No debemos olvidar nunca que allí está todo ¿mmm?, aunque nadie les diera la bendición al final solamente con escuchar la palabra del Señor, según las palabras de Jesús ¿mmm? ya está todo resuelto, tienen que hacerse conciencia en ustedes que lo que sana no es nada más ni nada menos que la palabra del Señor, el resto son ceremonias nada más que se hacen porque a veces nos gusta decir una palabra. Oración del 16 de Mayo de 2007
Habla Artemio:
Venimos al Santuario de la Madre y de Jesús de la Misericordia para cumplir con todas nuestras expectativas, agradecer, pedir y ponernos así en contacto directo con el Señor, por eso empezamos con: mirarte solo a ti Señor, mirarte solo a ti Señor, mirarte solo a ti Señor y no mirar atrás. Seguir tu caminar Señor, seguir sin desmayar Señor, postrarme ante tu altar Señor y no mirar atrás. Amarte solo a ti Señor, seguirte solo a ti Señor, confiar solo en ti Señor y no mirar atrás. Seguir tu caminar Señor, seguir sin desmayar Señor, postrarme ante tu altar Señor y no mirar atrás.
Ahora como hacemos todos los días, teniendo en cuenta lo que la Madre recomendó sobre esa fuente que es el Agua Viva que sale del Corazón de su Hijo y que ella desea que llegue a cada uno de nosotros los que estamos acá y a cada uno de aquellos que amamos, estén cerca o estén lejos y por supuesto allí en el número 4, peña de Oreb, hace referencia a la peña que Moisés cuando conducía al pueblo hebreo en el desierto la tocó con el palo y empezó a salir agua, entonces decimos así simplemente como dice en el número 4: Cristo es la peña de Oreb que está brotando, agua de vida, saludable para ti. Cristo es la peña de Oreb que está brotando, agua de vida, saludable para ti. Ven a beberla que es más dulce que la miel, refresca el alma, refresca todo tu ser. Ven a beberla que es más dulce que la miel, refresca el alma, refresca todo tu ser. Cristo es el lirio del valle de las flores, Él es la rosa blanca y pura de salón. Cristo es la vida y amor de los amores, Él es la fuente de la eterna salvación. Ven a beberla que es más dulce que la miel, refresca el alma, refresca todo tu ser. Ven a beberla que es más dulce que la miel, refresca el alma, refresca todo tu ser.
Antes de leer el Evangelio del día que hace una referencia al Espíritu Santo, tener en cuenta las palabras del Señor en sus Mensajes, todo aquél que viene al Santuario, a la Casa de la Madre y de Jesús, en todo el proceso que se inicia desde que uno entra hasta que sale no hay nada que no apunte hacia nosotros para dar gracias, pedir perdón por algo y pedir los favores y la sanación que uno necesita, todo está condensado en eso, no debemos olvidar nunca que allí está todo ¿mmm?, aunque nadie les diera la bendición al final solamente con escuchar la palabra del Señor, según las palabras de Jesús ¿mmm? ya está todo resuelto, tienen que hacerse conciencia en ustedes que lo que sana no es nada más ni nada menos que la palabra del Señor, el resto son ceremonias nada más que se hacen porque a veces nos gusta decir una palabra, decirle a alguien, confidenciarle algún problema que tenemos, pero eso es totalmente secundario, la sanación está en escuchar su palabra, la palabra de Jesús ¿verdad? y hacer que entre en nuestro corazón, allí se produce la sanación en nosotros, ahí se produce el momento de la alabanza, el momento de la acción de gracias, el momento…, bueno, todos los momentos.
No olvidemos eso, si no lo entendemos habrá que seguir insistiendo y preguntando pero no piensen que la sanación está en la bendición que yo puedo darles, eso es una ceremonia para completar el resto o para agregarle algo. Pero todo está, todo está dicho y realizado en la palabra del Señor ¿mmm?, bienaventurados aquellos que escuchan Mi palabra y la llevan a su corazón, allí está todo. Por eso algunos se preguntan ¿no?: y si venimos a la Capilla ¿y no hay nadie?, ¿pero cómo no hay nadie?, está aquí siempre el Señor y su Madre que los atiende y les da todo lo que ustedes necesitan, los demás, los que atendemos acá, estamos como agregados, se da por añadidura, nada más.
Que eso se entienda y comuníquenselo a los demás para que lo entiendan, aquí nadie hace nada excepto Jesús y la Virgen, entiéndanlo, porque si ustedes esperan de las personas algo es como si fueran de un curandero y aquí felizmente no hay curanderos, excepto que vengan de afuera, pero aquí no los hay ¿mmm?, que quede bien claro esto, clarísimo, más que clarísimo. Y pensando en el Evangelio de hoy que nos habla de la venida del Espíritu Santo ¿mmm?, ¿para qué envía el Señor el Espíritu Santo?, lo envía para clarificar en nosotros todas las cosas, para que sepamos todo y además porque es su presencia en nosotros, la presencia del Señor.
Por eso, vamos a pedirle al Espíritu Santo que nos haga entender lo que hemos dicho, pero directamente tener muy claro en nuestro corazón y en nuestra mente todo lo que pasa ¿mmm?, que nadie ni aquí ni en ningún lado del mundo se atribuya poderes de sanación, el único que sana es el Señor de la Misericordia por intercesión de su Mamá, quien dice otra cosa está mintiendo y hace una cosa terrible a los ojos del Señor, que quede bien claro esto, bien, bien claro.
Si no lo entendemos así es que todavía no hemos entendido ni el ABC del Cristianismo ¿eh?. Le pedimos al Señor que nos haga entender esto, por eso le decimos así con todo nuestro fervor: ven, ven, ven, Espíritu Divino, ven, ven, ven, acércate a mí. Ven, ven, ven, Espíritu Divino, ven, ven, ven, acércate a mí. Apodérate, apodérate, apodérate de todo mi ser. Apodérate, apodérate, apodérate de todo mi ser. Aquí se siente la presencia de Dios. Aquí se siente la presencia de Dios. Siento el fuego del Espíritu Santo. Siento el fuego del Espíritu Santo. Siento gozo, siento paz, siento el amor que Dios me da. Siento gozo, siento paz, siento el amor que Dios me da. Aquí se siente la presencia de Dios. Aquí se siente la presencia de Dios.
El que puede se pone de pie, vamos a leer el Evangelio: por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. Es el Evangelio de San Juan, como todos los miércoles ustedes saben, siempre recordamos a San José, el Padre Adoptivo de Jesús, todos los miércoles ¿eh?, eso es a nivel mundial porque San José es el Patrono de la Iglesia Universal, todos los miércoles ¿eh?, además hoy es San Ubaldo ¿mmm?, bien, el Evangelio es de San Juan, el capítulo 16, el versículo va del 12 al 15, Jesús dice: “aún tengo muchas cosas que decirles, pero es demasiado para ustedes, por ahora. Como si a veces si no estamos tan preparados el Señor mide las palabras y también las hace medir a los que usamos su palabra. Y cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, el Espíritu Santo, los guiará en todos los caminos de la verdad. Esto está clarísimo: cuando venga el Espíritu Santo Él los guiará en todos los caminos de la verdad. Él no viene con un mensaje propio, sino que les dirá lo que escuchó y les anunciará lo que ha de venir. Él tomará de lo Mío para revelárselo a ustedes, y Yo seré glorificado por Él. Todo lo que tiene el Padre es Mío. Por eso les he dicho que tomará de lo Mío para revelárselo a ustedes”. Esto es palabra del Señor, te alabamos Señor y te damos gracias.
Partimos de la base entonces que el Espíritu tiene la misión de perpetuar la obra de Cristo y nos capacitará a nosotros, los testigos, para profundizar e interpretar lo dicho por Jesús y lo vivido por Él a la luz de su resurrección. Así constituidos en comunidad del Espíritu, podremos construir la historia humana desde el compromiso y servicio, como ciudadanos cristianos de nuestro tiempo comprometidos a construir siempre un mundo mejor para todos ¿eh?, bueno.
Resulta tan reconfortante el Evangelio de hoy, ¿por qué?, y porque cuando Jesús en la Ascensión va a los Cielos, dice: Yo me voy, pero les enviaré el Consolador, el que va a estar siempre con ustedes ¿mmm?, no nos olvidemos nunca de eso.
Entonces, es cuestión que nosotros seamos dóciles nada más, muy dóciles ¿mmm? para escuchar en nuestra conciencia cómo habla el Espíritu Santo, ¿y quién es el Espíritu Santo?, es Dios también, ¿y cómo es este Espíritu Santo?, es el amor entre el Padre y Jesús ¿mmm?, Dios Padre crea el mundo, con el tiempo envía a su Hijo Jesucristo, muere en una cruz, resucita, asciende a los Cielos y después envía al Espíritu Santo para que esté siempre con nosotros, ese es el consuelo enorme que tenemos los seres humanos, que creemos en estas cosas.
Entonces, cuando nosotros estamos como perdidos, desorientados o creyendo que no sé, que el mundo es demasiado feo para nosotros, hostil, el mundo siempre nos está como, no castigando pero poniendo…, el mundo, no Dios, piedras en el camino y nos cuesta todo. A quién no le resulta difícil vivir, todo es un problema que hay que resolver, digan que uno está tan acostumbrado ya, los seres humanos todos estamos acostumbrados a enfrentar a los problemas y en base a cómo estamos fuertes para enfrentar los problemas, de ahí va a ser nuestra vida en la Tierra, si no tenemos fuerza suficiente, la vida, las personas, el mundo, todo lo que pasa nos tumba y nos deja ahí tirados a un costado del camino ¿eh?, pero ¿qué pasa?, si estamos solos pasa eso, pero nosotros si estamos convencidos que el Espíritu Santo está siempre hablando en nosotros, si es que lo dejamos hablar ¿no?, siempre está hablando, entonces el Espíritu nos va a ir diciendo todo, absolutamente todo, ¿y qué?, no sé, a cada uno le dirá lo que corresponde decirle ¿mmm?. Entonces aparece en nosotros ese diálogo constante de nuestro ser, estemos donde estemos, a la hora que sea, ese diálogo contínuo: Señor ¿qué querés que haga?.
Cuando uno ve que los problemas no se resuelven ¿verdad?, o que estamos como agobiados por los problemas, seamos tan clarísimos como el ciego de Jericó ¿verdad?, que siente que viene Jesús y empieza a gritar: Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí ¿mmm?, y así hasta que Él llega y le pregunta: ¿qué te pasa?, no veo Señor, era desde nacimiento, y entonces Él le dice: bueno, ve. Y nosotros cuando le pedimos eso ¿no?, le decimos o le pedimos ver con los ojos de nuestra mente, es decir ver qué camino tenemos que hacer, con quién tenemos que juntarnos, quiénes son nuestras compañías mejores, qué debo hacer con mi esposo, con mi esposa, con mis hijos, con mis vecinos, con el que me vende, con el que viene a mi casa, con cualquiera, cómo debo ser y hacer Señor para cumplir con tu palabra; porque el Señor nos envía el Espíritu no es para que lo derrochemos para nosotros nomás, noo, Él nos manda, no solamente para que nosotros vivamos bien, vivamos mejor sino además para que todo nuestro entorno y más allá de lo que tenemos cerca todo se vaya solucionando.
Y ustedes dirán: ¿todo?, si empezamos a ver con los ojos que nos hace ver el Señor ¿mmm?, todo, sí, todo ¿mmm?, todo, le vamos a encontrar una explicación a cada una de las cosas que nos pasan, cada una de las cosas, desde la más pequeña hasta la más grande, vamos a ver que nada ocurre porque sí, nada es casualidad, las cosas se dan por algo y si bien las cosas que nos pasan no son agradables, pensemos: en el mundo me va de una manera y tal vez no tan bien como yo quisiera pero qué beneficio sacará Jesús de estas cosas que me están pasando ¿mmm?, ¿qué?.
Es decir, como Él nos hizo libres, nosotros andamos por el mundo haciendo nuestra propia vida ¿verdad?, pero al usar nuestra libertad y cada uno también usándola, nos va de una manera y a veces mal, entonces qué hará o cómo aprovechará Jesús las cosas que nos pasan para sacar algún beneficio ¿mmm?, cómo lo aprovechará Él. Ahora vos dirás: pero a veces son cosas muy difíciles cuando nos falta alguien que amamos mucho y de repente se nos va ¿mmm?, la ausencia irremediable ¿mmm?… (se interrumpe la grabación)…, bueno ese chiquito se va a quedar quitito, porque sino nos distraemos ¿no es cierto?, y los padres con más atención todavía ¿eh?, que ellos, bueno, los amamos tremendamente pero cada cosa en su lugar, bueno.
Las cosas, decía, nos van de una manera y no bien a veces, a veces tenemos un montón de trabajo, a veces nos falta y tenemos que resolver montones de cosas, bueno pero en la hora más serena de nuestro día o de nuestra noche, tendremos que enfrentarlo al Señor buenamente y dialogar con Él: Señor necesito un trabajo digno para poder alimentar a mi familia Señor ¿verdad?, es decir, ser como una especie de compañero. Compañero quiere decir el que come el mismo pan, si yo no tengo trabajo o estoy enfermo o me pasa lo que me pase, quiere decir que si el Señor es mi compañero ¿mmm?, Él está comiendo el mismo pan que como yo ¿verdad?, es decir el mismo problema que tengo ¿mmm?, entonces: Señor, necesito un trabajo para que coman mis hijos, para que mi familia esté bien ¿mmm?, es decir: necesito Señor que esta situación que tengo entre manos, que se yo, lo que cada uno tenga, se solucione, o que haya una salida Señor, yo no te pido con prepo: ya, quiero una salida, yo te digo humildemente: Señor así no puedo, dame una mano ¿eh?. Y el Señor nos va a escuchar, porque Él prometió: les enviaré el Espíritu para que esté siempre con ustedes, siempre, la palabra siempre así es, ahora otro es el problema que nosotros creamos o no creamos que eso es así, si no creemos es inútil ¿no es cierto?.
Por eso, hay que plantearse muchas veces todo lo referente a nuestras creencias, hasta qué punto no es profunda nuestra fe, entonces viene a la mente: pero si la fe es un regalo del Señor, bueno, justamente entonces tendré que pedirle al Señor: regalame más fe Señor, si es un regalo tuyo la fe ¿mmm?, pero hay que también ponerse a tiro ¿no es cierto?, porque sabemos que más conoce uno algo más lo ama y si más lo conocemos a Jesús más lo amamos y si más lo amamos más fácil será que Él nos de más fe. El Evangelio es clarísimo hoy cuando dice: no les digo más cosas porque todavía no pueden entenderlas, qué claro está eso.
Cuando no logramos nosotros captar lo que el Espíritu nos dice será porque todavía no estamos en condiciones de captarlo, de entenderlo, de discernirlo ¿mmm?, entonces ¿y cómo se logra eso? ¿mmm?, como decían los antiguos y los modernos: dale a tu vida un momento o una hora de silencio y soledad cada día ¿verdad?, y en ese momento de silencio o esa media hora u hora de soledad en la que uno aspira a que Dios lo acompañe en ese tiempo, va a ver un montón de cosas claras.
Nosotros tenemos metido en la sangre: el hacer, hacer, hacer continuamente, vivimos como una locomotora haciendo, haciendo, pero de vez en cuando hay que detenerse para poder entender todo lo que pasa, no se olviden que toda la fuerza que surge de nosotros viene como una consecuencia después de haber entendido qué es lo que está ocurriendo, entonces uno si mide que tiene que levantar cien kilos entonces está pensando: voy a poner fuerza para levantar cien kilos ¿mmm?, y así pasa con las cosas del Espíritu, si yo mido la situación que tengo ante mis ojos y veo que tengo que poner mucho para lo que está ocurriendo, pues bien, tengo que medirlo dentro de mí ¿mmm?, entonces se va a dar con claridad el entender aquello que dice en el Evangelio el Señor: no les dijo más porque no podían todavía entenderlo, y cuando el Señor no nos dice más a nosotros es porque todavía no podemos entenderlo. Algunos dicen: ¿por qué yo no veo al Señor?, y será porque todavía no estoy en condiciones de verlo, ¿por que será que yo no escucho dentro de mí el Espíritu Santo?, será entonces que todavía no estoy en condiciones de escucharlo, ¿y qué hay que hacer?, bueno, no les dije recién que el ciego de Jericó le dice: Jesús, ten compasión de mí, y agrega: haz que vea Señor. Por qué no lo hacemos nosotros también, si quieren usar otra palabra digan: haz que entienda Señor, haz que comprenda Señor, haz que pueda discernir Señor, haz que pueda así gravar en mí qué es lo que está pasando en mi vida, en las cosas que me pasan, en todo lo que tengo entre manos ¿eh?, qué necesidad hay de detenerse un momento.
Pero ¿qué pasa?, el ser humano en general no quiere detenerse ni un momento, está matando siempre el tiempo para que el tiempo no lo aturda ni lo atormente, no vieron cuando algunos llegan a veces y enseguida el control del televisor para que haya ruido, música o que aparezca un programa o el otro porque a veces no se aguanta el silencio, ¿por qué?, porque no podemos, o mejor dicho no queremos escuchar las voces interiores que hay en nosotros, que nos está diciendo: esto por aquí, lo otro por allá ¿mmm?. Quién se sienta un momento y le dice al Señor con todo su corazón: Señor, tené compasión de mí, haceme entender ¿eh?, y entonces lentamente uno va a ver, se va a convencer de montones de cosas que antes no tenía claras ¿mmm?; ustedes dirán: ¿uno pide demasiado?, no, lo necesario nada más para seguir viviendo, para poder de alguna forma sobrevivir en este mundo, que es una verdadera jungla donde todo el mundo trata de pisarle la cabeza al otro, disimuladamente algunos, otros directamente pero el mundo es tremendamente difícil, y no solamente que es difícil sino que hay algunos que se interponen para que si uno lleva la palabra del Señor o todas estas cosas de la que estamos hablando ¿mmm?, directamente entorpece nuestra acción para que uno no pueda llegar ¿mmm?, o no les pasó por ejemplo cuando van a una cárcel y quieren visitar a veces los presos, como normalmente todos queremos llevar una palabra a ellos, miles de trámites, miles de cosas y revisaciones, las mujeres las revisan y les tocan en zonas que no son muy buenas en las formas que tienen para tocar ¿no?, entonces se acobarda uno, ¿por qué?, porque el mundo se interpone entre lo que uno quisiera hacer ¿verdad? y lo que los demás le dejan hacer ¿mmm?.
Esto en algún sentido, hay montones de formas de mirar de cómo nos va en la vida, yo dije si queremos entrar en una cárcel pero muchas veces hasta cuando vamos al supermercado hay problemas que resolver cuando tenemos que ver si los precios son los adecuados, si el vencimiento ya ocurrió del producto: y no pero total…, no, total no, esto está vencido, con buenos modos, y como eso hay cincuenta millones de cosas por día en la cual siempre se está poniendo en juego nuestra salud, nuestra vida, nuestros principios, porque cuando empieza a aflojar con algo afloja con todo: y bueno total ¿mmm?, cuánto uno escucha por día eso: y bueno total qué ¿eh?, no, así no. Entonces a veces confundimos las palabras del Señor con una blandura que nada tiene que ver, Jesús nos hace responsables, lo dice en la última parte que dije hoy en el Evangelio cuando dice: que estamos comprometidos, ¿qué quiere decir la palabra compromiso?, con junto, prometer, prometer juntos, es decir hemos prometidos junto al Señor hacer ¿qué?, lo que venga en manos, lo que nos diga el Espíritu Santo.
Entonces tenemos un compromiso ¿verdad?, porque la cuestión no está solamente con nosotros sino qué soy yo en el mundo, cada uno tiene que preguntarse, ¿solamente dependen de mí tres o cuatro personas que forman mi familia y el resto son de palo?, noo, pará, en el mundo hay montones de personas, para algunos uno está más obligado porque están más cerca pero hay una tremenda necesidad de estar plenamente disponible para todo el que necesita, y vos decís: pero hay muchas cosas, la mayoría uno no puede resolverlas, pero ¿qué te dice el Señor?, te dice que al menos tengas una expresión de deseo: yo quisiera, yo quisiera resolverlo Señor pero no está a mi alcance, la Misericordia del Señor toma tus palabras y hace eso que vos quisieras hacer pero no podés ¿mmm?.
Entonces, lamentablemente a lo largo de la vida nuestra relación con Dios es como la del almacenero de la esquina o del quiosquero del barrio que uno va con tanto dinero, paga y se lleva la mercadería, entonces algunos Padrenuestros y Ave María por un dolor de rodilla o un dolor de cabeza, estamos haciendo lo mismo, pero los cristianos tenemos que vivir de otra manera, con Jesús tenemos un compromiso, hemos prometido juntos vivir de una manera y no solamente para nosotros sino para todos aquellos que dependen de nosotros, algunos mucho más cerca, nuestra pareja, nuestros hijos, nuestros nietos y otros un poco más lejos pero el compromiso es con todos ¿mmm?. Y alguno dirá: sí, pero a veces el Señor nos pone demasiado…, el Señor nunca te obliga a hacer nada ni por casualidad más de lo que vos estás en condiciones de hacer, ahora si vos tenés una criatura de tres meses y lo dejás solo para ir a Misa no cumpliste ni con Dios ni con la criatura, porque lo lógico es que vos como mamá, que tienes un niño lo cuides, así de simple.
Pero lamentablemente hemos sido formados todos, todos, de una manera en que muchas veces vemos que hay una falta de razonamiento total en las cosas que hacemos ¿verdad?, vivimos de una forma como viento en contra, como si realmente hasta ni nos quisiéramos nosotros mismos, caramba, si yo sé que cinco milanesas me caen pesadas por qué las debo comer, comeré una sola y si una también bueno, comeré otra cosa, ¿ven?, hasta en cosas simples así uno no se quiere, no se ama ¿mmm?. Cuántas enfermedades son una consecuencia de que uno no se ama y sino pregúntenselo a los fumadores, a los que se emborrachan, a los que se drogan y todo por el estilo, pregúntenselo, o al que va en exceso de velocidad o lo que sea, o dicen: pobrecito dice uno, se hizo pelota con el coche, ¿Dios no podía poner su mano?, y yo pienso: pero antes él ¿por qué apretó tanto el acelerador?, Dios puede poner la mano pero él tenía libertad para apretar el acelerador ¿mmm?, es decir, no quiere decir que me estoy poniendo en contra de las cosas así, todos tenemos que cuidar y rezar pero no podemos adjudicarle al Señor algo que no tiene nada que ver porque son cosas que dependen de nosotros y montones de cosas que nosotros hacemos se las queremos siempre adjudicar a alguno. Los seres humanos tenemos esa costumbre, cuando no podemos resolver las cosas porque tenemos que enfrentar una realidad siempre buscamos a alguno a quien echarle la culpa, la mujer al esposo, el esposo a la mujer, la mujer a los hijos, como el hombre que salió enojado de su trabajo, llega a su casa a los gritos con su esposa, su esposa a los gritos con su hijo y el chico como no tiene con quién agarrársela da una patada al perro ¿mmm?.
Es decir, todos buscamos siempre alguien con quien desquitarnos los problemas que tenemos, pero no miramos que a veces, casi siempre o siempre, los problemas somos nosotros mismos y si no fuera así no tendrían tanto éxito aquellos que solucionan todos los problemas y que dicen ser curanderos ¿no?, entonces ¿qué pasa?, ellos le dicen a uno todo lo que uno quiere oír ¿verdad?, y al decirle eso están contentos y chochos porque siempre alguno le hizo un daño, aquél que fue de un curandero y no le dicen así, que no le hicieron un daño no es un curandero de ley porque detrás del daño viene la sacada de dinero ¿no es cierto?, pero siempre se busca a alguien que esté afuera, busquemos un culpable.
No busquemos un culpable, si los culpables somos nosotros ¿mmm?; ustedes dirán: ¿hasta dónde llega lo que está diciendo?, es una consecuencia de las palabras del Evangelio de hoy, Él nos pone todo a nuestro alcance para resolver lo que necesitamos resolver pero nosotros no queremos hacer caso ¿eh?, entonces dice: no les digo más porque ustedes todavía no entienden, dice el Evangelio, pero ya van a entender ¿mmm?, y se supone que cuando uno pide el Espíritu Santo entiende más y cada día más y cada día más. Eso es como una especie de escalera por donde se va subiendo, subiendo, subiendo y no es tan fácil volver atrás, porque uno tiene una tendencia cuando uno ve que hay luz en un lugar seguir adelante porque la luz siempre nos atrae así como rechazamos la oscuridad, pero caramba, si vemos que hay una luz, aunque sea a la distancia ¿por qué no la aprovechamos esa luz y seguimos esa luz?, no podemos vivir en las tinieblas siempre sabiendo que existen soluciones a las cosas y el Señor las tiene a todas las soluciones.
Teniendo en cuenta todo esto que dijimos, que como antes les aclaré forman parte de la sanación de nuestros problemas porque estamos comentando, opinando sobre la palabra del Señor ¿eh?, estamos diciendo hasta qué punto el Espíritu Santo puede hacer maravillas con nosotros, diciéndonos todo ¿mmm?, bien. Entonces, ¿nos va a decir también el Espíritu Santo de qué médicos tenemos que ir?, claro, porque algunos piensan que el Señor, así como por arte de magia nos soluciona todos los problemas, el Señor nos habla a través de los hombres, puede hablarnos a través del médico, de los paramédicos, nos habla a través del almacenero, del carnicero, del hombre que pasa por la calle, es cuestión de saber entender nada más y el Espíritu Santo nos va aconsejar qué médico es mejor para mí, quién me va a orientar, quién va a ser un buen diagnóstico de mi enfermedad ¿mmm?, no decir: Señor, vos saname y listo, en algunas cosas por supuesto, pero en otros tenemos que acercarnos a la ciencia, cualquier tipo de ciencia, si nos va mal en algo buscamos a alguien que conozca de leyes, si queremos ordenar nuestras cuentas veremos alguien que sepa de cuentas y así en todo; pero más allá de todo eso está el Señor que nos guía para que podamos resolver los problemas que se nos presente y además tener esa visión de conjunto de toda nuestra vida por donde va, más allá de las pequeñas cosas de todos los días.
En esto estamos Señor, estas cosas te decimos, así te hablamos Señor, en esta tarde y todas las tardes a que alcance nuestra vida y todos los días y todas las mañanas y siempre porque recién oímos que vos sos nuestro compañero y compañero quiere decir: el que come el mismo pan ¿mmm?, es decir el que siente lo mismo, piensa lo mismo, ama lo mismo, ¿y que el Señor puede amar cosas malas como a veces amamos nosotros?, uno nunca sabe todas las cosas que hace el Señor para lograr sus objetivos ¿mmm?, uno nunca sabe, nos han acostumbrado mal enseñándonos de otra manera. A veces hay necesidad hasta de pasar por un charco y embarrase para poder hacer algo bueno, pero nos dijeron: nunca el barro, no, a lo mejor quién está más en el barro que otro, si hay que embarrarse porque hay alguien que salvar pues bien, lo hacemos, si hay que chamuscarse con las llamas porque alguien se está quemando, bueno nos chamuscaremos, pero no querramos hacerles las cuentas al Señor, miremos nosotros nuestra propia vida.
Jesús así estamos hablándote y reflexionando, nos gusta saber Señor cómo debemos vivir, nuestra vida no es fácil y siempre nos ha ido de una manera, no bien ni mal, a veces de cualquier forma y uno vive mal porque está acostumbrado… (se dio vuelta la cinta)… .
Dice Jesús:
Muy profundo al estar aquí, con todos ustedes, los he traído de lejos, los he sacado de vuestras ocupaciones diarias porque sembré en vuestra conciencia la semillita de la esperanza, ¿qué es la esperanza dirán ustedes?, la esperanza es esperar lo que aún no pasó y el que tiene su cuerpo corriendo la sangre una enfermedad o en su espíritu las cosas más terribles ¿mmm?, he sembrado en todos la semillita de la esperanza para poner fin a una vida que no es la que corresponde que vivan Mi querido, no porque a Mí se me ocurre sino porque vos tenés que ser feliz.
Yo no cargo cruces en los hombros de nadie, ¿quién te contó eso?, ¿quién te dijo que Yo te pongo piedras en el camino o te pruebo?, noo Mi querido, ¿qué padre como dice el Evangelio, le da una piedra al hijo que le pide pan?, Yo nunca te daría una piedra, de Mis manos no sale otra cosa que pan.
Por eso, en este día cuando ya el sol se ocultó en el horizonte y todos los animales pequeños y más grandes buscan un lugar para pasar la noche y refugiarse del frío, Yo te ofrezco Mi querido, Yo te ofrezco Mis manos, Mi cuerpo todo llagado, Mi Corazón atravesado por la lanza, pero todo este cuerpo, este Corazón, esta mente que te ofrezco están lleno de afecto, así como el pájaro busca su nido, así como cada planta cierra sus flores para que la noche no las marchite ni el frío las queme, así también Mis manos pueden rodearte para protegerte de todo mal; vos dirás: ¿de todo Señor?, de todo mal, y Yo te pregunto: has pasado tantos años ¿nunca se te ocurrió pedirme, pero en serio, algo?, pero al mismo tiempo que me lo pedís ¿nunca se te ocurrió que Yo te hablo en tu corazón y te digo las cosas?, ¿nunca me escuchaste?, ¿por qué te aturdís en pedirme y pedirme, que te duele esto, que te pasa lo otro?, si Yo ya lo sé todo, ¿por qué ese empecinamiento de enumerarme todo lo que te pasa?, y a veces no me enumerás los problemas peores que tenés en tu vida. Mi querido, si Yo te he creado, si fuiste ya una idea en Mi mente en el comienzo de los milenios y ya te amaba Yo conozco todo de tu vida, y no solo tu pasado sino que conozco también tu presente y tu futuro porque soy Dios y Dios lo ve todo, antes y después.
Entonces, no te esfuerces en enumerar tus necesidades, Yo ya las sé, no te esfuerces en querer convencerme a Mí de lo que necesitás, Yo lo comprendí, no te amargues contándome toda tu vida desde pequeño que fue siempre un drama, porque tus padres esto, porque tus hermanos, porque aquí, porque allá y todo, ya lo sé, si justamente Mi querido estás viviendo porque Yo te hice salir de todas esas cosas terribles que pasaste, no me digas nada, quedémonos Mi querido los dos en silencio porque Yo sé absolutamente todo, no me repitas las cosas, me estás hablando de que tus pulmones y no sabés que en la pierna tenés un pequeño tumor que te está minando la pierna y todavía no lo sabés, ¿te das cuenta Mi querido que Yo veo las cosas que te pasan y vos no las ves?, y querés convencerme a Mí de lo que te pasa, de lo que ocurre con tus parientes, de lo que ocurre con tus hijos, con tu esposa, con tu esposo, no me digas nada, Yo ya lo sé.
Quedémonos en silencio, frente a frente, pensá que soy tu compañero, tu amigo, tu hermano, pero tu compañero porque come el mismo pan que estás comiendo vos, tengo los mismos dolores que vos sufrís, las mismas penas que te amargan, los mismos esfuerzos que hacés Yo también lo hago para sostenerte, pero sobre todo Mi querido te amé, te amo y te amaré siempre, ¿no es ya la base para confiar?, ¿te dije que al traerte aquí sembré una semillita en tu corazón?, ahora con lo que te digo está germinando, dejala que crezca, que se haga un árbol enorme, porque tiene esa semilla Mi fuerza, la fuerza del amor del Dios que te ama.
Habla Artemio:
Sí Señor, estamos muy contentos de haberte oído, de sentir las cosas que vos con tanto amor nos vas diciendo y nosotros humildemente nos tocamos aquello que más nos preocupa y ponemos la mente en blanco en todo caso para decirte: Padrenuestro que estás en el Cielo, Santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad así en la Tierra como en el Cielo, danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden y no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal, Amén. Y te damos gracias diciendo: Gloria al Padre, Gloria al Hijo y Gloria al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos, Amén.
Qué cerca Señor te tenemos, por eso: tan cerca de mí, tan cerca de mí, que hasta lo puedo tocar, Jesús está aquí. A ver sintiéndolo: tan cerca de mí, tan cerca de mí, que hasta lo puedo tocar, Jesús está aquí.
Señor, uno no puede más que decir algo que no se dice siempre, que se dice alguna vez nada más, pero a vos te lo diríamos a cada momento: enamorado de Jesús, enamorado, enamorado de Jesús. Enamorado de Jesús, enamorado, enamorado de Jesús. Enamorado de Él, enamorado de Él, en mi corazón tengo escrito, Jesucristo de Nazareth, en mi corazón tengo escrito, Jesucristo de Nazareth. Enamorado de Jesús, enamorado, enamorado de Jesús. Enamorado de Jesús, enamorado, enamorado de Jesús. Enamorado de Él, enamorado de Él, en mi corazón tengo escrito, Jesucristo de Nazareth, en mi corazón tengo escrito, Jesucristo de Nazareth. Enamorado de Jesús, enamorado, enamorado de Jesús. Enamorado de Él, enamorado de Él, en mi corazón tengo escrito Jesucristo de Nazareth, en mi corazón tengo escrito, Jesucristo de Nazareth.
Señor, humildemente pensamos que: el Maestro de Galilea va pasando ya, el Maestro de Galilea va pasando ya, el Maestro de Galilea va pasando ya, el Maestro de Galilea va pasando ya. Déjalo que te toque, déjalo que te toque, déjalo que te toque y recibe su bendición. Déjalo que te toque, déjalo que te toque, déjalo que te toque y recibe su bendición. El Maestro de Galilea va sanando ya, el Maestro de Galilea va sanando ya, el Maestro de Galilea va sanando ya, el Maestro de Galilea va sanando ya. Déjalo que te sane, déjalo que te sane, déjalo que te s
Oración del 16 de Mayo de 2007
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