Mensaje del 13 de Febrero de 2004

Habla Artemio:

Viernes 13.

Dice Jesús:

Recién te pusiste a mirar los Mensajes primeros dados por Mí, cuando no se grababan y había que escribirlos, eran un poquito cortados, eran como ideas sueltas, pero también en esto de las Revelaciones personales, también en esto deben tener en cuenta que Yo tengo que adaptarme a las circunstancias.

Ustedes nunca se pusieron a pensar que cualquier persona que reciba visiones y Revelaciones, también en esto hay un aprendizaje, ¿aprendizaje de qué?, bueno es decir, la persona sale de su vida natural para pasar a la vida sobrenatural, por eso en los Mensajes de los primeros tiempos no hay tanta fluidez.

Lo digo con otras palabras, las cosas que vienen de Dios tienen que ser perfectas, claro, por supuesto, pero no olviden esto, Mis dos naturalezas, la humana y la divina y además el lenguaje simbólico que se utiliza, por otra parte como decía recién, el paso de lo natural a lo sobrenatural tiene sus problemas digamos para el entendimiento común. Normalmente, se cree que la vida en el espíritu, que la recepción de los Mensajes, palabras o lo que sea del Señor, tienen que darse con una fluidez increíble, tienen que darse en una posición de casi estática de contemplación y eso por otra parte es no entender, porque si hay una contemplación del Señor total, completa en la medida de la propia humanidad de quien ve y oye entonces hay que permitir ese margen que humanamente puede considerarse un margen de error, bueno no justamente error así en el sentido corriente sino error a los ojos y a la mente de los hombres.

La Divinidad no es tan accesible, así tan fácilmente, entonces queda supeditado muchas veces a la mayor o menor lucidez que la persona tiene en ese momento que recibe, nada tan fuera de lugar que querer darle a todo lo místico una perfección total y definitiva, noo, no, porque el Mensaje sale de la Trinidad pero hay formas muy diferentes de receptarlo, piensen: no es lo mismo receptar un Mensaje cuando es un animal que lo recepta o una planta, con más razón el hombre.

Entonces, líbrense de todos esos pruritos, líbrense de todas esas cosas que en general le llevan a buscar una perfección en los hombres que nunca van a encontrar, por la naturaleza misma del hombre que según los momentos, según montones de cosas, no está siempre óptima y lo óptimo del hombre nunca no es lo óptimo del Señor.

Claro, estas cosas no habría que explicarlas, tendrían que darse por sobre entendidas, además es necesario que se tenga una tremenda humildad al escuchar la palabra del Señor, de la Virgen, de los Santos, porque la humildad necesariamente supone una apertura muy grande, una recepción muy grande y si hay algo que no funciona bien o no hay una muy buena recepción, entonces el humilde…, quien está en una posición humilde piensa: no alcancé a recibir bien esto, el que está en una posición crítica, en una posición para juzgar todo piensa que algo está fallando, o el Señor se está equivocando, o el receptor no está diciendo la verdad.

Vienen a Mi mente ciertas palabras que leí en un informe donde se atribuye a quien recibe las Revelaciones, cierta forma o cierta anomalía psíquica de asumir el papel Mío como una forma de prevalecer. Sinceramente Yo les digo a esas personas que interpretan así todo, les digo que no conocen todavía ni el ABC de lo que es el Espíritu Santo y al ser personas consagradas me da mucha pena, siento compasión, porque me está diciendo hasta que punto ha pasado toda la vida juzgando de la misma manera.

En todo esto nadie tiene la verdad absoluta, los hombres, pero sí puede haber una disposición de ánimo humilde, simple, sencilla, abierta para escuchar e inmediatamente se tiene una claridad total en base a cuál es la finalidad de los Mensajes. Por otra parte…, bueno ya hablé antes de aprendizaje pero, por ejemplo Mi Madre dice el día de Nuestra Señora de Lourdes que en las Revelaciones hay muchas referencias al Apocalipsis, ahora pero esa referencia al Apocalipsis ya elaboradas como para una manera de mirar el mundo, las cosas y los hombres, ya desde el ángulo que Yo le inspiré a Juan.

Es decir, en general los hombres están divididos entre aquellos que siempre están dispuestos a encontrar errores hasta en las cosas más, más simples y elementales, con un espíritu crítico negativo, con una forma de ser que es fruto muchas veces de una educación, de una forma de vida y todo cuando no se tuvo la suficiente valentía como para ir perdiendo el propio yo y asumir lo que representa la debilidad; es decir, el hombre en última instancia lo que hace es vislumbrar y dice lo que vislumbra y entonces a veces hay cosas que están bien por aproximación porque uno le busca el lado positivo, mientras que el que quiere ver lo negativo lo va a encontrar.

Por ejemplo, a ese informe que Yo me refiero y me voy a seguir refiriendo porque allí parece que es de un solo hombre pero son tantos los que tienen esa forma de mirar, digo de mirar no de ver, que ustedes dirán: ¿por qué el Señor acusa al golpe?, sí, porque Yo, el Señor tiene que hablar con un lenguaje que me entiendan, entonces todo ese informe es una enumeración, Yo diría rayando dentro de lo maligno, porque…, incluso si alguien dijera que el Señor habla con él ¿no? y fuera todo un invento o una farsa o lo que sea, bueno en todo caso esa persona hasta debe merecer una caridad mucho mayor para encontrar en ella los elementos probatorios de que no va por ahí, pero por otro lado quien puede decir: esto sí, esto no, siempre son conjeturas y las conjeturas sobre la vida de los demás han llevado siempre a aberraciones terribles. Entonces dirán algunos: pero ¿no se puede juzgar?, no, no se puede juzgar ni se debe juzgar, poder se puede en todo caso pero no se debe, incluso hasta en los diálogos íntimos con las personas, el que escucha al otro debe hacer un esfuerzo Yo diría hasta sobrehumano para poder entender y si no logra entender pues bien decir: no logro entender, pongamos esto a consideración del Señor para que el Señor resuelva.

Es decir, en todo hay un doble, o triple, o cuádruple o más discursos, tiene que llegar el momento en que hay que hablar, decir lo que realmente está en la mente, después que la mente se ha purificado largamente con un ejercicio exhaustivo dentro de las virtudes máximas, entonces por allí, por allí viene, por allí viene la solución a los grandes problemas.

Lo que ustedes han visto que la mayoría opina, bueno una opinión es siempre una opinión pero muchos opinan con la ilusión de que serán creídos en su opinión, mientras que todo en el mundo más vale antes de tomar una posición someterlo, someter todo al Señor para que el Señor diga. Pero cómo hay que decirlo o como hay que repetirlo para que se entienda, si el Espíritu habla en la conciencia de los hombres ¿mmm? entonces escuchemos a todos los hombres, que de alguna manera tienen su verdad y en el caso de un débil mental o uno que perdió la lucidez, bueno en ese caso el Espíritu Santo nos dirá que alguien perdió la lucidez, pero aún así no se le puede condenar mucho menos incluso, ¿por qué?, porque si no se debe condenar ni a aquél que se equivoca estando lúcido con mayor razón no se debe condenar a quien está enfermo.

Ante cada situación determinada pues bien, si tenemos que decir algo digámoslo pero siempre ponerlo a consideración del Espíritu Creador para que en el caso de que uno diga algo que no es lo exactamente acertado mañana pueda decir otra cosa y decir: el Espíritu me ha corregido en esto.

Como ven Mis queridos, todo esto es muy simple, voy a continuar después ¿eh?.