Oración del 12 de Diciembre de 2004

Habla Artemio:

Señor Jesús, en esta tarde, en este día y todos los días a que alcance nuestra vida Señor estamos acá Señor para hablar un poco con vos Señor, recién oímos Jesús que cuando nosotros cerremos los ojos y lo abramos delante tuyo se nos va a preguntar, sin siquiera oír voces pero se nos va a preguntar con toda la fuerza: ¿cuánto amaste?, entonces Señor, me parece que desde hoy Jesús vamos a tener que mirar las cosas desde otro ángulo, ya las personas que pasan a nuestro lado no son cualquiera, son mis hermanos, tenga el color de piel que tenga, sea de la nacionalidad que sea, tenga el sexo o la apariencia de sexo que parezca ¿mmm?, todo Señor, son mis hermanos sobre los cuales no puedo abrir ningún tipo de juicio porque si a veces ni nosotros nos entendemos las cosas que pensamos, ¿cómo vamos a entender la de los otros?, todo lo que hablemos de los demás siempre es inútil porque es un conjeturar Señor sobre los otros y a mi se me ha pedido que no hable de mis hermanos sino que los ame, así de simple, a pesar de todo ¿mmm?, a pesar de que para hablar con ellos y verlos tenga que estar chapaleando en el barro.

Vos Señor el otro día dijiste que todos estábamos ansiando la Santidad y te parecía muy bien pero cuando hablábamos de Santidad pensábamos en nosotros, cómo ser todos los días más santos, es decir recalcamos nosotros, yo, y vos dijiste: “no, el que aspira a la Santidad tiene que pensar que ella justamente consiste no en pensar cuán perfecto puedo ser delante de los ojos de Dios sino hasta que punto estoy disponible para mis hermanos”; es decir, la Santidad es entonces no un estado de perfección o podría serlo, pero no recae en nosotros sino recae en los otros y para con ellos cuánto estamos disponibles, hasta que punto, ese es un concepto que vos usás Jesús porque para vos el principal atributo que tenés es tu Misericordia, es decir el amor obrando, entonces tu Misericordia usará de nuestra disponibilidad para no solamente hacer algo muy cerquita nuestro sino además hacer mucho lejos, tal vez no podamos entenderlo pero si nosotros estamos disponibles la Misericordia nos aprovecha para multiplicarnos en cientos y en miles y estar en todos aquellos lugares que el Señor considera necesario.

Jesús, todo esto está muy lindo pero ¿qué tiene que ver todo esto que estamos diciendo con el cáncer que está en mis entrañas o bien con estos riñones que no funcionan o con estos intestinos que siempre tengo que estar pensando en un baño, qué tendrá que ver todo esto con eso?, ¿qué tendrá que ver mi silla de ruedas con todo esto Señor?, ¿qué tendrá que ver mi ceguera o mis problemas de ojos o lo que sea, mis dolores terribles?, ¿qué tendrá que ver con todo esto que estamos hablando?, y la verdad Señor todo tiene que ver, porque si vos sos la Misericordia Señor, si nos amaste desde siempre y para siempre quiere decir que yo, cada uno de nosotros, somos el amado objeto de tus desvelos Señor y en consecuencia, en consecuencia pensando en todo el amor que nos tenés Señor ya no podemos tener dudas, ¿dudas de qué?, y si vos me amás Señor querés para mí todo lo mejor y el gran secreto de todo está en dejarte entrar en mi vida para que vos hagas con ella lo que a vos se te ocurra.

Por eso Señor, una de las primeras cosas que uno tiene que hacer cada día al levantarse... (se dio vuelta la cinta) ..., para que no piense otra cosa que lo que vos querés que piense, no piense en nada que no sea permitido por vos Señor y como a algunos le pasó por la mente: ¿entonces quiere decir que todos los momentos lindos que paso el Señor me los va a quitar?, los momentos lindos que paso en el lecho con mi mujer o con mi esposo, los momentos lindos que..., bueno, es que justamente el Señor te hace un llamado para decirte que eso que pasás con tu esposa en la cama en vez de ser maligno o que se yo, es un acto de amor muy grande, tanto es así que en la Misa de el hogar la cama matrimonial es el altar mayor donde se dice la Misa. Cuidado, porque a veces creemos que el Señor no quiere que nosotros gocemos de las cosas, ustedes sabían que el momento en que más nos mira al rostro el Señor es en el momento del orgasmo ¿mmm?, ¿por qué?, porque en ese momento le damos la mano al Creador y somos también nosotros creadores, tanto es así, aunque el acto mismo no tenga en ese momento la función de crear a nadie pero sí se identifica con la creación, más que nunca en ese momento nos parecemos al Señor.

Si a nosotros nos enseñaron Jesús que vos estabas siempre a la vuelta de la esquina para pedirnos cuentas por las cosas, que estábamos tan equivocados Señor, porque vos podés estar a la vuelta de cualquier esquina Jesús pero es para decirme: quiero que seas feliz, debés estar alegre, debés mirar la vida con entusiasmo, no quiero que sufras, no quiero que estés enfermo, no quiero que padezcas nada, porque Yo te he llamado para que seas feliz, Yo he hecho tu ser, tu persona pero no para que sufras sino para que seas feliz y el sufrimiento, la enfermedad o lo que sea siempre es un desorden, en consecuencia no es querido por el Señor.

Si nosotros tomáramos conciencia hasta qué punto Jesús quiere el orden en nosotros, en ese mismo instante cualquier enfermedad que tengamos desaparece, ¿por qué?, porque es un salto al vacío, es una prueba de confianza, abandonándose en todo al amor que Él nos tiene y entonces se fijará en nosotros y verá toda nuestra vida así como es nuestra vida, bastante difícil, llena de dolores, llena de problemas, ingratitudes, todo tipo de cosas terribles, el Señor no quiere eso, quiere que estemos bien, tanto nos metieron en la cabeza que a veces cuando pasamos un momento lindo tenemos cargo de conciencia porque nos dijeron que el ser humano es sufrimiento, mentiras, el ser humano es vivir en paz con vos Señor, hacer lo que vos nos digas, etc., y todo lo que vos nos decís es muy alegre, es muy feliz ¿eh?.

Señor, hacé que descubramos la verdadera imagen tuya Señor, que no seamos intolerantes, que no tengamos la lengua larga, que no seamos rápidos para pensar mal de todo el mundo Señor, hacenos sabios Señor para vivir cada día como si fuera el último día y cada momento como si fuera el último momento, hacenos sabios Señor con la sabiduría que vos nos infundís Señor, danos todo eso Señor porque lo necesitamos, nuestra vida está demasiado triste, es demasiado ultrajada por los demás y hasta por uno mismo, porque ni siquiera nos respetamos a nosotros. Entonces Señor, enseñame cómo debo vivir porque todavía no aprendí, Jesús, yo quiero tomarte todos los días o los domingos en la Misa, quiero tomar tu Comunión Señor pero con el verdadero sentido que tiene, eso tiene que hermanarme con todas las personas porque si yo voy a tomar tu Comunión, es decir a tomar tu Cuerpo y vuelvo con los ojos en blanco sin mirar a nadie, pensando solamente en mi Señor, ahí fracasé, porque esa Comunión que estoy tomando cada domingo o durante la semana ¿mmm? tiene que hacer que yo descubra a los demás como mis hermanos, sino no sirve de nada, no vale para nada, no me hace crecer.

Pensamos esto, tenemos que llegar a esa conclusión, en la medida Señor que tomo tu Cuerpo consagrado en la Hostia, en ese momento debo abrir mi corazón a todos mis hermanos, pero en serio Señor, no así figurativamente, portarme un poquito mejor y hacer..., nooo, todo, incluso dame Señor la capacidad para arriesgar mi vida si es necesario por mis hermanos; algunos dirán Señor: ¿incluso cometiendo pecados?, ¿qué es pecado Señor para vos?, si hasta las cosas que a los demás les puede parecer horrible si uno las hace con la finalidad de llegar al semejante dejó de serlo Señor porque uno está nada más que cumpliendo con aquello de: “ámense unos a otros como Yo los amé”, y que yo sepa Señor vos nos amaste hasta la muerte y lo que nosotros hacemos por los demás está muy lejos de ser la muerte, no es casi nada. A veces cuando sonreímos a alguien o llevamos alguna cosa a algún lugar creemos que ya cumplimos con el semejante, noo Jesús, no es cuestión de darle a las personas sino hacer que no existan necesitados y cuando uno habla de necesitados piensa que son de cosas materiales, lo que más necesita el hombre es una sonrisa de afecto, una mirada cariñosa, un poner sobre el hombro el brazo afectivo, eso es lo que todos andan necesitando Señor y cuando a nosotros se nos dice que tenemos que dar enseguida pensamos en cosas materiales, las cosas materiales de alguna forma se solucionan, la falta de afecto no, nunca, jamás.

Por eso Jesús, yo te pido la sanación para todos mis problemas y te pido la sanación para mis enfermedades, me duele Señor este cáncer que corre por mi cuerpo y todavía no se fue del todo, me duele este corazón que tiene taquicardia y otras cosas por el estilo, mis intestinos que no hacen el metabolismo como debieran. Señor, mis piernas no me llevan, mis brazos no pueden levantarse, la artrosis me está minando la columna, los dolores son horribles. Señor Jesús, yo estoy confiado en que vos vas a llegar a mi vida a partir de este momento y lentamente o de repente, con toda la fuerza que vos tenés Señor, vas a liberarme de todo mal, es cuestión que yo crea en vos Señor que lo podés hacer y estoy seguro que lo vas a hacer.

Por eso Señor mirá mi pasado, todas las generaciones que hubo antes, mirá a papá y mamá cuando me engendraron y de ahí mirá mi vida, que no hizo nada más que llenar de vida tu proyecto Señor que ya estaba en vos desde siempre, entonces, saná todo lo que pasó antes y saná todo lo que está pasando después. Cuando yo llegué aquí adentro recién miré a todos y lo que vi fue en cada uno un montón de dolor apilado y dije para mis adentros: Señor, nos está pasando que nos morimos de sed en medio del río, tenemos toda el Agua Viva al alcance de nuestra mano y de nuestro corazón y nos estamos muriendo de sed, porque nuestros dolores, angustias, preocupaciones, nuestros malestares, todas nuestras cosas dejan de ser eso cuando te lo ofrecemos Jesús, cuando nos ofrecemos cada día Señor para que vos me vayas diciendo a lo largo de ese día cada cosa que debo hacer, vos no te equivocás Señor, uno se equivoca cuando quiere hacer las cosas en lugar tuyo y es cuando estropea todo.

Tenemos que dejarte obrar en nuestra vida Señor, entrá en ella Señor, yo te pido que entres, entrá en la vida de cada uno de estos hermanos y sacá zumbando Señor todo lo que no sea orden, es decir todas las enfermedades que haya Señor, porque no hago nada más Señor que hacer lo que vos hacías cuando llegabas a cualquier lugar y preguntabas: “¿dónde están los enfermos que quiero sanarlos?” y yo te digo Señor: aquí están, somos nosotros, aquí estamos Señor, nosotros somos los enfermos, pasá sanando Señor, pasá sanando.

En este momento, hagan el esfuerzo de abrir vuestro corazón para que Jesús entre en él y lo invada de todo lo que tiene el Señor, ¿por qué tenemos que estar en medio del río y morirnos de sed?, ¿por qué tenemos que seguir siendo orgullosos, egoístas, soberbios, mal llevados y todas esas cosas Señor cuando vos nos estás proponiendo todo un mundo hermoso?, un mundo que quien no lo tiene lo desea con toda su alma y todos aquellos a veces que le funciona la lengua en forma tan rápida están tan deseosos de tener tu mundo Señor, porque los hombres no son tontos, se dan cuenta donde está la Luz y nosotros sabemos muy bien Señor que vos dijiste: “Yo soy la Luz del mundo, quien me sigue a Mi no anda en tinieblas; Yo soy la vida, Yo soy la verdad, Yo soy el amor”, y entonces si lo sabemos por qué no nos decidimos pero tenemos que dejar entrar en serio a Jesús en nuestro corazón, porque Él en el Evangelio sigue repitiendo: “el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar su cabeza”, eso quiere decir que nuestros corazones están cerrados, todo nosotros es apariencia, es figurar, es pegarnos a todos los dioses materiales, dinero, propiedades, gustos, placeres, todo eso es bueno también pero cuando está todo hecho en nombre del Señor. Como alguien me decía una vez: ¿quiere decir que cuando yo me acuesto con mi mujer tengo que santiguarme?, y mirá le digo: si eso te hace bien hacelo, pero en todo caso lo fundamental que se exige en esos momentos es que ames con toda tu alma a tu esposa y ahí no está aquello de santiguarse o no, está en que debés hacer lo que corresponde que hagas con amor. Es decir, los seres humanos mezclamos todo, hacemos semejante desastre en la mezcla y todo es tan simple y tan sencillo Señor ¿mmm?, tan simple es, tan simple.

Vos siempre Jesús nos estás esperando, vinimos de cualquier forma, hacemos cualquier cosa y vos seguís esperando, toda una vida a veces para que nosotros reconozcamos tu paternidad y vivamos dignamente como hijos tuyos. Señor, mirá todo mi ser, mis problemas físicos, mis problemas psíquicos, acá dentro hay muchas personas con problemas psíquicos, veinte y problemas serios de presiones y otras cosa y nosotros estamos tan creídos que los remedios nos sacan eso, sí, muchas veces sí, ayudan, pero la solución está en vos Señor que incluso tenés que orientar al médico que nos da los remedios. Señor, si uno está con vos alguno podría decir: y..., parecería que se la saben a todas, y claro Señor si estamos con vos lo sabemos todo, vos mismo lo decís en la Sagrada Escritura ¿mmm?: “el hombre no es nada, no puede nada pero si está conmigo lo puede todo”, pues bien, descubramos la Sagrada Escritura, Jesús, hacenos descubrir toda esa palabra de vida que nos llena de gozo, hacenos descubrir todo eso, tenemos que hacerlo directamente porque los emisarios para que descubramos la Biblia nos están llenando de culpa Señor, todo está mal, de todo somos culpables, hasta de las cosas más simples y elementales somos culpables, ¿culpables de qué Señor?, si vos sabés todo sobre nosotros, si incluso cuando no hacemos las cosas bien vos ya las perdonaste de antemano, porque así es un padre con su hijo, un padre normal, porque un padre que no es normal es vengativo, es dañino, pero un padre normal goza con la alegría de sus hijos, con la felicidad de sus hijos. Señor, nuestro problema es esta enfermedad que tengo entre manos o estos problemas que tengo en este momento, sí Señor, eso es problemático, pero no es nada Señor al lado de lo que puede ser maravillosa mi vida cuando yo decida realmente dejarte entrar en mi corazón para que vivas siempre en él y me des Señor el almíbar diario de sentirte respirar conmigo, caminar conmigo, ver todas las cosas con tus ojos Señor.

Sí Jesús, danos todo eso que necesitamos porque estamos tan huérfanos de afecto, son tantas las desdichas que se han metido en nuestra alma a lo largo de nuestra vida, que a veces vemos que aquellos que dijeron darnos amor nos dieron basura Señor, porque era todo condicionado, todo hecho a propósito, no espontáneo, genuino, auténtico, te amo porque te amo no porque lo que me podés dar, te amo con toda la fuerza de mi corazón, por lo que sos, no por lo que tenés o por lo que podes darme, te amo así simplemente como aman las flores o aman los pastos o los animales o todo ¿mmm? o todos los seres que realmente tienen la limpieza, lo genuino, lo grande que tenés vos Señor.

Que esta venida a este lugar donde está tu Casa aquí porque vos acampaste con tu Mamá en la pampa gringa, que la venida a este lugar Señor me de aquello que vos prometiste: “nadie viene a este lugar y se va como vino, nadie”, entonces Señor, yo sé que aún los impedimentos para encontrar aquellas cosas que necesito están en mí, no en vos Señor, porque cuando yo te pido algo Jesús tengo que hacer de cuenta que ya me lo concediste, entonces si a veces no termino de sanarme en cualquier orden físico, psíquico, espiritual, es porque todavía yo no estoy tan decidido a sanarme, estoy como rumiando las cosas viejas, lleno de culpas, lleno de arrepentimiento, lleno de cosas y lo que tengo que hacer Señor es ofrecerte todo a vos, ponerlo allí para que vos lo quemes con tu amor, porque si yo no hago eso Señor es muy simple, te estoy diciendo: vos no podés ¿mmm? y vos lo podés todo Jesús.

Señor, así como uno está al pie lamiendo lebrel tímido los bordes de tu manto, no pueden Señor huirme tus ojos ni esquivar tu pie el riego caliente de mi llanto, entonces con toda la alegría pero con toda la emoción, con todo el fervor que me permite este momento Señor, te digo: Padre Nuestro que estás en el Cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad así en la Tierra como en el Cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a quienes nos ofenden y no nos dejes caer en la tentación, más líbranos del mal. Amén.

Sí Señor, líbranos de todo mal, por eso en la sanación que te estoy suplicando Jesús también está aquella de que nos cubras siempre con tu Preciosísima Sangre para que el poder de la tinieblas no pueda hacer nada con nosotros ni se meta en nuestra casa ni en nuestro trabajo, ni con aquellos que convivimos, con nadie Señor. Que este día sea un acto de adhesión total y definitiva a vos pero no con la mente Señor, con el corazón porque te lo quiero decir Señor lleno de todo lo que vos te merecés: ¡te amo Señor!, ¡yo te amo Señor!, así como te lo digo cuando entra en mí tu Cuerpo en forma de Hostia consagrada, en cada momento Señor te vuelvo a repetir con todas las fuerzas que tengo: te amo Jesús, te amo, este día y todos los días a que alcance nuestra vida, te amo Señor, en la vida nunca me pasó nada mejor que vos Señor, mi casa es chiquita Señor, mi corazón es pobre pero vení, llenalo vos, eso es lo que te pido en este día y cuando vos vengas Señor, cuando vos vengas, ya nada malo habrá en mí, nada.

Te vemos pasar Jesús en medio de todos y te lo decimos así: el Maestro de Galilea va pasando, el Maestro de Galilea va...

Se corta la grabación......................