Es más, en unas conversaciones con la Virgen decía hasta qué punto los seres humanos cuando ayudan a sus semejantes, cuidan a los enfermos, escuchan a las personas con problemas y todo están comulgando también con el Señor ¿mmm?. Oración del 22 de Abril de 2007
Habla Artemio:
… aquí se siente la presencia de Dios. Aquí se siente la presencia de Dios. Siento el fuego del Espíritu Santo. Siento el fuego del Espíritu Santo. Siento gozo, siento paz, siento el amor que Dios me da. Siento gozo, siento paz, siento el amor que Dios me da. Aquí se siente la presencia de Dios. Aquí se siente la presencia de Dios.
El que puede se pone de pie, porque vamos a leer el Evangelio de este día, por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. Hoy es el tercer domingo de Pascua y festejamos a San Teodoro y ayer, además de que todos los sábados honramos a la Virgen, ayer era el día de Nuestra Señora del Valle, una fiesta nacional dedicada a la Virgen pero una fiesta nacional por eso no está en las agendas ¿eh?, Nuestra Señora del Valle, la Virgencita morena ¿mmm?, ¿por qué morena?, porque es tan vieja que se fue poniendo negra ¿no?, tal vez para parecerse a todos los que habitan en su tierra ¿mmm?. El Evangelio es de Juan 21, y los versículos van del 1 al 19, dice: “al amanecer Jesús se presentó en la orilla, pero los Discípulos no podían saber que era Él. Jesús les dijo: muchachos ¿tienen algo de comer?. Le contestaron: nada. Entonces Jesús les dijo: echen la red a la derecha y encontrarán pesca. Echaron la red y se les hicieron pocas las fuerzas para recoger, tan grande era la cantidad de peces. El Discípulo, a quien Jesús más quería, dijo a Simón Pedro: es el Señor. Cuando Pedro oyó esto de: es el Señor, que dijo Juan, que era el Discípulo que más quería, se puso la ropa que se había sacado para pescar y se echó al agua. Los otros Discípulos llegaron a la barca arrastrando la red llena de peces, estaban a unos cien metros de la orilla.
Cuando bajaron a tierra, encontraron un fuego prendido y sobre las brazas pescado y pan. Jesús les dijo: traigan de los pescados que acaban de sacar. Jesús se acercó as ellos, tomó el pan y se los repartió. Lo mismo hizo con los pescados.
Esta fue la tercera vez que Jesús se manifestó a sus Discípulos después de haber resucitado de entre los muertos”. Esto tan precioso es palabra del Señor.
Podríamos haber leído el Evangelio de ayer porque el de hoy es casi continuación ¿no?, también de Juan, y les aclaro: dice la tercera aparición de Jesús, a veces no coincide con los otros Evangelios, pero ocurre que Juan escribió su Evangelio cuarenta años después de los otros, lo publicó cuarenta años después, los otros tres, Mateo, Marcos y Lucas aparecieron en el año 60 de nuestra era y el de San Juan casi rayando el siglo I, cuarenta y pico de años después ¿mmm?, por eso hay algunas cosas que son distintas a los otros Evangelios, la esencia es igual, pero les aviso porque a veces uno algún datito puede desorientarlo ¿no?, y uno siempre busca aclarar todo ¿eh?, porque el Señor así lo quiere.
Bueno, en el Evangelio de ayer están los Discípulos en la barca y ven que aparece Jesús sobre las aguas porque se había levantado un oleaje muy grande ¿mmm?, y entonces ellos se asustan y Jesús dice: no, no tengan miedo que soy Yo ¿eh?, soy Yo, el Señor, no tengan miedo, todo el Evangelio de ayer gira alrededor de esa expresión: Yo soy Jesús, no tengan miedo. Y el Evangelio de hoy, yo diría en gran parte es como continuación del de ayer, cuando ellos llegan ven que hay alguien que ha puesto pescados en la parrilla y no podían creer que era el Señor, hasta que Juan, el Discípulo más amado por el Señor les dice: es Jesús ¿mmm?.
Ellos no habían pescado nada pero el Señor les dice, vuelvan otra vez mar adentro, tiren a la derecha y van a ver cuánto van a sacar ¿mmm?, y así pasa, tiran y sacan mucho. Cuando vuelven a la orilla ven que está en la parrilla el asado y Él, Jesús les dice: traigan ustedes también el pescado que pescaron ¿no? y vamos a completar esta comida, bueno, muy bien.
¿Y qué nos está diciendo el Evangelio de hoy? ¿mmm?, en el de ayer: Yo soy Jesús, no tengan miedo, ¿quién de nosotros no tiene miedo a algo o alguien? ¿verdad?, que las enfermedades, que las personas, que los problemas, que todas las cosas que tenemos que resolver siempre, uno siempre está con temor, miedo, pero se completa con el de hoy en que Jesús les ofrece a ellos alimentos, parte el pan y se los da a comer, lo mismo los pescados. Esto tiene mucho de simbólico, es decir lo que parece o lo que indica ¿mmm?, pero realmente Jesús estaba haciendo el asado de los peces ¿mmm?, y hay en eso de partir el pan y comer juntos, hay una alusión, es decir una indicación muy concreta sobre el alimento que nosotros podemos recibir todos los días cuando comulgamos. Es decir, el Señor se nos entrega a nosotros ¿eh? a través del pan, de la comunión y en algunos casos y en algunas Iglesias que se comulga bajo las dos especies ¿mmm?, también el vino ¿mmm?.
Entonces, eso de ayer: soy Yo Jesús, no tengan miedo, está hermosísimo pero lo de hoy lo completa: y parte el pan y se los da, como queriendo decir: este es Mi alimento, quien come esto me come a Mí. Ya lo sabíamos por la Última Cena eso también, pero no olvidemos de la importancia que tiene para los cristianos todos los Sacramentos, en este caso estamos hablando de la Comunión, pero todos los Sacramentos son tremendamente importantes ¿mmm?, tanto que si no nos bautizáramos no entraríamos a formar parte de la Santa Madre Iglesia Católica, por medio del Bautismo entramos a formar parte de la Santa Madre Iglesia ¿eh? y se nos da en el Bautismo todos las virtudes que se puede imaginar y todos los carismas, después en el mundo, la familia, la Escuela, la sociedad desarrollaran esas virtudes o directamente las mal lograrán, no servirán ¿eh?, pero el Señor nos regala todo ¿mmm?, y cuando uno diariamente renueva las promesas del Bautismo: Señor, bautizame otra vez, está pidiendo que así como en el primer Bautismo el Señor envía su Espíritu Santo para darle al hombre todo ¿no?, se vuelve a repetir todos los días si uno lo hace y para hacerlo mejor aún pueden también rezar el Credo ¿mmm?, que es la profesión de fe donde uno va diciendo las verdades esenciales de la religión cristiana católica ¿mmm?.
Así que la importancia de los Sacramentos, en el Evangelio de hoy es la Comunión ¿verdad?, que en algunos casos algunos no pueden comulgar, con gran dolor, para mí por supuesto pero se sobreentiende para quien lo padece eso ¿no?, pero ya llegará el día en que se podrá ¿eh?, porque el Señor es para todos, no es para algunos nada más ¿eh?, el Señor es para todos, Él estuvo unas horas ahí en la cruz y todavía tiene sus llagas para cada uno de nosotros. Y les decía recién, lo importante de, de vez en cuando, o todos los días, o todas las noches o cuando quieran, renovar las promesas del Bautismo ¿mmm?, yo creo en todo esto Señor, creo que sos Padre, que sos Hijo, que sos Espíritu Santo ¿eh? y todas las otras cosas que va diciendo el Credo ¿mmm?, bueno. Hay una parte del Credo, en general todo el Credo se entiende bien pero hay una parte que siempre me parece que no se entiende lo suficiente, cuando dice: creo en el Espíritu Santo, el perdón de los pecados, la comunión de los Santos ¿eh?. La comunión de los Santos, cuando nosotros hablamos que la Virgen está presenta, que Jesús también, que los Ángeles en las puertas, los Santos ¿no?, integrándose con nosotros, cuando la Virgen pasa dando la bendición a cada uno, aunque ustedes no lo noten, por eso ella quiere el silencio porque están recibiendo la bendición de ella. Entonces, esa convivencia nuestra con los Santos y también con Jesús y María y también acordándonos de todos los que están enfermos y acordándonos de los Santos del día y acordándonos de todas esas cosas que nos acordamos, todo ese conjunto de cosas significa la Comunión de los Santos ¿eh?, ¿verdad?. La comunión de los Santos, el perdón de los pecados, porque muchas veces decimos las cosas pero no tenemos el sentido ¿mmm?.
Entonces, es muy saludable ¿eh?, diariamente si pueden, o alguna vez por la noche, o en familia, renovar las promesas del Bautismo, por ahí hay libritos que lo traen también ¿verdad?, pero sino háganlo, no en una forma forzada: tenemos que hacerlo, tiene que surgir de vuestro interior, realmente ganas de hacerlo sino más vale que no lo hagan como todas las cosas ¿no?, bueno, la renovación de las promesas del Bautismo, así como tenemos que buscar siempre de estar cerca de los Sacramentos. Recién dije yo que algunos no podían comulgar, pero puede hacer también una comunión espiritual ¿mmm?, ¿cómo se hace una comunión espiritual?, puede ser muy larga, puede ser corta, puede ser como les guste pero ¿eh?, podría ser así: creo Señor que estás verdaderamente presente en el Santísimo Sacramento del altar, deseo recibirte dentro de mi alma, pero no puedo ir a comulgar, entonces humildemente te pido que vengas a mí, yo te abrazo de todo corazón para siempre ¿mmm?, esa es una comunión espiritual, quieren hacerla más simple, digan: Señor, sé que estás aquí presente, vení a mi corazón, yo te abrazo profundamente, también puede ser así. La cuestión es que uno reconoce la existencia del Señor y le pide que venga a uno ¿mmm? ¿verdad?, esto es para revalorizar todo lo que son los Sacramentos en nuestra vida, la importancia que tienen, empezando con el Bautismo ¿mmm?, por eso renovar las promesas del Bautismo, o en el caso por el Evangelio de hoy, la comunión, si no podemos hacerlo ¿verdad?, hagámosla espiritualmente ¿eh?, bueno.
Es más, en unas conversaciones con la Virgen decía hasta qué punto los seres humanos cuando ayudan a sus semejantes, cuidan a los enfermos, escuchan a las personas con problemas y todo están comulgando también con el Señor ¿mmm?, ¿verdad?, no es una cuestión solamente de ir al altar y buscar la hostia, está muy bien, pero está el otro aspecto a tener en cuenta, cada vez que se acercan a alguien con el propósito de darle una mano, ayudarle, escucharle, darle un consejo, etc., también están comulgando con el Señor, ¿por qué?, porque Él dijo: ámense unos a otros como Yo los amé ¿mmm?, entonces estamos siguiendo de alguna manera su principal mandamiento.
Tener en cuenta todas estas cosas porque en esto que parece muy pequeño en general se resuelven los grandes problemas de nuestra vida ¿mmm? ¿verdad?: yo creo Señor en vos, en el Padre, en vos que sos el Hijo y en el Espíritu Santo, yo creo en eso ¿eh?, y al creer estoy queriendo decir que te estoy amando ¿mmm?, porque sino faltaría en nosotros la creencia ¿mmm?, por eso la importancia de todo esto ¿eh?, bien.
Nunca es suficiente todo lo que podamos ir conociendo al Señor porque, hay algo que es muy importante, cuando uno conoce más, ama más ¿mmm?, más conocemos y más amamos, ¿y para esto hay que ir a la Escuela, hay que tragarse libros?, no, no, justamente no, el problema es un problema de apertura de nuestro corazón, nada más y nada menos ¿mmm?, entonces cuando nosotros tenemos esa apertura podemos no saber leer ni escribir, por eso no está en los libros, esta en una decisión de nuestro afecto de decir: yo te amo Señor, revelame tu vida, tus cosas, quiero saber todo lo tuyo, entonces Él a través del Espíritu Santo irá revelando ¿mmm?, irá revelando, en la medida en que nosotros vayamos madurando ¿mmm? para recibirle al Señor, ¿qué quiere decir esto?, quiere decir que nuestra fe no puede ser lo mismo cuando teníamos 5, 8 años y mucho menos cuando éramos bebés de pecho. Entonces Jesús nos pide que tengamos una fe adulta y una fe adulta no se resuelve con algún Ave María y algún Padrenuestro, se resuelve la fe adulta conociendo cada día más todas las verdades que son fundamentales para nuestra vida. Cómo es que estamos tan bien informados con las modas, con los resultados de los partidos de fútbol, con todos los jugadores que integran cada equipo, es decir, nos informamos y conocemos aquello que tenemos ganas de saber, es una pena que no tengamos ganas de saber sobre el Señor y esto se resuelve preguntando o leyendo, el que no sabe leer pues bien, preguntará ¿mmm?, y cómo es esto, cómo es lo otro. Por eso, los estados o maduración que nosotros vamos teniendo en la fe nunca se da de forma igual a nuestro hermano, porque somos únicos y en una de esas creemos que tenemos poca fe y nuestra fe es enorme, o al revés, creemos que tenemos un montón porque cumplimos con algunas cosas y a lo mejor nuestra fe es así nomás de bebés de pecho ¿mmm?.
Entonces, tenemos que ir madurando y eso no lo podemos apresurar más que lo que el Señor quiere que lo apresuremos, no podemos de un día para otro amarlo totalmente al Señor, porque la conversión que es justamente conocer y amar cada día más al Señor se va dando con el tiempo y cada día más, cada día más como decía San Francisco de Asís, hasta el último momento de nuestra vida, en el lecho de muerte todavía estamos convirtiéndonos, es decir, conociendo a Dios y amándole, con toda nuestra fuerza y nuestro corazón. Y nunca comparemos: vos tenés más fe, yo tengo menos fe, vos te pasó tal cosa, nunca, nunca, cada ser en esto es único, respetemos a qué momento, digamos a qué altura de su maduración está la fe del hermano, puede ser mucho menos o puede ser mucho más, o puede ser a su manera ¿mmm?. Yo me emocioné tantas veces cuando estaba conviviendo con los indios del Sur, cerca de Zapala, que ellos en su religión ¿verdad?, que era muy respetada por el Sacerdote que estaba a veinticinco kilómetros, porque era increíble la forma que tenían ellos de proceder, lo bien que vivían y por las tardes ¿no?, cada uno de ellos usaban una piedra ¿mmm?, redonda, agujereada en el medio y cuando bajaba el sol le hablaban al Señor, no importa que su religión era la que era pero el Señor siempre es uno, son caminos diferentes que van al mismo lugar ¿eh?, y que en cada persona es distinta a las demás, nunca se comparen, jamás, porque el Señor no lo quiere, porque no es así. Entonces les digo, los indios cuando bajaba el sol hablaban a través de esa piedra agujereada, que el idioma de ellos se llamaba catan lil, hablaban ¿no? mientras sol bajaba, y decían: hoy no le contesté bien a mi señora, la hice enojar, golpeé a unos de mis chicos porque me hizo renegar, iban diciendo todo eso a través de la piedra agujereada, como diciéndole: Señor, mirá, esto hoy todavía no lo hice bien, seguramente mañana lo voy a hacer mejor, porque si yo lo estoy reconociendo que no debo pegarle tanto a mi hijo ¿eh?, seguramente le voy a pegar menos mañana ¿mmm?.
¿Qué quiero decir con todo esto?, que hay una maduración en la fe, así como una fruta de verde pasa a ser muy amarilla o rojiza, llena de azúcar y jugo, así también pasa con nosotros, vamos madurando en la fe ¿eh?. Nosotros podemos intensificar todo lo que quieran de conocimiento ¿verdad?, pero tenemos que respetar el proceso interior de cada uno, no podemos decirle al otro: no tenés suficiente fe, puede uno decirlo así en general pero ¿eh?, se supone que cada uno de alguna forma está creyendo, eso no quita de que uno diga: hay que seguir creciendo ¿eh?, ¿o acaso a ustedes no les gusta saber cada día más cosas de las personas que aman?, y así pasa también con el Señor, así también pasa con Él, pero nuestro conocimiento puede ser de cosas, circunstancias de la vida del Señor y también con nuestro corazón ir viendo que quien hizo tanto por nosotros y lo sigue haciendo necesita una respuestas generosa de nuestro corazón: Señor, vos me amás tanto, lo mío es chiquitito, como decimos siempre, es pobre, vení y amame vos, amame vos y enseñame cómo es esto de tu amor ¿mmm?. Y nunca pensemos cómo es el amor del otro, porque Jesús nos hizo a cada uno únicos, inéditos e irrepetible, nunca más, parecería como si hiciera el molde y lo rompiera para siempre. Entonces si cada uno es distinto, cada uno tiene respuestas diferentes en la fe ¿eh?, por eso hay hermanos en otras religiones que están allí convencidos porque están en otra religión, pero en última instancia tenemos que convivir en paz sabiendo que uno no tiene la exclusividad del camino, es decir no quiere decir que uno tenga la verdad y el otro no ¿eh?, noo, tenemos que pensar que todos son caminos que van al mismo
lugar, que es decir el Señor.
Yo lo veía en esos indios ¿eh?, de esas zonas cercana a Zapala, que se llama Aluminé, un lado hay ahí, bueno, lo puedo ver en otras religiones, lo fundamental es qué honestidad y con qué valor veamos todas las cosas ¿mmm?, y el Señor siempre es uno ¿verdad?, son caminos distintos los que van hasta Él de acuerdo a la familia en que nacimos, a la cultura que tenemos, de un país, del otro, o de otro, depende de montones de cosas ¿mmm?, lo fundamental es que cada uno sea, cada día más digno en la fe que profesa y nunca decir una cosa o la otra porque no tenemos ningún derecho ¿eh?, el respeto total por la persona de los demás en todos los órdenes, y yo digo en religión pero digo también en su forma de pensar, de hacer, de sentir, que traducido en la práctica sería: no hacer ningún tipo de segregación con nadie, no separar a nadie en nuestra mirada, ni por su raza, ni por su religión, ni como está vestido o cuanta plata tiene en el banco ¿no es cierto?. Entonces, todo esto nos lleva a entender que no tenemos que hacer diferencias con nadie, no se olviden que Jesús en el Evangelio dice: con la misma vara que ustedes miden, así se los va a medir ¿mmm?.
Entonces, no hagamos las cosas que no conviene que se hagan, ¿por qué, porque nos están prohibiendo?, noo, porque nosotros llegamos a la certeza de que eso tiene que ser así, me acuerdo que cuando el Sacerdote, que me llevó por primera vez al lago, ahí en Aluminé, cerca de Zapala, llevábamos bolsas de harina de trigo y otras cosas más y me dijo el Sacerdote: si querés hablar de Jesús hablalo con tu presencia pero no hables nunca de Él, que tú presencia sea la que habla ¿no?, sabias palabras de ese sabio Sacerdote que me acuerdo su apellido, Marquesota ¿mmm?, porque es un buen historiador de todos los indígenas del Sur que ya hace muchos años murió, muchísimos años, yo era un muchachón y él ya era un hombre grande ¿mmm?, dice: no le hablés de Jesús, en todo caso que vean en tu persona la presencia del Señor, fijate vos el respeto tremendo por la creencia de los otros, no le hablés del Señor, en todo caso si ellos te preguntan respondé, pero solamente lo que te preguntan, no más ¿mmm? ¿verdad?. Es lo que hacía la Madre Teresa de Calcuta cuando veía que muchos morían dentro de su religión, el budismo ¿verdad?, pero a ella no se les ocurría ni bautizarlo ni hablarle de Jesús, respetaba hasta las últimas consecuencias, cada uno de los principios en que creía esa gente que ella atendía ¿mmm?, porque en todo esto del Señor hay que aprender que las palabras de Él son muy sabias, no se puede salir a la calle puerta por puerta para decir: mirá, yo tal cosa, yo, no, Jesús es muy claro: háganse de amigos para que lo reciban ¿mmm?, es decir que lo llamen para que ustedes hablen o digan o cuenten de mí, pero no obliguen a nadie a que les escuche porque eso no está bien.
No salgan a predicar sino háganse de amigos para que lo reciban, entonces ahí sí pueden predicar si ellos le preguntan, por supuesto que quién es hábil a veces puede hacer en su conversación la suficiente sugerencias como para que los demás pregunten ¿no?, bueno, muy bien.
Entonces, en este domingo, después del domingo de la Misericordia y todos estos días después del primer domingo después de Pascua que es el día de la Misericordia, Jesús de la Misericordia, todos estos días continua y todo el año también ¿mmm?, y pensemos que esta Casa está habitada por la Virgen y por el Señor de la Misericordia, bien.
Teniendo en cuenta todas las cosas que dijimos ahora, humildemente nos ponemos delante del Señor, si nos gusta podemos cerrar los ojos sino los pueden tener abiertos, cada uno sabe cómo le conviene, y le decimos entonces: mirá Señor, mirá Jesús, he escuchado la referencia al Evangelio de ayer y al Evangelio de hoy, Señor, me ha quedado muy gravado aquello de: soy Yo, no tengan miedo, y lo de hoy cuando partiste el pan y lo diste a comer y nos estás recordando en eso que estás siempre presente en esa hostia que vamos a comulgar o en las formas que también puede hacerse cuando uno va a visitar los enfermos, cuidar este, orienta lo otro, etc., o sino delante del Sagrario donde está allí guardado, bien.
Entonces Jesús, yo hablo en primera persona, cada uno dice yo ¿no es cierto?, entonces yo Jesús te digo: he venido de lejos, no tan lejos, cerca, muy cerca y aquí estoy Señor, en este día y como vos decís, todos los días a que alcance nuestra vida, ¿para qué?, Señor, nos pasan tantas cosas, vivimos una vida muy difícil, nunca sabemos exactamente qué va a pasar dentro de un rato, seguramente Señor eso es porque no confiamos del todo en vos porque sino sabríamos que todo lo que viene vos lo traés ¿mmm?.
Entonces, como te decía Señor, la vida es muy dura, tenemos tantas cosas que resolver en la vida de pareja, en la vida de familia, padres e hijos, las personas solas, las personas que están en compañía y por supuesto el gran motivo que nos trae aquí, la solución de todos nuestros problemas pero sobre todo el de nuestras enfermedades ¿mmm?. Vos dijiste Señor que la enfermedad es un desorden en el cuerpo, y es cierto, es un desorden y vos viniste a poner orden en todas las cosas, el mismo orden que había cuando tu Papá creó todo, después los hombres con sus cosas sacaron ese orden pero desde las primeras apariciones aquí en el ’95, hace doce años, en Marzo, el Señor dijo: vengo para poner el orden que Mi Papá imprimió en todas las cosas y dentro de ese orden es sanar todos los problemas, quitar todas las enfermedades, porque la prioridad uno de Él es sanar a los enfermos, de lo que sea y todos de alguna forma estamos enfermos, quien dice que no está mintiendo porque algo siempre nos pasa o un montón nos pasa, pero como Señor vos ves todo y si vinimos acá es porque realmente creemos que vos podés ayudarnos a salir a flote en lo que tenemos ¿mmm?, entonces, por eso estamos haciendo este diálogo en esta tarde, que pena es estar enfermo ¿mmm?.
Cuando alguno se pregunta: ¿por qué pasa esto en este lugar?, y yo les pregunto: ¿encuentran tantos lugares adonde ir donde el Señor hizo la promesa de que sanaría los enfermos?, lamentablemente dentro de la Santa Madre Iglesia, en las comunidades primitivas sí había mucha sanación, pero después todo quedó librado a: asistan a Misa o recen y ya está, pero nos estamos olvidando a través de muchos siglos ¿eh?, o tal vez mil quinientos o mil seiscientos años, que Jesús dice con toda claridad ¿mmm?: impondrán las manos sobre los enfermos y los enfermos se sanarán, pero no se lo dice a uno, se lo dice a todos los cristianos, todos ¿mmm?, impondrán las manos sobre los enfermos, con la intención por supuesto. Por ejemplo, todos los matrimonios por el hecho de estar juntos tienen el regalo del Señor que pueden sanar a vuestros hijos, lamentablemente en la ceremonia del casamiento nadie dice esto, yo no sé si porque no lo saben o porque no quieren perder la exclusividad, no, pero la cuestión es que todos los padres pueden sanar a sus hijos y sanarse entre sí. Ahora, cuántos padres por las noches o por la mañana o en cualquier momento, lo toca a su hijo en la frente, le hace la señal de la cruz, o al menos la intención desde la cama o de donde esté: que Dios te bendiga hijo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén, ¿cuántos padres tienen esa buena costumbre?, ¿cuántos padres o esposos bendicen a sus esposas y los esposas a sus esposos? ¿mmm?, me gustaría saberlo a veces pero yo quiero creer en que lo hacen. ¿No te gusta que tus hijos estén sanos?, pues bien, hacé sobre su frente la señal de la cruz y con toda la fe que te da porque es tu hijo, que lo ves, lo tocás y querés que se críe sano: que Dios te bendiga hijo ¿eh?, hasta con vehemencia: que Dios te bendiga hijo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén, ¿mmm?, ¿lo hacemos?.
Ustedes dirán: estas son pequeñas cosas, noo, son grandes cosas, que revelan toda una forma de ser y de pensar, una forma en la que se ve con total claridad hasta qué punto estamos cerca del Señor o muy lejos ¿mmm?, seguramente si yo tengo que bendecir a mi esposa esta noche, seguramente no voy a pelear con ella porque me va a ser muy difícil rebajarme y decirle: te quiero bendecir para que estés bien ¿eh?, me va a ser difícil. ¿Ven?, que si hasta yo pienso en como va a terminar el día ¿mmm?, hasta por conveniencia tengo que llevarme bien con todos para poder decir: te bendigo, que es una forma de decir: te amo un montón porque quiero para vos lo mejor.
Pequeñas cosas no, grandes cosas, grandes cosas que incluso dan, dan la muestra de cómo es nuestra preocupación y ocupación por aquellos que hemos traído al mundo ¿mmm?, bueno. Impondrán las manos sobre los enfermos y los enfermos se sanarán, y las madres conscientes saben muy bien hasta qué punto cuántas fiebres y otras cosas han desaparecido después de la bendición que ya les ha dado teniéndolo en su pecho, dándoles de comer o simplemente haciéndolos dormir, las madres lo saben, anoche no estaba bien pero hoy amaneció muy bien, yo estoy convencido que es por todo ese conjunto de cosas que la madre hizo pidiéndole al Señor que le diera la salud, que en primera y última instancia es pedir el orden que haya en nuestro cuerpo, el mismo orden que había en los primeros tiempos, orden.
Por eso venimos acá Señor para buscar el orden en nuestro cuerpo y en nuestra alma, en nuestra vida espiritual, en todo lo que hacemos y sobre todo ese orden también está en la tolerancia por la forma de vivir y de pensar de cada ser humano, con un profundo respeto por todo y si es posible un profundo amor por todo, porque con el respeto no hacemos tanto ¿eh?, porque puede hacerlo uno a veces casi por obligación.
Jesús, nos encontrás a nosotros pensando en todas estas cosas, porque en primera y última instancia lo que pretendemos es que vos te acerques a nosotros, sanes nuestra vida, soluciones nuestros problemas, incluso desde antes de nacer hasta hoy y siempre y que sanes todos los problemas que hemos heredado, de nuestros padres o de nuestros antepasados y todas las cosas malas que hemos ido respirando a lo largo del tiempo en la familia o dentro de nuestra sociedad, la sociedad que nos rodeó, etc., ¿mmm?. Por eso Señor, qué hermoso es poder decirte: pasá sanando Jesús, pasá sanando ¿eh?, pasá sanando Señor, qué importancia tiene para nosotros saber comprender, llegar a la conclusión de que en lo más íntimo de nuestro ser… (se dio vuelta la cinta) …, porque está interesado en que nos vaya bien, solucione nuestros problemas, el amor no es tres Ave María por un dolor de cabeza o: Señor, dame esto que necesito, la relación con el Señor debe ser una relación de amistad muy grande y también vendrán los pedidos pero a veces uno, a uno le parece, cuando la gente enumera todas las enfermedades que el Señor no lo sabe, pero Él te ha creado, tu corazón está latiendo porque Él se propuso que latiera, Él no va a saber qué es lo que pasa en tu cuerpo, que te duele el nervio ciático, que la rodilla izquierda de vez en cuando se afloja, por qué esa necesidad de querer decir todas las cosas, a veces sí, pero en todo caso es creer que el Señor es lerdo de entendederas para no creer digamos que Él sabe todo, porque Él lo sabe todo, absolutamente todo, y no solamente nuestro pasado y nuestro presente sino también nuestro futuro, pero lo fundamental es esto, el futuro es de Él, acordémonos de aquella expresión del Evangelio: a cada día le basta su propio afán, el mañana dejémoselo al Señor. Muchos por no vivir este momento, pensando en ayer y lo que va a suceder mañana, se les escapa de las manos todo y no viven el presente, que pena, es una pena, no vivir el presente pensando en el ayer y qué va a pasar mañana.
El hombre de fe confía plenamente en que el Señor va a argumentar todo lo que sea necesario, va a mover todos los resortes y directamente si hay que hacer un milagro lo va a hacer en nuestra vida, por qué esa persistencia nuestra de querer saber qué va a pasar mañana, claro que el Señor lo sabe ¿mmm?, claro que sí, porque Él vive en un presente, pero ve el futuro nuestro, pero es una forma de querer tomar precauciones, pero ¿qué precauciones vamos a tomar?, si sabemos muy bien que hasta mañana pueden pasar tantas cosas, así que el mañana mirado hoy se desfigura. Por eso, el hoy tiene que preocuparnos y ocuparnos pero el mañana dejárselo al Señor ¿mmm?, y mañana veremos entre la obra que hace el Señor y lo que uno puede hacer cómo llega al final del día y así cada día, de esta manera incluso nuestra vida se vuelve mucho más larga, más hermosa y llena de acontecimientos preciosos, ¿por qué?, porque se disfrutan los acontecimientos que pasan, incluso se tolera mejor el sufrimiento sabiendo que hoy uno puede estar sufriendo pero mañana ya no ¿mmm?.
Todas estas reflexiones que hicimos desde antes del Evangelio, con el Evangelio, es para que crezca nuestra fe, aunque es un regalo del Señor pero si nosotros nos interesamos profundamente en sus cosas Él automáticamente va a hacer crecer nuestra fe y va a poner nuestro corazón a latir por todas las cosas que creemos o necesitamos ¿mmm?.
Por eso, no se molesten tanto en lo que les pasa a vuestro cuerpo, sí pero es un cáncer, ¿y qué?, es el SIDA ¿y qué?, mirá vos, el que ordenó las galaxias, los astros en su lugar e hizo todas las cosas a la perfección se va a arrugar ante un cáncer, o el SIDA, o la lepra, o la soriasis, o el dolor de la uña encarnada o de la muela que te sacaron ayer, mirá vos, es como decirle: Señor, vos no sos capaz, ¿y todo lo que Él hizo desde la creación hasta ahora? ¿mmm?, y también es desconocer su amor ¿por qué?, porque si andamos vigilando tanto y que se yo, es porque no confiamos plenamente en su amor, si yo sé que Él me ama pues bien, estoy tranquilo, ¿qué más puedo pedir? ¿mmm?.
Entonces, eso es lo que tenemos que plantearnos ante todas las enfermedades, los problemas, las situaciones difíciles ¿mmm?, mi trabajo y mi tarea es nada más que ofrecerles esta palabra y ser un pequeñísimo puente entre Él y ustedes pero no exageren las cosas, nada más que un pequeñísimo puente que tal vez ni se ve ¿eh?.
Entonces, Él ya lo sabe todo, Él lo comprende todo, no hace falta que andemos explicando que en el dedo anular tenemos un hongo que nos está comiendo, que el talón me duele, que…, sí, por supuesto, pero al Señor se lo decimos y ni tampoco porque Él ya sabe, ¿y qué tenemos que hacer?, vení Señor a mí, saname, ¿qué le vamos a decir?, pero fijate bien que debajo del páncreas yo tengo un nódulo…, no hables tanto porque al Señor no le gusta tantas palabras así, mirá si vos vas a saber tanto o más que Él qué tenés debajo del páncreas, en el hígado o en el dedo gordo del pie izquierdo ¿mmm?. Tenemos que ser adulto, en todo, pero en la fe también ¿eh?.
Señor Jesús, nos tenés aquí en esta tarde y todas las tardes a que alcance nuestra vida Señor, no sabemos Señor cuánto es larga pero sabemos que tenemos que vivir lo mejor y eso solamente es posible cuando estamos en una relación directa con vos Señor. Señor Jesús, en medio de este desierto que estamos, que es la tierra donde la gente no se ama mucho, donde los padres se desentienden de sus hijos, los hijos de sus padres, los geriátricos se llenan, los hombres que tienen hambre sobreabundan, los que tienen hambre de pan de harina y de pan de amor sobreabundan, desde este mundo Señor en el que habitamos y estamos aturdidos por tanto dolor que nos llega de la muerte de tantos, porque cada ocho segundos muere algún niño en el mundo, cada ocho segundos, piensen cuántos han muertos desde que estamos reunidos, ¿de qué?, de hambre, además hay otros que mueren de otras cosas ¿mmm?. Entonces, a veces cuando uno mira y compara un poquito, aunque no es lo que corresponde porque cada uno le duele su propio dolor, pero conviene hacerlo porque eso nos hace tomar conciencia de cuánto tenemos, porque en general descontamos lo que nos falta, pero nunca contamos lo que tenemos, cuando empezamos a enumerar todo lo que tenemos vamos a ver que tenemos un montón de cosas ¿mmm?.
Dice Jesús:
Mis queridos, Yo quiero convencerlos una vez más, que vuestra venida, porque Yo los traigo, no vienen porque ustedes quieren, vuestra venida es porque Yo quiero que se vayan de este lugar no como vinieron sino bien.
Le
Oración del 22 de Abril de 2007
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