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Mensaje del 03 de Septiembre de 2004

La mirada humana ve muy poco de lo que veo Yo, todo para Mi tiene valor, es importante, todo tiene sentido y dentro de todo, el hombre, con todo lo que ello representa como imagen y semejanza del Creador.

Mensaje del 03 de Septiembre de 2004

Habla Artemio:

En tu nombre Señor, en esta tarde y todas las tardes a que alcance nuestra vida, humildemente Señor mirá a los ojos a todos los que estamos aquí presentes en este día, pero no solamente a los que estamos presentes sino también a todos los que amamos y también a los que no amamos tanto, que se relacionan con nosotros, que alternan con nosotros y también todos aquellos que dicen ser nuestros enemigos, para nosotros no lo son pero ellos dicen que sí. Entonces nosotros pensamos en todos Señor, como te dije recién en esta tarde y todas las tardes a que alcance nuestra vida.

Jesús tenemos conciencia de que estamos peregrinando hacia la Jerusalén Celestial, algunos tendrán que partir antes, otros después, pero que siempre sea con la alegría inmensa del que tiene la seguridad Señor, de quien se fía en tus palabras, de quien confía en tus palabras, sí Señor, nadie sabe cuando llega ese día, nadie, pero tampoco nos preocupa porque quien lo vivió se los puede decir mejor: sigue todo igual, o mejor dicho: puede manifestarse mucho más todo el amor al Señor, mucho más, muchísimo más. De repente piensen que así como desborda un río que se sale de madre, así como uno ve el caer en una catarata inmensa el agua, así de repente el ser humano se encuentra con esa superabundancia del amor y uno aunque no lo recuerde en ese momento uno se da cuenta de aquellas palabras que dice San Agustín: “Señor, nosotros hemos sido hechos para vos y no descasaremos Señor hasta que estemos en vos”.

Por eso Mis queridos, tengamos un acto de entrega total y completa al Señor, a través de Nuestra Madre Santísima, la Virgen y tengamos la valentía de decir Señor como dijo tu Mamá: “he aquí la esclava del Señor, hágase en Mi según tu palabra”. Después Señor haremos como tu Mamá, que dijo: “mi alma alaba al Señor y se alegra Mi espíritu en Dios Mi Salvador, porque fijó los ojos en la pequeñez de su esclava, en adelante todas las generaciones me llamarán Bienaventurada”. Eso es lo que queremos Señor de nosotros, queremos decirte con tu Mamá con toda la fuerza: “he aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra”, después no importa Señor qué pasa con nosotros, cuando estamos en tus manos, cuando estamos protegidos en el hueco de tus manos Señor todo lo demás se da por añadidura, ¿por qué?, porque uno está ofrecido a vos Señor y en consecuencia todo lo que pase será lo que vos querés Señor.

Uno puede decir muchas cosas pero cuando uno está en tu proyecto Señor quien dice realmente sos vos Señor, pero está el mientras tanto, mientras tanto qué hago Señor con mis dolores, qué hago con mis angustias, qué hago con mis tribulaciones, yo quiero Señor y lo hago mi ofrecimiento y digo como tu Mamá, pero siento el dolor que me traspasa, siento la enfermedad en mi cuerpo o en mi alma, siento el dolor enorme de aquellos que amo y de los que no amo tanto también, me duele tremendamente de aquellos que tienen que llevar tu palabra y no lo hacen tan bien. El mientras tanto Señor, ¿qué hago mientras tanto Señor con mi salud?, ¿qué hago con mis dolores?, ¿qué hago con mi familia, mis hijos, mis nietos, bisnietos y... sigue?, ¿qué hago Señor con todos?, ¿qué hago y cómo lo hago?.

Entonces Señor, yo comprendo hasta que punto esto en lo que estamos viviendo, que nosotros hemos convertido en un valle de lágrimas necesita de tu auxilio, necesita de tu amor, necesita del fuego de tu Corazón y del Corazón de tu Mamá para solucionar, remediar, regenerar, sanar, para que nuestro peregrinaje hacia la Jerusalén Celestial no sea tan duro Señor. Vos ves Señor, es tan triste hablarle a alguien que no ve, a alguien que está muy enfermo, que ya sus fuerzas decaen, alguien que no oye, que no siente, alguien que está lejos de vos Señor, alguien que dice estar con vos Señor pero no, alguien que dice amontonar Señor pero en realidad desparrama como dice el Evangelio. Este mientras tanto Señor nos preocupa, me preocupa, hay necesidad Señor de que nuestros niños se críen felices, hay necesidad Señor de que nuestros labios pronuncien palabras de amor, de comprensión, de respeto, hay necesidad Señor que nuestra actitud sea siempre humilde, sea simple, sea sencilla.

Señor, cuánta necesidad tenemos que vos irrumpas en nuestra vida con toda tu fuerza y poder Señor para que tu Espíritu Santo, el Gran Comunicador nos vaya diciendo cómo hacer cada cosa en este camino hacia la Jerusalén Celestial. ¿Cómo sobrellevar nuestros dolores, cómo Señor?, ¿cómo hacer para cicatrizar nuestras heridas?, no solo las actuales sino aquellas que tenemos desde hace tantos años tal vez dentro del corazón ya de nuestra madre y de nuestro padre y tampoco sabemos si estaba..., si nos tenía en su corazón porque a lo mejor no éramos deseados cuando vinimos al mundo.

Por eso Señor, si uno mira la vida hacia atrás es una cadena de desgracias, una detrás de la otra, pero si mirás bien Señor uno comprende que en el mismo momento de la fecundación vos nos miraste a los ojos, nos llamaste por nuestro nombre, nos pusiste a alguien que nos cuidara para siempre; siempre Señor mirándonos, siempre bajo tus ojos que fueron penetrando nuestro ser con tu amor. Ya en el comienzo de los tiempos Señor estábamos en la memoria de tu Corazón y allí cuando empezamos a tener vida en mamá empezaron tantos problemas, tantas cosas que fueron dejando en nuestra vida un montón de cicatrices, o antes que eso un montón de heridas y muchas de ellas aún no están cicatrizadas.

Por eso, en este día, yo te digo Señor que pases sanando toda nuestra vida, incluso los pensamientos de papá y mamá antes de engendrarme, incluso los pensamientos y las acciones de todos mis antepasados para que yo no tenga que pagar en mi vida los problemas de otros que vivieron antes, te estoy diciendo Señor: no quiero heredar nada malo de los que vivieron antes ni tampoco de mis padres, ellos lo hicieron con todo el amor del mundo pero a veces todo el amor del mundo no alcanzó Señor para hacernos felices.

Por eso, está todo en tus manos Señor y así no solamente ese tiempo sino todos los tiempos de nuestra vida, desde la cero hora hasta este día. Este día en el cual estamos convencidos Señor que ya después de este momento nada será igual, ¿y por qué?, porque estamos aquí Señor donde vos has elegido para aparecer Señor junto a tu Mamá, por eso que has hecho Sagradas todas las cosas y nos convocás para que vengamos a vos, para este mientras tanto que es nuestra vida.

Señor Jesús, pasa sanando todo lo nuestro, te pedimos Señor humildemente que te instales en nuestro corazón y allí Señor, en cada latido de nuestro corazón empezá a recorrer con la sangre todo nuestro interior, absolutamente todo, desde la punta de los pies hasta el extremo de nuestra cabeza... (se interrumpe la grabación) ... Cuando estamos delante tuyo Señor queremos tenerte totalmente, seguimos amando a todos los hombres pero también nos cuidamos de atenderte totalmente Señor, no se puede estar delante del Señor distraído, entonces Señor a veces pienso que a uno lo distraen todos los problemas que vivió a lo largo de la vida, pero hoy he decidido dejar la bolsa llena en este lugar, porque yo no quiero más cargar con todo ese peso enorme Señor que me fue haciendo daño a través del tiempo, no quiero Señor cargar más con todo eso.

A través de tu Mamá me ofrezco totalmente a vos, por eso sácame de las espaldas esa bolsa llena de recuerdos, de fantasmas, de cosas dolorosas que pasaron en nuestra vida, Señor, solamente vos podes sacarnos eso, nadie más, nadie más Señor, no hay otro que pueda hacerlo. Estás recorriendo nuestro cuerpo Señor a través de ese líquido preciosísimo que es la sangre, el simbolismo de la vida, la misma sangre que vos derramaste un día en la cruz por nosotros Señor para decirnos cuánto nos amaste y nos amás Señor.

Te siento Señor y todos también te sienten como vos estás pasando por todo mi cuerpo y el cuerpo de aquellos que yo amo, veo como llegas al cerebro y te preocupás de que esté bien irrigado para que nunca los años hagan que le falte oxígeno y pueda seguir funcionando muy bien Señor, porque vos nos querés que vengamos muy viejitos pero sanos. Cuidá nuestras arterias del cerebro Señor y nuestras venas y todo lo que tiene relación con nuestro sistema nervioso central y también el periférico o lo raquídeo, la médula espinal, todos los nerviecitos que van a informar a cada uno de los órganos, todo eso dentro de esta columna, que el ochenta por ciento de los presentes tiene dolores y problemas de tantos años algunos.

Pasa sanando Señor, fijate Señor en cada uno de mis órganos, mirá mis ojos, mi nariz, mis oídos, mi garganta Señor, mis dientes Señor, mis encías, mi lengua, mis cuerdas vocales, mi garganta ya te dije, mi cuello con todos sus ganglios y seguí Señor mirando todo el esófago, el estómago, los intestinos, no solamente míos sino también de todos los que amo Señor y también la parte final, el recto, el ano y todo. Después volvé Señor y mirá los pulmones Señor, los riñones, hay cinco personas en esta..., en esta pieza, en este lugar que necesitan una especial protección de sus riñones. El páncreas, el vaso, todavía los médicos no llegaron a saber mucho sobre si el páncreas cuando se enferma Señor no lo sana nadie si no lo sanás vos. Nuestro hígado Señor y todo lo que el tiene y las mil funciones que tiene en todo el metabolismo del cuerpo.

Señor, pasá sanando todos mis órganos Señor, te dije mis pulmones, mis..., todos mis conductos hasta llegar a los pulmones Señor, si soy mujer las mamas y los órganos genitales internos, todos, si soy varón todos los genitales internos y externos y todo con lo que ello se relaciona, por supuesto el sistema genitourinario, la vejiga; en el hombre también las tetillas, todos los órganos Señor, yo seguramente me olvidaré de alguno pero vos estás pasando por todos para sanarlos Señor.

Y después todo el sistema linfático y antes de él, el sistema circulatorio, arterial y venoso, Señor, tenemos años, en cuanto nuestras arterias y venas son jóvenes y nuestro corazón es joven entonces pasá sanando todo Señor.

Señor no tenía pensado yo nombrarte hoy los órganos pero veo como siempre Señor que yo no soy el que hago sino vos sos el que hacés porque había necesidad de que lo hiciera, es distinto decir: pasa sanando todo que nombrar cada una de las partes, sobre todo Señor porque cuando me hacés nombrar cada una de las partes me hacés ver lo que cada uno de los presentes tiene en su interior. Yo te agradezco Señor que me hagas ver todo pero también te digo: que pesado que es Señor ver y sentir en carne propia el dolor de todos, pero en eso también uno confía en vos Señor, se fía en vos, de que uno puede permanecer en el tiempo a pesar de todo lo que va cargando sobre sí mismo.

Decía, nuestro sistema arterial y venoso, nuestro corazón, nuestro sistema linfático que es el que primero anuncia nuestros problemas en los órganos, nuestros huesos, nuestros músculos, todo lo que recubre, la piel; es decir Señor, así como vinimos al mundo desnuditos y donde todo era visible Señor, así vos nos mirás y pasá sanando todo Señor, absolutamente todo, lo nuestro y de los que nosotros amamos Señor. Señor, y si yo quiero rectificar más que vos pasás tocando yo también toco alguna parte mía que necesito que vos focalices especialmente para sanarla y en el mismo momento Señor... (se dio vuelta la cinta) ..., hablando a través de tu Espíritu Creador, vos sos el que prometés Señor, no yo, vos Señor.

Seguí tocando Señor y seguí sanando Señor, no solo a nosotros sino también te repito una y mil veces: todos aquellos que amamos Señor, aquellos que son el amado objeto de nuestros desvelos, que cuando crezcamos plenamente en vos Señor deberán ser todos los hombres de la Tierra, es mucho decir: seis billones de hombres pero tiene que llegar el momento Señor en que los seis billones entren en mi corazón para que vos los mires mejor Señor y pases sanando. Y no solamente nuestro físico Señor sino todo lo que se origina en nuestra mente Señor, vos me hacés ver en este momento todos aquellos que tienen esas enfermedades que nadie puede sanar excepto vos Señor, esas enfermedades de la mente que no hay medicamento ni médicos que entiendan, solo vos tenés que sanar Señor y pienso que todos Señor tenemos que poner en consideración nuestra vida intelectual, psíquica y también nuestra vida espiritual que depende de ella porque tal vez tengamos muchas cosas dentro de nosotros que creemos que son buenas pero no son tan buenas, como ya decía San Agustín Señor: cuántas cosas hay dentro del hombre que no son cristianas y uno no las conoce y a veces en la vuelta de cualquier esquina aparece algo inédito en nosotros. Pues bien Señor, por todas esas cosas inéditas que hay dentro de nosotros, es decir inéditas para nosotros que no las conocemos te pedimos que las sanes Señor, porque no sabemos si te pertenecen totalmente Señor a vos, no tenemos idea de eso.

Todos te estamos presentando Señor nuestra vida, nuestras circunstancias, todos los seres, las cosas y también Señor no podemos dejar de lado todo aquello que forma nuestro mundo, las casas que cada uno habita para que esté siempre limpia y llena de vos Señor, los objetos que hay dentro de esa casa, desde algo tan importante como la representación tuya en una imagen o una cacerola Señor donde cocinamos el sustento diario, todo es tuyo Señor, exactamente tuyo y por qué yo no tengo que amarlo tiernamente a todo y además todos los vegetales y los animales y aquellos que me sustentan y aquellos que me dan alegría o me dan color o me dan aromos. Sí Señor, todo tu mundo, todo nuestro mundo Señor aquí te lo presento en esta tarde de Septiembre, para que vos lo sanes Señor, lo sanes plenamente Señor, todo. ¿Y por qué te pedimos con tanto fervor todo esto Señor?, porque somos tus hijos, porque somos creados a tu imagen y semejanza, porque vos estás deseando que nosotros te pidamos todo esto, porque estás ansioso de mostrar tu Misericordia en cada una de las cosas nuestras y de las cosas que nos rodean, sí Señor, todo, absolutamente todo, nada hay que puede ser indiferente para vos Señor, no, nada, es nuestro mundo, son nuestras cosas.

También te agradezco Señor en este momento porque vos me lo estás dictando, cuando yo tuve noción de que había llegado delante tuyo, porque había dejado este mundo, me diste a entender en ese momento otra cosa, que todos aquellos objetos o cosas que amamos tanto en la vida, sí, por supuesto que tienen valor pero en ese momento solo quedás vos Señor, no, nada de lo demás no llama la atención, solamente vos Señor, de eso tuve plena conciencia Señor, incluso de las cosas más queridas en ese momento parecería que desaparecen, porque vos nos creaste en forma única, inédita, irrepetible, entonces cuando llegamos a vos también llegamos en forma única, inédita, irrepetible y todo nuestro ser es una aspiración total y completa hacia vos Señor que es el amor pleno y plenificante. Después vos dijiste: “vendrá el tiempo en que uno empiece a desparramarse en los que dejó en la Tierra y que aún sigue amando”, después vendrá, pero en esos tiempos así de llegadas Señor, vos me lo hiciste sentir, no hay otra cosa que vos Señor, no hay otra cosa, por supuesto todo lo que está a tu lado Señor que es tu Mamá, aquellos que uno amó y ya están a tu lado, aquellos Santos que uno amó tanto sobre la Tierra y fueron intercesores permanentes delante tuyo Señor y los Ángeles siempre, entre mezclados con todos Señor, eso es tan hermoso, es tan hermoso.

Pero Señor sigo con el mientras tanto, ¿y el mientras tanto que es?, son estos hermanos que están aquí buscando tu respuesta, porque te aman Señor, te aman profundamente y buscan tu respuesta, “pidan y Yo les daré, llamen y les abriré”, no importa si no sembraron decís Señor, Yo cosecho igual, no importa si no pusieron, Yo saco igual. Sí Señor, nosotros nada, vos todo, pero en nosotros sí Señor, tenés que ver nuestra disponibilidad de estar siempre allí como esperando tu llamado, tu mirada, un gesto tuyo, una palabra tuya, siempre Señor, no es nada más que este mientras tanto buscando Señor esa Bienaventuranza total y completa que tendremos algún día.

Señor, quién puede tener miedo sabiendo que somos hijos tuyos, hermanos, que sos nuestro Padre, nuestro amigo, nuestro consolador, nuestra esperanza total y completa, ¿quién puede tener miedo de algo, ¿quién?. Señor, perdonanos cuando tenemos miedo de algo, en ese momento no creemos plenamente en vos Señor sino nada tendría que pasar por nosotros como si fuera un temor o miedo.

Señor Jesús, una vez más te decimos, mientras te pedimos que sanes toda nuestra vida, todos nuestros problemas, todas nuestras preocupaciones, todas nuestras ocupaciones, todas nuestras tristezas, nuestros dolores, angustias, todo lo que es nuestra vida Señor, así como es linda o fea, grande o chica, no importa Señor, para tus ojos todo es grande, todo es preciosísimo Señor porque somos obra tuya, cuánto te amamos Señor, cuánto te amamos Señor, cuánto te amamos Señor.

No pensamos en nada, no pensamos en nadie, en este momento estamos Señor delante de tu presencia y tu Luz nos enceguece, tu amor nos plenifica, tu paz nos deja sin habla. Que hermoso Señor es pensar que ya no se sabe dónde terminás vos Señor y dónde comienza uno, dónde terminás vos y dónde comienza cada uno de los seres que uno ama, que hermoso es Señor todo esto, verdaderamente es un anticipo Señor de todo lo que gozaremos algún día, pero mientras tanto sigue la lucha cotidiana, donde tenemos que ganar el pan con el sudor de nuestra frente, donde tenemos que hacer todo lo necesario para vivir y sobrevivir, donde tenemos que proteger nuestra llamita, nuestra vida del viento que sopla fuerte, pero si estás vos con nosotros Señor y está tu Mamá no tenemos ningún temor, todo es posible, todo lo mejor es posible, todo el amor es posible y ahora Señor yo tengo que callar porque tenés que hablar vos Señor.

Dice el Señor:

Si oyen un murmullo es porque Yo hablo en arameo y Artemio tiene que traducir.

“Bienaventurados Mis queridos porque han llegado a este lugar; bienaventurados porque son buenos, porque son humildes; bienaventurados porque me aman, porque son Mi pequeño resto en los que confío para este Tercer Milenio que quieren ver tan conflictuado y conflictivo. Felices ustedes porque ya tienen un anticipo de lo que es la Gloria; felices ustedes porque como recién vieron tienen noción, conciencia total que no saben dónde termino Yo y dónde comienzan ustedes”.

Los teólogos dicen que esto es contemplación mística, llamen las cosas como quieran, Yo sé que estoy en ustedes y ustedes en Mí, si por ahí sienten un poco de calor es por el fuego que sale de Mi Corazón, si por ahí sienten algo áspero es porque están dentro del hueco de Mi mano y a veces ella es áspera. Es áspera de tanto tocar la vida, de tanto tocar el dolor, de tanto tocar el mundo.

Gracias por quien hizo Mi asiento tan reparador, tan acogedor, Yo digo siempre: en diez años ya gasté tres cuerinas de esta mecedora y alguien hoy la adornó, gracias, no me olvidaré.

Algunos por ahí cuando lean estos Mensajes a todos los hombres dirán: pero ¿cómo el Señor se detiene en pequeñas cosas?, quien piensa de otra forma todavía no entendió lo esencial, las pequeñas cosas que algunos dicen son las partes de la vida de cada uno de Mis hijos que he creado a Mi imagen y semejanza, nada hay pequeño para Mí. La mirada humana ve muy poco de lo que veo Yo, todo para Mi tiene valor, es importante, todo tiene sentido y dentro de todo, el hombre, con todo lo que ello representa como imagen y semejanza del Creador.

Ustedes decían al comienzo que querían hacer como Mi Mamá cuando dijo: “he aquí la esclava del Señor”, Yo les concedo esa gracia o milagro y también les concedo que para siempre puedan decir el Magnificat: “mi alma engrandece al Señor y se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador”.

Estoy tan complacido Mis queridos con ustedes, llévense de aquí la seguridad de que los amo y de que me voy con ustedes también, quedándome en este lugar, porque ahora están viendo aquí a un hombre, tal vez un poco delgado y desgarbado pero también Yo soy el Hijo de Dios y Dios mismo, y esta naturaleza humana que ustedes pueden contemplar es para que se sientan cerca de Mí, que sepan que también debo higienizarme, que a la mañana no huele tan bien Mi aliento y también que Mis pies se ajan con las piedras del camino y las espinas y las siento como la sienten ustedes, esa es la ventaja de que además de Dios soy un hombre.

Véanme siempre en todos los hombres que le rodean porque estoy en cada uno de ellos, véanme, siéntanme con cada uno de ellos, y si les parece que alguno no es tan bueno, les parece, hagan lo que una vez dije acá, no hace tanto: delante de un hombre piensen siempre cuando estaba en el seno de su madre que soñaba, toda madre sueña para su hijo todo lo mejor, bueno, si ese sueño se cumplió amen al hombre bueno y si no ámenlo por aquella madre.

Piensen, piensen con el corazón: ¿qué entiendo yo por bondad?, ¿qué entiendo yo por amor?, ¿y como miro a todos los hombres?, de esa forma aprenderán ustedes también a hacerlo, porque cada uno y cada día aprende un poco más a mirar a sus hermanos, hasta el último día.

Aquí me quedo y también me voy con ustedes, déjenme un lugarcito en vuestro corazón, acuérdense de lo que Yo digo todos los días que: las aves del campo tienen sus nidos, hasta las fieras sus madrigueras pero tantas veces el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar su cabeza”. Por eso, Yo quiero estar en vuestro corazón, no, no les pido nada, justamente es a cambio de nada, quiero estar en vuestro corazón, hoy y siempre y déjenme un lugarcito también para Mi Mamá que los ama tanto, los ama tanto y aunque hoy no va a hablar ella pero quiere decirles lo que les dice siempre todos los días cuando ustedes se van a acostar y ella los ve pequeñitos, los pone en sus brazos y les dice...

Dice María:

Mi querido: arrorró mi niño, arrorró mi sol, arrorró pedazo de mi corazón. Es mi voz Mis queridos, soy Vuestra Madre, ustedes tienen la madre de la Tierra y la Madre del Cielo para siempre, escuchen todas las noches cuando les digo, escuchen: arrorró mi niño, arrorró mi sol, arrorró pedazo de mi corazón.

Les amo tiernamente, voy a todas partes con ustedes y me alegra cuando me saludan y me tienen en cuenta.

Amén.

Habla Artemio:

Tu eres el alfarero, que con tus manos... (se corta la grabación) ...

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