Mensaje del 19 de Enero de 2004

Dice Jesús:

“Bienaventurados Mis queridos, porque estoy muy contentos al verlos que se aman”.

Yo les dije: “les doy un mandamiento nuevo, que se amen unos a otros como Yo los he amado” y por eso les dije felices ustedes porque se aman y felices porque me aman y felices porque también Yo he derramado sobre ustedes toda Mi Misericordia, ¿por un día o dos?, noo, para siempre y al terminar esto, cada uno irá a su casa, quedará a solas, no, quedará conmigo y juntos haremos proyectos, juntos perdonaremos más todavía de lo que perdonamos, juntos amaremos mucho más de lo que amamos hasta ahora, juntos compartiremos todo, las alegrías, las tristezas, los dolores, junto, siempre juntos, confiando plenamente en que: ¿qué no soluciona el Señor?, qué es lo que no soluciona el Señor.

Sí, Mis queridos, bienaventurados porque han tenido la humildad de presentarme ante Mí y decirme todo lo que me dijeron, como un niño un poco asustado dice: me pasó todo esto en la vida, me perdonás Señor, perdóname a mi, perdona a los que me hicieron daño, perdoná Señor porque yo también los perdono ¿mmm?. Bienaventurados Mis queridos, porque esto que estamos viviendo es un anticipo de la Bienaventuranza Eterna ¿eh?, ustedes siente que vuestro corazón arde de gozo y de amor ¿verdad? y es una pequeñísima cosa en comparación con todo lo que van a sentir después, pero ya tienen esa vivencia, esa experiencia de la Beatitud, de la Bienaventuranza Eterna, esta es la vida que va a durar para siempre ¿eh?.

Piensen entre ustedes: ¿qué hay que nos separa?, nada, si somos todos hermanos, hijos tuyos y herederos de tu Gloria, Señor cuánta es nuestra felicidad, tienen que decírmelo Mis queridos, porque Yo veo en vuestros corazones cuán felices son pensando que si Yo estoy con ustedes ya los problemas serán tan pequeños, vistos a Mi Luz todos los problemas serán tan pequeñitos ¿mmm? y también ¿no es cierto? piensen Yo por todo esto Mis queridos no les pido nada, déjense amar, nada más y ustedes dirán: sí, pero el Señor después nos va a pasar la factura, noo Mis queridos, todo este amor se los doy a cambio de nada, a cambio de nada Mis queridos.

Me siento bien estando aquí y también dentro de vuestros corazones, que bien me siento ¿eh?, tengo donde reclinar Mi cabeza.

Yo dije antes, cuando terminemos esto, es que nunca Mis queridos se termina el diálogo entre ustedes y Yo, porque nunca se termina el diálogo entre los que se aman ¿mmm?, díganme: todo lo que puede prometer el mundo tiene valor al lado de todo el amor que están sintiendo, que Yo les estoy manifestando en vuestros corazones?, claro, hay que seguir viviendo e injertarse en el mundo y en las cosas, sino van a ser como Pedro que quería hacer una carpita en el monte, no, tenemos que seguir en medio de los hombres para llevarles estas cosas hermosas que nosotros experimentamos ¿eh?, no podemos hacer lo que dijo Pedro: nos quedamos aquí sentados, nooo, no, no, no, el mundo les espera para que sigan, para que sigan dando todo lo mejor de ustedes.

Claro, a veces uno dice: sí, pero el Señor está allí y Yo no lo veo, por qué algunos sí y otros no, bueno, a Mi no me ven pero tienen hermosos ejemplos aquí para mirar, o ustedes creen que hoy no me he esmerado un poco en inspirarlo a Artemio porque está el Padre José Amado Aguirre ¿mmm?, lo he inspirado más a Artemio, le he dicho decir más cosas ¿mmm?, por él, porque él lo merece, porque cuando Yo le diga: ¿qué hiciste José Amado con los talentos que te di?, aquí están Señor, mirá cuántos que tengo ahora, entra en Mi Reino José Amado el que realmente predicaste y viviste honradamente ¿mmm?.

Por eso a Mi me gusta que los hombres cumplan muchos años, porque los más jóvenes así pueden mirarles y tomar su ejemplo ¿mmm? y de él ustedes pueden tantos ejemplos que tomar ¿mmm?. Sí, su nombre como el de los demás está escrito en los Cielos desde hace mucho, ¿es porque el me consagró en la Eucaristía siempre?, sí, claro pero saben por qué, porque él amó mucho ¿mmm?, él amó mucho a sus hermanos y a Mí y dejó los pedacitos de él en el camino para que escucharan Mi palabra. Entonces sí, porque el tantas veces en el altar hizo que Yo tomara cuerpo y sangre, es decir estaba allí, él consagraba, pero también porque amó mucho, lo repito: amó mucho a sus hermanos y a Mí, bueno al amar a los hermanos me están amando a Mí.

Por eso, Mis queridos es un día muy lindo, ¿saben por qué?, porque la presencia de ustedes, la apertura de ustedes, todo lo que ustedes son han hecho que Yo derrame tanta Gracia, si ustedes quieren hasta pueden tocarla como sobreabunda la Gracia Mis queridos hoy.

Déjense invadir por toda la gracia, déjense invadir Mis queridos, porque el venir hasta este lugar Mis queridos, Yo se los agradezco enormemente porque para Mí y para Mi Mamá, es decir cuando digo para Mí digo para la Trinidad ¿no es cierto?, este es el Santuario más grande de América; ustedes dirán: ¿por qué Señor?, porque en otros lugares Yo no aparecí con Mi Mamá y aquí sí y hace tantos años ya, aunque viste muchos no creen pero esas cosas me tienen sin cuidado y Yo le digo siempre a Artemio: no saben lo que se pierden, no saben lo que se pierden.

Cuando uno viene a este lugar Mis queridos ya no se va como vino, ¿por Artemio?, no, él es Mi gusanito querido, pero es porque aquí están en presencia del Hijo de Dios y Dios mismo, de su Mamá, de todos los Santos, de algunos familiares de ustedes que ya están en la Gloria, por eso, ya nada es igual después de hoy, ya nada es igual después de hoy nada, nada.

No hace falta que les diga que los amo, cuánto ¿eh?, cuánto les amo.

Mi Mamá no habló hoy pero sí quiere repetirles algo que hace con frecuencia, la misma canción que entona todas las noches cuando ustedes se acuestan y si agudizan bien el oído la van a oír, oigan a Mi Mamá, oigan...

Dice Nuestra Madre:

Arrorró mi niño, arrorró mi sol, arrorró pedazo de mi corazón, arrorró mi niño...
Amén.