Mensaje del 28 de Enero de 2004

Habla Artemio:

Hoy es 28 de Enero de 2004.

Dice Jesús:

Lo que tendría que ser normal y de todos los días pasa a ser algo especial, donde todos se alegran y con razón por algunos que se sanaron y hay muchos más, solamente que hacen más ruidos aquellos que tienen una enfermedad terminal, pero aquellos que están con algo más pasajero, o al menos algo no tan de vida o muerte entonces disfrutan de lo que tienen y no dicen nada, pero lo fundamental es que estén bien. En todo caso vuelve a repetirse todo aquello de lo que Yo hacía cuando llegaba a los distintos lugares: “tráiganme los enfermos que quiero sanarlos”, ¿ustedes han visto algo o alguien más desprotegido que un enfermo y más los enfermos que tienen esas enfermedades terribles?. Sí, cuando se habla desde afuera es una cosa pero cuando se sabe que en la sangre está corriendo el mal, es muy distinto, ya nada tiene sentido porque para el hombre vale todo aquello que es posible disfrutar con salud.

Yo observaba la gente que te visitó en este día, esas personas tienen adonde van un efecto multiplicador, en el sentido que son trasmisores para los demás, ¿de qué?, de que el Padre como el Padre de todos se acuerda de los hombres que es lo que todos deberían saber, se acuerda de los hombres y les da todo lo que les hace falta para ser felices, más allá de que si los hombres agradecen o no, ese es otro problema que va por otro camino. La historia de los leprosos se repite todos los días, diez sanaron y uno solo volvió a agradecer y los otros nueve donde están, porque Yo esta mañana vi diez no uno; bueno, hay que aceptar que los hombres son así, no está bien que sean así pero uno acepta que sean así hasta que ellos cambien y sean diferentes, porque es como una ley natural ¿no? que cuando uno recibe algo debe decir gracias y más si algo es gratuito ¿no?.

Ahora, siempre las cosas del Señor son gratuitas porque nunca puede medirse la gravedad de una enfermedad al lado de una simple oración pidiendo, aunque es terriblemente importante, pero el hombre no alcanza a medirlo, entonces la gracia viene como a cambio de nada ¿mmm?. Es decir, por una razón muy simple, porque el Señor los ama a todos y es lindo sentirse amado por el Señor, por ejemplo ese señor que estuvo hoy, cuando llegó el momento inclinó su cabeza sobre tu hombro, tal vez él no supo por qué pero sí vos se lo dijiste: no hay en tu vida nunca un acontecimiento así de que puedas reclinar tu cabeza sobre alguien y en este caso, este alguien representa a su papá, que murió cuando era muy pequeño, que casi ni lo conoció y un padre que tampoco acarició a su madre cuando estaba embarazada, entonces esa es la obra hermosa que se puede hacer, tener un hombro disponible y justo el mismo hombro en que Yo llevé la cruz para que alguien en un instante lo apoye; y se ve que sintió algo muy especial, porque antes de irse lo repitió tres veces: ¡Gloria, Gloria al Señor, Gloria al Padre! y además que se multipliquen los hombros para que los demás puedan reclinar su cabeza.

Es tan simple ofrecer un hombro para reclinar la cabeza en cuanto a acción exterior, pero es muy complejo cuando uno pone el hombro con todo el amor posible.

Digo esto nada más y nada menos que para decir: Mis queridos, necesito montones de hombros para que los hombres puedan reclinar su cabeza, cuántos hombros necesito para que los hombres puedan reclinar su cabeza.

Bienaventurados los que escuchan este llamado, bienaventurados, bienaventurados.

Amén.