Mensaje del 21 de Septiembre de 2004

Dice Jesús:

“Bienaventurados aquellos que me ven y creen, pero más bienaventurados aún aquellos que no me ven y creen que estoy y me sienten en su corazón”.

Recién todas las palabras que oyeron Yo se las iba dictando a este hijo Mío, porque quiero en este día, y siempre, llegar a ustedes con todo Mi amor y darles lo que necesitan para ser felices.

Hoy comenzaron haciendo esas ejercitaciones preciosas sobre Mi Misericordia, Yo les pido que con el auxilio de Mi Mamá, que les va a dar todos los favores del Espíritu Santo, les pido que cada día piensen más en Mi Misericordia, cada día confíen más en Mi Misericordia, cada día crean más en Mi Misericordia.

Estoy usando la voz de este hijo Mío para darles este Mensaje a los hombres de toda la Tierra, como hace ya diez años que lo estoy haciendo junto a Mi Mamá y a los Santos... (se dio vuelta la cinta) ...

Ámense Mis queridos, que en eso está el secreto de todo, para vuestra vida personal, vuestra vida familiar, vuestra vida comunitaria y la vida de las naciones. Hace dos mil años que vengo repitiendo lo mismo y no me hacen caso, aman un poquito, aman así nomás, aman a quien los ama a ustedes pero tienen que amar a todas las personas.

Estoy hablando no solo para los presentes sino para todos los hombres del mundo, que son seis billones de personas.

Les digo a todos los hombres de todas las naciones que observen a su alrededor, que miren todas las cosas, que en todos lados van a ver signos…, van a ver signos de Mi presencia y de Mi Misericordia, todos los hombres pueden ver como se manifiesta Mi Misericordia, no es cuestión que observen mucho, es cuestión que tengan en cuenta lo que les digo porque ante los ejemplos que verán, dirán: he aquí como se manifiesta el Señor, es lo único que puede salvar al mundo de sí mismo, es lo único que puede transformar las fieras y todos los que andan por caminos que no son los buenos.

Ámense unos a otros hombres de todas las latitudes, ámense, aquellos que dirigen las naciones, aquellos que tienen el poder para resolver sobre la vida de los otros no esperen tanto tiempo, los hombres sufren demasiado y necesitan que alguien tome partido por ellos.

Reflexionen sobre todo, pero no con la mente sino con el corazón y ustedes Mis queridos que están presentes, adonde vayan sean valientes para decir el Señor me dijo esto, me dijo lo otro y me dijo que solo el amor salvará el mundo y salvará a cada hombre hasta de sí mismo, porque el amor lo sana todo, incluso las enfermedades más terribles. Díganselo a las personas, díganselo como un testimonio: Jesús me lo dijo a mí, digan ustedes, que el amor es la única solución entre parejas, entre padres e hijos, entre hermanos, entre..., todos los hombres.

Aprendan a verme en el vecino, en el que pasa vendiendo, en el otro que llega por casualidad a vuestra casa, apréndanme a ver en cada uno de los hombres, porque Yo estoy en todos, cuántas veces llego a vuestra casa y golpeo y ustedes me tratan muy mal, porque Yo soy el que golpea cuando va a ofrecer algo, o a pedir algo o lo que sea, si no me pueden recibir díganme pero no me traten mal, porque allí no les parezco Yo pero Yo estoy en la figura del hermano, de ese hombre o de esa mujer que vienen.

Pregúntenle a Artemio todas las veces que Yo golpeo a la puerta disimuladamente, no para probarlo, sino porque me gusta que él se ejercite en el amor y así como lo hago con él lo hago con tantos, golpeo a las puertas con las formas más diversas, de hombres, de mujeres, de niños, quiero ver como me tratan y grande es Mi alegría cuando me reciben con una sonrisa, cuando me dicen una palabra amable y me dan lo que pueden o me dicen: no puedo.

Aprendan a vivir de esta forma Mis queridos, es la única que vale la pena, no hay otra, si el hombre llega a saber plenamente lo que es amar, su vida se convierte toda en Luz.

Mis queridos, que han venido de tantos lugares como todos los días, díganle a los demás que los amo como los amo a ustedes, no quiero más ver lágrimas en vuestros ojos, porque sino me van a decir que no confían en Mí, no quiero ver tristezas ni rostros apesadumbrados, porque eso me está indicando que no confían, Yo soy el Señor de la Misericordia y todo es posible con la Misericordia, todo dije y lo repito, y díganselo a la gente, díganselo a todos cuánto los amo y lo grande que es Mi Misericordia.

Mis queridos, confíen en que aquello que vinieron a buscar a este lugar lo han encontrado y se lo llevan pero también me voy Yo junto a ustedes, me quedo aquí pero me voy Yo junto a ustedes, cómo los voy a dejar irse solos, nooo, Yo voy junto a ustedes, siempre.

Y todo este amor Mis queridos ustedes dirán: ¿soy yo?, ¿puedo yo recibirlo?, ¿soy digno de recibirlo?, Mi querido, si Yo te estoy diciendo que sí, por qué tenés que pensar vos en otra cosa, claro que sos digno, sos Mi hijo, Yo te amo, y los errores que has cometido o estás cometiendo Yo no los tengo en cuenta, antes de que los hicieras ya los había perdonado, porque Yo te amo Mi querido, te amo mucho y el amor todo lo comprende, todo lo entiende y todo lo perdona.

Díganselo a todas las personas, díganselo, el Señor me dijo que Él todo lo perdona.

Amén.

Habla Artemio:

Le decimos a Jesús: tu eres el alfarero que con tus manos me has transformado, mientras pasan los días, pasan los años más te venero. Rompe mi cántaro, rompe mi copa, rompe mi vida y hazla de nuevo. Rompe mi cántaro, rompe mi copa, rompe mi vida y hazla de nuevo.

Y ahora mirando nuestra fuente que quiso la Madre que hiciéramos y nuestra cascada, vamos a decir ¿eh?: Cristo es la pena de Oreb que está brotando, agua de vida saludable para ti. Cristo es la pena de Oreb que está brotando...

Se corta la grabación......................