundo por la puerta de servicio, como llaman los hombres a la puerta de atrás.

Ahora bien, yo dentro de los marginales coloco también a todos aquellos hombres religiosos, laicos, de cualquier religión y en todas las épocas, todos aquellos hombres que por sus ideas son dejados de lado o bien se les prohíbe decirlas o enseñarlas, en los más diversos ámbitos. Ustedes dirán: pero si no hay un control cualquiera diría cualquier cosa, es cierto en parte porque sabemos que muchos al decir cualquier cosa hacen grupos aislados, grupos que a veces, casi siempre consideran estar en la verdad. Pero Yo no me refiero a esos, me refiero a esos hombres sumamente lúcidos, inteligentes, capaces, que se adelantan a los tiempos o vibran al diapasón de los tiempos y dicen y arman todo un edificio de ideas preciosas, pero como alguien quiere regular la vida de todos entonces catalogan: estos sí, estos no, estos sí, estos no.

Están olvidando que el hombre ha sido creado único, inédito e irrepetible, ignoran la libertad de conciencia, es decir muchos usan esto de acuerdo a sus conveniencias pero cómo se justifica, porque explicar se explica, pero cómo se justifica cuando se le prohíbe a alguien lleno de amor, lleno de sabiduría y lleno de gracia decir lo que piensa, ¿por qué censurarlos?, ¿por qué no ponerse a su lado para aprender de ellos?, además las cosas son tan claras, en general son tan claras que solamente la cerrazón mental y emocional les impide ver.

Habría que decir todos los días, sobre todo aquellos que tienen la responsabilidad: líbrame Señor, líbrame de perturbar la conciencia de alguien, líbrame Señor tendrían que decir de querer hacer que los demás piensen como Yo, líbrame Señor, líbrame de todos aquellos que por sus prejuicios e incapacidad, por su falta de amor atropellan la verdad y cuántos siglos hace que tal vez dijeron ellos mismos: la verdad se ve, ocurre que cada ser habla metido dentro de una realidad y esa realidad a veces o casi siempre está asentada en toda una cultura, en toda una serie de creencias, formas de vida, patrones de conductas que son diametralmente opuestas a los hombres de otros lugares y hablando desde lejos siempre se cometen errores porque no se está injertado dentro de una realidad determinada y silencian a los demás; para un espíritu libre no hay peor cosa que guardar silencio cuando la verdad es quemante, cuando no hay ninguna duda sobre lo que se está pensando y se dice.

Por eso repito, cada uno debería decir muy seguido o al menos de vez en cuando: líbranos Señor de entrar en la vida de alguien para hacerle daño, para lesionar su libertad, para no escuchar su palabra, líbranos Señor de los prejuicios, líbranos Señor deberían decir de todas esas estructuras que el hombre armó con tanta paciencia para que solamente algunos tuvieran acceso.

Vuelvo a decirles, ante cada acto, ante cada decisión, ante cada resolución piensen: líbrame Señor de cometer una injusticia con un hermano que piensa diferente, líbrame Señor de creer que Yo tengo la verdad absoluta, líbrame Señor de creer que tengo la exclusividad de algo o de alguien, líbrame Señor y cuando lo dicen, golpéense el pecho, para sentir como el corazón está respondiendo, líbranos Señor de no escuchar el corazón y hacer todo en base a prejuicios, en base a todo aquello que Yo creo verdadero pero tal vez estoy en el otro extremo.

Pidan al Espíritu Creador el discernimiento y pídanle un corazón lo suficientemente abierto porque el que se cierra a todo deja también la verdad afuera.

Amén.