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Mensaje del 10 de Septiembre de 2004

Vos decías recién: “felices los hombres a quienes Yo les perdono los pecados, pero más felices aquellos a quien ya no tengo en cuenta sus pecados”.

Mensaje del 10 de Septiembre de 2004

Habla Artemio:

Hoy es tanto como 10 de Septiembre de 2004 ¿eh?, bueno.

Dice Jesús:

Los escuché hablar atentamente de todo..., todo lo que dijeron y quiero agregar algo.

Es cierto que Yo les regalo tantas cosas, siempre y a todos y así como Yo amaba mucho a Juan, Mi Discípulo predilecto, no sé si pasará con ustedes pero Yo tengo Mi libertad para amar a las personas como me parece bien, perdonen si soy muy directo pero les dije: quiero agregar algo a lo que ustedes decían, Yo lo puedo hacer todo pero también necesito de vuestra disponibilidad. Si ustedes están disponibles Yo puedo hacer tanto, ¿acaso no les dije tantas veces que necesito vuestras manos porque hay necesidad de tocar, necesito vuestros ojos para ver, necesito vuestro cuerpo para ir de un lado para el otro, vuestros sagrados pies para movilizarme?.

Es cierto, todo viene del Señor, es cierto, pero convengamos también que Yo necesito la disponibilidad de los hombres, es cierto que Francisco de Asís brilló por todo, en todo en su vida pero también es cierto que él eligió todo eso, Yo hice lo Mío, pero él eligió, pero no quiero hacer lo que hacen muchos de poner ejemplos de Santos entonces uno se queda y dice: que lejos que estamos, quiero también referirme a vuestra disponibilidad.

Y pongamos un ejemplo o más si quieren, pero este Sacerdote que está con ustedes hoy: el Padre Amado, que Yo diría muy amado por Mí, pudo haber elegido una vida muy cómoda cerrando la boca en muchos momentos y haciendo lo que le decían, obedeciendo, pero él pensó: ¿qué es la obediencia?, ¿no estará reñida con el servicio que debemos darle al hermano?, y Yo puedo decirles a todos, no solamente a este santo varón, Yo puedo decirles: que entre la obediencia a la jerarquía y el amor al hermano, también está en el Evangelio, Yo prefiero el amor al hermano.

No dramaticemos con todo esto pero es así, que esto quede bien claro, ¿no está en la Sagrada Escritura: “que entre la ley y el hombre debemos elegir al hombre”?, bueno, eso es lo que vi Yo siempre en este hombre y entonces eso tiene sus consecuencias, cuando uno es amado por el Señor muchas veces no lo aman tanto los hombres, sobre todo algunos hombres, que si bien no son malos pero aún no entendieron lo esencial.

Entre la ley y el hombre es fácil darse cuenta que hay que preferir al hombre, pero es evidente que esto trae sus problemas, y vaya si él lo sabrá, pero tiene que quedar sumamente tranquilo, aunque a veces él no está tan conforme de muchas cosas y tal vez quisiera otras, sí, pero siempre lo mismo, no se le entiende. Ahora, servir al Señor tiene sus ventajas y sus desventajas, las desventajas serian que a veces uno se pone a muchos en contra, sobre todo aquellos que andan en la oscuridad, les molesta a los que andan en la Luz, ustedes vieron que las alimañas, que para Mí no lo son, pero andan de noche, les molesta la luz, entonces esas serían las desventajas, pero las ventajas están de que si bien no es fácil pero lo más maravilloso que pueda pasar es servir al Señor con todas las fuerzas del corazón, de la mente, del cuerpo y de todo, pase lo que pase, ocurra lo que ocurra.

Vos decías recién: “felices los hombres a quienes Yo les perdono los pecados, pero más felices aquellos a quien ya no tengo en cuenta sus pecados”, bueno aquí dentro Yo diría: que hace tanto que a este hombre que vos llamas Monseñor, el Padre Amado, a vos y a los demás, hace mucho que ya no le tengo en cuenta los pecados. Si esto puede servirles ustedes saben que Yo siempre quiero ser eficaz en la vida de los hombres sino no les sirvo.

A veces muchos se preguntan: ¿cómo les irá cuando cierran los ojos a aquellos que realmente han entendido lo esencial?, a veces los hombres piensan y tienen un poco de lástima por esas personas pero ¿saben lo que hago Yo?, cuando cierran los ojos les digo: entren a Mi Reino, este Reino que defendieron con lágrimas y con sangre, así de simple, pero el premio no está solamente cuando cierran los ojos y me enfrenten a Mí, el premio debe estar todos los días en la maravillosa aridez que uno a veces recibe de aquellos que debieran darle amor y le dan indiferencia, pero allá en el fondo de la conciencia el hombre sabe que a más indiferencia de algunos mayor Misericordia del Señor, sí, desde la primer cosa hasta la última todo estaba previsto hoy pero desde el comienzo de los tiempos también estaba previsto, pero eso no quiere decir que no hayan obrado siempre con libertad, hicieron esto, podían haber hecho otra cosa, ahí está entonces Mi complacencia con tantos hombres que en realidad no son tantos.

Estas palabras que no queden solamente como un Mensaje para pasar en ese medio masivo de comunicación, sino para que comenten entre ustedes porque hay una parte del Evangelio: “cuando Yo iba con los dos Discípulos a Emaus, cuando Yo quiero seguir camino, ellos me dicen: quedate con nosotros que la noche está llena de peligros”, ellos aún no sabían quién era Yo, después en la cena cuando parto el pan sí se dan cuenta que Soy el Maestro pero ya era tarde porque había desaparecido y ellos se preguntaban: “pero ¿cómo no nos dimos cuenta de que estábamos al lado del Señor? ¿cómo es posible que hayamos sido tan necios de no darnos cuenta cuando Él nos hablaba tanto de las Escrituras? ¿cómo no reconocimos su voz?”. Y Yo doy un salto de dos milenios y digo: ¿no pasará lo mismo con muchos hombres de este tiempo? ¿mmm?, ¿que se den cuenta un poco tarde de quienes tenían cerca como los Discípulos de Emaus?, Yo comprendo que a veces no se entienden tantas cosas, pero hay de aquellos que demoran que Mi palabra llegue a los que amo con toda Mi alma, hay de aquellos que demoran Mi palabra porque piensan más en ellos y en las leyes que en Mi amor por los hombres, hay de aquellos…. Piensen en los Discípulos de Emaus, piensen, hay mucho allí para entender, hay mucho.

Les digo a todos que los amo, no es ninguna novedad para ustedes pero es lindo oír que a uno le digan: te amo, el hombre nunca se cansa de que le digan cuanto te amo, por eso Yo se lo digo a ustedes ¡cuánto los amo, cuánto! .

Amén.

Fundación Jesús de la Misericordia y Corazón Inmaculado de María  |  Aprobada por Res. 139 A - Gob.de Córdoba – Sec. De Justicia – Dir.de Ins.de Pers.Jur.  |  Dirección: 9 de Julio 1162  |  Teléfono: 03537 – 431197 - 2553  |  Justiniano Posse – (Cba.)

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