Mensaje del 08 de Junio de 2004

Habla Artemio:

El murmullo que se oye por lo bajo es Jesús que habla en arameo y me dicta.

Dice Jesús:

“Bienaventurados todos los que me ven y creen y bienaventurados aquellos que no ven y creen”.

Celebro verlos aquí hijos queridos que han venido de lejos, uniéndose a todos los que oran en este momento en todo el mundo, nuestras oraciones en este lugar se expanden por todo el mundo para llevar la paz del Señor. Recuerden siempre, Yo quiero habitar en vuestros corazones, Yo quiero estar dentro de ustedes, Yo quiero ser la Luz que les acompañe y los guía siempre, no me nieguen la entrada a vuestro corazón ni tampoco a Mi Madre, hagan que entre en vuestros corazones.

Sean buenos, sinceros, amables, sean humildes, caritativos, ayuden a los que no pueden ayudarse solos, vistan a los desnudos, den de comer a los que tienen hambre, aconsejen a los que están distraídos por las cosas del mundo, den lugar al peregrino que llega a vuestra casa, no nieguen nunca un poco de agua a quien tiene sed. Serán Mis hijos que llegan a la puerta de vuestra casa pero en cada uno de esos hijos estoy Yo, soy Yo y a veces soy Yo o es Mi Madre quien llega y golpea en la casa de ustedes, nunca dejen de abrir la puerta a nadie, háganlo con todo el amor del mundo, porque en ese golpear la puerta está siempre algún hermano que espera o estoy Yo disfrazado de un hermano, más que disfrazado vestido.

Hay que dar de comer al que tiene hambre, dar de beber al que tiene sed, hay que aconsejar a aquellos que están dispersos y sobre todo hay que amar a todos los seres humanos, no quererlos, amarlos, es decir en el amor uno cambia de casa su alma y eso es lo que Yo quiero, que ustedes cambien de casa el alma para amar a todos vuestros semejantes.

“Ámense unos a otros como Yo los he amado” y piensen que si no se aman es inútil, no han entendido todavía, no han entendido lo que Yo les digo, no han entendido Mi palabra.

Nunca olviden que lo que Yo les digo es Mi voz en vuestra conciencia que les habla siempre y les aconseja todo aquello que ustedes necesitan para ser felices. Hombres de todas las latitudes y de todos los países, terminen de hacer las guerras, terminen de ser egoístas, terminen de ser así hombres alejados de la palabra porque Yo quiero que sean buenos hijos y que haya un solo rebaño y un solo pastor.

Mis queridos, los amo profundamente, les doy todas Mis garantías de que estoy siempre con ustedes, nunca esperen de Mi un castigo ni una prueba porque Yo ni castigo ni doy pruebas a nadie, Mi tarea como digo siempre es amarlos y amarlos profundamente, hoy y siempre por toda una eternidad.

Les amo profundamente.

Amén.