Mensaje del 13 de Octubre de 2004
Habla Artemio:
... cuántas veces te llamé como amigo, como hermano, como compañero, ¿cómo estuviste en mi vida?, ¿allá lejano o yo te traje bien cerquita?, y también depende Señor cómo me enseñaron, creer en vos me dijeron que era suficiente pero yo siempre me di cuenta y hoy también que creer solamente en vos no basta, también uno cree que existe la luna, que existen árboles o que existe la China, pero la cuestión no está en creer solamente, la cuestión está en amar, y Señor ¿cómo fue mi relación con vos?, yo te amé, te amo Señor, o mi relación con vos es así nomás, y sí, algo, de vez en cuando, un Gloria al Padre, un Ave María para la Virgen o un Padre Nuestro si me duele la columna, me parece Señor que esto que me están haciendo pensar hoy me parece que lo voy a tener que decir yo también: tarde te amé Señor, tarde te estoy amando. Por supuesto que para Él nunca es tarde ¿no es cierto?, el problema es para nosotros, porque nos hemos privado de cosas preciosas ¿mmm?, porque una cosa es andar por el mundo de la mano del Señor y otra cosa es andar solo, ¿por qué, porque Él me soluciona los problemas?, bueno también pero ¿quién no quiere estar junto a quién ama y de quién se siente amado?, ¿quién?, alguien que esté enfermo, sino todos buscamos que nos amen y todos tenemos necesidad de amar, sobradamente lo saben que una persona que no ama y no se siente amado por lo menos un mes empieza a secarse por dentro como una planta que no se riega.
¿No estaremos muerto sin sepultura nosotros?, no sé, es peligroso lo que estoy diciendo, pero ¿no estaremos muerto sin sepultura porque tal vez nunca amamos y tal vez ni nos dejamos amar por los otros? ¿eh?, ¿pasará?, ¿no pasará?, yo que escucho tantas cosas sé que pasa ¿mmm?, pero siempre tenemos tiempo de llegar hasta el Padre, al Hijo y el Espíritu Santo, la Trinidad y decirle: bueno, hoy empezamos, tal vez demoré mucho pero hoy todo tiene que ser diferente, todo debe ser distinto y además Señor vos siempre decís: “que el que viene aquí no se va como vino”, no sé cuál es el alcance de esa expresión, no la sé, pero debe tener mucho contenido, ¿qué pasará conmigo Señor?, ¿qué es lo que tuvimos siempre?, ¿cómo fue nuestra relación? ¿mmm?, bueno si no fue buena Señor yo tengo que descubrirte, pero sé que vos con toda tu fuerza y poder, con toda la fuerza de tu Misericordia vas a suplir todos esos años en que te amé de una forma medio relativa, te amé así cuando te necesitaba, te amé a las cansadas porque tenía fuerza, porque tenía mucho ímpetu, porque me parecía que todo lo podía, pero no puedo nada yo Señor, una simple gripe me tira en la cama Señor, ¿dónde está mi fortaleza?, ni física ni psíquica, no tengo Señor, pero si vos venís a mi Señor todo cambia, todo es diferente, todo es distinto, ¿será Señor que confié nada más..., será Señor que confié nada más en que vos existías y ya eso bastaba y no te llamé nunca: Papá, Padre? ¿mmm?.
Cierren los ojitos y piensen todo esto, estamos delante del Señor, ¿qué le vamos a decir?, Señor, todo lo que vos pusiste en boca de Artemio está bien pero ¿y cómo resuelvo yo el problema de mis enfermedades? ¿mmm?, ¿cómo lo resuelvo?, y cada uno tiene su problema, su dolor, sí, el día domingo me habla una señora que tenía un cáncer terminal y estaba tan preocupada pobrecita y al rato viene otra y me habla que tenía treinta gatitos, que si le hablaba al Señor le dijera que se los cuidara, yo dije: bueno, el problema depende siempre de la persona y lo que a nosotros puede parecernos poco para la otra es un montón ¿mmm?.
Señor Jesús, quiero hacer lo mismo que el que no veía allá y te dijo con toda su fuerza: “¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!, ¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!, ¿qué necesitás?, que vea Señor, bueno ve”. Jesús, Hijo de David, te compasión de mí, Señor son tantos mis problemas, son tantas mis angustias, son tantos mis dolores y no solo de ahora sino todos los que fui apilando a lo largo de toda mi vida, tantos dolores Señor, que por ahí ni sé como es que estoy viviendo todavía, no lo sé, es tanto Señor lo que me pasó.
Cada uno le va presentando al Señor todo lo que quiere presentarle, y yo por mi parte, los presento a todos ustedes ante Jesús y a todos aquellos que ustedes aman, los presento a todos y les digo: Señor, tené en cuenta que todos han tenido antepasados, familias, padres, abuelos, bisabuelos, tartarabuelos y más también, y yo no sé qué hicieron antes, ni sé qué enfermedades tuvieron, tal vez yo esté sufriendo alguna enfermedad que tuvieron mis antepasados, pero hoy Señor vine a este lugar para que vos cortés así de repente con todo mi pasado, todo lo malo de mi pasado.
Además Señor, además Jesús, pensá en mi descendencia, yo no quiero que hereden las enfermedades que vienen en la familia, hoy se sana todo porque vos Señor así lo estás decidiendo, de eso estoy segurísimo Señor, vos estás decidiendo todo esto y además si ves un montón de faltas en el pasado o en el presente estoy seguro Jesús, estoy seguro que vos pagás las deudas, porque como veíamos antes, tu pasión, tu sangre derramada sirve Señor como remedio para todas las deudas de todos los hombres y también las mías y de mis antepasados. Hoy quiero empezar una vida nueva Jesús, yo no puedo quedarme siempre con que: esto lo voy a heredar, lo otro también, lo otro también, no, hoy Señor entrás en mi vida y hacés una limpieza total, de todo lo físico, lo psíquico, lo espiritual, todo, todo.
Además Señor, quiero que mires todo el tiempo que viví en la panza de mi mamá, mi nacimiento, los años de mi niñez. Vamos a repetir Señor cómo vos dividís las edades de los hombres, vos decís así: tiempo prenatal o del embarazo: de seis, siete, ocho o nueve meses según los casos; luego infancia: hasta los tres años, todo esto es relativo Señor porque un poquito más, un poquito menos, infancia: hasta los tres años o más; niñez: hasta los ocho o nueve, mientras te digo esto Señor vos pasá sanando; después Señor la pubertad, es decir cuando el niño empieza a ser lentamente un hombrecito y la niña una mujer; después de esto, de este tiempo Señor vos pensás en la adolescencia, que según las edades varía un poco pero vos dijiste que: fácilmente hasta los veintiséis años por lo menos uno tiene rasgos de adolescente todavía, veinticinco, veintiséis; para empezar después Señor la juventud, que se prolonga arriba, lejos de los treinta y cinco y llega a los cuarenta casi, juventud, pasa sanando Señor; después de la juventud..., después de la juventud viene la adultez: que durará hasta largo los sesenta, largos. Y nada que ver como dividen las edades los otros porque para los demás viene la vejez, la decrepitud y todos esos nombres horribles; para vos Señor no; después de la adultez viene la madurez, que se prolonga siempre hasta que uno se muera, madurez. Pero Señor como a vos no te gusta decir así, entonces las personas que nosotros llamamos viejas vos decís que son: adultos-adultos, por supuesto la última etapa es de la madurez que puede durar..., no sé, si quieren hasta los doscientos años, ¿por qué no?, si antes duraban, por qué no podemos durar ahora y sin remedio y sin nada y ahora que tenemos de todo ¿por qué no podemos durar?, ¿por qué no aspirar a unos ciento cincuenta bien florecientes? ¿mmm?, no son palabreas mías son palabras del Señor, ¿o acaso no vivieron esa edad los profetas y tantos en el Antiguo Testamento?, setecientos veintitrés años antes de Jesús el Profeta Isaías decía: “que morirse de cien años era una injusticia y una maldición porque era morirse jovencito”.
Entonces, estas etapas Señor que yo he enumerado, así como vos dividís las etapas de la vida, son las que a vos te gustan Señor y yo te pido que pasés sanando cada una de esas etapas, los problemas, las angustias, las tribulaciones, los dolores, las injusticias, que la suegra me hizo, que el suegro me hizo, que el yerno me hizo, que la nuera me hizo, que este me hizo, el otro me hizo ¿mmm?, todo, todo Señor te lo presento a vos porque quiero que lo sanes. Señor, yo te digo cada día lo que vos me decís que diga, por eso todos los días es diferente, hay ciertas cosas básicas, pero todos los días son con palabras distintas.
Señor Jesús, te recomiendo también la enfermedad o las enfermedades que padezco en este momento, entonces cada uno piensa en las enfermedades que padece y se toca el lugar donde tiene, que las rodillas, que los pies, que el corazón, que todo, se tocan, se tocan porque hay que tocarse ¿mmm?, hay que tocarse todo donde uno tiene enfermedades, porque es la mano de Jesús que te está tocando ¿mmm? y además lo que suponés que es importante, si no tenés problemas de corazón pues bien tocate el corazón que es el motor de tu vida che ¿mmm?, pensá en tus arterias, tus venas, que tu hígado, que tu estómago, que tus intestinos, que todo, uno sabe que hay cosas que son más fáciles de enfermar que las otras y no tengas ningún temor en decirle de tus juanetes, de tus callos o de tu hemorroides o si el ruiseñor ya no canta como cantaba, también eso, ¿por qué no? ¿eh?, ¿cómo nos vamos a avergonzar en nombrar lo que el Señor no se avergonzó en crear? ¿mmm?.
Entonces, sanos y jóvenes siempre ¿mmm?, eso es lo que quiere el Señor ¿mmm? y también miren las Revelaciones, hasta dice las comidas que conviene tener en cuenta, dice: “Yo me crié grande y fuerte con leche cuajada y miel silvestre, además de las comidas que le preparaba Susana ¿verdad?, ¿y ustedes no?, ¿por qué no?, no tienen en cuenta..., un día, hace como dos años habló largamente sobre la miel y sobre la leche, hizo una comparación preciosa porque cuando a los hebreos se los llevaba por el desierto iban hacia la tierra prometida y los ríos de la tierra prometida ¿qué tenían?, leche y miel, como si fuera lo mejor y nosotros ¿qué? ¿mmm?.
Por eso Señor, yo hoy, que creo te he descubierto como mi Papá, te he descubierto como mi Papá, o al menos creo que te he descubierto como mi Papá y además de mi Papá sos mi amigo, mi hermano, mi compañero, el que estás conmigo cuando trabajo, el que me facilitás la tarea, el que me hacés compañía si estoy solo, el que me ayuda si los pesos son muy pesados y yo no alcanzo, no tengo fuerza para levantarlo, el que me ayuda en todo Señor porque estás a mi lado, sí Señor, estás a mi lado siempre y si pienso bien Señor, con el corazón te siento en mi corazón y si me fijo bien hasta siento las rugosidades de tu mano cuando vos me tenés escondidito ahí en el hueco de tu mano, y sí Señor, o por las noches cuando yo me quiero esconder dentro de tus heridas para no tener ningún peligro, nada, ¿por qué no me puedo decir, no le puedo decir: Señor, escondeme en tus heridas, en la del costado, en la del hombro, en la de las manos, pies, en todo el cuerpo? ¿eh?. Que lindo es dormir por la noche escondido dentro de las heridas del Señor ¿eh?, se duerme tan bien, tan bien se duerme y hasta si Él los esconde en las heridas del costado, hasta parece que sentimos su corazón latir, no parece, debe ser nomás, debe ser ¿mmm?.
Bien Señor, que hermoso es que te pueda decir que sos mi amigo, mi Papá, mi compañero, mi hermano, que hermoso Señor, que hermoso es poder tener esta intimidad con vos Señor, con tu Papá no es tan fácil porque no lo veo, es..., Él es una Luz grande Señor pero no la veo, no veo, el Espíritu Santo..., y bueno me lo imagino de una forma, de la otra pero a vos sí te veo Señor, veo que tenés mi misma forma de hombre, que tenés manos, pies, piernas, cuerpo ¿mmm?, que tenés cabeza, ojos, boca y la oreja y todo y también veo Señor que cuando hay humedad tenés el pelo como ensortijado porque, no tanto pero casi, porque la humedad también te altera tu pelo porque la mitad tuya es la de un hombre como nosotros, por eso asumiste nuestra forma también para entendernos a la perfección, a veces Señor vos me contaste que cuando se ponen con tu Papá a hablar, tu Papá te dice: “que suerte Hijo que vos tenés esa parte humana que te hace entender tanto a los hombres, Yo también los entiendo pero vos tenés el privilegio de tener mitad parte humana, Mi Papá, dice Jesús, no está envidioso porque mirá si el Padre va a estar envidioso, pero dice: que suerte Hijo que tu parte humana logra entender más la parte humana de los hombres” ¿eh?.
Sí Señor, así estamos esta tarde y todas las tardes a que alcance nuestra vida, que esperemos sea mucha Señor, que vayamos así adultos-adultos como vos querés tanto tiempo, por más que la otra vida sea preciosa pero, ésta también es linda, ¿y por qué es linda Señor?, porque tengo tantas cosas para amar y tantos seres humanos para amar y tantas cosas para hacer que si me dieras doscientos años de vida todavía no me alcanzaría, sí Señor, porque tu gran satisfacción, tu gran tarea es amarnos Señor, y cuando uno empieza a calcar la vida de uno en tu vida ve que no hay nada más hermoso, nada, nada más hermoso que el amar a los demás, a veces uno lo descubre tarde pero no importa, una hora de amor a veces justifica toda una vida, pero intenso, en serio, comprometido, de verdad, no así un sentimiento dulzón: y sí, yo te quiero, nooo: ¡te amo caramba!, eso es lo que me enseñaste vos Jesús que tenemos que decirles a nuestros hermanos: ¡te amo!, porque el te quiero es muy egoísta, te quiero, mientras que si te amo te doy, ¿y esto me hace blandito, cualquiera se abusa de mí?, no, no, no, porque esto está unido a la justicia y la justicia tanto es dar una caricia como a veces una palmadita ¿mmm?, sobre todo cuando los niños tienen que enderezar su vida ¿no?.
Jesús, yo estaría todo el tiempo a que alcance mi vida hablándote pero yo te hablo para estos hermanos míos y para todos los que dejaron en su casa, todos los que ellos aman, Señor Jesús, con toda mi alma te digo: no hagas que nadie se vaya de este lugar sin haber recibido tu amor y la sanación de sus enfermedades Señor. Señor porque yo me acuerdo perfectamente cuando vos llegabas a cualquier pueblo y decías: “tráiganme los enfermos que quiero sanarlos”, sí Señor, aquí están, sanalos Señor, pasá sanando todo Señor, pasá sanando todo Señor, todo y vos decís: cuando Yo digo todo es todo, todo ¿mmm? y también todos los seres que dejamos en casa o no tan en casa y los amamos, nuestros amigos, nuestros parientes, todo Señor, que lindo Señor. ¿Y..., cuánto me vas a cobrar Señor por todo esto?, porque..., viste que cuando alguien hace algo pasa la boleta, la factura, noo Señor, vos siempre hacés todo como lo hace quien ama: a cambio de nada ¿mmm?, a cambio de nada.
Que bueno Señor, yo ya te conocía, pero me parece que hoy te descubrí un poquito más ¿mmm?, siento Señor que estás sobre mí, cuando oigo esas gotitas caer justamente la Madre lo hizo, dijo que lo hicieran porque eso representaba el Río de Agua Viva, tu palabra Señor llegará a todos los extremos de la Tierra, a través de esos medios que vos decís ¿eh?, está bien Señor, te escuchamos.
Dice Jesús:
Paz y bien a todos, paz y bien.
Les gusta..., les gusta lo que les dije sobre lo que tenían que pensar: tarde te amé, porque ¿saben?, que Yo estoy siempre a las puertas de ustedes para que ustedes me dejen entrar y a veces pasa toda una vida y Yo sigo insistiendo, sigo insistiendo y no puedo entrar, hay tanto orgullo, tanta soberbia y a veces también hay un poco de mala voluntad pero Yo quiero estar en ustedes, con ustedes para siempre ¿mmm?. Como aquellos poemas que decían: el alma ¿que tengo yo que mi amistad procuras?, y lo que el alma tiene es que el alma, todo el ser, es que Mi tarea es amarles para siempre, es amarles para siempre.
Todo está bien Mis queridos, mucho mejor de lo que ustedes creen, mucho mejor de lo que ustedes creen, todo está bien Mis queridos, todo está bien. ¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?, dice el alma y Mi tarea es la de amarles para siempre, no demoren en llamarme para que esté en vuestro corazón, díganme en la hora más serena de la noche: Papá, necesito que vengas a mi vida, mi vida está demasiado seca, demasiado triste, demasiado..., demasiado nada, díganme: vení Papá, vení conmigo, Yo te he creado Mi querido, te he creado a Mi imagen y semejanza y Yo te hice heredero de Mi Gloria y Mi mayor ilusión es que vos vengas eternamente a gozar de la Gloria.
Dejame entrar, dejame entrar en tu corazón, tanto lo necesito, porque Yo soy el que es realmente cuando te ama y vos también vas a ser realmente cuando me ames y veas en el rostro de cada persona Mi rostro, cuando veas en cada enfermo me veas a Mi enfermo, en cada ser que llora me ves a Mí que estoy llorando, sí Mi querido.
Cuánto los amo, cuánto les amo y les doy un regalo, les pongo a ustedes como Protector para toda la vida y por toda una eternidad a San José, Mi Padre Adoptivo, como Patrono para que les acompañe siempre, siempre.
Ahora, en las manos de Artemio pasaré por cada uno para darles Mi bendición, sepan que los amo, sepan que la razón de ser de Mi vida es todo el amor que les tengo.
Amén.
Habla Artemio:
Le decimos al Señor: tu eres el alfarero, que con tus manos me has transformado, mientras pasan los días, pasan los años más te venero. Rompe mi cántaro, rompe mi copa, rompe mi vida y hazla de nuevo. Rompe mi cántaro, rompe mi copa, rompe mi vida y hazla de nuevo.
¿Si se lo decimos con más ganas?: tu eres el alfarero, que con tus manos me has transformado, mientras pasan los días, pasan los años más te venero. Rompe mi cántaro, rompe mi copa, rompe mi vida y hazla de nuevo. Rompe mi cántaro, rompe mi copa, rompe mi vida y hazla de nuevo.
Yo veía recién que algunos de ustedes estaban un poco nerviosos porque había movimiento o se abría la puerta, etc., no tengan ningún temor, porque entre los que vienen, los visitantes también se mueven y los Ángeles surcan de punta a punta esto pero no tienen alas, andan sin alitas ¿eh?, uno piensa que lo que vuela tiene alas pero ellos no tienen alas pero están todos en movimiento ¿eh?, por eso cuando ustedes se mueven a mi no me provoca nada porque sé que todos se mueven ¿mmm?, la Madre Teresa por ejemplo ella nunca está quieta, siempre tiene que andar tocando algo, siempre tiene que estar tocando algo, asi que no se preocupen, en nuestro mundo muy serio, muy así, pero no, no, no es así tanto ¿eh?, no, no, todo es muy, es muy como diríamos familiar ¿eh?...
Se corta la grabación.....................