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Mensaje del 01 de Septiembre de 2004 (2º)

Ven Señor tienen que decir, llamen también a Mi Mamá, digan simplemente: Inmaculado Corazón de María, y como ya saben todos los Cielos y la Tierra se visten de gloria cuando llaman a Mi Madre con el nombre de Inmaculada Concepción.

Mensaje del 01 de Septiembre de 2004

Habla Artemio:

Señor Jesús, en este día primero, humildemente te decimos Señor, estamos aquí orando porque sabemos que vos nos vas a visitar, que nos vas a dar el lujo de tu presencia y estamos aquí orando por todas nuestras necesidades, porque no solamente las necesidades de la salud sino que hay cientos de miles de necesidades, cada ser humano es un montón de necesidades ¿eh? y a veces el ser humano pide y pide más de lo que le conviene, por eso decía Santa Teresa: que son más los dolores y las lágrimas por las gracias recibidas que por las no recibidas; es decir, muchas veces la gente le pide cosas al Señor que después la rechazan o no le preocupa más eso que pidió.

Bien, entonces, teniendo en cuenta todo esto Señor, sabiendo Señor cuánto nos amás, teniendo en cuenta que somos hijos tuyos, creados a imagen y semejanza, teniendo en cuenta que desde el primer día nos miraste a los ojos y nos llamaste por nuestro nombre. Por eso Señor, te pedimos humildemente que otra vez más nos mires a los ojos para sanar en nosotros todas aquellas cosas que no estén bien, porque a veces puede haber algo oculto y uno no lo sabe, por eso Señor, todo lo que en nuestro cuerpo y en nuestra alma no esté bien, no esté ordenado.

Ven Señor Jesús, nosotros sabemos que vos dijiste que llamemos porque vos abrirás, que te pidamos porque nos vas a conceder, también sabemos Señor que no vas a tener en cuenta si nosotros tenemos deudas con vos Señor porque tu Misericordia alcanza para todo y que las deudas nuestras las vas a pagar vos con tu Preciosísima Sangre.

Ven Señor Jesús, instálate en nuestro cuerpo, en nuestro cuerpo físico para que entres en él y produzcas la sanación, entra en nuestro corazón y desde allí pasa por todas las arterias y las venas del organismo para neutralizar, sacar, corregir, mejorar todas aquellas células que no sean buenas para nuestra salud, ten compasión de nosotros Señor, ten compasión de mí Señor, ten compasión de mí.

Arranca Señor de nuestro cuerpo todo lo que sea alguna enfermedad física y psíquica, arranca Señor de nuestro cuerpo todo lo que no esté bien, todo aquello que no esté en orden porque la salud es orden en nuestro organismo, justamente la enfermedad es la que produce el desorden.

Bien Señor, pasa sanando en nosotros todo y cada uno de nuestros órganos, todo, después Señor continua con los músculos, la piel y por supuesto lo más profundo, los huesos y además Señor tené en cuenta si lo nuestro no es hereditario, porque en ese caso te pedimos que humildemente revises nuestro patrón genético, muchas generaciones, para que todo aquello que nosotros heredamos, para que todo eso sea limpiado por vos Señor.

En tu nombre Jesús, con la intercesión de la Santísima Virgen, hacé renacer en nosotros la esperanza de la salud plena y total, porque nosotros Señor debemos estar convencidos de que vos nos vas a ayudar en todo, hoy y siempre y vas a permitir que todos los órganos de nuestro cuerpo, todo lo que forma nuestro cuerpo, a partir de este momento empiece a funcionar bien, todo, absolutamente todo y por supuesto, todo el pasado y nuestra descendencia, para que todo esté siempre en tus manos.

Por eso Señor, nos ofrecemos nosotros, cada uno de nosotros y también ofrecemos a todas aquellas personas que amamos, todas y cada una, para que vos le des a cada uno y a todos lo que necesitan para estar en paz, bien de salud, en armonía, en un lugar armónico y feliz.

Señor Jesús, ten compasión de nosotros, Señor Jesús ten compasión de nosotros, Señor con todas las fuerzas de nuestra alma, con todos los méritos de tu Preciosísima Sangre, con todos los méritos de tu Misericordia, con todo Señor, hacé propicia la sanación de todo lo que nos afecta y si nos tocamos todo lo que nos gustaría que el Señor sanara va a ser algo muy positivo.

No solamente la parte física Señor sino también lo psíquico que influye tanto en lo físico, también pasá sanando Señor todo, todo, para que nuestro cerebro y nuestro corazón estén vibrando siempre al unísono en una oración constante de alabanza y oración Señor para que nos concedas aquello que humildemente te pedimos. También te pedimos por el trabajo de aquellos que amamos, te pedimos por los problemas que tienen, te pedimos por las angustias, las alegrías, los dolores, todo aquello que nos perturbe la paz y la tranquilidad. Señor Jesús, cuánto te amamos Señor, cuánto te amamos Señor y lo menos que podemos pedirte es que nos asistas siempre en cada momento, a cada instante, a toda hora, porque si no tenemos tu auxilio Señor nuestra vida se transforma en una verdadera porquería.

Pasa sanando Señor, y mientras hacemos la sanación, ahora vamos a escuchar las palabras del Señor porque desde hace un rato ya está aquí con nosotros sentado en la mecedora y también están todos los Santos, la Madre se detuvo a ver los Ángeles que han traído hoy nuevos, ahora llega hasta ahí donde están ustedes, las cubre con su manto preciosísimo.

Dice Jesús:

“Bienaventurados todos aquellos que creen que Yo soy el Señor de la Vida; bienaventurados los que piensan que soy la Luz del mundo, que soy el camino, que soy la verdad, que soy la vida; bienaventurados todos porque cuando el hombre tiene el auxilio del Señor todo es diferente”.

Por eso, ante cada situación, en cada cosa, en cada circunstancia de la vida sean rápidos en decir: Jesús, ten compasión de mi, Jesús, ten compasión de mí. Cuando lo dicen piensen hasta que punto Yo, el Hijo de Dios y Dios mismo estoy pensando cuánto puedo favorecerlos y en cuánto puedo ayudarlos, es Mi tarea amarlos, es Mi complacencia entrar en vuestro corazón, es Mi gusto poder decir: aquí estoy hijo Mío para darte todo lo que necesitas para ser feliz, Yo quiero para vos Mi querido todo lo mejor, en todos los órdenes de la vida y en cada momento, en cada circunstancia.

Ven Señor tienen que decir, llamen también a Mi Mamá, digan simplemente: Inmaculado Corazón de María, y como ya saben todos los Cielos y la Tierra se visten de gloria cuando llaman a Mi Madre con el nombre de Inmaculada Concepción. No se olviden de eso, ¿no tienen tiempo para decir más?, ¿no tienen tal vez fuerzas o ganas?, digan simplemente: ¡Jesús ven a mi corazón!, ¡Jesús ven a mi corazón! y Yo muy pronto estaré con cada uno de ustedes, con quién me pida vuestra asistencia permanente, Yo estoy siempre esperando que me llamen, pero a veces el hombre es un poco duro y difícil y tiene como temor u orgullo o no sé qué pero no me llama y Yo estoy ansioso por vivir en su corazón.

Déjenme entrar, déjenme llegar, déjenme llegar a vuestro ser, a vuestra alma, a vuestro cuerpo porque quiero que todos estén muy bien y en paz, en orden, qué es la salud sino el orden del cuerpo y del espíritu, eso es la salud.

Les amo profundamente, estoy ansioso por entregarles todas las gracias que tengo entre Mis manos, lo mismo Mi Mamá, son tantas las gracias que tanto Mi Mamá y Yo tenemos para darles, pídannos todas esas gracias que Yo complacido se las daré, pidan, pidan las gracias del Señor y déjenme entrar en vuestro corazón que quiero permanecer allí para siempre.

Amén.

Fundación Jesús de la Misericordia y Corazón Inmaculado de María  |  Aprobada por Res. 139 A - Gob.de Córdoba – Sec. De Justicia – Dir.de Ins.de Pers.Jur.  |  Dirección: 9 de Julio 1162  |  Teléfono: 03537 – 431197 - 2553  |  Justiniano Posse – (Cba.)

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