Mensaje del 04 de Marzo de 2004

Dice Jesús:

“Bienaventurados los que ven y creen, pero más bienaventurados aún aquellos que no ven y sin embargo creen; Yo soy la Luz del mundo, quien me sigue a Mi no anda en tinieblas”.

Como recién dice Juan allí: “Yo soy el pan bajado del Cielo, Yo soy el Agua Viva, Yo soy el camino, la verdad y la vida, la vida en abundancia”, pero me gusta entre todo resaltar esto: “Yo soy la Luz del mundo, quien me sigue a Mi no anda en tinieblas”.

Por eso Mis queridos, si ustedes creen que Artemio habló hoy, claro, él dejó que Yo hablara a través de él, pero hoy no se ha dicho ni una sola palabra aquí que Yo no la haya dictado, sugerido o puesto.

Mis queridos cuando estén en la otra vida, que al fin y al cabo no falta tanto aunque cumplan muchos años, van a corroborar esto que oyen, tocan, huelen, sienten, lo van a corroborar. ¿Por qué digo esto?, porque el hombre es lo suficientemente despierto como para darse cuenta de todo y por si alguno lo pensó tengan presente siempre este principio que Artemio enseñó a lo largo de toda su vida: nadie es artista más de veinte minutos, porque se le descubre si está representando un papel, nadie, aquél que dice que sí, pues no conoce ni el abc de lo que es el ser humano; algunos dirán: es que hay gente enferma que puede muy bien engañar, Mis queridos, quién no se da cuenta cuando está delante de un enfermo.

Por eso, “Yo soy la Luz del mundo, quien me sigue no anda en tinieblas”, por eso es como una forma de concluir todo esto en este día, “quien me sigue a Mi no anda en tinieblas”, ya sé que hay diversas formas de seguirme a Mi, así también como saben que en la casa de Mi Padre hay muchas mansiones diferentes pero ante eso ustedes ni se acuerden. No piensen solo, como decía recién: que van a estar en el hueco de Mi mano, sí por supuesto, pero Yo ya estoy en vuestro corazón.

Mi pequeño resto, aquellos que serán protagonistas en el Tercer Milenio, porque soy una persona muy “tramposa” Yo, dicho entre comillas, el que viene aquí ya no se va como vino, ya no, nunca más, ya nada es igual, pregunten a lo largo y a lo ancho de todos los países del mundo quien aquí estuvo, pero no por este chico que es un gusanito Mío sino porque Yo he elegido este lugar, junto a Mi Mamá y a los Santos para traerles estos Mensajes a los hombres del Tercer Milenio.

“Felices aquellos que escuchan estos Mensajes, felices porque nada les sorprenderá”, tal vez algunos digan: seguramente había presente hoy para la Revelación algunas personas donde había que hacer una presentación, como dicen ustedes: la misensen ¿no? de todo, y bueno Mis queridos, Yo sé muy bien de parte de quien me pongo ¿no creen? y también tengo derecho, acaso no decían los Apóstoles en la Última Cena cuando Juan recostó su cabeza sobre Mi hombro: “miren cuánto se aman”, ¿eso quiere decir que Yo no amaba a Pedro, a Santiago?, sí, a todos por supuesto, pero para algunos el afecto es más intenso, es muy humano eso también ¿no?, no deben olvidar que mitad de Mí es humano, es muy humano eso.

Entonces, permítanme que los ame a ustedes muy especialmente, esta es la mejor respuesta que puedo darles a los que vienen a este lugar y por supuesto, decirles también que no solamente ustedes sino siete generaciones más, que es mucho decir, están escritos vuestros nombres y los nombres de las siete generaciones en los Cielos ¿eh?, empiecen a ver como funciona Mi Misericordia ¿mmm?.

Les repito, vuestros nombres están escritos en los Cielos y siete generaciones más, y ¿eso que significa, que debemos cruzar la calle sin mirar o ir a cualquier velocidad total el Señor me protege?, noo Mis queridos, tienen que proceder siempre como si todo dependiera de Dios pero todo dependiera de ustedes, como decía Mi hijo Ignacio de Loyola ¿mmm?.

La lucha por la vida continua Mis queridos pero otra cosa es la lucha cuando me tienen a Mi y otra es cuando están huérfanos, por eso tengo un gusto grande de abrazarlos en Mi corazón, un gusto muy grande, les digo gracias Mis queridos por haber venido a verme, me pueden ver en todos lados pero este es un lugar predilecto por Mí, gracias por venir ¿eh?, gracias.

Habla Artemio:

La Madre no habla hoy pero quiere, como dice ella tantas veces que diga lo mismo que ella dice todas las noches cuando nos transforma en criaturas y nos acuna cantando esto que es tan común y conocido pero tan nuevo cada día cuando la Madre de Dios lo dice: arrorró mi niño, arrorró mi sol, arrorró pedazo de mi corazón, arrorró mi niño….

Amén.