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Mensaje del 03 de Octubre de 2004 (2º)

Porque entre los hombres siempre hay aquellos que directamente no tienen problemas en ver o creer y aquellos que tienen que ser como Tomás, tienen que introducir sus dedos en Mi llaga para saber que Yo estaba.

Mensaje del 03 de Octubre de 2004

Habla Artemio:

... ya en la panza de mi mamá y más aún, desde el comienzo de todos los tiempos ya era una idea en tu mente Señor y sobre todo alguien que estaba en tu corazón Jesús, ya me siento de otra forma Señor porque por más que me haya ido mal siempre pero vos me elegiste entre tantos, entonces me amaste y ahora también me entero que me amaste desde siempre y que además de amarme desde siempre pensaste en mi un proyecto hermoso de persona, después en la vida me fue siempre de una manera, algunos me despreciaron, otros me hicieron daño, cada uno actuó libremente y muchos me hicieron daño, mucho daño, pero ya eso no me importa tanto Señor porque..., porque si tuve desde siempre tu amor Señor el resto no tiene importancia, si mi papá me dejó, o mi mamá me dejó o no me quisieron lo suficiente no importa, vos sí me amaste Señor y al amarme Señor me dabas la seguridad de que toda mi vida iba a ser distinta, ahora lo entiendo Señor, ahora me doy cuenta hasta que punto soy tu hijo Señor y además sos mi amigo, mi hermano, mi compañero.

Señor, y todo lo que puede pasar sobre la Tierra es tan relativo, yo amo a todo el mundo Señor pero a lo mejor hay muchos que no me aman a mí, bueno, problema de ellos, yo los voy a seguir amando y a veces me hacen daño, y bueno: Señor todo el daño que ellos pueden hacerme ¿puede compararse con todo el amor que vos me tenés Señor?, nooo, y además si no me aman, me desprecian o no sé que se les pasa también y después a lo mejor me miran de otra forma, pero a mi lo que me interesa Señor, lo que a mi me importa, lo que a mi me preocupa es cuánto me amás vos Señor, entonces la vida se transforma en otra cosa.

Primero me elegiste entre millones, porque había tantas posibilidades que fuera un hermano mío, me elegiste a mí, después me entero que desde el comienzo de los tiempos ya me amabas, que me llamaste por mi nombre, me pusiste un Ángel para que me cuidara siempre y cuando me viste tan pequeñito en la panza de mamá soñaste conmigo Señor, ¿qué soñaste?, y lo que sueña aquél que ama y espera lo mejor para su hijo, después la vida con los vientos de un lado y del otro, con los sufrimientos de todo tipo quisieron arrebatarme Señor de tu lado y de tu corazón, pero hoy me doy cuenta que no pudieron. La enfermedad Señor está golpeando dentro de mí y quiere destruirme, quiere enfriarme Señor, pero yo tengo el calor que vos me diste y hasta que no sea viejito no voy a dejar que quieran enfriarme porque todo el ardor que hay en mi corazón es más fuerte que cualquier enfermedad, sí Señor, en esta tarde y todas las tardes a que alcance mi vida quiero decirte siempre lo mismo pero no solo a la tarde sino durante todo el día, decirte como aquél ciego que entre la gente levantó su voz y dijo: “Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí”, los que estaban cerca quisieron hacerlo callar pero no pudieron y él volvió a decir: “Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí”, Jesús se acerca y le dice que se lo traigan frente de Él y le dice: “¿qué te pasa?, Señor, no veo, nací ciego, ¿y qué querés de Mí?, que vea Señor, bueno ve” y en ese mismo momento sus ojos se abren. ¿Seremos nosotros lo suficientemente profundos, afectuosamente profundos para que en la hora difícil de nuestra vida también le digamos al Señor: Jesús, ten compasión de mí?.

Yo sé Señor que la palabra compasión quiere decir: sentí junto a lo que yo siento, es decir sentí lo mismo que siento yo, ¿y qué es lo que siento yo?, teniendo en cuenta los que están aquí siento que estoy enfermo, siento que estoy depresivo, siento que hay un cáncer en mi cuerpo, siento que tengo diabetes, que todavía soy chico y ya hay desarreglos en mi cuerpo, siento que la relación de pareja ya no es lo que era y quisiera que todo cambiara. Me gustaría que hubiese armonía en mi familia pero no la tengo, me gustaría no padecer esa enfermedad en los intestinos, en el estómago, en el corazón, en cualquier parte de mi cuerpo, estoy pensando en cada uno de ustedes. Quisiera no tenerlo Señor porque esto no me hace vivir en paz Señor, vos dijiste: “¿dónde están los enfermos que quiero sanarlos?”, y entonces yo te digo: aquí estoy Señor, que cada uno diga en su interior: aquí estoy Señor, yo estoy enfermo, yo quiero sanarme Señor y tendrá que salir desde lo más hondo de nuestro corazón Señor: Jesús ten compasión de mi.

Yo les aseguro que no van a decir tres veces así y toda vuestra realidad va a cambiar, si lo dicen realmente con el corazón sintiéndolo y vuelvan a decir: ten compasión de mí Señor, tené compasión Jesús ¿mmm? y así como el ciego que te dijo: “Señor, haz que vea”, yo también te digo: hacé que vea Señor, yo sé que vos las cosas las hacés hacerse entonces aconsejame el médico que tengo que ver, los medicamentos que tengo que tomar, las cosas que tengo que hacer en mi salud para tenerla Señor y más aún Señor, si no hace falta que vaya a ningún lado me basta con lo tuyo Señor pero también el medicamento es un milagro, también las manos que sanan son un milagro Señor querido por vos. Entonces, dentro de ese amor que todos debemos tenernos también está la posibilidad de que alguien ponga mis manos en mi y me sane Señor.

Sí Jesús, te repito, esta tarde y todas las tardes a que alcance mi vida quiero Señor ser un prisionero tuyo, quiero que me tengas prisionero en tu corazón porque nunca voy a estar tan bien como dentro de tu corazón Señor, si no es tu corazón Señor al menos protegeme en el hueco de tu mano Señor, cuidá los pasos que doy, mirá donde pongo las manos, fijate donde poso mis ojos, controlá mi lengua Señor, controlá todo Señor. Aquí está mi cuerpo completo Señor, desde la cabeza hasta los pies y dentro de los que tengo presente y lo que ustedes aman hay desde cáncer hasta hemorroides, o desde un juanete hasta una sordera ¿mmm? pero vos dijiste Señor que quién te ama uno puede decir: “los ciegos ven, los sordos oyen, los tullidos caminan y la palabra del Señor es trasmitida y vivida por todos los hombres”.

Señor, estoy enfermo, saname Señor, cada uno dice en su intimidad al Señor todo lo que le pasa, incluso si hay algo que pueden hasta tocarse, tóquenselo y piensen que es el mismo Señor, el mismo Jesús que los está tocando. Ven Señor, instálate en mi corazón y desde allí recorre a través de mis arterias y mis venas todo mi organismo Señor y sanalo de todo lo que no esté bien y también Señor saná todo lo que se refiere a mi mente porque a veces tengo problemas, disgustos, tengo miedos, tengo preocupaciones, tengo tantos problemas Señor, tantos, pero si vos estás conmigo Señor, todo va a ser diferente, ya no voy a tener más miedo Señor, ya no voy a tener más miedo. Qué puede hacerme temer Señor si vos que sos la Misericordia, vos que sos el amor Señor y me asegurás todo lo mejor ¿a quién le puedo tener miedo, a la palabra de alguna persona que a lo mejor no me ama?, noo Señor, si me basta y sobra con el amor tuyo Señor, ¿a quién puedo tenerle miedo Señor?, a nadie Señor, a nadie Señor y tampoco puedo tener miedo de la enfermedad que tengo porque sé que vos me la estás sanando Señor. Ya tendría que pensar Señor o tengo que pensar que mi enfermedad no es, era, ya pasó.

Por eso Jesús, quiero ser un digno hijo tuyo y ser, para ser un digno hijo tuyo yo pongo las manos en el fuego por estos hermanos que están aquí, que todos son buenos Señor, que no tienen ningún deseo de ofenderte Señor, que no han cometido nunca nada malo Señor y las cosas que alguno sabe que cometió tenga la seguridad que Jesús ya se lo ha perdonado, tengan esa seguridad, yo les doy esa seguridad que el Señor ya los perdonó.

Y ahora Señor en tu nombre, con toda la fuerza y poder Señor que me infundís le digo a todas las enfermedades, tanto del cuerpo como del alma, del espíritu o lo que sea: retírense de estos seres que son tus hijos y son mis hermanos, que todo lo malo se retire de ustedes para siempre y no solo en ustedes sino todos aquellos que ustedes aman, en nombre del Señor de la Misericordia, todo lo malo a partir de este momento se termina, ya no es más, era, era.

Señor, cuánto tengo que agradecerte de que has llegado a mi vida y las has transformado Señor, comencé diciéndote que vos eras el alfarero ¿no?, que rompieras mi vida y la hicieras de nuevo, yo sé Señor que la hiciste de nuevo, yo sé Señor que a partir de este momento aunque yo no lo note ya no soy el que era, porque vos aseguraste que nadie viene a este lugar y se va como vino, porque estamos pisando un lugar Sagrado, porque desde hace diez años el Señor, su Madre y los Santos hicieron de este lugar su Casa, eso no quiere decir que no esté en todos los lugares. Esa Madre que así como sana cáncer también da de beber a sus plantas, esa Madre que está en todo, sí, está absolutamente en todo y conmigo tiene hasta la deferencia, ¿saben de qué?, por las noches cuando llego a mi pieza la cubrecama está abierta para que yo me acueste, ¿qué puedo decirle yo?, gracias Madre, ¿qué querés que le diga?, ¿otra cosa?, yo no necesitaría que ella me abra la cama para que me acueste, pero lo hace.

Por eso, todo lo que pasa aquí mis hermanos, mis queridos es simple y es terrible, todo lo que pasa aquí hay dos posibilidades nada más: o lo tomás o lo dejás, otra no tenés, ¿por qué?, porque a través del tiempo y de los años hay demasiadas evidencias de que el Señor todo lo puede, todo lo sabe, todo lo sana, todo lo protege y habría que ver ahora si el que no se sana es porque no quiere sanarse, porque hay enfermedades así también, que uno no quiere sanarse porque de esa forma despierta la atención de los que tiene cerca ¿verdad?. Bueno, despertemos la atención del Señor para que Él nos asista siempre ¿mmm?, sí Señor, también cuando te dije esto Señor pensé en todo el pasado y en toda la descendencia Señor, vos entendés muy a qué me refiero y no solamente de ustedes sino de todos los que ustedes aman.

Por eso, con mucha fe nos distendemos un poco diciendo: el Maestro de Galilea va pasando ya, el Maestro de Galilea va pasando ya, el Maestro de Galilea va pasando ya, el Maestro de Galilea va pasando ya. Déjalo que te toque, déjalo que te toque, déjalo que te toque y recibe su bendición. Déjalo que te toque, déjalo que te toque, déjalo que te toque y recibe su bendición. El Maestro de Galilea va sanando ya, el Maestro de Galilea va sanando ya, el Maestro de Galilea va sanando ya, el Maestro de Galilea va sanando ya. Déjalo que te sane, déjalo que te sane, déjalo que te sane y recibe su bendición. Déjalo que te sane, déjalo que te sane, déjalo que te sane y recibe su bendición. El Maestro de Galilea liberando está, el Maestro de Galilea liberando está, el Maestro de Galilea liberando está, el Maestro de Galilea liberando está. Déjalo que libere, déjalo que libere, déjalo que libere y recibe su bendición. Déjalo que libere, déjalo que libere, déjalo que libere y recibe su bendición. El Maestro de Galilea fuego mandará, el Maestro de Galilea fuego mandará, el Maestro de Galilea fuego mandará, el Maestro de Galilea fuego mandará. Déjalo que te queme, déjalo que te queme, déjalo que te queme y recibe su bendición. Déjalo que te queme, déjalo que te queme, déjalo que te queme y recibe su bendición.

Sí Señor, te damos gracias por todo, estamos tan confiados Señor que a partir de este momento ya nada es igual en nuestra vida, sí Señor, yo sé que vos te quedás acá pero también te vas con cada uno y también sé Señor que los llevas a cada uno en tu corazón, los llevas en el hueco de tu mano, los llevás sobre tus espaldas, los llevás en tus heridas, los llevas a cada uno Señor escondido en tus heridas para protegerlos para siempre y tengo que dejar de hablar porque ya está el Señor con nosotros ¿eh?.

A su lado está San José y del lado izquierdo de Él está la Madre y por supuesto otros Santos, algún familiar, hasta ha venido hoy el padre de unas de las personas que está presente, tu papá, está ahí hoy, hay otras personas pero no las conozco, seguramente serán familiares de ustedes, también hay familiares míos, también tu papá y tu mamá Santina. ¿Saben?, esta participación, perdoname Señor, esta participación de la vida de la otra dimensión junto con la nuestra, este intercambio hermoso de presencias del Señor, su Madre ¿no es cierto? y de todos los familiares ¿no?, lo decimos en la Comunión de los Santos, es decir cuando decimos el Credo decimos: “la Comunión de los Santos, el perdón de los pecados...”, bueno, esto es la Comunión de los Santos, esto de que no haya límites entre esta vida que tenemos y la otra que vamos a tener eternamente ¿eh?, lo decimos en el Credo y aquí lo afirmamos ¿eh?, que hermoso que es, están tan felices todos. Ustedes saben que cuando uno está del otro lado rejuvenece, rejuvenece mucho, hay muchas personas, pídanle y aquí apareció tu papá también.

Vamos a escuchar el Mensaje del Señor, si uno se pone a describir todo lo que ve no terminaríamos nunca y nos volveríamos locos de felicidad al ver todo el futuro hermoso que nos espera cuando estemos en la otra dimensión, yo probé en el mes de junio pero me mandaron de vuelta, que va ser. Te escuchamos Señor.

Dice Jesús:

"Bienaventurados todos los que me ven y ven esta maravilla de los Santos que me acompañan y Mi Madre, pero más felices aún aquellos que no me ven y creen que esto ocurre”.

Porque entre los hombres siempre hay aquellos que directamente no tienen problemas en ver o creer y aquellos que tienen que ser como Tomás, tienen que introducir sus dedos en Mi llaga para saber que Yo estaba. Felices todos los que están aquí, porque llegaron siendo desconcidos y ahora han tomado conciencia que son todos hermanos, Mis hijos queridos y sabiendo también que Yo los tengo en el hueco de Mi mano pero sobre todo en Mi Corazón, pero Yo no voy solo, llevo a Mi Mamá siempre.

A todos los presentes y a todos los que los presentes aman les digo: que pongo para ustedes como Protector hoy y por toda una eternidad a Mi Papá Adoptivo, San José... (se dio vuelta la cinta) ..., desde hoy piensen que es vuestro Protector permanente en todo.

No hace falta que les diga que los amo tiernamente, no hace falta que se los diga, porque ustedes en vuestro corazón tienen ese convencimiento.

Cuando regresen a vuestras casas piensen que todo está especialmente bendecido por Mí, ya nunca más en vuestros hogares el espíritu del mal va a entrar, nunca más y en este día les hago el regalo, a algunos ya se los hice de los presentes, pero hoy se lo hago a los demás, todos los que están aquí a partir de este momento Yo les regalo: que todo lo que miren, vean, oigan, toquen, piensen, todo es bendecido, desde este momento son Mis discípulos y aunque ustedes no lo quieran pero a partir de este momento adonde vayan serán como una Luz que tal vez ni ustedes ni los demás vean pero Yo sí veo, serán adonde vayan una bendición, es el regalo que les hago en este día, se acuerden ustedes o no se acuerden, Yo les aseguro que a partir de hoy, de este momento eso va a ocurrir y de vuestras enfermedades y vuestros problemas póngalo todo en Mis manos que Yo lo quemo con el fuego de Mi amor.

Saben que les amo profundamente, saben que les conozco desde siempre y para siempre y la prueba de que les amo es que les doy esta posibilidad de que todo a partir de hoy, lo que ustedes vean, miren, sientan, toquen, huelan, piensen será bendecido, siempre, y Mi Mamá ahora como no, no va a hablar porque ya hoy dio un Mensaje de media hora, sí les va a decir lo que dice siempre, todas las noches ella, todas las noches, cuando ustedes van a acostarse y aunque ya estén dormidos ella los hace chiquititos en vuestras manos, en sus manos, los pone en sus brazos y les dice lo que toda madre le dice a sus hijos:

Dice Nuestra Madre:

Arrorró mi niño, arrorró mi sol, arrorró pedazo de mi corazón. Sí Mis queridos, los tengo en Mis brazos para siempre, oigan Mi voz, oigan: arrorró mi niño, arrorró mi sol, arrorró pedazo de mi corazón.

Amén.

Habla Artemio:

La Madre ya dio el Mensaje hoy y por todo lo que escuchamos sabemos tan claramente que: tenemos una Madre que nos ama, nos ama, nos ama. Tenemos una Madre que nos ama, la Madre de Jesús, que nos ama, que nos ama, que nos ama con inmenso amor, que nos ama, que nos ama, que nos ama con inmenso amor. Y estaremos en su viña trabajando, en la viña del Señor, y estaremos en su viña trabajando, en la viña del Señor. Tenemos una Madre que nos ama, nos ama, nos ama. Tenemos una Madre que nos ama, la Madre de Jesús.

Ahora siguiendo lo que el Señor quiere voy a pasar por cada uno a darle la bendición...

Se corta la grabación...........................

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