Mensaje del 29 de Agosto de 2004

Habla Artemio:

Ese calor que ustedes sienten es porque estamos delante de Jesús de la Misericordia y de su Corazón salen un montón de rayos luminosos y cálidos.

Dice Jesús:

“El que tiene sed venga a Mi y beba y Yo le daré el agua para que no tenga más sed; el que esté triste, con penas, el que esté mal deme todo a Mí; el que necesite Luz pídamela; el que necesite comprensión la tendrá; el que necesite alivio lo sentirá”.

Nunca olviden que cuando están conmigo nadie puede contra ustedes, nada, tengan ese convencimiento, vayan donde vayan, hagan lo que hagan, digan: Jesús y todo será resuelto. Son Mis hijos, nunca los dejaría expuestos a nada malo, son Mis creaturas y nunca me negaría a hacerles todo el bien posible.

Ya ha caído la noche y humildemente les pido: déjenme entrar en vuestro corazón porque no tengo dónde reclinar Mi cabeza, porque muchos hombres dicen amarme pero no me aman, muchos hombres dicen amarme pero me usan, muchos hombres dicen amarme para sacar de Mí nada más que beneficios.

Yo les amo profundamente, ámenme ustedes también a Mí, Yo quiero estar tan cerca de ustedes pero tan cerca, tanto como para no saber dónde termino Yo y dónde comienzan ustedes.

Soy el Señor de la Misericordia, la Misericordia, la mayor condición que Yo tengo, invóquenla porque vivirán en un mundo maravilloso de Luz y de paz, no solo para ustedes sino para todos los demás también.

Cuando partan de este lugar no crean que me quedo acá, sí, lo hago, pero también voy con ustedes, háganme un lugarcito porque quiero entrar en vuestras casas y quedarme para siempre y háganle un lugarcito también a Mi Mamá.

“Bienaventurados aquellos que confían porque serán satisfechos; bienaventurados aquellos que lloran porque cada una de sus lágrimas es un millón de alabanzas a la Divinidad; bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque lo lograrán”.

Sepan que los amo profundamente, sepan que no dan un paso en vuestra vida sin que Yo esté a vuestro lado y a veces me apena de que no me llamen porque Mi gran tarea es amarlos y ahora Mi Mamá quiere despedirse de ustedes como lo hace todas las noches cuando ustedes se van a dormir y ella se acerca, los coloca en sus brazos, los hace chiquitos y les dice:

Dice la Madre:

Hijo Mío, te quise desde siempre y para siempre y ahora te digo, como todas las noches: arrorró mi niño, arrorró mi sol, arrorró pedazo de mi corazón, arrorró mi niño, arrorró mi sol, arrorró pedazo de mi corazón.

Mi querido, Mi querida, Yo no los llevé nueve meses en Mi panza pero desde siempre y para siempre los llevo en Mi Corazón, no se olviden nunca de eso y solamente con decir: Virgen María, todas las gracias descenderán sobre ustedes.

Amén.