Mensaje del 25 de Agosto de 2005

Habla Artemio:

25 de Agosto.

Dice Jesús:

En este Mensaje…, porque ustedes tienen que entender esto, Yo todos los días
estoy hablando con Artemio, lo mismo que Mi Mamá, comparto cada una de sus horas, de sus minutos, de sus segundos, estoy compartiendo cada una de las cosas que él vive y que él vive con sus hermanos, a cada instante y le voy diciendo, le voy diciendo…, directamente o en su mente todas las cosas que me preocupan y me ocupan. Y no solamente le hablo de cosas dolorosas, también le hablo de tantas alegrías que tengo.
Pero si Yo me entretengo en las alegrías, parecería que estoy como descuidando todo lo demás.
Me obnubilan todos los sufrimientos de cualquier tipo, de cualquier naturaleza, de cualquier condición, porque si bien el hombre sabe que la vida sobre la Tierra no es sencilla, no es fácil, pero desde hace dos mil años Yo vengo diciéndoles lo mismo: únanse, tómense de las manos, ámense, para que a pesar de todas las vicisitudes y a pesar de todas las cosas tremendas que ocurren en el mundo; al menos puedan recostar su cabeza sobre el hombro de alguien.
Si ustedes observan bien verán que el hombre quiere poner en su boca un pedazo de pan, pero sobre todo quiere poder recostar su cabeza cansada sobre el hombro de alguien.
Y Yo no veo hombros disponibles.
Salvo que estén disponibles por algún interés.
Pero…, ¿porque ven a los demás como hermanos?, no, no veo hombros disponibles.
Es posible que ustedes digan: y las cosas están dadas así, continúan así y seguirán así, tal vez por milenios.
No. Arreglados estaríamos si tuviéramos que esperar milenios para poder tener un momento de felicidad.
Porque Yo los he creado para que sean felices.
Pero de acuerdo a como están las cosas no lo veo y como tantas veces les dije, algunos creen que tendría Yo que tomar medidas terribles para encaminar al hombre, no, nunca Mi Misericordia haría una cosa así, ya todo esto es cosa dicha y sabida pero no practicada.

Se lamentan de los grandes desastres que ocasionan las furias de la naturaleza, pero… la mayoría de esas furias de la naturaleza, de esos desórdenes de la naturaleza, los hicieron los mismos hombres; ¿entonces?, entonces…, saquen ustedes las propias consecuencias, saquen ustedes las consecuencias de las acciones de los hombres.

No solo en un lugar sino en todos los lugares del mundo.

Algunos dicen: el mundo agoniza bajo el peso del dolor y se distrae de las formas más insólitas para no sentir tanto dolor.
Esto es realidad ahora y fue realidad hace miles de años siempre.

Es decir, cuando una madre busca hacer un abrigo para su hijo, no toma toda la lana en forma desordenada sino que busca la punta del ovillo para empezar a hacer el abrigo.
A todos los hombres del mundo: atendiendo por supuesto las excepciones, no encuentran la punta del ovillo.
Y a veces hay muy buenos propósitos en cuanto a la posibilidad de hacer prendas para vestir, pero si no se encuentra la punta del ovillo es inútil insistir, salvo que uno quiera entrar en el desorden y generar más desorden.

Para este momento ya es suficiente.
Como sigo hablando a cada instante con este hijo Mío querido, en cualquier momento sigo diciéndole cosas.
Yo sé que allá en lo profundo de la oscuridad o de la Luz alguien me está escuchando y está preparando el advenimiento de un mundo nuevo, donde el hombre pueda vivir sabiendo que tiene un hombro donde reclinar su cabeza.

Amén.