Oración del 08 de Diciembre de 2004
Habla Artemio:
… y pensemos también que hay una necesidad muy grande de que cuando hablamos al Señor lo hagamos con mucha devoción, a nadie se le ocurre pedir algo ni a los gritos ni de prepo, es importante al hablarle Señor de una forma agradable, buena, humilde, sencilla ¿mmm?, pensando que Él es nuestro Padre, que lo puede todo y en consecuencia estamos en sus manos. Comenzamos entonces ofreciéndonos, cerramos los ojos para concentrarnos mejor, yo me siento aquí porque el Señor dice que le recuerda a Él el pozo de Jacob, el Bautismo en el Río Jordán y otras cosas más, aunque no es muy cómodo pero si a Él le gusta yo no digo que no, bien.
Nos ponemos delante de nosotros mismos y con toda nuestra humildad, con todo nuestro fervor, tal vez como nunca le hemos hablado a Jesús, siempre cuando tenemos problemas especiales hablamos de otra forma, hablamos con el corazón ¿mmm?, por eso, dejemos de lado todos nuestros enojos, todas nuestras palabras fuertes y si podemos tomar la mano del hermano que tenemos a nuestro lado tanto mejor porque todos vamos a estar en todos ¿eh?, tomándonos de la mano ¿eh? y eso supone también ¿mmm?, ahora a veces los varones tienen problemas con tocarse pero me parece que en estos casos no ¿mmm?, bien.
Señor, estamos todos unidos con nuestros corazones y nuestras manos, porque somos tus hijos Señor, vos sos nuestro Padre y en consecuencia nosotros entre sí somos hermanos, vos nos dijiste: “les dejo un mandamiento nuevo, que se amen unos a otros como Yo los he amado”, entonces Señor antes de comenzar esta oración humildemente te digo: dame un corazón abierto, humilde, simple para que pueda aceptar a todos los hombres como mis hermanos, porque tal vez hasta ahora no los amé lo suficiente y tengo que empezar a amarlos, sí Señor. Te ofrezco Jesús, cada uno lo dice por su parte ¿no? en silencio, te ofrezco Jesús todo mi ser, toda mi vida, todos estos años que llevo viviendo sobre la Tierra, me ofrezco en este día de tu Mamá Señor totalmente para que me aceptes en tu Corazón Señor y además Jesús, no solamente a mí Señor, sino también a todos aquellos seres que estoy amando en mi vida y que debo amarlos Señor y también aquellos que yo amo y ellos no me aman tanto, pero Señor yo tengo que amarlos a pesar de todo porque si solamente amo a los que me aman eso lo hace cualquiera, yo tengo que amarlos a todos, porque he llegado a convencerme de eso Señor, si son hermanos míos yo no puedo dejar de lado a los hermanos, aunque ellos vivan de cualquier forma y como yo no sé cuál es la forma que tienen de vivir porque uno no se mete en la vida de nadie nunca, entonces yo los acepto a todos así como son.
Señor Jesús, cuánto es mi deseo de unirme plenamente a vos Señor, no por este día sino todos los días a que alcance nuestra vida, lo menos que uno puede pedir Señor, ya que sos nuestro Padre, nuestro amigo, nuestro hermano, nuestro compañero, lo que menos uno puede pedir es una unión total con vos Señor, total. Entra en mi ser Señor, circula por mis vasos sanguíneos y llegá Señor a todos los rincones de mi cuerpo para llevar la sanación que tanto necesito. En algunos casos Señor pasé mucho tiempo pidiéndote, sé que estoy en tus manos, tal vez hoy me concedas la gracia que necesito Señor, porque mis tiempos Jesús no son los tiempos tuyos y vos aprovechás todas nuestras cosas para sacar un beneficio para nosotros, sí Señor.
Señor Jesús, vos ves como veo yo acá dentro a tantos hermanos que tienen en sus rostros las cicatrices de todo el dolor que han pasado en sus vidas, recién miraba y me parecía ver en muchos un montón de dolor apilado, justamente, cuando uno el Señor le dio la gracia de poder ver es al mismo tiempo una cruz muy pesada por la simple razón de que cuando se ve todo el dolor que tienen las personas, el dolor de los demás aplasta, en el sentido de que si uno ama a sus hermanos el sufrimiento de los otros termina por aplastarnos, pero no de mala manera sino por aplastarnos porque los amamos mucho ¿mmm? y en consecuencia el dolor de los demás uno lo hace propio, lo hace personal pero vos dijiste Señor que amar es cambiar de lugar el alma, entonces tenemos que ser generosos con nuestros hermanos, cambiar de lugar nuestra alma y entrar en todos los seres para aliviar su dolor, sanar sus problemas, sus heridas, llevar el consuelo necesario y además la palabra de esperanza que sea oportuna para el problema que cada uno tiene.
Señor Jésus, me duele mucho Señor que acá dentro haya personas que están muy tristes por lo que les pasa y también por lo que les pasa a sus familiares, Señor, cada uno de estos hermanos que están aquí necesitan una respuesta tuya Señor y yo te pido firmemente Señor que cada uno tenga la respuesta que necesita, no sé si en este momento, no sé si mañana, no sé si dentro de quince días pero uno Señor tiene la seguridad que cuando vos miraste a nuestro rostro, miraste nuestros ojos has entendido todo lo que nos pasa y en consecuencia porque nos amás tanto nos da todo lo mejor.
Sí Jesús, cuando uno te dice Señor ten compasión de nosotros uno te está pidiendo Jesús que sientas lo mismo que sentimos nosotros con nuestras enfermedades, con las enfermedades de los que amamos, con los problemas de todos. Por eso Jesús, danos en nuestro corazón la esperanza Señor de que nuestros problemas se solucionen, que nuestras enfermedades se sanen, que nuestros dolores terminen, danos eso Señor, yo por mi parte Señor, todo la sangre que derramo semanalmente a través de mis heridas te las ofrezco Jesús para que vos le des a estos hermanos lo que ellos han venido a buscar a este lugar. Sí Jesús, todos los problemas, sacrificios, todos los dolores que uno tuvo que soportar a lo largo de la vida por mi parte Señor te los ofrezco de todo corazón para todos los que en este lugar están necesitando la sanación de sus enfermedades, el mitigar sus penas, el resolver sus problemas, el tener una vida mejor, el poder tener alegría, vivir con felicidad.
Señor, mirá el rostro de cada uno de mis hermanos Señor, infundiles la gracia que necesitan y en algunos Señor hacé el milagro que están esperando tal vez de hace mucho tiempo, para eso Señor te presentamos toda nuestra vida, incluso desde antes de nacer, cuando todavía éramos una idea Señor en tu mente y papá y mamá todavía no nos habían engendrado y a partir de ese momento Jesús, sabemos que vos nos miraste al rostro, nos llamaste por nuestro nombre, nos pusiste un Ángel que nos cuidara. Señor, volvé a mirarnos al rostro, llamanos por nuestro nombre y al hacerlo, que todas las cosas malas que tenemos entre manos desaparezcan Señor, para que todo lo bueno se de en nosotros plenamente.
Sí Jesús, yo me animo a pedirte Señor porque te amo, y yo sé cuánto me amás vos Señor, me amaste desde siempre y lo vas a hacer para siempre Señor, sé Señor cuánto nos amás y nuestro amor comparado al tuyo es chiquitito, es escaso, es tan poco, pero Señor amanos vos y hacé que descienda sobre nosotros todas las gracias de tu Misericordia Señor, en este día y todos los días a que alcance nuestra vida, porque no nos queremos más apartar de vos... (se dio vuelta la cinta) ..., cosechás donde no sembraste, solo vos Señor en la hora más dolorosa de nuestra noche o de nuestro día sos el único que nos abrís tu puerta y escuchás nuestra palabra.
En este día tan especial Señor, de la Inmaculada Concepción de tu Mamá, en este día en que festejamos 150 años del dogma de la Inmaculada Concepción, por todo lo que ello representa Señor danos todo aquello que necesitamos Jesús, Señor, mirá nuestras enfermedades, pasá sanando desde nuestra cabeza a nuestros pies, desde el extremo de un brazo hasta el extremo del otro, nuestros miembros inferiores, todos nuestros órganos, todos nuestros huesos, todos nuestros músculos, nuestra piel, nuestros sentidos, pasá sanando todo Señor y también Jesús todo lo que se refiere al mundo de nuestro pensamiento y de nuestra alma, no queremos envejecer Señor, queremos estar siempre lúcidos para poder amarte y darte de nosotros todo lo mejor.
Jesús, yo sé cuánto me amás Señor, yo sé cuánto nos amás a todos Jesús y nosotros te respondemos con lo poquito o mucho que tenemos, pero sincero Señor, delante de vos nada puede ser apariencia Señor, todo tiene que ser auténtico, genuino, que valga Señor; muchos pensarán: pero las cosas que hice en mi vida no son tan buenas y hubo cosas malas, y en este momento en nombre del Señor yo te digo: no pensés más en esas cosas porque el Señor ya las ha perdonado, totalmente, lo que sí quiero que pienses y ofrezcas al Señor es todo el dolor que hay almacenado en tu vida, desde que te acordás hasta este día, ofrecéselo a Jesús para completar lo que le falta a la pasión de Él, es decir que los dolores de cada uno sirvan para redimir a los semejantes, todos los rencores, odios, revanchas, deseo de hacerle pagar a los demás los que nos hicieron, todas las cosas malas que tal vez estaban en nuestro corazón, a partir de este momento Señor yo te ofrezco todo, todo Señor, incluso aquellas cosas que más me duelen, porque Señor vos creías, vos nos diste todo, vos querés que nosotros seamos un proyecto tuyo Señor para que realmente nuestra vida sobre la Tierra sea coherente, tenga un sentido caminando hacia la eternidad Señor. No puede uno concebir la vida de otra forma, no, solamente en tus manos Señor y para siempre. Ven Señor Jesús, ven Señor, ven a llenar nuestra alma con todo aquello que le está faltando.
Señor, quién no se da cuenta que todos los que estamos aquí presentes tenemos un corazón ansioso de que nos amen, de que nos cuiden, que nos protejan y nos den siempre las cosas buenas, aquél que dice que no necesita que lo amen está mintiendo porque todos necesitamos el amor de todos, sí Jesús, todos necesitamos el amor de todos.
Ven Señor, entra en nuestra alma a habitar en ella para siempre, vos decís en el Evangelio Señor que el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza, por eso Señor, en esta tarde y todas las tardes a que alcance nuestra vida Señor yo te abro mi corazón para que vengas a reclinar tu cabeza en él para siempre, olvidate de todas las cosas nuestras que no te gustan Señor porque a veces uno tiene defectos de carácter, a veces uno es agrio, a veces demasiado bueno, otras veces…, bueno todos los defectos que tengamos, ya nos irás corrigiendo Señor con el tiempo, ahora olvidá todo Señor y danos la gracia que necesitamos Señor. Todos queremos ser felices Jesús, no podemos permitir que una enfermedad nos lleve a los seres que amamos, no podemos resignarnos a que en nosotros esté creciendo un cáncer con toda su fuerza, o esté el germen del SIDA o estén los órganos deteriorados por distintas enfermedades. Señor, pero si todos los problemas físicos son terribles, más terrible aún es la falta de amor que padecemos, yo estoy viendo que muchos de los presentes se están secando en vida porque todos aquellos que tienen cerca no los aman como corresponde: hijos ingratos, hermanos que no se dan cuenta, otros familiares que se hacen los que no entienden pero cuántos languidecen por falta de afecto, cuántos Señor, cuántos y es lo peor que puede pasarnos Señor porque eso va a terminar siempre en algún tipo de enfermedad, la falta de amor es la más feas de las cosas que puede pasarnos. Sí, es cierto Señor que muchos nos aman pero también tienen que demostrarlo y parecería que nos acercamos al tiempo de las Navidades para demostrar el amor que nos tenemos todos.
Por eso, que esta Navidad sea una Navidad diferente a las anteriores, ya no podemos vivir como cualquiera, ya no podemos pensar que nosotros nos autoabastecemos de todo, ya es hora de empezar a mirar a los que tenemos cerca y no tan cerca como hermanos del alma. No tenemos tanto tiempo, aunque sea larga nuestra vida no es tan largo el tiempo Señor, yo te propongo que en todas estas Fiestas que se acercan Jesús voy a mirar de otra forma a las personas, no quiero ser alguien que no piense en los demás como hermanos de veras, no.
Sí Jesús, yo te amo mucho y quiero Señor que todo es amor que vos me tenés yo se los de también a quienes tengo cerca y aunque a veces pueda parecer ridículo pero tengo que hablarles a todos y decirles con toda la fuerza: te amo, te amo mucho, sos importante en mi vida, hay que llegar delante de nuestros padres, nuestra mamá, nuestro papá y decirle: gracias por darme la vida, gracias por criarme, gracias por esto, por lo otro, perdoname todas las veces que no te hice bien las cosas, que te ofendí o te hice enojar, ya no lo voy a hacer en adelante porque he decidido cambiar, todo el amor que Jesús me tiene yo lo quiero también dar a todos aquellos que son mis hermanos, sí Señor.
En este día de la Inmaculada Concepción Señor y teniendo en cuenta todas las promesas de tu Mamá y todo lo que vos nos amás confiamos plenamente en que el paso por esta Casa tuya Señor aquí en este lugar sea decisivo en mi vida y en la vida de todos aquellos que amo, confío plenamente Señor en esto, plenamente. Yo sé que a partir de hoy ya nada será igual porque he estado en tierra Sagrada, en suelo Sagrado, donde vos lo adornás siempre Señor, todos los días y tu Madre también con tu presencia Jesús. Y te pido Señor también que tengas compasión de aquellos que aún no creen Señor que vos te podes manifestar en cualquier época, en cualquier tiempo, que tengas compasión Señor de aquellos que no creen en milagros, de aquellos Señor que directamente su vida está reseca por la forma torpe de vivir, pero yo no quiero pensarlos así, yo tengo que amarlos a todos.
En tu nombre Señor, todo en tu nombre, para mayor Gloria tuya y mayor felicidad nuestra.
Y ahora…
Se corta la grabación……………………
Oración del 08 de Diciembre de 2004
Por eso Jesús, danos en nuestro corazón la esperanza Señor de que nuestros problemas se solucionen, que nuestras enfermedades se sanen, que nuestros dolores terminen, danos eso Señor, yo por mi parte Señor, todo la sangre que derramo semanalmente a través de mis heridas te las ofrezco Jesús para que vos le des a estos hermanos lo que ellos han venido a buscar a este lugar.