¿Por qué los corazones son tan reacios a dejar que entre la palabra de Mi Hijo, Mi palabra?.
Mensaje del 20 de Marzo de 2007

Dice la Virgen María:

He llamado a hablar a todos los Santos que me acompañan en las visitas, a la
gente que viene desde lejos y que Yo doy Mi bendición.

Me gusta ver cómo San Miguel Arcángel está a la entrada de Mi Casa y San Rafael en la puerta trasera, cuánta gracia derrama San Pío de Pietralcina cuando bendice a todos aquellos que están un poco dispersos por el patio, me llena de una honda satisfacción que Santa Teresita siempre me acompañe y Yo por supuesto digo lo que ocurre dentro de Mi Casa, pero todo esto es Mi Casa, es por eso que ni bien ponen un pie sobre la Tierra de este lugar, las personas son especialmente miradas por el Señor porque empezaron a entrar en el Santuario, no lo olviden.

Así como no deben olvidar que con solo llamar a este lugar el Señor ya los escucha, con solo entrar en Internet y visitar Mi Casa, leer los Mensajes, también tienen su recompensa.

Yo los amo a todos, ténganlo en cuenta, incluso a aquellos que menosprecian Mi presencia en este lugar Yo los amo a todos, a aquellos que se escandalizan por Mi presencia y la de Mi Hijo en este lugar, como siempre les dice Él que su Misericordia alcanza para todo, Yo les vine a traer, como Mediadora, al Espíritu Santo para que ustedes puedan entender la Misericordia de Mi Hijo, que en primera y última instancia es una aplicación del amor que Mi Hijo les dice que tengan siempre: que se amen unos a otros como Él los amó.

¿Por qué los corazones son tan reacios a dejar que entre la palabra de Mi Hijo, Mi palabra?.

Por eso Mis queridos, estén siempre alertas para escuchar la voz del Espíritu Santo, estén siempre alertas que a esta Casa llegan muchos hombres pero en el fondo son la representación de Mi Hijo y muchas veces ustedes sin darse cuenta dentro de Mi Casa están sentados al lado de Mi Hijo, por supuesto que cualquier ser humano haga lo que haga y venga de donde venga, tienen que ver en él el rostro de Mi Hijo, pero Yo me refiero a otra cosa, me refiero a que Mi Hijo asume las más diversas caracterizaciones para estar entre todos y estar en el corazón de tantos, incluso aquellos que menos parecería que tienen posibilidades, sin embargo Mi Hijo mide todo con otra vara.

Me gusta ver como todos estos Santos que me acompañan, me ayudan en las bendiciones, los veo tocar las piernas dormidas de los paralíticos, los veo meter los dedos en los oídos de aquellos que no oyen, entran en el interior de las personas y restauran los órganos que están enfermos o restauran el equilibrio perdido en la vida mental de la gente, eso ocurre a diario, eso ocurre de una forma tan distinta a lo que ocurrió siempre en la historia en que los milagros y gracias tuvieron que ser contados como excepciones, o que se yo, no, aquí no, el milagro en todas sus formas y las gracias en todas sus formas y aspectos son el pan cotidiano y justamente Yo dije una vez hace como siete años, dije: ninguna propaganda de este lugar, nada, la mejor propaganda serán los milagros de las personas que les comunicarán a otros: vayan a la Casa de la Madre que de allí nadie sale mal, nadie sale desilusionado ni defraudado, todo lo mejor pasa en esta Casa, todo lo mejor.

Todos lo que quieren oír que oigan, los que quieren atacar que ataquen, los que quieren defenestrar que lo hagan, los que quieren tirar piedras que lo hagan con fuerza, todos aquellos que quieren destruir que busquen la forma para hacerlo pero detrás de cada pequeña o gran destrucción se levantan monumentos de gracias y por cada piedra que tiran y por cada negación que hacen de Mi vida en este lugar y la de Mi Hijo son diez milagros que ocurren.

Es decir, Mi Misericordia y la Misericordia de Mi Hijo, son tan grandes, que aprovechan las piedras para hacer mejor el camino, aprovechan las mentiras y las calumnias para reverenciar, es decir calumnias, mentiras, palabras por lo bajo y todas esas cosas malignas que usan los hombres para destruir, entiéndanlo de una vez por todas, se convierten en alabanzas al Señor, porque así lo quiere Mi Hijo, porque a Él, al Padre y al Espíritu Santo así les parece bien.

Sigan mintiendo, sigan calumniando, sigan entorpeciendo, sigan destruyendo, los Cielos se colman de bendiciones, los Cielos reciben montones de alabanzas porque, repito, a la Trinidad así le parece bien.

Amén.