Por eso, Señor, a medida que voy tomando conciencia de cómo viven mis hermanos, qué hacen ellos, qué les duele, de qué están alegres, de qué están tristes, etc., etc., entonces voy a ir descubriendo ¿mmm? que no estoy solo en el mundo sino que cerca hay otras personas. Oración del 02 de Mayo de 2007
Habla Artemio:
Bueno, empezamos invocando al Señor en el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo, Amén.
Y con número 3 le decimos: mirarte solo a ti Señor, mirarte solo a ti Señor, mirarte solo a ti Señor y no mirar atrás. Seguir tu caminar Señor, seguir sin desmayar Señor, postrarme ante tu altar Señor y no mirar atrás. Amarte solo a ti Señor, seguirte solo a ti Señor, confiar solo en ti Señor y no mirar atrás. Seguir tu caminar Señor, seguir sin desmayar Señor, postrarme ante tu altar Señor y no mirar atrás.
Y ahora, pensando que tenemos ante nuestros ojos la fuente que la Madre dice que es la fuente de Agua Viva y cuando ella ordenó que la hicieran pensó en la piedra de Oreb, es decir repito algo que digo siempre porque hay veces que bueno, casi siempre muchas las caras nuevas que hay. Entonces los hebreos iban por el desierto con mucha sed y hambre y le reprochan a Moisés: ¿pero cómo, para qué nos sacaste de Egipto diciéndonos que íbamos a ser libres?, porque ellos iban hacia la Tierra prometida y cuando él los arengaba para ir a la Tierra prometida les decía a lo que en la Sagrada Escritura dice: “la tierra donde mana leche y miel”. La leche y la miel son dos palabras que se usan mucho en la Sagrada Escritura, en el Antiguo y también en el Nuevo Testamento pero sobre todo en el Antiguo, y tanto que fue los alimento básico de Jesús, la leche cuajada y la miel ¿mmm?, o la leche común, bueno. Entonces los hebreos iban hacia la tierra que manaba leche y miel, atendiendo a eso, atendiendo las Bodas de Caná, atendiendo el Bautismo de Jesús en el Río Jordán, además la posible cruzada del Mar Rojo, siempre agua, agua ¿mmm?, entonces atendiendo todo lo que significa la piedra de Oreb ¿mmm?, la Madre ordenó a hacer lo que ustedes tienen delante de los ojos, que no es algo para mirar porque es lindo, eso es aparte si puede ser lindo o no, pero lo fundamental es que hay agua que corre y para la Madre el agua tiene el simbolismo del Agua Viva que es Jesús, entonces por más que uno esté concentrado en la oración, por más que uno esté a lo mejor disperso por ahí, por más que uno a lo mejor desatienda pero ese pequeño murmullo del agua, la Madre dice: llega al corazón, porque es el mismo murmullo que producía el agua que alimentó a los hebreos.
Pero ahora nosotros decimos, 4 decimos: Cristo es la peña de Oreb que está brotando, agua de vida, saludable para ti. Cristo es la peña de Oreb que está brotando, agua de vida, saludable para ti. Ven a beberla que es más dulce que la miel, refresca el alma, refresca todo tu ser. Ven a beberla que es más dulce que la miel, refresca el alma, refresca todo tu ser. Cristo es el lirio del valle de las flores, Él es la rosa blanca y pura de salón, Cristo es la vida y amor de los amores, Él es la fuente de la eterna salvación. Ven a beberla que es más dulce que la miel, refresca el alma, refresca todo tu ser. Ven a beberla que es más dulce que la miel, refresca el alma, refresca todo tu ser.
Ahora, antes de leer el Evangelio, que es nuestro sustento, nada es tan
importante para nosotros por los millones y millones de libros que puede haber, pero nada es tan importante como la Sagrada Escritura, la Biblia, que es una buena costumbre, sobre todo porque es escuchar siempre la palabra del Señor aunque uno no la esté leyendo, tenerla abierta sobre la mesa, sobre algún mueble y si hay un cirio encendido cerca mejor, pero los cirios, digo cirios porque la Madre dice cirios, pero a veces pueden correr peligros por los incendios ¿no es cierto?, entonces la Biblia abierta, porque es como decir: Señor, reiná en este lugar, reiná en esta casa, no te apartes nunca de este lugar, la Sagrada Escritura abierta, en el mismo lugar o adonde ustedes lean, como quieran.
Entonces para leer el Evangelio pedimos la presencia del Espíritu Santo, así muy
simple ¿mmm?, diciéndole, le decimos: ven, ven, ven, Espíritu Divino, ven, ven, ven, acércate a mí. Ven, ven, ven, Espíritu Divino, ven, ven, ven, acércate a mí. Apodérate, apodérate, apodérate de todo mi ser. Apodérate, apodérate, apodérate de todo mi ser. Aquí se siente la presencia de Dios. Aquí se siente la presencia de Dios. Siento el fuego del Espíritu Santo. Siento el fuego del Espíritu Santo. Siento gozo, siento paz, siento el amor que Dios me da. Siento gozo, siento paz, siento el amor que Dios me da. Aquí se siente la presencia de Dios. Aquí se siente la presencia de Dios.
(Se hace una pausa)…
Uno cuando ocurre cualquier cosa, uno dice: por algo debe ser ¿mmm?, y sí, siempre, no hay que pensar en las casualidades, los chilenos por ejemplo tienen muy arraigada la idea que ellos jamás dicen: casualidad, dicen: diosidad, qué casualidad haberte encontrado, noo, es una diosidad, es decir es algo que preparó el Señor.
Cuando uno empieza a vivir en la dimensión del Señor se da cuenta que como uno ha entregado toda su vida y su libertad a Él entonces ya no ocurren las cosas porque sí, es como si el Señor fuera programando todo lo que va a pasar, siempre respetando nuestra libertad pero por supuesto que programando, eso tenemos que aceptarlo, entonces tenemos que ser dóciles cuando el Señor nos manifiesta algo, incluso algunas cosas que parece que no es buena ¿no?, después que pasó preguntarse: esto que pasó no lo quiso el Señor pero ¿cómo lo aprovechará Él para sacar un beneficio de esto?, siempre hay que preguntarse eso, cómo lo aprovechará el Señor. Es propio de vivir dentro de la dimensión de Jesús ¿verdad?, porque Él es nuestro compañero, nuestro hermano, nuestro compinche, Él es quien nos ayuda a levantarnos, a acostarnos, Él es el que sigue atentamente como late nuestro corazón, Él es el que está en todo nosotros, si nosotros lo dejamos, pero si no somos dóciles y decimos: noo, para qué, yo puedo bastarme a mí mismo, yo me sé hacer las cosas, bueno el Señor tolera pero es mejor dejar siempre como si fuera la puerta abierta para que Él nos vaya inspirando todo lo que hacemos.
Nos paramos para leer el Evangelio, el que pueda, el que no, no, por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro, decimos que hoy es el día de San Atanasio y como ustedes saben, todos los miércoles, acuérdense, todos los miércoles es el día de San José, el marido de la Virgen María, Padre Adoptivo de Jesús ¿mmm?, y además otra cosa, no sé si ustedes lo saben, algunos sí, otros no, todos los que llegan a la Capilla o tienen en cuenta este lugar, Jesús dice que Él es su Patrono, ténganlo en cuenta ¿eh?, para llamarlo, para pedirle, para lo que sea, acordándose siempre aquella de expresión que tiene muchos siglos de vida cuando dice que: en los Cielos José no pide, ordena, como intercesor.
El Evangelio de Juan, el capítulo 12, el versículo 44 a 50, y dice, Jesús dice: “el que cree en Mí, no cree solamente en Mí sino en aquél que me ha enviado. Y el que me ve a Mí, ve a aquél que me ha enviado. Yo he venido al mundo como Luz para que todo el que crea en Mí no permanezca en tinieblas. Si alguno escucha Mis palabras y no las guarda, Yo no lo juzgo, porque Yo no he venido para condenar el mundo, sino para salvarlo ¿eh?. El que me rechaza y no recibe Mi palabra, ya tiene quien lo juzgue: la misma palabra que Yo he hablado lo condenará el último día. Es decir, cada uno encuentra lo que siembra. Porque no he hablado por mi propia cuenta, sino que el Padre al enviarme, me ha mandado lo que debo decir y cómo lo debo decir. Yo sé que su mandato es Vida Eterna, y Yo entrego Mi Mensaje tal como me lo mandó el Padre”. Esto es precioso y por supuesto es palabra del Señor, te alabamos Señor y te damos gracias.
Cuántas bellezas tienen la palabra de Juan siempre, siempre recalcando: el que me envió, el que me dijo que hiciera, el que me oye a Mí oye al Padre, el que me escucha a Mí escucha a Mi Padre, siempre repite a lo largo de todo el Evangelio esto ¿eh?, ninguno de los otros tres dice tanto así sobre el Padre ¿mmm?. Prácticamente San Juan nos está diciendo a través de todo: “ámense unos a otros y conozcan al Padre”, que es conocerlo a Él ¿mmm?.
Si nosotros vamos a revisar profundamente toda la Sagrada Escritura, nos vamos a encontrar que puede resumirse absolutamente todo en esto: “ámense unos a otros como Yo los he amado, y conozcan al Padre”. Para conocer toda la Sagrada Escritura, está muy bien si lo hacemos pero está condensado en esa expresión todo ¿mmm?, miren qué fácil, un libro tan largo resumido en tan poco: “ámense unos a otros como Yo los he amado, y conozcan al Padre”. Y ya que estamos decimos la expresión de María en la medalla, que todavía no hicimos aquí vieron porque, bueno todavía no la hicimos, dice: “Bajo Mi manto amaos los unos a los otros”, esa es la medalla que ordenó la Virgen María que se imprimiera aquí en este lugar, que allá atrás hay un dibujito muy lindo hecho sobre eso y que la gente que viene de Córdoba todos traen una escarapelita con la medalla de la Virgen, todavía nosotros no la tenemos pero ya la vamos a tener: “Bajo Mi manto amaos los unos a los otros”.
Entonces, ante la expresión de: “ámense unos a otros como Yo los he amado, conozcan al Padre” ¿mmm?, la Madre nuestra nos está diciendo aquí en este lugar: “Bajo Mi manto amaos los unos a los otros”, ¿eh?, esas tres cosas que parecen tan simples resumen todo, que hermoso, que precioso.
Bueno, la idea fundamental del Evangelio de hoy, que dice San Juan es algo que debe ponernos muy contentos ¿verdad?, porque nosotros estamos acostumbrados a oír en el mundo, en los noticieros, en las revistas, los diarios, todo medio de comunicación y a veces también por qué no de las distintas religiones, parecería como si hay una tendencia bien marcada a que: el que tiene deudas que las pague ¿mmm?, hay que pagar las deudas, las deudas con el carnicero, con la cooperativa eléctrica, hay que pagar lasa deudas ¿vieron?, todo hay que pagar, hay que pagar, no hay vueltas. Y también pensamos esto cuando hacemos algo que no es bueno ¿mmm?, cuando uno hace algo piensa, primero piensa si debe hacerlo después si lo hice: ¿y si no es bueno? ¿mmm?; es decir, porque hay una compensación natural, es decir si uno siembra tomates no puede recoger otra cosa, tomates, y así pasa con las palabras que decimos en el mundo, con todas las cosas que hacemos ¿mmm?, siempre y si por algún motivo las cosas que hacemos se demoraran ¿mmm?, pero pensemos: “Él supo, Él ha visto, Él no olvidará”, se refiere al Señor “Él supo, Él ha visto, Él no olvidará”, entonces eso debe hacernos marchar tranquilos por el mundo, ¿por qué?, porque a corto, mediano o largo plazo el Señor nos va a dar todo lo que nosotros necesitemos, ¿por qué a veces hay demoras?, porque los tiempos nuestros no son iguales a los tiempos de Él y a lo mejor tal vez si tuviéramos algo en este momento que buscamos tal vez no lo valoraríamos como es debido y pasando el tiempo necesario y propicio lo vamos a valorar más ¿mmm?. Así que siempre esa confianza: “Él supo, Él ha visto, Él no olvidará”, refiriéndose al Señor, Él lo sabe todo ¿eh? y no se va a olvidar de nosotros.
Ahora, y sigo diciendo, la idea central del Evangelio es esto, es la idea que ronda en los Evangelios de estos días ¿mmm?, donde de una forma o de otra Jesús se encarga de decir: el Padre me envió, el que escucha al Padre me escucha a Mí, Yo vengo porque el Padre así lo quiso y todas las cosas por el estilo y también dice la idea central de este Evangelio: “Él me ha enviado para que nada se pierda y todo se salve”; vos dirás: ¿y a nosotros qué con eso?, noo, para nosotros todo, todo, nada se pierda ni nadie ¿mmm?.
Entonces, si el Señor nos asegura que a Él lo manda el Padre, Dios Padre, el
Creador, porque Jesús es el Redentor y el Espíritu Santo el Consolador, bueno, si a Él lo manda el Padre para que nada se pierda, ni los hombres ni las cosas y todo se salve ¿mmm?. Es muy prometedor esto, a uno le llena el corazón de esperanza, ¿por qué?, porque sabemos, la vida no es fácil para nadie, vivir es muy difícil ¿eh?, es muy difícil, uno se levanta a la mañana y no sabe todo lo que va a pasar durante el día, uno a veces le tiene miedo a las cosas imprevistas que lo descolocan a uno ¿eh?, lo descolocan, pero en ese desorden aparente hay que conservar la mente lúcida para estar siempre con el Señor, ¿qué pasa?, ¿cómo ordenás esto Señor?, y Él nos va a decir cómo ordenarlo. Porque si alguien a uno lo ama, el que ama quiere el bien de la persona amada, siempre y no alguna vez, no de noche o de día o de día o de noche, no, siempre, siempre ¿mmm?.
Y cuando el Señor dice: para que todo se salve, ¿a qué se refiere?, bueno la palabra todo es fácil de entender, todo ¿mmm?, porque así como es importante nuestra vida, la vida de todos los hombres también es importante la gramilla que crece en el patio o las cosas del huerto, o las flores, o el campo lleno de cimientes y de cosechas a realizar porque eso llenará los graneros para quitar nuestra hambre y el hambre del mundo, todo, todo ¿mmm?. Cuando el otro día llovía y llovía y los cereales se manchaban con la humedad, yo pensaba para mis adentros: no se va a manchar tanto, no, por una razón muy simple, porque el Señor también está en esto cuidando ¿mmm?, cuidando lo que es de Él ¿mmm?; y ustedes dirán: ¿y en esas zonas que se inundó y se perdió todo?, no sé, el Señor no quiso que eso pasara pero una vez que pasó tiene que hacernos reflexionar quiénes son los que tienen que cargar con eso, los que no hicieron desagües convenientemente, los que no canalizaron la posibilidad de grandes lluvias.
Es decir, hay que buscar dentro de los hombres que no hicieron bien las cosas la explicación de tanta, tanta experiencia que tenemos diariamente. Uno dice ¿por qué?, y si uno sigue preguntándose encuentra los por qué de cada una de las cosas, vos dirás: ¿los hombres no obran bien?, y a veces no, por sus propios intereses, porque, o bien porque son un poco distraídos, o no están bien o quieren lucrar con la vida de otros, usan el dinero para otras cosas y no para hacer obras; es decir siempre hay una explicación, más allá de cualquier cosa, pero nunca podemos echarle la culpa al Señor cuando pasa, cualquier cosa que está mal ¿mmm?.
Porque lo tenemos clarísimos aquí: Yo vine para que todo se salve y nada se pierda, para eso vine ¿mmm?, y si algo se pierde seguramente es obra nuestra que no hicimos las cosas bien ¿mmm?. Tener en cuenta todo esto y tratar de que estas palabras ¿no?, o del Evangelio, otro día de otra cosa o lo que sea, vayan haciéndose carne en uno para que cualquier, en cualquier momento la reacción que tengamos sea una reacción como el Señor quiere que sea, entonces vamos a ver que nuestro mal humor se puede apaciguar, que nuestros hábitos a veces querer dominarlos a los que tenemos cerca también desaparecen, porque el que realmente ama al Señor se pregunta: ¿obraría así Jesús?, seguramente Jesús no quiere que Yo le pegue a mi esposa o a mi esposo, seguramente Él no quiere que yo me emborrache, seguramente Él no quiere, Dios dice en el Antiguo Testamento, en el libro de la sabiduría, que el vino alegra el corazón del hombre, pero cada uno sabrá si esa alegría viene con una copa, o dos copas o cinco copas, ese es un problema aparte de cada uno ¿no?, pero clarísimo está que el vino alegra el corazón del hombre ¿mmm?, y fíjense la importancia que le da la Virgen en las Bodas de Caná de Galilea, cuando le dice: “Hijo, falta el vino”, como si faltara lo esencial en un casamiento ¿mmm?. Porque es ¿no?, el signo de la alegría, tomado convenientemente ¿mmm?, y no solamente que el signo de la alegría sino que después va a ser el signo de la sangre del Señor ¿mmm?.
Ahora, en todos los órdenes hay que buscar qué es lo que nos está queriendo decir el Señor porque detrás de cada palabra, de cada persona, de cada pequeña o gran cosa que pase Él siempre está queriéndonos decir algo ¿eh?, no nos olvidemos de eso y si estamos tomados de Él a no tener miedo ¿mmm?, acuérdense del Evangelio del otros días, cuando se desató la tempestad y Jesús venía caminando sobre las aguas y ellos estaban desperados y le dice: ¿de qué tienen miedo?, Yo soy ¿eh?, y yo les repito a ustedes siempre, Jesús les dice: soy Yo, no tengan miedo, hay dolor, incertidumbre, enfermedad, cosas tremendas, soy Yo, no tengan miedo ¿mmm?, Yo viviré eternamente junto con ustedes, no tengan miedo y quien cree en Él no tiene miedo de nada, a pesar de que pueden pasar muchas cosas pero el Señor siempre tiene una solución a las cosas que nos van pasando, porque como dice el Evangelio de hoy: Él vino para que todo se salve y nada se pierda ¿mmm?.
Es hermoso pertenecer a Jesús, saber que uno tiene su paternidad, que uno tiene su amistad, que uno tiene su compañerismo, ¿saben que quiere decir la palabra compañero?, compañero, el que come el mismo pan y Jesús es compañero nuestro porque come nuestro mismo pan, ¿a qué me refiero cuando digo pan?, me refiero a todas las cosas que nos pasan en la vida, Él está allí siempre con nosotros, continuamente, comiendo el mismo pan, el pan de la alegría, o de la tristeza, el pan de la pobreza, o de la riqueza, siempre Él es compañero nuestro.
Entonces, entendiendo y atendiendo todo esto podemos encontrar mejor el sentido de esa expresión cuando viene sobre las aguas que le dice a los Apóstoles: no teman, no tengan miedo, soy Yo ¿mmm?, y cuando les pase cualquier cosa en la vida, Señor, sos vos, Señor, tené compasión de mí, y toda tempestad del alma o del cuerpo, de la enfermedad o de lo que sea ¿mmm?, desaparece, porque el Señor entra en nuestra vida a jugar el papel principal de amigo, de Padre, de compañero, de hermano y todas las cosas que hablan de el amor entre los seres humanos ¿mmm?. Entendamos esto porque sino se nos escapa lo mejor.
Bueno, en este día miércoles 02 de mayo, como todos los miércoles que uno se acuerda de San José, así como los viernes se acuerda del Sagrado Corazón de Jesús, así como los lunes uno se acuerda de las almas que están en la oscuridad todavía ¿verdad?, los sábados uno se acuerda siempre de María Santísima ¿mmm?, se acuerda siempre pero especialmente esos días ¿eh?, especialmente, bueno.
Atendiendo eso entonces con todo el fervor que sea necesario nos ponemos delante del Señor, así con toda nuestra simplicidad, con toda nuestra humildad; ustedes dirán: ¿todos somos humildes?, no sé, es problema tuyo, pensalo, pero no se puede estar uno exponiendo a la mirada del Señor si no es humilde, si uno es orgulloso, porque uno mira para el otro lado y tal vez el Señor también ¿mmm?. Por eso, con nuestra simplicidad, nuestra humildad, todo nuestro espíritu tratando de que Jesús y la Madre giren hacia nosotros, su rostro para mirar a ver qué es lo que nos está pasando y si venimos de lejos, no tan lejos, cerca y muy cerca, venimos por algo y por alguien y cada uno de nosotros que estamos aquí tiene en su mente muchas personas que son su familia, que son sus amigos o bien aquellos que uno ama y a uno no lo aman, pero uno también los tiene en cuenta, porque ya les llegará el momento y sino problema de ellos, pero uno tiene que amarlos siempre ¿mmm?.
Es interesante ver cómo reacciona una persona que a uno no lo quiere cuando de repente le dice: bueno a pesar de que vos no me podés ver yo siempre te amé mucho y recé por vos, aunque no te lo reconoce en ese momento porque tampoco uno quiere pero queda como una espinita clavada en su corazón diciendo: ¿pero cómo, puedo ser tan desgraciado de que detesto a una persona y me devuelven bien por mal?, no, algo está pasando acá ¿mmm?, algo está pasando. Es decir, nosotros tenemos que vivir de una manera para que cuando los demás nos miren digan: en esta persona hay algo diferente que no hay en las otras, y ¿qué es eso diferente que tienen que encontrar en nosotros?, bondad, humildad, sencillez ¿eh?, una mirada mansa que invite al diálogo y nunca a la pelea, manos tendidas y no manos cruzadas sobre el pecho ¿no?, es una característica la gente que tiene las manos cruzadas sobre el pecho es porque no quiere comunicarse, el que quiere comunicarse baja las manos, las pone al costado del cuerpo, las pone sobre el pecho, bueno.
Entonces, esas son las cosas que necesitamos para ponernos delante del Señor y decirle: mirá Jesús, yo viví de una manera, me fue de una manera, yo no sé si te amé de veras o no, muchas veces me parece que sí, otras no tanto, otras me callé y dejé que hablaran mal de vos sin salirles al paso, bueno pero Señor vos prometiste que, lo dice el Evangelio de hoy, que viniste para que todo se salve, entonces yo creo en eso y pienso que vos querés que yo me salve pero no solamente cuando me muera y me vaya a la Luz, vos querés que me salve aquí sobre la Tierra ¿eh? y no solamente yo sino mis hermanos.
Por eso, Señor, a medida que voy tomando conciencia de cómo viven mis hermanos, qué hacen ellos, qué les duele, de qué están alegres, de qué están tristes, etc., etc., entonces voy a ir descubriendo ¿mmm? que no estoy solo en el mundo sino que cerca hay otras personas y si miramos bien a veces encontramos que las personas que están cerca de nosotros tienen un montón de condiciones que nosotros no tenemos, pero solamente eso lo vemos si somos humildes y sabemos abrirnos a las otras personas, dejar de ponernos en nuestro lugar para ponerse en el lugar del otro, eso es lo que nos pide Jesús. Y si dijo: quiero que todo se salve y nada se pierda, a eso le unimos: ¿dónde están los enfermos que quiero sanarlos?, como principal preocupación de Él ¿mmm?.
Entonces tenemos que adoptar una actitud de confianza: Señor, yo sé que vos vas a entrar en mí Señor, lo dice cada uno ¿no?, en silencio, yo sé que vos vas a entrar en mí Señor y vas a entrar en todos los cuerpos y almas de esas personas que necesitan de tu presencia para que vos le lleves la salud a cada uno de sus órganos, porque vos empezás a correr con su sangre Señor y llevás a cada parte del cuerpo la sanación, yo eso espero Señor, que entres en mí y lo hagas todo nuevo ¿mmm?.
Cuando en la Sagrada Escritura se habla de hombre nuevo, no es solamente el hombre que resucita todos los días con Jesús sino el hombre nuevo es el que renueva toda su salud física, psíquica y espiritual, teniendo en cuenta aquello de lo que dice Él: Yo quiero que las personas se mueran de viejas, no por enfermedad, ¿acaso no les dije que vine a traer el orden? y la enfermedad es un desorden, por eso, si les preocupa tanto lo que tienen, pues bien, preséntenmelo, díganme lo que les pasa, pero ustedes dirán: Señor, vos sabés muy bien lo que nos pasa, y sí, pero a Él le gusta que le digan, acuérdense del ciego de Jericó ¿eh?, Jesús ve que es ciego de nacimiento, sin embargo le pregunta: ¿qué necesitás?, ¿qué es lo que te ocurre?, y él dice, el ciego: que vea Señor, bueno le dice Él: ve.
Es decir, por más que el Señor por ser Dios lo sabe todo, a Él le gusta que uno le diga, así como le gusta también que le diga que uno lo ama, y así también le gusta que lo alaben, mirá vos que orgulloso este muchacho que le gusta que uno lo alaben, bueno, hay una diferencia, Él es Dios ¿mmm?, y entonces Él no se va a poner hinchado porque uno lo alabe sino que va a sentir reconocimiento por la obra que hizo ¿mmm?.
Bueno, entonces Señor en esta tarde y todas las tardes a que alcance nuestra vida como decimos siempre, estamos aquí sentados, humildemente, con toda la bondad que podemos, como si rompiéramos todas las cosas feas que se interponen entre nosotros y los demás personas, como si el corazón se abriera Señor y diera entrada a todo, incluso a aquellos que tienen cinco cuchillos en las manos para clavarlo, sí Señor. A veces uno cuando está dialogando con el Señor de repente es como si se volviera muy generoso, esa es muy buena señal, ¿por qué?, aunque después uno endurece un poco la posición porque en la vida hay que luchar con todo ¿no?, pero es como decir: yo acepto a este ser, no acepto la porquería que hace, la maldad que hace pero lo acepto como persona ¿mmm?, siempre la persona es… (se dio vuelta la cinta)…, la cara y le vamos a decir: reconocé, no, no, no, además la gente no quiere reconocer por otra parte, pero hay que dejarlo a solas, hay que sembrar la palabra como quien siembra al atardecer cuando ya nadie se da cuenta que uno sembró, pero la tierra se muestra generosa con la semilla y la hace germinar. No esperemos que los demás reconozcan porque es tan difícil que los demás reconozcan algo, tan difícil y si reconocen, reconocen un diez por ciento de lo que uno pudo haber hecho, pero como uno no lo hace para que reconozcan sino simplemente que lo hace porque a el Señor le gusta, porque a Él le parece bien ¿mmm?.
Y es tan lindo pensar esto que estoy haciendo: ¿le parecerá bien al Señor? ¿mmm?, ¿le parecerá bien?, hay una expresión que ronda por toda la Sagrada Escritura: que el Señor hizo todo bien, con orden, y por ahí otras expresiones cómo: ocurrió tal cosa porque al Padre le parecía que estaba bien, ni muy bien, ni más o menos, bien directamente.
Entremos dentro de ese juego del Señor, un juego de amor maravilloso y pidámosle así con toda la humildad de que somos capaces, pidámosle que venga a nosotros, para que esa enfermedad que tenemos desaparezca, pero además tiene que esto hacernos lucidos para entender muchas cosas y si ya no nos sirve tanto para nosotros, aunque sí nos sirve, sirve para educar a los que son más chicos, porque siempre hay que pensar en esto, así como uno tiene recuerdos de lo que pasó a través del tiempo, así también el cuerpo tiene su memoria, un hígado que tuvo muchas borracheras arriba ¿verdad?, ese hígado por más que uno no se emborrache después se acuerda de todo eso y está como deteriorado ¿mmm?, si uno le exigió al cuerpo más de lo que el cuerpo puede dar, en todos los órdenes, cuando uno come y come y come, o bien tiene relaciones íntimas excesivas, o bien toma demasiado, fuma demasiado o hace ocio demasiado, bueno.
Es decir, el cuerpo tiene una memoria y dentro de todas las partes del cuerpo, el que tiene más memoria es el corazón ¿eh?, tener en cuenta esto y pensarlo, dos palabras nada más. Es decir, todo acto demasiado enérgico, demasiado fuerte o de encono, o de egoísmo, de orgullo, o con palabras de enojo se van como depositando en el corazón y en la memoria del corazón, aunque parece extraño decirlo, se va almacenando todo eso, hasta que un día dice basta ¿mmm?, pasa con todos los órganos igual ¿mmm?. Si yo tengo un dolorcito y ya no camino porque me duele entonces el cuerpo tiene memoria y dice: pero ¿cómo, y toda la agilidad que había adónde está, que por un pequeño dolorcito que no es prácticamente nada ya se deja de caminar y de andar?, uno a veces comprueba que un tanto por ciento de las personas que no caminan o que caminan con mucha dificultad es porque dijeron: no quiero caminar, o no tengo ganas de caminar, o tengo miedo de caerme, tengo miedo de quebrarme ¿eh?. Cuidado, el cuerpo, así como la mente tiene memoria y se acuerda ¿mmm?, no le demos demasiado nicotina a los pulmones y sobre todo si la mujer está embarazada porque ese niño va a nacer mal, y a todas las personas esos pulmones dicen: bueno un tiempo voy a resistir pero después voy a decir basta ¿mmm?. No seamos excesivos con los dulces, porque el páncreas va a decir: no, esto es mucho, porque es la encargada de regular el azúcar en el cuerpo y si yo estoy enojado con alguien y me agarro una bronca de no sé cuánto mis intestinos y mi estómago van a sufrir ¿verdad?, y eso se va a ir acumulando porque les estoy hablando de la memoria del cuerpo ¿mmm?, de la memoria del cuerpo.
Ahora, les digo esto y ya voy terminando porque ustedes tal vez se cansan un poco, yo conocí una persona, Dios por testigo que no estoy agregando ni sacando nada, podría decir más pero lo esencial, y me lo dijo esta mañana Jesús, me lo hizo acordar eso mientras venía caminando del cementerio, me dijo: ¿te acordás de esto?, ¿a qué se refería?, un señor, no importa su nombre, Dios por testigo que es cierto, a lo largo de muchos años fue deshonesto y como decimos el lenguaje de la calle: metía la mano en la lata ¿mmm?, es decir robaba, pero no solo pequeñas cosas porque esos son rateritos ¿no es cierto?, sino que muchos terrenos de una localidad que no voy a decir donde están en su poder, están a su nombre y ahora quedaron como herencia, pero no les hablo de tres o cuatro, les hablo de doce o quince o más. Miren si el cuerpo tendrá memoria, ¿qué pasó unos diez años antes de morir este hombre?, se le empezaron a deformar las manos y a secar las manos y cuando murió las manos estaban prácticamente secas, ojos, piel y hueso ¿no?, a eso me refiero. Es decir, la mente no se traga las cosas, porque si yo hago algo mal, a Dios nadie niega una lucecita aunque chiquitita para ver si lo que hago está bien o está mal ¿mmm?, entonces él ¿no? seguramente amontonó mucho, pero normalmente uno dice: el que roba mete la mano ¿mmm?, la verdad que sí, es así, y las manos se le secaron. A mi me hizo pensar tanto y con algunos personas que hablé para ellos les resultó muy natural, y bueno dijeron, que era lógico que se le secaran las manos, tanto meterlas en la lata, Dios por testigo que les estoy diciendo la verdad. ¿Ven hasta qué punto el cuerpo tiene memoria así como uno tiene memoria? ¿mmm?.
Bueno, entonces cuidemos nuestro cuerpo, no lo ofendamos con grandes comidas, excesos de alcohol ¿eh?, acuérdense el vino alegra el corazón del hombre pero cada uno tiene que saber cuántas copas lo alegran y cuántas copas lo ponen del otro lado, el cigarrillo y todas las cosas, todos los excesos que uno puede hacerle pasar la cuerpo ¿eh?, incluso también hay que pensar en las penas, por qué cargar sobre nuestro corazón, sobre nuestros afectos tantas penas y penas y penas, si el Señor dijo: dénme a Mí las cosas, no se las guarden para ustedes, entréguenmelas a Mí que Yo las quiero quemar con el fuego de Mi amor, así que no acumulen penas porque esas penas ¿mmm?, por más que sean de familiares llega un momento que alteran de tal forma nuestra vida, nuestra salud que termina en una enfermedad ¿mmm?.
Entonces, tenemos que pedirle al Señor: Señor sananos de esto, pro también tenemos que reconocer que somos responsables de cuidar nuestro cuerpo, nuestra alma ¿mmm? de todas las cosas ¿verdad?, entendamos esto y una de las formas es pensar: cada una de las partes de mi cuerpo es sagrada, porque es obra del Señor y yo no puedo manchar la obra del Señor, cómo le voy a dar a mi organismo más alcohol del que conviene o le voy a dar una vida así deshilachada nomás ¿eh?.
Entonces, todo tiene que ir aparejado, le pedimos al Señor que interceda, le pedimos a María que interceda, a María delante de Jesús, a Jesús delante de su Padre y así para poder ir formando en nosotros un hombre nuevo, que piensa distinto, que no se amarga con cualquier cosa sino que lo ofrece, que no acumula en su cuerpo todas las porquerías por ahí, ¿vieron que hay algunos que viven haciendo problema de todo no?, es decir, uno tiene que ser consciente de los problemas pero después entregárselo al Señor y basta ¿mmm?, porque sino termina por destruirnos, así de simple.
Que hermoso es poder dialogar esta tarde, aunque estoy hablando yo nomás pero yo entiendo que es un diálogo porque estoy escuchando la voz de ustedes que está en vuestra conciencia y los veo a algunos tan, tan enfervorizados con el Señor pensando: mi vida puede ser mucho mejor que la que llevé hasta ahora.
Entonces, que suerte mis queridos que tenemos en tener un Padre, un hermano, un amigo como Jesús, en tener una Madre como la Virgen, que suerte que tenemos pero es para salir dando gritos de alegría: mi Mamá me ama, el Señor me hizo a su imagen y semejanza, me hizo un pequeño diosito y me ama, entonces recuerdo las palabras del Evangelio: soy Yo, no tengan miedo. Y si agudizamos nuestros oídos escuchamos la respuesta del Señor.
Mis queridos, vivir no es fácil y cada uno lo sabe bien pero hay necesidad de aprender a vivir y en esto no hay edades, no hay tiempos, no hay nada, un buen día el ser humano tiene que levantarse y decir: bueno, empezamos diferente, si todo esto que pasó dirán no dio resultado y fui acumulando todo lo peor pues bien, cambiemos y así Mis queridos, Mis hijos, así como a veces se ponen con mucho, con mucha inquietud a higienizar la casa, higienicen también vuestra conciencia, vuestro corazón, no para que tengan culpa porque eso Yo no lo quiero, sino porque qu
Oración del 02 de Mayo de 2007
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