Mensaje del 23 de Agosto de 2005

Habla Artemio:

23 de Agosto.

Dice Jesús:

Se los dije el otro día, pero nadie reparó en él, Yo soy el Hijo de Dios y Dios mismo, soy el echo central que transforma la historia y soy presencia, aquí, ahora, en este momento, en cada comunidad y en todo el mundo.

¿Esta expresión no les resulta cargada de Misericordia en todos los órdenes?. Yo no estoy desconforme del hombre por las cosas que hace, Yo espero simplemente, espero, espero y espero, espero.

Ahora…, pero…, también les pregunto: cuando ustedes están sedientos necesitan tomar agua ¿no les parece que cada minuto que pasa sin tomarla es una eternidad?, pues bien, piensen en todos aquellos que necesitan y cuando Yo digo necesitan…, enseguida se piensa en las cosas materiales, sí, por supuesto que también son muchas, son una enormidad.

Pero cuando digo: necesitan piensen, que el hombre es el gran huérfano del amor, el hombre nace por amor, crece, sigue andando, pero siempre lo está mendigando. Póngase cada uno la mano en el corazón y piense, piense…, hasta que punto ha sido un poquito generoso en el amor a alguien. Se ama sí a los que uno tiene cerca, a aquellos que uno puede pedirle o sacarle algo, pero en general nadie ama a nadie y ese es Mi dolor, ese es el dolor que siento dentro de Mi alma como un peso enorme.

Cuando veo que las personas salen de las ceremonias religiosas, regresan a sus hogares y siguen viviendo…, y Yo me pregunto: ¿en que se han motivado para amar a alguien?, si hasta el hermano que está sentado al lado en el mismo asiento es un desconocido, Yo entiendo que no se puede entablar una relación fluida con cualquiera y en cualquier momento, y no sé hasta que punto; pero… por dentro debe haber una consideración y un amor muy especial por el hermano que está sentado a mi lado en el banco en una ceremonia o en cualquier lugar y estoy hasta sintiendo su calor.

¡Qué desperdigados que están todos!, ¡cuánto se declama la palabra amor pero no se la siente!, todo esto me dolía ya en la cruz y me sigue doliendo a través de los siglos y los siglos y los siglos; y muchos creen que están gastando su vida o usando su vida o utilizando su vida para servirme. Piénsenlo de nuevo: ¿realmente está gastando su vida para servirme?, porque si allá en lo profundo de su corazón no están aceptados todos los hombres tan cual como son, no como uno quisiera que fuesen, si no están aceptados, entonces no están gastando su vida para servirme en el prójimo, no, es una vida vacía y una vida que termina por atormentar a quien la vive, una vida que… no sé si decirlo pero Yo diría casi inútil.

Yo sé que a lo mejor muchos dirán: el Señor nos exige mucho, no Mis queridos, ¿o acaso ustedes no están en la superficie y en el fondo de vuestra alma pidiendo, aunque sea una mirada de afecto?. Por ahí pasa todo, la historia del hombre, de toda la humanidad.

Por ahí pasa todo lo valioso y lo que tiene sentido, por el afecto, lo demás es paja, nada más.

Amén.