Oración del 11 de Abril de 2007
Habla Artemio:
Bueno, es una suerte tener la presencia de un Sacerdote así ¿no? con tanta Santidad, agradezcamos a Dios su bendición ¿eh? que es un montón, la bendición de un hombre así vale como mil bendiciones diferentes ¿eh?, bueno.
Vamos a empezar diciéndole al Señor: mirarte solo a ti Señor, mirarte solo a ti Señor, mirarte solo a ti Señor y no mirar atrás. Seguir tu caminar Señor, seguir sin desmayar Señor, postrarme ante tu altar Señor y no mirar atrás. Amarte solo a ti Señor, seguirte solo a ti Señor, confiar solo en ti Señor y no mirar atrás. Seguir tu caminar Señor, seguir sin desmayar Señor, postrarme ante tu altar Señor y no mirar atrás.
Ahora vamos a renovar las promesas del Bautismo ¿mmm?: bautízame Señor
con tu Espíritu, bautízame Señor con tu Espíritu. Bautízame Señor con tu Espíritu, bautízame Señor con tu Espíritu. Y déjame sentir el fuego de tu amor, aquí en mi corazón Señor. Y déjame sentir el fuego de tu amor, aquí en mi corazón Señor. Ahora sáname: sáname Señor con tu Espíritu, sáname Señor con tu Espíritu, sáname Señor con tu Espíritu, sáname Señor con tu Espíritu. Y déjame sentir el fuego de tu amor, aquí en mi corazón Señor. Y déjame sentir el fuego de tu amor, aquí en mi corazón Señor.
Antes de leer el Evangelio vamos a pedir la presencia del Espíritu Santo, decimos: ven, ven, ven, Espíritu Divino, ven, ven, ven, acércate a mí. Ven, ven, ven, Espíritu Divino, ven, ven, ven, acércate a mí. Apodérate, apodérate, apodérate de todo mi ser. Apodérate, apodérate, apodérate de todo mi ser. Aquí se siente la presencia de Dios. Aquí se siente la presencia de Dios. Siento el fuego del Espíritu Santo. Siento el fuego del Espíritu Santo. Siento gozo, siento paz, siento el amor que Dios me da. Siento gozo, siento paz, siento el amor que Dios me da. Aquí se siente la presencia de Dios. Aquí se siente la presencia de Dios.
El que puede se pone de pie, el que no, no, por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén, miércoles 11 de Abril, miércoles después de Pascua de Resurrección, el Evangelio es de Lucas 24, de 13 a 35 dice: “aquél mismo día dos Discípulos se dirigían a un pueblecito llamado Emaús, que está a unos doce kilómetros de Jerusalén, e iban conversando sobre todo lo que había ocurrido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se les acercó y se puso a caminar con ellos. Al rato Él dijo: qué poco entienden ustedes y que lentos son sus corazones para creer todo lo que anunciaron los Profetas. ¿No tenía que ser así y que el Mesías padeciera para entrar en su Gloria?. Y les interpretó lo que se decía de Él en todas las Escrituras comenzando por Moisés y siguiendo por los Profetas. Al llegar al pueblo al que iban, hizo como que quisiera seguir adelante, pero ellos le insistieron diciendo: quédate con nosotros, está cayendo la tarde y se termina el día, viene la noche. Entró pues para quedarse con ellos. Y mientras estaba en la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. En ese momento se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero Él desapareció. Entonces se dijeron uno al otro: ¿no sentíamos arder nuestro corazón cuando nos hablaba?. Se levantaron y volvieron a Jerusalén. Contaron lo sucedido en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan” . Esto es palabra del Señor, te alabamos y te damos gracias.
Esta Parábola de los hermanos de Emaús, los compañeros de Emaús, es realmente preciosa porque nos revela hasta qué punto los Discípulos tal vez tenían nostalgia de Jesús, tal vez empezaban a valorar lo que antes no habían valorado, ocurre siempre ¿mmm?, como dice el famoso canto: yo no me di cuenta de que te quería hasta el mismo día en que te perdí ¿mmm?. Por eso, ellos tenían la noción de haberlo perdido al Señor y se sentían como si fueran así un poco huérfanos ¿no?, que pena, y además tan metido adentro tenían ellos todo el problema, que ya venía dentro de la cultura que ellos tenían ¿no?, que no había la resurrección, hasta ese momento en las culturas que se conocían se creía en la reencarnación, es decir que las personas reencarnaban de acuerdo a cómo había sido su vida en seres inferiores o superiores, pero Jesús trae otra idea, que es la que corresponde, todo hombre tiene una sola vida, no hay reencarnación de ninguna clase ¿mmm? pero los Discípulos no conocían todas estas cosas, es decir todavía no habían tenido el soplo del Espíritu Santo para entender mucho, bueno.
Entonces tenemos que pensar que, reviviendo la escena, van por el camino y le dicen a Jesús: ¿pero cómo, por qué preguntás qué pasó?, si vos sabés muy bien, vos debes saber por ser del lugar que había un Maestro perfecto, que lo hizo todo bien, llenó el lugar de milagros y tantas cosas más, estoy agregando palabras de los otros Evangelios, no solamente de este ¿eh?, bueno y sin embargo a pesar de que Jesús hablaba de las Sagradas Escrituras, hablaba de todo, también ellos no se dieron cuenta, no, y siguen y siguen y siguen caminando, Jesús les sigue hablando y ellos sin darse cuenta. Seguramente intuían un poco pero la verdad es que les pareció mal que ya era tarde y ese hombre siguiera solo por el camino ¿no?, y le dice: ¿por qué no venís a quedarte con nosotros?, Jesús amagó seguir su camino ¿no? pero ellos le dijeron: no, te invitamos a que vengas a quedarte con nosotros porque ya es tarde, anochece y usando palabras de otros Evangelios: y la noche está cargada de peligros ¿mmm?. Entonces Jesús entra a quedarse con ellos, hay una parte que se abrevian del Evangelio de Lucas pero está con ellos, con los Discípulos y después van a cenar y cuando llega el momento de partir el pan para darlo ¿mmm?, recién ahí, recién en ese momento los Apóstoles reunidos se dan cuenta que era el Señor ¿mmm?, y después, bueno en ese momento justo Él desapareció y se preguntaban entre ellos, los dos que venían por el camino: pero ¿cómo, no nos dimos cuenta que teníamos tanta sabiduría, tanta Luz al lado de nosotros?, ¿cómo es posible que no nos dimos cuenta?, con todo lo que hablaba de la Sagrada Escritura, etc., etc., pero cómo hemos sido tan tontos para no entender que estábamos al lado de Jesús ¿mmm?.
Cuidado que a veces nos puede pasar así en la vida a nosotros también ¿no?, con nuestros padres, con nuestros amigos, con la gente que amamos ¿mmm?, y empezar a amarlos una vez que ya no están, hay que tener cuidado con todas esas cosas. Las personas cuando están vivas hay que darles el afecto que necesitan, no una vez de muertos ¿mmm?, por eso, pero ¿cómo no nos dimos cuenta que era Él?, podríamos decir: ¿y cómo no nos dimos cuenta que era nuestro padre, nuestra madre y se murió casi así en el anonimato, cómo no nos dimos cuenta de este amigo que teníamos, de este hermano, de este compañero ¿mmm?.
Cuidado, cuidado con esto porque el Evangelio de hoy, de los compañeros de Emaús es muy revelador en todas estas cosas, muy revelador, muy revelador, pensémoslo cuando estemos a solas. Y además hay otra expresión que tenemos que tener especialmente en cuenta. Él quiso seguir su camino, pero ellos le dijeron: no, quedate con nosotros porque ya anochece y la noche está cargada de peligros ¿mmm?. Traduciéndolo a nuestra vida diaria ¿mmm?, tendríamos que decir: Señor, quiero que vengas a mi vida pero ahora ¿eh?, porque la noche está cargada de peligros, es decir nuestra vida está cargada de peligros, ese es el drama ¿mmm?, no podemos conformarnos con decir dentro de un tiempo largo: tarde te amé Señor, cómo no entendí, tarde te amé.
Por eso, eso de los Discípulos, de los compañeros de Emaús: entrá a quedarte con nosotros, tal vez sea hoy el día de que ustedes le digan a Jesús: vení, entrá a mi corazón, así como los Discípulos dijeron: entrá al pueblo porque ya anochece y la noche está cargada de peligros, vení Señor a mi corazón porque han pasado años en mi vida, porque tengo una vida que llevar adelante y la de mis hijos y la de todos y necesito que estés conmigo Señor, lo de la noche larga es lo de la vida larga que es nuestra ¿mmm? ¿verdad?, pero fíjense que esto pasa, ellos le dijeron: entrá a quedarte con nosotros sino Jesús no entraba, esperó la invitación y también de nosotros espera la invitación: vení Señor, entrá en mi corazón, yo no puedo vivir si no estás conmigo ¿mmm?.
Cuidado con todas estas cosas porque si bien la vida es enormemente larga pero no tanto como para andar desperdiciándola, en el sentido de que no podemos dejar: bueno algún día va a ser, mañana, que se yo, ya voy a poner las cosas en orden y le voy a decir al Señor que venga a mí, no, ya ¿mmm?, además el que viene aquí viene por algún problema, a dar gracias o por algún problema de salud u otro tipo de problemas y ya es momento ¿eh?, de decirle al Señor: vení Señor a mi vida, entrá en mi corazón, llenanos de vos Señor porque queremos sanarnos de todo lo que nos pasa ¿mmm?.
Si esta Parábola de los compañeros de Emaús no la vemos así, no la hemos entendido, hay muchas cosas que hablar de esto ¿mmm?, lo que dijimos al principio de que ellos no creían en la resurrección, creían en otras cosas que no sabían qué exactamente era, por eso no lo reconocen al Señor, además de eso está el desconocer que a lo mejor cerca nuestro padres, hermanos, amigos, compañeros pueden ser muy grandes en nuestra vida pero no reparamos en ellos ¿mmm?, vení, quedate con nosotros y Él entró a quedarse con ellos. El Señor necesita una invitación de nuestra parte, Él cuida mucho nuestra libertad ¿eh?, no se va a meter porque sí nomás en nuestra vida ¿mmm?.
Entonces, es el día de decirle: vení Señor, entrá en mi corazón, yo no puedo vivir Señor sin el amor tuyo, porque es el único duradero, es el único que no pasa, los amores humanos se terminan o bien porque se borran o bien porque la muerte se lleva a los que amamos, solamente el amor del Señor permanece a través del tiempo y por toda una eternidad. Pensemos en todas estas cosas porque mañana tal vez puede ser tarde ¿mmm?, tal vez esta noche es tarde, porqué no ya decirle en este mismo momento, Señor: vení, y además si ese vení Señor no es auténtico, lleno, completo, perfecto no hay posibilidad de que nos sanemos ¿eh?, el Señor va a obrar milagros en nosotros cuando nosotros creemos totalmente en Él, como si pudiéramos arrojarnos al vacío pensando, pensando que hay alguien que nos va a proteger cuando caemos ¿mmm?, esa fe así profunda, grande, total, completa es la que necesitamos para todo, para seguir viviendo y para sanarnos de todos nuestros problemas, mientras no ocurra esto es lo que dice el Señor: ¿por qué no termino de sanarme?. Entonces ¿por qué no se termina el hombre de sanar?, por una razón muy simple, no cree lo suficiente, porque si creyera lo suficiente, en un instante todo en su vida sería distinto.
Nosotros necesitamos la asistencia de los médicos, de todas las personas que nos rodean para nuestra salud, necesitamos de aquél que vende los remedios, necesitamos de todos, de todos ¿verdad?, pero sobre la palabra de todos está la palabra del Señor que nos está pidiendo ¿verdad?, aunque los compañeros dicen: vení, entrá, en el fondo el Señor está pidiendo, sin pedirlo, que le pidamos que entre en nuestro corazón.
Siguiendo con lo mismo pero desde otro ángulo, estamos en estos días nosotros conmemorando todo lo referente a la Pascua de Resurrección y da la impresión que la mayoría de nosotros, una vez que pasó la Misa de Resurrección ¿eh? y deseamos felices pascuas a todos los que están cerca o nos rodean o lo que sea y ya terminó, esa pascua no, esa resurrección no está completa ¿mmm?, hemos escuchado la Misa pero todavía los condenados de la Tierra son montones, millones y millones ¿mmm?, millones y millones y nosotros decimos: felices pascuas de resurrección, felices ¿qué?, ¿a quién?, ¿por qué?, ¿con qué motivos?, si las cosas están como están, Jesús ha resucitado y es maravilloso todo eso pero qué hacemos nosotros para todos aquellos que están al margen de la vida para que resuciten también, porque en ellos fracasa la resurrección, el que tenía hambre antes y la sigue teniendo, ahí fracasa la resurrección ¿mmm?. No es que Jesús fracase, fracasa en uno la resurrección.
Les digo más, les digo más, estos días me llamó mucho la atención, nadie ignora por ejemplo las cosas que ocurren aquí ¿no?, la presentación del Señor todos los días para dar sus Mensajes, lo mismo que la Virgen y a mí me llamó poderosamente la atención, hoy estamos a miércoles, lunes, martes y miércoles tanto a la siesta como por la noche, Jesús se recuesta sobre mi pecho pero no como Jesús resucitado, se recuesta con toda la sangre de sus heridas, en ese momento que se recuesta yo solamente veo su cabeza, recostada sobre el pecho, pero todavía con la sangre ¿eh?, un ojo semiabierto, el otro más o menos abierto, la sangre está como endurecida, no le sangra ahí pero tiene la sangre pegada ¿eh?, y yo me he puesto a pensar, incluso le he preguntado: ¿por qué Señor?, si estamos en lunes de pascua, volvió a hacerlo el martes, volvió a hacerlo hoy, esta siesta, ¿por qué estás recostado sobre mi pecho todo ensangrentado?, todavía no me respondió, pero yo trato de adivinar un poco por qué el Señor sigue así ¿mmm?, ¿será que espera la resurrección de tantos que no llegan?, incluso dentro de nosotros aquí de los que estamos o tal vez yo también ¿realmente se dio en nosotros la resurrección del Señor?, ¿tenemos un corazón nuevo en nuestro pecho? ¿mmm?.
Son preguntas que me hago, no me amargo cuando lo veo así pero me acuesto y me levanto a la mañana y Él todavía sigue con la cabeza, no me doy vuelta de costado porque digo: va a ser incómodo y me quedo cabeza arriba ¿no?, y Él está ahí, la cabeza puesta, tampoco me pinchan las espinas de la corona, que la tiene todavía, pero sigue así, lunes, martes y miércoles a la siesta, esta noche no sé, la cabeza del Señor toda ensangrentada todavía, tendría que aparecerse como el Señor triunfante por la Resurrección pero da la impresión por lo que veo que Él sigue sufriendo y sufriendo mucho, ¿por quién?, no sé, ¿será por mí?, ¿será por ustedes?, ¿será por cada uno de ustedes?, ¿por quién será?. Todo ese sufrimiento aún, porque la sangre a lo largo de los tiempos siempre representó la vida y Jesús al perder la sangre fue perdiendo la vida, ¿por quién?, ¿porque se le antojó?, no, lo hizo para nosotros.
Esta pascua el Señor, antes del Viernes Santo ¿habrá muerto inútilmente para nuestro corazón?, ¿realmente hubo resurrección en nuestro ser?, Jesús eso lo vivió hace dos mil años, no se vuelve a morir pero nadie ignora que sus heridas siguen sangrando ¿verdad?, entonces uno se pregunta, Él todavía no me dijo nada, uno se pregunta: ¿por qué el Señor se manifiesta así?, podría hacerlo de otra forma, Triunfante, porque todo el mundo, la Pascua de Resurrección: felices pascuas, felices pascuas se dicen todos, como si eso se pegara como una calcomanía ¿mmm?, sin embargo Él sigue todavía con toda la sangre, como ustedes ven en esa foto que está tomada ahí.
Yo no digo nada, solamente les propongo que piensen: ¿he resucitado yo con el Señor este domingo de pascua?, ¿está en mi corazón corriendo sangre nueva?, y ¿cuándo puedo comprender yo que corre sangre nueva en el corazón?, cuando yo empiezo a descubrir que cerca de mí hay muchas personas que son mis hermanos, son ustedes, son todos los que uno se rodea diariamente y con algunos más aún que otros, por ejemplo los miembros de una familia, los que se conocen, por supuesto los parientes y todo, pero les dejo esta pregunta, ¿por qué el Señor en vez de aparecerse Triunfante se aparece así todo ensangrentado?, ya sabemos que por sus heridas siguen saliendo sangre pero esperaríamos que Él se apareciese de otra forma en estos días después de la Pascua de Resurrección, ustedes, yo, cada uno de ustedes, algunos a quienes ustedes están cerca o de quienes dependen o a quienes aman ¿eh?, no sé, piénselo cada uno, piensen, primero: ¿habré resucitado yo?, ¿habré resucitado con el Señor?, y luego, parecería que sí o más o menos, ¿y los que tengo cerca?, ¿y los que no están tan cerca?, ¿y los que me muestran los diarios, los noticieros y todas las informaciones del mundo? ¿mmm?.
Ustedes dirán: termínela con esas cosas porque nosotros lo que necesitamos es sanar nuestra salud, es que justamente, digo todo esto para sanarse ¿mmm?, ¿cuándo el ser humano empieza a sanarse?, cuando descubre que cerca de él tiene hermanos ¿mmm?, se llame esposa, se llame hijo, se llame vecino, se llame como quiera pero tiene hermanos porque son hijos todos de un mismo Padre y por todos el Señor está ahí mostrándose en la cruz, estuvo seis horas nada más, pero en la cruz sigue demostrando cuánto Él sufrió, cuánto y según lo que puedo ver yo parece que sigue sufriendo, ¿será porque no nos hemos preguntado todavía lo que les dije?, bien.
Entonces, nos ponemos delante del Señor y empezamos a dialogar con él, este día y todos los días a que alcance nuestra vida y ¿qué le diremos al Señor?, ¿qué, qué podemos decirle?, mirá Señor, yo he crecido, tengo muchos años o pocos o algunos y no sé, en realidad cómo fue mi vida con vos, sí cumplí con algunas cosas, hice otras pero, Señor ¿vos estarás conforme con lo que yo soy?, más aún ¿con lo que vos pensaste que yo debería ser?, porque vos Señor tenés un proyecto en cada uno de nosotros y ese proyecto se hace nuestro, es decir auto proyecto cuando uno empieza a encajar toda su vida ¿mmm?, enganchar como decimos ahora ¿mmm? en la vida del Señor, en lo que Él nos enseñó.
Por eso Señor, hemos venido de lejos, no tan lejos y de cerca y estamos muy ansiosos, sobre todo por qué esa forma de presentarte Señor todavía con toda la sangre seca en el rostro, un ojo semiabierto, así en una forma tan triste y desolada, ¿qué pasa Señor?, ¿estoy bien yo con vos?, ¿realmente a lo largo de toda mi vida te he dejado entrar en mi corazón?, Señor si todavía no lo hice, porque a veces a uno le parece que sí, si vos hablás con las personas todos dicen: soy tan católico, ahora, pero hay una distancia abismal, es decir muy grande entre soy tan católico y serlo de veras.
Por eso Señor, yo no sé qué es lo que me pasa con vos, yo sé que tenés un proyecto conmigo y me gustaría poder hacer todo lo necesario para que ese proyecto se logre pero sabés, me cuesta, me cuesta hablarte, me cuesta dejar toda mi altura, mi orgullo, mi egoísmo y muchas cosas que tal vez quisiera seguir haciendo y no conviene que las haga, no porque te ofendas vos sino porque me hace mal a mí, porque a vos no te ofende nada, estás siempre dispuesto a seguir amándonos. Por eso Señor, quisiéramos que llegues con tu Espíritu Santo hasta nuestros corazones para que nos hables, nos digas, pero para eso nosotros Señor tenemos que abrirlo; ya sé me dirán algunos, siempre lo hice, pero yo creo que cada día que el sol despunta en el horizonte uno tiene que volver a hacer las cosas como si fuera el primer día y el último día, no basta haberlo hecho hace un año, seis meses, diez días, habrá que hacerlo de nuevo, hoy, ni bien vi la luz del alba, Señor, ¿estoy realmente haciendo las cosas bien para lograr tu proyecto?, porque hay enfermedad en mi cuerpo, hay tristeza en mi corazón, hay nostalgia de otras cosas en mi alma, quisiera de repente sacarme de arriba muchos años o algunos años, no sé Señor, estoy ante la incertidumbre de no saber exactamente qué es lo que tengo que hacer.
Si agudizamos nuestros oídos vamos a escuchar la palabra del Señor de la Misericordia en estos días que estamos haciendo su novenario, que empezó el Viernes Santo, porque todo domingo después del domingo de Pascua es el día del Señor de la Misericordia, es decir el próximo domingo ¿mmm?. Ahora bien, a ver agudicemos nuestros oídos, a ver si el Espíritu Santo nos dice.
Dice Jesús:
Yo te amo hijo Mío.
Habla Artemio:
Le dice a cada uno.
Dice Jesús:
Yo te amo tanto hijo Mío que en los momentos terribles de mi muerte en la cruz y antes en el calvario y antes todavía cuando todos me abandonaron, Yo estaba pensando en vos.
Habla Artemio:
¿En mí Señor?.
Dice Jesús:
Sí.
Habla Artemio:
Pero Señor si yo no soy nada ni nadie, qué puedo ser Señor si la tierra es un puntito en el espacio que me queda a mí de pequeño ¿mmm?. Todo eso ¿pasó por mí Señor?.
Dice Jesús:
Sí.
Habla Artemio:
¿Y por todos los hombres que viven en la Tierra?.
Dice Jesús:
Sí.
Habla Artemio:
¿Y los que han vivido?.
Dice Jesús:
También.
Habla Artemio:
¿Y los que vivirán?.
Dice Jesús:
Por supuesto, para todos.
Habla Artemio:
Entonces Señor ¿qué está ocurriendo?, porque no entiendo. Sigue el Señor
diciendo.
Dice Jesús:
Mientras no abras tu corazón, mientras no seas capaz de perdonar, incluso las ofensas más terribles, mientras no te despojes de tu egoísmo, mientras no empieces a amar la vida en serio Yo no te puedo sanar de nada, Yo puedo sanarte hijo Mío cuando vos me amás en serio, me dejas entrar, incluso con la ayuda de los profesionales que atienden tu salud cuando vos me dejes entrar, Yo entraré y haré todo nuevo.
Habla Artemio:
¿Solamente diciéndote esto Señor es suficiente?.
Dice Jesús:
Y sí, pero hay que hacerlo con todo el corazón, abriéndolo totalmente, totalmente de par en par, sino no sirve.
Entonces Mis queridos, piensen, cuando Mi Papá creó el universo, lo hizo todo con orden, lo hizo todo perfecto, donde las enfermedades no existían, donde todo era hermoso, pero después los hombres alteraron todo y se hizo un desorden tan grande que ahora hay que morirse por enfermedades, hay que adaptarse a una vida miserable, pero miserable si los hombres quieren, porque la vida más terrible, la vida que ha servido al mal siempre o casi siempre en un instante puede cambiar totalmente, porque Yo soy la Misericordia dispuesto a comprenderlo todo, amarlo todo y perdonarlo todo; es decir, es un pasito nada más y quiero que vos Mi querido, a cada uno le digo, que den ese pasito, aunque muy corto pero necesario de abrir totalmente el corazón.
Yo quiero entrar.
Habla Artemio:
Y ¿por qué?, ¿por qué Señor querés entrar?.
Dice Jesús:
Y simplemente porque los amo, los amé siempre, desde toda una eternidad y los
amaré eternamente pero Yo estoy incompleto en la medida en que no pueda hacer nada por vos. Es cierto que Mis heridas sangrarán para siempre porque tendré que seguir pagando las deudas de los hombres, pero ¿no te gustaría hacer algo para que de Mis heridas no salga tanta sangre, que no tenga que pagar tantas cosas?.
Habla Artemio:
Sí Señor, nosotros estamos convencidos de que podríamos hacer mucho… (se dio vuelta la cinta)… .
Dice Jesús:
Que a veces se va muriendo con los años, con las enfermedades, con los accidentes, con todo, el desorden propio del hombre, mientras que Yo quiero hacer todo nuevo, empezando por tu corazón, quiero hacer todo nuevo, dejame amarte, dejame amarte.
Habla Artemio:
Sí Señor, no pudimos resistir a tus palabras.
Dice Jesús:
Quiero que se lleven de aquí, hoy, siempre en vuestros oídos lo mismo: dejame
amarte, abrí tu corazón, dejá de lado todo lo que sobra, dejalo de lado, estando Yo dentro tuyo todo será diferente, el sol realmente saldrá a la mañana y tendrá un brillo tan especial porque, vos Mi querido, estás pensando que ese sol tiene que salir para todos, no solamente para algunos nomás, para todos. Si no podés hacer nada por los demás al menos tené el deseo de hacerlo y ya a Mí me basta porque Mi Misericordia toma ese deseo y lo transforma y de algo podes estar seguro, ninguna enfermedad, ningún problema de ninguna clase puede resistirse ante la gracia del Señor.
Habla Artemio:
Pensando en todo esto, en esas palabras que vamos a seguir oyendo en nuestros oídos, dejame entrar que quiero amarte, pero falta nuestra invitación como los hermanos de Emaús, vení Señor, entrá, porque se hace tarde y la noche está llena de peligros, vení, entrá Señor, vení Señor, entrá y nosotros ante esa expresión tan hermosa tuya Señor te diremos simplemente: tan cerca de mí, tan cerca de mí, que hasta lo puedo tocar, Jesús está aquí. De nuevo: tan cerca de mí, tan cerca de mí, que hasta lo puedo tocar, Jesús está aquí. No lo busque a Cristo en lo alto, ni lo busques en la oscuridad, muy cerca de ti, en tu corazón, puedes adorar a tu Señor. Tan cerca de mí, tan cerca de mí, que hasta lo puedo tocar, Jesús está aquí. Le hablaré sin miedo al oído, le contaré las cosas que hay en mí, y que solo a Él le interesarán, Él es más amigo para mí. Tan cerca de mí, tan cerca de mí, que hasta lo puedo tocar, Jesús está aquí. Búscalo sin miedo por la calle, caminando entre la multitud, muchos ciegos van, sin quererlo ver, llenos de ceguera espiritual. Tan cerca de mí, tan cerca de mí, que hasta lo puedo tocar, Jesús está aquí.
Justo tengo delante de mí esta imagen de Santa Maravilla de Jesús, para todo lo que nos dijo el Señor pidamos su intercesión porque hoy es día 11 y todos los 11 de cada mes es la Madre Maravilla, Santa Maravilla de Jesús, pidamos su intercesión de esta Carmelita española que ya ha sido elevada a los altares, no solamente hoy sino todos los 11, pidamos su intercesión para todo lo que necesitamos, sobre todo para lo que el Señor nos dijo.
El Maestro de Galilea va pasando ya, el Maestro de Galilea va pasando ya, el Maestro de Galilea va pasando ya, el Maestro de Galilea va pasando ya. Déjalo que te toque, déjalo que te toque, déjalo que te toque y recibe su bendición. Déjalo que te toque, déjalo que te toque, déjalo que te toque y recibe su bendición. El Señor pasa sanando: el Maestro de Galilea va sanando ya, el Maestro de Galilea va sanando ya, el Maestro de Galilea va sanando ya, el Maestro de Galilea va sanando ya. Déjalo que te sane, déjalo que te sane, déjalo que te sane y recibe su bendición. Déjalo que te sane, déjalo que te sane, déjalo que te sane y recibe su bendición. Ahora el Señor nos libera de todo mal, crean verdaderamente que Él los libera de todo mal, créanlo porque es así. El Maestro de Galilea liberando está, el Maestro de Galilea liberando está, el Maestro de Galilea liberando está, el Maestro de Galilea liberando está. Déjalo que libere, déjalo que libere, déjalo que libere y recibe su bendición. Déjalo que libere, déjalo que libere, déjalo que libere y recibe su bendición. Ahora nos enviará la fuerza del Espíritu Santo para que podamos ver con claridad todo lo que Él nos dice. El Maestro de Galilea fuego mandará, el Maestro de Galilea fuego mandará, el Maestro de Galilea fuego mandará, el Maestro de Galilea fuego mandará. Déjalo que te queme, déjalo que te queme, déjalo que te queme y recibe su bendición. Déjalo que te queme, déjalo que te queme, déjalo que te queme y recibe su bendición.
El Señor está dentro de nosotros haciendo maravillas, y vamos a completar todo esto con la bendición personal.
Oración del 11 de Abril de 2007
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Entonces, es el día de decirle: vení Señor, entrá en mi corazón, yo no puedo vivir Señor sin el amor tuyo, porque es el único duradero, es el único que no pasa, los amores humanos se terminan o bien porque se borran o bien porque la muerte se lleva a los que amamos, solamente el amor del Señor permanece a través del tiempo y por toda una eternidad.