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Oración del 19 de Enero de 2005 (1º)

Entonces, delante del Señor, vamos a revisar un poquito los grandes problemas que alteran nuestra vida, uno de ellos es el miedo, sentimos miedo por todo, tenemos miedo de perder a quien amamos, de perder lo que tenemos en propiedades.

Oración del 19 de Enero de 2005

Habla Artemio:

Señor Jesús, esta tarde les diste a las personas que estaban, les dijiste así simplemente muchas cosas que debían hacer, vi Señor que les hablabas simplemente, Señor le hablabas con las palabras más dulces y sencillas que tenías y yo por dentro me preguntaba y también me respondía: no entienden otras palabras, es así. Entonces de repente, así me vino en la mente la impotencia de pensar en tantos que desde el púlpito o en cualquier lugar, o en cualquier lugar, no que confunden sino directamente que las personas son convidadas de piedra en el sentido de que no entienden nada de lo que les está diciendo, incluso yo mismo en un momento cuando hablé de las Indulgencias no sabía qué palabras usar para que me entendieran más y me acordaba de aquella expresión en el Evangelio cuando Jesús bajó de la barca y la gente lo seguía pero no por otra cosa para que se repitiera el milagro de la multiplicación de los panes y de los peces. Él lo entendió eso pero no les dijo nada y dice la Escritura: “se puso a enseñarles largamente”, después también hubo el milagro de la multiplicación pero..., dice la Sagrada Escritura: “Jesús tuvo lástima de esa multitud porque vio que eran como ovejas sin pastor” y nada hay más desorientado y perdido que las ovejas sin pastor.

Bueno, ténganme un poco de paciencia porque yo estoy aquí pero tampoco no estoy aquí ¿vieron?, ténganme un poco de paciencia.

Señor de la Misericordia, aquí estamos esta noche y todas las noches a que alcance nuestra vida para desgranar Señor un montón de palabras pero tal vez no harían falta..., tal vez no haría falta decir tanto porque nos acordamos de esa expresión de San Juan cuando todos lo seguían, ya era muy viejito, cuando todos lo seguían para que él les diera a conocer el Evangelio, que él había escrito y sin embargo él se demoraba y se demoraba porque decía que siempre faltaba algo más, hasta que un día se decide y lo entrega al Evangelio, lo entrega, tomen les dijo, yo creí que podía seguir limando alguna cosa no tan bien dicha pero nuevamente llegué a la conclusión de que todo puede sintetizarse en una sola expresión: “ámense unos a otros como Yo los he amado” y si nos amamos así es porque somos hermanos y eso supone que si somos hermanos tenemos que conocer a nuestro Padre.

Ahora, uno se pregunta y se responde: que pena es el hecho de que siempre cuando se hable del Señor se usen palabras elevadas, difíciles, para hacer ver Jesús que vos... (se dio vuelta la cinta) ..., y nada tan erróneo como eso, sin embargo algunos se disputan el privilegio de tener la exclusividad de Jesús, es decir, no entendieron nada porque un padre nunca es exclusivo para algunos, un padre cumple su función cuando tiene en cuenta a todos los hijos, no, la exclusividad no tiene sentido, sin embargo muchos, porque en el fondo esos muchos son personas que no maduraron afectivamente y en el fondo son como niños de pocos años, ¿qué hace un niño de pocos años?, quiere sus juguetes solamente para ellos, y se pelean y disputan y que se yo pero..., y el niño no se da cuenta que hace eso hasta que es adulto y piensa su pasado, pero las personas a las que yo me refiero seguirán eternamente como niños pero no niños en el buen sentido, sino el sentido de que son muy grandes, de muchos años y siguen con la mentalidad de niños, de tenerlo a Dios como si fuera un juguete y pelearse con los otros para tener solamente ellos el juguete, es una pena, porque en la medida que uno hace eso no entendió nada, porque si uno entiende dice: un padre no puede ser solo para algunos, los padres son para todos sus hijos y no para algunos. Y ya sabemos cuando hay privilegios dentro de una familia, que los padres quieren más a unos que a otros o les dan más a unos que a otros sabemos hasta que punto eso trae discordias, bien.

Entonces Jesús, aquí estamos esta noche, como cualquier noche, como todas las noches, tratando de siempre encontrar una respuesta a todas tus preocupaciones y ocupaciones y tus preocupaciones y ocupaciones con cómo hacer que los hombres se entiendan, que los hombres se comprendan, que los hombres se amen, que los hombres depongan todo lo que no está bien para vivir en paz, porque en primera y última instancia, hasta incluso aquellos que hacen la guerra están siempre pensando: ¿cuándo volveré a casa?, eso está significando: ¿cuándo podré volver a estar en paz con mi familia?; es decir, todo lo que sea desorden, guerra, destrucción, lo que sea, siempre produce un rechazo en el hombre, produce un rechazo grande en el hombre, ¿por qué?, porque en el fondo todos somos simples, a veces tenemos una máscara de otra cosa pero todos somos simples y nuestras necesidades son tan elementales, un poquito de comida para llenar nuestro estómago, un poco de afecto que los demás nos dispensen, un Dios que nos cobije siempre en el hueco de su mano y pare de contar. El hombre no tiene grandes aspiraciones en cuanto a otro tipo de cosas, por ahí se sale un poco de órbita y quiere amontonar un montón, quiere tener más que lo que los otros tienen pero eso es momentáneo, porque en el fondo todos saben que la vida en última instancia no es tan larga, a pesar de que tiene que ser de muchos años pero no es tan larga y que tarde o temprano tenemos que partir ¿mmm?.

Entonces, uno que mira el rostro de los hombres, no solamente la fachada externa sino por dentro, uno se da cuenta que en el fondo nadie es malo, que los seres humanos pueden tener defectos de muchos clases, a veces parecer bravucón, a veces mostrar un orgullo desorbitado pero, todo eso ocurre cuando el hombre no se siente amado pero cuando un hombre se siente amado por los demás depone esas actitudes y se muestra así como un niño pero no un niño como decíamos antes sino con la simplicidad, con esa ternura, esos sentimientos nobles, por eso alguien decía: al ser humano hay que mirarlo durante el día pero más hay que mirarlo cuando duerme porque cuando el hombre duerme está tan desprovisto de todo, observen ustedes las personas cuando duermen, son indefensas. Uno piensa en aquellos seres que tienen tanto poder ¿mmm?, uno piensa en aquellos que son custodiados, es el caso por ejemplo de, de nuestro presidente, cuando alguien entra a la quinta presidencial y hasta se da el lujo de pedir un vaso de agua burlando todas las vigilancias, no con el deseo de burlarlas sino para demostrar que hay otros caminos también para llegar a las personas y no los caminos comunes ¿verdad?. Entonces uno ve que incluso aquellos que están más custodiados son vulnerables, es decir cualquiera pueda llegar hasta ellos y hacerle un montón de cosas tal vez que ni por casualidad uno se las imaginaba, bien.

Decía entonces, pensando en el hombre cuando duerme tiene una bondad natural que realmente uno se siente emocionado, por eso cuando uno ve alguien que no se porta como debiera o tiene actitudes muy especiales hay que pensarlos cuando están durmiendo, ¿por qué?, porque cuando están durmiendo son tan indefensos, son como todavía niños en la panza de mamá que están allí al calorcito de las sábanas, reposando para iniciar otro día con muchas fuerzas o no tantas y seguir peleándole a la vida. Digo todo esto ¿para qué?, como expresamos recién que el hombre a veces aparenta un montón de cosas que no es, pensándolo así es como si uno se amigara con todos, ¿por qué?, porque ya no lo ve así tan como queriendo sobresalir en todo sino simples, comunes, porque hay una realidad detrás de todo esto, todo ser humano se acuesta y sabe que al dormirse no tiene ni la menor idea de si va a despertar, ¿quién tiene la seguridad de despertar al día siguiente?, nadie, a todos nos pasa, cuando el sueño nos va anulando y nos estamos quedando totalmente inconscientes, como si todas las luces de la mente se fueran apagando ¿mmm?, ¿quién puede decir que vuelve a despertar?, nadie, entonces eso nos hace sentir vulnerables, es decir débiles, es decir como: depongo las armas porque el mundo no es así como yo lo entendí, que hay que luchar, pasar por arriba de todos para amontonar, para tener, para hacer la guerra, para destruir, el mundo es otra cosa.

Yo tantas veces en mi vida he visto esto, que todos los seres humanos por un poquito de afecto darían cualquier cosa, el otro día una persona me visitó, que hace cuarenta años no veía, fue alumna mía y me dijo: mirá dice, tengo tanto dinero que todo lo puedo comprar menos un poquito de amor, me hizo pensar mucho como siempre me hace pensar la gente que dice lo mismo; es decir, todo esto nos lleva a concluir, porque estas reflexiones la estamos haciendo en presencia del Señor, nos lleva a concluir que somos débiles, precarios, simples, que nadie tiene la vida comprada para siempre, que aparece cualquier problemita en nosotros y ya se nos viene todo el mundo abajo. Yo veía por ejemplo el domingo el Doctor G. estaba aquí, todo un especialista, todo un hombre de fama, al día siguiente le tomó una isquemia, quedó con la cara torcida, etc., etc. ¿no?, todavía está en terapia, pero ya está muy bien, ya no tiene más la cara torcida; entonces incluso aquellos que parecería que todo lo pueden a nivel sanación o sanidad están siempre sujetos a que en cualquier momento la vida le diga: ¡epa!, dónde están los aires de grandeza, dónde están los superhombres, dónde están los que todo lo pueden, dónde están aquellos que creen que lo pueden comprar todo ¿mmm?, el hombre es algo tan simple, como dije antes: tan precario, tan vulnerable. A veces me da la impresión que así como cuando uno sale con una vela un día que haya viento y lluvia o lo que sea ¿no? y trata de proteger la llamita de la vela en el hueco de la mano, así nos pasa a los seres humanos para proteger nuestra vida del viento, el viento serían las personas, todos los demás, aquellos que de una u otra forma, bueno, en forma directa o indirecta quieren destruirnos ¿no? para prevalecer ellos ¿no?.

Entonces, aquí estamos meditando un poquito delante del Señor en esta noche miércoles 19 de Enero de 2005, que sabemos que va a pasar mañana y lo que pasó ayer ya no nos importa porque ya no se puede modificar y lo que pasó cuando empezamos esta reunión tampoco ya no importa porque no va a ocurrir de nuevo, importa este momento, importa a qué conclusiones puedo llegar yo cuando estoy pensando delante del Señor sobre todas las cosas ¿mmm? y tampoco importa el mañana porque para mañana falta tanto todavía, tiene que pasar toda esta noche; ustedes dirán: ¿y todo esto por qué?, para tomar conciencia de que somos tan ínfimos, tan pequeñitos, tan nada ¿verdad?, sin embargo, sin embargo el Señor nos creó a su imagen y semejanza y ese nada que somos puede ser un montón ¿verdad? cuando nosotros tomamos conciencia y decimos simplemente: Señor, yo personalmente no puedo nada, pero si vos estás conmigo lo puedo todo, ¿todo qué?, todo ¿mmm?.

Entonces, lo fundamental sería qué en este momento, tratar de entender a ese Dios que nos ha creado, que sopló la vida en la panza de mamá un día ¿verdad? y pensar que ese Dios nos creó a su imagen y semejanza y que nuestra vida va a empezar a tener sentido en el mismo momento en que uno se siente hijo, se siente hermano, se siente compañero, se siente compinche ¿mmm?, de ese ser que no está lejano ni es difícil sino está tan cerca de nosotros, en medio de nosotros esperándonos para que le abramos nuestro corazón y lo dejemos entrar. Ustedes dirán: si en esta tarea hemos estado toda la vida, mirá, no sé, porque eso de el Señor en nosotros, a veces, muchas veces creemos que está pero no, no tenemos seguridad total, si todavía en nosotros hay impaciencia, hay ansiedad, hay desorden, hay a veces broncas, resentimientos, miedos, entonces ese ser no está en nosotros, eso es tremendo ¿eh?, creemos que sí pero aparece el miedo, nos acostamos a dormir y un montón de fantasmas, problemas y cosas se aparecen en nuestra mente, de repente nos empieza a doler la cabeza o una uña encarnada y ya se nos va todo; es decir el desorden siempre nos está amenazando, nos hablan fuerte y ya reaccionamos mal, nos dicen una palabra más que otra y ya no tenemos paciencia, podríamos usar términos buenos para referirnos a muchas cosas pero agredimos ¿mmm?, entonces el Señor no está en nosotros. ¿Cuándo el Señor está en nosotros?, cuando somos humildes, simples, sencillos, cuando el egoísmo ya no está más, cuando ya no nos alteran las palabras fuertes de los otros, cuando ya no nos asusta nada, ni siquiera Dios porque Él es un Padre y un padre no asusta ¿mmm?. Mientras sentimos miedo por algo ¿mmm? entonces tenemos que decir: no, todavía no lo tengo al Señor conmigo, lo tengo en parte, pero totalmente conmigo no, mientras no sé controlar mis sentimientos, mientras aquellos que debo amar todavía no los amo como corresponde ¿mmm?, porque el mandato del Señor es muy claro: “ámense unos a otros como Yo los he amado” ¿mmm?, y Él que yo sepa nos amó hasta dar la vida por nosotros, perfecto, y ¿quién de los que estamos presentes aquí le es tan fácil dar la vida por otro?, a veces ni por los que amamos, cuidado, porque si no somos capaces de tolerarle alguna pequeña cosa entonces mucho menos dar la vida por ellos.

Asi que cuando creemos que el Señor está en nosotros totalmente no nos engañemos, todavía nos falta mucho, todos los días nos vamos convirtiendo, es cierto, pero hasta el último día siempre vamos a tener que seguir revisando todo lo nuestro para darle cabida en nuestro corazón al Señor, ¿y todo esto por qué?, y porque no hay otro camino, el único, auténtico, verdadero, el único camino que vale la pena es este del que estamos hablando, no hay otro.

Por eso, todos los demás, a todos los demás hay que amarlos tremendamente pero en cuanto a nosotros son de palo, en el sentido de que no tienen por qué alterarnos, no tienen por qué preocuparnos, no tienen por qué dejarnos siempre con la palabra en la boca, etc., bien.

Entonces, delante del Señor, vamos a revisar un poquito los grandes problemas que alteran nuestra vida, uno de ellos es el miedo, sentimos miedo por todo, tenemos miedo de perder a quien amamos, de perder lo que tenemos en propiedades, tenemos miedo que en la noche un infarto no nos haga abrir los ojos más y si nosotros nos seguimos observando vemos que hay un montón de miedos que fueron acumulándose a lo largo de nuestra vida y mientras no lo saquemos todos esos miedos van a terminar por enfermarnos ¿mmm?, cuántas personas diariamente dicen, hoy mismo: tengo obsesiones compulsivas, nombres que dan los médicos viste pero en última instancia ¿qué quiere decir obsesiones compulsivas?, obsesiones compulsivas ¿mmm?, porque el solo hecho que el médico te diga eso vos decís: la flauta, ¿todo eso tengo yo?, bueno.

Una de las cosas que altera nuestra vida y nos enferma son los miedos ¿mmm?.
Otras de las cosas son los resentimientos, que se alojan en nuestra alma a lo largo de toda nuestra vida, incluso más, a veces los resentimientos los heredamos de nuestros antepasados.

Otras de las cosas que altera nuestro orden, nuestra vida es el odio, el odio, bronca y todos nombres más o menos parecido ¿mmm?.

Y también por supuesto aquello que llamamos complejos, ¿qué son los complejos?, otras de las cosas, son los cuatro pilares, son las cuatro patas de la mesa de nuestra infelicidad: el odio, los miedos, los resentimientos y los complejos. Por ejemplo, si yo cuando era chico o no tan chico mis padres hacían diferencia entre mí y mi hermano, suponiendo ¿verdad?, y me decía: vos sí que valés poco, el sí que es capaz ¿mmm?, entonces lentamente ellos van metiéndome a mí el complejo de que yo no valgo, que no sirvo, esto, lo otro ¿mmm?, bueno y no solamente eso sino además toda nuestra vida íntima también se ve resentida por los complejos. Yo he andado siempre entre niños y jóvenes y he visto por ejemplo hasta que punto los padres y los tíos y los que están cerca ¿no? miran con malicia los órganos, tanto sean del niño como de la niña, no, no, no estoy hablando de nada anormal, sino simplemente que lo miran con malicia, entonces si el nene o la niña están por ahí con la colita al aire ¿mmm? tienen que decir: sucio, anda a taparte ¿mmm? por ejemplo ¿verdad?.

Claro, todas esas cosas van quedando almacenadas en la mente ¿verdad? porque un niño es como un pedacito de tierra blanda que va quedando con las huellas de todo ¿mmm?, entonces el día de mañana va a tener a sus hijos con la suciedad, con la porquería, con lo que el padre y la madre querían que se tapara porque era la vergüenza, ¿ven?, esos son todos los complejos que nos amargan la vida ¿mmm?, nos hacen ver las cosas distorsionadas, no con el valor que tienen ¿mmm?, como aquella tía que... (se terminó la cinta) ... .

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