Mensaje del 31 de Diciembre de 2005

Dice Jesús:

Hoy es 31 de Diciembre de 2005.

Todos estos días en que no hay Mensajes grabados no por eso no di Mensajes, pero como son cosas repetidas, las he conversado solamente con Artemio.

Y así ha trascurrido este año 2005 con cosas magníficas, la Misericordia del Señor sobreabundó, la Trinidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se han mostrado generosos, sumamente generosos, han abundado los milagros a montones, las gracias, es decir milagros más chicos también han sobreabundado.
Por eso, más allá de los comentarios perniciosos, más allá de todos aquellos que están en contra, esto continua y continua con una fuerza muy grande; no excesivamente grande sino proporcionada a la capacidad de entendimiento y al proceso natural que deben seguir las cosas, muchas de ellas no se pueden apurar más que lo que la mente humana puede receptar.

Fue este un año difícil donde hubo situaciones límite, donde has vivido por momentos en la dimensión del Señor, es decir de este lado de la vida natural y hay mucha riqueza en todo el período de enfermedad. Aunque para la mente humana la enfermedad siempre es como un tiempo de receso donde no se ven las cosas, para la mente humana, pero para la Divinidad han ocurrido cosas tan grandiosas, pero tan grandiosas, incluso hubo muchas piedras en el camino durante, antes, durante y después de la enfermedad. Es decir, los Sacerdotes se han mostrado algunos especialmente generosos en entender todo este proceso o este fenómeno y no está mal decirlo, coincide con Sacerdotes humildes, simples, sencillos, esos Sacerdotes que cuando elevan a Mi Cuerpo o Mi Sangre en el altar se les nota realmente cuánto viven del momento, pero los otros, los que parecería que están metidos dentro de una tarea rutinaria, esos son los que hieren, esos son los que ponen piedras en el camino, esos son los que están todavía en las lejanas épocas de que cuando veían un milagro decían que era fruto del curanderismo o algo por el estilo.

Es decir, nadie es malo, a Mi esas personas, especialmente los religiosos que hablan de esa manera me dan mucha pena, una pena muy grande porque deberían entender y no entienden, deberían comprender y no, deberían dejar un espacio aunque sea pequeño para los laicos para que digan su palabra y no. Todo tiene que ser dicho, prescripto o..., por ellos, pero quédense en paz, Artemio los sabe comprender y por supuesto Mi Misericordia les alcanza, les llega, les inunda.

Pero el problema va por otro lado, cuando la verdad se presenta delante de uno y uno la menosprecia…, Yo nunca castigo, el hombre se castiga solo porque al menospreciar la verdad hay una ley de compensación natural que lentamente va entorpeciendo a la persona, sean laicos o sean Sacerdotes o sean Obispos o Cardenales.
Cuando la verdad avanza y la persona se hace a un lado o directamente la enfrenta para pasarle por arriba, por una ley de compensación natural la persona se va entorpeciendo cada vez más, como dije tantas veces Yo soy una presencia y para que esa presencia penetre hay que abrirse.
No voy a pedir que todos sean místicos, no, porque no es justamente lo necesario para entender la verdad porque se puede entender en otros estados también; pero me da pena, salvando las distancias, pensar en un San Juan de la Cruz, pensar en que tantos Sacerdotes se toman de él, transitan las noches oscuras del alma para sobrevivir en medio de un..., llamaríamos régimen religioso que los asfixia y no les da cabida; porque como cada hombre, lo saben bien, es único, inédito e irrepetible, ¿qué puede decirse?, ¿qué puede decirse?.

Por eso, mirando este año hay tanta gracia, hay tanta Misericordia, pero también hay muchas torpezas y en vos veo mucho desgaste, un desgaste natural, un desgaste propio de afrontar momentos muy difíciles, momentos tremendamente difíciles cuando no estabas en condiciones por tu estado de salud, pero quiero reconocer por ejemplo a esa religiosa que te llevaba Mi Cuerpo mientras estabas enfermo, un verdadero ángel del Señor, una santa mujer, una mujer que entendió todo sin que le explicaran demasiado porque hay que pensar en esto, los místicos hablan todos el mismo lenguaje. Y también quiero decir algunas palabras para ese santo varón que concurría por las mañanas a llevarte la Sagrada Forma, ese santo varón que tomaba las heridas de tus manos y lagrimeaba, él no se preguntaba, él no se preguntaba: ¿será cierto?, no, él sabía que era cierto y tocaba con fricción y les decía a quiénes lo acompañaban esto representa las llagas del Señor. No pensaba como algunos que había utilizado un tenedor, un cuchillo o no sé qué para hacer las llagas, en todo caso si se hubiese utilizado un tenedor o un cuchillo ¿no dicen en el Evangelio que ni un pelo de tu cabeza caerá sin Mi permiso?, hasta en eso pueden corroborar.

Este santo varón que iba y se demoraba cerca del lecho donde estabas acostado y dejaba vagar su mirada como si estuviera en la distancia y Yo pensaba: este Sacerdote tan simple, tan pequeño seguramente en su comunidad, su piel tan oscura, seguramente para su comunidad habrá sido muy poco, uno más del montón, pero él es todo un místico que no necesitó que nadie le dijera nada, él entendía, él comprendía y Yo pensaba: qué fácil sería todo en el mundo si los hombres pudieran comprender así.

Y como ese religioso y la religiosa otros tantos que en silencio pasaban por el lugar y decían una palabra generosa, amable, una palabra que reconfortaba, porque hay que entender algo y entenderlo seriamente, esto, todo esto que parece algo armado según algunas autoridades o personas comunes no es así, porque nadie arma un edificio para sufrir y sufrir a través del tiempo, salvo cuando se esté enfermo pero los especialistas en estas cosas saben que esas enfermedades no duran tanto tiempo, terminan destruyendo al ser humano y en este lugar las cosas se acrecientan para bien. Pero teniendo en cuenta tantas piedras en el camino, a pesar que no lo parece, a pesar de que Artemio les oculta información en cuanto a los dolores que padece por culpa de tantas personas que no quieren entender nada, porque quien se acercó a dar una mano en todo caso suponiendo que él estuviese enfermo desde siempre, ¿quién se acercó a dar una mano?, ¿esa es la concepción del amor que tienen, del amor cristiano?, realmente es doloroso pensar.

Desdicen hasta los principios más ínfimos de la Sagrada Escritura y se escudan en que, en la sabiduría de sus pocos años, en el orgullo a toda prueba, en la soberbia a pruebas de las más grandes verdades, que triste espectáculo, salvando las distancia harían lo mismo con San Juan de la Cruz en este momento o con Juana de Arco ¿o no?. Cuánta información que falta en los religiosos, cuánta información, sobre todo de esto y de casos parecidos y similares que ocurrieron a través del tiempo.

Por eso, si este amado hijo Mío me dijera en este momento: Señor, saca de mis espaldas esta cruz, la cruz de las Revelaciones y las heridas y todo quiero ser un hombre común y corriente y perderme en las montañas, en la selva o en cualquier lugar, si este hijo Mío me lo dijera Yo accedería, Yo accedería complacido porque toda una vida de sufrimientos, pero sufrimiento con mayúscula, no se puede resistir y como está la situación del perjuicio de los años que pasan uno teme perder la lucidez mental, pero en ese sentido Mi hijo querido tiene que estar tranquilo porque él ve que todos los días tiene mayor lucidez mental porque no es suya sino que es del Espíritu Santo que habla.

Por eso, en este día, al terminar el año 2005 lo libero a Artemio de los votos de castidad y de pobreza que allá a los diecisiete años hizo, lo libero totalmente, porque días atrás le regalé la obediencia al Espíritu Santo, el voto de la obediencia al Espíritu Santo, en consecuencia los votos anteriores son redundantes. Con el voto de obediencia al Espíritu Santo está todo dicho, y les puedo asegurar a todos aquellos que pretenden que este hijo Mío se retracte de toda una vida al servicio del Señor, a todos aquellos que esperarían que él se retractara de toda una vida al servicio al Señor, Yo les puedo asegurar que le daré siempre la fuerza suficiente para que nunca lo haga y aunque no obedeciera a nadie, absolutamente a nadie sí seguiría... (se dio vuelta la cinta) ..., aunque no obedeciera a nadie, absolutamente a nadie seguiría obedeciendo al Espíritu Creador que habla en su conciencia.

Nadie pretenda entender, comprender mucho sobre todo esto que llamamos fenómeno porque no lo va a hacer, no lo va a conseguir, esto se acepta o no se acepta, se toma o se deja, así también como se toma o se deja esa expresión de San Pablo cuando dice que el máximo tribunal que puede juzgar al hombre es su propia conciencia, repito, si él me pidiera: Señor líbrame, líbrame de esta cruz tan pesada de las Revelaciones y todo lo que implica esto, si él me lo dijera y me lo pidiera Yo accedería, Yo accedería porque está tan cansado, porque detrás de todo esto hay una vida organizada, Yo quisiera saber si muchos de aquellos que visten sotanas o cuellito pueden desatar los cordones de los zapatos de este hijo Mío querido, a pesar de todo lo que se dijo de él, a pesar de todo lo que parece que pudo haber sido, a pesar de todas las maldades que con él se cometieron, a pesar de todo; no alcanzarían a desatarle los cordones de los zapatos, pero dejemos eso, Yo ya he leído en su conciencia lo que él me está diciendo: Señor, si en este momento me llevaran ante un tribunal eclesiástico o de cualquier clase y la sentencia fuera pena de muerte por Jesús, sin abrir los labios, sin pronunciar una palabra él aceptaría. Lo estoy leyendo en su conciencia.

Así que todos aquellos que creen que van a destruir esto, todos aquellos que creen que con el tiempo se desgastará y desaparecerá, todos aquellos que creen que si desapareciera Artemio muerto el perro se acabó la rabia, todos aquellos que creen y sienten simpatía por el fin de estas cosas vayan pensando que no se les dará. Porque como dije tantas veces: nadie detiene a un pueblo o a un hombre cuando Yo le doy la fuerza para caminar, fácil sería decir: bueno Señor, ya trabajé suficiente para vos, libérame de esta cruz terrible, libérame de todas las piedras de los Sacerdotes y Obispos, libérame de las piedras de las personas que golpean sobre mi espalda sin cesar, libérame de todo eso Señor y me voy a la montaña o al llano o al bosque para que nunca más se sepa una palabra de mí, su conciencia me está diciendo: nunca me liberes, jamás me liberes, aunque se centupliquen los castigos, se multipliquen las pedradas, se acrecienten las calumnias, se solidifiquen pruebas en contra, Yo pregunto Mis queridos, aquél que se liberó de un cáncer o de una uña encarnada, aquél que de repente sintió sobre sí toda la gracia del Señor y obrar su conversión, un solo caso de esos, que hay miles y miles y miles y miles, un solo caso de esos bastaría para decir de parte de Artemio: te he servido Señor, mal o bien, me diste estos talentos y aquí están Señor reproducidos.

Así que todos aquellos que esperan una caída o la terminación de esto vayan habituándose, vayan pensando que no va a ocurrir y pueden pasar muchas generaciones y de este lado o del otro van a ver que cuando Yo prometo algo lo cumplo y Yo dije junto a Mí Mamá: acampo en la pampa gringa como un centro para América y el mundo para terminar en primer lugar con esta América irredenta y para terminar con todas las injusticias, que no se terminaran todavía, ya lo sé, no se terminarán totalmente pero sí el hombre tendrá plena conciencia de cómo el Señor se preocupa de sus criaturas y de cómo muchas de sus criaturas le hacen al Señor y a sus hijos todo el daño posible, todo el daño posible.

Si en este momento Yo dijera: tenés que ir a la muerte ya, Artemio respondería que sí, sería una liberación, o acaso no me dijo cuando estuvo del otro lado, en Junio del año pasado, y en Marzo, Abril de este, cuando Yo dije: tenés que volver, tenés mucho que hacer en el mundo todavía, él me miró desconsolado como diciéndome: ¿más todavía Señor?, y Yo le dije: sí, más todavía. Y mientras todos se afanaban en análisis y pruebas de remedios y otras cosas él y Yo sonreíamos agradecidos por las preocupaciones humanas para salvar una vida. Porque como siempre les dije nadie hay malo, nadie es malo, el hombre está deformado, el hombre está como atontado por tantas cosas, pero malo no. Pero sí les prometo, les prometo que le permito a Artemio dialogar con las almas que están en la oscuridad, para que muchas de ellas digan por qué están en la oscuridad y ahí van a ver cómo personajes de alta jerarquía u hombres comunes explicarán por qué es tan peligroso pecar contra el Espíritu Santo. Se lo prometo para dentro de poco.

Así que aquellos que amontonan piedras para seguir lanzando sigan haciéndolo, aquellos que argumentan cosas que no tienen argumento que sigan haciéndolo, aquellos que se empecinan en mantener su corazón duro como una piedra sigan haciéndolo, pierden tiempo, se pierden tantas cosas hermosas y tendrán que decir lo que Artemio les dice con frecuencia en las reuniones tomando aquellos versos famosos..., tomando aquellos versos famosos: “no me mueve mi Dios para quererte el Cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte, muéveme tu amor que si no hubiese Cielo yo te amara y si no hubiese infierno te temiera”.

Amén.